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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 375

Durante la década de 1950, dentro del particular impulso dado al desarrollo de edificaciones destinadas al ocio, el disfrute, el descanso y la recreación, resalta una tipología que proveyó a determinados grupos humanos de funciones complementarias que les permitieron paliar las carencias de contacto, tranquilidad o esparcimiento que la agitada vida moderna dificultaba cada vez más: los clubes sociales.
Una variante de estos establecimientos la constituyeron los organizados en torno a la procedencia desde alguna región del país o del mundo, tanto de quienes los promovieron como de los que se asociaron para que ello cuajara. Así, gallegos, italianos, asturianos, vascos, catalanes, lituanos y también apureños, margariteños, tachirenses, guariqueños o sucrenses comenzaron ocupando primero muchas casonas o locales de Caracas y luego, algunos de ellos, terminaron adquiriendo las instalaciones de tradicionales clubes sociales caraqueños o edificando sedes propias.

1. Izquierda arriba: Club Alemán, Carlos Guinand Sandoz (1935). Izquierda abajo: Centro Vasco de Caracas, Miguel Salvador Cordón (1950). Derecha: Casa de Italia, Doménico Filippone (1958)

Un somero repaso a lo mencionado permite detectar cómo, por un lado, el Hogar Canario se ubicará en el Club Paraíso (1923-1933), la Hermandad Gallega comprará el antiguo Club Casablanca en Maripérez (1946), o el Centro Catalán hará otro tanto con el Club Los Palos Grandes (1933); por el otro, dentro de los edificios de nueva planta, Carlos Guinand Sandoz diseñará en 1935, en El Paraíso, el Club Alemán en claro tono de clasicismo académico; Miguel Salvador Cordón proyectará en 1950, también en El Paraíso, el Centro Vasco de Caracas mirando hacia la arquitectura vernacular de esa región ibérica; y Doménico Filippone, con rasgos definitivamente modernos y particularmente corbusianos, levantará en 1958 en La Candelaria la Casa de Italia.

2. Izquierda: Casa Monagas, Vegas & Galia, (1954). Derecha: La Concha del Club Táchira, Fruto Vivas (1955).

Hay, sin embargo, dos interesantes planteamientos que conjugan sendas interpretaciones desde lo contemporáneo de lo que puede ser la imagen de un club regional: la Casa Monagas encargada a Vegas & Galia y el Club Táchira a Fruto Vivas. Es a la primera a la que dedicaremos la nota de hoy.

La Casa Monagas, como su nombre lo indica, tenía como propósito servir de punto de encuentro a los oriundos de este estado oriental del país residentes en Caracas, y a todos aquellos que desde esa localidad se acercaran a la capital. Su reducido programa, que derivó en una construcción de sólo 400 m2 cuyo costo de obra se estimó en Bs. 230.000, le otorgaba una escala familiar que se acoplaba muy bien a la zona residencial donde se debió insertar y que los arquitectos intentaron preservar sin perder de vista la necesidad de generar una imagen memorable. El terreno de 2.000 m2 se encontraba ubicado en un pequeño valle en la parte alta de la urbanización Las Acacias, en un recodo de la avenida Nicaragua.

Así, el partido adoptado parte de la resolución de las áreas que integran el programa en dos volúmenes intersectados conformando una «L», que a su vez envuelve un patio abierto hacia el que es posible expandir las actividades del edificio ubicadas en la planta baja. El cuerpo principal orientado norte-sur, que le da a la obra un atractivo aspecto sirviendo de remate a la calle donde se encuentra, se concibe como un solo espacio flexible cubierto por una superficie ondulada cuya forma se origina de la intención de seguir el dictamen del paisaje que lo rodea, tal y como lo ilustra el croquis que engalana nuestra postal del día de hoy.

3. Planta baja y vista aérea desde el noreste de la Casa Monagas en fechas cercanas a su apertura.
4. Fachada oeste (arriba) y corte por el volumen secundario (abajo).

