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¿SABÍA USTED…

… que en 1958, hace ya 60 años, se termina la construcción de la Casa de Italia en Caracas?

1. La Casa de Italia. Doménico Filippone, 1958. Vista exterior

La colonia de inmigrantes italianos que, a causa de las penurias que atravesaba esa región de Europa durante la posguerra, se residencia en Venezuela fue la más numerosa de cuantas optaron por venir al país.

Los datos más difundidos señalan que en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX casi 300.000 oriundos de Italia entraron por el puerto de La Guaira, 60% de ellos provenientes del sur de la península, acogidos en su mayoría a la política de “puertas abiertas” que se instaura a partir de 1952 durante la dictadura perezjimenista, la cual dejó de lado criterios aplicados desde el gobierno de Isaías Medina Angarita (1941-45) y luego hasta 1948, donde los organismos competentes asumieron la tarea de selección, recepción y ubicación de los extranjeros. Inicialmente, muchos de los inmigrantes italianos fueron enviados a las comunidades agrícolas, pero al abrirse y relajarse la puesta en práctica de normas racionales de distribución de la población migrante, la mayoría terminó trabajando en el comercio, industrias y servicios de las principales ciudades ubicadas en la región centro-norte costera, copando con bastante rapidez el ámbito correspondiente a la industria de la construcción, la segunda en importancia tras la petrolera.

De esta manera, el desbocado crecimiento demográfico y urbano que se manifestaba en Caracas colaboró enormemente a que la numerosa colonia italiana se fortaleciera gracias a su influyente intervención en la edificación de gran cantidad de inmuebles multifamiliares ubicados en diferentes sectores de la ciudad.

Por otro lado, la población ítala residenciada en la capital (cuantitativamente la mayor de todas las de esa nacionalidad presentes en el país), dada la natural coincidencia que suele darse con otras personas alejadas de su lugar de origen, busca establecer relaciones y pasar sus ratos de ocio en compañía de sus familiares y coterráneos en lugares adecuados para ello, lo cual derivará en la correspondiente organización estructurada en torno a inmuebles que las facilitaran.

Llegado el momento de decidir la construcción de una sede social de nueva planta que representara el estatus ya adquirido por los oriundos de Italia, que a su vez se constituyera en lugar de encuentro de tan floreciente colectividad, sus promotores compran un lote ubicado en la céntrica y multiétnica parroquia de La Candelaria -en la Av. Sur 17 (Av. Las Industrias) entre Av. Urdaneta y Av. Este 0- y encargan el proyecto al arquitecto napolitano residenciado en el país desde 1946 Doménico Filippone Maggio (1903-1970).

2. Doménico Filippone en su mesa de trabajo

De Filippone vale acotar que es junto a Gio Ponti el arquitecto italiano de mayor trayectoria de cuantos trabajan en nuestro país con la particularidad de que, a diferencia de Ponti quien desarrolla los proyectos que se le encargan a distancia, Filippone vivirá en Venezuela hasta su muerte.

De su etapa italiana de alrededor de 20 años, transcurridos entre su graduación de arquitecto en la recién establecida escuela de arquitectura de su ciudad natal en 1926 hasta su llegada a Venezuela en 1946, llamado por el gobierno a participar como consultor  de la redacción del plano regulador de Caracas, Filippone dirige inicialmente su actividad profesional hacia la construcción residencial, a la que luego se unió una carrera intensa y exitosa en planificación urbana y en el diseño de obras públicas, de donde destaca el primer premio otorgado por Marcello Piacentini al grupo en el que participó para el plano regulador de Bolonia (1938) por haber “tratado con realismo convincente las tres cuestiones fundamentales: viabilidad, ampliación, restauración y mejora de los monumentos”, tal y como señala Maristella Casciato en el Dizionario Biografico degli Italiani Volume 47 (1997) en “Filippone, Doménico” nota biográfica por ella preparada. También sobresale de su primera etapa el edificio de la Juventud Italiana del Littorio (GIL) en Campobasso, “una arquitectura que recibió un aprecio unánime por la claridad de la distribución y por la atención con que el diseñador había respondido a la coherencia efectiva del paisaje y del entorno arquitectónico”.

