Archivo de la etiqueta: historia urbana

VALE LA PENA CONOCER

1. Foto satelital de la manzana de San Francisco en la actualidad.

La manzana de San Francisco: un palimpsesto urbano en el corazón de Caracas.

Iván González Viso

La historia de esta manzana única del centro de Caracas se revela como un potente crisol donde se funden las tensiones entre la conservación y la transformación, entre la memoria y el progreso, entre la naturaleza implacable y la resiliencia humana. Un relato condensado que ilumina las complejas capas históricas que han dado forma al corazón de la capital venezolana.

¿Puede una sola manzana, incrustada en el corazón de Caracas, narrar las complejas tensiones urbanas que históricamente moldearon el centro de la capital venezolana? La respuesta parece residir en la historia de una de sus manzanas fundacionales: aquella que albergó el antiguo convento de San Francisco. Un enclave cuya trayectoria, desde la génesis misma de Santiago de León de Caracas, se erige como un microcosmos de las dinámicas urbanísticas y sociales que han marcado la ciudad.

2. Plano de Santiago de León de Caracas. Juan de Pimentel, 1578.
3. Detalle del plano de Santiago de León de Caracas. Juan de Pimentel, 1578, resaltando la manzana donde se ubicarían la iglesia y el convento de San Francisco.

Desde aquel primer trazo de Juan de Pimentel en 1578, el convento franciscano ya ocupaba un lugar estratégico al suroeste de la plaza mayor. La llegada de los primeros frailes en 1565 culminaría en 1586 con la construcción del primer claustro.

4. Vista del Templo de San Francisco con el monasterio a la derecha (c.1851). Dibujo de Federico Lessman.

En 1593, se levantaría la iglesia de San Francisco, anexa al convento bajo la dirección del maestro Alarife Antonio Ruiz Ullán. Esta edificación no solo se erigió como un centro de fervor religioso, sino que también redefinió las relaciones con su entorno al congregar a la feligresía. La relevancia del convento se perpetuó en la cartografía de los siglos XVI y XVII, figurando consistentemente en los planos de la ciudad.

Sin embargo, la solidez de su presencia se vio repetidamente amenazada por la furia telúrica que históricamente ha sacudido Caracas. Los terremotos, especialmente el devastador de 1812, exigieron labores de reconstrucción para preservar su estructura.

En paralelo a estos embates naturales, el panorama social, económico, político y religioso de la Venezuela colonial experimentaba una profunda transformación con el auge del movimiento independentista. Este proceso culminó en 1821 con el decreto de supresión de los conventos masculinos. No obstante, no sería hasta 1837 que la comunidad franciscana se vería directamente afectada, cediendo su espacio para acoger a la Universidad, la Biblioteca y el Colegio Independencia. La iglesia, sin embargo, mantuvo su función para honrar a los héroes de la independencia y para las celebraciones litúrgicas cotidianas. La clausura de los conventos abrió un abanico de nuevas posibilidades para el edificio, que se adaptó como sede de la Universidad Central de Venezuela y como espacio para actividades del Congreso.

En 1840, el arquitecto Olegario Meneses emprendió la tarea de adecuar el espacio para su nuevo cometido universitario, proyectando la parte sur con un patio abierto y arcadas clásicas, marcando una nueva etapa en la vida del antiguo convento. Estas transformaciones no fueron exclusivas de este edificio. Numerosas estructuras del casco central de Caracas sufrieron destinos similares, evidenciando una valoración del patrimonio colonial por su ubicación estratégica, su potencial de uso y sus cualidades espaciales intrínsecas.

Paradójicamente, a pesar de su desaparición como centro religioso, la presencia urbana del conjunto arquitectónico se afianzó aún más en la memoria colectiva con la consolidación de un sistema de nomenclatura de esquinas basado en hechos históricos, edificaciones emblemáticas o leyendas urbanas. Este sistema, formalizado en el plano de 1843 de Ángel J. Jesurum, legó el nombre del convento-iglesia a la «esquina de San Francisco», bautizando así una manzana delimitada por las esquinas de San Francisco, Mercaderes, Pajaritos y la Bolsa. La plantación de una ceiba hoy centenaria frente al antiguo convento en 1866 añadió un nuevo hito que reforzó aún más la importancia de esta esquina en el imaginario caraqueño.

5. Fachada del convento de San Francisco en 1872, cuando se iniciaron los trabajos del Capitolio. Al extremo izquierdo aparece la ceiba como un árbol en crecimiento.
6. Vista norte-sur de uno de los bulevares guzmancistas: a la derecha el Capitolio y al fondo la fachada colonial del templo de San Francisco medio escondida por la ceiba que ya es un árbol frondoso.

Tras la designación de Caracas como capital de la República, la necesidad de un cambio de imagen se hizo patente, materializándose durante el periodo de Antonio Guzmán Blanco. En 1872, bajo su mandato, se ordenó la demolición de las construcciones adosadas al lado norte del antiguo convento de San Francisco, dando paso a un proyecto de renovación urbana influido por el modelo francés. El objetivo era crear una nueva fachada acorde a las ideas de transformación que consolidarían el entonces llamado Bulevar Guzmán Blanco, impactando significativamente la estructura de la capital venezolana.

7. Plano topográfico de Caracas capital de los EE.UU de Venezuela. Estevan Ricard, 1874.
8. Detalle del plano de Caracas de 1874 donde se muestra la nueva fachada norte de la Universidad proyectada por Juan Hurtado Manrique.
9. La fachada de la Universidad en la época de Guzmán Blanco. Aún puede verse la estatua ecuestre del «Ilustre Americano» en la plazoleta.
10. En línea con la fachada de la Universidad, Hurtado Manrique proyectó en 1878 en la esquina de La Bolsa el edificio que luego albergaría lo más importante de la Exposición del centenario del natalicio del Libertador de 1883 denominándose «Palacio del Centenario». Más tarde pasaría a ser la sede de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para integrarse al Palacio de las Academias cuando la CSJ ocupó su actual sede en la esquina de Dos Pilitas. La torre sirvió de observatorio de la Universidad. La foto fue tomada antes de la intervención de Alejandro Chataing en 1911.

Esta intervención fue publicitada como un logro gubernamental en el plano topográfico de Estevan Ricard de 1874. Paralelamente, se proyectó frente a la manzana del convento el Palacio Federal Legislativo, buscando generar un nuevo espacio urbano para la ciudad. El ingeniero Juan Hurtado Manrique (1837-1896) fue el encargado de esta operación, concentrándose entre 1873 y 1875 en la creación de la nueva fachada norte de la Universidad. Esta comprendía una torre neogótica de 35 metros y cuatro cuerpos, coronada por una flecha octogonal, y el edificio del Museo Nacional, también de estilo neogótico. Este importante conjunto urbanístico, opuesto al Palacio Legislativo, se complementó con un bulevar arbolado y la estatua ecuestre de Guzmán Blanco. Asimismo, se remodelaron los jardines interiores del convento, incorporando un trazado diagonal y esculturas en homenaje a Vargas y Cagigal. Posteriormente, en 1883, Hurtado Manrique se ocupó de trabajos internos de ampliación del Museo Nacional y de la adecuación del conjunto para la exposición del Centenario del Natalicio del Libertador. El espacio se preparó para exhibir los avances técnicos, agrícolas y artísticos del país, en un intento por replicar las exposiciones universales que se celebraban en Europa desde 1851.

