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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 285

Convocado como “Concurso Nacional de Ideas” en octubre de 1995 por la Fundación Museo de los Niños de Maracaibo con el auspicio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Zulia y la Dirección de Cultura de la Alcaldía de Maracaibo, el correspondiente al Museo de los Niños de Maracaibo tuvo su desenlace el 18 de enero de 1996. Ese día el calificado jurado integrado por Fruto Vivas, Ciro Caraballo, Alejandro Carruyo, Giovanni Villalobos, Inés Laredo y Francisco Bellorín seleccionó entre 20 propuestas provenientes de diferentes partes del país las que ocuparían los tres primeros lugares, siendo todas las galardonadas presentadas por arquitectos egresados de la LUZ.

El terreno seleccionado de 14.900 m2 con condiciones de clima semi-desértico tropical, destinado al desarrollo de un complejo de instalaciones educativas y culturales, estaba ubicado en la avenida San Francisco, cabecera oeste del Puente sobre el Lago “Rafael Urdaneta”, en jurisdicción del municipio San Francisco. En las bases del concurso se planteaba que “este museo deberá contribuir a que el niño aprenda y se desarrolle con el conocimiento y la cultura universal, de su entorno, de la zulianidad, importante componente de la venezolanidad y de todos aquellos aspectos esenciales del Zulia potencialmente museables”.

La idea ganadora identificada como “Un mundo de sonrisas”, presentada por los arquitectos Sergio González y Luisa Molero junto al entonces bachiller, que ya cursaba el último año de la carrera, Farid Chacón, consistió “en cuatro módulos o edificios, que representan los cuatro elementos básicos del patrimonio natural: aire, fuego, tierra y agua. Y en relación al patrimonio cultural se considera como tal las acciones del hombre sobre esos cuatro elementos y sobre las interrelaciones que se han producido y se producen entre ellos. Se habla entonces del edificio hombre y otros adicionales, como edificio energía y edificio Lago, ubicado totalmente sobre la superficie de éste. Además contará con un auditórium, sede de la Orquesta Sinfónica Juvenil, una biblioteca especializada en literatura infantil, una plaza de las etnias indígenas, un bosque húmedo tropical con ejemplares robóticos de fauna extinta”.

1. Planta general paisajismo de conjunto del proyecto del Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo, 2002
2. Proyecto del Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo, 2002. Cortes del conjunto

El proyecto financiado por la Gobernación del Estado Zulia desarrollado en 2002, publicado con detalle como “Museo de los Niños del Zulia” en la revista Escala, nº 228, 2014, estuvo dirigido por Sergio González y Farid Chacón contando como arquitectos asistentes con Janeth Boza, Dalmary Rubio, Adriana Ordóñez, Sandra Velasco; Lourdes Peñaranda como encargada del paisajismo; Pedro Rosales de los detalles arquitectónicos y el ingeniero Adolfo Mibelli Acuña del diseño y cálculo estructural. Abarcó una superficie urbana trabajada de 2,26 há y contemplaba un área construida de 9.165 m2.

De acuerdo a lo que señalan sus autores “el proyecto Museo de los Niños del Zulia está concebido como una unidad institucional de investigación continua que, a diferencia de proyectos convencionales, pretende abarcar y -en lo posible- desarrollar en profundidad todos los aspectos que constituyen la naturaleza de lo que ha de ser una edificación para niños. Abordado desde esta perspectiva, el proyecto siempre ha de estar en condiciones de asumir cualquier innovación o modificación que enriquezca sus contenidos”.

En función de las variables climáticas prevalecientes en la zona, se propone la búsqueda de sombra como condición esencial, “para permitir a los niños desarrollar actividades en el exterior. Por ello las edificaciones se plantean como ‘6 árboles’ que permiten la generación de más de 3500 m2 de parque público en sombra frente al Lago de Maracaibo, espacio único en la ciudad.(…) Compuesto por seis contenedores temáticos dispuestos en sentido norte sur franco, y unidos sólo por sus vértices, el conjunto busca englobar un importante complejo cultural de servicios y apoyo a la niñez de la región. Estos seis árboles convertidos en cestas de acero, están suspendidas a través de un núcleo central en concreto que funge como conexión vertical y dotador de servicios. El desarrollo paisajístico se une en intención con la temática implícita en los edificios, disminuyendo los límites entre lo construido y lo natural, donde la experiencia sensorial y museística comienza no dentro del museo sino desde fuera”.