El volumen secundario, perpendicular al anterior, es un paralelepípedo recto de un solo piso que penetra en el principal creando una mezzanina interna y sobresale hacia el sur para definir el acceso mediante un pequeño balcón. Hall de llegada, vestíbulo y sala de juegos están contenidos en el espacio único del volumen principal correspondiéndose los dos primeros con la ondulación mayor de la cubierta (punto de intersección) y el tercero con la ondulación menor. Bar-restaurant, cocina y dependencias de servicio se ubican en el cuerpo secundario cuyo techo plano es aprovechado como terraza de expansión hacia el norte.

De esta pequeña edificación vale la pena resaltar varios aspectos. El primero es su fuerza volumétrica a pesar de la sencillez del esquema que lo origina, basada en la adopción del tema de una cubierta en forma de “M” que parece nacer de la misma tierra. Calculada por el ingeniero Johannes Johanson, con quien los arquitectos ensayaron un interesante sistema estructural de pequeñas viguetas huecas que permitían grandes luces sin apoyo, el resultado permitió desarrollar una planta lo suficientemente libre muy acorde con la función que albergaba.

5. Dos fotografías de Paolo Gasparini de la fachada principal (sur) de la Casa Monagas (izquierda y derecha arriba). Iglesia de San Francisco de Asís que forma parte del proyecto urbano de Pampulha, Belo Horizonte, Minas Gerais, Brasil, de Oscar Niemeyer (abajo derecha).

El segundo es el carácter vernáculo que le otorgan la utilización de la piedra y el ladrillo a un planteamiento espacial y estructural absolutamente modernos, por lo que muy bien le cabría el calificativo de orgánico. Organicidad que se ve reforzada adicionalmente por su actitud ante el paisaje, por el uso equilibrado de la geometría propia de las superficies curvas en contraste con la línea recta, y por la manera como es resuelta la aproximación al edificio rompiéndose con toda tentación unidireccional que su composición podría sugerir, multiplicando los ángulos bajo los cuales puede ser apreciado y jugando al engaño en cuanto a la aprehensión real de su escala.

Afirmar que este club se trata de un edificio «monaguense» a no ser, como jocosamente solía comentar José Miguel Galia, por la «M» que su ondulada cubierta insinúa, no conduce a ningún lado. De ello se percataron sus proyectistas quienes prefirieron llevar a cabo una exploración en la que le dieron cabida, tal vez como en ninguna otra obra suya, al tema de la caracterización dentro de una tipología que así lo permitía. La combinación de casa con recreación en este sentido está totalmente lograda gracias, además, a su integración armónica a la vez que contrastante con el entorno, al manejo de la luz y la ventilación naturales, y a la utilización de una solución tecnológicamente experimental en concreto armado muy a tono con los años que se vivían. Cualquier relación con Pampulha no es casual: su influencia gravitaba en la oficina de Vegas & Galia en aquel momento. Lo que si es realmente novedoso es haber logrado fusionar con gran talento dos de los temas manejados en el ejemplar conjunto de Niemeyer: la expresividad de la Capilla y el programa de un club social.

6. Vista aérea actual donde se aprecia la ubicación de la Casa Monagas en la urbanización Las Acacias (izquierda). Zoom que permite detectar las intervenciones que se le han hecho al edificio.

Alberto Sato en José Miguel Galia. Arquitecto (2002) insiste en la condición doméstica de la Casa Monagas y la emparenta no sólo con la arquitectura brasileña sino también con la propuesta para el «Concurso internacional para el diseño de una quinta en un terreno con pendiente en Colinas de Bello Monte», promovido por Inocente Palacios y ganado por Galia en 1951, por la manera como se abre a las vistas hacia el norte a través de superficies acristaladas, tamizadas por el sinuoso muro calado hacia el sur. Además, la disposición de los dos volúmenes cruzados adoptados como esquema en planta remite, según Sato, a algunas quintas realizadas por Vegas & Galia en la época.

La condición excepcional que tiene esta pequeña edificación dentro de la estética racionalista característica de Vegas & Galia, oficina que entre 1951 y 1958 logró acumular 35 proyectos y 26 obras construidas, no hace sino confirmar la solidez con que en dicha firma se hicieron presentes, como bien ha sintetizado Sato, “la normativa urbana, la tipología edilicia, el dispositivo ambiental, los materiales constructivos de las edificaciones, los detalles y acabados con la maestría de quienes, por la vía de un riguroso profesionalismo, han dado verdaderas lecciones de arquitectura”.

