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1940• Se drena y colmata la Laguna de Catia

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1940•  La autoridades civiles, de común acuerdo con el Banco Obrero (BO) deciden drenar y colmatar la Laguna de Catia y utilizar la superficie recuperada para la ampliación de la Avenida La Laguna y la extensión de las áreas edificables.
La Laguna de Catia data del año 1557. Era un depósito natural de la Quebrada Caroata, que recibía las aguas de sus afluentes: las quebradas Agua Salud, Agua Salada, El Polvorín, Tacagua y Blandín.
La Laguna de Catia tuvo en 1916 un extensión de 487.500 m2 (1.100 m. de longitud por 750 m. de ancho); en 1934, de acuerdo al ingeniero Eduardo Röhl y las mediciones que efectuara para la elaboración de su «Plano de Caracas y sus alrededores» contaba con un área de 35.100 m2 (360 m. de longitud y 150 m. de ancho); y finalmente en 1940, momento en el cual se decide colmatarla solo 1.500 m2 de superficie (225 m. de largo por 35 m. de ancho). Su profundidad siempre osciló en tre los 12 y 10 metros.


Fue durante muchos años un sitio de esparcimiento y recreación popular para quienes utilizando el tranvía llegaban desde distintos sitios de Caracas para remar en pequeñas lanchas de alquiler, merendar al aire libre y disfrutar de su bar La Pulmonía.


(Gran parte de la información obtenida para la realización de esta ficha fue posible gracias a la investigación «Vulnerabilidad Urbana Vinculada con los Cursos de Agua y Lagunas de Caracas: Estudio de Caso Laguna de Catia», realizada por Yolanda Barrientos, Mirsibel Rojas, Liliana Rodríguez, Williams Méndez y Ana Iztúriz, en 2009).

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Laguna de Catia. Ubicación. Eduardo Röhl, 1934. Plano de Caracas y sus alrededores. Escala original 1:30.000. Detalle.

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Laguna de Catia. Ubicación. Ministerio de Obras Públicas, 1940. Plano de Caracas. Detalle. (plano intervenido por Crono Arquitectura Venezuela para resaltar la Laguna)

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1962• Se inaugura el Hospital General de Barcelona

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1962•  El día 18 de diciembre el Presidente de la República, Rómulo Betancourt, inauguró en Barcelona, Estado Anzoátegui, el Hospital General, obra recién concluida por el Ministerio de Obras Públicas (MOP). El edificio de 9 pisos tiene capacidad para 400 camas, así como Servicios Generales, Hospitalización, Tratamiento, Consulta Externa, Laboratorios, Administración, Capilla y Residencia para el personal.
Anexo al Hospital también se puso en funcionamiento una Escuela de Enfermeras para 100 plazas, que cuenta con Servicios Generales, Biblioteca, Auditorio, Laboratorios, Sala de Demostración, Oficinas, Comedor y Cocina y dormitorios.

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1941• Hospital José Gregorio Hernández, Cotiza, Parroquia San José

1941• El Ministerio de Obras Públicas MOP concluye la remodelación del Hotel Las Brisas para transformarlo en el Hospital José Gregorio Hernández, ubicado en la Av. Panteón, Barrio Las Brisas, Cotiza, Parroquia San José. El nuevo centro hospitalario cuenta con medicina interna y cardiología de la tercera edad.
Sin embargo no fue hasta el 2004, 51 años después de estar funcionando en esa edificación, siempre amenazados con el desalojo, que el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales IVSS formalizó la adquisición de la sede de este centro asistencial que cuenta con 88 camas.

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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 278

Según Alfredo Cilento en “El Ministerio de Obras Públicas en la construcción de la infraestructura para el desarrollo (1874-1976)” (Trabajo de Incorporación a la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela, 2015), para el año 1873 Venezuela, era un país eminentemente rural que registraba 1.783.993 habitantes. En Caracas, por su parte, se concentraban un poco más de 50.000 almas.