Desde su llegada a Venezuela, Filippone lleva adelante una intensa actividad en diversos frentes: “fue consultor y luego funcionario del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social; representó al gobierno en congresos nacionales e internacionales de arquitectura y planificación urbana; fue profesor de planificación urbana en la Universidad Central de Venezuela; colaboró regularmente en la página cultural de los principales periódicos; con su actuación como diseñador, difundió ideas que lograron generar un debate nacional sobre los temas de la arquitectura social y el renacimiento de las actividades productivas en la agricultura”, apuntará Maristella Casciato, para luego referirse a su decisiva labor dentro de la División de Vivienda Rural de la Dirección de Malariología del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS), cuyo Programa de Vivienda Rural, iniciado en abril de 1948, coordinará e impulsará decididamente desde 1958 (ver Contacto FAC nº 97 del 07-10-2018).

En Las Italias de Caracas (2012), catálogo de la exposición del mismo nombre montada en la Sala TAC del Paseo Las Mercedes, Caracas, Hannia Gómez al referirse a Filippone comentará: “Sus arquitecturas en toda Venezuela y en Caracas destacan por la inusitada imaginación, por la fluidez y el dinamismo de los espacios que desde sus años italianos caracterizaron su búsqueda arquitectónica, por su innovación formal, y por su amor a la ciudad, haciendo siempre una arquitectura urbana que transforma cada uno de los lugares donde fueron construidas…”.

3. La Casa de Italia. Doménico Filippone, 1958. Izquierda arriba: Plaza de entrada. Izquierda abajo: Altorrelieves de la fachada este del cuerpo alto. Derecha arriba: Planta baja. Derecha abajo: Fachada

De esta manera, al abordar el proyecto para la Casa de Italia, Filippone responde a las apremiantes solicitudes del contexto y a la responsabilidad de manejar valores asociados a la identidad del colectivo que disfrutará el edificio a través de una propuesta decididamente moderna, conformada por dos cuerpos articulados que incorporan la utilización de elementos expresivos que matizan su particular e impura racionalidad. El cuerpo alto, laminar, rematado en su fachada este con un mural alegórico realizado en mármol por el artista italiano Hugo Daini, contiene oficinas administrativas, mientras que en el bajo, recubierto de vidrio con perfiles metálicos, se ubican las áreas sociales rematado en el último piso por el restaurante, espacio referencial.

Sin duda, cierta dosis de teatralidad acompaña el comportamiento de la edificación hacia lo urbano, el tratamiento de las superficies que lo envuelven y el manejo de las relaciones espaciales, acentuada en su interior por un gran ventanal que a modo de terraza pública domina las visuales al norte de la ciudad.

4. La Casa de Italia. Doménico Filippone, 1958. Izquierda arriba: Escalera vista desde abajo. Izquierda abajo: Sala de fiestas. Derecha: Restaurante.

El esquema compositivo permite generar un proporcionado espacio público que da realce al acceso protagonizado por una potente escalinata. Sus diversas plantas libres, la equilibrada combinación de formas autónomas e incluso su consideración a las variables climáticas, resuelta a través de una piel de romanillas metálicas que confiere gran unidad al conjunto, reafirman la presencia de una modernidad atemperada por la caracterización que proveen lugar y uso pero a la vez atenta al vocabulario internacional en boga. La Casa de Italia, sin la rutilancia de muchas de las edificaciones que poblaron Caracas durante la década de los años 50 del siglo XX, no dejó de ser un punto de referencia y una oportunidad aprovechada al máximo por su arquitecto para manifestar que se encontraba en una ciudad y en una latitud del planeta que asimiló y lo asimiló y, por tanto, merecían una muy especial consideración.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 3 (izquierda abajo). González Viso I.; Peña M.I.; Vegas F. Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015

