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EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

Arte abstracto y Arquitectura moderna

Helio Piñón Pallarés

Ediciones Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Colección Incertidumbres y Discordancias.

2004

Con la publicación de Arte abstracto y Arquitectura moderna de Helio Piñón Pallarés (Onda, Castellón, 1942) coinciden varias circunstancias que valdría la pena puntualizar. Por un lado, se trató del volumen uno de una prometedora colección que arrancaba con tres ensayos, impulsada desde la Comisión de Estudios de Postgrado de la FAU UCV a instancias de las profesoras Carmen Dyna Guitián y Milena Sosa y, en particular, por la Maestría en Diseño Arquitectónico, que llevó por nombre “Incertidumbres y Discordancias”, cuyo coordinador de aquel momento, José Rosas Vera, no dudó en calificar como “un conjunto de reflexiones teóricas realizadas por destacados autores en temas que nos son propios y que además intentan exponer y recoger problemas emergentes en la arquitectura, diferencias y polarizaciones teóricas diversas y plurales que abran el debate sobre una disciplina y profesión contraída. No se trata, obviamente, de dar respuestas definitivas. Se persigue, eso sí, que el arquitecto asuma y tenga un papel preponderante en el proyecto, recuperando la interdisciplinariedad de la profesión, el liderazgo que le compete frente a los desafíos sociales y la tarea excitante que el futuro le depara”.

1. Los tres primeros números de la colección «Incertidumbres y Discordancias» publicados conjuntamente en 2004.

Otro dato que contextualiza la salida del libro que nos ocupa y de los otros dos con los que se lanzó la colección (los trabajos ganadores del primero y segundo premio del II Concurso Internacional Carlos Raúl Villanueva, Mención Ensayo, convocado el año 2000: Villanueva. Los pasos cubiertos y la idea de ciudad de Rodrigo Pérez de Arce y La caja del arte. Los museos de Carlos Raúl Villanueva de Alberto Sato, respectivamente), es su incorporación como parte de la celebración del 50 aniversario de la institución (2003) y su ubicación en la transición que se dio en la política editorial de la FAU, cuyo primer eslabón lo constituyó la creación (también en 2003) de un Comité Editorial que debía encargarse de coordinar la amplia diversidad de productos impresos de valor académico que se generaban a través del sello Ediciones FAU UCV, cuya cristalización se dio oficialmente en 2005 con la aparición del libro conmemorativo Facultad de Arquitectura y Urbanismo UCV. 1953-2003. Aportes para una memoria y cuenta.

2. En 2007 a partir del nº 4 la colección «Incertidumbres y Discordancias» pasará a llamarse «Ensayos de Postgrado» alcanzando en total 8 títulos hasta 2013.

Además, manteniendo la inercia de su importante impulso, la colección “Incertidumbres y Discordancias” continuaría luego arropada por Ediciones FAU UCV cambiando su denominación por el de “Ensayos de Postgrado” (buscándose ampliar el alcance inicialmente atado a un programa en particular), dando pie a la aparición de otros cinco libros que mantendrían el mismo formato de 14 x 21 cms, el concepto editorial propuesto por Iván González Viso y el diseño gráfico (un sencillo cuadernillo ensamblado mediante una espiral recubierto por una tapa plegable de cartulina), ideado por Metaplug C.A. de la mano de Eduardo López y Lucas García.

3. Despliegue de la carátula diseñada para la colección por Metaplug C.A. de la mano de Eduardo López y Lucas García.

Lo cierto es que de aquellos primeros tres ensayos fue Arte abstracto y Arquitectura moderna el que estuvo más directamente ligado con el relanzamiento en 2002 de la Maestría en Diseño Arquitectónico. En tal sentido su autor, Helio Piñón, fue invitado a Venezuela a dictar entre el 18 y el 22 de marzo el curso “Teoría y Práctica del Proyecto de Arquitectura”, organizado por María Fernanda Jaua y dirigido tanto a estudiantes de postgrado como a docentes de diseño en período de formación que recientemente habían resultado ganadores del correspondiente Concurso de Oposición.

Aunque el objetivo del curso era “realizar un ejercicio proyectual mediante el cual el alumno sea capaz de demostrar la relación entre teoría y práctica de la arquitectura”, fue la metodología seguida, que combinó clases magistrales y trabajo en el taller de proyectos apuntando a que el producto final consistiese en la “realización de un ejercicio proyectual con contenido teórico”, lo que permitió a Piñón abrirle la puerta a los planteamientos que desde hacía muchos años venía trabajando plasmados en Arte abstracto y Arquitectura moderna que, valga aclararlo, anteriormente ya había aparecido en la revista DPA: documents de projectes d’arquitectura (nº16, junio 2000) y que luego se publicaría como nº 1 de la Colección “Incertidumbres y Discordancias” cuando, gracias a la mediación de Jaua, Piñón autorizó de nuevo su reproducción.

4. Arte abstracto y arquitectura moderna fue publicado por primera vez como un artículo que ocupó 12 páginas del nº 16 (junio 2000) de la revista DPA (Ediciones UPC) dedicada de lleno a tratar el tema de la la Abstracción. Según sus editores: «Este número de DPA se propone … aclarar el sentido del procedimiento abstracto en arquitectura y contribuir, mediante la reflexión teórica, a darle un nuevo vigor operativo».
5. Piñón acompañaría el artículo publicado en DPA con fotografías tomadas por él de las siguientes obras: Mario Roberto Álvarez. Edificio IBM, Buenos Aires, 1979-1983 (arriba izquierda); Paulo Mendes da Rocha. Museo de Sao Paulo, 1986-1995 (arriba derecha); Eduardo Souto de Moura. Casas patio, Oporto, 1994-2000 (abajo izquierda); Javier García Solera. Aulario en la Universidad de Alicante, 1999-2000 (abajo derecha).

La tesis central que expone Piñón en las 52 páginas que tiene Arte abstracto y Arquitectura moderna, se encuentra resumida en la “Introducción”. Allí señala lo siguiente: “El concepto de abstracción suele tratarse con un descuido similar al que se practica cuando se habla de modernidad, noción estrechamente ligada a aquélla, acaso porque se abordan en función del valor que adquieren en el marco de una u otra perspectiva más que con el propósito de aclarar su sentido en la historia de la arquitectura. El abuso del sobreentendido acaba provocando equívocos acerca de su significado que desfiguran su cometido esencial en el arte y la arquitectura modernos. Quisiera esbozar algunas de las confusiones habituales, tanto en los textos como en las conciencias, a propósito de la abstracción. Intentaré agrupar los comentarios en dos secciones: en la primera, me referiré a los equívocos acerca de la noción y la genealogía del concepto; en la segunda, me centraré en los que se dan al referirlo a la arquitectura moderna”.

Piñón inicia la primera parte del texto, señalando la confusión en el sentido en que es utilizado el término “abstracto” y marcando “que no es lo mismo entender que se abstrae cuando se seleccionan algunos aspectos de la realidad para facilitar su comprensión -lo que supone actuar con un pragmatismo reductivo- que asociar la abstracción al hecho de extraer lo esencial de esa realidad con el propósito de intensificar el conocimiento de la misma. En el primer caso, se procede según un análisis que se apoya en un proceso de exclusión de cariz personal. En el segundo, se trata de acceder a lo esencial mediante una tensión hacia lo universal, marco de referencia del juicio estético, subjetivo, condición básica de la síntesis”.

6. Página de créditos de Arte abstracto y Arquitectura moderna editado por Ediciones Facultad de Arquitectura y Urbanismo en 2004.

Acto seguido pasa a develar cómo dentro de la confusión asomada ha sido clave la manera cómo fue traducido en 1953 al castellano por la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica, el libro de Wilhelm Worringer (1881-1965) titulado originalmente en alemán Abstraktion und Einfühlung (1908). Allí a la palabra Einfühlung (“empatía”) se le cambió el significado por el de “naturaleza”, pasando a titularse Abstracción y naturaleza, operación que modificó el sentido global del libro y con ello la relación que Worringer buscaba establecer entre los dos términos: “si su título original indica que va a tratar de dos modos de relación entre el espectador y la obra de arte, el arreglo sugiere que el libro va a centrar sus reflexiones en la oposición entre lo natural y lo abstracto”, acotará Piñón.

7. Primera página del capítulo I del libro. A diferencia del texto publicado en DPA, Piñón recurrió en este caso para acompañar su escrito a trabajos realizados por él. A la izquierda: Silla Serie Morelia.

Hecha la importante salvedad y acrecentando el valor del contenido del libro, Piñón subrayará: “Worringer declara abiertamente que las leyes del arte no tienen nada que ver con la estética de lo bello natural, y lo aclara al añadir que el problema no es conocer las condiciones en que un paisaje parece bello, sino las condiciones en que la representación de ese paisaje es un producto artístico. De ahí se desprende que, como él mismo señala más adelante, la Einfühlung tiene que ver con la actividad perceptiva general, pero no con el arte. Pero ello no es óbice para que continúe su ensayo atendiendo a uno y otro conceptos, más interesado en el análisis de los dos modos típicos de apreciación de la obra que en discutir las ideas de arte que convienen a uno u otro”.

