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NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Luigi Caccia Dominioni, ejercicios de estilo

Mónica Alberola Peiró

Ediciones Asimétricas

2024

Nota de los editores

Este libro supone un recorrido por la obra residencial de Luigi Caccia Dominioni, que se pretende sirva para aprender de sus obras y alcanzar lo que de actual hay en la lección contenida en sus espacios residenciales: la vigencia y sobre todo la necesaria actualidad de volver a unas planimetrías hechas desde el instinto, para un habitar desde dentro hacia fuera sin buscar el espectáculo formal como resultado, recuperar la importancia de la composición y el detalle de las fachadas, sin dejar de lado el fundamental compromiso que tiene la arquitectura con la historia, con la ciudad y con sus ciudadanos. El renombrado Estilo de Caccia es en realidad un ejercicio atemporal, no en busca de un estilo propio sino de un compromiso personal, heredero de la ética de su educación y de su pertenencia a una de las familias más antiguas de la ciudad de Milán. LCD trabaja en Milán, pertenece a una generación destinada a reconstruir el país justo después de su devastación a causa de los bombardeos aliados, y hay que destacar que lo hace algunos años antes de la definición teórica de Ernesto N. Rogers. El interés por la contribución de la arquitectura a la ciudad está presente en todos los proyectos; la construcción o recuperación de un ambiente propio a cada uno de ellos es un modo de hacer que asegura la pertenencia al imaginario colectivo, de modo que se construye lo urbano desde la arquitectura. El conocimiento de las primeras obras residenciales y su posterior análisis a través de la siguiente escala de observaciones avalarán o no el verdadero Stile di Caccia.

Comentario

Palacios colectivos

Sobre Luigi Caccia Dominioni

Eduardo Mangada

01/03/2024

Tomado de arquitecturaviva.com

En el arruinado Milán de la dopoguerra apareció una pléyade de arquitectos que se comprometió, en la teoría y en la práctica, con la reconstrucción física y simbólica de la ciudad. Nombres como Gio Ponti, Luigi Moretti, Ernesto Nathan Rogers o Ignazio Gardella se sumaron a una tarea colectiva que se confió en gran medida a la arquitectura y al edificio aislado, adelantándose al Manuel de Solà-Morales que luego afirmaría que no hay nada que haga más ciudad que un buen edificio.

Esta conjunción de buenos arquitectos y buenas obras, junto con la formulación de debates sobre la vivienda y la ciudad, es lo que ha permitido hablar de un estilo Milano, no tanto por la obediencia a un dogma disciplinar compartido, sino por el denominador común en la manera de hacer y en la conducta de los arquitectos frente a la ciudad.

En este ambiente se desenvolvió también Luigi Caccia Dominioni, un profesional poco conocido y divulgado que rescata ahora Mónica Alberola. Con buen criterio, deja que sea el propio protagonista quien confiese cuáles fueron sus ideas a la hora de enfrentarse a la arquitectura residencial, desde su particular condición aristocrática y católica: «Soy arquitecto hasta la médula y encuentro urbanismo en todas partes».

Junto al introito autobiográfico, la autora nos traslada una posible definición del centro de Milán como una città introversa, una ciudad orientada al interior que sorprende por la variedad y belleza de sus patios, jardines o pasajes, cuidada y heredada del siglo XIX. Así se comprende mejor la obra de Caccia Dominioni, resumida en este libro a través de siete edificios construidos entre 1947 y 1959 y destinados a alojar a una burguesía poderosa, con voluntad de exhibir su estatus haciendo sus casas lo más parecidas posible a los añorados palacios ochocentistas.

Podemos apreciar esta aspiración en los recurrentes accesos amplios desde la calle, que conducen hasta patios interiores y rotundas escaleras que, como potentes columnas, parecen sostener el edificio. En cada planta, son también los espacios públicos —vestíbulos, pasillos o estancias de paso— los que, sabiamente articulados, vertebran la, más que vivienda, casa: espacios ‘vacíos’ que serían mal vistos por cualquier promotor actual, ya que a veces llegan a alcanzar el 37% de la superficie.

Alberola confía al dibujo el análisis de esos siete edificios. Dibujos acompañados de precisos comentarios que parten de una planimetría bien definida a igual escala para todos ellos, con la presentación correcta cuya ausencia hay que lamentar en muchas otras publicaciones sobre ostentoso papel couché. Respetuoso con las ideas del arquitecto, el estudio se centra en la planta de los edificios, que evidencia el juego del vacío como elemento estructurante del proyecto.

Aunque son estos esquemas los que entiendo más interesantes, el volumen no descuida otros aspectos como los alzados, tanto en su composición general, como en la distribución y proporciones de los huecos o los materiales. Completan el libro unas breves páginas en las que Alberola resume los aspectos disciplinares más interesantes que ha desentrañado en su viaje por la historia arquitectónica de Milán y la aportación importante, aún hoy, de Luigi Caccia Dominioni a la arquitectura residencial. Una aportación que, a pesar de su lejanía, puede reverdecer en nosotros la necesaria reflexión sobre la vivienda concebida como casa.

ACA