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LA RED HOTELERA NACIONAL

1. Vista exterior del hotel restaurado

Hotel Humboldt (II)

Una vez alcanzada la proeza de ser terminada su construcción en tan sólo 199 días, inaugurado el 29 de noviembre de 1956 y puesto en funcionamiento en enero de 1957, el hotel Humboldt operó tan sólo un año de manos de la dictadura que lo asumió como uno de sus grandes logros y como demostración de que no había impedimentos para alcanzar metas que, sin importar lo que las detonara (un capricho, una intuición), dieran cuenta de la magnitud del poder que las motorizaba y del empecinamiento por darles vida. Como tantas obras de importancia construidas en aquel período, el Humboldt le quedó como herencia incómoda a una democracia cuya dirigencia se debatía entre rechazarlo o tratar de borrarlo de la memoria colectiva pero se topaba con la enorme dificultad de que era admirado por todo el que lo visitaba y divisado a distancia por una ciudad que lo asumía como faro luminoso que remataba su montaña más importante y cierre de una empresa heroica para quienes tuvieron el privilegio de enfrentarla desde el diseño y la construcción.

Sin embargo, aquel portento del ingenio, de la tenacidad y de la capacidad de poner en marcha una compleja ejecución, tropezó muy pronto con problemas ya previstos por quien lo concibió, asociados a la importancia de contemplar una fuente de ingresos adicional a la simple operación como hotel de turismo, que garantizara su mantenimiento y viabilidad en el tiempo: los costos asociados a su difícil accesibilidad y a los efectos que causaba el agresivo entorno geográfico así lo presagiaban desde un principio. A su condición de lugar de disfrute y solaz esparcimiento para la colectividad caraqueña, así como de singular atractivo turístico, el Humboldt se enfrentó desde un principio al hecho irrefutable de que se trataba de una instalación costosa que para poder sobrevivir debía redireccionarse hacia un público muy distinto y con un poder adquisitivo muy diferente del que recorría sus alrededores o se admiraba al visitarlo los fines de semana.

La siguiente nota aparecida en la Memoria y Cuenta del Ministerio de Fomento de abril de 1960 habla por sí sola acerca del inicio de los infortunios que desde muy temprano empezó a padecer: “El Hotel Humboldt había sido cerrado en abril de 1959, por las reparaciones efectuadas en el teleférico Maripérez-Ávila. Durante su primera etapa de funcionamiento, produjo pérdidas netas por Bs. 2.928.152,44. (…) Terminadas las reparaciones del teleférico, el hotel fue reabierto al público, por decisión del Ejecutivo Nacional, el 12 de diciembre de 1959. Desde su reapertura hasta el 31 de agosto del presente año, las pérdidas netas llegaron a Bs. 878.337,16 y la tendencia es de aumentar el nivel de ocupación. (…) Se han realizado importantes cursos organizados por la Universidad Central de Venezuela y se han celebrado también numerosas conferencias y convenciones económicas, profesionales y culturales”.

La frase “es más económico cerrado que operativo” atribuida a Rómulo Betancourt, primer presidente de la era democrática, resume la creciente falta de interés gubernamental por mantener activa la instalación, lo cual, sumado a la asincronía entre su funcionamiento y el del teleférico del cual siempre ha dependido, han permitido constatar que, tras más de seis décadas transcurridas desde su apertura sólo se computen cuatro años funcionando como hotel y no más de nueve de servicio continuo, reapareciendo periódicamente, en medio de los intentos infructuosos de reabrirlo, propuestas de incorporar el casino que Sanabria había ideado originalmente como garante de su sostenimiento.

Así, sin lograrse resolver los problemas de fondo que lo aquejaban, el hotel pasó en los 60′ de estar en manos de la Corporación Nacional de Hoteles y Turismo (CONAHOTU), a la cadena Sheraton a modo de tabla de salvación. Sobre este episodio el historiador Juan Carlos Díaz Lorenzo en su blog Venezuela en la Memoria, relata cómo de escenario de famosas fiestas y eventos sociales propios de su etapa inicial, en la medida en que se empezaron a agravar los problemas económicos, de operatividad y mantenimiento, la gestión del Humboldt “fue encomendada a la cadena norteamericana Sheraton, que también se ocupaba del hotel de Macuto. El apoyo logístico se convirtió en un problema, pues todos los suministros había que subirlos en el teleférico, lo que elevaba los costes y tampoco disponía de actividades recreativas”. Para ilustrar la dramática situación, refiere Díaz Lorenzo cómo un atractivo paquete “de cuatro noches en la costa y tres noches en la montaña tampoco dio resultado, limitado a 18 habitaciones disponibles de las 70 existentes debido a fallos y averías. De las áreas públicas solo funcionaba la discoteca, de modo que así como la instalación del litoral alcanzó un sonado éxito y reputación, la del Ávila se tornó en fracaso, lo que provocó su cierre en 1969, resentido parcialmente en su estructura, además, por los efectos del terremoto que asoló a Caracas el 29 de julio de 1967”.

De lo que hemos podido leer en el portal del Institutional Assets and Monuments of Venezuela (IAM Venezuela), que a su vez cita a Díaz Lorenzo, encontramos que posteriormente, en 1974, se pretendió reconvertir al Humboldt “en escuela hotelera y utilizarlo para la celebración de congresos y convenciones. Un año después se reabrió como sede de entrenamiento del Convenio Unión Internacional de Organismos Oficiales de Turismo (UIOT), actualmente Organización Mundial de Turismo (OMT), y la Corporación de Turismo de Venezuela (CORPOTURISMO), que dieron origen al Instituto de Capacitación Turística (INCATUR), mediante convenio firmado el 11 de septiembre de 1976. Para colmo de males, un accidente en agosto de 1977 en el teleférico -debido, posiblemente, a falta de mantenimiento- complicó todavía más su posible recuperación y desde mediados de 1979 quedó sumido en el abandono. (…) ‘Transcurrieron varios años y a mediados de la década de los ochenta, en tiempos del gobierno del presidente Jaime Lusinchi, se procedió a la rehabilitación de una parte del hotel Humboldt y el sistema del teleférico en el tramo de la estación de Maripérez, siendo reinaugurado el 6 de febrero de 1986. El diseño original de las áreas sociales del complejo hotelero fue alterado y posteriormente sería utilizado como escuela de turismo. El proyecto no tuvo éxito. De nuevo llegó el cierre de las instalaciones, lo cual, ante la falta de mantenimiento y la acción de la meteorología de la zona, provocó su deterioro’. (…) … tras el abandono del hotel las transformaciones que desdibujaban el diseño original continuaron, como las que se sumaron bajo la administración del Consorcio Inversora Turística de Caracas, ITC. A esta firma el Fondo de Inversiones de Venezuela y Corpoturismo le había otorgado una concesión de 30 años a partir de 1998 para que administrara el teleférico, el Parque Ávila Mágica y el Hotel Humboldt. Así como para que hiciera mejoras y ampliara el viejo proyecto del paso al litoral.

Después de 9 años, en agosto de 2007, el Estado venezolano le revoca la concesión a la aludida firma alegando ‘incumplimiento del contrato’, que incluyó la afectación de la condición original del hotel, contraviniendo las disposiciones del Instituto del Patrimonio Cultural, IPC, ente rector del ámbito patrimonial del país”.

2. Detalle interior
3. Arriba: dos vistas de las áreas sociales. Izquierda abajo: la piscina temperada. Derecha abajo: Espacio que comunica el lobby del hotel con una de las entradas, la torre de habitaciones y el comedor

Transcurridos 5 años, en mayo de 2012, el Estado emprendió el “Proyecto de Intervención Restaurativa del Conjunto Arquitectónico y Paisajístico Warairarepano” cuya coordinación, con la venia del IPC, por tener el inmueble una declaratoria de bien de interés cultural, se encargó al arquitecto Gregory Vertullo y que en su primera etapa consistió en el rescate del hotel y su adecuación a los altos estándares actuales. Vertullo ya había conocido a Tomás Sanabria quien lo asesoró justamente el año 2012 en la elaboración de su Trabajo de Grado de Maestría en Conservación y Restauración de Monumentos de la UCV, que buscaba involucrar al poblado de Galipán en el desarrollo del Teleférico Caracas –como se conoció en sus inicios– y del Conjunto Humboldt.

Vertullo, quien junto a Loly, la hija de Sanabria se convierte en garante de un legado que el autor del edificio nunca abandonó, asume para la restauración del hotel una actitud cuidadosa y respetuosa que buscó en todo momento devolverlo en la medida de lo posible a su condición original, luego de detectar que las intervenciones perpetradas por la empresa que obtuvo la última concesión habían afectado aproximadamente el 60 % de la instalación, “sobre todo en las áreas sociales que representan los lugares con mayor importancia en cuanto a espacio y estética del conjunto en total”.

