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LA NOTICIA DE LA SEMANA (III)

Museo de Arte Contemporáneo de Chengdu (2011).

¿Quién es Liu Jiakun? 10 cosas que debes saber sobre el Premio Pritzker 2025

Escrito por Nour Fakharany

Traducido por José Tomás Franco

Tomado de archdaily.com

Publicado el 04 de marzo de 2025

Liu Jiakun, ganador del Premio Pritzker 2025, ha pasado décadas redefiniendo la arquitectura china, combinando utopía y función, así como compromiso social y memoria personal. Sus edificios reflejan la vida cotidiana de la gente común, concebidos con una profunda comprensión del lugar, la cultura y la materialidad. Rechazando la búsqueda de un estilo arquitectónico fijo, Jiakun apuesta por una estrategia en lugar de una estética distintiva, adaptando cada proyecto a su contexto y necesidades específicas. Su trabajo integra historia y urbanismo contemporáneo, colectivismo y experiencia individual, densidad y apertura, ofreciendo respuestas oportunas a los desafíos de la rápida urbanización.

El enfoque de Jiakun está profundamente arraigado en la filosofía china, el sentido común y la artesanía local, asegurando que la arquitectura emerja de su entorno de manera natural en lugar de imponerse sobre él. Sus edificios reflejan una autenticidad que dialoga tanto con el pasado como con el presente, evitando los grandes gestos en favor de espacios que fomentan la interacción, la espiritualidad y la conexión humana.

“Liu Jiakun es pionero en una nueva forma de vivir juntos, donde la densidad ya no es la antítesis de la apertura. Sus diseños adoptan y refuerzan los estilos de vida de sus usuarios, creando edificios que se revitalizan gracias al público”. – Alejandro Aravena, presidente del jurado del Premio Pritzker 2025

1. Vida temprana y educación: del arte y la literatura a la arquitectura

Museo de Arte de Esculturas de Piedra de Luyeyuan en Chengdu (2002).

Nacido en Chengdu, China, en 1956, Liu Jiakun no tenía inicialmente la intención de convertirse en arquitecto. En un principio, aspiraba a ser pintor y escritor, atraído por el poder expresivo de las artes. Sin embargo, al considerar que la arquitectura estaba estrechamente relacionada con el dibujo, aplicó al Instituto de Arquitectura e Ingeniería de Chongqing. Después de graduarse en 1982, trabajó brevemente en la Academia de Diseño Arquitectónico de Chengdu, una experiencia que describió como «poco agradable». Decepcionado por la estructura rígida de la profesión, abandonó la arquitectura por completo y emprendió un viaje de autoexploración que se extendió por más de una década. Durante este tiempo, vivió en el Tíbet y Xinjiang, donde practicó meditación, pintura y escritura, mientras trabajaba oficialmente como escritor en la Academia de Literatura. Su inmersión en las artes lo llevó a publicar varias obras de ficción, reforzando su convicción de que la creatividad debe ser profundamente personal y estar ligada a la experiencia humana.

En 1993, Jiakun llegó a un punto de inflexión cuando asistió a una exposición de arquitectura organizada por un antiguo compañero de clase. Ver esos proyectos reavivó su interés por el entorno construido, llevándolo a darle una nueva oportunidad a la arquitectura. En 1999, fundó Jiakun Architects en su ciudad natal, Chengdu, marcando el inicio de una carrera que pronto recibiría reconocimiento internacional por su profundidad cultural y conciencia social.

2. Filosofía arquitectónica: la estrategia antes que el estilo

Museo de relojes en Chengdu (2007).

El trabajo de Liu Jiakun no se define por la repetición estilística, sino por una respuesta profunda al lugar, los materiales y las necesidades sociales. Cree que la arquitectura debe surgir de forma natural de su contexto, respondiendo a las tradiciones locales, el clima y el comportamiento humano, en lugar de seguir las tendencias globales. Sus diseños priorizan el sentido común y la sabiduría sobre los marcos teóricos rígidos, asegurando que sus edificios sean funcionales, poéticos y socialmente atractivos. «Siempre he aspirado a ser como el agua, impregnando los entornos y lugares locales, que con el tiempo se solidificarán y se transformarán en arquitectura», explica Jiakun. Su enfoque está influenciado por la filosofía china y el pensamiento heideggeriano, en particular la idea de que la arquitectura debe evocar un sentido de poesía y atmósfera, más que limitarse a cumplir una función práctica.

