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HA SIDO NOTICIA

El arquitecto mexicano Mario Schjetnan y el Grupo de Diseño Urbano galardonados con el Premio Oberlander 2025 de Arquitectura del Paisaje

Museo de las Culturas del Norte, Paquimé, México.

Escrito por Antonia Piñeiro

Publicado el 15 de octubre de 2025

Tomado de https://www.archdaily.com

El Premio Internacional de Arquitectura del Paisaje Cornelia Hahn Oberlander, de carácter bienal, se creó para fomentar la visibilidad, la comprensión, la apreciación y el diálogo en torno a la arquitectura del paisaje. El Premio Oberlander se creó en 2014, y el galardonado más reciente fue el arquitecto paisajista Kongjian Yu, pionero del concepto de «Ciudad Esponja». Este año, la Fundación del Paisaje Cultural (TCLF) anunció que el arquitecto paisajista Mario Schjetnan, con sede en la Ciudad de México, y su firma Grupo de Diseño Urbano (GDU) son los ganadores del Premio Oberlander 2025. Según la TCLF, Schjetnan pertenece a una generación de arquitectos paisajistas, arquitectos y urbanistas que se dieron cuenta de los impactos ambientales del desarrollo urbano y sus consecuencias para la vida, el planeta y sus habitantes. Él y el equipo del GDU son los primeros latinoamericanos en recibir el Premio Oberlander.

Festival de Jardines Cornerstone, Sonoma, California.
Festival de Jardines Cornerstone, Sonoma, California.

Mario Schjetnan, fundador del Grupo de Diseño Urbano (GDU), se graduó de arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, 1968) y obtuvo una maestría en Arquitectura del Paisaje en la Universidad de California, Berkeley (1970). En 1977, fundó GDU junto con el arquitecto José Luis Pérez, y se unieron a sus respectivas esposas, Irma Schjetnan y Letty Pérez. Desde entonces, el despacho ha trabajado extensamente en México, Latinoamérica, Oriente Medio, China y Estados Unidos, desarrollando proyectos de arquitectura del paisaje, urbanismo y arquitectura. Casi la mitad de su trabajo se centra en parques, junto con desarrollos residenciales, sitios postindustriales, museos y otros proyectos.

Jardín Natural del Parque Bicentenario, Ciudad de México, México.

Reconocido por impulsar el diseño urbano basado en la conciencia ambiental, la memoria cultural y la calidad de vida, Schjetnan ha promovido una nueva relación ética y estética con el medio ambiente. Al definir la filosofía de GDU, enfatizó que «el paisaje es en realidad una cuestión de cultura» y que cada proyecto es «específico del sitio». Para él, «si se quiere desarrollar un sitio o una nueva área, hay que empezar con un parque». Al reflexionar sobre su trayectoria, afirma que su objetivo principal es «mejorar la habitabilidad en las zonas más pobres de México y Latinoamérica para lograr justicia social y equidad urbana, así como en las zonas más ricas». Sostiene que existe un «derecho humano al espacio abierto».

Parque Union Point, Oakland, California.

La obra de Mario Schjetnan se nutre de una amplia gama de influencias, incluyendo a los arquitectos modernistas mexicanos Luis Barragán, Max Cetto y Mario Pani; los arquitectos paisajistas Roberto Burle Marx y Lawrence Halprin; y artistas y escritores como Diego Rivera, José Clemente Orozco, Juan O’Gorman, Carlos Fuentes y Octavio Paz. Con raíces en la herencia prehispánica de México, sus diseños integran valores culturales y ecológicos. Antes de fundar GDU, Schjetnan se desempeñó como el primer jefe de diseño urbano y de vivienda en el INFONAVIT (1972-1977), donde supervisó proyectos en 110 ciudades de todo México, produciendo aproximadamente 100,000 viviendas, incluyendo 5,000 en la Ciudad de México. El portafolio de su firma incluye obras emblemáticas como el Parque Chapultepec, el Parque Ecológico Xochimilco y el Parque Ecoarqueológico Copalita, además de grandes parques urbanos creados en sitios industriales recuperados, como el Parque La Mexicana y el Parque Bicentenario en la Ciudad de México.