2. https://venezuelaehistoria.blogspot.com/2020/10/domenico-filippone-maggio.html

3 (Izquierda arriba y derecha arriba y abajo) y 4 (izquierda arriba). Las Italias de Caracas, Sala TAC, Caracas, 2012

4 (Izquierda abajo y derecha arriba y abajo). https://www.coleccioncisneros.org/editorial/cite-site-sights/caracas

CLUBES

En los momentos en que se va forjando la modernidad arquitectónica venezolana y con ella los rasgos que podrían identificarla, es interesante seguirle la pista a las señales que emiten una serie de edificaciones destinadas al ocio, el disfrute, el descanso y la recreación. Existe en tal sentido una tipología edilicia que centrada prácticamente en cumplir con dichos requisitos se origina de la voluntad de agrupación de entes si se quiere homogéneos que por iniciativa propia o a través de un promotor buscan salidas para paliar sus diferentes necesidades de intercambio o simple ruptura con la rutina.

Así, se puede hablar de los clubes como aquellos locales e instalaciones cuyo compromiso esencialmente es complementar a un determinado grupo humano de las carencias de contacto social, proveyéndolos de la tranquilidad o esparcimiento que la agitada vida moderna dificulta cada vez más. En este sentido con una base esencialmente recreacional y social, dentro y fuera de la ciudad de Caracas se desarrollan en la etapa que va desde finales de los años 20 hasta los 50 del siglo XX una amplia gama de ellos con perfiles a veces muy precisos dados por la coincidencia de sus usuarios en algún rasgo específico: la procedencia de una región del país o del planeta, los intereses gremiales, la zona de la ciudad donde se vive, el estatus social al que se pertenece, la práctica de algún deporte en particular o el simple deseo de aislarse o alejarse de la metrópoli durante fines de semana y vacaciones.

1. Club Paraíso (hoy Hogar Canario de Venezuela). Alfredo Jahn López, 1921-28
2. Club La Florida (demolido), urbanización La Florida. Atribuido a Manuel Mujica Millán, circa 1930
3. Casa Club, Caracas Country Club. Diseñada por Clifford Ch. Wendehack y finalizada por Carlos Guinand Sandoz, 1928-30
4. Club Casablanca (hoy Hermandad Gallega), Maripérez. Circa 1930
5. Club Los Palos Grandes (hoy Centro Catalán). Guillermo Salas, 1933
6. Casa Club, Valle Arriba Golf Club. Clifford Ch. Wendehack, 1947

Sin pretender abarcar en esta nota la amplia gama de manifestaciones que se han podido detectar y registrar durante el lapso señalado, valga decir, para empezar que, asociados a la implantación paulatina del neocolonial como estilo arquitectónico, abren sus puertas casi simultáneamente entre 1928 y 1930, mostrando interpretaciones libres sobre el manejo de los códigos propios de dicho estilo, tres clubes vinculados cada uno a la urbanización a la que pertenecen: el Paraíso (Alfredo Jahn López, sede desde 1970 del Hogar Canario Venezolano) (1), el Florida (atribuido a Manuel Mujica Millán, demolido para dar paso a la construcción de la iglesia de la Chiquinquirá) (2) y el Caracas Country Club (cuya casa-club es diseñada por Clifford Ch. Wendehack y finalizada por Carlos Guinand Sandoz) (3). Más adelante y en la misma tónica, durante la década de los 30’s se inaugurarán en Maripérez el Casablanca Tenis Club (desde 1961 propiedad de la Hermandad Gallega del cual no queda prácticamente ningún vestigio, cuyo autor desconocemos) (4), el club Los Palos Grandes (Guillermo Salas, desde los años 60 sede del Centro Catalán de Caracas) (5) y en los 40’s (1947 para ser más precisos) la Casa Club del Valle Arriba Golf Club (Clifford Ch. Wendehack) (6).