Hoy, despiadadamente intervenida por quienes en el tiempo se vieron en la necesidad de ampliar sus instalaciones aprovechando el terreno donde se ubica, la Casa Monagas, totalmente desfigurada, difícilmente puede ser reconocida luego de que en nuestra retina quedaran plasmadas las estupendas fotos realizadas por Paolo Gasparini en las fechas próximas a su apertura en 1954.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. LOS SIGNOS HABITABLES. Tendencias de la Arquitectura Venezolana Contemporánea, Catálogo de la exposición, 1984

  1. Colección Crono Arquitectura Venezuela, https://www.minube.com/rincon/centro-vasco-de-caracas-_-eusko-etxea-caracas-a3685452#gallery-modal y González Viso I.; Peña M.I.; Vegas F. Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015

2. Colección Crono Arquitectura Venezuela y https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Club_Tachira_Caracas.jpg

3 y 4. Alberto Sato, José Miguel Galia. Arquitecto (2002)

5. Architectural Design, Volumen XXVI, febrero 1956 y https://es.wikiarquitectura.com/edificio/iglesia-san-francisco-de-asis/388681064963b879ad4da92bed3274bd/

6. Capturas de Google Earth

¿SABÍA USTED…

…que en 1908 es fundado el Club Paraíso?

1. Vista norte del Club Paraíso en los años 30 del siglo XX.

La aparición y evolución de los clubes sociales en la ciudad de Caracas, reseñadas de forma amena por Alberto Veloz en “El club social: un alto en la cotidianidad donde se fraguan historias”, artículo aparecido en El Estímulo el 21 de julio de 2020 (https://elestimulo.com/gastronomia/cronicas-de-alberto-veloz/2020-07-21/el-club-social-un-alto-en-la-cotidianidad-donde-se-fraguan-historias/), están estrechamente ligadas a la primera expansión de la ciudad hacia el suroeste iniciada a finales del siglo XIX que dará origen a la urbanización El Paraíso. Allí, durante la primera década del siglo pasado se sentarán las bases del primer gran centro de reunión de la burguesía caraqueña que llevará su nombre.

2. El Club Venezuela, ubicado en la esquina de Mijares.

Heredero de una saga de lugares de esparcimiento que empezaron a nacer de la necesidad de compartir intereses comunes, intercambiar ideas, tener nuevos afectos y cordializar amigablemente, cuya primera manifestación Veloz ubica en 1841 cuando en el diario El Venezolano apareció un curioso aviso convocando a participar en los salones de “La Tertulia”, y que será continuada por el Club “Unión” (luego redenominado como Club “Concordia”) y más tarde por el Club “Venezuela”, todos situados en el casco central de la capital, el Club Paraíso se gesta por iniciativa del general Alejandro Ibarra Rivas, “hombre culto, refinado, amigable y dado a la vida social estaba casado con Elena Russell, hija de Thomas Russell, jefe de la Misión Diplomática de los Estados Unidos”.

La familia Ibarra Russell, que vivía en una casa de dos pisos de Conde a Piñango, se mudará posteriormente a una casona situada en la colina de Los Laureles, al final de la avenida El Paraíso (hoy avenida Páez) frente a la Plaza de la República (actual Plaza Madariaga), que una vez adquirida Ibarra pondrá por nombre “Monte Elena” en honor a su esposa.

3. Ubicación de la quinta «Monte Elena» en un detalle del Plano de Caracas de 1906 de
Ricardo Razetti.

“Monte Elena”, que ya aparece registrada en Plano de Caracas de Ricardo Razetti de 1906 como una de las primeras casas construidas en la urbanización, será refaccionada por Ibarra tanto en su interior como en sus áreas abiertas. “Sembró árboles y dispuso de bellos jardines. Aprovechó que por el medio pasaba una acequia y con piedras mandó hacer una pequeña cascada. Igualmente construyó unos bancos para sentarse con el fin de disfrutar los atardeceres y el benigno clima de la zona”, lo cual la convirtió en un lugar que empezó a ser frecuentado por los paseantes dominicales que visitaban la zona.