Parque Ecológico Xochimilco, Ciudad de México, México, 2025.
Parque Ecológico Xochimilco, Ciudad de México, México, 2025.

Schjetnan y el Grupo de Diseño Urbano fueron seleccionados entre más de 300 nominaciones en todo el mundo por un jurado internacional de siete miembros, compuesto por destacados arquitectos paisajistas, urbanistas, arquitectos y académicos. El Premio Internacional de Arquitectura del Paisaje Cornelia Hahn Oberlander reconoce a profesionales con un talento excepcional, creatividad, valentía y visión, con una importante obra arquitectónica que ejemplifica el arte de la arquitectura del paisaje. Charles A. Birnbaum, presidente de la Fundación del Paisaje Cultural, destacó el firme compromiso de Schjetnan con el derecho humano al espacio abierto y su integración de los valores culturales en el diseño como requisitos fundamentales para la creación de un entorno construido equitativo para todos. El Premio Oberlander, de carácter bienal, incluye un premio de 100.000 dólares y dos años de actividades de participación pública centradas en la obra del galardonado y en el campo más amplio de la arquitectura del paisaje.

Bosque y Parque de Chapultepec, Ciudad de México, México.

En una época de rápido desarrollo de las megaciudades y homogeneización cultural, el Grupo de Diseño Urbano (GDU), fundado y dirigido por Mario Schjetnan, es una voz sólida en defensa del compromiso social y la justicia ambiental, en sintonía con el arte de la arquitectura paisajística. Su trabajo conecta lo ético con lo estético, abogando por el acceso a la naturaleza en la ciudad como un derecho humano fundamental. La obra construida de GDU genera un impacto tangible y un modelo para la creación de paisajes públicos como infraestructura esencial en un mundo en rápida urbanización, donde habita más de la mitad de la población mundial. — Mención del Jurado del Premio Oberlander

Parque La Mexicana, Ciudad de México, México, 2025.

El equipo actual de GDU incluye: Mario Schjetnan (Socio Fundador y Director), Ana Schjetnan (Socia), Manuel Peniche (Asociado Senior), Marco A. González (Asociado Senior), Carlos Rascón (Asociado), José Luis Gómez Hidalgo, Héctor González, María de Jesús Tapia, Jimena Camacho, Estefanía Reyes, Brenda Arellano, Fernanda García, Carmen Rodríguez, Ana Campos, Andrea Ramírez, Fernanda Gómez, Ulises Victores, David Aizenman, Rubén Gómez, Gustavo Rojas (Asociado Externo), Rodrigo Hernández (Asociado Externo), Daniel Ramírez (Asociado Externo), Fabián Tron (Asociado Externo) e Ingrid Schjetnan (Asociada Externa).

Mario Schjetnan (extremo derecho) y personal del Grupo de Diseño Urbano, Ciudad de México, México, 2025.

Otros reconocimientos internacionales recientes en arquitectura y diseño reflejan un énfasis creciente en el compromiso social y la reflexión cultural. Los Premios Créateurs Design Awards (CDA) anunciaron a Xu Tiantian, fundador y arquitecto principal de DnA_Design and Architecture, como el ganador de la edición 2026 de Le Prix Charlotte Perriand, que honra a los arquitectos cuyo trabajo encarna la innovación, la responsabilidad social y un profundo compromiso con la comunidad y el lugar. La artista holandesa Madelon Vriesendorp, cofundadora de la Oficina de Arquitectura Metropolitana (OMA), fue nombrada ganadora de la Medalla Soane 2025, convirtiéndose en la primera artista femenina con sede en el Reino Unido en recibir el premio desde su lanzamiento en 2017. Mientras tanto, la Trienal de Arquitectura de Lisboa seleccionó a la firma india ReSa Architects como ganadora de la quinta edición del Premio Début, honrando su enfoque colectivo y socialmente orientado a la práctica espacial, que ve la arquitectura como un proceso de reescritura de las relaciones sociales y corporales.

