¿SABÍA USTED…

… que en 1965 la II Bienal Nacional de Arquitectura le otorga el Premio Nacional de Arquitectura a Julián Ferris por el edificio para la Aduana de Puerto Cabello?

1. Julián Ferris. Aduana de Puerto Cabello (1962)

Julián Ferris Betancourt (1921-2009) forma parte de la segunda generación de arquitectos venezolanos que, formados en el exterior a mediados del siglo XX, sentaron las bases para el desarrollo definitivo de la disciplina tanto desde el punto de vista profesional como académico. También es de aquellos cuya obra temprana manifiesta un arrojo y una frescura que, por la proximidad a los años de estudio, sigue un proceso de aclimatación del lenguaje moderno en el trópico lo cual poco a poco con el tiempo se va diluyendo en la medida en que las referencias van cambiando y se intenta encontrar formas expresivas más personales.
Graduado de ingeniero en la Universidad de Oklahoma en 1945 y luego de arquitecto en la Universidad de Siracuse en 1947, Ferris revalida su título en 1949 cuando la joven Escuela de Arquitectura de la UCV estaba aún adscrita a la Facultad de Ingeniería.

2. Arriba. Derecha: Club Laguna Beach (1952). Izquierda: Urbanización Chuao (1951), Julian Ferris con Juan Andrés Vegas y colaboración de Carlos Dupuy, Gustavo Ferrero Tamayo y Jaime Hoyos. Abajo. Izquierda: Hotel Aguas Calientes, Ureña, estado Táchira (1956), Julián Ferris con Juan Andrés Vegas y Gustavo Ferrero Tamayo. Derecha: Propuesta ganadora del Concurso para el edificio sede de la Biblioteca Nacional (1959), Julián Ferris con Carlos Dupuy y colaboración de Jaime Hoyos

Desde entonces inicia una carrera profesional exitosa que comienza con su participación en la Comisión Nacional de Urbanismo entre 1949 y 1951, año este último en el decide abrir su oficina particular de la que saldrán una larga lista de trabajos en su gran mayoría logrados en sociedad con otros colegas. Los primeros encargos dan cuenta de su participación como diseñador, en compañía de Juan Andrés Vegas contando como colaboradores con Carlos Dupuy, Gustavo Ferrero Tamayo y Jaime Hoyos, del trazado de las urbanizaciones caraqueñas de Chuao (1951) y La Floresta (1952). También proyectará en 1952 con el mismo equipo profesional el Club Laguna Beach en la urbanización Caribe de Caraballeda (Litoral Central), edificio de influencias claramente corbusianas, pionero en lo que al surgimiento de la propiedad horizontal en el país se refiere y referente dentro de la arquitectura de carácter recreacional. A él se sumará casi de inmediato otro de características similares ubicado en la misma zona: Bahía del Mar. Luego vendrán la primera etapa de la Comunidad Vecinal La Concordia, San Cristóbal, estado Táchira (1955, con Juan Andrés Vegas y Carlos Dupuy), la urbanización Los Canales en Río Chico, estado Miranda (1955), el Club Playa Azul, Litoral Central (1956, con Félix Candela), el hotel Aguas Calientes, Ureña, estado Táchira (1956, con Juan Andrés Vegas y Gustavo Ferrero Tamayo), la propuesta ganadora del Concurso para el edificio sede de la Biblioteca Nacional (1959, con Carlos Dupuy y colaboración de Jaime Hoyos) y su participación como diseñador de la Concha Acústica del Parque del Este (1961).