“Una tarde del año 1908, en medio de la concurrencia espontánea, al general Ibarra se le ocurrió que era el momento de formar un club social. Cedió parte de su terreno entre Monte Elena y Los Laureles, para que se reunieran los primeros amigos que se manifestasen a favor de conformar el nuevo centro. Así nació lo que de ahora en adelante se llamará Club Paraíso”, apuntará Veloz. En dicho terreno se construiría una pequeña casa que se puede considerar como su primera sede.

Una vez constituido, la primera presidencia del club “lógicamente recayó en el general Alejandro Ibarra y entre los socios se encontraban Miguel Antonio Castillo Plaza, Oscar y Nicomedes Zuloaga, Antonio José Castillo, Gustavo Machado Morales, Eduardo Travieso Paúl, Mercedes Pietri, Sofía Valentiner, Gustavo Sanabria, Bernardino Ruiz Miranda”.

4. Izquierda: Parque Los Samanes, terreno donde se construirá la sede del Club Paraíso, señalado en un detalle del Plano de Caracas de Ricardo Razetti de 1929. Derecha: El Club Paraíso ya construido, registrado en el Plano de Caracas Monumental de Ramón Sosa de 1936.

Ante el aumento del número de afiliados y la necesidad de hacer crecer sus instalaciones recreativas, la directiva decide adquirir a la familia Zuloaga el parque Los Samanes, un lote de terreno de 28 mil metros cuadrados al este de la avenida Santander (próximo al Hipódromo), ocupado antiguamente por un pequeño lago, donde se construirá la nueva sede del club. El centro social abriría sus puertas en 1924 una vez concluida la construcción de la que cronológicamente puede llamarse su segunda casa-club, diseñada junto a las áreas exteriores en 1923 por el ingeniero Ricardo Razetti (1868-1932), proyecto que había sido seleccionado entre varias propuestas presentadas a concurso por adaptarse a la frondosa vegetación del lugar y por su razonable costo de construcción. La planta, una perspectiva y una descripción de la edificación, de rasgos decididamente neohispanos, fueron publicados en la Revista del Colegio de Ingenieros de Venezuela (Año I, Nº 6, junio 1923) con el título “Nuevo Edificio para el Club Paraíso, Caracas”.

5. Planta del proyecto del Nuevo edificio para el «Club Paraíso», Caracas, Ricardo Razetti, 1923.
6. Logo del Club Paraíso (izquierda). Removedor y pincho (derecha).

Del texto descriptivo que acompaña la reseña se concluye que el proyecto de Razetti incluía: “Una terraza abierta, bajo los árboles, dedicada a salón de baile, con kioskos laterales, uno de ellos para música, y el otro reservado a la escalera. En el centro se ha dejado un gran espacio engranzonado, en figura elíptica, para el servicio de mesas de té, etc. El propio edificio contiene locales, que más tarde pueden fácilmente ensancharse, para botiquín, toilette de damas y de caballeros, sala de billar, baños, departamentos sanitarios, cocina, departamento para el servicio, etc. Los vehículos tendrán su entrada y su salida especiales por avenidas que conducen hasta el propio edificio. Fuera del lugar de las construcciones descritas, se establecerán departamentos destinados a canchas de tennis, piscinas para natación y otros sports modernos”.

7. Dos imágenes del Club Paraíso ampliado en 1933 según proyecto de Alfredo Jahn
López. Fachada oeste (arriba) y vista panorámica (abajo)

El club, apremiado nuevamente por la necesidad de ampliar sus instalaciones, concluye en 1933, en conmemoración de sus veinticinco años, la tercera y última sede proyectada por el arquitecto Alfredo Jahn López (1895-1940).

La ampliación de Jahn, adaptada a las condiciones de crecimiento previstas por Razetti, se mantuvo apegada a un estilo neohispánico y mudéjar con reminiscencias de la arquitectura ecléctica de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Es de dos plantas y está flanqueada por dos torres de tres pisos. Como señala Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015): “El acceso está enmarcado por un volumen sobresaliente con una cubierta a dos aguas, que protege la entrada de los vehículos que se realiza por una rotonda. Sobre su fachada se evidencian elementos arquitectónicos del eclecticismo caraqueño (arcos de estilo mudéjar de medio punto con falsos almohadillados, balaustradas y molduras, con diseños inspirados en la naturaleza, que se reflejan tanto en las cornisas como en los vanos de puertas y ventanas). El programa cuenta con una biblioteca, un ‘Salón de los espejos’, restaurante, salón y el patio central, definido por un corredor perimetral cubierto, soportado por columnas de pequeñas proporciones realizadas en concreto martillado de fuste liso, sobre las cuales se apoyan arcos extendidos desde su base en sentido vertical”.