7. Club Alemán, El Paraíso. Carlos Guinand Sandoz, 1935
8. Centro Vasco de Caracas, El Paraíso. Miguel Salvador Cordón, 1952
9. Casa de Italia, La Candelaria. Doménico Filippone, 1957

Como se verá, algunas de las comunidades extranjeras que echaron raíces en nuestro país prefirieron comprar las sedes de viejos clubes caraqueños ya consolidados a la hora de invertir en una propiedad e instalaciones perdurables. Sin embargo, hubo otras que apelaron a la construcción de nuevos edificios a partir de los cuales se puede entrar a debatir de qué manera se hizo en ellos presente una manera de entender la región o nación que representaban o, por el contrario, buscaron interpretar las variables propias del lugar en que se insertaron. Son los casos del Club Venezolano Alemán (7) cuya sede definitiva (de escasos 400 m2) es diseñada en 1935 por Carlos Guinand Sandoz en la urbanización El Paraíso adoptando un esquema neoclásico, estrictamente simétrico, de gran sobriedad y pureza en sus líneas, con acento en lo volumétrico y reflejos de la influencia neoplástica (a través de F. Ll. Wright) en la manera como se articulan las cuatro partes que lo componen; el Centro Vasco de Caracas (8), ubicado también en El Paraíso, para quien Miguel Salvador Cordón proyecta en 1950 como casa-club un “caserío” con todas las características lingüísticas de dicha construcción rural propia de Euskadi; o la realización en 1957 de la Casa de Italia (9), localizada en la céntrica parroquia de La Candelaria en un terreno muy comprometido desde el punto de vista urbano, para el que Doménico Filippone ofrece una solución absolutamente moderna con visos corbusianos, generosa con la ciudad y considerada con el clima, a la que se le superponen elementos decorativos alusivos al gentilicio que da nombre al edificio.

10. Casa Monagas, urbanización Las Acacias. Vegas & Galia, 1956
11. Club Táchira, Colinas de Bello Monte. Fruto Vivas, 1955
12. Club Campestre Los Cortijos, Los Cortijos de Lourdes. Carlos Brando, 1957

Los tres últimos casos señalados muestran la existencia de una clara vinculación entre el grupo étnico que disfrutaría cada edificio y la formación o nacionalidad de los respectivos proyectistas, quienes de diferentes maneras proceden a llevar a cabo sus particulares interpretaciones sobre rasgos arquitectónicos que los podrían identificar o a los cuales podrían ser asociados.

Sin embargo, no siempre ha sido así pudiéndose detectar casos como la Casa Monagas (Vegas & Galia, 1954) (10) o el club Táchira (Fruto Vivas, 1955) (11) en los que a pesar ser edificios encargados por comunidades oriundas de dos regiones muy precisas de nuestro país (y, en el caso de Vivas, seleccionado justamente por su origen andino), sus proyectistas dejan de lado lo vernacular como opción complaciente a seguir para apostar por propuestas más acordes con el lugar en que se insertan apelando a un lenguaje en el que el énfasis en lo estructural (las cubiertas en ambos casos pasan a ser sus temas principales) remite a un compromiso con los valores permanentes de una modernidad otra.

Mención aparte habría que hacer del Club Campestre Los Cortijos (1957, proyecto de Carlos Brando) (12), que, encargado por un grupo conformado por una una clase media emergente y en ascenso, busca incorporar en la ciudad todas las ventajas de estar en el campo. En él su proyectista, formado bajo la tutela de Villanueva, actualiza atinadamente todo el repertorio de elementos que caracterizan la arquitectura tradicional venezolana para dar con una solución ajustada a su época.