Tal y como se había prefigurado desde que la idea resultó ganadora del concurso, los seis elementos que definitivamente conformaron el conjunto cuyo dibujo en perspectiva ilustra nuestra postal del día de hoy, dotados de una alegría cromática que recuerda el valor que esta variable tuvo en la primera etapa del Museo de los Niños de Caracas (1983), se identificarán de la siguiente forma:

3. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Energía

Edificio Energía. Puerta de acceso al museo, alberga tanto las oficinas administrativas como los talleres de fabricación y mantenimiento de las exhibiciones; este edificio es el principal abastecedor de servicios al conjunto y el ejemplo vivo de la museabilidad extrema de la propuesta del Museo de los Niños del Zulia, al exhibir al visitante todas las actividades que hacen posible su funcionamiento.

4. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Agua

Edificio Agua. Al sureste del conjunto, dota de un gran espejo de agua al parque público y a la terraza del museo; es por sí mismo un sitio de recreación y de juego, donde los niños podrán disfrutar del agua, y aprender sobre este importante y valioso recurso. El edificio contiene más de 1500 m2 de exhibición e interacción con cuerpos de agua como mares, océanos, ríos y por supuesto el lago de Maracaibo, con sus especies, biodiversidad, su conservación y su sano disfrute. Bajo su sombra llueve constantemente refrescando el conjunto y creando un gran parque público de juegos de agua para la ciudad.

5. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Hombre

Edificio Hombre. Corazón del conjunto y elemento estructurador del complejo, el edificio hombre alberga todas las exhibiciones relacionadas al ser humano, su relación con el medio ambiente que lo rodea y su compromiso con el futuro. Este edificio provee al complejo de referencias y exhibiciones que permiten explicar la riqueza de las raíces del ser humano de estas latitudes, su diversidad étnica y su desarrollo a través de la historia. El edificio hombre dota al conjunto de más de 1500 m2 de área de exhibición terraza y parque público bajo sombra.

6. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Tierra

Edificio Tierra. Se levanta al suroeste, vistiendo al conjunto de verde y vida natural, es un gran germinador de especies botánicas y cultivos que dota al museo de espacios para la siembra y el disfrute natural a más de 9 m de altura. El elemento tierra se materializará en este edificio explicando y exhibiendo todo lo relacionado con dicho elemento, enseñando el cuidado, conservación y respeto al planeta; 500 m2 de terraza cultivada acompañan a más de 1000 m2 de área de exhibición y parque público.

7. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Aire

Edificio Aire. Ubicado en el extremo noreste del conjunto, contiene todas las exhibiciones relacionadas a este elemento natural. Sus fachadas norte y este están constituidas por un sistema de hélices traslúcidas de colores, que con el paso del viento y del sol convierten su interior en un gran caleidoscopio de más de 1500 m2 de área de exhibición, terraza y parque público bajo sombra.

8. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Edificio Fuego

Edificio Fuego. Ubicado al noroeste, resume la importancia de este fundamental elemento para la vida. Grandes cilindros textiles de colores cuelgan bajo tragaluces a 4.80 m de altura, dejando entrar la luz natural y creando un gran bosque de color y energía. El edificio fuego contribuye al conjunto con más de 1500 m2 entre terrazas, exhibiciones y parque público bajo sombra y luz”.

9. Museo de los Niños de Caracas, 1983-1993

Como ya esbozamos, la iniciativa zuliana por dotar a su capital de un museo de los niños estuvo precedida por la caraqueña concebida desde la década de los años 1970 por la entonces Primera Dama Alicia Pietri de Caldera, quien desde la presidencia de la Fundación Festival del Niño entre 1969 y 1974 puso en práctica el Programa Arte y Cultura para los Niños, con la intención de desarrollar sus capacidades mediante actividades participativas. El programa evidenció la necesidad de vincular al niño con el arte, la ciencia y la tecnología para despertar aptitudes y dar respuesta creadora a las inquietudes e interrogantes del hombre del futuro. Esta necesidad se transformó en el objetivo de la Fundación Privada Museo de los Niños. Después de 1974 Doña Alicia, continuó su búsqueda de un sitio para albergar una institución tan especial. En 1979, el Presidente de la República, Doctor Luis Herrera Campins, ofreció una edificación en el Complejo Parque Central como lugar para establecer el Museo. La adaptación y remodelación de los espacios internos del edificio entregado, teniendo como modelo el Ontario Science Center (Toronto, 1969) estuvo a cargo de un equipo de investigación, diseño y montaje liderizado por el arquitecto Domingo Álvarez, lográndose aprovechar al máximo la estructura donada “para convertir al Museo en un símbolo: una gran caja de colores, formada por tacos azules, rojos, amarillos, negros y blancos, sugiriendo un todo que puede armarse y desarmarse”, tal y como se recoge en http://www.maravillosarealidad.com/resena-historica/. Su inauguración se produjo finalmente en 1983. Posteriormente, en 1993, se completó la ampliación del Museo según proyecto a cargo del arquitecto Henrique Siso.

10. Izquierda: Museo de los Niños de Bogotá, 1987. Derecha: Museo de los Niños en Himeji, Japón

Continuando una tradición que se remonta a 1899 cuando se abre el Museo de los Niños de Brooklyn (considerado el más antiguo del mundo) y será seguida cuando se inaugure el de Indianápolis en 1925 (el de mayor tamaño), alcanzando hoy hasta 190 instalaciones de ese tipo en los Estados Unidos, en fechas cercanas al museo de Caracas se abrirá al público desde el 29 de agosto de 1987 el Museo de los Niños de Bogotá diseñado por el arquitecto Billy Goebertus y también en 1987, el arquitecto Tadao Ando realizará el proyecto de un centro cultural y educativo dedicado a desarrollar las capacidades artísticas y creativas de los niños que se construirá en las afueras de la ciudad de Himeji, Japón, entre 1988 y 1989.

11. Museo de los Niños del Zulia, Maracaibo. Estado actual de la obra paralizada desde 2016.

Si entre el momento en que se dio el veredicto (1996) hasta el desarrollo del proyecto (2002) transcurrieron seis años, entre éste último y el inicio de la construcción (2013) pasaron diez, lo cual habla a las claras de las dificultades que ha transitado el Museo de los Niños del Zulia para poderse concretar. Comenzadas las obras se le daría un impulso sostenido hasta el 2016 cuando los trabajos se paralizan hasta el día de hoy encontrándose edificadas “las cestas metálicas y los núcleos centrales en concreto armado de los edificios Hombre y Energía (…) En tal sentido también están construidas las infraestructuras de los núcleos centrales de Aire, Agua y Tierra”, no habiéndose iniciado el edificio Fuego.

En tiempos de elecciones regionales como los que transitamos, bien vale la pena el repaso que hemos realizado para abogar por la necesidad de reiniciar y culminar las obras de un proyecto que a todas luces se constituirá en un importante aporte a la arquitectura marabina.

Nota

Queremos agradecer al arquitecto Francisco Mustieles, Miembro Asociado de la FAC, por el apoyo que nos ha brindado aportándonos muy buena parte de la información con la cual hemos podido elaborar esta reseña.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 11. Cortesía Francisco Mustieles

9. https://www.pinterest.es/pin/357051076686084046/, https://venezuelaaldia.com/2019/07/19/a-oscuras-y-sin-gente-luce-el-museo-de-los-ninos-tras-cierre-fotos/ y http://www.maravillosarealidad.com/2012/06/21/30-anos-del-museo-de-los-ninos/attachment/1/

10. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad y https://www.metalocus.es/es/noticias/monumentalidad-en-la-montana-museo-de-los-ninos-en-hyogo-por-tadao-ando

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 277

La publicación, como imagen que ilustra nuestra postal del día de hoy, del trabajo ganador en 1992 del Concurso de Anteproyectos para Desarrollos Urbanísticos de Vivienda Multifamiliar Ampliable para el Área de Asistencia I de la Ley de Política Habitacional (promocionado por el Instituto Nacional de la Vivienda -INAVI-), del equipo integrado por los arquitectos Edwing Otero, Alfredo Sanabria, Hugo D’Enjoy y Juan Luchsinger (OSLD), con la asesoría del arquitecto José A. Carrasquel, el constructor Manuel Moreira y el ingeniero Carlos Giménez, nos coloca ante la posibilidad de abordar, aunque sea de forma muy resumida varios tópicos que directa o indirectamente giran en torno a él.

El primero de ellos podría ser el marco legal sobre el que se basó el llamado a concurso: la Ley de Política Habitacional, instrumento novedoso aprobado en 1989 que representó un importante cambio de orientación en la política pública de vivienda, en un triple sentido: definía el origen de los recursos a ser utilizados en la construcción de las viviendas subsidiadas, definía los beneficiarios, y establecía mecanismos de participación de la población. Se creaba así un fondo de financiamiento para la construcción de viviendas de interés social a partir de fuentes de recursos bien definidas y cuyo monto estaba vinculado al estado general de la economía. En lugar de una obligación genérica del Estado de proveer de vivienda a la población, la Ley de Política Habitacional establecía un método de financiamiento de las viviendas de interés social en base al ahorro habitacional de la población.

Además de determinarse el origen de los recursos dedicados a la construcción de viviendas de interés social, la Ley definía con precisión los beneficiarios de la política social en materia de vivienda, con una división precisa de estos en tres sectores de asistencia, en función del precio de venta de la vivienda, el cual se establecía en relación al salario mínimo. Así, el área de asistencia I (al que apuntaba el concurso que nos ocupa) se refería a viviendas cuyo valor no fuese mayor de 65 salarios mínimos. En el momento de la promulgación de la Ley, el salario mínimo era de Bs. 4.000 (equivalente a $80), y como expusiera en su momento Oscar Olinto Camacho y otros (en «Oportunidades y restricciones para la intervención del sector financiero privado en la rehabilitación de los barrios previsto en la Ley de Política Habitacional», texto aparecido en La cuestión de los barios, 1996), 90 % de los ahorristas se encontraban en este tramo, y contribuían con el 57% del fondo para el ahorro habitacional. Por su parte, Leandro Quintana (en «La participación popular en la política de vivienda en Vivienda en Venezuela». Revista Urbana, nº 16-17, 1995) afirmaba que se trataba del 60% de la población y del 90 % del déficit de vivienda. Por tanto se intentaba buscar a través del concurso alternativas viables a una demanda que abarcaba un universo para nada despreciable.

Un segundo aspecto que llevaba implícito el llamado hecho por el INAVI es el correspondiente a la condición “ampliable” que debían prever las propuestas que se presentaran. Este asunto, absolutamente ligado a los de la “progresividad” y la “flexibilidad” en la vivienda, ya tenía tiempo siendo considerado entre quienes tenían a su cargo desde 1928 (año de la fundación del Banco Obrero) las políticas de vivienda y en particular cuando a partir de los años 50 y 60 quedó demostrado que el déficit habitacional no se lograría cubrir jamás si su resolución se mantenía exclusivamente en manos del Estado y no se abría a la participación de sus potenciales destinatarios quienes, con el tiempo, habían logrado “auto-construirse” una mayor cantidad de soluciones de todo tipo. Como dato interesante cabe señalar cómo, a pesar de que el Banco Obrero no era dado a convocar concursos con frecuencia (sólo recordamos el que se abrió en 1942 para la Reurbanización de El Silencio), en 1972, ya desbordada su capacidad de resolver unilateralmente el problema, promueve justamente el Concurso Viviendas Unifamiliares de Crecimiento Progresivo el cual es ganado por el arquitecto Alfredo Cilento y el ingeniero Jorge Muller.

