1973• Hospital Universitario de Los Andes, Mérida

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1973•  Abre sus puertas al público e inicia a cumplir sus funciones asistenciales de alta especialidad médica, así como de docencia universitaria de pregrado, postgrado e investigativas, el Hospital Universitario de Los Andes, ubicado en la Avenida 16 de Septiembre con Avenida Humberto Tejeras, Parroquia Domingo Peña, Mérida, estado Mérida, diseñado por el arquitecto venezolano Augusto Tobito Acevedo (1921-2012) entre los años 1960 y 1961, en el carácter de asociado de la firma de arquitectura Fuenmayor y Sayago (Ernesto Fuenmayor Navas y Manuel Sayago Granados).

El día 13 de febrero de 1963, diez años antes, se había iniciado la construcción de este Hospital Tipo IV, el cual cuenta entre sus servicios: medicina general, cardiología, cirugía, oftalmología, obstetricia, pediatría, dermatología, rayos X, laboratorio, farmacia y consulta externa, completándose su construcción el 13 de abril de 1966. La obra fue supervisada por el arquitecto Tobito, a nombre de la empresa Oficina Técnica Fortuol y Fernández y por el Ingeniero Aldemaro Uzcátegui, quien se desempeñó como inspector de la obra.

La edificación, de clara influencia «corbusiana», está conformada por una torre circular de nueve pisos y tres módulos, que le dan una capacidad de 739 camas. Para el momento de su puesta en servicio era el único hospital del Estado que contaba con todo los servicios antes descritos, que lo convertía en un importante centro de salud con una afluencia de personas provenientes de los Estados Táchira, Barinas y Trujillo.
Al momento de la inauguración del Hospital Universitario de Los Andes, durante el Gobierno del Dr. Rafael Caldera, ya se encontraban trabajando en esta institución médico asistencial 188 médicos, 187 profesionales de enfermería y 302 auxiliares de enfermería. Su primer Director fue el Dr. Raúl Arellano.

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El arquitecto Augusto Tobito, graduado en la Universidad Nacional de Colombia en 1947, conoció a Le Corbusier en Bogotá en el año 1947. Trabajó con el Maestro en su Atelier de la calle Sevres entre 1953 y 1959, participando en los proyectos del Palacio del Gobernador y el Parlamento de Chandigarh, así como en el planeamiento del Centro de esa ciudad, comisionada a Le Corbusier por el Primer Ministro Nehrú de la India Independiente. Desarrolló el proyecto de la Unidad de Habitación para el Concurso Internacional para la Reconstrucción del Centro de Berlín, y el que se realiza en Francia en Briey-en-Forét. Participa en el diseño de la Casa de la Juventud en Firminy y en el diseño urbanístico y arquitectónico para dos Conjuntos Residenciales en Meaux. Durante el último año de su permanencia en el Taller Le Corbusier, entre 1957 y 1958, Tobito tiene bajo su responsabilidad, junto a Maisonnier y Xenakis, el descomunal contrato para el Centro Deportivo de la ciudad de Bagdad, comisionado a Le Corbusier en 1955, y que nunca fue construido.
En esta imagen de 1947 aparecen los arquitectos Fernando Martínez Sanabria, Jorge Gaitán Cortés, Augusto Tobito y Le Corbusier durante la visita que hiciera a Bogotá el maestro.

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Entre 1960 y 1961, Augusto Tobito, integrado a la Oficina de Arquitectura de Ernesto Fuenmayor Nava y Manuel Sayago proyecta el Hospital Periférico de Catia en Caracas, la Escuela de Enfermeras de Valencia y el Hospital Universitario de Mérida.
En esta imagen de 1969, Augusto Tobito en una intervención durante la renovación académica en la FAU UCV. (foto H.Vera).

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ES NOTICIA

Counterspace diseñará el Serpentine Pavilion 2020

Por Christele Harrouk

Traducido por Fabian Dejtiar

10 de febrero de 2020

Tomado de Plataforma arquitectura

Counterspace, una oficina con sede en Johannesburgo, Sudáfrica, ha sido seleccionada para diseñar el Pabellón Serpentine 2020. El estudio de arquitectura más joven en recibir el encargó de este programa de renombre internacional, está conformado por las líderes del equipo Sumayya Vally, Sarah de Villiers y Amina Kaskar.