Dentro de otra faceta no menos importante, Ferris se incorpora al cuerpo docente de la recién creada Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV y en 1958, una vez que cae la dictadura perezjimenista, es nombrado decano interino (el primero de la era democrática) para luego convertirse también en el primero en ser electo para ejercer el cargo entre junio de 1959 y junio de 1962. Con particular lucidez, como decano introdujo aires renovadores acordes con la recién estrenada democracia y como señala Gregorio Darwich en “A Julián Ferris, Doctor Honoris Causa de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela”, texto aparecido en Cuadernos del Cendes, nº 67 (2008), “promovió la reforma docente con la conformación de un nuevo plan de estudios que reafirmaba la misión de formar arquitectos con sólidos conocimientos. Expandió el cuerpo profesoral, incorporó a artistas plásticos e invitó a profesores de la arquitectura internacional y profesionales locales para vincular la Facultad con las diversas corrientes técnicas, artísticas y sociales de la modernidad”. Durante su gestión se crea la revista Punto (1961) y a él corresponde llevar adelante la iniciativa que derivó en la creación en 1960 del Centro de Estudios para el Desarrollo (CENDES), para lo cual presidió la Junta Organizadora contando con el apoyo irrestricto del rector Francisco de Venanzi y el acompañamiento de Luis Lander y Eduardo Neira, el primero Director y el segundo asesor de planificación del Banco Obrero respectivamente.

3. Julián Ferris. Aduana de Puerto Cabello (1962). Arriba izquierda: Ubicación. Las demás: Vistas exteriores en fechas próximas a su inauguración

Del período en que ejerce como decano corresponde el proyecto y construcción del que será tal vez el edificio más importante realizado por Ferris: el Conjunto de Aduana y Servicios Portuarios de Puerto Cabello, estado Carabobo, concluido a comienzos de 1962 e inmediatamente publicado en PUNTO (nº 7 de mayo de aquel año), formando parte del la primera entrega de la sección “Habla un arquitecto” donde, además de mostrarse su ya para entonces nutrido curriculum y obra, se le ofrece la oportunidad de exponer su visión sobre la arquitectura. Luego, en 1964, el edificio de la Aduana de Puerto Cabello también sería publicado por la revista SVA (nº 18, agosto-septiembre).

Este conjunto de apoyo a las actividades del segundo puerto en importancia del país, está integrado por un cuerpo bajo que responde a las variables programáticas exigidas, resuelto con eficiencia  y racionalidad funcional. Dicho cuerpo en su ala norte está destinado a las oficinas administrativas de los Servicios Portuarios, vestuario para 1.500 obreros, comedor, cocina y áreas de descanso. En su ala sur, que funciona independientemente, tiene en la planta baja y el primer piso oficinas públicas de la Aduana, movimiento de pasajeros, bultos postales, aeroexpresos, sala de remate, telégrafos, correo, depósito de contrabando incautado, depósito de vehículos decomisados y una sucursal bancaria. Sobre este basamento se levantan 9 pisos destinados a las oficinas de la Administración General de Aduanas.

La estructura del edificio, de una limpieza y claridad dignas de mención, fue diseñada y construida en concreto obra limpia, las paredes frisadas y salpicadas. La cubierta del cuerpo bajo fue construida con conchas de concreto de poco espesor con forma cónica ofreciéndose también, exenta, como pérgola que protege la plaza de acceso. Sus fachadas tomando en cuenta la orientación, se resuelven con el juego de planos blancos y una piel de romanilla que preserva la limpieza volumétrica del prisma de la torre.

La Aduana de Puerto Cabello se puso en funcionamiento durante un año (1962) particularmente difícil en lo político que tuvo a esa ciudad como escenario durante el mes de junio del segundo intento de golpe de estado contra el gobierno de Rómulo Betancourt conocido como “El Porteñazo” que dejó un saldo de alrededor de 400 muertos y 700 heridos. Pese a tamaños inconvenientes, el plano de las realizaciones registra para 1962 la inauguración del Puente Rafael Urdaneta sobre el Lago de Maracaibo, del Hospital General de Barcelona, del Parque Arístides Rojas en Caracas y del Puente Internacional Simón Bolívar que conecta a San Antonio del Táchira con Cúcuta. También se inician los trabajos de construcción del Puente de Angostura sobre el río Orinoco y de la Ciudad Universitaria del Zulia. Aquel año, además, se lleva a cabo el exitoso concurso para el proyecto del Pabellón venezolano que nos representaría en la Feria Mundial de New York 64-65 ganado por Edmundo Díquez y Oscar González. Fruto Vivas concluye el edificio Amazonas en Chuao y Federico Beckhoff el edificio Albona y las residencias Dálmata.