Desde 1928 en adelante, el Club Paraíso se convirtió, junto a su contemporáneo Caracas Country Club, en uno de los dos centros sociales más importantes de la ciudad. Su gran patio central rodeado de una bien proporcionada arcada y corredores que conducían al bar, el comedor y al gran salón de baile lo convirtieron en el lugar de las fiestas más suntuosas y alegres que se dieron en la Caracas de aquel momento. “Decir Club Paraíso era pensar en diversión, deportes, encuentro con los amigos, días de piscina y juegos. Los caballeros en el dominó y las señoras en tardes de romy, panguingue, continental, canasta uruguaya en compañía de té y bebidas varias”, complementará Alberto Veloz.

8. Vista aérea del Hogar Canario Venezolano (izquierda) y aspecto actual del
acceso a la casa-club (derecha).
9. Vista de la piscina del Hogar Canario Venezolano.

“Con el cambio urbanístico y el desplazamiento de la mayoría de sus socios hacia zonas más valoradas en el este de la ciudad, aunado a que El Paraíso perdió su encanto de urbanización elegante y señorial, comenzó la decadencia de uno de los mejores clubes de la capital. La última junta directiva decidió poner en venta sus instalaciones, cerrándose un ciclo de esplendor de la sociedad caraqueña. (…) El 23 de julio de 1970, la señorial casona del Club Paraíso pasó a ser la sede del Hogar Canario Venezolano, lo que significa que está en buenas manos. Los canarios, pueblo honrado y trabajador han sabido conservarla y respetar su estructura con muy leves cambios para su mejor confort y funcionamiento”. La piscina, conserva aún el logo del antiguo centro social, el cual es repetido en los suelos en el interior.

10. Ricardo Razetti (izquierda). Cuartel de Infantería Sucre, Maracay, 1921 (derecha).

Nota
Ricardo Razetti, ingeniero, arquitecto y cartógrafo caraqueño, de acuerdo a la nota biográfica elaborada por Irma De-Sola Ricardo para el Diccionario de Historia de Venezuela (https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/r/razetti-martinez-ricardo/), “realizó más de 10 planos de Caracas entre 1897 y 1929. Son una minuciosa muestra de la historia y registro del progreso de la ciudad. Preocupado por el mejoramiento del aspecto físico y el armonioso desenvolvimiento de las edificaciones públicas y privadas, en una época en la cual no se hablaba de planificación, presentó al Colegio de Ingenieros de Venezuela sus Notas para el código de construcciones en lo relativo al alineamiento de las construcciones en la vía pública (7.2.1898), donde recomendaba que cada población debía tener «un Plano General de Alineamiento». Editor y administrador del diario La Restauración Liberal (1903), presentó ante el Concejo Municipal del Distrito Federal un proyecto de modificación de los linderos de las parroquias (18.8. 1910), señalando estos por el centro de las calles o avenidas, en vez de por los accidentes geográficos del terreno, como se hacía anteriormente, lo cual propiciaba conflictos, pues se daba el caso de que una edificación estuviera construida entre 2 parroquias. La proposición fue aceptada el 20 de diciembre de 1910 y se le autorizó para incluir esas modificaciones en el nuevo plano de Caracas que estaba por publicar. Como ingeniero, proyectó y realizó, entre otros, el cuartel de Maracay y la clínica Luis Razetti, situada en la avenida Este 2 de Caracas. En 1916, dibujó el Mapa físico y político de Venezuela”. También participó junto a Alejandro Chataing en la construcción del Arco del Triunfo del Campo de Carabobo e hizo el proyecto del Ateneo de Maracay, por citar sólo otras dos de las numerosas obras en las que intervino.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 7. http://mariafsigillo.blogspot.com/2013/02/bodas-de-plata-del-club-paraiso-1908.html

2 y 6. https://elestimulo.com/gastronomia/cronicas-de-alberto-veloz/2020-07-21/el-club-social-un-alto-en-la-cotidianidad-donde-se-fraguan-historias/

3. http://guiaccs.com/planos/la-busqueda-de-el-paraiso/

4. https://guiaccs.com/planos/ultimo-plano-de-razetti/ y https://guiaccs.com/planos/de-pueblo-ciudad-caracas-monumental/

5. “Nuevo Edificio para el Club Paraíso, Caracas”, Revista del Colegio de Ingenieros de Venezuela (Año I, Nº 6, junio 1923)

8. Google Earth y http://guiaccs.com/obras/club-paraiso/

9. https://www.flickr.com/photos/erick-rebaya17/11473833104

10. Colección Crono Arquitectura Venezuela

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 325

Durante las décadas de los años 40 y 50 del siglo XX venezolano, se produce una primera e importante oleada referida a la construcción de edificios nacidos de la voluntad de agrupación de entes relativamente homogéneos que, por iniciativa propia o a través de un promotor, buscan salidas para paliar sus diferentes necesidades de intercambio o simple ruptura con la rutina. Así, se puede hablar de los clubes o centros de recreación como aquellos locales e instalaciones cuyo compromiso esencialmente es complementar a un determinado grupo humano de las carencias de contacto social, tranquilidad o esparcimiento que la agitada vida moderna dificulta cada vez más. En este sentido con una base esencialmente recreacional y social, dentro y fuera de la ciudad de Caracas se desarrollaron en aquel entonces una amplia gama de ellos con perfiles dados por la coincidencia de sus usuarios en algún rasgo específico: la procedencia de una región del país o del planeta, los intereses gremiales, la zona de la ciudad donde se vive, el estatus social al que se pertenece, la práctica de algún deporte en particular o el simple deseo de aislarse o alejarse de la metrópoli durante fines de semana y vacaciones.

1. El barco a vapor Giulio Cesare que viajaba desde Genova o Napoli a América del Norte y del Sur. Su primer viaje fue en 1923.

Perteneciente al grupo de centros sociales creados con la intención de agrupar a los oriundos de una determinada parte del mundo, y a lo que se podría denominar como una segunda oleada de una tipología que empieza a ubicarse por lo general en zonas periféricas de la ciudad, el Centro Italiano-Venezolano, cuya fundación data de 1964, nace con la finalidad de atender la que se considera como una de las tres colonias que mayor número de personas aportó al país como parte de la política de inmigración intensiva que se da después de la Segunda Guerra Mundial, con destino básicamente hacia la ciudad de Caracas.
Buscando tomar el relevo que en algún momento asumió la Casa de Italia, ubicada en la parroquia La Candelaria, e impulsados por la necesidad de contar con instalaciones más completas que demandaba una población cautiva que había mejorado su estatus económico y echado raíces en el país, siempre dispuesta a reunirse para intercambiar opiniones, establecer relaciones o simplemente para pasar un rato de descanso familiar en compañía con sus coterráneos, los impulsores de la idea de crear el Centro Italiano-Venezolano logran, con la suma de los aportes económicos provenientes de quienes se interesaron en el proyecto, adquirir una parcela de 276.000 m2 (27,6 hectáreas) en la urbanización Prados del Este (al sureste de Caracas), con la intención clara de desarrollar el proyecto de un club que tomaría en cuenta la existencia de más de una generación de oriundos de Italia asentados en el país e incorporaría en su denominación el incluyente apelativo “venezolano”.

2. Vista aérea del terreno ocupado por el Centro Italiano-Venezolano con todas sus instalaciones.
3. Edificio sede del Centro Italiano-Venezolano. Antonio Pinzani (1971-1983).

El programa del centro social y recreativo contemplaba la realización de un edificio principal rodeado de una serie de construcciones menores que darían servicio a las diferentes actividades recreacionales y deportivas que se diseminarían por el accidentado terreno. Le correspondió al arquitecto Antonio Pinzani (1927-2009), arquitecto graduado en la Universidad de Venecia, Italia, en 1953 y que revalidó su título en la FAU UCV, realizar el plan maestro y el diseño tanto de la sede como de las obras menores.