Cilento, vinculado como investigador desde 1958 con el tema, basado en su interés, conocimiento y experiencia, viendo que los planteamientos del viejo modelo “de la vivienda completa propia para todos sólo pudo hacerse realidad para muy pocos y con bajos niveles de satisfacción de expectativas”, precisará en “Mitos que se derrumban: el cambio del paradigma de la vivienda”, artículo publicado en 1996 en Tribuna del Investigador (Vol. 3, nº 2), cómo a raíz del proceso de deterioro económico. político y social que se inicia en Venezuela en 1978, reflejado por un lado en el crecimiento de la inflación y, por el otro, en las tasas reales negativas de incremento de los salarios medios durante 16 años consecutivos, se evidenciaba la necesidad de un radical cambio de escenario con relación a cómo habían sido enfocadas hasta entonces las políticas de vivienda. Luego de un apretado y contundente diagnóstico, Cilento ilustra el proceso que debía seguir dicho cambio en sus aspectos sociales, económicos y técnicos tras la “búsqueda de los distintos planteamientos que permitan organizar un enfoque global, holístico: un nuevo paradigma de la vivienda para los sectores de ingresos bajos y medios de la población”.

Cilento en su texto señala y desarrolla hasta 13 aspectos o mitos que deberían sustituirse por el nuevo enfoque y que sólo dejaremos aquí expuestos:

  • Del Estado-cliente-proveedor de viviendas mercancías, al Estado sustentador que apoya y facilita la gestión de los autoproductores de viviendas individuales y colectivos.
  • Del enfoque cuantitativo, representado por el concepto tradicional de lucha contra el déficit de vivienda, a un enfoque cualitativo que permita crear condiciones para el mejoramiento integral del hábitat urbano, para lo cual es básica la evaluación precisa de las necesidades, capacidades y potencialidades locales.
  • De la idea de que la carencia habitacional se puede solucionar mediante la manipulación del producto vivienda, característica del proceder de arquitectos e ingenieros, al concepto de que el logro de un hábitat adecuado es un proceso de creación de condiciones de vida apropiadas, uno de cuyos factores es la vivienda.
  • De la promoción y gestión centralizada de los programas de vivienda y servicios urbanos, a la gestión integral descentralizada, a nivel local y de las comunidades.
  • De la actitud paternalista-populista del Estado, que esconde un fuerte autoritarismo, a una gestión sustentadora a través de un Programa Nacional de Asistencia Técnica que vincule directamente a la comunidad organizada.
  • De la idea de que si se mejoran las condiciones en el campo, los pobres abandonarían las ciudades, a la convicción de que el crecimiento de las ciudades y de la urbanización de la población es irreversible.
  • Del prejuicio de que los barrios pobres son causa de todos los males de la ciudad, al juicio de que los barrios no son causa sino efecto y que deben ser rehabilitados.
  • Del enfoque de producción en gran escala de viviendas completas para enjugar el «déficit», al de producción en pequeña escala, a nivel de las comunidades, de viviendas de desarrollo progresivo.
  • De la idea de que el objetivo del desarrollo tecnológico de la construcción es construir más rápido, al objetivo de mejorar la capacidad productiva a través de tecnologías sustentables técnica, económica y ecológicamente, compatibles con la producción en pequeña y mediana escala.
  • De los proyectos de grandes conjuntos de vivienda de gran altura, a desarrollos de crecimiento progresivo en conjuntos de alta densidad y baja altura.
  • De las agrupaciones multifamiliares, donde no existe una clara identificación de los espacios privados, semiprivados, públicos y semipúblicos, a condominios horizontales donde todos los espacios estén claramente identificados y asignados y se garantice una adecuada relación entre comunidad y privacidad.
  • Del mito del financiamiento a largo plazo como una condición indispensable para el financiamiento de la vivienda de costos bajos y medios, al concepto de la vivienda que germina con financiamiento de corto plazo.
  • Del otro mito del control de rentas como mecanismo punitivo para que los alquileres no suban, a un esquema transparente de fijación de los alquileres, en función del crecimiento de los costos asociados.
1. OSLD. Propuesta ganadora del Concurso de Anteproyectos para Desarrollos Urbanísticos de Vivienda Multifamiliar Ampliable. Isometría ilustrativa de la posibilidad de crecimiento vertical
2. OSLD. Propuesta ganadora del Concurso de Anteproyectos para Desarrollos Urbanísticos de Vivienda Multifamiliar Ampliable. Arriba: Plantas baja y alta de la unidad básica con diversas etapas de crecimiento. Abajo: Fachada de diversas unidades durante diferentes etapas.
3. OSLD. Propuesta ganadora del Concurso de Anteproyectos para Desarrollos Urbanísticos de Vivienda Multifamiliar Ampliable. Modelos.