8. Dos de las páginas del capítulo I. Tal y como se muestra a la izquierda, los diseñadores utilizaron el recurso de resaltar algunas de las ideas más importantes expresadas por Piñón a lo largo del ensayo.

La senda seguida por Piñón gracias a Worringer lo llevará a revisar autores como Hans von Marées (1837-1887), Adolf von Hildebrand (1847-1921) y Konrad Fiedler (1841-1895) -los dos primeros, artistas que reflexionaban sobre su quehacer; el último, teórico del arte- quienes “constituyen el núcleo fundamental de una idea de arte que se basa en el formalismo abstracto como criterio de concepción y, a la vez, atributo de la obra”. De entre ellos Fiedler (seguidor a su vez de Kant) será objeto de particular atención: “Fiedler defendía que la teoría artística debe abandonar la especulación estética para apoyarse en fundamentos que le proporciona la contemplación del arte. De ese modo, el conocimiento artístico no se funda en el conocimiento de lo bello, como dicta la teoría clásica, ni en juicios de agrado y desagrado, como sostienen los psicologistas. Proponía, en consecuencia, separar la estética -capaz de autoalimentarse de sus propias reflexiones, sin recurrir a las obras de arte- de la teoría del arte -capaz de estudiar unos objetos cuya estructura formal tiene finalidad, puesto que es el resultado de una actividad del espíritu, el fruto de una acción intencionada; objetos artísticos, por tanto, esencialmente distintos de cualquier ente natural”.

9. Dos de las páginas del capítulo I. A la izquierda: Edificio de viviendas y locales comerciales. Onda, Castellón, 2001.

Como colofón de lo expuesto en la primera parte del ensayo y preámbulo para la segunda, Piñón precisará: “… la abstracción representa un modo específico de afrontar la obra que se relaciona con una idea precisa de arte, esencialmente visual, de naturaleza constructiva y formal, que se funda en procesos de creación y experiencia caracterizados por una subjetividad trascendental”.

En el segundo capítulo del libro, como ya había anunciado, Piñón trató de esbozar un análisis de algunos tópicos ampliamente generalizados a propósito de la abstracción en la arquitectura moderna que han conducido a otros tantos equívocos. Sin ánimo de desarrollarlos aquí, tales equívocos son expuestos de la siguiente manera:

10. Primera página del capítulo II del libro. A la izquierda: Edificio Torre Barcelona. Barcelona, 2001. Fachada.
  • “Se oye y se lee, a menudo, que en sus primeros tiempos la arquitectura moderna estuvo influida directamente por la pintura de esos mismos años”, creencia que se manifiesta entre “aquéllos que consideran que el empeño de los arquitectos modernos en usar el paralelepípedo es una asunción tardía de un cubismo congénito, o que la casa de ladrillo de Mies van der Rohe debe su notoriedad a su similitud con los dibujos de Mondrian”. Y luego añade: “Únicamente si se parte de una imperdonable confusión entre lo visual y lo óptico se pueden sostener hoy ese tipo de creencias”.
  • “Quienes creen en esa dependencia perpetua de la arquitectura respecto de la pintura de vanguardia -más allá de reconocer que los conceptos esenciales de la concepción moderna fueron abordados por la pintura unos años antes, como es natural- tienden a pensar que la abstracción es simplemente un estilo más, caracterizado por la obstinación con que en él se repiten clisés figurativos orientados hacia lo frío e impersonal”.
  • “…otro equívoco que tiene un fuerte arraigo en las conciencias, no sé si de todos los arquitectos o únicamente de los que tratan estas cuestiones, a saber: que lo abstracto se opone a lo visual, debido a la naturaleza esencialmente intelectual y racional de aquello frente al carácter estrictamente sensitivo de esto. La razón de dicho malentendido se halla en la indisposición esencial para conocer el fundamento de la modernidad de quienes se aferran -aunque, en muchos casos, sin clara conciencia de ello- a una idea clasicista del arte como sistema de formas, trascendente y arquetípico, orientado a constituir expresión sensible de lo absoluto. La generalización del sentido banal de racionalismo, referido al uso de la razón -incluso en dominios en los que es claramente incompetente- contribuye a fomentar y extender la patología que comento”.
  • “Cuando se objeta a la abstracción su matriz estrictamente intelectual y se aboga por doctrinas más amables para el ojo, se está rebajando la dimensión intelectiva de la mirada, su capacidad para generar y reconocer forma, fenómeno explicable acaso como consecuencia de una reducción análoga de lo visual a lo óptico, de lo estético a lo sensitivo. No hace falta recurrir de nuevo a Kant para reconocer el carácter complejo del funcionamiento de la visión en el juicio estético: el ojo actúa como instrumento a la vez identificador y reflexivo; el juicio se realiza en connivencia con la imaginación y el entendimiento; en modo alguno corresponde al ojo una actividad subalterna o transitiva en la síntesis que el juicio supone”.
11. Dos de las páginas del capítulo II. A la izquierda: Edificio Torre Barcelona. Barcelona, 2001. Planta.

Piñón cierra el texto con la siguiente conclusión esclarecedora de su postura ante la arquitectura, que a la vez nos servirá a nosotros para cerrar esta nota: “…la abstracción es el principio formativo y, a la vez, el atributo visual específico de la modernidad artística. En arquitectura, práctica en la que la materialidad de los elementos constituye un vínculo obligado con la realidad física, la abstracción se ha mostrado y se muestra como la perspectiva más fecunda en la creación durante el último siglo. Probablemente, la arquitectura que asume la abstracción como principio básico de la propia naturaleza de sus productos no está llamada a provocar alborozos en ese público abúlico y ansioso a la vez; que colma con su presencia a la arquitectura-espectáculo de la que tanto se habla, buque insignia de un mundo cada vez más próximo a convertirse en un gran parque temático, tan indiferente en sus valores como en su apariencia. En cambio, no dudo que continuará inspirando a los arquitectos que ven en la tendencia a lo universal la condición de la subjetividad intrínseca con que afrontan la concepción; a aquéllos que se orientan más hacia el juicio que hacia el afecto; a los que persiguen más la forma que la imagen; que apuestan por lo visual frente a lo razonable, que se empeñan en la construcción, no en la mímesis, que, en definitiva, frente a la novedad, persiguen la consistencia”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado, 3, 6, 7, 8, 9, 10 y 11. Helio Piñón Pallarés. Arte abstracto y Arquitectura moderna. Ediciones Facultad de Arquitectura y Urbanismo, 2004.

1 y 2. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

4 y 5. DPA. Documents de projectes d’arquitectura (https://revista.dpa.upc.edu/ARCHIVO/DPA16/dpa16.html)

DÉCIMO ANIVERSARIO DE UN LIBRO DE REFERENCIA

Relectura de CARACAS DEL VALLE AL MAR Guía de arquitectura y paisaje a diez años de su lanzamiento

Iván González Viso

Algunas ideas y notas.

A diez años de la salida de imprenta en junio de 2015 de Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje nos ha parecido pertinente comentar algunas ideas respecto a la importancia de este libro, que aún se mantiene como una valiosa herramienta para observar atentamente la ciudad y su arquitectura. Un libro que habla del pasado, el presente y el futuro, pensado para orientar acciones que permitan la transformación urbana.

1. Revista LIFE en español. Caracas en 1953 vista a través del lente de Cornell Cappa.

Quizás valga recordar para empezar que Caracas durante las décadas de 1950 y 1960 fue objeto de atención constante por parte de los editores de la versión en español de la revista LIFE, cuyos excelentes reportajes dieron cuenta del proceso de modernización que vivió tanto la ciudad como el país. Entre la reseña realizada en 1953 por el fotoperiodista de origen húngaro Cornell Cappa (1908-2008) y la que ofreció en 1966 el fotógrafo y cineasta venezolano de origen húngaro Joseph Fabry en la entrega del 26 de mayo, se puede notar el tránsito hacia el progreso expresado a través de las transformaciones logradas a lo largo de más de una década. Complejas obras de infraestructura, nuevos modelos de vida urbana, vanguardistas edificaciones modernas, una frenética vida nocturna y una apuesta por la modernidad de cara al futuro conformaban un atractivo menú con el cual la capital venezolana, gracias al impulso de la renta petrolera, cambiaba de escala, fruto de una colaboración interdisciplinar y una apertura hacia lo nuevo que marcaría por los próximos 40 años su fisonomía con una impronta que es hoy aun su rasgo más distintivo.

2. Revista LIFE en español del 23 de mayo de 1966 dedicada a Venezuela.

La pujanza que el país empezó a mostrar a partir de la cuarta década del siglo XX convirtió a Caracas en atractivo lugar donde grandes figuras de la arquitectura vieron la posibilidad de plasmar propuestas impregnadas de modernidad con absoluta libertad, cuyo eco sería replicado con soltura y maestría en cuanto a su aclimatación al trópico por una valiosa pléyade de arquitectos venezolanos.