ACA

TAL DÍA COMO HOY…

23 de febrero de 2017 se dio a conocer el veredicto de la XII Bienal Nacional de Arquitectura (BNA), organizada por el Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV) y montada en la Sala de Exposiciones de la Biblioteca Central de la Universidad Simón Bolívar.

1. Poster de la XII Bienal Nacional de Arquitectura convocada en octubre de 2016.

Cuando en 1963, por iniciativa del Ministerio de Educación, se crea el Premio Nacional de Arquitectura, le correspondió a la Sociedad Venezolana de Arquitectos (SVA) convocar aquel mismo año la Primera Bienal Nacional, evento en cuyo marco se otorgaría el galardón que reconocía tanto la obra más destacada del período como la labor de su autor o autores. De esa manera y durante las siguientes ocho ediciones (realizadas en un lapso de treinta y cinco años), los edificios seleccionados como la mejor obra sirvieron, además, como patente para que sus creadores se alzaran con el Premio Nacional.

2. Carlos Raúl Villanueva, por el conjunto de su obra, obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura otorgado en la I Bienal de 1963 por la Sociedad Venezolana de Arquitectos.

Si bien la primera bienal organizada por la SVA premió a Carlos Raúl Villanueva por el conjunto de su obra, desde la segunda de 1965 se escogería una pieza en particular, correspondiéndole a Julián Ferris como diseñador del Edificio de la Aduana de Puerto Cabello (1965) el privilegio de ser el ganador del Premio Nacional de Arquitectura de aquel año.

3. Izquierda: Afiche de la III Bienal de Arquitectura de Venezuela, primera organizada por el Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV) ganada por Tomás José Sanabria diseñador del Edificio del Banco Central de Venezuela. Derecha: Afiche de la VI Bienal de Arquitectura de Venezuela ganada por Carlos Gómez de Llarena, Manuel Fuentes y Moisés Benacerraf proyectistas de la Torre Europa.

La III Bienal de 1967, convocada ahora por el Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV), que sustituyó a la SVA desde 1966, otorgó el Premio Nacional a Tomás José Sanabria por el Edificio del Banco Central de Venezuela (1965). A partir de la IV Bienal (1971) comenzarían a distanciarse los períodos para otorgar la premiación recayendo en esa oportunidad la distinción en Bernardo Borges, Francisco Pimentel y George Wilkie por el edificio sede del diario El Universal (1969). Así, de forma sucesiva pero intermitente le serían otorgados los Premios Nacionales a José Miguel Galia (V Bienal, 1973) por el edificio sede de Seguros Orinoco (1971); Carlos Gómez de Llarena, Manuel Fuentes y Moisés Benacerraf (VI Bienal, 1976) por la Torre Europa (1975); Felipe Montemayor, Luis Sully, Joseba Pontesta, Etanislao Sekunda, Leopoldo Sierralta y Joaquín Leniz (VII Bienal, 1980) por el Terminal Internacional del Aeropuerto de Maiquetía (1974-1978); y a la División de Arquitectura de la C.A. Metro de Caracas con Max Pedemonte a la cabeza (VIII Bienal, 1987) por el trabajo de infraestructura y recuperación urbana asociado a la construcción de la Línea 1 del Metro de Caracas (1983).

4. La finalización de la VIII Bienal Nacional de Arquitectura de 1987 marcó un punto de inflexión en el desarrollo de este tipo de eventos y el comienzo del otorgamiento desde ese mismo año del Premio Nacional de Cultura, mención Arquitectura, por parte del CONAC.

Será desde 1987, tras la finalización de la VIII Bienal, que se recomendará al Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) el otorgar anualmente el Premio Nacional de Arquitectura en el marco de la designación de los Premios Nacionales de Cultura como una mención dentro de ellos, cosa que asumió favorablemente. De esa manera, se separaría el reconocimiento a toda una trayectoria de la premiación otorgada dentro de las bienales, dirigidas a reconocer una particular obra construida. En ese marco, la IX Bienal realizada en 1998 el ahora denominado “Gran Premio” recaería en la Abadía Benedictina ubicada en Güigüe, estado Carabobo proyectada por Jesús Tenreiro con la colaboración de Salvatore Anzalone, Manuel Delgado Arteaga, Ana Díaz Rodríguez, Luis Ocanto y Ninoshka Ruiz de Bodas (1990).

