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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 139

Los expresivos dibujos recogidos en nuestra postal del día de hoy, elaborados por Domingo Acosta (Arquitecto, UCV, 1979; Master of Architecture, University of California Berkeley, 1982; Ph.D. in Architecture, University of California Berkeley, 1986; y profesor titular en la FAU UCV), como diseñador del hotel Stauffer (cuya construcción se culmina en 1995), nos podrían permitir rescatar y valorar el papel de acompañante en la concepción y desarrollo de un proyecto que cobra el croquis para algunos profesionales, y la vida propia que ellos empiezan a adquirir dentro de la aproximación que a su obra se pretenda hacer. Sobre este tema ha escrito con propiedad Frank Marcano Requena quien en su ensayo “El croquis como instrumento de diseño” (incluido en el libro Croquis. Plan Rector. Ciudad Universitaria de Caracas de Gorka Dorronsoro -2000-, reseñado en Contacto FAC nº 65 del 25-02-2018), precisa cómo este tipo de dibujos no sólo dan cuenta del proceso creativo que puede acompañar a determinada obra sino también acerca de los temas y preocupaciones que van de la mano de su autor como parte de su devenir intelectual.

Así, podríamos descubrir tras los bocetos de Acosta, por un lado, su utilización como recurso para explicar desde lo puntual varios de los aspectos fundamentales que develan el énfasis dado a la concepción de esta edificación y, a su vez, la manera como puede explicarse, a partir del diseño de algunos de sus elementos constructivos, la forma como se pensó en su caracterización y la ambientación que se buscaba dar a algunos de sus espacios más importantes.

Pero lo que esta aparente representación parcial denota es la presencia de una visión que sobre la arquitectura se tiene y que gira en torno a lo que se ha denominado el “desarrollo sostenible”, línea de trabajo que Acosta ha desplegado y puesto en práctica tanto en sus proyectos profesionales como en su actividad como investigador dentro del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) de la FAU UCV, buscando demostrar permanentemente cómo ambas actividades pueden alimentase mutuamente en pro de una arquitectura “ecológica y socialmente responsable”. Estrategias tendientes a lograr una arquitectura y construcción sostenibles pueden encontrarse, entre otras, tras el diseño bioclimático, la reducción del consumo energético, la reducción del consumo de recursos y desechos, y la creación de lugares sostenibles, tal y como se señala en la página http://www.domingoacosta.com/site/.

De esta manera, cuando Stambul Ingeniería, Procura y Construcción le llama para proyectar el hotel Stauffer, Acosta (quien contó con la colaboración del arquitecto Carlos Gambino) encuentra una excelente oportunidad de poner en evidencia las preocupaciones que ya venía desarrollando con relación a los temas apuntados. Al describirlo, tal vez por lo temprano de la fecha, se hace mención no tanto a “desarrollo sostenible” sino más bien a “el clima como tema fundamental en el diseño”, condiciones ambas que sin duda siempre deben ir de la mano.

Para concebir la propuesta se apela a la valoración de su localización en los verdes llanos de Monagas (al norte de la ciudad de Maturín) a los que “hasta pareciera que la sequía no lo afecta” y a la voluntad de captar la infinitud que ofrece el paisaje, resumida en la consideración de un poderoso medio ambiente donde la lluvia, la humedad, el calor y la inmensidad de «un horizonte multiverde» conforman un inmejorable marco natural al que había de escuchar.

Según podemos extraer de la página ya mencionada: “El conjunto arquitectónico consiste en un anillo de edificaciones bajas que abrazan un gran patio central, como en las grandes haciendas y casas coloniales venezolanas. Los propietarios estuvieron de acuerdo en que hubiera sido un exabrupto construir una torre en medio del llano; además, apreciaron que el esquema adoptado permitiera proyectar y construir simultáneamente e inaugurar por etapas, como forma de disminuir los costos financieros”.