En 1965, con motivo de la celebración de la II Bienal Nacional de Arquitectura patrocinada por la SVA (Sociedad Venezolana de Arquitectos) y el INCIBA (Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes), la Aduana de Puerto Cabello y con ella su proyectista obtienen el Premio Nacional de Arquitectura (10.000 bolívares y Medalla de Oro) de manos del jurado conformado por Carlos Raúl Villanueva, Víctor Fossi, Leopoldo Martínez Olavarría, Guido Bermúdez y Carlos Celis Cepero. En este evento se otorga Mención Especial a la Planta de Ensamblaje de la Volkswagen en Palma Sola, estado Falcón, de Dirk Bornhorst; el Premio Especial Fundación Mendoza (4.000 bolívares y Medalla de Oro) a Henrique Hernández y Carlos Merchán por el trabajo “Sistema Constructivo para viviendas de una y dos plantas, Los Teques”; y el Premio SVA para Tomás José Sanabria.

4. Sede del Ministerio de la Defensa, Fuerte Tiuna, Caracas (1982), Julián Ferris con Jaime Hoyos, Carlos Pons y Luis A. Galarraga

Arquitecto más de hechos que de palabras y fundamentalmente proyectista de edificios institucionales, públicos o de uso recreacional (hasta ahora no hemos podido encontrar en su importante obra construida referencias a alguna vivienda unifamiliar que hubiese diseñado), Ferris posteriormente a 1965 realiza, entre otros, el edificio sede del IESA, San Bernardino, Caracas (1968, con Luis A. Galarraga), el edificio sede de Viasa, Plaza Morelos, Caracas (1969, con Jaime Hoyos y Carlos Pons), la remodelación del hotel Cumanagoto, Cumaná, estado Sucre (1972, con Jaime Hoyos), el Centro Clínico de Maternidad Leopoldo Aguerrevere, Caracas (1972), la remodelación y ampliación del hotel Bella Vista, Isla e Margarita (1974, con Jaime Hoyos), el edificio sede de IBM, Chuao, Caracas (1974, con Luis A. Galarraga), el edificio Sede del Ministerio de la Defensa, Fuerte Tiuna, Caracas (1982, con Jaime Hoyos, Carlos Pons y Luis A. Galarraga), el edificio sede de la Corte Suprema de Justicia -hoy Tribunal Supremo de Justicia-, Caracas (1982, con Luis A. Galarraga) y la Catedral de Ciudad Guayana, Puerto Ordaz, estado Bolívar (1988-2001).

En 1965 Ferris es uno de los cinco firmantes del Acta Constitutiva Original de la Universidad Metropolitana y en 2003 se le otorga el Doctorado Honoris Causa de la UCV lo cual, sumado a su dilatada trayectoria profesional e institucional, nos permite afirmar que, visto de manera integral, se trata de uno de los más importantes arquitectos venezolanos del siglo XX.

ACA

Procedencia de las imágenes

1, 2 y 4. Colección Crono Arquitectura Venezuela

3 arriba izquierda. Google Earth

3. Revista PUNTO, nº 7,1962

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 217

Cuando en septiembre de 2014 aparece el nº 1 de la revista UNO se dio un importante paso en el cumplimiento de los objetivos que llevaron al colectivo de la Unidad Docente UNO de la Escuela de Arquitectura Carlos Raúl Villanueva de la FAU UCV a crear la Fundación Luis Jiménez Damas el 10 de agosto de 2005.
Luis Jiménez Damas (1933-1993) se graduó en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo en 1958 en la promoción 8. En ese mismo año concurre con su Trabajo de Grado-Tesis (hecho en conjunto con Matilde Amaral, Gonzalo Castellanos y Magali Ruz) a la Bienal de Santiago de Chile para estudiantes de Arquitectura en representación de la UCV, donde obtienen el primer premio.