3. Consultar con artesanos locales antes de finalizar el diseño

Parque de las Ruinas del Horno Imperial de Suzhou y Museo del Ladrillo del Horno Imperial (2016).

Uno de los aspectos más distintivos de su proceso es la colaboración con trabajadores locales, lo que garantiza que sus diseños sean construibles, funcionales y arraigados en la artesanía vernacular. Como él mismo describe: «Una vez que entiendo lo que pueden hacer los trabajadores, entonces puedo diseñar mi edificio». Esta filosofía permite que su trabajo mantenga un sentido de honestidad y autenticidad, preservando el toque humano. Al evitar la complejidad innecesaria, abraza las imperfecciones propias de la construcción artesanal, logrando así una arquitectura más genuina y cercana a su contexto.

4. Priorizar el espacio público en ciudades de alta densidad

Museo de Arte Contemporáneo de Chengdu (2011).

A medida que los centros urbanos se vuelven cada vez más densos, Liu Jiakun desafía el enfoque tradicional de zonificación, que separa los espacios residenciales, comerciales y públicos en áreas aisladas. En su lugar, aboga por entornos integrados, donde distintas funciones coexisten armoniosamente, fomentando la interacción comunitaria y la accesibilidad. Sus proyectos priorizan la transitabilidad, los espacios públicos de reunión y los recursos compartidos, asegurando que la densidad urbana no ocurra a expensas de la habitabilidad. Uno de los ejemplos más notables de este enfoque es el Xicun Compound (Chengdu, 2015), un complejo de uso mixto de cinco pisos que desafía el modelo convencional de gran altura dominante en muchas ciudades chinas. En lugar de una estructura rígida con zonas estrictamente definidas, Xicun Compound funciona como un espacio fluido e interconectado, donde los ámbitos privado y público se integran de manera orgánica. Al repensar la interacción entre espacios públicos y privados, Liu Jiakun propone una visión alternativa para la planificación urbana sostenible y socialmente comprometida, que prioriza a las personas sobre los vehículos, la interacción sobre el aislamiento y los espacios compartidos sobre la división.

West Village en Chengdu (2015).

El proyecto West Village de Liu Jiakun introduce una nueva tipología urbana que difumina las fronteras entre arquitectura, espacio público y paisaje. Concebido como un «maxi-patio», este desarrollo transforma una manzana entera de la ciudad en un entorno multidimensional y socialmente vibrante, con el objetivo de redefinir la forma en que interactúan los espacios públicos y privados en las ciudades chinas modernas. A diferencia de los complejos residenciales tradicionales de gran altura, que priorizan las unidades de vivienda individuales sobre los espacios comunitarios, West Village está diseñado para promover la interacción social y las experiencias compartidas. El desarrollo cuenta con pasarelas elevadas, terrazas verdes y patios interconectados, que ofrecen múltiples conexiones visuales y rutas de movimiento. Al integrar parques, instalaciones deportivas, espacios comerciales y lugares culturales en un único marco arquitectónico, Jiakun reintroduce el concepto de vida comunitaria en el entorno urbano contemporáneo.

5. Reinterpretando la arquitectura china

Proyecto de renovación LOFT de la ciudad antigua de Anren (fábrica de Ningliang). Sichuan, China (2017).

Liu Jiakun se inspira en la arquitectura tradicional china, pero la reinterpreta de una manera innovadora y profundamente arraigada en la memoria cultural. Por ejemplo, el Museo Imperial de Ladrillos Dorados del Horno de Suzhou (2016) no replica las estructuras de los antiguos pabellones, sino que reinventa sus cualidades espaciales, utilizando materiales contemporáneos para crear una sensación de apertura, transparencia y continuidad histórica. De manera similar, el Museo de Arte de Esculturas de Piedra de Luyeyuan (2002) combina el diseño museístico contemporáneo con la filosofía de los jardines tradicionales chinos. Aquí, los patios, senderos y fuentes generan una interacción fluida entre la arquitectura y la naturaleza, reforzando el principio chino de armonía entre los entornos naturales y los creados por el hombre. La capacidad de Jiakun para honrar la tradición sin caer en la nostalgia lo distingue. No le interesa recrear el pasado, sino extraer su sabiduría y aplicarla de maneras que sigan siendo relevantes en la sociedad contemporánea.