Con los planteamientos de Cilento por delante, plenamente vigentes por demás, no deja de ser interesante observar el llamado a concurso que 4 años antes había arrojado la propuesta de OSLD a objeto de detectar, tanto en la aspiración del ente convocante como de los arquitectos proyectistas, muchas más coincidencia que discrepancias con algunos de los mitos a desmontar, particularmente en aquellos que implican la participación de profesionales dentro de un nuevo escenario.

Así, ajustados a las bases del concurso que pedían “… ofrecer una solución para la creciente demanda de viviendas de muy bajo costo, que pudiera satisfacer las necesidades inmediatas de un núcleo familiar básico (pareja) y que pudiera crecer conforme dicho núcleo fuese creciendo y prosperando”, los ganadores diseñan “una vivienda o unidad básica que pudiera crecer hasta un máximo de 72 metros cuadrados de superficie útil y que, a efectos de reducir los costos por parte del comprador, contara inicialmente con un área mínima de 36 metros cuadrados y ofreciera claras posibilidades de crecimiento, a pesar de su ubicación en un desarrollo multifamiliar. (…) La unidad, al tener una forma geométrica pura, puede unirse con una o varias de diversas maneras, para producir agrupaciones multifamiliares, cuya forma dependerá del lugar donde se construya. Se pueden obtener edificaciones de casas alineadas, en bloques rectos o escalonadas que se adaptan a la topografía de manera semejante a las construcciones antiguas de nuestras ciudades, o unas sobre otras para formar edificios de apartamentos de hasta seis pisos. (…) La propuesta es un sistema de organización espacial que no depende de un sistema constructivo específico: puede construirse en concreto armado, acero o madera. También pueden ser utilizados otros materiales, dependiendo de la región y las características particulares de cada problema. (…) Su principal cualidad es su versatilidad para adaptarse a diversas condiciones ambientales, diversos grupos familiares y diversas formas de agrupación”.

4. Clasificación general de las modalidades de vivienda progresiva según Dayra Gelabert y Dania González. En: «Progresividad y flexibilidad en la vivienda. Enfoques teóricos». Arquitectura y Urbanismo, vol.34 no.1, ene.-abr. 2013.
5. Clasificación de los tipos de flexibilidad según Dayra Gelabert y Dania González. En: «Progresividad y flexibilidad en la vivienda. Enfoques teóricos». Arquitectura y Urbanismo, vol.34 no.1, ene.-abr. 2013.
6. Modalidades de progresividad según Dayra Gelabert y Dania González. En: «Vivienda progresiva y flexible. Aprendiendo del repertorio». Arquitectura y Urbanismo, vol.34 no.2, mayo-ago. 2013.
7. Tipos de espacios transformables. Flexibilidad de diseño o de uso, según Dayra Gelabert y Dania González. En: «Vivienda progresiva y flexible. Aprendiendo del repertorio». Arquitectura y Urbanismo, vol.34 no.2, mayo.-ago. 2013.