En 1964 se inicia en la docencia universitaria como instructor de la Cátedra de Composición Arquitectónica, en el Taller de Arquitectura Carlos Raúl Villanueva de la FAU UCV. Cuatro años después aprueba el Concurso de Oposición de la citada cátedra quedando en el primer puesto con una calificación de 20 puntos.

Arquitectura Hoy nº 225 del 20-10-1997 donde se le rindió un justo homenaje a Luis Jiménez Damas

Durante su larga vinculación con la Escuela de Arquitectura, Jiménez desempeñó varios cargos académicos, pero lo que lo hace trascender es «la pasión y dedicación con que se entregó a la enseñanza del diseño arquitectónico, lo que podríamos calificar como su labor más trascendente, hasta el punto de haberse constituido en punto de referencia ineludible de varias generaciones de arquitectos”, de acuerdo lo recogido en la página Arquitectura Hoy nº 225 en la que se le rindió un justo homenaje el 20-10-1997. Este ejemplar permite conocer parte de su vida a través de testimonios de quienes fueran sus alumnos, de un ideario extraído de la publicación Del eclecticismo criollo a un culto sincretismo (Ediciones FAU UCV, 2009) y de una completa cronología donde resaltan los proyectos de arquitectura realizados por quien dedicó su vida fundamentalmente a enseñar.

Es la preservación del legado de Luis Jiménez Damas, “profesor de profesores”, “fundador de la Unidad Docente Uno actual” (diferente a otra que llevó la misma denominación al momento en que se consagra reglamentariamente dicha figura después de la Renovación Académica en 1971), para quien la arquitectura debe ser entendida como «simultánea expresión del espíritu y de la razón», y «la racionalidad como canal que encauza las fuerzas que nutren el acto creativo», lo que motoriza una serie de actividades tendientes a difundir, catalogar, investigar y preservar su obra docente y construida, según lo publicado en https://unidaddocenteuno.blogspot.com/p/la-fundacion-ljd.html.

Páginas interiores del nº 1 de la revista UNO

Derivada directamente de la actividad docente, los responsables de la revista UNO exponen en el «Editorial» de su primer número que con ella “se pretende dar inicio a una serie de publicaciones que den fe del arduo y valioso trabajo de los profesores y estudiantes que conforman nuestra comunidad”.

Apostando por la impresión en papel como algo “palpable, duradero y verdadero”, con la plena conciencia de que se trata de una idea romántica, que no tiene el mismo alcance que hoy en día poseen los medios digitales, la publicación surge luego de casi diez años de registro de los resultados de los talleres de diseño montados en el blog unidaddocenteuno.blogspot.com.

Bajo la coordinación editorial de Maya Suárez, producción de Corina Montero (PUNCH TAD, C.A.), diseño y diagramación de ambas e impresión de Textos Graphics 2010, S.A., las treinta y dos páginas de la revista recogen “casi a modo de catálogo… los mejores trabajos de diseño del período 1-2014, las experiencias con el taller de dibujo de casas (2012) y el taller de mobiliario (2013), los resúmenes de los trabajos de ascenso defendidos este año por nuestros profesores y algunas recomendaciones para leer, ver y escuchar”, clara semblanza de los intereses que mueven a este importante grupo que ocupa el piso seis de la FAU UCV.

En medio de la crisis que ha ido mermando las actividades que muestran los resultados en docencia, investigación y extensión dentro del mundo académico, UNO busca reforzar el nicho correspondiente a la difusión de resultados de los talleres de proyectos con el sempiterno compromiso de “garantizar la periodicidad”, el ampliar para futuras ediciones (como también suele ser costumbre) el abordaje de diversos temas y la apertura de diferentes secciones, “y quizás lo más importante, lograr involucrar e integrar a esta labor otros talleres y sectores de conocimiento… tarea nada fácil” … en efecto.