6. Pioneros en el uso de ladrillos reutilizados, después del terremoto de 2008

Rebirth Brick («Ladrillos Renacidos») (c.2009).

Después del terremoto de Sichuan de 2008, que devastó vastas regiones de China, Liu Jiakun respondió con una técnica innovadora para reciclar escombros y convertirlos en nuevos materiales de construcción. Este método, al que llamó «ladrillos renacidos», permitió a las comunidades reconstruir utilizando los restos de sus hogares destruidos, transformando el desastre en resiliencia. Una de las aplicaciones más significativas de esta técnica fue el Memorial Hu Huishan (Chengdu, 2009), una estructura pequeña pero profundamente simbólica, dedicada a una niña de 15 años que perdió la vida en el terremoto. El uso de los ladrillos de renacimiento por parte de Jiakun trascendió la reconstrucción inmediata. Incorporó estos materiales reciclados en proyectos como el Campus Novartis de Shanghái, el Museo Shui Jing Fang y el Complejo Xicun, asegurando que el legado del terremoto no se borrara, sino que quedara integrado en la nueva arquitectura.

7. Equilibrando la historia y la innovación

Parque de las Ruinas del Horno Imperial de Suzhou y Museo del Ladrillo del Horno Imperial (2016).

La arquitectura de Liu Jiakun suele entablar un diálogo entre el pasado y el presente. Un ejemplo clave es el Museo de las Ruinas de la Calle Shui Jing de Chengdu, que integra restos arqueológicos en un espacio público activo. En lugar de conservar el sitio como un artefacto histórico estático, Jiakun lo incorpora a la vida cotidiana de la comunidad, permitiendo a los visitantes experimentar la historia como una parte viva del tejido urbano. De la misma manera, la Renovación de la Cueva Tianbao (Luzhou, 2021) demuestra cómo la arquitectura contemporánea puede integrarse armoniosamente en los paisajes naturales. A través de proyectos como estos, Liu Jiakun muestra que la historia no es algo que deba congelarse en el tiempo, sino un legado en constante evolución que puede adaptarse a las nuevas necesidades sociales.

8. Una voz líder en la arquitectura china contemporánea

Museo de Arte Contemporáneo de Chengdu (2011).

A Liu Jiakun se le compara frecuentemente con otros arquitectos chinos pioneros como Wang Shu, Zhu Pei y Yung Ho Chang, pero su enfoque es exclusivamente personal. A diferencia de algunos de sus contemporáneos, que suelen emplear materiales tradicionales recuperados en su trabajo, Jiakun prefiere reinterpretar formas históricas mediante métodos de construcción contemporáneos. Se considera a sí mismo un «recién llegado» a la escena arquitectónica independiente de China, tras haber pasado más de una década fuera de la profesión, dedicado a la literatura y la exploración artística. Sin embargo, este camino poco convencional le ha otorgado una perspectiva distintiva sobre la arquitectura, libre de las restricciones académicas rígidas. En lugar de resistirse a la globalización, Jiakun sostiene que la arquitectura debe integrar tanto ideas locales como globales, afirmando: «Las ideas deben compartirse y multiplicarse. Deberíamos tomar lo que es esencial de diferentes culturas para enriquecer la nuestra».

9. Exposición en la Bienal de Venecia y el Serpentine Pavilion

Representación del Pabellón Serpentine Beijing 2018, diseño de Jiakun Architects.

El trabajo de Liu Jiakun ha sido ampliamente reconocido en el escenario mundial, con múltiples apariciones en la Bienal de Arquitectura de Venecia. Sus proyectos se exhibieron en la 11.ª (2008) y la 15.ª (2016) edición de la Bienal, destacando su profundo compromiso con la identidad regional, las tradiciones vernáculas y la responsabilidad social en la arquitectura. Más allá de Venecia, la filosofía y la práctica arquitectónica de Jiakun fueron el foco de una exposición individual en la Galería AEDES de Berlín en 2017, una de las galerías de arquitectura más importantes del mundo. En 2018, Liu Jiakun fue invitado a diseñar el primer Pabellón Serpentine en Pekín, un hito importante en su trayectoria internacional. El Pabellón Serpentine, establecido originalmente en Londres en 2000, es uno de los encargos arquitectónicos más influyentes del mundo, con diseños de figuras como Zaha Hadid, Rem Koolhaas, Bjarke Ingels y Frida Escobedo. La selección de Jiakun para la edición de Pekín reflejó su creciente reconocimiento más allá de China, posicionándolo entre los arquitectos más innovadores del mundo.