En un terreno de más de 3 hectáreas, con un área de construcción de cerca de 20.000 m2, un total de 230 habitaciones y el apoyo de todos los servicios que han permitido catalogarlo como un hotel cinco estrellas, su bien logrado diseño ofreció a los redactores del Arquitectura HOY la ocasión de presentarlo en las páginas centrales de su nº 64 (4 de junio de 1994) acompañándolo, entre otros, del siguiente comentario: “…la proposición ha trascendido la creación de un microclima; es un microcosmos en el cual galerías, balcones, aleros, pérgolas y vegetación conforman espacios intermedios de sombras que protegen y generan nuevos ámbitos, en donde los rigores del clima se apaciguan y se domestican, con una arquitectura que parece estar tejiendo sobre la urdimbre de la naturaleza presente. El conjunto hotelero expone sus adhesiones a las condiciones del sitio, a los materiales y los detalles que son familiares -como una Casa Grande- atendiendo también con naturalidad, a las disponibilidades técnicas contemporáneas y la racionalidad constructiva, como si la decisión de diseñar con el clima estuviera liberada de cualquier hábito formal o técnico”. Quizás valga la pena observar de nuevo la postal para confirmar lo expresado en el semanario.

Constituye el Stauffer una clara excepción dentro de los hoteles de reciente data que, basado de sus valores, ha salido al relevo de algunos de los pertenecientes a la emblemática cadena de la CONAHOTU construidos en los años 50 del siglo XX, y servido para dar una nueva oportunidad de mostrar de manera renovada cómo deben enfrentarse aspectos constructivos, ambientales y de caracterización ligados ahora al desarrollo sostenible. Pese al tiempo que los separa, podría sumarse perfectamente a la saga conformada por los hoteles Moruco, Prado Río y muy particularmente el Llano Alto dada su localización, materiales, lógica constructiva empleada y acento dado a las variables ambientales.

Afortunadamente al día de hoy el hotel Stauffer aún se encuentra bien mantenido y sigue siendo referencia se primer orden para quienes quieran visitar el oriente del país. Los operadores turísticos, sin escatimar en elogios, no dudan en promocionarlo en virtud de que “ofrece un armónico y placentero contraste con un paisaje en condiciones prácticamente vírgenes, además, brinda la cómoda cercanía de los principales y más variados encantos naturales de la región, como la Cueva del Guácharo, un imponente monumento natural y uno de los pocos santuarios de esta ave a nivel mundial, ubicado en el macizo oriental, importante reducto de bosques y fuentes de agua para la región”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas. http://www.domingoacosta.com/site/

2008• Museo Mateo Manaure, Maturín, estado Monagas

Museo Mateo Manaure.jpg

2008•  El día 19 de noviembre se inaugura el Museo Mateo Manaure, el cual forma parte del Complejo Cultural ubicado con entre las calles Girardot y Bermúdez, Maturín, estado Monagas, diseñado por un grupo de arquitectos coordinados por Harry Frontado S. (FAU UCV, reválida promoción 21D/1973) y Freddy Carreño (1947-2016) (FAU UCV, promoción 21C/1973).
La iniciativa para la creación del museo surgió en 1998 por parte del entonces gobernador del Estado Monagas, Luis Eduardo Martínez.
El museo cuenta en su organización con tres Departamentos: Educación, Registro y Conservación, así como con un Centro de Información y Documentación especializado en manifestaciones culturales del oriente del país.
El edificio de 15.000 m2 de construcción rodeado de áreas verdes, tiene 5 pisos, en los cuales se desarrollan cuatro salas para exposiciones de más de 500 m2 cada una, una terraza y un sótano.
Con la creación de este Museo, el estado Monagas celebra a Mateo Manaure, insigne y reconocido artista nacional, nacido en Uracoa al sur del estado, Premio Nacional de Artes Plásticas 1947, colaborador del maestro Carlos Raúl Villanueva en el proyecto de la Ciudad Universitaria de Caracas, en donde creó obras para la Escuela Técnica Industrial, el Hospital Universitario y otros murales en diversas facultades.
El acervo del museo se creó con obras donadas por el maestro Manaure, la Fundación Cisneros y la Fundación Museos Nacionales.

HVH