Tras un impecable trabajo, Loly Sanabria ha alabado el esmero de Vertullo en reparar los daños estructurales y restablecer el fausto del diseño original luego que décadas de negligencia y saqueo despojaron al edificio de su vajilla, mobiliario, lámparas y recubrimientos los cuales Vertullo ha tenido que (y podido) reconstruir a partir del archivo de la Colección Sanabria y, subsecuentemente, rastrearlos, comisionarlos, y, en algunos casos, importarlos.

4. Vista interior
5. Izquierda: vista exterior. Derecha: área de descanso
6. Áreas sociales

Como producto de este modélico trabajo de recuperación, inaugurado el 4 de mayo de 2018, han quedado numerosos registros fotográficos plasmados a través de diferentes portales digitales. También destaca de manera especial el libro (que viene acompañado de una película documental en DVD y programa multimedia en CD-ROM) Hotel Humboldt. Un milagro en el Ávila (Joaquín Marta Sosa, Gregory Vertullo y Federico Prieto, 2014), el cual permite repasar toda la historia atesorada detrás de este mítico edificio desde su gestación a su casi milagrosa recuperación, para la que en 2017 ya se habían invertido más de 30.000 millones de bolívares con la aspiración de alcanzar así la mayor calificación posible, calculándose que podría costar pasar una noche en él no menos de 1000 dólares. Transcurrido un año de su reinauguración el destino del Humboldt sigue siendo incierto quedando aún pendiente el rescate integral de las áreas exteriores con base en el proyecto original de Burle Marx y la accesibilidad directa desde la estación del teleférico al hotel, requisito necesario para los potenciales usuarios de una instalación de esa categoría. Cabe destacar, como parte de la incertidumbre señalada, que al día siguiente de su reapertura, el 5 de mayo de 2018, el teleférico sufrió desperfectos dejando al hotel incomunicado con la capital.

ACA

Procedencia de las imágenes

1, 2 y 3 arriba. https://traficovisual.com/2018/04/23/la-restauracion-del-hotel-humboldt-y-la-revelacion-de-un-enigma/

3 abajo. https://iamvenezuela.com/2018/02/el-hotel-humboldt-la-joya-que-corona-el-avila/

4, 5 y 6. https://www.arquitecturapanamericana.com/restauracion-y-rehabilitacion-integral-del-hotel-humboldt/

2014• Se publica «Hotel Humboldt. Un milagro en el Ávila»

Se publica Hotel Humboldt. Un milagro en el Ávila.jpg

2014•  Editado por la Fundación Rosa y Giuseppe Vagnoni -FUNDAVAG- y coordinada la edición por Federico Prieto aparece la obra «Hotel Humboldt. Un milagro en el Ávila», con textos de Joaquín Marta Sosa, Gregory Vertullo y Federico Prieto.
La obra consta de una Presentación a cargo de Andreína Melarosa y nueve capítulos: Cronología; El Tótem de la Montaña; El Sistema Teleférico y en Conjunto Arquitectónico y Paisajístico El Ávila (Warairarepano); El Humboldt, un Milagro en el Ávila (capítulo que es además el guión del documental realizado por Federico Prieto); El Humboldt en nueve entrevistas: Rafael Arraiz Lucca, Tomás Sanabria, Marco Negrón, William Niño Araque, Federico Vegas, Gustavo Larrazábal y, una escenificada, a Julio Bacalao Lara; Narrativa de la construcción; Narrativa de la arquitectura; Anexos y finalmente los Créditos.
La obra, profusamente ilustrada con fotografías de diversos archivos y colecciones privadas, croquis y planos del arquitecto Sanabria, contó con el diseño gráfico de Waleska Belisario (ABV Taller de Diseño), impresión de Editorial Arte y está complementada con el DVD «Hotel Humboldt, un milagro en el Ávila» y el CD-ROM «El Ávila en flor», aporte a la divulgación de la diversidad biológica del Parque Nacional El Ávila, elaborado por Bruno Manara y Federico Prieto, dividido, a su vez, en capítulos: Orígenes; El Ávila; Líquenes y hongos; Vegetación de La Sabana; Vegetación de Las Selvas; y Sitios de Interés.

HVH