
Cuando en 1949 la sucesión Casanova, dueña de los terrenos, planificó el desarrollo de Colinas de Bello Monte y a comienzos de los años 50 se comienzan a urbanizar con el promotor cultural Inocente Palacios a la cabeza y el arquitecto italiano Antonio Lombardini como su mano derecha, se plantea hacerlo en dos etapas: la primera que ocuparía las áreas más planas próximas al río Guaire estaría conformada principalmente por edificios residenciales con comercio en la planta baja regidos de acuerdo a las ordenanzas vigentes; y la segunda, destinada a la vivienda unifamiliar, que se ubicaría en la zona de más escarpada topografía, lo cual obligó a hacer una importante modificación de la normativa en asuntos tales como: la reducción del ancho de las vías, la eliminación de las aceras y tener la posibilidad de estacionar sólo a un lado de la calle.
Sin embargo, en lo que se conoce como la Avenida Principal de Bello Monte (prolongación hoy de la Río de Janeiro), paralela a río, se registra la aparición, eventual si se quiere, de algunas edificaciones de oficinas, otras destinadas al comercio y las menos a la actividad industrial ligera que irán ocupando también las avenidas Leonardo Da Vinci, Beethoven y Miguel Ángel.

Asimismo, cuando se emprende el desarrollo de la zona intermedia entre la parte más plana y las colinas propiamente dichas, y a la vez se busca dar cabida a la actividad cultural que tanto apasionaba al urbanizador Palacios, se trazan dos ejes paralelos noreste-suroeste constituidos por las avenidas Caroní y Caurimare los cuales vincularían el sector de mayor densidad y movimiento con la Concha Acústica, uno de los proyectos promovidos por Palacios con mayor afán. Pero sin duda es la avenida Caurimare la que asume el verdadero protagonismo como puerta de llegada al imponente anfiteatro, diseñándose con una ancha isla arbolada en el centro y canales de circulación amplios a ambos lados, condición que se prolonga hasta su propia entrada. No es de extrañar, por tanto, que, marcando su inicio, en la Caurimare se hayan ubicado tres elementos que buscaban darle el lustre necesario: una pequeña plaza, un cine-teatro (el Colinas) acompañado de un edificio multifamiliar de alta densidad (el Yoraco) y lo que sería la sede en Venezuela de una de las firmas transnacionales de mayor peso: la neerlandesa Royal Philips.
La Philips, hoy en día una de las empresas de tecnología más grandes e importantes del mundo, cuyas oficinas principales se encuentran en Amsterdam y en otras ciudades de los Países Bajos, fue creada, según hemos podido recoger de internet, en 1891 por el ingeniero físico Gerard Philips, su hermano Anton y su padre Benjamin Frederik David (primo hermano de Karl Marx), con formación comercial, con la finalidad de producir lámparas incandescentes en la zona de Eindhoven, provincia de Brabante (Países Bajos). Como el negocio funcionó muy bien gracias a la calidad de sus lámparas y a la habilidad comercial de Anton, en 1918 la compañía introduce al mercado un tubo de rayos X y un servicio de reparación de máquinas para radiografías de donde surge otra importante rama que desde entonces empiezan a cubrir: la dedicada a sistemas médicos. En 1925, se realizan los primeros experimentos de la compañía en materia de televisión y en 1927, se inicia la producción de radios, focos, combinados y otros pequeños electrodomésticos. En 1940, cuando llega la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos de la Luftwaffe destruyen las fábricas del país. Entre tanto, la empresa se instala en Bélgica, Estados Unidos y Reino Unido.
La empresa tiene en Eindhoven uno de los laboratorios de investigación más importantes del mundo, donde ha creado tendencias mundiales con productos innovadores como el casete, el CD, el DCC, el CD-ROM, el vídeo, el DVD y el blu-ray. A partir de 2016, Philips está organizada en dos subdivisiones: Philips Personal Health, que agrupa los productos de cuidado personal y para el hogar, cuidado del bebé y salud bucal, entre otros; y Philips Health Systems, donde convergen las líneas de negocio de imagenología (rayos X, resonancias y ultrasonidos), cuidado al paciente y otras soluciones tecnológicas para hospitales, como HealthSuite. Su tercera subdivisión era Philips Lighting, la cual al listarse en la Bolsa de Valores Euronext N V inició satisfactoriamente operaciones como empresa independiente a partir de mayo de 2016. En 2018, cambió su nombre a Signify.