11. Planta del Palacio de Exposición del centenario del natalicio del Libertador Simón Bolívar (también llamada la «Exposición Nacional»), 1883.
12. Aspecto del lado sur de la Universidad entre las esquinas de Pajaritos y Mercaderes. Añadiduras posteriores transformaron en patio esta entrada.

A comienzos del siglo XX, en 1911, la manzana experimentó una nueva transformación con la inserción de la Biblioteca Nacional, obra del arquitecto Alejandro Chataing (1873-1928), como parte de las “Obras del Centenario” de la Independencia de Venezuela.

13. Corredores y patio del convento de San Francisco, hoy Palacio de las Academias. Foto: Luis Felipe Toro s/f.

Chataing conservó la fachada neogótica de Hurtado Manrique, pero construyó un edificio completamente nuevo en cuanto a materiales, complementando otras intervenciones en los espacios universitarios. Chataing demostró un hábil manejo de los materiales, introduciendo el hormigón armado, elementos de estructura metálica y una ligera cubierta metálica en la sala de lectura. Ganador del proyecto por concurso, logró, mediante la cubierta translúcida y las rejas acristaladas, una iluminación uniforme en el interior, emulando salas de lectura como la de la Biblioteca Nacional de París. Considerado un edificio de estilo beaux-arts, la sala de lectura ocupaba un lugar central, rodeada por el depósito de libros. El hormigón se erigió como la solución para lograr un marco rígido capaz de sostener la estructura metálica. El carácter de esta arquitectura, que experimentaba nuevamente con el cemento, no dependía directamente del sistema constructivo, sino de la luz cenital y de la colección de libros visible entre los pilares de soporte de la gran cubierta, evocando la sala de lectura de la Biblioteca del Congreso en Washington. Cabe destacar que las “Obras del Centenario” fueron esenciales para el desarrollo de nuevas técnicas en la arquitectura venezolana.

14. Residencia San Francisco (1930), ubicada en la esquina de Pajaritos, edificación que comparte pared con la Iglesia de San Francisco, regentada por la Compañía de Jesús desde 1922, año en que regresaron a Caracas. Este edificio de vivienda, de tres pisos y doble «azotea», fue proyectado por el Hermano Coadjutor Luis María Gogorza y Soraluce, S.J. (1875-1947), con la participación del H. Cecilio Irigoyen. Foto tomada aproximadamente en 1954 cuando ya había sido realizado el Centro Simón Bolívar.

El regreso de la Compañía de Jesús a Caracas en 1922, con el objetivo de regentar la iglesia, planteó la necesidad de construir una nueva edificación en el interior de la manzana, en su lado oriental cercano a la esquina de Pajaritos. Para ello, en 1930, el Hermano Coadjutor Luis María Gogorza y Soraluce, S.J. (1875-1947), con la participación del H. Cecilio Irigoyen, construyeron al sur y adyacente a la Iglesia de San Francisco la Residencia San Francisco, un edificio de viviendas de tres pisos y doble azotea.

15. Nueva sede del Museo Boliviano. Esquina de Pajaritos (entre la avenida Sur 2 y la calle Oeste 6, al Sur del templo de San Francisco). Carlos Raúl Villanueva (1931-1936). Los relieves alegóricos de la fachada son obra del artista plástico venezolano Francisco Narváez.
16. Detalle del “Plano de Caracas Monumental”. Ramón Sosa B. (1936).

Con el significativo aumento de los ingresos petroleros a partir de 1935, que representaban casi el 70% de las divisas del país, se desató un acelerado proceso de modernización que también afectó a la manzana de San Francisco. Entre 1934 y 1936, se construyó el Museo Boliviano, proyectado por Carlos Raúl Villanueva. Un edificio entre las esquinas de San Francisco y La Bolsa con un patio interior destinado a albergar la colección de objetos del Libertador, cuya creación había sido ordenada por un decreto de Juan Vicente Gómez en 1911. Inaugurado el 19 de abril de 1936 por el Presidente Eleazar López Contreras, el edificio de estilo art déco irrumpió en la esquina sureste de la manzana con un nuevo lenguaje que se extendería a otras manzanas del centro de la ciudad.

A principios de los años cuarenta, Caracas experimentaba un rápido crecimiento hacia la periferia, extendiéndose hacia el este y rompiendo el esquema de centralidad que se había mantenido durante siglos. Paralelamente, el casco fundacional sufría grandes transformaciones fruto de presiones demográficas, sociales y económicas, permitiendo a nuevas empresas constructoras demoler antiguas edificaciones para construir nuevas tipologías atadas la temprana modernidad arquitectónica. En 1943, el arquitecto español exiliado en Caracas, Rafael Bergamín, proyectó y construyó a través de su empresa Velutini y Bergamín C.A. un edificio residencial y comercial en la esquina suroeste de la manzana, la esquina de Mercaderes. Este edificio de planta irregular y corte modernista, con patios interiores y un volumen de tres cuerpos verticales, definió la esquina con su cuerpo más alto de forma curva y seis plantas, integrándose al conjunto urbano de la manzana con un lenguaje que se extendería a otras áreas del centro de la ciudad.

17. Edificio residencial y comercial, esquina de Mercaderes. Fachada en la esquina. Velutini y Bergamín C.A. Caracas, 1942.

A pesar de la importancia histórica de la manzana y del antiguo convento, ellos no escaparon a la vorágine por modernizar la ciudad, pues en 1956, el edificio fue mutilado para adaptarse a la inserción de las nuevas torres del Centro Simón Bolívar, que se convertirían en el nuevo emblema de la capital.

18. Render del proyecto (2007) para la restauración, ampliación y reciclaje del Edificio Sede del Antiguo Museo Boliviano, ubicado en la esquina de Pajaritos. Alessandro Famiglietti Siu. La obra se concluyó en 2008.

De esta forma, la manzana se fue transformando progresivamente con intervenciones de renombrados arquitectos, a los que se sumó posteriormente Luis Malaussena en 1953, quien realizó modificaciones en la Iglesia, cambiando los techos, colocando vigas de carreto y renovando el pavimento de mármol y los altares. Luego, con el traslado de la Universidad Central de Venezuela al moderno campus proyectado por Carlos Raúl Villanueva en terrenos de la antigua Hacienda Ibarra, el antiguo convento pasó a tener un nuevo uso como sede del Palacio de las Academias, incorporándose también en su interior espacios para la Corte Suprema de Justicia. Ya en el temprano siglo XXI, en 2007, Alessandro Famiglietti tuvo la oportunidad de rehabilitar y dotar de un nuevo programa al antiguo Museo Boliviano de Villanueva, incorporando un núcleo de circulación transparente bajo una lógica contemporánea, devolviéndole su valor urbano a la esquina de Pajaritos.

19-1. Evolución de la ocupación de la manzana de San Francisco en el tiempo. Planta del Convento y el Templo, período de la Colonia (siglo XVI). A. Claustro (1586): 1. Primer cuerpo. Patio, 2. Segundo cuerpo. Patio. B. Templo: (1593): 1. Nave Central, 2. Altar Mayor, 3. Sacristía, 4. Altar de la Capilla de la Tercera Orden, 5. Altar del Santo Niño de Belén, 6. Altar de Nuestra Señora de la Soledad.
19-2. Evolución de la ocupación de la manzana de San Francisco en el tiempo. Planta de la exposición del Centenario de Caracas, 1883, período Republicano (siglo XIX). A. Universidad Central (nueva fachada 1873—1875): 1. Patio Vargas, 2. Patio Cagigal, 3. Patio Sur (1840), 4. Escalinata (1840), 5. Busto de Bolívar (1840), 6. Salón del Consejo Médico, 7. Salón de Pinturas, 8. Aulas, Salón Colegio de Ingenieros, 10. Salón Colegio de Abogados, 11. Corral de la Universidad, B. Templo C. Palacio del Centenario (1873): 12. Salón Floricultura, 13. Corral de animales, 14. Patio, 15. Salón Bolívar, Salón de Bellas Artes, 17. Salón Occidental, 18.Salón Sur, D. Capitolio: 19. Senado, 20. Cámara de, Diputados, 21. Bulevar Este, 22. Bulevar oeste, 23. Estatua ecuestre.