5. Portadas de los catálogos de la IX y la X Bienales celebradas en 1998 y 2001, respectivamente.

En los once años que separaron una bienal de otra, el CONAC ya había otorgado el Premio Nacional de Cultura, mención Arquitectura, a: Fruto Vivas (1987), Henrique Hernández (1988), Gustavo Wallis Legórburu (1989), Cipriano Domínguez (1990), Jesús Tenreiro Degwitz (1991), Juan Pedro Posani (1992), Jimmy Alcock (1993), Juan Andrés Vegas (1994), Graziano Gasparini (1995), Jorge Romero Gutiérrez (1996), Edmundo Díquez (1997) y Martín Vegas Pacheco (1998), saldándose así una deuda importante con figuras fundamentales en la historia de nuestra arquitectura de la segunda mitad del siglo XX.

Dentro de la irregularidad en la convocatoria a bienales, el año 2001 el CAV llamará a la décima, y el Gran Premio se le dará a la totalidad de los 10 Proyectos presentados para la recuperación y desarrollo de Vargas, elaborados después de la tragedia de 1999, que abordaban diversos problemas a diferentes escalas, llevados a cabo por una amplia gama de instituciones, equipos profesionales y grupos docentes.

De allí, 14 años después, en un intento por normalizar de nuevo la realización de eventos cada dos años la XI Bienal (2014) otorgará el Gran Premio al Centro Nacional de Acción Social para la Música (2011) de Tomás Lugo, seguido de la Restauración patrimonial del Jardín Botánico de Maracaibo de Carla Urbina y María Villalobos (XII Bienal, 2016), la Clínica IDB Cabudare (2018) de Gustavo Adolfo Sánchez Muñoz (XIII Bienal, 2018) y el Conjunto Parque Profesional del Este de Francisco Pimentel Malaussena, Óscar Capiello y Gustavo Luis Legórburu (XIV Bienal, 2024).

6. Avisos promocionales de las Bienales XI (2014), XII (2016), XIII (2018) y XIV (2024).

Por otro lado, desde 1999, con saltos en la periodicidad anual inicialmente respetada, se les ha otorgado el Premio Nacional de Cultura, mención Arquitectura, a: Jorge Castillo Blanco (1999), Joel Sanz (2000), Óscar Tenreiro Degwitz (2004), Jorge Rigamonti (2006), Gorka Dorronsoro (2008), Doménico Silvestro (2010), Domingo Álvarez (2012), Francisco Sesto (2015), José Matamoros (2016-2018), John Stoddart (2019-2020), Américo Faillace (2021-2022) y, recientemente, Domingo Acosta González (2023-2024).

7. Acto de premiación de la XII BIenal Nacional de Arquitectura realizado el 30 de marzo de 2017. En el centro, la arquitecta Carla Urbina.
8. Poster del trabajo Paisajes urbanos botánicos en Maracaibo como escuelas vivas: lecciones desde el jardín botánico de Roberto Burle Marx, entregado a los organizadores de la XII Bienal Nacional de Arquitectura por las arquitectas Carla Urbina y María Villalobos, que sería expuesto en la muestra realizada en la USB.

Pues bien, luego de todo este extenso recorrido nos toca hoy detenernos en la premiación de la XII Bienal Nacional de Arquitectura (convocada en octubre de 2016 bajo el tema “Arquitectura en positivo, compromiso con el país”), ya que justamente el 23 de febrero de 2017 el jurado evaluador, presidido por Marco Negrón (compuesto por dieciséis destacados profesionales y académicos con formación en diferentes campos de la arquitectura y provenientes de varias regiones del país), dio a conocer el veredicto que otorgaba por unanimidad el Gran Premio al trabajo titulado “Paisajes urbanos botánicos en Maracaibo como escuelas vivas: lecciones desde el jardín botánico de Roberto Burle Marx”, presentado por las arquitectas Carla Urbina y María Villalobos, convirtiéndose en la primera ocasión en la que se daba el máximo reconocimiento a un proyecto de restauración patrimonial.