Para el momento en que se termina la construcción de su sede en Caracas (a comienzos de la década de 1950), la Philips promocionaba fundamentalmente (tal y como podemos constatar en la propaganda que hoy ilustra nuestra postal) sus equipos de sonido, intercomunicación, telefonía y alumbrado que comercializaba en todo el país y exponía en un amplio local que ocupaba la planta baja de su sede caraqueña. Lamentablemente, de esta edificación tenemos pocos datos en cuanto a su autoría y documentación que apoye su arquitectura que nos puedan ayudar a ampliar la información necesaria para rendirle un justo reconocimiento.
No obstante, con la ayuda de la imagen procedente del anuncio y algunas tomas aéreas de la zona realizadas en fechas cercanas a su inauguración (en las que hemos señalado el edificio dentro de un círculo rojo), se puede inferir que se trataba de una obra correctamente resuelta, de tres plantas, en forma de “V”, compuesta por dos volúmenes: el principal (que probablemente albergaba el uso administrativo y comercial) alineado con la avenida Caurimare, reconocía el cruce con la Chama retirándose para dejar allí un jardín en pendiente. El secundario, un poco más alto y grueso (que seguramente contenía las áreas de servicio y almacenes), con frente hacia la avenida Chama, alineado con la parcela vecina, se desplaza y se abre ligeramente con relación al principal generándose entre ambos un espacio articulador cubierto de dos niveles. En su techo se ubicó el anuncio que identificaba a la compañía propietaria del edificio.
Existían dos accesos: uno desde la avenida Caurimare que se ofrecía para llegar a la zona administrativa y a la tienda que ocupaba la esquina en planta baja el cual estaba acompañado de una reducida área de aparcamiento; y otro desde un cómodo estacionamiento destechado situado al norte donde se ubicaba el núcleo de circulación vertical que servía a los dos volúmenes.
El cuerpo principal, que como ya dijimos presumimos contiene las oficinas, está resuelto con base a criterios claramente corbusianos: se eleva la caja contenedora de actividades sobre una estructura que libera las fachadas, se retrae la planta baja a nivel de los ejes estructurales acristalándose para contrastar con el cuerpo superior y se remata con una terraza cubierta que se abre hacia la esquina. Además de adaptarse a la topografía, la planta baja deja un leve respiro vertical con la caja suspendida resuelto mediante el uso de un alero. Tampoco es de menor importancia la consideración que se le da a la fachada oeste la cual presenta un largo ventanal que remarca la horizontalidad del volumen protegido por un saliente que contiene quiebrasoles verticales a modo de una gran persiana. Al norte las ventanas no se protegen y al sur el cuerpo se remata con el elemento vertical del núcleo de circulación.




La Philips ocupó el edificio hasta mediados de la década de los años 1980 momento en el que sus oficinas se trasladan a la Torre Phelps de la Plaza Venezuela donde la compañía ya se identificaba ocupando la enorme valla que remató el edificio durante más de 20 años (recordemos que a la Torre Phelps con frecuencia se le llamaba la Torre Philips). A partir de entonces la valla fue desplazada por el logo y gran tazón de Nestlé.
La sede original de Colinas de Bello Monte es vendida y se remodela a finales de los 80 transformándose en lo que hoy se conoce como Centro Caroní. La intervención hecha al edificio original, aprovecha el planteamiento existente para producir un espacio central a cuatro alturas cubierto por una estructura tridimensional hacia donde viven los comercios de la planta baja y las oficinas de los niveles superiores que ocupan los dos volúmenes que lo componen. Dicho espacio tiene su acceso principal hacia la avenida Chama y funge a su vez de pasaje al permitirse su salida hacia la avenida Caurimare sobre la cual se abren comercios que ocupan la planta baja y se ubican unos escasos puestos para estacionar vehículos. Los proyectistas echaron mano al uso al recubrimiento con tablilla de ladrillo de las fachadas externas y del courtain wall hacia las fachadas internas que dan hacia el espacio central.
Como otras tantas empresas transnacionales que vieron en la década de los 50 a Venezuela como el país donde, dada su prosperidad, se podía invertir y sentar bases, la Philips dejó de operar en nuestro suelo hace varios años. Durante décadas fue quizás la empresa que en mayor porcentaje equipó los hogares venezolanos hasta la aparición de la potente competencia japonesa primero y coreana después. A nivel mundial se mantiene como una de las firmas de tecnología más grandes e importantes del mundo enfocada principalmente, como ya dijimos, en los sectores de la electrónica y la asistencia sanitaria. “Es líder (tal y como reza en su portal web) en cuidados cardíacos, cuidados intensivos y cuidados de la salud en el hogar; en soluciones de iluminación energéticamente eficientes y nuevas aplicaciones de iluminación, así como en afeitadoras, cuidado personal y salud bucal.”
Nota
Si alguno de nuestros lectores posee mayor información sobre el edificio que le sirvió de sede a la Philips entre los años 50 y 80 en Colinas de Bello Monte, mucho le agradeceríamos nos la haga saber para completar debidamente esta reseña.
ACA
Procedencia de las imágenes
1 y 2. https://elcolinero.org
3. Mariano Goldberg, Guía de edificaciones contemporáneas de Venezuela. CARACAS. Parte 1, 1980
4. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad