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Álvaro Siza toca el cielo en Nueva York:

“A mi edad pensé que había perdido la oportunidad”

El arquitecto portugués cumple este mes 87 años y, para él, este proyecto en una de las ciudades que más le fascina le llegó en el tiempo de descuento

Esperanza Balaguer

A la izquierda, corona del rascacielos de Álvaro Siza en el 611 de la calle 56 de Nueva York. A la derecha, el arquitecto durante una conversación con el crítico de arquitectura Paul Goldberger.

17 de junio 2020

Tomado de https://elpais.com

Desde que visitó Nueva York por primera vez en 1962, el arquitecto portugués Álvaro Siza (Matosinhos, Portugal, 1933) ha vivido cada paseo por la ciudad como si fuese el primero. Como dice, «los arquitectos no inventan nada, transforman la realidad». Y aquella realidad de los grandes rascacielos como el Chrysler Building o el Empire State Building, sus coronas y los detalles a pie de calle, le devuelve esa visión infantil ante la novedad como solo consigue hacerlo otra ciudad, Venecia. Lo que no imaginaba Siza, a punto de cumplir 87 años este mes, es que llegaría a vivir para dejar uno de sus edificios en Manhattan, en el lado Oeste de isla, y que este rascacielos sería, además, su primera obra en Estados Unidos. Lo presentó el pasado otoño, y aún se encuentra en construcción, aunque la pandemia ha parado los trabajos.

Álvaro Siza no se ha hecho famoso por sus rascacielos. Entre sus torres más altas figuran el edificio New Orleans (2010), que levantó junto al estudio Buro M2R en Rotterdam (Países Bajos), o un edificio de apartamentos en Maastricht (Países Bajos). Por eso, este trabajo es una triple pirueta de la vida: su primer trabajo en EE.UU. es una construcción en (mucha) altura que el arquitecto aborda a sus ochenta y muchos. «No esperaba tener la oportunidad de construir en Manhattan», declaró Siza en una entrevista con The New York Times. «A mi edad, pensé que había perdido la oportunidad. Me hizo muy feliz que me lo pidieran y pensé: ‘Bueno, veamos si todavía tengo energía para este proyecto’ «, explicó desde su estudio de Oporto, donde aún trabaja fuera del foco de atención.

Vista de la torre de Siza en el ‘skyline’ de Manhattan (Nueva York, EE.UU.)

La torre, de 137 metros –37 pisos– se eleva en una estrecha parcela en el número 611 de la calle 56. De perfil escultórico y líneas puristas, sello de la casa Siza, tiene una fachada de piedra caliza Perla Blanca y vidrio que destaca por su simplicidad, así como por una corona monolítica de cuatro pisos de altura. Nada que ver con los rascacielos futuristas o las últimas construcciones con reminiscencias art déco construidas en los últimos años en Midtown.

A la izquierda, el edificio New Orleans en Rotterdam; a la derecha, torre de apartamentos en Maastricht.

El arquitecto, admirado por su sobrio estilo moderno que le ha otorgado los más altos honores de su profesión, incluido el Premio de Arquitectura Pritzker de 1992 o, más recientemente, el Premio Nacional de Arquitectura de España 2019, ha proyectado más de una veintena de obras en nuestro país, desde facultades hasta parques o edificios de servicio.

El Centro Meteorológico de Barcelona (1990-1992), la facultad de Ciencias de la información de la Universidad de Santiago de Compostela (1993-2000), el Centro Galego de Arte Contemporáneo (1988-1993), también en la capital gallega, el complejo Manzana del Revellín en Ceuta (1998-2012), el complejo deportivo Ribera Serrallo (2003-2006), en Cornellá de Llobregat, el paraninfo de la UPV, Bizkaia Aretoa, en Bilbao, o la facultad de Ciencias de la Educación de la Universitat de Lleida forman parte del patrimonio que el arquitecto portugués ha dejado en España.

Centre Meteorológico de Barcelona (1992)

No ha conseguido, en cambio, llevar a cabo otros proyectos, como el Plan Especial Prado-Recoletos de Madrid para el que ganó el primer premio en el concurso de 2002 o el pabellón de acceso a la Alhambra de Granada, que la Junta rechazó tras un dictamen que lo consideraba invasivo.