De tal manera, se construyeron obras que le dieron brillo a la capital, bajo un espíritu de renovación, progreso y capacidad de riesgo que la colocaron junto al país en el mapa mundial de la arquitectura. De la inédita fuerza con que Venezuela abrazó la modernidad dieron cuenta numerosas revistas tanto nacionales como internacionales y, en particular, la exposición y el libro publicado en 2015 por el MoMA, “Latin America in construction 1955-1980”. Stefan Gzyl, en su investigación “Prácticas desarticuladas: la percepción de la arquitectura venezolana en el exterior” no dudará en señalar que entre la década de 1950 y 1960 se produciría la mayor difusión de arquitectura venezolana en publicaciones impresas de su historia.

3. Presencia de Venezuela en la exposición «Latin America in construction 1955-1980» montada en el MoMA el año 2015.

Sin embargo, la capital que una vez estuvo volcada al futuro, optimista y moderna, en estos últimos 25 años ha sufrido las consecuencias de una larga crisis política que la ha dejado fuera del panorama arquitectónico contemporáneo latinoamericano y mundial. Señalada como una urbe caótica, maltratada, insegura, ingobernable y rezagada en la construcción de proyectos urbanos innovadores y transformadores, carente de políticas públicas que promuevan interés alguno en ella, Caracas se muestra hoy como una ciudad sin arquitectura visible, muy alejada del pujante desarrollo de otras urbes latinoamericanas y como antónimo del progreso que otrora protagonizó, viéndose castigada por el errático modelo antiurbano que caracteriza el socialismo del siglo XXI.

Ante este panorama y con el ánimo, por un lado, de rescatar, enaltecer, valorar el patrimonio construido, poner de relieve estrategias para su rescate, y construir vínculos con sus habitantes y, por el otro, de impulsar su comprensión a fin de retomar su brillo en compañía de las virtudes y la belleza de su marco paisajístico, geográfico y ambiental donde el Ávila es máximo protagonista, la gestación de una guía de arquitectura y ciudad podía resultar un útil instrumento que facilitase recuperar la fe en la posibilidad del descubrimiento y del rescate de nuestro patrimonio, y de que éste nos resulte relevante y transformador, para recodar lo olvidado, frente a la saturación de imágenes provenientes de las redes sociales que nos ha hecho creer haberlo visto todo.

Con la premisa de afianzar la histórica relación entre Caracas y el litoral considerando al Ávila como un parque interior, Caracas del valle al mar: Guía de arquitectura y paisaje, se basa en dos axiomas: “observar para descubrir” y “conocer para actuar”. Concebida para reconstruir y narrar la ciudad a través de sus arquitecturas y del conocimiento, la práctica, y la experiencia, se buscó en todo momento despertar una actitud curiosa ante lo que se observa e impulsar el gusto por descubrir mostrando a través de sus páginas una “versión” de la ciudad, es decir, una adaptación de un complejo contexto urbano presentado de forma distinta del original para ofrecerlo a otros con nuevos ojos.

4. Vista aérea, la ciudad, la montaña y el mar. Charles Brewer Carías.

El ambicioso reto de contar con una herramienta para liderar y acompañar la transformación urbana y que a su vez facilite la lectura que una ciudad compleja como Caracas (develando cuál es su forma, cómo ha crecido y se ha desarrollado, rescatando aspectos y obras de arquitectura le otorgan sentido), llevó a pensar que más que una tradicional “guía de viaje” orientada al turismo se debía realizar una “guía de arquitectura” entendida como forma de conocimiento, modalidad que, valga decirlo, ha sido poco explorada.

Enmarcada en el rol de “culture brokers” que Fiona Smith en “¿Constructing place, directing practice? Using travel guidebooks” (2008) otorga a las guias de arquitectura, es decir, mediadores entre el arquitecto, el lugar y la experiencia de recorrer la ciudad en sí misma, es la propia especificidad disciplinar la que exige mostrar otros contenidos que resultan esenciales para comprender una obra: situarla en su contexto y tiempo histórico, explicitar sus aportes a la ciudad, su idea de fuerza, lenguaje, lógica estructural, aportes tecnológicos, y construcción formal. A su vez se hace necesario que la fotografía tanto histórica como actual sea relevante, y que, junto a las descripciones y planos, formen un relato para entender las relaciones que se construyen en el edificio y a partir de el con su contexto.

De tal manera, la guía invita al ciudadano a vestirse con el difícil traje de ser paseantes para leer la ciudad, ver sus mejores obras y deambular por sus calles ajenos al ajetreo cotidiano y busca ayudarlo en la tarea de sugerir proporciones, ayudar a distinguir formas, reconocer las texturas, descubrir los colores, señalar espacios, percibir las categorías, disfrutar de las imágenes, intensificar las sensaciones y excitar los sueños. A los arquitectos, adicionalmente, los conmina a mirarla de una forma distinta que involucra un doble sistema de observación: uno que trata de descubrir la forma, la constitución y particularidades funcionales del edificio, y otro que la circunscribe a su lugar.

Sobre la guía

5. Las tradicionales guías Baedeker, editadas en el siglo XIX por Karl Baedeker en Leipzig.
6. Terzo Tariffi y Natalia Rosi de Tariffi. Caracas, Guía Histórica artística e indicador general. 1951.

Caracas, ha tenido varias guías de ciudad, pero pocas sobre su arquitectura. Las primeras eran planos históricos, o mapas comerciales que luego se sofisticaron como guías turísticas. Una de las primeras, con un formato muy similar a las guías Baedecker, se trata del libro rojo titulado Caracas, Guía Histórica artística e indicador general, editado en 1951 por dos inmigrantes, Terzo Tariffi y Natalia Rosi de Tariffi que en su formato de pocketbook logró recoger e incorporar toda la complejidad de la ciudad mostrando un plano desplegable, dibujado en líneas que describían el área ocupada del valle, delineando sus calles e introduciendo la variable espacial como forma de conocer la extensión y estructura de la capital.

7. Mariano Goldberg. Guía de edificaciones contemporáneas en Venezuela.Caracas. Parte 1. 1980.

Ya en el campo de la arquitectura, en 1980 el profesor Mariano Goldberg publicó en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV la Guía de edificaciones contemporáneas en Venezuela (Caracas. Parte 1), primera en su género. Ese mismo año Noris García incorporó en la revista Punto 62, una pequeña “Guia Arquitectónica” de los edificios construidos por el MOP entre 1874 y 1910, con 83 obras.

Por otro lado, para el 2005, por interés personal, junto a Federico Vegas ya habíamos realizado la maqueta de un posible libro, que recorría la historia de la ciudad a través de sus planos, con la idea de mostrarlo a patrocinantes interesados, que no corrió con suerte.

8. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje. 2015. Libro y plano desplegable.

Entretanto, el arquitecto Pedro García del Barrio, quien coordinaba el exitoso programa de colaboración internacional con otras administraciones y entidades públicas impulsado desde por la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía (que para entonces ya mostraba como resultado la publicación de hasta 31 guías de ciudades), había iniciado contactos en Caracas desde el 2005 para ofrecer a los entes gubernamentales apoyo institucional, financiero y la vasta experiencia acumulada por la Junta para hacer la única guía de Suramérica que faltaba en la colección: la guía de Caracas. García del Barrio ante la indiferencia mostrada y la falta de apoyo oficial reorientó la mirada hacia la academia logrando concretar el año 2010, la suscripción de un contrato para realizar la Guía en el Instituto de Urbanismo de la FAU UCV donde los firmantes eran María Isabel Peña, Federico Vegas y William Niño, quien ya tenía en mente hacer un libro, y había recopilado en una carpeta un inventario de obras que a su juicio determinaban la historia, fisonomía y carácter de la capital, inventario que se logró rescatar después de su muerte en 2010. Sin embargo, el proyecto prosiguió con más ánimo que nunca y por pura casualidad fui incorporado al equipo. Recuerdo que, en la primera reunión, María Isabel, Federico y yo empezamos estructurar la ciudad.

9. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje. Plano desplegable que muestra la división de las zonas de la ciudad.

A partir de allí, la guía cobró forma. La lista de edificios realizada por William solo llegaba hasta el año 1980 y muchas de las obras habían sido demolidas por lo que quedaba un mundo por explorar hasta el 2010. La catalogación inicial generó una lista de más de 500 obras, entre arquitectura y espacio públicos. Una vez resuelta la curaduría final que alcanzó las 364, comenzaba la tarea titánica de formar grupos de colaboradores para registrar los catastros municipales, contactar a los autores, revisar libros y revistas, y consultar por la web para obtener toda la información posible sobre cada obra. Afortunadamente en muchos casos la difusión de estas obras se había reflejado en las revistas Punto, Espacio y Forma, Revista SVA, Revista CAV, Publicaciones de las Bienales de Arquitectura, Gacetas del Distrito Federal, Boletín del CIHE, Revista A, hombre y expresión Revista Integral, y Entrerayas, entre muchas. En otros casos las distintas monografías sobre arquitectos coordinadas por Niño fueron claves, así como trabajos de investigación de corte académico.

10. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje. Índice.