Con las intervenciones de Hurtado Manrique, Chataing, Villanueva, Bergamín y Famiglietti, la manzana de San Francisco mantuvo su escala, pero adquirió nuevas lecturas formales con piezas y estilos diversos, que respondieron a la presencia monumental del Palacio Federal Legislativo, y la construcción del Centro Simón Bolívar.

Si bien a Hurtado Manrique y a Chataing se les puede atribuir gran parte de la imagen patrimonial e icónica que hoy tiene la manzana de San Francisco en el imaginario caraqueño, esta pieza urbana, lejos de sostenerse bajo una visión puramente patrimonial, es hoy el resultado de múltiples “capas de escritura” aplicadas sobre la misma “superficie” urbana.

19-3. Evolución de la ocupación de la manzana de San Francisco en el tiempo.. Planta que reconstruye la manzana de San Francisco período actual (siglo XX). A. Palacio de las Academias, B. Templo, C. Palacio del Centenario, D. Biblioteca Nacional (1911), E. Residencia San Francisco (1930), F. Museo Boliviano (1934—1936), G. Edificio Residencial y comercial (1943), H. Ampliación Museo Boliviano (2007).
20. Resumen y situación actual de la ocupación de la manzana del antiguo Convento de San Francisco.

En ella tanto el antiguo convento como la iglesia de San Francisco se perciben atrapadas entre dos tiempos históricos: el de finales del siglo XIX, donde se promovió el estilo francés, y el de mediados del siglo XX, donde primó la forma moderna. En ella son visibles los profundos cambios edilicios que experimentó Caracas durante más de 400 años.

Nota

Este texto fue adaptado por su autor para el boletín Contacto FAC tomando como base el ensayo «La manzana del Convento de San Francisco de Santiago de León de Caracas: microcosmos de tensiones urbanas y visiones arquitectónicas», que forma parte del capítulo I del libro Las vidas de San Francisco: arquitectura, patrimonio y ciudad de Rodrigo Pérez de Arce y Emilio de La Cerda (editores). Ediciones UC, Centro UC, 2023.

IGV

Procedencia de las imágenes

1. Captura de Google Earth.

2, 3, 7 y 8. Irma De-Sola Ricardo. Contribución al estudio de
los planos de Caracas. La ciudad y la provincia 1567-1967
, 1967.

4, 5, 6, 9 y 12. Graziano Gasparini y Juan Pedro Posani. Caracas a través de su arquitectura, 1969

10. Caracas Antigua (https://www.facebook.com/story.php?story_fbid=524222100669446&id=100092449826410)

11 y 15. Colección Iván González Viso.

13. Archivo de Fotografía Urbana. Foto: Luis Felipe Toro s/f.

14 y 18. Colección Crono Arquitectura Venezuela

16. CCS. Caracas del valle al mar. Caracas monumental (https://guiaccs.com/planos/de-pueblo-ciudad-caracas-monumental/).

17. Henry Vicente. Arquitecturas desplazadas. Rafael Bergamín y las arquitecturas del exilio español en Venezuela. (Tesis doctoral). Universidad Politécnica de Madrid (2014).

19-1, 19-2 y 19-3. Iván González Viso. «La manzana del Convento de San Francisco de Santiago de León de Caracas: microcosmos de tensiones urbanas y visiones arquitectónicas», en Rodrigo Pérez de Arce y Emilio de La Cerda (editores). Las vidas de San Francisco: arquitectura, patrimonio y ciudad de . Ediciones UC, Centro UC, 2023.

20. Iván González Viso (elaboración propia); y Captura de Google Earth.

VISITAS MEMORABLES

1. Leonardo Benevolo fotografiado por Graziano Gasparini durante su primera visita a Venezuela en la casa de Alfredo Boulton, Pampatar, Isla de Margarita

Leonardo Benevolo (1923-2017)

Considerado como uno de los más destacados historiadores de la arquitectura y del urbanismo del siglo XX, Leonardo Benevolo (a cuyo apellido no colocaremos la tilde, que en español se le suele poner, respetando la forma como se escribe en italiano con la cual tituló todos sus libros), visitó por primera vez Venezuela cuando fue invitado por Graziano Gasparini a participar en el Seminario Internacional en torno al tema “Situación sobre la historiografía de la arquitectura latinoamericana”, realizado en la Ciudad Universitaria de Caracas entre 9 al 14 de octubre de 1967, organizado por el Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas (CIHE), bajo los auspicios del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV (CDCH).

2. Benevolo y Pedro Rojas Rodríguez conversan durante el Seminario “Situación sobre la historiografía de la arquitectura latinoamericana”.

Para aquel evento en el que también participaron otros reconocidos investigadores como Erwin Walter Palm de Alemania, George Kubler y Sibyl Moholy-Nagy de Estados Unidos, Paolo Portoghesi (que junto a Benevolo vino por Italia), Fernando Chueca Goitia de España, Ricardo de Robina, Pedro Rojas Rodríguez y Salvador Pinoncelly de México, José García Bryce y Frederick Cooper Llosa de Perú y Germán Téllez de Colombia, a los que se sumaron Alfonso Venegas Rizo, Juan Pedro Posani, Carlos Raúl Villanueva y Graziano Gasparini por Venezuela, Benevolo presentó la ponencia “Las nuevas ciudades fundadas en el siglo XVI en América Latina. Una experiencia decisiva para la historia arquitectónica del ‘cinquecento’”, que junto al resto serían publicadas en el número 9 (especialmente dedicado al evento) del Boletín del CIHE en abril de 1968.

3. Izquierda: nº 9 del Boletín del CIHE dedicado por completo al Seminario “Situación sobre la historiografía de la arquitectura latinoamericana”. Derecha: Benevolo, Posani y Villanueva en Margarita

Al igual que gran parte de los asistentes al Seminario, Benevolo tuvo la ocasión de conocer la Isla de Margarita gracias a la gentileza del Sr. Alfredo Boulton y su esposa la Sra. Yolanda Delgado Lairet quienes los hospedaron en su casa ubicada en Pampatar. De esta manera entraría en contacto con una región del país que contaba con un acervo patrimonial importante acompañado por dos de sus más conspicuos estudiosos y cultores: Gasparini y Boulton.

Benevolo, oriundo de Orta San Giulio (municipio piamontés en la provincia de Novara, al norte de Italia), para cuando visitó Venezuela por primera vez en 1967 contaba con 44 años y ya hacía 21 que se había recibido de arquitecto (1946) en la Universidad de Roma La Sapienza. Para entonces, también ya tenía una fructífera experiencia como docente e investigador registrándose que, tras finalizar sus estudios, destacaría por sus “revolucionarias” investigaciones y en especial por la realizada estableciendo la diferencia entre la arquitectura romana y la griega, que le daría acceso a la cátedra de «Historia y estilos de la arquitectura I y II» en la facultad de Roma en 1956.