Facultad de Ciencias de la información de Santiago de Compostela.

La Alhambra le cerró la puerta, pero Nueva York le abrió el cielo. En un homenaje a los icónicos edificios de Manhattan, el arquitecto ha querido darle a su obra un detalle especial en la parte superior con un acabado monolítico y una presencia elegante en su contacto con el pavimento. Los ventanales de las esquinas son también una parte importante de su proyeto. «Hay un ritmo en las ventanas», explicaba en la presentación: «Desde aquí, puedes ver el río Hudson; y desde ahí, Central Park». Una ubicación privilegiada para un rascacielos modesto, encargo de los desarrolladores Sumaida y Khurana, que construyen otro edificio en el barrio de Nolita, a cargo del arquitecto japonés Tadao Ando, Premio Pritzker 1995.

Los interiores de los 80 apartamentos de entre una y cuatro habitaciones están diseñados por la firma internacional con sede en Manhattan Gabellini Sheppard. Siguiendo la armonía de Siza, han mantenido la simplicidad con suelos y paredes de roble, cocinas con encimeras de mármol Grigio Nicola y baños de mármol griego Volakas. «He disfrutado mucho trabajando en Nueva York, ha sido una gran sorpresa y una gran experiencia», concluye Siza, que ya vive para siempre en la ciudad de los rascacielos.

ACA

LA IMPORTANCIA DEL BALCÓN (y 2)

1. Reurbanización de El Silencio. Carlos Raúl Villanueva (1945)

Desde la primera nota que publicáramos en estas páginas el pasado 10 de mayo en el Contacto FAC nº 174 resaltando su importancia, el balcón, ese elemento que se constituye en un espacio intermedio entre el exterior y el interior, a veces techado y otras no, de dimensiones si se quiere reducidas que lo diferencian de la terraza, ha seguido siendo objeto de elogio y reivindicación en tiempos de cuarentena en la medida que ha asumido el rol de desahogo, contacto con el aire libre y lugar de comunicación aunque sea distante con personas que a veces ni siquiera reparábamos que eran nuestros vecinos.

También se ha convertido en tema para el análisis desde diferentes frentes que van desde el histórico al ambiental, del urbano al arquitectónico, del antropológico al sociológico, o del económico al normativo, lo cual ha conducido a indagar el por qué de su paulatina desaparición para llegar a la conclusión de su necesaria recuperación como espacio de relevancia para el habitar.

Justamente, ahondando en ello, Víctor Artís nos ha hecho ver en la comunicación que nos enviara y publicáramos el 31 de mayo (Contacto FAC nº 177) el papel que como funcionario le tocó desempeñar desde 1958, cuando fue promulgada la primera ordenanza de zonificación caraqueña “redactada por Luis Lander y Antonio Cruz Fernández” (siendo el joven Artís quien editó el plano), hasta la aprobación en 1962 de la que, a proposición suya, abrió la posibilidad de contar con el balcón como un área que no sólo pasó a descontarse del porcentaje de construcción como parte de las “medidas de estímulo”, sino que le aportó además de respiro, diversidad al tratamiento de las fachadas de la vivienda multifamiliar caraqueña.

2. Izquierda: Edificio Progreso, Avenida Victoria. José Miguel Galia (1963). Derecha: Residencias Dálmata, Los Palos Grandes. Federico Beckhoff (1962)

Sumadas a la anterior promulgación en 1958 de la Ley de Propiedad Horizontal, los efectos que aquellas “medidas” produjeron tal vez están aún por estudiarse a fondo pero, sin duda, dieron pie a la generación de toda una serie de respuestas de parte de arquitectos y constructores buscando la mejor manera de aprovecharse de ellas que bien podrían dar pie a análisis de orden tipológico. Allí están para corroborarlo los cerca de setenta edificios realizados por José Miguel Galia, con pericia interpretativa y apego a las ordenanzas, desde 1960 hasta 1976 prestos a ser abordados en cuanto al manejo dado a los 6 m2 del balcón como parte de un diseño que adecuándose a las exigencias del mercado sumaba confort espacial y climático. O la más de una decena que, diseñados por Federico Beckhoff, los aprovecharon para pasar del balcón a la terraza como elemento distintivo de su arquitectura que dirigía su mirada hacia un segmento socio-económico muy distinto a la clase media a la que Galia ofrecía sus racionales y a veces sutiles variaciones.

3. Izquierda: Un tramo de la Avenida Victoria (años 1945-1955). Derecha: Hotel Residencias Montserrat, Altamira Sur. Guinand, Benacerraf y Vestuti (1951)
4. Izquierda: Residencias Capri, Los Palos Grandes. H. Ferrato (1957). Derecha: Edificio Élite, Los Palos Grandes. Athos Albertoni (1958)

Sin embargo, el balcón no aparece en los edificios multifamiliares caraqueños sólo a partir de 1962. Ya mucho antes, cuando esa tipología se destinaba en su gran mayoría como vivienda de alquiler, sectores como Bello Monte, Las Acacias, Los Chaguaramos, Los Rosales, El Bosque, La Carlota, Bello Campo o Chacao se poblaron de edificaciones que por lo general no excedían los cuatro pisos, no necesariamente diseñadas por arquitectos, que fueron ofreciendo, quizás a modo de reminiscencia nostálgica del lugar de procedencia de sus constructores, una vasta diversidad de balcones que llaman a buscar antecedentes particularmente mediterráneos. Lo interesante, también, sería corroborar dentro de avenidas como la Victoria, la principal de La Carlota o la Miguel Ángel de Colinas de Bello Monte qué ocurrió cuando primero se pasa al régimen de propiedad horizontal y posteriormente entran el vigencia las “medidas de estímulo a la construcción” en el 62. Para un trabajo de este tipo, sin duda, no incursionar en Los Palos Grandes, Chuao, el bulevar de El Cafetal o en los alrededores de la Plaza Altamira sería imperdonable, así como el pasar de la apología del asomarse que se da en los bloques de El Silencio a la manera como es tratado el asunto en los conjuntos carentes de balcones diseñados por el TABO.

5. Izquierda: Edificio Amazonas, Chuao. Fruto Vivas (1962). Derecha: Edificio Venezia, Chacao. Antonio Montini (1956)

Dicho todo lo anterior, quizás valga la pena detenerse como verdadera pieza excepcional, proyectada en el límite temporal que establecía la diferencia entre la nueva ordenanza y la anterior, en un edificio como el Amazonas proyectado por Fruto Vivas, realizado en Chuao, que sin duda apuntaba a mostrar otro tipo intereses alejados de la escrupulosidad por cumplir la norma y más próximos a la riqueza espacial y la experimentación estructural. También el Amazonas abre la oportunidad de acercarse a otro asunto que bien podríamos calificar como “el irrespeto por el balcón” que se ha producido bien sea por su incorporación al interior al cerrarse con todo tipo de dispositivos y su correspondiente desnaturalización como elemento de transición, uno de los reclamos más importantes que en tiempos de cuarentena se han podido recoger en medio de las elogiosas voces que claman por su recuperación. Mirar a Caracas a través de la manera cómo se presentan los balcones en toda su amplísima variedad pero a la vez con el lente de quien quiere averiguar si ha sido usado como originalmente se previó o, por el contrario, para develar las maneras como ha sido cerrado o maltratado convirtiéndolo en depósito sería, por obvio, digno del mayor interés.

Para concluir, sin aventurarnos a decir categóricamente que el balcón haya sido en Caracas el espacio más elegido durante la cuarentena o la válvula de escape para sobrevivir al confinamiento, la verdad es que su consideración ha abierto la puerta a toda la serie de asuntos que someramente hemos repasado dignos algunos de profundización. Los 6 m2 de “regalía” que establece la ordenanza con relación a este espacio mucho tendrían que ver en la corroboración de lo anterior bajo la premisa de que es muy distinto contar con uno de 6 mts. x 1 mt. que con otro de 3 x 2 o de 2.45 x 2.45. También por detrás se encuentra el hecho de cuán fácil o difícil se lo hemos puesto los arquitectos a los usuarios para preservarlos en su condición original.