Pinzani que ya había logrado un importante prestigio luego de haber proyectado el Centro Comercial Chacaito (1965-68), propone para el edificio central una gran estructura en concreto de planta cuadrada (aproximadamente 50 x 50 mts) y 12.500 m2 de construcción con tres niveles principales, un sótano de servicio y una amplia terraza con vista hacia El Ávila, aprovechando su ubicación en lo alto del predio.

Doce años (1971-1983) tardó en finalizarse la sede que a pesar de recoger algunas claves formales y espaciales del Centro Comercial Chacaíto y solventar bajo una sola cubierta la existencia de un interior fluido, compuesto espacios de distintas jerarquías, fue arropada por la monumentalidad que le aportó su interesante planteamiento estructural (integrado por 9 macrocolumnas que soportan varias losas tridimensionales de 1,70 metros de altura, proyectada originalmente por los ingenieros José Adolfo Peña y Waclaw Zalewski), cuyos inconvenientes constructivos hubo que sortear sobre la marcha y lo dotaron de un indudable carácter brutalista.

La referencia hecha a la historia y construcción de la sede permite llegar al momento en que el año 2008, producto del deslave del accidentado terreno, se produjo la destrucción total del pequeño edificio que dotaba de servicios a las áreas deportivas del club, fundamentalmente a las canchas de tenis. Así, el año 2009 la directiva llamó a un concurso interno para el diseño del Nuevo Edificio de Servicios, el cual fue ganado por el arquitecto Roberto Puchetti, cuya imagen ilustra nuestra postal del día de hoy.

4. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Lámina de antecedentes preparada por la oficina de Roberto Puchetti publicada en https://www.archdaily.cl
5. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Lámina explicativa del manejo de la luz y la sombra preparada por la oficina de Roberto Puchetti publicada en https://www.archdaily.cl

Apelando a la observación atenta del entorno inmediato, conformado por el edificio sede y del resto de las edificaciones fundacionales, Puchetti logra rescatar el planteamiento hecho para estas últimas consistente en cubrir los diversos programas con unas delgadas cubiertas en concreto armado de doble curvatura (paraboloides hiperbólicos o HYPAR), percibiendo allí la posibilidad de construir espacios ligados al medio que estas conchas a modo de sombrillas proveían.

La idea de contar con una sola cubierta (presente a otra escala en el edificio sede), que permite alojar bajo ella múltiples espacios fluidos y de distintas jerarquías, además de proveer sombra y cobijo, es retomada por Puchetti a la hora de resolver en dos pisos un programa de 465 m2 consistente en proporcionar servicios destinados únicamente a la comunidad deportiva (planta baja) y generar lugares de encuentro para el resto de los usuarios en torno a una cafetería localizada en la planta superior.

6. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Planta baja (izquierda) y planta baja (derecha)
7. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. La segunda planta.
8. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. La volumetría que da al sur, la espacialidad y la cubierta.
9. Edificio de Servicios Centro Italiano-Venezolano, 2011. Vistas interiores.

Según palabras de su autor, recogidas en el amplio reportaje que se le dedica al edificio en https://www.archdaily.cl “se estimuló un proceso de diseño asumiendo los valores de sombra como apriorísticos” y en tal sentido “se partió por dibujar la sombra que se necesitaba … y posteriormente se levantaron los volúmenes y cubiertas que, se suponía, debía arrojar esa sombra. (…) El resultado fue una propuesta definida con una cubierta que ordena y domina la composición. Bajo ésta, los volúmenes que alberga el programa enfatizando la fluidez entre los espacios. Las fachadas, producto de la experimentación arriba descrita, se tradujeron en un volumen regular hacia el Norte y una serie de volúmenes irregulares hacia el Sur”.

10. Vista del edificio sede del Centro Italiano Venezolano desde la cancha de tenis a la que apoya el Edificio de Servicios.
11. Edificio de Servicios Centro Italiano Venezolano, 2011. Vista de la fachada norte desde la cancha de tenis.

También, como se apunta en la nota escrita por Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), la cubierta, revestida de madera “genera distintas intensidades de sombras y se conforma por la unión de cuatro cálices soportados por una columna central que a manera de embudo canalizan la recolección de las aguas pluviales, reducen la temperatura interior y promueven el ahorro energético, el control climático y simplifican los recursos estructurales”. Habría que agregar, como señala Puchetti, que “la imposibilidad en el uso de sistemas tecnológicos y sofisticados de controles ambientales debido al presupuesto con el que se contó, exigió el logro de estos objetivos a través de la arquitectura como única herramienta de control ambiental (orientación solar, ventilación natural, dimensiones y proporciones de los elementos)”.