En ese contexto, la gestión de Guzmán Blanco y su visión de la cultura urbana, introdujo en Caracas a partir de 1874 como parte de un nuevo episodio, elementos novedosos que complejizaron el damero fundacional y el modelo urbano precedente, generando importantes transformaciones arquitectónicas y urbanas de influencia francesa, contando para ello como principal punto de apoyo el Ministerio de Obras Públicas (MOP), creado el mismo año para “supervisar los grandes proyectos en ejecución, bajo la figura de concesiones a empresas nacionales y extranjeras”. La creación del MOP permitió establecer una superestructura técnica y administrativa especializada por encima de las Juntas de Fomento, es decir, sobre las tradicionales organizaciones locales de fomento y construcción, lo que significó consolidar el dispositivo tecno-burocrático ingenieril del Poder Nacional. Los pasos dados por el gobierno de Guzmán Blanco “sentaron las bases de una amplia política modernizadora del aparato del Estado y que se avocó a comunicar las regiones productoras con los puertos, sobre la base de registros confiables de producción y comercio, que permitían localizar y cuantificar los flujos y los volúmenes de exportación e importación”, afirmará Cilento. Así, si sólo Caracas pasaba de 50.000 habitantes; Valencia, Barquisimeto y Maracaibo tenían entre 25.000 y 30.000 habitantes; y El Tocuyo, Tocuyito, San Carlos, El Baúl, Ortiz, El Sombrero, Barbacoas, Altagracia, Zaraza, Tucupido, Yaritagua, San Cristóbal y Mérida, se ubicaban en el rango de 10.000 a 13.000 habitantes.

La cultura urbana, tal como la conoce Guzmán a través de las capitales europeas, no se concibe sin monumentos y edificios importantes, sin paseos y sin lugares amables para la burguesía, interesada no sólo en el trabajo sino también en los placeres de la vida. El fuerte contraste de Caracas –todavía una modesta ciudad postcolonial– con las grandes ciudades que él ha visitado, lo incita a convertirla en un “pequeño París”, que perseguía proyectar como una ciudad moderna, de ideas liberales y civilizadas, próspera, agradable y segura para vivir e invertir.

Esa visión se reflejó claramente en la “Memoria que la Comisión encargada de erigir e inaugurar las estatuas del ilustre americano, regenerador de Venezuela, General Guzmán Blanco, presentó a la legislatura nacional de Venezuela” en 1876, donde se detalla que la inversión en obras de ornato en el Distrito Federal, alcanzó los 2.587.190 bolívares, y la inversión en vías de comunicación, acueductos y cisternas los 971.405 bolívares.

Estas estrategias urbanas sobre la trama fundacional, así como las edificaciones públicas más representativas de la obra de gobierno, que transformaron el entorno urbano poscolonial, fueron representadas en dos planos. El primero, levantado por orden del “Ilustre Americano”, firmado por el General Andrés Level y suscrito por Felipe Tejera en 1874 que se tituló «Plano topográfico de la ciudad de Caracas, capital e los EE.UU de Venezuela»; y el segundo, el “Gran Plano de la ciudad de Caracas, conforme a la reciente numeración i división, segunda edición, dedicada al General Francisco Linares Alcántara”, fechado en 1877 que ilustra nuestra postal del día de hoy.

El plano de 1877 “dibujado, grabado, corregido, aumentado y explicado” a escala 1:4.000 conmemora la presidencia de Linares Alcántara y representa la ciudad de la época, cuya sociedad, cultura, economía y poder se organizaban alrededor del espacio.

Poco sabemos de su autor, Juan de la Cruz Martínez y su labor como ingeniero y cartógrafo. Sin embargo, en el plano son verificables algunos aspectos técnicos y artísticos que permiten apreciar también su capacidad como dibujante y grabador amén de sus dotes didácticas.

El General Francisco Linares Alcántara (“El gran demócrata”) fue electo Presidente de Venezuela para el bienio 1877-1879, comenzando su mandato el 2 de marzo de 1877. Sin embargo, su gobierno tuvo escasos 18 meses de duración. Linares Alcántara emprendió un gobierno reformista que se fijó como meta, según Francisco González Guiñán en Historia contemporánea de Venezuela (1924), seguir “desarrollando…próspera y fuerte, la Regeneración de la Patria”. Sus metas se orientaron a una mayor apertura política y al respeto por los derechos individuales. Esta “democratización” se vio reflejada tambien al permitirle a los estados una mayor autonomía, pudiendo disponer de una suma del presupuesto nacional para aquellas Obras Públicas “que las autoridades … consideraran como más beneficiosas para su respectivo estado”, para lo cual es bueno recordar que el Decreto núm. 2.094, emitido por el Congreso el 15 de mayo de 1878, estipulaba que cada entidad recibiría, del presupuesto nacional de Obras Públicas, la suma anual de Bs. 120.000.

Esto significó un giro radical con respecto al control centralizado de los proyectos de obras públicas que se había llevado a cabo durante el Septenio (1870-1877), a lo cual habría que sumar que bajo el mandato de Linares Alcántara también se ordenó abolir parte de la legislación urbana promulgada por el anterior gobierno guzmancista, que incluyó la aprobación del Decreto para la demolición de las estatuas de Antonio Guzmán Blanco (promulgado el 19 de diciembre de 1878), como símbolo del rechazo político hacia su gestión gubernamental, acciones que fueron coordinadas en Caracas por Manuel Hernández Sosa, a cargo de las Obras Públicas; Juan de Dios Monzón, a cargo del Crédito Público; y José de los Santos Escobar quién se desempeñó en la gobernación del Distrito Federal.