6. Un libro y dos películas de referencia. Mario Vargas Llosa El loco de los balcones (1993). El hombre de al lado (2009), dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat y Otra recomendación sería ver la película argentina El hombre de al lado (2009), dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat y La ventana indiscreta (1954) de Alfred Hitchcock,

Así como cerramos el anterior artículo con una recomendación a revisar dos trabajos académicos, invitaríamos ahora a disfrutar en primer término la obra teatral de Mario Vargas Llosa El loco de los balcones (1993), cuyo quijotesco protagonista, un profesor italiano de historia del arte italiano (viudo por demás), va recogiendo junto a su hija todos los balcones coloniales de las casas viejas que serán demolidas en Lima, y los va depositando en su modesta vivienda, lo que hace de ello una empresa insostenible y condenada al fracaso, como demostración, a través del tratamiento tragicómico del tema que nos ocupa y su asunción como punto de honor, de la pugna entre materialismo e idealismo; arte y utilitarismo; pasado y presente; antiguo y moderno; arte y tecnología; y derrota y éxito.

Otra recomendación sería ver la película argentina El hombre de al lado (2009), dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, cuyo drama y tensión entre dos mundos totalmente opuestos empieza al momento de tratar de integrar interior y exterior en una vivienda carente de ventanas de parte de alguien que, sin reparar en consecuencias, termina haciéndolo hacia el patio interior de la casa Curutchet proyectada por Le Corbusier en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. Y, finalmente, sería interesante ver con ojos de cuarentena, un clásico del suspenso, La ventana indiscreta (1954), de Alfred Hitchcock, que se desarrolla en el patio interior de un pequeño edificio de grandes ventanas y suficiente amplitud de balcones donde prácticamente todos pueden verse unos a otros si lo desean.

ACA

Procedencia de las imágenes

1, 2, 3 y 5 izquierda. Colección Crono Arquitectura Venezuela

4 y 5 derecha. https://www.picuki.com/tag/italianosenchacao

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Comienza el delicado desmontaje del andamio de Notre-Dame de París

El andamio, colocado antes del incendio para restaurar la aguja de la catedral, está formado por 40.000 piezas y tiene un peso de 200 toneladas

Beatriz Juez

8 de junio 2020

Tomado de https://www.elmundo.es

La delicada operación de desmontaje del andamio de 200 toneladas, severamente deteriorado en el incendio de la catedral de Notre-Dame de París, comenzó hoy y se espera que dure todo el verano. Los operarios deberán retirar con mucho cuidado las piezas del andamio sin que toda la estructura se venga abajo, evitando así que se derrumben los muros de la catedral gótica, cuya estructura también quedó muy dañada en el siniestro.

Las llamas devoraron el 15 de abril de 2019 el techo de la catedral, la aguja que coronaba el edificio se desplomó y parte de la bóveda quedó destruida en el incendio. Pero los muros de Notre-Dame y el andamiaje se mantuvieron en pie y se salvaron los rosetones y las reliquias de la catedral.

El andamio había sido colocado antes del siniestro para restaurar la flecha de la catedral que coronaba el edificio y que fue construida por el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc en el siglo XIX. El andamiaje había sido montado de muro a muro y no se apoyaba ni en el techo de madera ni en la aguja de la catedral, por lo que durante el incendio se evitó que hubiera un efecto dominó y se mantuvo en pie.

La estructura metálica resistió el desplome de la aguja, pero las llamas la deformaron. El andamiaje, que pesa 200 toneladas, está compuesto por 40.000 piezas, la mitad de las cuales están situadas a más de 40 metros de altura. El fuego soldó las piezas unas con otraspor lo que no se pueden desmontar como normalmente se haría. Para retirar el andamio hay que cortar las piezas y retirarlas una a una.

«Esta operación inédita y compleja ha sido minuciosamente preparada», explica en un comunicado de prensa el organismo público encargado de la conservación y restauración de la catedral de Notre-Dame de París.

En los últimos meses se ha consolidado el andamio incendiado y se han colocado vigas metálicas en tres niveles para estabilizarlo y evitar así cualquier riesgo de desmoronamiento. También se instaló un segundo andamiaje, a mayor altura que el antiguo, y una pasarela para facilitar las labores de desmontaje. Y se han colocado redes de protección en tres niveles para frenar la caída de los tubos o de los trabajadores durante la operación.