Esta pequeña obra, diseñada con esmero, racionalidad, sobriedad y sin dejar por fuera ninguna variable importante, demuestra, en contraste con el propio edificio sede del Centro Italiano-Venezolano, que la trascendencia y la contemporaneidad no se ubican en el descontrol de la escala y la desmesura. Se ubican, por el contrario, en la búsqueda de un significado, en el manejo de la medida y hasta en la evocación que puede darse asumiendo, a través del uso de la madera y el acero y la remembranza formal de una proa, la condición metafórica de un barco que recuerde a los inmigrantes europeos y su llegada a América quienes son, en esencia, los referentes que dieron sentido a la creación del club.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 11. https://www.archdaily.cl/cl/02-152917/nuevo-edificio-de-servicios-centro-italiano-venezolano-roberto-puchetti?ad_medium=widget&ad_name=navigation-next

  1. http://robertovioli.blogspot.com/2018/03/los-barcos-de-la-inmigracion-de-europa.html

2. Captura Googlo Earth

3. http://guiaccs.com/obras/centro-italiano-venezolano-2/

1954• Casa Sindical de Caracas, El Paraíso

1954• Se concluye la construcción e inaugura la Casa Sindical de Caracas, ubicada en un terreno limítrofe con la Urbanización El Paraíso y la Av. San Martín. La obra fue diseñada por el arquitecto Enrique García Maldonado (1905-1990) y construida por el Ministerios de Obras Públicas (MOP) para el Ministerio del Trabajo a un costo de Bs 8.200.000 (Bs 700.000 para la adquisición del terreno y el monto restante para la construcción y equipamiento de la obra).
El auditorio de la edificación es conocido hoy como el «Teatro del Paraíso».
En su momento la casa sindical fue dotada de oficinas, salas de conferencias, teatro con todas las facilidades incluyendo un escenario giratorio, equipos de proyección cinematográfica, cocina, bar, cafeterías, canchas deportivas, parque infantil, cuartos para huéspedes, comedor, salón para juegos de mesa, biblioteca y una terraza para proyección de cine al aire libre.

Casa Sindical de Caracas. Vista área de la fachada posterior, opuesta al acceso. Piscinas y las areas verdes.
Casa Sindical de Caracas.
Casa Sindical de Caracas. Teatro.


El teatro fue provisto de un amplio vestíbulo con servicios públicos del cual a través de escaleras se puede acceder al balcón, provisto de un reservado presidencial. Cuenta con una cuidada acústica: paredes recubiertas con material absorbente, techo ligeramente inclinado y rematado con yeso y ranuras, los pasillos están cubiertos de alfombras sobre base de goma. Está equipado con proyectores cinematográficos y de un eficiente equipo de aire acondicionado. Cuenta con dos plataformas giratorias para cambios de escenario en entreactos y un número de trampas para efectos escénicos.
Como parte integral del teatro el arquitecto García Maldonado creó un cuerpo adjunto de siete pisos, provisto de ascensor, en el cual ubicó: un depósito general, cuarto de costura para confección y reparación de vestuario de los artistas, camerinos para estrellas, colectivos para hombres y mujeres y para los músicos.
En la tercera planta (al mismo nivel que el escenario) ubico un taller para construcción de decorados, dos espacios para espera y un cuarto de control de la iluminación con los tableros eléctricos en el mismo sitio. Sobre esta planta: talleres, oficinas para el director del teatro y la administración. En el quinto piso, provisto de pisos de madera, está un salón para ensayos de danza y un acceso directo a la tramoya del escenario. En el siguiente piso, una tipografía para imprimir los programas de eventos y un archivo. En el último piso de este bloque esta un salón de ensayos para coro y canto, una biblioteca musical.

Casa Sindical de Caracas. Vista del vestíbulo del Teatro-Auditorio provisto de sanitarios públicos y un salón para fumadores.
Casa Sindical de Caracas. Vista del salón bar.

Fuente consultada y fotografías: Mundo Hispánico. Suplemento al Número 83 /1955

HVH