10. Escritor, filósofo y educador

Parque de las Ruinas del Horno Imperial de Suzhou y Museo del Ladrillo del Horno Imperial (2016).

Más allá de su práctica arquitectónica, Liu Jiakun se dedica activamente a la enseñanza, el discurso público y la exploración intelectual, utilizando estas plataformas para reflexionar sobre las dimensiones filosóficas, culturales y sociales de la arquitectura. Su filosofía de diseño prioriza la sabiduría vernácula, el ingenio y las estrategias de baja tecnología sobre las soluciones industrializadas de alta tecnología. Cree en la «tecnología apropiada», un enfoque que valora la simplicidad, la accesibilidad y la sostenibilidad a largo plazo por encima del espectáculo arquitectónico. Este pensamiento se refleja en sus obras construidas, donde colabora frecuentemente con trabajadores locales, integra materiales recuperados y se adapta con ingenio a las limitaciones del mundo real.

Retrato de Liu Jiakun.

Como docente, Liu Jiakun ha desempeñado un papel clave en la configuración del discurso arquitectónico. Es profesor visitante en la Academia Central de Bellas Artes de Pekín, una de las instituciones de arte y diseño más prestigiosas de China, donde anima a los estudiantes a reflexionar críticamente sobre el papel de la arquitectura en la sociedad contemporánea. Además, ha impartido conferencias en destacadas instituciones internacionales, como el MIT, el Royal College of Art de Londres y la Ciudad de la Arquitectura y el Patrimonio de París, participando en debates globales sobre la evolución de la arquitectura en relación con la cultura, la identidad y el desarrollo urbano. A través de estas plataformas, sigue influyendo en la próxima generación de arquitectos y desafiando las narrativas convencionales sobre el diseño moderno.

ACA

LA NOTICIA DE LA SEMANA (II)

Memorial de Hu Huishan, 2009.

El Premio Pritzker 2025 reconoce la arquitectura humanista de Liu Jiakun

Anatxu Zabalbeascoa

Tomado de elpais.com

4 de marzo de 2025

El proyectista chino se alza con el máximo galardón en su campo por su defensa de los legados culturales, la memoria y el espacio público y cuestiona la globalización de las ciudades chinas

En Sichuan, cerca del Museo Jianchuan, hay una casita muy sencilla levantada con ladrillos fabricados a partir de los escombros que dejó el terremoto que, en 2008, terminó con la vida de 90.000 personas y arrasó buena parte de la provincia. Esa casita, con cubierta a dos aguas, como la que dibujaría cualquier niño, es el trabajo favorito de Liu Jiakun (Chengdu, China, 1956), el nuevo ganador del Pritzker, el premio de arquitectura más importante a nivel internacional, que se ha dado a conocer este martes. Y lleva el nombre de una niña, Hu Huishan, que, con 15 años, murió aplastada por los escombros del instituto donde estudiaba cuando el terremoto hizo temblar su ciudad.

Perteneciente al considerado grupo de la vanguardia arquitectónica china —con Dong Yugan, Liu Xiaodong o Wang Shu (ya premiado con el Pritzker en 2012)—, Jiakun acudió a Sichuan para prestar ayuda como arquitecto. Observó la gran cantidad de escombros y decidió emplear esos materiales para la fabricación de ladrillos (re-birth bricks) que comenzó a utilizar en sus proyectos a partir de entonces. También dedicó tiempo a hablar con la gente para entender qué necesitaba. Fue así cómo consoló a los padres de Hu Huishan. Y fue capaz de anticipar que un memorial a la vida segada de una niña de 15 años era algo necesario, no solo para honrar su recuerdo. También para, en el futuro, detenernos, obligarnos a pensar y recordar. Para advertir sobre la fugacidad y fragilidad de la vida.