Dos equipos de cinco trabajadores se turnarán para descender con cuerdas hasta las partes calcinadas del andamio y cortarán con ayuda de sierras los tubos metálicos que se fundieron entre sí durante el incendio. Estas piezas serán retiradas gracias a una grúa de 80 metros de altura que se montó junto a la catedral el pasado mes de diciembre. Las partes más accesibles de la estructura serán desmontadas por especialistas en montaje y desmontaje de andamios.
El rector de la catedral de Notre-Dame de París, Patrick Chauvet, explicó que la gran dificultad en estos momentos en las obras de la catedral es el desmontaje del andamio incendiado.»Cuando haya terminado, podremos decir que la catedral está salvada al cien por cien», dijo a mediados de abril monseñor Chauvet a la prensa francesa.

La catedral de Notre-Dame de París permanece cerrada al público desde el día del incendio y lo seguirá estando durante el tiempo que duren las obras de restauración. El 31 de mayo se abrió al público la plaza de la catedral, que había estado rodeada de vallas desde el siniestro.
En este último año, solo se han celebrado dos misas a puerta cerrada y sin fieles en el interior de la catedral. La última misa que se celebró fue la del Viernes Santo en abril en pleno confinamiento por la pandemia de covid-19.

Hasta ahora las obras de Notre-Dame han sufrido continuos retrasos. Fueron paralizadas en varias ocasiones por los riesgos de exposición de los trabajadores al plomo, por las huelgas, por el mal tiempo y por el confinamiento de la población por la epidemia de coronavirus. El presidente francés Emmanuel Macron se marcó el ambicioso objetivo de restaurar Notre-Dame en cinco años, justo a tiempo para los Juegos Olímpicos de París 2024.

ACA

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Walter James (Jimmy) Alcock y Frank Gehry son galardonados por The Venezuela American Endowmnet for the Arts (VAEA) con La Medalla Páez de Arte 2020.

Ayer 13 de junio de 2020 The Venezuela American Endowmnet for the Arts -VAEA- (Fondo Venezolano Americano para las artes), coincidiendo con la celebración de su 30 aniversario y los 230 del nacimiento de José Antonio Páez ha anunciado, como parte de sus conmemoraciones, el otorgamiento de La Medalla Páez de Arte 2020 a los arquitectos Walter James (Jimmy) Alcock (Venezuela) y Frank Gehry (Canadá-Estados Unidos).

Jimmy Alcock y Frank Gehry

Según comunica VAEA ambos “como artistas sensibles y talentosos, han utilizado la arquitectura como medio de expresión, por lo que son y serán reconocidos como excelentes creadores de obras notables de indudable belleza y contribuciones tecnológicas, íconos de su tiempo. En VAEA nos sentimos orgullosos de honrar sus vidas y carreras así como su destacada contribución a la arquitectura con The Páez Medal of Art 2020”.

La Medalla Páez de las Artes es una condecoración entregada una vez al año por VAEA a un individuo o grupo que ha tenido un impacto y contribuido a la excelencia, el crecimiento, el apoyo y la proliferación de las artes en Venezuela y los Estados Unidos. Su nombre rinde honor a José Antonio Páez, caudillo de la Independencia de Venezuela, que vivió los últimos años de su vida exiliado en la ciudad de Nueva York, en donde se convirtió en un filántropo por las artes.
Hasta la fecha han obtenido La Medalla Páez de Arte:

Carlos Cruz-Diez (2012)

Robert Wilson (2013)

Sofía Ímber (2014)

Annie Leibovitz (2015)

Marisol Escobar (2016)

Bob Colacello (2017)

Gustavo Dudamel (2018)

Margot Benacerraf (2019)

Julian Schnabel (2019)

Jimmy Alcock (2020)

Frank Gehry (2020)

VAEA fue fundado el 13 de junio de 1990 para conmemorar el bicentenario del nacimiento en Acarigua, Venezuela, de José Antonio Páez. Desde sus comienzos, VAEA ha patrocinado varios eventos culturales en Venezuela y los Estados Unidos, dos países que han tenido una larga tradición de amistad durante más de 200 años siendo el compromiso de VAEA el promover programas que continúen esta tradición para las generaciones futuras.

VAEA está presidido por su fundador Alí Cordero Casal. La fecha de la ceremonia de entrega de la Medalla será anunciada próximamente.

ACA