4. «El Benevolo» en una de sus ediciones en español.
5. Los otros dos importantes libros que ya Benevolo había publicado antes de su primera visita a Venezuela.

También había publicado tres de sus más importantes libros: la fundamental Storia dell’architettura moderna, Laterza, 1960 (Historia de la arquitectura moderna, traducida por primera vez al español en 1963 por Taurus y conocida desde entonces en el mundo académico como “el Benevolo”), Una introduzione all’architettura, Laterza, 1962 (Introducción a la arquitectura, publicada por primera vez en español en 1979 por Blume), y Le origini dell’urbanistica moderna, Laterza, 1963 (Orígenes del urbanismo moderno, publicado por primera vez en español en 1979 por Blume).

Tras aquella primera visita de Benevolo a Venezuela se registran otras tres: en 1968, 1969 y 1972. La primera y la última sería como invitado de nuevo por el CIHE de la FAU UCV y la del 69, quizás algo más trascendente por su impacto en la naciente escuela de arquitectura de Mérida (creada en 1961) y por el debate suscitado en torno al desarrollo urbano de esa ciudad, estaría destinada a dictar el Seminario “Las Nuevas Búsquedas a la Ciudad Contemporánea”. Luego, también pasaría por Caracas a dar una conferencia cuando los aires de la Renovación académica empezaban a soplar con fuerza.

Sobre el seminario ofrecido por la ULA que tendría a Benevolo como principal protagonista, para el cual fue invitado por el Departamento de Historia a través de los profesores Alfonso Vanegas, Gustavo Díaz y Paolo D’Onghia en coordinación con las autoridades, y también sobre sus repercusiones, el arquitecto y profesor Luis Jugo Burguera publicó en 2004 lo siguiente: “Allí valoró a la Ciudad Universitaria de Caracas concebida por Carlos Raúl Villanueva como una ‘ciudad dentro de la ciudad’: el más importante y audaz planteamiento urbanístico humano de Venezuela”; y prosigue: “En su estadía en Mérida tuvo oportunidad de conocer y observar los planteamientos que se hacían al desarrollo de la ciudad en 1969, por lo que escribió una carta al Rector Pedro Rincón Gutiérrez, indicándole que localmente se había comenzado a desarrollar ‘todo un movimiento contrario a los procedimientos de Planificación Urbana en Venezuela y a la propuesta de Mérida en especial’. Invitaba a que ‘la Universidad debería pedir un nuevo procedimiento de Planificación, pero no debería esperar la concesión de este procedimiento para ocuparse del Plan Regulador’. Sugería que la ULA debería dedicarse, de acuerdo con la administración municipal, ‘a estudiar un nuevo Plan Piloto, actualizado según los criterios internacionales en la materia y adaptado a las necesidades particulares de la ciudad de Mérida…y demostraría que la Universidad se mueve por su propia iniciativa y que quiere tener una participación activa en el desarrollo del territorio en el cual se encuentra; comprometería a las fuerzas universitarias -profesores y estudiantes- no sólo a hacer propuestas organizativas, sino a producir un trabajo creativo; impulsaría a los diversos grupos políticos a suministrar propuestas para el futuro de la ciudad, confrontables sobre el terreno concreto” (Pintó, Maciá y D’La Coste, Irma: trabajo de grado: “La Universidad como Modelo de Estructura Urbana”, 1972, referido en Jugo, 2004, p.17)”.

6. Mérida. Plan General de Ordenación Urbana, 1971

Como resultado de aquella visita a nuestro país, Benevolo publicaría posteriormente dos artículos: “Una Contribución Política”, Caracas, junio/1969 y “La Lección de Venezuela”, Caracas, junio/1969, en los que “mantiene la preocupación por los problemas de la arquitectura, de la planificación y de la Universidad a partir de la comprensión de su naturaleza política común”, nos aportará Lugo. En este sentido cabría señalar que Benevolo desde la aparición de su Storia dell’architettura moderna fundamentó siempre la nueva arquitectura “en la agenda social y en el reformismo. Su posición de crítico militante se derivaba de la idea política que tenía de la arquitectura y asímismo de una marcada sensibilidad religiosa, que se tradujeron en la atención a la problemática social de la vivienda y el crecimiento urbano…”, como nos recuerda Fulvio Irace en “La ética de la historia. Leonardo Benevolo (1923-2017)” artículo publicado en El País el 30/04/2017.

7. Los cinco tomos de la edición en español de Diseño de la ciudad.

Tras aquellos años de continuo contacto con Venezuela Benevolo no volvería más. Sin embargo, ello no impidió que fuera durante varias décadas a través de sus publicaciones el historiador de la arquitectura con mayor influencia en la formación de los arquitectos del país. Sus libros que desde entonces hasta su fallecimiento terminaron superando las tres decenas, fueron traducidos a muchos idiomas, convirtiéndolo en un clásico en las escuelas de medio mundo, de Italia a Latinoamérica, y con ellos se formaron varias generaciones de estudiantes. Su serie de 5 libros que en español se denominó Diseño de la ciudad de 1977 (original en italiano L’arte e la cittá antica, 1975), utilizada muchas veces como guía de los cursos de proyectos, y su Historia de la arquitectura del Renacimiento de 1972 (Storia dell’architettura del Rinascimento, 1968), se sumarían a sus tres primeras obras para conformar un grupo de textos de consulta obligada.

8. Leonardo Benevolo.
9. Izquierda: Plano de Ascoli Piceno. Derecha: Bolonia a comienzos del siglo XX.
10. Los dos últimos libros publicados por Benevolo.

El haber llegado con salud a una avanzada edad y podido contar con la colaboración de sus dos hijos (Alessandro y Luigi), le permitió a Benevolo mantenerse activo en Brescia (la ciudad donde escogió vivir) y poder así no sólo publicar (siempre con Editori Laterza): La ciudad europea (1993), La captura del infinito (1994), L’architettura nel nuovo millennio (La arquitectura del nuevo milenio) de 2006, una larga entrevista titulada La fine della cittá (El fin de la ciudad) de 2011 o Il tracollo dell’urbanistica italiana (El declive de la urbanística italiana) en 2012, sino también enseñar en Florencia, Venecia y Palermo, ser invitado a prestigiosas universidades de todo el mundo y desarrollar una intensa actividad profesional, que lo llevó a proyectar y construir (tras ganar el correspondiente concurso junto a Tommaso Giuralongo y Carlo Melogran) la nueva sede de la Feria de Bolonia, el plan regulador de Ascoli Piceno, el plan del centro histórico de Bolonia, el plan regulador de Monza (1993-97) y los planes reguladores de diversas ciudades del Piemonte y Lombardía (Módena y Bérgamo), entre otros.

En algún momento con el objeto de explicar sus diversos enfoques y el amplio espectro de sus investigaciones y realizaciones Benevolo afirmaría: «Mi trabajo es la arquitectura, desde la enseñanza a la propuesta de leyes, desde el dibujo a la realización de proyectos urbanos, desde textos a libros”.

11. De izquierda a derecha: Giulio Carlo Argan (1909-1992), Bruno Zevi (1918-2000), Manfredo Tafuri (1935-1994) y Leonardo Benevolo (1923- 2017)

Quien nos visitara por última vez en 1972 forma parte de una generación italiana sin la que no se comprende el pensamiento de la arquitectura contemporánea, junto a Bruno Zevi, Manfredo Tafuri y Giulio Carlo Argan. En particular, su enfoque sociopolítico y amplio, basado en la idea braudeliana de la longue durée, enriqueció la perspectiva de los historiadores de la modernidad con su mirada global. Benevolo, como señala Irace, “nunca dejó de creer que sólo en la calidad de los proyectos necesarios puede encontrarse la solución para una sociedad más justa y solidaria” y, a diferencia de otros historiadores o críticos, opuso “a la arquitectura ‘extraordinaria’, la razonabilidad de la arquitectura ‘ordinaria’ y ‘necesaria’”. Según él “las cuestiones lingüísticas debían quedar en un segundo plano respecto a la responsabilidad de dar una respuesta concreta a los problemas humanos”, lo cual lo coloca “a la orden del día, después de la euforia de la arquitectura glamurosa que precedió al colapso del sistema financiero internacional”.

ACA

Procedencia de las imágenes

1, 2 y 3. Boletín del CIHE nº9, abril 1968

4, 5, 7 y 10. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

6. https://www.ciudadespatrimonio.org/publicaciones/evolucion-urbana/merida.pdf

8. https://www.clarin.com/arq/arquitectura/leonardo-benevolo-adios-maestro_0_ByKTZ20Sx.html

9. https://www.orangesmile.com/travelguide/ascoli-piceno/high-resolution-maps.htm y http://urban-networks.blogspot.com/2014/07/cuando-el-plan-de-bolonia-era-una.html

11. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/argan.htm, https://www.goodreads.com/author/show/135610.Bruno_Zevi, https://arquiscopio.com/manfredo-tafuri-in-memoriam/ y https://www.urbipedia.org/hoja/Leonardo_Benevolo

¿SABÍA USTED…

… que en 1980 se concluye la construcción del Bulevar de Sabana Grande?

1. Toma aérea del Bulevar de Sabana Grande.

Con la conclusión de la construcción en 1983 del primer tramo de la línea 1 del Metro de Caracas entre Propatria y Chacaíto, la ciudad se vio favorecida, luego de varios años de penurias que sufrió “por arriba” ocasionadas por las obras que se realizaban “por debajo”, por la generación de una red de espacios públicos que acertadamente Max Pedemonte (arquitecto jefe desde 1968 del Metro de Caracas) denominó como “Rutas paralelas”: intervenciones producidas a nivel de la superficie producto de la construcción del subterráneo que redundaron en un incremento de la movilidad de grandes masas, no dependientes del vehículo privado, y que derivaron en la realización de toda una infraestructura peatonal complementaria, consistente en la ampliación de aceras, construcción de bulevares y plazas las cuales le empezaron a dar sentido al término acuñado.

2. «Rutas Paralelas», Max Pedemonte (1983).

La que quizás puede considerarse por su envergadura la acción de renovación urbana más importante del siglo XX, dejó entre las más resaltantes “Rutas paralelas” las plazas: Caracas (entre las torres del Centro Simón Bolívar), La Hoyada, Palo Verde y Brión en Chacaíto; y, sobre todo, la transformación de la antigua avenida España en Catia y la Calle Real de Sabana Grande (avenida Abraham Lincoln) en sendos bulevares que se convirtieron de inmediato en disfrute y desahogo del ciudadano y alegría para los comerciantes dado el notable incremento en la calidad ambiental que ello trajo consigo y el cambio en la conducta de quienes usaban dichos espacios y también las instalaciones ubicadas bajo tierra. También sirvió para que en 1983 se publicase el libro “Rutas paralelas. Plan de recuperación urbana del Metro de Caracas” (que posteriormente Pedemonte presentó para ascender en el escalafón universitario en 1985) y para que en la VIII edición de la Bienal Nacional de Arquitectura de 1987, le fuese otorgado el Premio Nacional al Metro de Caracas y en particular a la División de Arquitectura dirigida, como ya se indicó, por Pedemonte.

Pues bien, es la peatonalización del tramo comprendido entre las estaciones de Plaza Venezuela y Chacaíto de la línea 1 del Metro, surcado por lo que se denominó durante mucho tiempo como la Calle Real de Sabana Grande y luego como la avenida Abraham Lincoln, lo que dio origen a la construcción de lo que conocemos hoy como el Bulevar de Sabana Grande.

Conocer la historia de esta vía de poco más de kilómetro y medio, que se remonta prácticamente al período colonial, ofrece la oportunidad de detectar varios momentos importantes en la ruta a su transformación definitiva en bulevar e incluso dentro del tiempo transcurrido desde que asumió ese carácter.

Su origen nos remite a 1783, cuando formaba parte de lo que se conoció como el Camino Real que vinculaba el casco central con las haciendas del este llegando hasta Petare. Su nombre fue tomado de la condición de las tierras (planas y extensas) ubicadas entre la quebrada de Maripérez y la de Chacaíto donde comenzó a formarse alrededor de 1760 una pequeña población con los caraqueños que preferían vivir en tranquilidad y acompañados del buen clima que asumió el nombre de Sabana Grande a partir de las características geográficas del lugar. Por otro lado, de lo que se desprende de “Breve historia de Sabana Grande” publicada por Jesús García Porras en su página de Facebook Así era Caracas…, “en 1747 el ayuntamiento manifestó al entonces gobernador de la provincia, Maestre de Campo Don Luis Francisco Castellanos, la urgente necesidad de recoger a los leprosos que andaban errantes por Caracas y confinarlos en esos parajes”, cosa que con el tiempo no prosperó.

3. Plan de la Ville de Caracas, dans l’Amerique Meridionale, 1806 (izquierda) y Plano de la ciudad de Santiago de León de Caracas, 1810 (derecha).
4. Toponimia del Gran Valle de Caracas y su contorno.
5. Sabana Grande a comienzos del siglo XX.

A poco que uno observa los planos de Caracas de 1806 y 1810 se puede ya detectar la indicación hacia el este del “Chemin de Petare” o del “Camino de Sabana Grande”, respectivamente, una vez se traspone el “peaje” de Puente Anauco, indicación clara de la existencia de la vía de la que se originó la “Calle Real de Sabana Grande”. Con el tiempo el lugar cobró importancia como cruce de caminos, circunstancia que propició desde muy temprano la instalación de posadas y tiendas de mercancía cuando aún se trataba de una ruta de caballos, mulas y carretas.

Según el historiador Manuel Landaeta-Rosales en La iglesia y plaza de la Candelaria de Caracas (1908), “Sabana Grande, que tuvo ermita desde 1780, (fue) elevada a parroquia civil con el nombre de El Recreo el 22 noviembre de 1852, por acto de la antigua Diputación Provincial de Caracas; y parroquia eclesiástica el 22 de febrero de 1864, en el Gobierno Provisorio del Estado Caracas”. La denominación “El Recreo” que toma la parroquia proviene de las características de área de desahogo y esparcimiento de la ciudad que el sector tuvo ya desde finales del siglo XVIII y del hecho de que el Colegio Seminario Tridentino de Santa Rosa de Lima, adquirió una casa en Sabana Grande con el fin de adecuarla como residencia de verano de los colegiales.

Ya para 1881, la arteria que hoy nos ocupa es atravesada por la tercera línea del tranvía conocida como El Central, con paradas en La Campiña y Sabana Grande. La zona, además, sufrirá un impulso importante en su crecimiento a finales del siglo XIX cuando “en 1895, sobre una superficie de veinticuatro (24) hectáreas en la parte noreste de la Parroquia Foránea El Recreo en un claro del llamado Bosque del Recreo entre el sitio denominado Las Delicias y la Quebrada Chacaíto” se ubique el Hipódromo de Sabana Grande, que funcionaría sólo hasta 1900 debiéndose esperar a que en 1908 se inaugurara el Hipódromo Nacional El Paraíso para reanudar la actividad hípica en la capital.