13. Colegio de Ingenieros de Venezuela, Bulevar Santa Rosa-Parque Los Caobos. Luis Eduardo Chataing, 1941
14. Colegio de Abogados, El Paraíso. Camilo Arcaya, 1945
15. Colegio de Médicos del Distrito Federal, Plaza Las Tres Gracias, Los Chaguaramos. Diego Carbonell, 1956

Abierta la puerta para seguir indagando cuánto pueden dar de sí las sedes sociales como fuente para determinar la representatividad del edificio con el grupo al que está destinado, se podría también dirigir la mirada hacia los gremios. De esta manera, encontramos como los ingenieros seleccionan por concurso en 1939 (terminada de construir en 1941) una propuesta que señala atisbos de una temprana modernidad no exenta de clasicismo elaborada por Luis Eduardo Chataing sobre la que se construyó el edificio aledaño al Parque los Caobos (13); los profesionales del derecho, también por concurso, seleccionan en 1942 un proyecto de un refinado talante neoclásico para convertirlo en la sede del Ilustre Colegio de Abogados de Caracas, elaborado por Camilo Arcaya que se terminará de construir en 1945 sobre la avenida Páez de El Paraíso (14). Los médicos por su parte, encargan a Diego Carbonell la sede social para su colegio en el Distrito Federal (localizada en la Plaza Las Tres Gracias) terminada de construir en 1956 (15), demostrando ser el gremio que mejor logró asimilar el tránsito por una década donde en Venezuela ser contemporáneo era síntoma de identidad.

16. Casa Sindical, El Paraíso. Enrique García Maldonado, 1953
17. Cículo de las Furzas Armadas, Paseo Los Próceres. Luis Malaussena (con la colaboración de Federico Beckhoff, Klaus Heufer y Klaus Peter Jebens), 1950-53

Los años de la Dictadura dan cabida a la aparición de dos nuevas tipologías de clubes urbanos ligados en este caso a los estratos sociales o instituciones a los cuales sus programas más interesaban llegar. Así, se construyen en un lapso de tres años por iniciativa del Estado la Casa Sindical en El Paraíso (1953) -proyecto de Enrique García Maldonado- (16) y el Círculo de las Fuerzas Armadas (1950-53) (también conocido como Círculo Militar), sobre la avenida Los Próceres, diseñado por Luis Malaussena (17). Ambos son concebidos para dotar a estos estamentos (la clase obrera y la militar) de espacios para la recreación, la cultura y el esparcimiento con los que hasta esa fecha no habían contado. El mensaje “igualitario” en cuanto a equiparar estas instalaciones con las de los mejores clubes sociales de la capital era claro. Para ello, por un lado, no se escatima en gastos y, por el otro, se recurre a la aplicación de un lenguaje impregnado de modernidad, más conservador en la Casa Sindical y más libre y acorde al contexto en el Círculo Militar. Los clubes extraurbanos ubicados o bien en la playa o bien en la montaña constituyen un capítulo aparte que seguramente abordaremos en otra ocasión.

ACA

Procedencia de las imágenes

1. https://www.facebook.com/HogarCanarioVenezolanoOficial/about/

2. https://mariafsigillo.blogspot.com/2012/06/el-club-florida.html

3. https://www.ebay.com/itm/Venezuela-RPPC-Caracas-Country-Club-Real-Photo-Post-Card-Vintage-/143506652728

4, 5, 6, 9, 10, 12, 13, 15, 16. Colección Crono Arquitectura Venezuela

7. Galería de Arte Nacional. Wallis/Domínguez/Guinand. Arquitectos pioneros de una época, 1998

8. https://www.minube.com/rincon/centro-vasco-de-caracas-_-eusko-etxea-caracas-a3685452

11. https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Club_Tachira_Caracas.jpg

14. https://globovision.com/article/colegio-de-abogados-de-caracas-reconocio-la-trayectoria-de-sus-agremiados

17. https://materialesamv.tumblr.com/post/92180234029/c%C3%ADrculo-de-las-fuerzas-armadas-caracas