Cabe destacar, también, que en aquella ocasión atendieron a la convocatoria «más de sesenta (60) trabajos, entre proyectos construidos, no construidos, tesis de pregrado, productos de investigación y publicaciones» y «se entregaron premios y menciones honoríficas de quince (15) categorías cuya ubicación de las obras se distribuyó ampliamente en Venezuela, a saber, nueve (9) en Caracas, quince (15) en el interior y uno (1) en el exterior. Ello demostró, como lo dice el veredicto, que ‘la calidad arquitectónica no solo se centra en la capital, pues la mayoría de los reconocimientos están dedicados a obras ubicadas en el interior del país'», de acuerdo a lo publicado en el portal del CAV (https://cav.net.ve/xii-bienal-y-premio-nacional-de-arquitectura-xii-bienal/).

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9. Localización y vista aérea del Jardín Botánico de Maracaibo.

Antes de comentar el trabajo ganador es necesario saber que el Jardín Botánico de Maracaibo (JBM), inaugurado en 1983, y que curiosamente no se encuentra registrado como obra relevante (que lo era) en revistas y publicaciones de la época, y tampoco se presentó a participar en VIII Bienal de 1987 donde sin duda hubiera tenido una relevante figuración, nace como proyecto a finales de la década de 1970 cuando, con el antecedente de haber trabajado juntos en el proyecto del Parque del Este en Caracas (inaugurado en 1961), el célebre arquitecto paisajista brasileño Roberto Burle Marx (1909-1994) y el botánico venezolano Leandro Aristeguieta (1923-2012), desde sus respectivas ópticas, unen de nuevo esfuerzos “para la creación de un jardín botánico en pro de la preservación de un tipo particular de ecosistema que se encontraba amenazado. Se trataba del bosque seco tropical, el cual, en aquel momento, por un lado, sufría amenazas botánicas como consecuencia del indiscriminado crecimiento urbano de la ciudad de Maracaibo, mientras por otro lado enfrentaba las consecuencias de una percepción negativa generalizada de la sociedad para con su flora local. (…) Tal situación y preocupación botánico-cultural, claramente expresada por Aristeguieta en Llegó la hora de sembrar cujíes (1980), encontró rápido eco en un Burle Marx, que había dedicado toda una vida a transmitir a través de su trabajo cómo la naturaleza, especialmente la local, ofrece a los ciudadanos la oportunidad de descubrir dimensiones inesperadas de sus propias identidades”, señalarán Carla Urbina y María Villalobos en “Rehabilitación integral del Jardín Botánico de Maracaibo. Recuperación del paisaje cultural como patrimonio, obra de Roberto Burle Marx”, ponencia presentada en la Trienal de Investigación FAU UCV de 2014.

10. Estructura del Jardín Botánico de Maracaibo acorde a las zonas de vida regionales.

Alcanzada la convergencia de intereses y voluntades en cuanto a la importancia de emprender el proyecto, y localizada la zona para la realización del mismo, se busca la necesaria articulación institucional que permitiera su materialización. Es así como en 1973 se consolida la disponibilidad de los terrenos para el desarrollo del JBM, en el corazón de la concentración de bosque seco más importante de la región zuliana, en las proximidades del área urbana de la ciudad de Maracaibo, al suroeste, en la vía que conduce al aeropuerto internacional La Chinita. Ello fue posible gracias a la intermediación del Rotary Club de la capital zuliana y a la primera donación de terrenos realizada por parte de las compañías Shell y Maraven a la recién creada (el 9 de enero de 1973) Fundación Jardín Botánico de Maracaibo (FJBM), una organización sin fines de lucro y presidida en sus orígenes por el doctor Rafael Casas.