Se conformaron grupos de trabajo para la fotografía, el redibujo de planos y la investigación documental. Mas de 60 personas, todas ellas movidas por un entusiasmo admirable para materializar un proyecto colectivo. En el caso de los textos, el criterio fue seleccionar un grupo amplio de académicos y arquitectos, y plantearles la idea de que escribieran una cuartilla sobre sus obras favoritas. Nada mejor que escribir sobre aquello que conoces y que te gusta.

Para el diseño gráfico del libro se realizó un pequeño concurso interno convocando a tres oficinas de diseño de muy alto nivel. El resultado favorable recayó sobre ABV Taller de Diseño, Carolina Arnal, Waleska Belisario y Daniela Alcalá, quienes se dieron a la tarea de redibujar el plano de Caracas que acompañaría la guía, y proponer un diseño hermoso, legible, coherente y estructurado para comprenderla. El libro bilingüe, impreso en China, de 624 páginas y formato de 13 x 26 cms., llegaría a Caracas por valija diplomática en septiembre del 2015. Finalmente, en octubre de 2015, se presentaría la publicación en la Embajada de España, en Caracas.

11. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje. Páginas correspondientes al Capítulo 1.

La guía que produjimos muestra en su primera parte (titulada “Historia de Caracas a través de sus planos») la evolución urbana de Caracas, según el análisis cronológico de sus planos históricos evidenciando la importancia de la representación. Ello determinó su división en las 10 zonas que conforman la segunda parte, reflejo de como la ciudad fue creciendo y apropiándose del valle. De esta forma también dentro del contexto de caos urbano actual, se confirma que la ciudad sí tuvo unas reglas de crecimiento, que en muchos casos fueron disímiles, opuestas, azarosas, y predeterminaron una ciudad sin forma. Es un relato si se quiere, del abandono de la historia, donde se evidencian las operaciones urbanas y arquitectónicas que propiciaron el progresivo abandono del damero fundacional, y donde también es posible visualizar las transformaciones tipológicas, urbanas y estilísticas que se han producido desde la construcción de la Catedral de Caracas hasta edificaciones contemporáneas.

12. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje. Páginas correspondientes a la Zona 1 del Capítulo 2.
13. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje. Páginas correspondientes a la Zona 7 del Capítulo 2.

La segunda parte, corazón de la publicación, congrega en 10 zonas las principales obras arquitectónicas y espacios públicos. Cada una está llena de referencias escritas y visuales logradas a través de fotografías que nos van escoltando a través de cambiantes edificaciones y envolturas urbanas que nos acompañan, consciente o inconscientemente, en la memoria individual del lector sobre la ciudad de Caracas. Es aquí donde se encuentran las 364 fichas que recogen lo más representativo de la arquitectura patrimonial y moderna de la ciudad. Para reforzar la memoria, intentamos contrastar con imágenes el estado actual de la arquitectura y las de su mejor momento, para señalar de forma crítica su valor en el contexto de la ciudad y poner en evidencia su deterioro con el ánimo de remover la conciencia de los actores responsables de su cuido y preservación. De forma nostálgica, incluir fotografías históricas también aspira mostrar esa voluntad de progreso que una vez tuvimos, como referente para lo que podría volver a ser esta ciudad en el futuro.

14. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje. Páginas correspondientes a la Zona 10 del Capítulo 2.

Pero quizás lo novedoso, es que la Guía nos muestra en su tercer capítulo titulado “Caracas a futuro: miradas sobre la ciudad”, su capacidad de convertirse (valga la redundancia) en verdadera “guía” de la ciudad. Allí se muestran imágenes de proyectos en curso para la ciudad y opiniones de diversos actores, se plantean los problemas, amenazas y oportunidades de la capital. Surgen temas medulares como la “gobernabilidad”, la importancia de la capitalidad o la necesidad de canalizar la ciudadanía desde el poder. A su vez se tratan temas como el respeto al monumento, el rescate de los espacios públicos y la necesidad de que la arquitectura sea de calidad y realice aportes a la ciudad.

Muchos de estos conceptos que en cualquier otra sociedad resultan más que obvios, en un contexto como el de Caracas son hoy más que nunca necesarios de recordar. También se promueven ideas sugerentes, y se evidencian sus oportunidades: la construcción de una red de parques lineales a lo largo del Guaire y de las quebradas con el objeto de recobrar las fuentes de agua que bajan del Ávila entre Catia y Petare; imaginar que en vez de transitar en carro, podemos caminar sin accidentes, o movernos con un sistemas de transporte alternativos y sostenibles; desarrollar un transporte público eficiente que nos permita gestionar perfectamente nuestro tiempo;  que dentro de unos años, los barrios, gracias a las acciones y políticas adecuadas, puedan llegar a  ser lugares deseados para vivir, por sus vistas sobre el valle, porque estarán rehabilitados y porque sus problemas actuales se habrán resuelto. Que podemos, con solo un boleto de metro, transitar del valle al mar a través del Ávila, tal como se planteó los años 50 del siglo XX con la construcción del sistema teleférico, y que la Carlota puede llegar a ser un gran espacio urbano para los ciudadanos. Todo ello les daría gran felicidad a los caraqueños.

15. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje. Páginas correspondientes al Capítulo 3.

Resulta útil entonces mirar a Caracas a través de esta guía, que diez años después, se mantiene como una herramienta que muestra un relato de un proceso, abierto, dinámico, complejo, donde Caracas se mueve, se redefine, y que condensa una forma de relectura, útil a propios y visitantes, que valora el pasado, evidencia el presente y delinea su futuro. A partir de la lectura de su pasado, su presente y su futuro aspiramos a lograr que los ciudadanos, arquitectos, urbanistas y gobernantes la tomen como referencia y usen su plano para pasearse por ella y redescubrirla. Si logramos que algún gobernante o legislador use la guía para poder entender a Caracas un poco más, seguramente podrá delinear, emprender o implementar tácticas urbanas útiles a las transformaciones profundas que la ciudad necesita. Entonces nos sentiremos satisfechos de nuestra labor al habernos acercado con éxito al ciudadano y al gobernante para mostrarle su ciudad.

Esperamos que la guía haya cumplido con el objetivo hacer sentir a quien la lea el orgullo de pertenecer a su ciudad, y de ofrecerle los nombres de aquellos arquitectos y profesionales que la han materializado como una urbe compleja, heterogénea e inmersa en un potente marco geográfico y paisajístico.

Nota complementaria 1

16. Página de entrada de la versión en formato web de Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje.

Dos años después de su lanzamiento, con el apoyo de Econoinvest, la guía pasaría a formato web (www.guiaccs.com), plataforma que hoy en día se mantiene activa gracias al esfuerzo económico de los autores y el financiamiento del Archivo de Fotografía Urbana. Este importante paso busca aun convertirse en vehículo para seguirla impulsando, actualizando y hacerla crecer incorporando edificios que se considere hayan quedado por fuera de la versión en papel o que, construidos después del año 2010, merezca la pena incorporar.

Nota complementaria 2

17. Carátula y algunas páginas interiores de Architectural Guide. Caracas publicada por DOM publishers (Berlín) en 2017 revisada en 2019.

El año 2017, dentro de la serie Architectural Guide publicada por DOM publishers (Berlín), apareció Architectural Guide. Caracas, un tomo simplificado y más compacto (272 páginas) de Caracas del valle al mar…, preparado por Iván González Viso y José Rosas Vera, dirigido fundamentalmente al público anglosajón y redactado totalmente en inglés. La utilización como base de la estructura de la guía caraqueña y de buena parte del material original (reelaborando y simplificando los textos y complementando las fotografías con la aparición de nuevas tomas), lo convierten en un subproducto más ligero y de fácil lectura resuelto bajo otro concepto de diagramación. Todo ello obliga a señalarlo como un derivado de importancia con otras aspiraciones y alcance el cual ha logrado su objetivo divulgativo hasta el punto de que ya cuenta con una edición revisada impresa el año 2019.

Nota complementaria 3

18. Carátulas de las primeras tres (arriba) y de las últimas tres (abajo) de las 33 guías publicadas con el apoyo de la Junta de Andalucía.

Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, como ya se mencionó, formó parte del programa de colaboración internacional con otras administraciones y entidades públicas impulsado por la Junta de Andalucía que dio origen a un total de hasta 33 publicaciones (guías y planos guías) para Latinoamérica y Marruecos, siendo la primera la Guía arquitectónica y urbanística de Montevideo (1992) y la última la Guía de arquitectura y paisaje de El Caribe colombiano (2017). De entre ellas Caracas del valle al mar… ha sido, por tanto, la penúltima guía publicada dando la impresión de que el programa se encuentra en estos momentos detenido.