Memorial de Hu Huishan, 2009. Hu Huishan tenía 15 años cuando el terremoto de Wenchuan hizo temblar su instituto. Murió bajo los escombros. Su silla vacía, sus dibujos, su mochila y sus raquetas la recuerdan y advierten de la fragilidad de la vida.

Ese memorial con forma de casa es un espacio pintado de rosa del suelo al techo porque ese color era el favorito de la adolescente. Está aparentemente vacío —apenas contiene el escritorio de Hu, sus raquetas de voleibol, algunos de sus dibujos y la mochila que la joven llevaba al instituto—. Esa idea de rescatar la memoria como riqueza y como advertencia está presente en toda la obra de este arquitecto. También en su actitud vital, que conecta la arquitectura con la filosofía, la escritura y, sobre todo, con una humanidad que la modernidad pareció descuidar.

Museo de escultura pétrea de Luyeyuan, 2002, Chengdu, China. En este museo sin ventanas la luz se filtra por los huecos entre volúmenes. La vegetación, el agua y la piedra conviven en el patio de acceso con muros de ladrillo cincelados para ocultar las instalaciones.

Su trabajo —reciclando materiales, rescatando tradiciones, actualizando la memoria de los lugares y reconsiderando la relación con la naturaleza y el espacio público— no es nostálgico sino humanista. El memorial de Hu le sirvió a este autor de apenas 30 proyectos arquitectónicos para afianzar sus ideas defensoras de la memoria. Le alentó sobre su consideración de la artesanía por encima, o por lo menos de la mano de la tecnología, y lo reforzó en su defensa de lo cotidiano, el día a día, que, en arquitectura, representa el espacio público.

Así, siete años después de construir el memorial, en Chengdu, Jiakun levantó el West Village, un edificio-barrio (o pueblo) que no solo sustituye a un campo de golf, sino que además cuestiona la idea de que la densidad —necesaria para que quepamos todos y para que las ciudades sean sostenibles— deba traducirse en rascacielos. Eso es lo que ha ocurrido en ciudades chinas de nueva creación o en urbes transformadas para acoger a quienes trabajaban el campo. En el West Village, en cambio, las canchas de baloncesto conviven con viviendas, naturaleza, comercios y espacio público. Es… lo que venía siendo un pueblo. O un buen barrio.

Museo Shuijingfang, 2013, Chengdu, China. Un perímetro de estructuras de hormigón, y de ladrillo renacidos de las ruinas del terremoto de Wenchuan, rodea y protege los edificios de madera existentes. El museo salva el arte de la fermentación de las culturas ming y qing como un legado cultural.

Hijo de una familia de médicos, Liu Jiakun se crio acompañando a su madre —médico internista— por los pasillos del Hospital de Chengdu. Ese centro médico de la República Popular China fue, originalmente, un hospital cristiano. Y de ese cambio de nombres aprendió Jiakun la importancia de la memoria y de la convivencia. Ambos conceptos humanizan su trabajo. También una decisión adolescente: la de cuestionar la tradición familiar y estudiar arquitectura —”porque creía que así podría dibujar”, ha dicho—. Y la posterior duda sobre si dedicarse a proyectar edificios o a escribir novelas. Probó ambas cosas. El protagonista de su libro Project Moon es un arquitecto que propone la construcción de un poblado utópico, capaz de acoger y dar buena vida a las personas sin separarlas de la naturaleza ni alienarlas. El libro es lo contrario de El Manantial, la famosa novela de Ayn Rand —protagonizada por un arquitecto-artista incomprendido, ese concepto que sigue perpetuando la película The Brutalist—. En la novela de Jiakun el arquitecto no triunfa. ¿O sí? Logra cambiar el estereotipo. El libro estuvo censurado en China y tuvo que esperar 15 años hasta ser publicado.

Entretanto, Jiakun comenzó a construir. A partir de 1999, cuando abrió su propio estudio en Chengdu, empezó a levantar edificios culturales —como las escuelas de Escultura o Diseño en la Facultad de Bellas Artes de Shichuan—. A esas escuelas les siguió una retahíla de museos, como el de escultura de Luyeyuan o el de relojes en Jianchuan que es, en realidad, un lugar donde guardar la memoria del tiempo pasado para evitar que fuera arrasado por la estela de la Revolución Cultural.