La propuesta de OSLD técnicamente cumplía con lo exigido, retomaba el concepto de los sistemas constructivos abiertos, e incorporando como condiciones el ser  ampliable, flexible y progresiva dejaba planteada, al proponer el núcleo básico que la constituye (o “protovivienda” según palabras del propio Cilento), la posibilidad de que el usuario-ocupante vaya tomando bajo un cierto orden las decisiones correspondientes a cómo plantear el crecimiento, ofreciendo un catálogo de posibilidades que se ajusta a lo que se ha denominado “progresividad hacia fuera”.

8. ELEMENTAL. Quinta Monroy, Iquique, 2001-2003. Izquierdas: Viviendas básicas sin intervenir. Derecha: Intervenciones y ampliaciones de las viviendas básicas por autoconstrucción.
9. Dos de las propuestas ganadoras del Concurso Internacional ELEMENTAL, Chile, 2003. Arriba: BOG arquitectos, Barcelona, España. Abajo: Makowski, Dojc & Rosas, Caracas, Venezuela.

Como ya señaláramos en el Contacto FAC nº 60 del 21/01/2018, el llamado hecho por el INAVI y la respuesta dada por OSLD se adelantaron por mucho (11 años) a lo que motivó la convocatoria en 2003 del Concurso Mundial de Arquitectura ELEMENTAL y que tuvo como antecedente el proyecto que desde el 2001 con ese nombre diera a conocer internacionalmente al Premio Pritzker 2016, el chileno Alejandro Aravena, cuya primera puesta en escena fue el desarrollo de Quinta Monroy en Iquique el año 2003.

Valga recordar que el concurso ELEMENTAL se “planteó como objetivo no sólo diseñar, sino construir 7 proyectos ejemplares a lo largo de Chile. Variando entre 150 a 250 unidades por conjunto, los proyectos responderán al nuevo programa de vivienda chileno ‘Vivienda social dinámica sin deuda’: un subsidio de US$ 7.500 por familia, que alcanza para una vivienda de entre 25 m2 y 30 m2, orientado a aquellos que no tienen capacidad de endeudamiento. Los habitantes dependen de la autoconstrucción para transformar esta mera solución habitacional en una casa digna. (…) El concurso internacional ELEMENTAL buscaba entonces propuestas arquitectónicas, a modo de ensayos proyectuales, capaces de producir un conjunto arquitectónico de calidad y densidad de barrio sin hacinamiento, y que estará bien localizado en la ciudad, desarrollado armónicamente en el tiempo, con
viviendas de calidad, flexibles para crecer y estructuralmente seguras”. Que cada quien compare y saque sus propias conclusiones.

Para finalizar, como otras tantas veces ha ocurrido, el planteamiento con el que la oficina OSLD ganó el concurso venezolano, pasó a formar parte de los valiosos esfuerzos no realizados provenientes de certámenes organizados en el país. Por otro lado la Ley de Política Habitacional hoy en día ha quedado totalmente desdibujada y los planteamientos formulados por Cilento siguen a la espera de convertirse en política de un Estado que en materia de vivienda ha retrocedido más de 50 años y reafirmado los mitos que se proponía superar el nuevo paradigma.

Nota

Edwing Otero, egresado de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV en la promoción 21C de 1973, quien ya había demostrado anteriormente su destreza como diseñador y concursante en varias convocatorias donde obtuvo reconocimiento, al asociarse con quienes fueran sus discípulos: Alfredo Sanabria, Hugo D’Enjoy y Juan Luchsinger (graduados en 1978, 1991 y 1991, respectivamente), logra con el concurso que nos ha ocupado iniciar en los años 90 una racha de propuestas ganadoras que incluirá también: la del Edificio Sede de “El Mundo de los Niños”, San Félix, Ciudad Guayana, Edo. Bolívar (1993); la Sede del Conservatorio de Música del Edo. Carabobo, Valencia (1995); la correspondiente a la Región Nor-oriental o insular-estado Nueva Esparta del Concurso de Arquitectura y Diseño Urbano para el desarrollo de conjuntos  de Viviendas en cinco regiones del país promovido por FONDUR (1999); y la correspondiente a la categoría “Casa de Protección” del Concurso Nacional de Ideas “Una Casa de Abrigo para los Niños” impulsada por el CONAVI (1999).