Un claro signo de la política de Linares Alcántara fue también la reapertura del Colegio de Ingenieros, que había sido clausurado por el Ilustre Americano. También cabe destacar que en 1874 se crea la Facultad de Ciencias Exactas en la Universidad Central de Venezuela, “en la cual se otorgarán los títulos de agrimensor e ingeniero, despojados de todo componente militar y que en 1877 se gradúa la primera promoción (siete egresados) de la Facultad de Ciencias Exactas de la UCV”, tal y como apunta Carlos Genatios en Ciencia y tecnología en Venezuela (2004).

El plano en homenaje a Linares Alcántara, muestra las fachadas de las edificaciones que forman parte de la obra de Gobierno enmarcados en el proceso de modernización del país, bajo el modelo de estado nación, como es el caso del Palacio Legislativo y el Capitolio, obra de Luciano Urdaneta (1873). Este edificio público de carácter monumental compuesto por dos grandes cuerpos, no se ajustaría a las dimensiones de la cuadra tradicional. Se construiría como excepción a la receta formal de ocupación de la manzana seguida hasta entonces. Su forma no solo aspiraría a introducir un nuevo lenguaje arquitectónico, sino tambien a generar una nueva centralidad urbana rompiendo con los cánones establecidos y reforzado por nuevos espacios públicos. Por otro lado, la Plaza Guzmán Blanco, también dibujada en el plano, se construye para articular de forma coherente la fachada del Capitolio con la fachada de la Universidad, adyacente al Museo Nacional. Para ello, la calle se ensancha y la dimensión de la manzana sur se reduce permitiendo insertar un espacio en que se exhibía la estatua ecuestre de Guzmán.

Este coherente conjunto, testimonia una obra de gobierno que intentó cambiar el carácter colonial de Caracas introduciendo elementos del urbanismo decimonónico francés, tales como calles arboladas, paseos y plazas.  Junto a la Plaza San Jacinto, la adyacente a la Iglesia de Altagracia, y La Candelaria, ubicadas en esquina, estas transformaciones urbanas estarían destinadas a enriquecer el damero fundacional.

Bajo esta óptica, se construye el Paseo Guzmán Blanco, en la colina de El Calvario, como lugar de recreo para la ciudad con un doble propósito: resolver el proyecto de acueducto de Macarao y crear un mirador hacia la ciudad. A ellos se sumará el Teatro Guzmán Blanco (1876), proyecto de Esteban Ricard, un edificio cuyo peristilo y vestíbulo invaden la antigua Plaza San Pablo.

En el plano, destaca con fuerza el orden impuesto a partir de los ejes de las avenidas norte-sur y este-oeste, que se representan mas anchas, y se intersectan en la esquina noreste de la “Plaza de Bolivar”, estableciendo una nueva jerarquía para las calles. En relación a ellas se realiza una numeración “tomada al principio y fin de cada cuadra”.  También el plano evidencia que la subdivisión parroquial que se arrastraba no guardará relación con estos ejes, y la definición de las parroquias no seguirá criterios geométricos para hacerlas equivalentes en superficie y territorio.

A lo anterior se sumó el hecho de que hacia fines del siglo XIX, Caracas ya contaba con múltiples calles ininterrumpidas, en sentido Norte-Sur y Este-Oeste, orientadas a mantener la continuidad de la red vial. Tal fue el caso de la prolongación de la calle sur 5 sobre el Guaire, y la construcción de los primeros puentes de hierro entre 1874 y 1876. En tal sentido, Cilento apuntará que “Entre 1874-1875 se construyó el Puente Regeneración o Puente Hierro sobre el Guaire, como prolongación de la calle sur 5 este, proyecto de Luciano Urdaneta y H. Cook de la empresa británica The Crumlin Viaduct, que también produjo las estructuras metálicas de las cubiertas del Palacio Legislativo (Capitolio) y del Teatro Guzmán Blanco (Teatro Municipal)”.

Estas acciones urbanas y transformaciones estéticas que consideraron el damero fundacional como soporte, afianzarían la cuadrícula y potenciarían la estructura y belleza de la capital, aspecto que se acentuaría en los próximos años, con la superposición de una nueva nomenclatura urbana capaz de orientar y crecer junto con la ciudad, y que coexistiría con la tradición caraqueña de nombrar las esquinas.