Portada, página de créditos, contenido y Editorial del nº 3 de la revista UNO

UNO, no renunció del todo al formato digital y puede consultarse a través de https://unidaddocenteuno.blogspot.com/p/p.html. De allí sabemos que, aspirando a tener una periodicidad semestral que no ha podido cumplir, cuenta hasta la fecha con tres números (los otros dos son de abril 2015 -el 2- y julio 2016 -el 3-). Paulatinamente logró su objetivo inicial de diversificar sus contenidos llegando a alcanzar primero 38 y luego las 75 páginas, manteniendo su formato apaisado, equivalente a media hoja tamaño carta y su aspecto de cuaderno. Lamentablemente desde entonces ha visto interrumpida su continuidad una vez que su principal bujía solicitara un permiso académico para ausentarse del país con el objetivo de cursar estudios doctorales en Montevideo, Uruguay.

UNO se suma a una larga saga que se inicia con la aparición de la revista estudiantil Taller allá por 1963, como iniciativa editorial promovida desde la propia comunidad de la FAU, en este caso desde el espacio ocupado por una Unidad Docente organizada en torno a una Fundación, lo que la hace gozar de un particular sesgo hasta ahora sólo logrado parcialmente en el mundo de la impresión en papel. Los medios digitales que hoy copan la escena, se han encargado de darle voz y presencia a otros grupos docentes haciendo de la divulgación de las actividades que se realizan en los talleres de proyectos una tarea dinámica y altamente estimulante, tanto para estudiantes como para profesores. Abogamos, tras la larga pausa de cuatro años transcurridos, porque los importantes logros alcanzados por la Fundación Luis Carrera Damas se pongan al día actualizando la pionera ventana que hace ya 15 años logró abrir.

ACA

OMISIÓN

La semana pasada cuando nos dedicamos a recordar las visitas que Frank Gehry hiciera a nuestro país, al comentar la primera de ellas en 2009 y hacer referencia a las voces críticas que se levantaron ante la opacidad que rodeó el paseo del invitado por Barquisimeto, nos referimos únicamente a un artículo publicado por Oscar Tenreiro. Debemos reconocer, y así nos lo han hecho ver, que omitimos una segunda referencia en tono igualmente punzante. Se trata del texto de Enrique Larrañaga titulado «En Bilbao tunai; Barquisimeto tumorro nai…», que fuera publicado inicialmente en facebook también en julio de 2009 y, posteriormente, en el blog Reflejos urbanos el 7 de marzo de 2012. Además de conservar plena vigencia, no tiene desperdicio.

ACA

DÍA DEL ARQUITECTO

Fundadores de la Sociedad Venezolana de Arquitectos (SVA). De izquierda a derecha. De pie: Enrique García Maldonado, Carlos Raúl Villanueva y Rafael Bergamín. Sentados: Heriberto González Méndez, Cipriano Domínguez, Luis Eduardo Chataing y Roberto Henríquez

Ayer se conmemoró un año más, el número 75, desde que un 4 de julio de 1945, reunidos en el Colegio de Ingenieros de Venezuela, Enrique García Maldonado (1905-1990), Carlos Raúl Villanueva (1900-1975), Rafael Bergamín (1891-1970), Heriberto González Méndez (1906-1992), Cipriano Domínguez (1904-1995), Luis Eduardo Chataing (1906-1971) y Roberto Henríquez (1905-1990) fundaran la Sociedad Venezolana de Arquitectos (SVA). Lo hicieron buscando alcanzar cuatro objetivos fundamentales:

–        Dar impulso al estudio y desarrollo de la Arquitectura.

–        Cultivar la ética profesional.

–        Establecer vínculos de unión entre sus miembros.

–        Propender a la defensa y mejoramiento de la profesión.

Excelente oportunidad la de hoy para volver a revisar si con el transcurrir del tiempo, luego de su transformación en Colegio de Arquitectos de Venezuela en 1966, se han cumplido tan elementales pero muy precisas metas y para evaluar la condición del gremio en los tiempos que corren. Dejándoles a nuestros colegas lectores la tarea señalada en las líneas anteriores, venciendo la tentación de dedicar un necesario tiempo y espacio, vayan desde aquí, estén donde estén, nuestras sinceras felicitaciones.

ACA