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1, 2 y 3. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

4, 5, 6 y 7. Dayra Gelabert y Dania González. «Vivienda progresiva y flexible. Aprendiendo del repertorio». Arquitectura y Urbanismo, vol.34 no.2, mayo.-ago. 2013

8. https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/02-2794/quinta-monroy-elemental/50102dd828ba0d4222000ff3-quinta-monroy-elemental-image?next_project=no

9. https://www.scielo.cl/pdf/arq/n56/art16.pdf

HA SIDO NOTICIA

Más información sobre las tres propuestas finalistas del Concurso Térium Caracas

Como complemento a la noticia que diéramos la semana pasada relacionada con los resultados de la primera etapa del Concurso Térium, donde fueron seleccionadas tres propuestas que deben ahora construirse siguiendo las recomendaciones que diera el jurado para luego escoger la ganadora, hoy publicamos la memoria descriptiva y tres imágenes de cada una. Éxitos y buena suerte para todos.

SAR

La propuesta se centra en el entendimiento y diseño de un dispositivo de aparcamiento para bicicletas, entendiendo las variables urbanas, constructivas y patrimoniales que representa su entorno de implantación, la Universidad Central de Venezuela, como pistas que ayudarán a obtener un elemento complejo mas no complicado.

Se toma en cuenta las inmediaciones de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV como plan piloto y primer escenario para el estudio del comportamiento entre el flujo peatonal, vehicular y ciclístico, indicando sólo 2 zonas de implantación.

– Zona A (jardín principal de la FAU).

– Zona B (estacionamiento de profesores).

Para la fabricación se proponen 3 materiales principales: acero, concreto y plástico.
Todos los productos de acero están disponibles y se encuentran en el catálogo de la empresa Maploca.

– Cabilla estriada de 2 cm Ø como fundación.

– Semi-esfera de concreto. Sirve de soporte auxiliar para la estructura

– Esqueleto metálico (previamente electrosoldado en un taller).

– Tuerca cilíndrica en impresión 3D (plástico).

MECHA

La propuesta hace uso del concepto manglar como identidad del estacionamiento de bicicletas. El concepto busca sumarse a las ideas de sustentabilidad, biodiversidad, ecosistema y refugio.

El manglar está compuesto por tres módulos, cada uno de dos tubos de hierro negro curvos en forma de U invertida capaces de anclar o asegurar al menos dos bicicletas por módulo. Recubierta con pintura electroestática para resistir a la intemperie. La suma de los módulos se define como manglar. Ante la población creciente que hace uso de la bicicleta como medio de transporte regular el manglar podrá irse extendiendo.

El diseño considera ser minimalista o simple para permitir su rápida y fácil construcción, así como también, considera tener el menor impacto en el paisaje arquitectónico de Ciudad Universitaria buscando contrastar con el paisaje urbano-natural. La propuesta está pensada no sólo para ser implementada en la Facultad de Arquitectura sino también en Caracas.

OP.021

Tomando en cuenta que el aparcamiento es para uso de corta estadía, se ha considerado el diseño de los elementos que conforman la propuesta de la siguiente manera. El poste, elemento principal, es la estructura a la cual se asegura la bicicleta, mediante uno o dos puntos de contacto (cuadro y/o rueda), para su mejor aprovechamiento es posible asegurar dos bicicletas por estructura.

Se propone un faro de iluminación para el área establecida que además permite ser el punto para la señalética correspondiente al estacionamiento. Y, por último, se plantea un banco, para ofrecer un complemento para el apoyo de la rueda de la bicicleta y como mobiliario urbano, pensando en generar un ambiente agradable y con mayor flujo de transeúntes.

Se escogieron materiales robustos para el uso cotidiano, adecuados para resistir a la intemperie y además disponibles actualmente en el mercado, estos son acero y concreto. Para el suelo, se escogió grava, para conceder estabilidad al terreno y permitir la permeabilidad donde no puede eliminarse el paso de agua.

ACA