Al fallecer Linares Alcántara repentinamente en noviembre de 1878, muchos aseguran que culminó la aventura reformista iniciada con su ascenso al poder y el proceso de rechazo contra Guzmán Blanco comenzado en abril de 1877. Con la muerte de Linares Alcántara tomaría fuerza la llamada Revolución Reivindicadora, cuyo objetivo era el retorno al país del Ilustre Americano y con ello poner fin a lo iniciado por “El gran demócrata”. El “Gran plano de la ciudad de Caracas…” tiene el sello de los EE.UU. de Venezuela, Ministerio de Obras Públicas, Archivo General de Planos y pertenece a la colección de la Biblioteca Nacional.

IGV

¿SABÍA USTED…

… que en 1961 se inaugura el Distribuidor “El Pulpo”?

Desde el mismo momento en que formando parte del Plan Rotival (1939) se elaboró un “Plano de la circulación futura por las nuevas avenidas y calles”, a pesar de los aires decimonónicos de algunos tramos de la propuesta, quedó sembrada la semilla para que posteriormente, tras el “Proyecto del Plan Arterial para Caracas” planteado por Robert Moses en 1948 y luego del “Plano Regulador de Caracas” de 1951 realizado por la Comisión Nacional de Urbanismo con la asesoría del Josep Lluís Sert, Francis Violich y los propios Moses y Rotival, y el “Plan Municipal de Vialidad” (también de 1951), se impusiera una visión netamente norteamericana, convirtiéndose la capital en una ciudad de autopistas, distribuidores y viaductos que buscaba a toda costa resolver el alarmante aumento que sufrió el parque automotor de 46.000 unidades en 1946 y a 206.000 en 1955. Desde entonces el automóvil pasó a ser el dueño y señor del espacio urbano pese a que la población varió desde la década de los cuarenta hasta finales de los sesenta, de 700.000 a 3.000.000 de habitantes requiriéndose no sólo crear los dispositivos que facilitaran la fluidez del tránsito sino sobre todo enfrentar con decisión el problema del transporte público.

1. Robert Moses. Plan de las principales arterias para Caracas (1948)
2. Propuesta de Maurice Rotival para la avenida Bolívar (1959) publicada en
L’Architecture d’aujourd’hui

Como ilustración de lo que intentamos afirmar valga la pena recordar (ver Contacto FAC nº 224 del 16/05/2021) que cuando en junio de 1952 el Ministro de Obras Públicas, Gerardo Sansón, presentaba en público el Plano Regulador de Caracas elaborado en 1951, puso en evidencia cómo “además de los usos de la tierra propuestos y de las unidades vecinales que los encierran, la vialidad fue la estructuradora esencial… En primer lugar con el sistema de autopistas… Después con los alimentadores… Finalmente, con los seis sistemas internos del Plan Municipal de Vialidad, cuya sola enumeración permite, desde el presente de la capital, calibrar la magnitud del proyecto”, tal y como nos aclarará Juan José Martín Frechilla en Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas moderna (2004).

3. MOP-Comisión Nacional de Urbanismo. Plano Regulador de Caracas (1951)
4. Junta Militar de Gobierno-Gobernación del Distrito Federal. Plan Municipal de
Vialidad (1951)
5. Gobernación del Distrito Federal-Dirección de Obras Municipales. Plan de
vialidad de Caracas (1953)
6. Circa 1954. Izquierda: Distribuidor La Bandera. Derecha: Distribuidor Plaza
Venezuela

Así, lo que en el Plan de Moses se denominó “Vía expresa Río Guaire” daría pie al desarrollo de la que fue conocida como “Autopista del Este” (posteriormente “Francisco Fajardo”) desde El Paraíso hasta Petare. Por su parte en el Plan Municipal se registra el trazado de lo que se denominó como “Acometida del Sur” germen de lo que sería la Autopista Valle-Coche que se convertiría en el principal acceso a la ciudad desde el occidente del país, derivándose de ella, una vez se concluyen los trabajos del Sistema Urbano La Nacionalidad, el distribuidor La Bandera que inyectaría a través de las avenidas Nueva Granada y Fuerzas Armadas el tránsito proveniente de la Valle-Coche al centro de la ciudad. La solución para conectar y darle continuidad a las dos vías expresas mencionadas (la autopista del Este y la Valle Coche) es lo que daría origen al diseño y construcción del Distribuidor “El Pulpo”.