11. Arriba: Jardín Botánico de preservación del bosque seco tropical inaugurado en 1983. Abajo: Jardín escuela de horticultura de Latinoamérica en ruinas en 2009.

Una vez que se obtienen los terrenos (los cuales sumarían en total 123 hectáreas), se consolida un grupo de profesionales encabezado Aristeguieta y Burle Marx quienes trabajaron a su vez con un connotado equipo integrado por José Tabacow, Haruyoshi Ono, George Bunting, Robert Haywards, Ernesto Foldats, Pablo Emilio Colmenares, Francisco Arboleda, Alicia Ferrer y Germán Ferrer, entre otros. Planteado como centro de investigación, docencia y recreación pasiva el JBM fue concebido como Jardín Escuela para la preservación del Bosque Seco Tropical y como sede de la primera Escuela de Horticultura en América Latina.

12. Reserva de bosque seco tropical restaurada en el Jardín Botánico de Maracaibo.
13. Laguna de los lotos restaurada en el Jardín Botánico de Maracaibo.

Es así como, tras casi una década de trabajo, ya para 1980 todo está listo para la inauguración del penúltimo jardín botánico construido en Venezuela y el último jardín botánico que, junto a sus colaboradores de siempre, Burle Marx ejecutaría en vida. El plan propuesto para desarrollar 108 hectáreas, estaría estructurado contemplando siguientes zonas: acceso, servicios y estacionamiento, centro hortícola, cuadro filogenético, botánica económica, zona de juegos infantiles (“El Castillito”), Crassuletum, umbráculo, área de plantas trepadoras, sistema de lagunas, bosque tropical seco tropical y zona de reserva, todas interconectadas por un sinuoso sistema de caminerías.

14. Roberto Burle Marx y Leandro Aristeguieta el día de la inauguración del Jardín Botánico de Maracaibo: 24 de octubre de 1983.
15. Áreas botánicas secuenciales restauradas en el Jardín Botánico de Maracaibo.

Finalmente, el 24 de octubre de 1983 se inaugura el JBM. “No fue aquella una inauguración ordinaria. En aquel momento presenciaba Maracaibo la creación de un jardín-escuela, de un modelo de vida-escuela de subversivo poder. El acto de inauguración del JBM … fue diseñado como la ceremonia de grado, de la que sería la primera y única promoción de la Escuela de Horticultura del Zulia. Esta fue concebida no con un elemento más en el programa del jardín, sino como la razón de ser, el mecanismo de vivir y la misión de vida de esa nueva clase de jardín botánico, donde el aprendizaje era pensando y motivado desde la acción y la interacción con lo vivo, lejos de la lógica de un remoto y estático laboratorio o biblioteca y cerca de una estética y una botánica en constante transformación”, expondrán Urbina y Villalobos en su ponencia.

16. Sistema de lagunas restaurado en el Jardín Botánico de Maracaibo.
17. Momentos de ilusión restaurados en el Jardín Botánico de Maracaibo: El Castillito.

“Tras un breve período de esplendor, sobrevino una historia de inestables permanencias, una secuencia de vicisitudes, efímeros goces y dramáticas transformaciones físicas, botánicas y programáticas (…) Luego de años de violencia institucional, abandono e incomprensión del valor del patrimonio natural, una decisión intempestiva gubernamental acabó por clausurar el jardín en 2011, queriendo convertirlo en parque de recreaciones acuáticas de dudosos beneficios estéticos y científicos, que atentan contra el patrimonio que el jardín representa”, momento en el que germina la inquietud que funda el interés y experiencia del trabajo de rescate emprendido por Urbina y Villalobos, reconocido en la XII Bienal Nacional de Arquitectura del 2017, que contempló tanto la restauración patrimonial del JBM como la propuesta del Master Plan de la Avenida 5 de Julio que extrapola y aplica criterios aprendidos durante la restauración.

18. Momentos de ilusión en proceso de restauración en el Jardín Botánico de Maracaibo: cafetín, Crassuletum, cuadro filogenético y orquideario.