Departamento de Escultura de la Escuela de Bellas Artes de Sichuan, 2004. Chongqing, China. Para minimizar la huella del edificio, las aulas de esta escuela se proyectan hacia el exterior. Eso decide su forma. Los muros dobles —para aislar del frío y el calor extremos— son de un tono oxidado conseguido mezclando tierra local, para asimilarse a los edificios existentes.

Cuestionar muchas de las decisiones de esa revolución lo llevó a fabricar ladrillos no solo con las ruinas y escombros provenientes de terremotos, también con la propia destrucción que estaba sufriendo su país con la construcción de las grandes y densas ciudades. Esos nuevos ladrillos los empleó en los pavimentos y los muros de edificios como el Museo Shuijingfang de su ciudad, Chengdu.

Y fue ese cuestionamiento perpetuo lo que le llevó a su proyecto más transformador. Precisamente, para plantear si no era mejorable la forma de vida que en China se ofrecía como futuro —la aglomeración urbana— firmó el West Village de Chengdu, el edificio-barrio que permite la convivencia de pistas deportivas, vivienda y vegetación. Es esa defensa de la memoria y de la calidad de la vida cotidiana lo que convierte la arquitectura sencilla de Liu Jiakun en un logro monumental.

ACA

LA NOTICIA DE LA SEMANA (I)

El arquitecto chino Liu Jiakun, ganador del Premio Pritzker 2025.

Tomado de arquitecturaviva.com

4 de marzo 2025

Nacido en 1956, Liu Jiakun vive y trabaja en su ciudad natal, Chengdu —capital de la provincia de Sichuan, al suroeste de China—, donde fundó su estudio en 1999. Pese a haber crecido en una familia de médicos, Liu se inclinó desde muy joven por las artes, explorando tanto la literatura como el dibujo antes de dedicarse a la arquitectura, profesión que estuvo a punto de abandonar años después de graduarse, hasta que una exposición de su antiguo compañero universitario Tang Hua le llevó a redescubrirla como su medio de expresión personal. Según Liu, este fue el momento en que comenzó realmente su carrera, en la que ha desarrollado una obra singular que reinterpreta la tradición china con una visión contemporánea, al tiempo que busca conectar tanto con el individuo como con el sentido colectivo de pertenencia a un lugar.

Museo de Arte de Esculturas de Piedra de Luyeyuan en Chengdu (2002).

Construidos en su ciudad natal Chengdu, el Museo de escultura Luyeyuan (2002), el Museo de relojes (2007) y el Museo Shuijingfang (2013) son algunas de sus obras más significativas, junto a otras construidas también en China, como el Museo del ladrillo del horno imperial en Suzhou (2016), el Distrito cultural Songyang en Lishui (2020), o la Renovación de las cuevas de Tianbao en Luzhou (2021).

Museo de relojes en Chengdu (2007).

Autor de varios libros, entre ellos Narrative Discourse and Low-Tech Strategy (1997), Now and Here (2002), I Built in West China? (2009) o The Conception of Brightmoon (2014), para el arquitecto chino «escribir novelas y ejercer la arquitectura son formas distintas de arte», y añade: «no he intentado combinarlas deliberadamente. Sin embargo, tal vez debido a mi doble formación, existe una conexión inherente entre ambas en mi trabajo».

En opinión del jurado, presidido por Alejandro Aravena, y del que forman parte entre otros Anne Lacaton, Kazuyo Sejima, Barry Bergdoll y Deborah Berke, «a través de una obra excepcional, coherente y de calidad, Liu Jiakun imagina y construye nuevos mundos, libre de cualquier restricción estética o estilística. En lugar de un estilo, ha desarrollado una estrategia que nunca se basa en un método recurrente, sino en evaluar de forma diferente las características y los requisitos específicos de cada proyecto».

Distrito cultural Songyang en Lishui (2020).

Liu Jiakun es el tercer arquitecto chino reconocido con el preciado galardón que concede anualmente la Fundación Hyatt desde 1979 (anteriormente lo recibieron el estadounidense de origen chino Ieoh Ming Pei en 1983, y Wang Shu en 2012), y que está dotado con 100.000 dólares. La ceremonia de entrega tendrá lugar el próximo 5 de mayo en el Museo del Louvre en Abu Dabi, de Jean Nouvel.