7. Arriba: Distribuidor «El Pulpo» (1961). Abajo izquierda: Distribuidor «La Araña»
(1966). Abajo derecha: Distribuidor «El Ciempiés» (1972)

Serán los gobiernos democráticos surgidos a partir de 1958 los que impulsen la realización de los más importantes distribuidores viales con los cuales se identificó Caracas, los cuales le imprimieron un aire de modernidad que ya la arquitectura había anticipado en años anteriores. Bautizados con nombres de animales (criaturas dirán otros) a Rómulo Betancourt le corresponderá realizar entre 1958 y 1961 el ya mencionado “Pulpo” siendo Santiago Hernández Ron y Rafael de León Álvarez los Ministros de Obras Públicas encargados de impulsar la obra. Raúl Leoni inaugurará “La Araña”, construido entre 1959 y 1966, con Leopoldo Sucre Figarella a la cabeza de la cartera del MOP; y Rafael Caldera hará otro tanto con “El Ciempiés” en 1972 con José Curiel como su Ministro de Obras Públicas. A ellos se sumarían adquiriendo la misma denominación de distribuidores todas las derivaciones de las autopistas que permitían acceder a diferentes sectores de la ciudad (Baralt, Plaza Venezuela, Altamira, Santa Cecilia, Los Ruices, La California, por citar sólo unos cuantos) derivándose a partir de allí toda la tipología de vías que los especialistas manejan a la perfección para permitir la llegada a cada lugar específico: arteriales, colectoras y locales; alimentadores, primarias y secundarias; troncales, locales, ramales y subramales; los más convencionales de avenidas, bulevares, paseos, calles y callejuelas; o el más general de peatonales y vehiculares.

8. Distribuidor «El Pulpo». Izquierda: en plena construcción. Derecha: vistas desde
diferentes ángulos

“El Pulpo”, cuya información hoy queremos ampliar, fue una obra proyectada para ser realizada en concreto armado por el ingeniero Marcos Rafael Guerra Montes de Oca, promovida por la Dirección de Vialidad del MOP. Permite, utilizando 8 kilómetros de longitud de vías nuevas, como ya adelantásemos, la conexión entre las Autopistas Francisco Fajardo (Este-Oeste) y la Autopista Valle-Coche (El Valle).

Su trazado, que sigue estrictamente las normas establecidas para el diseño de estos dispositivos, trajo sin lugar a dudas un importante impacto ambiental y un marcada modificación del paisaje urbano del sector donde se insertó: la confluencia de los ríos Guaire y El Valle (que guiaban los trazados de las autopistas que empalmó) a la altura de los estadios de la Ciudad Universitaria, en la parroquia El Recreo, municipio Libertador.

Las características estructurales del distribuidor, visto como un objeto que en cierta medida se impone amenazante y sin miramientos al contexto, le otorgan una imagen con valor propio que adquiere en ocasiones (como cuando transcurre sobre el rio Valle y se coloca en paralelo a la conexión entre Los Chaguaramos y Colinas de Bello Monte) el aspecto de una edificación brutalista. La condición pionera de “El Pulpo”, sus pórticos gigantescos, sus columnas y estructuras superpuestas representaron en su momento una demostración de manejo audaz de requerimientos técnicos y un reto para obras posteriores que siguieron su misma línea.

Como dato adicional valga añadir que la obra había sido iniciada en septiembre de 1958 por una sola empresa: VOLCA, C.A., pero durante la construcción, debido a las dificultades asociadas a los trabajos tales como: las condiciones urbanas, tráfico intenso y las obras hidráulicas requeridas para encauzar los ríos Guaire y El Valle que convergen sobre los estribos de la obra, se decidió convocar a otras tres empresas, lográndose poner en servicio por etapas terminándose completamente en 1961.

Según la Gaceta oficial 371.827 el Distribuidor “El Pulpo” es un Bien de interés cultural por resolución del Instituto de Patrimonio cultural venezolano por formar parte del conjunto de lugares y sitios que le confieren a la Caracas moderna su identidad urbana.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado. Colección Crono Arquitectura Venezuela

  1. Our Architects en Caracas. Arquitectura Norteamericana en Caracas. 1925-1975, 2017

2. Marta Vallmitjana (coord.). El Plan Rotival. La caracas que no fue, 1991

3, 4 y 5. Juan José Martín Frechilla. Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas moderna, 2004

6. https://es.dbpedia.org/page/Distribuidor_La_Bandera y https://mapio.net/pic/p-25125156/

7. https://twitter.com/padrejosepalmar/status/722433336543748097, https://es.wikipedia.org/wiki/Distribuidor_La_Ara%C3%B1a y https://primicias24.com/tal-dia-como-hoy/279524/1972-se-inaugura-el-distribuidor-ciempies-en-caracas/

8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad y http://laguiadecaracas.net/31148/criaturas-de-la-ciudad-los-distribuidores-viales-de-caracas/