Urbina y Villalobos son egresadas de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Rafael Urdaneta (1997) y posteriormente de la Maestría en Diseño Urbano de la Universidad Metropolitana (2000). Ambas “inician en 2009 trabajos de investigación para la elaboración del Plan de Rehabilitación Integral del Jardín Botánico de Maracaibo (JBM). Ello incluyó, junto a un gran equipo de trabajo la concreción de la Fundación Jardín Botánico de Maracaibo, la recuperación de planos, gráficos y dibujos de Burle Marx y de los cuadros fitogenéticos de Aristeguieta, la búsqueda de recursos e interés por recuperar el JBM progresivamente y la reapertura del mencionado jardín en 2013 restaurado parcialmente, luego de más de dos (2) décadas de cierre y desmantelamiento”, transcribimos de la nota de prensa elaborada tras darse el veredicto de la XII Bienal. Tras la recuperación inicial y cuidadosa de 20 hectáreas el proceso todavía continúa.

19. Cuatro postales de diferentes áreas del Jardín Botánico de Maracaibo.

Convertido en un lugar de referencia para los habitantes de los tres municipios que le rodean: Maracaibo, San Francisco y Jesús Enrique Lossada, el Jardín Botánico no cuenta con una asignación gubernamental, se mantiene con ayudas y con los ingresos de los servicios que allí se prestan, pero es necesario innovar en los tipos y calidad de servicios ofrecidos. Desde el 20 de enero de 2014 la FJBM tomo la decisión de denominarlo “Jardín Botánico de Maracaibo Dr. Leandro Aristeguieta”.

20. Desde el Jardín Botánico Escuela hacia la Ciudad Botánica Escuela.

La labor de concientización iniciada y sostenida desde la FJBM y que el galardón obtenido en 2017 por Urbina y Villalobos ayudó a reforzar, requiere de una sostenida actividad divulgativa (apostólica, dirían otros), de investigación y de búsqueda permanente de recursos que no debe bajar la guardia a objeto de preservar la huella y la memoria de quienes fueron los creadores de este importante reservorio de la flora venezolana.

ACA

Procedencia de las imágenes

1. Revista entrerayas (https://entrerayas.com/xii-bienal-nacional-de-arquitectura/)

2, 3 y 4. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

5 y 6. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

7 y 8. LALI. Iniciativa Latinoamericana del Paisaje (https://laliniciativablog.wordpress.com/2017/05/11/premio-nacional-de-arquitectura-xii-bienal-venezuela/)

9. Capturas de Google Earth; y Biennal Internacional del Paisatge Barcelona (https://landscape.coac.net/preservacion-del-jardin-botanico-y-su-expansion-al-paisaje-urbano-y-regional-lecciones-del-jardin)

10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18 y 20. Biennal Internacional del Paisatge Barcelona (https://landscape.coac.net/preservacion-del-jardin-botanico-y-su-expansion-al-paisaje-urbano-y-regional-lecciones-del-jardin)

19. @arquitecturavzl; Google Earth; y Facebook de la Fundación Jardín Botánico de Maracaibo.

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

A Blueprint for Coastal Adaptation: Uniting Design, Economics, and Policy

Carolyn Kousky, Billy Fleming and Alan M. Berger (eds.)

Island Press

2021

Idioma: Inglés

Nota editorial

“Todos deberían leer este libro [de Carolyn Kousky, Billy Fleming, ASLA y Alan M. Berger] para ver cómo el campo de la arquitectura del paisaje podría ayudar a las ciudades a adaptarse a un clima cambiante, particularmente con nuevas inversiones en infraestructura financiadas con fondos federales. Cada capítulo de este libro va más allá de los límites convencionales de nuestro conocimiento profesional, por grados o por saltos ”, escribe Kristina Hill, Affil. ASLA, profesora asociada de arquitectura paisajista, planificación ambiental y diseño urbano en la Universidad de California en Berkeley en su reseña. “La barra más importante que esta antología ha establecido para otros libros sobre adaptación es colocar preguntas sobre financiamiento y políticas al lado de propuestas de diseño. Por poner ese listón más alto, todos deberíamos agradecer a los editores «.

ACA