Veredicto del Jurado

El Premio Pritzker de Arquitectura reconoce el talento, la visión y el compromiso de aquellos arquitectos que, de manera constante, han realizado contribuciones significativas a la humanidad y al entorno construido.

En un mundo donde la arquitectura enfrenta desafíos sociales y ambientales en constante evolución, Liu Jiakun ha respondido con soluciones innovadoras que celebran tanto la vida cotidiana como las identidades comunitarias y espirituales.

A lo largo de su carrera, Liu Jiakun ha mantenido una coherencia profunda y una calidad constante en su obra. Su enfoque no sigue un estilo fijo, sino una estrategia adaptable a las particularidades de cada proyecto. En lugar de aplicar un método recurrente, analiza cada contexto y lo transforma en un nuevo escenario para la vida cotidiana. Su arquitectura no solo responde a necesidades funcionales, sino que también aporta sentido común y sabiduría al diseño.

West Village en Chengdu (2015).

Generalmente, el entorno construido enfrenta presiones opuestas. Aunque la densidad urbana es una solución sostenible, también puede comprometer la calidad de vida. Liu Jiakun replantea este concepto mediante la cohabitación, creando soluciones que equilibran fuerzas contrapuestas. En proyectos transformadores como West Village en Chengdu, redefine los espacios públicos y la vida comunitaria, demostrando que la densidad no es incompatible con sistemas abiertos, adaptables y replicables. Su arquitectura no impone, sino que se activa con la vida de sus habitantes.

Museo de Ladrillos de Horno Imperial de Suzhou (2016).
Museo Shuijingfang de Chengdu (2013).

Para Liu Jiakun, la identidad no es solo individual, sino también colectiva. Se inspira en la tradición china como un punto de partida para la innovación, evitando la nostalgia y la ambigüedad. Su arquitectura integra lo local y lo global con resultados sorprendentes. Ejemplo de ello son sus museos, como el Museo de Ladrillos de Horno Imperial de Suzhou o el Museo Shuijingfang de Chengdu, que combinan historia, infraestructura, paisaje y espacio público en una síntesis armoniosa. En el Memorial Hu Huishan de Chengdu, Liu Jiakun entiende que la memoria—tanto personal como colectiva—es esencial para la construcción de lugares con significado.

Además, su enfoque tecnológico se basa en la «apropiación inteligente», utilizando materiales y técnicas locales con una honestidad radical. Desde sus primeros proyectos, ha evitado artificios para permitir que los materiales expresen su propia esencia. Su arquitectura abraza el paso del tiempo sin temor al deterioro, incorporando la memoria colectiva en cada obra.

Renovación de las cuevas de Tianbao en Luzhou (2021).
West Village en Chengdu (2015).

Liu Jiakun también integra la naturaleza como un elemento fundamental de su arquitectura. Desde West Village hasta la renovación del distrito de cuevas Tianbao en Luzhou, pasando por el Museo de Arte de Esculturas de Piedra de Luyeyuan en Chengdu, sus proyectos establecen una relación recíproca entre entornos construidos y paisajes naturales, en sintonía con la filosofía china tradicional.

Museo de Arte de Esculturas de Piedra de Luyeyuan en Chengdu (2002).

Por su capacidad para mediar entre la realidad y el idealismo, por transformar soluciones locales en visiones universales y por desarrollar un lenguaje arquitectónico que refleja un mundo más justo y sostenible, Liu Jiakun ha sido nombrado ganador del Premio Pritzker 2025.

El jurado encargado de asignar el Premio Pritzker de este año estuvo integrado por:

Alejandro Aravena, 2020-presente (Presidente 2021-presente) – Premio Pritzker 2016.

Barry Bergdoll, 2019-presente.

Deborah Berke, 2019-presente.

Stephen Breyer, 2012-presente.

André Aranha Corrêa do Lago, 2017-presente.

Anne Lacaton, 2025-presente, Premio Pritzker 2021.

Hashim Sarkis, 2025-presente.

Kazuyo Sejima, 2017-presente – Premio Pritzker 2010.

Manuela Lucá-Dazio, 2020-presente (Directora ejecutiva).

ACA