Para los interesados en acceder y descargar la totalidad de estos importantes documentos existe el portal

https://www.juntadeandalucia.es/organismos/fomentoarticulaciondelterritorioyvivienda/areas/arquitectura/fomento-arquitectura/paginas/guias-arquitectura-cooperacion.html

Procedencia de las imágenes

Encabezado, 1, 2, 6, 7, 8 y 18. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

3. MoMA (https://www.moma.org/calendar/exhibitions/1456?)

4, 9, 10, 11, 12, 13, 14 y 15. Iván González Viso, María Isabel Peña y Federico Vegas. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje. 2015

5. Clarín (https://www.clarin.com/todoviajes/informacion-confiable-trayectoria-guias-viaje-siguen-populares_0_S1sKP518f.html)

16. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (https://guiaccs.com/)

17. ArchDaily (https://www.archdaily.cl/cl/876338/architectural-guide-caracas-ivan-gonzalez-viso-plus-jose-rosas-vera)

EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

AMUAY 64

Su gente. Su vivienda

Jeannette Abouhamad y Graziano Gasparini

Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Universidad Central de Venezuela

1966

Cuando el 13 de diciembre de 1962 el Consejo Universitario de la Universidad Central de Venezuela (UCV) aprobó el reglamento de creación el Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas (CIHE), que ya había sido presentado por el decano Julián Ferris el 31 de julio, y el 31 de enero de 1963 el Consejo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) sanciona sus normas de funcionamiento y a la vez nombra el Director (Graziano Gasparini) y la Comisión de Trabajo (Oscar Carpio, Julio Ripamonti, Alberto Weibezahn y Carlos Raúl Villanueva), tomaba cuerpo definitivo uno de los primeros espacios de ese tipo instituidos en la UCV y el primero dentro de la FAU.

De esa manera se le daba impulso a una actividad incipiente dentro de esta entidad académica, que el CIHE asumía desde el mismo primer artículo de su normativa en el que se definía como “un organismo destinado fundamentalmente a la investigación y al perfeccionamiento de los métodos de enseñanza”. Ello, como bien señala Hernán Lameda en su Trabajo de Grado dentro de la Maestría en Historia de la Arquitectura titulado “El Boletín del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas. Aportes venezolanos a la historiografía de la arquitectura en Latinoamérica”, “prefigura … que el ente promovido por Villanueva, Gasparini y Posani no debe confinarse a los privilegios de la averiguación histórica. Por el contrario, los integrantes del mismo tienen la obligación de entrar a las aulas para dictar charlas, cátedras y verificar a su vez que estas herramientas sean útiles para los cursantes de pregrado y postgrado”.

1. Imagen con la que el Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas decide identificarse desde su creación: un grabado que representa una imprenta del siglo XVI.

Igualmente, en el artículo 8 de los 9 que conforman su reglamento, el CIHE fijaba el compromiso de publicar “una vez al año un libro titulado ANALES DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS Y ESTÉTICAS DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO, con el fin de divulgar, en el país y en el extranjero, los resultados de las investigaciones más interesantes realizadas en Venezuela y otros países americanos. La publicación aceptará la colaboración de historiadores, arquitectos, antropólogos, críticos de arte y otros especialistas de la materia histórico-estética”.

Esta declaración que lo emparentaba a la manera como titulaban sus órganos de difusión el Instituto de Investigaciones Estéticas de México y el Instituto de Investigaciones Históricas y Estéticas de Buenos Aires, con los cuales Lameda, además, establece una “incuestionable similitud” con organismos que ya desde las décadas de los 30 y 40 fueron “ideados para investigar y reflexionar sobre la arquitectura colonial latinoamericana”, es la que derivará a la aparición del prestigioso BOLETÍN del CIHE, revista que circuló entre 1964 y 1997 y a la cual dedicamos una nota aparecida en el Contacto FAC nº 192 del 13 de septiembre de 2020 (https://fundaayc.com/2020/09/13/sabia-usted-49/).

2. Portada del nº1 del BOLETÍN del CIHE y de las cuatro publicaciones que con su mismo formato aparecieron a modo de una colección de «investigaciones interesantes realizadas en Venezuela y otros países americanos».

Es dentro del espíritu de divulgar los resultados de “investigaciones interesantes realizadas en Venezuela y otros países americanos” que debe inscribirse la apertura por parte del CIHE de otra línea editorial que permitió la salida, bajo el mismo formato del BOLETÍN, de trabajos como Platón y la evolución de los establecimientos humanos en el mundo helénico de Pedro Lluberes (1966), Colonia Tovar, Tierra venezolana de Leszek Zawisza (1980) y Tipología de la escultura decorativa hispánica en la arquitectura mexicana del siglo XVIII de Ilmar Lucks, (1980), de los cuales Amuay 64. Su gente. Su vivienda de Jeannette Abouhamad y Graziano Gasparini (1966) fue pionero.

El libro de 160 páginas con un tiraje de1200 ejemplares impreso en los Talleres Gráficas Ediciones de Arte de Ernesto Armitano, ilustrado con fotografías tomadas por Graziano Gasparini, ya ofrece desde su título varias pistas sobre el contenido que alberga. Por un lado, identifica el objeto de estudio al cual se dedica: Amuay, pueblo apacible de pescadores ubicado en el municipio Los Taques, en la península de Paraguaná, en el estado Falcón poseedor de una hermosa bahía natural, cerca del cual a partir de 1947 la Creole Petroleum Corporation inicia los movimientos de tierra e instalación de equipos que conducen finalmente, el 3 de enero de 1950, a la inauguración de una enorme Refinería; y, por el otro, el año en el cual se lleva a cabo la aproximación: 1964.

3. Jeannette Abouhamad y Graziano Gasparini .
4. Índice de AMUAY 64. Su gente. Su vivienda

También habla del carácter interdisciplinario al que apunta cuando, tras referirse a “su gente” y “su vivienda”, nos presenta los intereses de cada uno de sus autores: Jeannette Abouhamad (1934-1983), antropóloga y socióloga que formó parte de la primera promoción de esa carrera de la Universidad Central de Venezuela e hizo su doctorado en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París; y Graziano Gasparini (1924-2019), arquitecto formado en el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, quien aunque viajó por primera vez a Venezuela en 1948 y se instala aquí definitivamente a partir de1949 para comenzar a recorrer a fondo el país, fotografiar sus viviendas e iglesias y dedicarse de lleno a la restauración a partir de 1953.

Abouhamad, encargada de realizar la primera y más voluminosa parte del libro, la cual titula “Amuay, un pueblo olvidado”, lleva a cabo un detallado y meticuloso estudio, respaldado en claros procedimientos metodológicos y cifras provenientes de encuestas y entrevistas realizadas en el lugar, que le permiten realizar una radiografía que a su vez derivará en las correspondientes conclusiones y sugerencias.

5. Dos páginas de “Amuay, un pueblo olvidado”, primera parte del libro.

“Este trabajo no corresponde a la categoría de investigaciones orientadas hacia problemas específicos derivados de marcos teóricos y metodológicos rígidos. Hemos perseguido, por el contrario, poner a funcionar conjuntamente varias teorías y conceptos socioantropológicos, con la finalidad de acercarnos al hombre y a su quehacer tan abiertos de mente como es posible, sin, por ello, desperdigarse en la flexibilidad. Algunos aspectos, por su misma esencia intrínseca, han sido manejados en forma fundamentalmente descriptiva y mediante análisis cualitativos. Otros, en cambio, se han prestado a enfoques analíticos y asociativos de variables operacionales cuantificables”, afirmará la autora.

6. Dos páginas de “Amuay, un pueblo olvidado”, primera parte del libro.

Acerca del por qué se elige a Amuay (que en lenguaje caquetío significa «Región de los vientos y de las aguas encontradas») como centro de atención, Abouhamad explica cómo dentro de la condición de Venezuela como “sociedad transicional plena de asincronías” propias del tránsito de una condición tradicional a una industrial, que se “manifiestan en todas las dimensiones del mundo sociocultural”, cuyos “cambios o modificaciones estructurales no se producen a igual dirección y velocidad entre sus sectores o partes componentes”, Paraguaná, y en particular el caserío de Amuay, ofrecen un marco idóneo para llevar a cabo una indagación que permita corroborar tales apreciaciones. Comunidad “sedienta de pan, de agua, de vida” que basa su actividad económica en la pesca no tecnificada “la cual sólo circunstancialmente le proporciona a los habitantes sus medios de subsistencia”, el poblado se ubica a diez kilómetros de la refinería petrolera “expresión más lograda del maquinismo industrial, engranaje automático que ha transformado al hombre de productor de energía en conductor de fuerzas, con procedimientos tecnológicos complicados que reemplazan el trabajo humano”.

7. Dos páginas de “Amuay, un pueblo olvidado”, primera parte del libro.

En resumen, para Abouhamad, “Amuay representa dentro del continuum tipológico de las asincrónicas comunidades de nuestra sociedad global, un ejemplo fáctico de tradicionalidad. Refleja, además, la coexistencia de formas de vida contrastantes de grupos vecinalmente accesibles y, en sí misma, presenta asincronías institucionales motivadoras, en parte, de problemas económicos y sociales”.

El trabajo de Abouhamad permite repasar a través de las partes que lo constituyen “La situación”, “Aspectos económicos”, “Los sectores económicos y sociales”, “La familia de Amuay”, “La vivienda”, “La educación”, “Lo político de Amuay” y “Lo religioso” antes de llegar a las ya señaladas “Conclusiones y sugerencias”.