Celebrando su 50 aniversario y su pabellón número 20 este 2020, el Pabellón Serpentine ha sido una plataforma para profesionales emergentes y artistas reconocidos internacionalmente. Este año, más que nunca, «el Pabellón Serpentine será un lugar para el debate y las nuevas ideas», donde las personas explorarán preguntas tales: ¿Cómo puede la arquitectura crear un espacio donde todos estemos vinculados, no clasificados? ¿Cómo puede la arquitectura promover el bienestar? ¿Puede una estructura evolucionar y cambiar junto con el medio ambiente?

Counterspace, invitado a diseñar el Pabellón temporal en el césped de la Serpentine Gallery en Kensington Gardens, ha desarrollado un diseño basado en «espacios de reunión y lugares comunitarios alrededor de la ciudad […] y extendiendo un programa público en Londres». Con gran parte de su trabajo centrado en las soluciones de diseño que surgen de enfoques interdisciplinarios, la oficina utiliza técnicas de construcción innovadoras y tradicionales para crear una combinación de métodos sostenibles de baja tecnología y alta tecnología. De hecho, el Pabellón se construirá con una variedad de materiales, incluidos módulos K-Briq personalizados y corcho, hechos de 90% de residuos reciclados de construcción y demolición.

“El pabellón se concibe a sí mismo como un evento: la reunión de una variedad de formas de todo Londres. Estas formas son huellas de algunos de los lugares, espacios y artefactos que han hecho que el cuidado y el sustento formen parte de la identidad de Londres. Los descansos, los gradientes y las distinciones en color y textura entre las diferentes partes del pabellón hacen que esta reconstrucción y ensamblaje sean legibles de un vistazo. Como objeto, experimentado a través del movimiento, tiene continuidad y consistencia, pero la diferencia y la variación están integradas en el gesto esencial a cada paso.”

Sumayya Vally de Counterspace, arquitecta principal del proyecto.

En cuanto a la forma en sí, el diseño del Pabellón se generó «a partir de un proceso de adición, superposición, sustracción y empalme de formas arquitectónicas, directamente transcrito de espacios existentes con especial relevancia para las comunidades migrantes y otras comunidades periféricas en Londres». En realidad, la intervención, abierta del 11 de junio al 11 de octubre de 2020, incluirá pequeñas piezas móviles que se trasladarán después de los eventos en los diferentes barrios de Londres. Finalmente, las partes serán devueltas a la estructura, completándola durante el verano.

“Estamos encantados de trabajar con Counterspace en nuestro Pabellón 20, en nuestro 50 aniversario. La idea de trabajar con diferentes comunidades es muy importante para nosotros y la propuesta de Counterspace lo hace de manera notable; Estábamos totalmente convencidos por la dimensión social de su práctica. Traen una perspectiva africana, una perspectiva internacional, pero están trabajando con ubicaciones y comunidades aquí mismo en Londres y su diseño del Pabellón está inspirado en ese trabajo. En todo lo que hace Serpentine queremos establecer esas conexiones entre artistas, arquitectos y comunidades donde sea que estén.”

Hans Ulrich Obrist, director artístico de Serpentine Galleries.

Serpentine Pavilion 2020

Diseño: Counterspace

Asesor técnico: David Glover

Ingeniería y todos los servicios técnicos: AECOM

Servicios creativos: Stage One

Goldman Sachs es el patrocinador principal del Serpentine Pavilion 2020

ACA

TAL DÍA COMO HOY…

… el domingo 16 de febrero de 1992, Oscar Tenreiro publica en El Diario de Caracas el artículo “Los bellos sueños de Iván” dedicado al arquitecto ruso Ivan Leonidov.