El desarrollo comercial definitivo de la Calle Real de Sabana Grande, ya incipiente desde sus orígenes, se empieza a acelerar desde que en 1912 comenzaron a transitar vehículos automotores por esta vía y crearse una línea de transporte entre la Plaza Bolívar de Caracas y Petare, y más aún cuando a partir de los años 30, con el crecimiento de la ciudad, los pueblos y haciendas del este del valle se fueron transformando en urbanizaciones, zonas residenciales y comerciales, para las que la antigua Calle Real era un eje vial de importancia.

6. Calle Real de Sabana Grande a mediados del siglo XX.
7. Sabana Grande noctura. Años 1960.

Entre finales de la década de los años 40 y los 70 del siglo XX podría decirse de la avenida (de alto tráfico y denominada desde 1951 como Abraham Lincoln formando parte junto a las avenidas Andrés Bello, Libertador y Francisco de Miranda del sistema vial este propuesto por el Plano Regulador de aquel año), cobra buena parte de la su fisonomía actual mereciendo la pena resaltar el asentamiento temprano hacia el este del edificio Los Andes (Manuel Salazar Domínguez, 1949), el teatro Acacias (Rafael Bergamín, 1956) y el cine Radio City (Natalio Yunis, 1953), así como de los dos primeros centros comerciales de la ciudad: La Gran Avenida (Guinand, Benacerraf y Vestuti, 1950) y el Centro Comercial del Este (Diego Carbonell, 1953). En la parte central se construyeron, en el cruce con la calle El Recreo (o Negrín), las sucursales del Banco Mercantil y Agrícola (Vegas & Galia, 1954) y el Banco Unión (Guinand, Benacerraf y Vestuti, 1954), y hacia el este se ubicarían el hospital San Juan de Dios (1943), la sucursal El Recreo del Banco de Venezuela (Rafael Bergamín, 1948) y el cine Broadway (Oficina Alayeto Bled, 1951).

Habría que recordar, también, que en su desarrollo hasta convertirse en los años 50 y 60 en el principal y más prestigioso eje comercial al aire libre de la ciudad, la Calle Real de Sabana Grande contó con el acompañamiento de una ordenanza de zonificación (ratificada por el Plano Regulador de Caracas. Ordenanza y Plano de Zonificación de 1953, Comunidad 4), que propició la proliferación de edificaciones de uso mixto con comercio en planta baja en las que se fueron ubicando las firmas más reconocidas del país, entre las que puede anotarse la presencia de joyerías, librerías y tiendas exclusivas de ropa y calzado para damas y caballeros así como expendios de comida, “incluidos los cafés al aire libre que los caraqueños adoraron desde el primer momento, y muchos bares”, como dirá Milagros Socorro en el artículo “Sabana Grande, algo posible y maravilloso” aparecido en Prodavinci el 26 de enero de 2020. En 1975 dentro de la política de intensificación y uso del espacio público para el ocio, la Gobernación del Distrito Federal acondicionó las aceras de la avenida Lincoln, con un diseño que incorporó sombra y asientos, lo cual trajo consigo una revitalización diurna y nocturna del lugar.

8. Izquierda: Proyecto Boulevard de Sabana Grande realizado por el arquitecto Orlando Flores para la Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano (OMPU) en 1965, obra que nunca fue realizada. Derecha: Zonificación Sabana Grande. OMPU Plan General Urbano 1970-1990.
9. Avenida Abraham Lincoln a mediados de los años 1970.

A partir de 1976, cuando se inician las obras de la línea 1 del Metro, se cierra el tránsito automotor y se convierte, como ya adelantamos, a partir de 1983 en bulevar peatonal. Para entonces el comienzo y el final del eje estaba representado por el edificio La Previsora (Borges, Pimentel, Koifman y Lasala, 1972) y el Centro Comercial Chacaíto (Antonio Pinzani, 1968).

10. El Bulevar de Sabana Grande en 2006

Si bien podemos fijar un antes y un después entre aquella Calle Real donde predominaba el tránsito vehicular y su cierre para darle prioridad al peatón, en el tiempo transcurrido entre 1983 hasta nuestros días se debe registrar también un momento de quiebre. Será cuando a comienzos del siglo XXI el espacio empezó a ser paulatinamente invadido por el comercio informal contando con la anuencia de las autoridades centrales y municipales, hasta convertirse en un lugar degradado, inseguro y decadente que alejó definitivamente a los más prestigiosos y tradicionales comercios.

11. Rehabilitación integral del Bulevar Sabana Grande (2009-2011).

Tras esa invasión que duró años, en 2009 PDVSA La Estancia, luego de procederse al desalojo, convoca un concurso público de rehabilitación del bulevar el cual, aunque tuvo un final polémico, permitió la construcción de la propuesta ganadora presentada por Elisa Silva/Enlace Arquitectura consistente en el diseño de un pavimento cuyo proyecto fue premiado en la VIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo, Cádiz, 2012. “La propuesta igualó los niveles de la acera y la calzada y valorizó el espacio urbano. Sin embargo, los icónicos anuncios publicitarios de las tiendas, con valor estético y peso en la memoria del caraqueño, desaparecieron con el argumento de sanear las edificaciones y el espacio. Hoy el bulevar muestra toldos en textiles blancos, que dan sombra a los caminantes y se alternan con obras de arte y elementos lúdicos en toda su extensión”, plantearán en 2015 María Isabel Peña e Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje. El tiempo también se ha encargado de que en el eje aparezcan otras edificaciones algunas de ellas con un dudoso valor arquitectónico.

Las aproximadamente 12 cuadras que van desde la avenida Las Acacias hasta Chacaíto junto a las 23 transversales que a ella confluyen, refugio según Alberto Veloz de “lo sagrado y lo profano”, son hoy en día el corredor peatonal más importante de la ciudad y uno de los lugares más concurridos y accesibles ofreciendo buenas condiciones para el disfrute de todos los caraqueños.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.archdaily.cl/cl/02-331412/en-detalle-pavimento-y-drenaje-del-bulevar-sabana-grande-en-caracas-venezuela/52e8fef7e8e44ed6d6000074-en-detalle-pavimento-y-drenaje-del-bulevar-sabana-grande-en-caracas-venezuela-imagen?next_project=no, http://www.enlacearquitectura.net/obra/2011/12/pavimento-boulevard-sabana-grande/, https://entrerayas.com/2011/09/proyecto-de-rehabilitacion-integral-bulevar-de-sabana-grande/

2. Max Pedemonte, Rutas paralelas. Plan de recuperación urbana del Metro de Caracas, 1983

3. http://guiaccs.com/planos/la-descripcion-del-viajero/ y http://mariafsigillo.blogspot.com/2016/04/caraquenos-otra-epoca-empieza.html

4. https://vicentequintero.medium.com/la-historia-de-sabana-grande-caracas-una-ruleta-de-fuertes-altibajos-vicente-quintero-3496a06a90dd

5. https://vicentequintero.medium.com/la-historia-de-sabana-grande-caracas-una-ruleta-de-fuertes-altibajos-vicente-quintero-3496a06a90dd y El Cojo Ilustrado, nº 500, 15 de octubre de 1912.

6. https://www.todocoleccion.net/postales-america/caracas-calle-real-sabana-grande-fotografica~x33486122, https://www.pinterest.com/pin/285415695113249186/ y https://www.pinterest.com/pin/453667362445167878/

7. https://vicentequintero.medium.com/la-historia-de-sabana-grande-caracas-una-ruleta-de-fuertes-altibajos-vicente-quintero-3496a06a90dd, https://twitter.com/GFdeVenezuela/status/1017570203167809538 y https://culturacolectiva.com/historia/como-se-vive-en-caracas-venezuela/

8. Colección Crono Arquitectura Venezuela

9. http://blog.banesco.com/banesco-escotet-conoces-la-historia-gran-cafe/, https://prodavinci.com/sabana-grande-bohemia-y-narrativa/ y Colección Crono Arquitectura Venezuela

10. https://www.archdaily.cl/cl/02-331412/en-detalle-pavimento-y-drenaje-del-bulevar-sabana-grande-en-caracas-venezuela/52e8fef7e8e44ed6d6000074-en-detalle-pavimento-y-drenaje-del-bulevar-sabana-grande-en-caracas-venezuela-imagen?next_project=no y https://raizdany.wordpress.com/2011/04/09/el-boulevard-de-sabana-grande-i/

11. http://www.enlacearquitectura.net/obra/2011/12/pavimento-boulevard-sabana-grande/, https://entrerayas.com/2011/09/proyecto-de-rehabilitacion-integral-bulevar-de-sabana-grande/ y http://radiomundial.com.ve/bulevar-de-sabana-grande-hizo-realidad-el-sueno-de-caminar-caracas-fotos/

TEXTOS FUNDAMENTALES

LA GUAIRA

Orígenes históricos. Morfología urbana

Graziano Gasparini – Manuel Pérez Vila

Ernesto Armitano Editor

1981

LA GUAIRA. Orígenes históricos. Morfología urbana, tal y como menciona Graziano Gasparini en el Prólogo y agradecimiento, “es el primero de una serie que se propone investigar sobre los orígenes históricos y destacar los valores morfológicos de algunas ciudades venezolanas”. Dentro de la prolífica producción de Gasparini este libro sería el número 24 que publicaría desde que apareciera Templos coloniales de Venezuela en 1959. La salida del libro en 1981 coincidiría con el de la segunda edición de La arquitectura colonial en Venezuela que como se sabe vio luz por primera vez en 1965.

Realizado conjuntamente con los reconocidos historiadores Manuel Pérez Vila y Carlos Duarte, el libro «tapa dura» de 424 páginas cuya diagramación y selección de fotografías fueron responsabilidad de Gasparini, fue impreso en papel Camedo Dull 120 gramos siendo la selección del color realizado “por Computadora y Rayos Laser” en los talleres de Gráficas Armitano. Se terminó de imprimir el 29 de junio de 1981 “día de La Guaira”. La cubierta de la portada, se encuentra bellamente ilustrada con un detalle del Plano de Agustín Crame, fechado el 15 de mayo de 1778, indicando “Todos sus castillos y baterías” en los cerros” que está contenido en las páginas 220 y 221 del libro.

1. Izquierda: Tapa dura sin cubierta de LA GUAIRA. Orígenes históricos. Morfología urbana. Derecha: Página del Contenido
2. Izquierda: Felipe II pintado por Alonso Sánchez Coello antes de 1582. Museo del Prado, Madrid. p. 35. Derecha: Navío de línea español. S. XVIII. p. 91.
3. La Guaira colonial en un grabado del siglo XIX. p. 111.
4. Calle de La Guaira según un grabado del año de 1893. p. 116.

Correspondió a Pérez Vila la primera parte dedicada a los “Orígenes históricos” (pp. 9-127), la cual, siguiendo un orden si se quiere cronológico, está dividida a su vez en: Leyenda y realidad; El marco geopolítico: mar, tierra y hombres; Las primeras fundaciones hispanas en el Litoral; Orígenes y decadencia de Caraballeda; La ciudad de Caraballeda y el puerto de La Guaira; Unas atarazanas, un fuerte y una caleta; La Guaira y Arrecifes: una breve e intensa rivalidad; Fue el pueblo; y La Lucha por la autonomía.

La segunda parte (la más voluminosa, pp.129-379) estuvo a cargo de Gasparini y se enfoca en desarrollar la “Morfología urbana” de la ciudad apelando a una profusa y muy bien seleccionada información gráfica, donde la evolución que muestra la ciudad en el tiempo es el tema que ocupa la parte inicial, dedicándose al final a llevar adelante una descripción más próxima al momento en que el libro se publica. Abarca: El pueblo fortificado. El siglo XVII; Comienzos del siglo XVIII; La relación de Olavarriaga; Desde Gayangos Lascari al Conde Roncali; González Dávila, Agustín Crame y Fermín de Rueda; Las fortificaciones hoy; Descripción de La Guaira; y La morfología urbana.

Cierra el libro Carlos Duarte con “Las artes en el puerto de La Guaira durante la época colonial”, colocando en manos del lector una importante cantidad de piezas de orden utilitario y reliquias atesoradas en casas e iglesias de la ciudad producto de la acuciosa labor que como conservador y estudioso del arte de ese período ha llevado adelante durante mucho tiempo.

5. Carlos Duarte y una obra de Abraham Bosse de su colección de arte colonial.
6. Manuel Pérez Vila y una de sus obras Simón Bolívar. El Libertador (Síntesis
biográfica).

Manuel Pérez Vila nacido en Gerona en 1922 y fallecido en Caracas en 1991 fue director de la primera edición del Diccionario de historia de Venezuela. Según se recoge en el artículo dedicado a su persona publicado en la edición digital de esta obra, elaborado por Astrid Avendaño Vera, tras exilarse en Francia a causa de la Guerra Civil Española, Pérez Vila se formará en las universidades de Burdeos y Toulouse casas de estudio con tradición en los estudios hispánicos, que “le proporcionarán no solo una rigurosa formación para el análisis crítico, sino también una sólida formación intelectual que se preocupará por ampliar y profundizar a través del tiempo. Esos 2 elementos serán característicos de su aproximación al estudio histórico: rigurosidad analítica y una amplitud de criterios que solo proporciona una vasta formación cultural”.

Su llegada a Venezuela se da a fines de 1948 y desde entonces “no tarda en irse abriendo campo en la docencia, ya como profesor particular y en el colegio América (1949-1955), y como investigador, iniciándose como tal, a través de Pedro Grases, con la localización de la obra de Andrés Bello existente en la Biblioteca Nacional y en las academias de la Historia y de la Lengua (1949)”. Dedicado a profundizar en la temática bolivariana y a conocer a fondo la historia del país, Pérez Vila desarrollará una intensa carrera que le llevó a desarrollar bajo la dirección de Vicente Lecuna “la organización y clasificación del Archivo de Simón Bolívar existente en la Casa Natal del Libertador (1950-1954) a fin de elaborar índices, los estudios de historia a nivel universitario daban sus primeros pasos y faltarían 8 años para la creación de la Escuela de Historia en la Universidad Central de Venezuela (1958)”.

Para cuando Pérez Vila realiza con Graziano Gasparini el libro que hoy comentamos, aún era director del Boletín Histórico de la Fundación John Boulton y ya había publicado, fruto de su trabajo con los archivos del Libertador, una biografía de José Rafael Revenga (1953) y Vida de Daniel Florencio O’Leary, primer edecán del Libertador (1957), considerada su primera gran obra, y más tarde producto del conocimiento y experiencia adquirida en temas bolivarianos y su minuciosa labor de documentalista Pensamiento político venezolano del siglo XIX (1960-1962) y los Escritos del Libertador (1964-1981). En 1983 con motivo de la celebración del bicentenario del natalicio del Libertador Simón Bolívar, le tocará ejercer como asesor histórico de la exposición preparada en su homenaje y dos años más tarde, será electo individuo de número de la Academia Nacional de la Historia (marzo 1985).

De tal manera, el aporte de Pérez Vila al libro LA GUAIRA. Orígenes históricos. Morfología urbana convierte el segmento al que se dedicó en una pieza de gran valor por la riqueza de la documentación que llega a manejar que se ve reflejada en las 421 notas a pie de página que la acompañan.

7. Fragmento de la parte superior del plano de Santiago de León de Caracas que acompañó la relación del gobernador Juan de Pimentel en 1578, el cual muestra sólo una parte de la costa. En la toponimia ya aparece «puerto de la guaira» en fechas anteriores a la fundación de la ciudad (p. 139)
8. Vista de La Guaira desde el mar. Año 1700 (p.147)
9. Grabado que ilustra el ataque a La Guaira por la flota inglesa al mando del Cap. Charles Knowles, el 2 de marzo de 1743 (p.170)
10. Plano de la Serranía entre Caracas y La Guaira por Agustín Crame. Caracas, 15 de
mayo de 1778 (pp. 226-227)
11. La Guaira a comienzos del siglo XX y La Guaira hoy

Profusa y ricamente ilustrado con material proveniente del Archivo General de Indias en Sevilla, el Archivo de Historia Militar de Madrid, el Archivo Fotográfico de Graziano Gasparini, las colecciones de Luis E. Doguis, Carlos F. Duarte, Dirección de Cartografía Nacional, Fundación Boulton, Graziano Gasparini, Paolo Gasparini, Pedro Grases, Leopoldo Morillo, Museo del Prado, Museo Naval de Madrid y Servicio Geográfico del Ejército, Madrid, para lo cual la curaduría llevada a cabo por Graziano Gasparini fue fundamental, LA GUAIRA. Orígenes históricos. Morfología urbana se convierte en una obra de consulta obligada no sólo por lo allí escrito sino particularmente por las fotografías, dibujos, grabados y planos que contiene.

De la serie dedicada a ciudades venezolanas anunciada por Gasparini al momento de publicar el libro comentado, que sepamos, sólo apareció Coro: patrimonio mundial en 1994, por lo quedó truncada una bonita iniciativa que hoy en día sería de agradecer, lo cual no desmerece en lo más mínimo la gran labor que como investigador y divulgador Gasparini llevó a cabo durante toda su vida.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado, 1, 2, 4, 4, 7, 8, 9, 10. Graziano Gasparini – Manuel Pérez Vila. LA GUAIRA. Orígenes históricos. Morfología urbana. Ernesto Armitano Editor. 1981

5. https://colonialart.org/archives/locations/venezuela/ciudad-de-caracas/carlos-f-duarte-collection#c3058a-3058b y https://www.anateresatorres.com/2015/04/homenaje-a-carlos-duarte/

6. https://josefinaweidner.wixsite.com/laweidnercosmica/single-post/2020/09/21/entrega-xix-y-final-del-libro-de-roberto-lovera-de-sola-bol%C3%ADvar-el-gran-se%C3%B1or-de-la-pala y https://www.cervantesvirtual.com/obra/simon-bolivar-el-libertador-sintesis-biografica–0/

11. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

La ciudad en el imaginario venezolano

IV: Del viernes negro a la Caracas roja

Arturo Almandoz Marte

Fundación para la Cultura Urbana

2018

Nota de prensa tomada de Prodavinci del 9/11/2018

La Fundación para la Cultura Urbana cierra el tercer trimestre del año con buenas noticias. La primera de ellas es la edición y lanzamiento de un cuarto tomo de la conocida y exitosa investigación que desde 2002 ha realizado Arturo Almandoz Marte desde la Universidad Simón Bolívar, con el apoyo de la FCU, La ciudad en el imaginario venezolano.

Siguiendo con el procedimiento y la ordenación de los tres libros anteriores de esta investigación –Del tiempo de Maricastaña a la masificación de los techos rojos (2002; 2009); De 1936 a los pequeños seres (2004) y, De 1958 a la metrópoli parroquiana (2009)–, esta cuarta parte, con prólogo de Ana Teresa Torres, identifica y articula los principales momentos del imaginario ensayístico y novelesco de autores venezolanos en los años 80 y 90 del siglo XX.

Un interesante recorrido lleva al lector desde el agotamiento de la Gran Venezuela y su paso de los años setenta hacia los ochenta, prefigurando el llamado Viernes Negro, como coordenadas históricas que abren el inquietante imaginario del primer capítulo, sobre los “malestares capitalinos”. La comedia humana que transita la muestra, principalmente narrativa, de la primera parte es completada en la segunda con el ensayo y la crónica que registran los irreversibles desequilibrios de la urbanización venezolana, sobre todo en lo atinente al desbalance entre cultura, civilización y memoria.

Tal como ha ocurrido en libros anteriores, una tercera parte se dedica al imaginario urbano venezolano siguiendo, por un lado, los itinerarios de los viajes y las migraciones internacionales –incluyendo Miami, por supuesto– y, por otro lado, a ciudades y comarcas del interior de nuestro país. Los capítulos finales –“Urbes fracturadas y violentas” y “Hacia la Caracas roja”– abren con las señaladas advertencias, que a partir del Caracazo de 1989, hicieran Uslar, Liscano y otros de los así llamados Notables sobre el inminente cataclismo político y económico, con sus nefastas consecuencias sobre las urbes ya fracturadas irreversiblemente. Encabezados por Ana Teresa Torres y Antonieta Madrid, Eduardo Liendo y Carlos Noguera, los novelistas dieron respuestas finiseculares a todo ese proceso, al reconstruir la memoria citadina a través de la urbanización de las parentelas que atraviesan el quinto capítulo. Destaca en este sentido el caso de Torres, cuya Malena, entre otras voces femeninas de El exilio del tiempo (1990), resuena como canto de cisne finisecular frente a la Maricastaña de Picón Salas, quien abriera el primer libro de esta investigación. Y como cierre de la trunca modernización nacional, pero a la vez como adelanto de las vicisitudes políticas y sociales por asolar al país en el siglo XXI –cuyo imaginario apenas asoma en este cuarto libro– el último capítulo vislumbra la Venezuela roja y revolucionaria.
En el prólogo a este libro, Ana Teresa Torres señala que Almandoz “trabaja con la parsimonia y la prolijidad del investigador para quien todo puede ser de interés para ampliar, circundar, iluminar el objeto propuesto, y así, con una prosa detallada (y elegante) va poco a poco penetrando en los terrenos que ha decidido urbanizar literariamente. Los nombres de ensayistas, novelistas, cuentistas y cronistas saltan entre las páginas componiendo el retablo de la escritura venezolana del último tercio del siglo XX, pero no a modo de panorama o de recuento sino de voces que hablan desde la ciudad, y asimismo la ciudad –la polis, podría decirse– habla desde ellos. No es un crítico literario reescribiendo la literatura venezolana, ni un experto en ciudades describiendo a Caracas, ni un historiador recontando los tramos de nuestro pasado, ni un sociólogo estudiando la venezolanidad. Es la labor de entretejido la que verdaderamente cuenta aquí.”

ACA