8. Cuatro páginas de la segunda parte del libro dedicadas a “La vivienda en Paraguaná”.

Gasparini, de su lado, estructura la segunda parte del libro, que tituló “La vivienda en Paraguaná”, con un enfoque más historiográfico que mira hacia las razones del porqué se construye y cómo se construye, centrándose fundamentalmente en el contexto de la península ubicada en la zona más al norte de Venezuela. De tal manera, la población de Amuay, pasa a ser considerada como un subproducto de lo que ha sido el devenir de todo el territorio peninsular. Es así como repasa temas como “Historia y ambiente”, “Las casas en la época colonial”, “Tejas y horcones”, “El techo de torta”, “La vivienda blanca” para, finalmente, llegar a “Amuay” y revisar, dentro de la precariedad y modestia de su arquitectura, cómo se manifiestan algunos de los temas anteriormente tratados.

9. Cuatro páginas de la segunda parte del libro dedicadas a Amuay dentro de “La vivienda en Paraguaná”.

Es así como “el levantamiento del pueblo … dio un total de 209 casas, más otras construcciones para los servicios públicos que no se tomaron en cuenta por no tener carácter de viviendas. El número de casas que debía constituir el núcleo habitado de la Amuay colonial no debió ser superior a las 25 o 20 unidades y todas ellas reunidas alrededor de la iglesia”, comentará Gasparini. De las 209 casas levantadas, “la casi totalidad … no tienen vidrios en las ventanas … sólo el 8,61 por ciento… tienen el techo cubierto con tejas criollas, … el 30,62 por ciento tienen techo de asbesto, mientras que sólo el 8,61 por ciento se cubren con planchas acanaladas de metal” a lo cual Gasparini añade que “la superficie de las láminas de asbesto o aluminio se aprovecha al máximo. De allí la falta de aleros”. Sin embargo, “el porcentaje más alto, entre los sistemas de techumbre lo tienen los techos realizados con materiales de recolección. El 52,16 por ciento de las casas de Amuay tienen ‘techo de torta’” sistema tradicional indígena usado por ser el más económico y no necesariamente el más deseable.

10. Dos libros de carácter interdisciplinario publicados en 1986 donde Graziano Gasparini profundiza en la línea de trabajo iniciada en AMUAY 64. Su gente. Su vivienda.

Gasparini, sin duda, tendrá en este libro, donde la interdisciplinariedad es sólo un enunciado, la primera oportunidad para perfeccionarla y para abrir una línea de trabajo que luego profundizará en las publicaciones Paraguaná. Cambios en el hábitat de una región venezolana con la coautoría de Carlos González Batista y Luise Margolies y Arquitectura popular de Venezuela junto a Luise Margolies ambos de 1986 y editados por Ernesto Armitano Editor.

11. Los tres tomos de Suma del pensar venezolano.

Por otra parte, Roberto Briceño León consideró el texto “Amuay: un pueblo olvidado” de Jeannette Abouhamad como uno de los escritos que debían formar parte del Tomo 1 “Sociedad y cultura” de la Suma del pensar venezolano (Asdrúbal Baptista, José Balza y Ramón Piñango, editores; Fundación Empresas Polar, 2011) y que Briceño englobó tras el título “Casta, raza, clase y estrato: modos de ser distintos los iguales”.

12. Izquierda: La península de Paraguaná al noroeste de Venezuela. Derecha: localización del pueblo de Amuay (izquierda) y la refinería de Amuay (derecha) en el lado occidental de la península.
13. Página del libro en la que la hermosa fotografía de Graziano Gasparini lleva por leyenda: «Las dos Amuay: la refinería de Amuay y el pueblo de pescadores de Amuay».

A sesenta años de aquella indagación realizada por Abouhamad y Gasparini y teniéndola como referencia, tal vez valdría la pena preguntarse qué ha sido de una población ubicada en la zona occidental de la península de Paraguaná con una ensenada “que poseía un extraordinario reservorio natural, adornado por numerosos y frondosos manglares y plantas xérofitas”, a la que una refinería petrolera que tomó su nombre fue sustituyéndola paulatinamente en el recuerdo.

ACA

Procedencia de las imágenes

Encabezado, 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 13. Jeannette Abouhamad y Graziano Gasparini. AMUAY 64. Su gente. Su vivienda, 1966.

1. Colección Crono Arquitectura Venezuela.

2, 3 y 10. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

11. BIBLIOFEP HISTORIA (https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/publicaciones/colecciones/suma-del-pensar/)

12. Capturas de Google Earth

EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

Del Banco Obrero a la UCV

Los Orígenes del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC)

Alberto Lovera

CENDES/IDEC FAU UCV

Serie Mención Publicación

2004

Publicado en el mes de noviembre del año 2004 en los Talleres Tipográficos de Miguel Ángel García e Hijo, el libro Del Banco Obrero a la UCV. Los orígenes del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC), obra del sociólogo y doctor en arquitectura Alberto Lovera, coeditada entre el CENDES y el IDEC formando parte de la Serie Mención Publicación (de la cual ocupa el número 16), fue producto de la tesis titulada “Del Banco Obrero a la UCV: buscando un lugar para la innovación de la construcción. Los orígenes del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC)”,presentada por el profesor Lovera bajo la tutoría de la Dra. Hebe Vessuri para optar al título de Magister Scientiarum en Planificación del Desarrollo (Mención Ciencia y Tecnología), por la cual recibió del jurado evaluador Mención Honorífica.

De sobria presentación, sin presencia de gráficos ni fotos, la publicación de 176 páginas en formato de 23 x 15,5 cms, impresa en papel bond y con un tiraje de 500 ejemplares, fue diagramada por Michela Baldi corriendo la corrección de textos a cargo de María Enriqueta Gallegos.

La sinopsis publicada en la contratapa señala: “En este libro se realiza el análisis del surgimiento de un instituto de investigación y desarrollo tecnológico en el campo de la construcción que desarrolla sus actividades en el ámbito universitario, específicamente el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción IDEC de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela. (…) Se reconstruye la ruta que condujo a un grupo de profesionales y profesores universitarios a realizar investigación y desarrollo experimental de la construcción, primero en el del Banco Obrero, que era el instituto autónomo encargado de la política de vivienda del Estado venezolano, y más tarde en el seno de la UCV, buscando un espacio institucional distinto que los cobijara. (…) Se dilucidan los factores y procesos que dieron origen a ese Instituto, para lo cual se conjuga el análisis organizacional con el del contexto dentro del cual se desarrolló, así como el rol de los actores en la propia configuración del IDEC, que muestra a través de este caso de estudio un enfoque que puede ser útil para el análisis de las organizaciones de investigación y desarrollo tecnológico”.

El resumen transcrito se complementa con lo señalado en el veredicto del jurado del trabajo de investigación que dio origen al libro, integrado por los profesores Alfredo Cilento, Sonia Barrios y Hebe Vessuri, donde puntualizan que “la tesis constituye una real contribución al registro riguroso de una experiencia importante de la vida universitaria nacional, al hacer un estudio detallado de los procesos de desarrollo de los procesos tecnológicos en el medio académico. La estrategia de investigación, que incluye una variada gama de enfoques de análisis, permite una comprensión más rica de los fenómenos estudiados”.

La obra está estructurada con base en un Prólogo elaborado por Henrique Hernández Osuna (director fundador del IDEC) titulado “Cuando la tecnología de la construcción entró a la universidad” al cual siguen un Preámbulo, siete capítulos y la Bibliografía.

Los títulos de los capítulos ya de por sí orientan el tono en el que se escribió el trabajo. Ellos son en estricto orden: “Cuando la tecnología encontró un lugar en la UCV”; “La industria de la construcción y los caminos de su desarrollo tecnológico”; “Los ancestros del IDEC” (el más extenso de todos que abarca a la FAU UCV y parte de su historia, la experiencia de Diseño en Avance del Banco Obrero y finalmente el encuentro entre ambas); “La industria de la construcción en los años setenta”; “Cómo transitar el laberinto académico-burocrático universitario (y no morir en el intento)”; “El IDEC adquiere carta de ciudadanía”; y “La tecnología en la universidad”.

Libro de consulta obligado para los interesados en el tema y para quienes quieran ahondar en un importante episodio dentro de la historia de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, a modo de testimonio y abreboca para la lectura no dejan de ser interesantes las palabras dichas por Henrique Hernández en el Prólogo: “Alberto Lovera nos lleva a reencontrarnos con el Programa Experimental de Viviendas y la creación en los años sesenta de la Sección de Diseño en Avance en el Banco Obrero, con las luchas en el mejoramiento de la enseñanza de la arquitectura y la conformación del IDEC en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, entre los años sesenta y setenta. (…) Se actuaba en un mundo optimista con la convicción de que se construía un país. Este aliento común nos permitió desarrollar un trabajo en equipo donde las ideas y experiencias surgieron de un proceso donde se aprendía haciendo bajo el lema: ‘Para demostrar que algo se puede hacer, no hay mejor camino que hacerlo’. (…) Concebíamos nuestra práctica profesional como un instrumento para contribuir a la transformación del país; no podíamos simplemente seguir las pautas de la práctica enseñada en la Escuela de Arquitectura de la UCV, teníamos que comenzar por cuestionar esa enseñanza. (…) Por otra parte, la enseñanza y práctica profesional se venía separando cada vez más de la tecnología de la construcción, siendo ésta uno de los ingredientes esenciales de la arquitectura. (…) Pero no se trataba sólo de resolver una deficiencia personal, era la profesión y la enseñanza de la arquitectura que debía contar con el apoyo permanente de la investigación en el área de la tecnología de la construcción, y en ella los arquitectos teníamos un papel que jugar; teníamos que promover una organización orientada al desarrollo tecnológico”.

Y concluye Henrique Hernández (y con él nosotros): “estoy convencido de que para lograr una arquitectura reconocible como venezolana, ésta tendrá que fundamentarse en un mejor conocimiento por parte el arquitecto sobre la tecnología de la construcción y el manejo de las condiciones ambientales que le permitan afrontar idóneamente los problemas constructivos y urbanos de una sociedad como la venezolana”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Alberto Lovera. Del Banco Obrero a la UCV. Los Orígenes del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) (2004)

EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

La relación forma-función en el lenguaje estructural del siglo XX

Nancy Dembo

Universidad Central de Venezuela/ Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico.

Colección Estudios.

2003

La relación forma-función en el lenguaje estructural del siglo XX, libro publicado por la profesora e investigadora Nancy Dembo derivado de su trabajo de ascenso a la categoría de asistente, como producto de la línea indagatoria por ella desarrollada en torno a la historia de la tecnología vinculada a la producción de edificaciones dentro de la Escuela de Arquitectura Carlos Raúl Villanueva de la FAU UCV, asoma desde su propio título un interesante debate que toma fuerza durante el siglo XIX y se desarrolla a lo largo del siglo XX.

1. Poster en el que se anunciaba la presentación del libro el 14 de mayo de 2003.
2. Índice del libro.

Como ingeniero (UCAB, 1974) que ha desarrollado su labor académica y profesional en estrecha relación con el mundo de la arquitectura, Dembo ofrece un texto que, echando mano de la historia de la arquitectura (disciplina de la que obtuvo un Magister Scientiarum en 2001), permite detectar la manera en que los avances tecnológicos desarrollados a partir de la revolución industrial permitieron el desarrollo de materiales que transformaron la manera de construir y con ello la expresividad y lenguaje de las edificaciones o, en otras palabras, reforzaron el binomio desarrollo tecnológico-diseño estructural potenciando y no limitando el manejo de la forma. Como bien señala en la “Introducción” al libro: “El centro de esta reflexión lo constituye el hecho de que la relación forma-función en el campo estructural se soporta en un orden de valores propio de esta disciplina y no heredado del diseño arquitectónico. La excelencia en el diseño estructural se obtiene al exaltar la belleza latente contenida en aquellas formas que con mayor eficiencia responden a los esquemas a que están sometidas”.

3. Presentación y dos de las páginas internas del capítulo I.

De esta manera, con un alto sentido pedagógico que busca hacer entender la evolución de la relación forma-función en el ámbito de las estructuras, Dembo inicia su recorrido revisando sus antecedentes y la apertura que significó para la ambición de los diseñadores en un trayecto en el que los ingenieros, tras comprender las bondades y potencial que ofrecía primeramente el uso del hierro, partieron por delante y signaron el camino de los arquitectos.

Otro repaso interesante, propio del discurso teórico de finales del siglo XIX lo lleva a cabo Dembo al mencionar el impacto que provocó a la idea de forma la aparición de los nuevos materiales y la dura transición que se produjo “entre las formas clásicas y las posibilidades emergentes del desarrollo tecnológico”. A ello se sumará todo lo concerniente a la evolución del conocimiento técnico que se tradujo en la incorporación los nuevos materiales en el campo de la construcción abriéndose una brecha entre quienes perseguían su utilización honesta y quienes los consideraban sólo un medio para lograr otros objetivos. En este sentido, no hay que olvidar que fue en 1896 cuando Louis Sullivan en el artículo “The tall office builing artistically considered” (“El edificio de oficinas en altura considerado artísticamente”) acuñó la célebre frase “la forma siempre sigue la función”, instalándose en la arquitectura un debate, arrastrado a lo largo de todo el siglo XX, que daba alas a la aparición de dos corrientes claramente marcadas, consideradas las más de las veces (sin serlo) como contrapuestas: el funcionalismo y el formalismo. También será Sullivan quien abra la discusión acerca del papel que juega en términos comunicativos y expresivos la vinculación entre el espacio contenido y su envolvente heredera de otra que abarcó buena parte del siglo XIX en torno a la noción de “carácter”.

4. Presentación y dos de las páginas internas del capítulo II.

Las estructuras y su concepción, tradicionalmente identificadas dentro del territorio de “lo funcional” (resumida en la obtención de lo óptimo con el mínimo, como apuntó en su momento Pier Luigi Nervi), alejadas si se quiere de disquisiciones vinculadas al concepto de belleza, generarán en sí mismas su propia estética cuando a lo largo del siglo XX los profesionales de la construcción afronten los dos grandes retos asomados por Dembo ya mencionados: la presencia de la idea de forma en el discurso teórico y la evolución del conocimiento técnico. En tal sentido, serán las edificaciones en altura y los espacios de grandes luces los que le permitirán proseguir a lo largo del libro el proceso evolutivo que desde un comienzo se impuso, incorporando nociones propias del lenguaje ingenieril. Por un lado, “en el caso de los edificios altos, las importantes solicitaciones que derivan de la acción de las cargas, tanto gravitacionales como dinámicas, han exigido de las soluciones estructurales un estrecho compromiso con el desarrollo tecnológico”. Por el otro, “las estructuras que cubren grandes espacios han encontrado en la forma una herramienta eficiente y versátil para oponerse a las deformaciones que derivan de la acción de las cargas”.

5. Presentación y dos de las páginas internas del capítulo III.

Escrito en todo didáctico, de fácil comprensión para los arquitectos a quienes fundamentalmente está dirigido, lleno de referencia a importantes edificaciones y autores claves para la comprensión de su enfoque a cabalidad, el libro de Dembo, sin renunciar en ningún momento a señalar lo esencial en términos portantes que caracteriza el comportamiento de los tipos edificatorios que soportan su discurso, deja abierto un debate que tiene plena vigencia durante el presente siglo XXI.

La obra en formato de 15,5 X 23 cms, de 248 páginas con tapa blanda, impresa en papel bond en los talleres gráficos de Editorial Torino, cuya diagramación y montaje estuvo a cargo de Margarita Páez-Pumar y la corrección de textos por María Enriqueta Gallegos, obtuvo el Premio Carlos Raúl Villanueva FAU UCV al mejor trabajo de ascenso en su primera edición el año 2000. Posteriormente, en 2006, Nancy Dembo también publicaría con Ediciones FAU UCV en alianza con el CDCH La tectónica en la obra de Carlos Raúl Villanueva. Aproximación en tres tiempos (trabajo final de la maestría ya mencionada), con el cual encaminaría otros temas que formaron parte de la investigación Industrializar en la abundancia. Tecnología y construcción en la Venezuela del boom petrolero de los setenta con la que se doctoró en arquitectura el año 2010.

6. Presentación y dos de las páginas internas del capítulo IV.

Dembo cierra el libro que nos ha ocupado con la siguiente reflexión sin desperdicio, ilustrativa del camino recorrido a través de sus páginas: “La ingeniería es un arte de grandes producciones, con un ineludible compromiso social. Al vincular la forma a la función, el diseñador estructural aspira conjugar la aparente simplicidad y eficiencia con la que ha sido resuelto un problema con la elegancia de la solución. En última instancia, desea compartir su satisfacción por el acierto de su poesía”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas, excepto 1. Nancy Dembo. La relación forma-función en el lenguaje estructural del siglo XX, Universidad Central de Venezuela/ Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, Colección Estudios, 2003.

1. Colección Crono Arquitectura Venezuela

EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

La razón estructural

José Manuel Rodríguez

Ediciones de la Biblioteca de Arquitectura

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

1998

Los Estudios Universitarios Supervisados (EUS) en la Universidad Central de Venezuela nacen a partir de la aprobación el 6 de junio de 1972 por parte del Consejo Universitario, presidido por el rector Oswaldo de Sola, del Reglamento que los norma para lo cual se nombró el 15 de julio la Comisión destinada a estructurarlos y darles cuerpo. Cumplida esa etapa, la impartición de esta modalidad educativa se da inicio formalmente el 7 de abril de 1975, teniéndose a la formación de educadores como experiencia piloto dentro de la institución.

Si bien son la Escuela de Educación y su plan de estudios los que orientaron y brindaron soporte a aquella primera fase, la adscripción del EUS correspondiente se hizo a una Comisión presidida por el para entonces decano de la Facultad de Humanidades y Educación, Félix Adam. La primera cohorte estaba conformada por 709 estudiantes, distribuidos en tres Centros Regionales: Capital (424), Barcelona (138) y Barquisimeto (147). Finalmente, será en 1980 cuando los EUS en educación se incorporarán a la administración de la escuela que les da nombre.

Cabe añadir que, de acuerdo al artículo 1 del Reglamento aprobado en 1972: “Los Estudios Universitarios Supervisados -EUS- están destinados a ofrecer oportunidades educativas a todas aquellas personas que deseen cursar una carrera universitaria y que por circunstancias de diversa índole no puedan asistir regularmente a los cursos”. Por otro lado, el artículo 4 establece que: “La base de los Estudios Universitarios Supervisados habrá de ser la enseñanza por correspondencia, las pasantías y tutorías; las modalidades de programas radiales y televisados se utilizarán como medios auxiliares y complementarios”; y que, de acuerdo a lo recogido en el artículo 14: “Los planes y programas de estudio de los E.U.S. serán los mismos de los cursos ordinarios”. En pocas palabras, se sentaban las bases para un sistema que propiciaba “La evaluación … permanente, progresiva y práctica, a objeto de estimular la autoformación y responsabilidad del estudiante” (artículo 17), y donde “Los estudiantes inscritos (…) tienen derecho a que se les proporcionen guías de estudio, recursos audiovisuales, instrumentos de evaluación y a la utilización de laboratorios, bibliotecas o cualquier otro medio necesario para una eficiente formación profesional” (artículo 23).

1. Vista aérea de Barquisimeto con la ubicación del Núcleo UCV de la Región Centro Occidental donde se encuentra la Unidad Docente Extramuros de la FAU.

Pues bien, lo que se podría considerar como el inicio de la implementación de la educación a distancia en la UCV tendrá eco en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo veinte años después cuando en 1992, siendo decano el profesor Marco Negrón y por iniciativa del profesor Baudilio González (exdirector de la escuela de arquitectura entre 1978 y 1981), se crea, una vez detectada una importante demanda en la zona, la Unidad Docente Extramuros en el Núcleo UCV de la Región Centro Occidental en Barquisimeto, concebida entonces en el formato de EUS, con textos autoadministrados y asesorías de los profesores, núcleo donde desde 1975, como ya mencionamos, se impartía la carrera de Educación bajo dicha modalidad.

El entusiasmo y empuje que le dio Baudilio González a la idea de poder enseñar arquitectura mediante métodos sobre los cuales no existían antecedentes en nuestro país, llevó a la elaboración para las materias obligatorias que formaban parte del pensum, de los textos y guías de estudios que se asignaron a reconocidos y experimentados docentes, baja la asesoría del profesor de origen chileno Patricio González, quien trabajaba en la Universidad Nacional Abierta, institución creada el 27 de septiembre de 1977 para ofrecer estudios a distancia como parte fundamental de su razón de ser y que para entonces ya tenía un buen camino andado.

2. Páginas interiores del libro La razón estructural.

B. González, quien fue su primer coordinador, además logró que a la Unidad Docente Extramuros se le asignara en 1990 mediante un comodato firmado entre la UCV y el gobierno nacional, por un lapso de 100 años, una edificación desocupada en la que funcionó desde los años 1950 el Hospital Psiquiátrico de la ciudad de Barquisimeto, localizada en un amplio terreno que da su frente hacia la avenida Los Abogados.

Diseño Arquitectónico, Expresión, Tecnología e Historia, las cuatro asignaturas obligatorias que se tenía previsto conformasen el primer semestre del Plan de Estudios de Arquitectura de la UCV de 1994 (para entonces en las etapas finales de su elaboración y aprobación), contaron en un período aproximado de un año con los materiales didácticos y guías que hicieron posible echar a andar en 1992 el proyecto barquisimetano. Los profesores que los realizaron fueron los mismo que se encargaron de asistir periódicamente a la capital larense a realizar las asesorías a los estudiantes, aclarar las dudas a que hubiera lugar, hacer los ajustes necesarios y llevar a cabo las evaluaciones.

Es así como le corresponderá a José Manuel Rodríguez la elaboración del texto que incluía, además del contenido correspondiente a los llamados módulos de instrucción, los objetivos, el resumen y el plan de autoevaluación de la asignatura Tecnología I.

Rodríguez, docente de Diseño Arquitectónico desde 1975, había dictado en diversas ocasiones los cursos de Tecnología I y Expresión Arquitectónica y un Seminario sobre Sistemas de las Edificaciones lo cual garantizaba, como realmente sucedió, el aportar un cambio significativo de enfoque en la manera como tradicionalmente se dictaba la materia. La conversión del material originalmente elaborado para guiar los estudios supervisados en un “libro convencional”, sin alterar en gran medida su orientación y contenidos, dio origen a La razón estructural, publicación   que hoy decidimos reseñar.

3. Páginas interiores del libro La razón estructural.

La acertada escogencia de Rodríguez para elaborar el material pedagógico correspondiente a Tecnología I, lo colocó ante la enorme dificultad que entraña elaborar un texto que pretende posicionar a los estudiantes en el estudio de los aspectos tecnológicos de la disciplina y en particular los fenómenos estructurales, con la sencillez necesaria y la frescura suficiente de quien buscaba superar “el maltrato conceptual que se le ha dado al problema”.

Para Rodríguez, el mencionado “maltrato conceptual” parte del hecho de que “concretamente la enseñanza del funcionamiento estructural de las edificaciones, ha tenido desde siempre, un sesgo extremadamente matemático que dificulta visualizar el fenómeno al reducirlo a calcular las consecuencias de él”.

Para superar este lastre, por un lado, busca propiciar “un acercamiento visual a las estructuras, mostrándolas en el espacio, de manera de facilitar la observación de su geometría y tamaños, que son los factores de los cuales dependen las capacidades resistentes y, por lo tanto, las funciones que ellas cumplen”. Por el otro, y esto es lo fundamental, desarrolla un giro conceptual conformado por dos formulaciones: la primera apunta a considerar que “el rol primordial de una estructura no es el de resistir esfuerzos, como tradicionalmente se le ha venido interpretando en las escuelas de arquitectura e ingeniería. Ella existe para delimitar y cubrir un espacio y, en esa función primigenia, ella va a recibir cargas que la someterán a diferentes esfuerzos y que la harán susceptible a deformaciones”. La segunda formulación dice: “aunque en la arquitectura, la obtención de la forma, está sujeta a consideraciones que dependen de la intencionalidad del arquitecto, la geometría que adopta un material estructural, será consecuencia de sus capacidades resistentes”.

4. Páginas interiores del libro La razón estructural.

Y concluye: “Por lo tanto, las estructuras son sistemas complejos donde diferentes variables: espacio a delimitar, intencionalidad de él, materiales y recursos técnicos utilizados; establecen determinadas y tensas relaciones, en procura de obtener un resultado formal, previsto y estable. Esto nos lleva a plantear, que entre espacio y estructura y entre materiales y formas, se constituyen vínculos de tal naturaleza que, los cambios operados en algunos de sus componentes, producen modificaciones en la totalidad”.

Resumiendo, las claves que predominan en este valioso libro de texto consisten en la utilización de un lenguaje sencillo, la insistencia una y otra vez en los aspectos básicos de la materia, “planteándolos de diversas maneras y manteniendo -en lo esencial-, fidelidad con el contenido oficial vigente de la asignatura pero utilizando un enfoque docente diferente que se apoya fundamentalmente en el desarrollo de imágenes para facilitar la visualización de los conceptos”, aclarará el autor del libro.

El texto de 228 páginas impreso en papel bond y formato de 15,5 x 23 cms, tras la Introducción General, se organiza en cuatro partes (que cuentan cada una con un breve preámbulo): Necesidad y posibilidad; Mecánica de las estructuras; Gracias a la fuerza de gravedad; y Contra la fuerza de gravedad. Cada parte, a su vez, está subdividida en capítulos (trece en total) cuyos contenidos se desarrollan a través de textos breves acompañados de expresivas y didácticas ilustraciones.

5. Índice del libro.

La buena mano que como dibujante posee Rodríguez ha sido garante de que las atractivas e ilustrativas imágenes que acompañan la publicación cumplan cabalmente su cometido, convirtiéndose en un excelente libro de texto tanto para quienes se inician como para quienes ya asumen como acabada su formación arquitectónica.

El auspicioso ensayo de educación a distancia llevado a cabo en Barquisimeto, el cual es digno de un exhaustivo análisis que aquí no haremos, ya manifestó desde sus inicios síntomas de relativo éxito dada la resistencia ofrecida en entender el cambio de paradigma que ello implicaba en la enseñanza tradicional de la arquitectura. Ello, sumado a la falsa creencia de que se estaban formando “arquitectos de segunda” derivó en el paulatino abandono de las actividades supervisadas y la imposición del esquema convencional. Sin embargo, el material didáctico producido para encaminarla aquel año de 1992 (del cual La razón estructural es un subproducto), la revitalización actual de la educación a distancia como consecuencia de la pandemia y el avance de los medios tecnológicos, y las dificultades económicas que atraviesa la universidad en general, hacen necesario llevar a cabo una profunda revisión de los aspectos que de aquella experiencia se mantienen aún vigentes.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Captura de Google Earth.

2, 3, 4 y 5. José Manuel Rodríguez. La razón estructural, 1998.