1. Encabezamiento del artículo «Los bellos sueños de Iván» escrito por Oscar Tenreiro y publicado en El Diario de Caracas el domingo 16 de febrero de 1992

La reconocida trayectoria de Oscar Tenreiro (1939, arquitecto egresado de la UCV en 1960, Premio Nacional de Arquitectura 2003, fundador del Taller Firminy dentro de la Escuela de Arquitectura de la UCV en 1983), tiene entre sus facetas más interesantes la de haber cultivado desde muy temprano el hábito de plasmar a través de la escritura sus reflexiones, acompañadas del desarrollo de un agudo espíritu crítico no muy común entre los arquitectos de su generación formados más para el “hacer”, asunto que, por cierto, él tampoco ha descuidado y ha incorporado como uno de sus temas más tratados.

Seguirle la pista a la aparición de los textos elaborados por Tenreiro no deja de ser una tarea interesante que quizás hasta podría derivar en un suculento trabajo de investigación. Sin pretender que esta nota lo sea, hemos detectado (corriendo el riesgo de equivocarnos) como primer indicio de ello el artículo aparecido en la revista PUNTO nº 4 (noviembre 1961) titulado “Reflexiones sobre Brasilia”, relato de una visita suya a la novísima y flamante capital brasileña estando recién graduado, por lo que hemos dejado de lado sus posibles ejercitaciones escritas como estudiante de arquitectura desde su ingreso como tal a la FAU en 1955.

Más adelante, con 23 años ya como profesor desde el año anterior, en el nº 15 de PUNTO (noviembre 1963) se pone en evidencia no sólo su segunda aparición en la revista sino su profunda admiración, seguimiento y estudio de la figura de Le Corbusier que lo ha acompañado a lo largo de toda su vida. Para dicho número Tenreiro elabora una nota titulada “¿Le Corbusier en Venezuela?” donde recoge los frustrados intentos por traer al maestro suizo a nuestro país, negado sucesivamente a hacerlo si no se le presentaba alguna oferta firme de trabajo, cosa que el autor ve con ojos críticos. También elabora la nota introductoria y la traducción de una entrevista hecha a «Corbu» titulada “Los tres establecimientos humanos” aparecida en L’Express del 3 de diciembre de 1959 a raíz de la reedición del libro del mismo nombre. Tenreiro en su nota valora la espontaneidad y amplitud de las respuestas dadas por el célebre arquitecto al entrevistador y rescata aspectos que deberían ser señales de alerta y enseñanzas a tomar en cuenta ante el desarrollo caótico de la ciudad y su arquitectura.

Pero si alguna veta ha desarrollado con perseverancia y sapiencia Oscar Tenreiro, además de la de arquitecto, es la de asiduo articulista en la prensa nacional. Pasando por alto seguramente apariciones previas o en otros medios de difusión, nos interesa hoy destacar las dos etapas que cubrió en el desaparecido Diario de Caracas (1989-1993 -acompañado de Farruco Sesto- y 1998-2000 en solitario) y más recientemente en TalCual (2007-2018) tanto en su presentación impresa (que dejó de circular en 2014) como en formato digital desde entonces hasta el presente. Valga la pena destacar como espacio donde comenzó a publicar sus contribuciones en TalCual desde 2007, la creación por parte de Tenreiro de un blog titulado “Entre lo cierto y lo verdadero” (https://oscartenreiro.com/) que le ha servido también de tribuna para incluir contenidos más amplios que tocan, además del territorio de la arquitectura y la ciudad, el de la de la cultura general, lo autobiográfico y lo político poniendo en práctica su convicción de que es necesaria la elaboración de un pensamiento crítico que puede tener a la arquitectura como eje.

Dejando para otro momento el desarrollo de sus  participaciones más recientes tanto en TalCual como en el blog, el período correspondiente a la presencia semanal-dominical de Tenreiro en El Diario de Caracas, se correspondió con una especie de boom en el que la arquitectura “invadió” la prensa nacional a lo largo de toda la década de los años 1990 del siglo XX. Forman parte de este boom, que no dudamos en considerar como el más prolífico dentro del movimiento crítico de nuestra arquitectura: la presencia de Juan Pedro Posani en Economía HOY en solitario desde el año 1990 hasta 1993 y como cabeza visible de Arquitectura HOY junto a Alberto Sato desde 1992 hasta el 2000; las de Federico Vegas, William Niño y Hannia Gómez desde las páginas de El Nacional; las de Edgard Cruz y Abner Colmenares en El Universal; y, a finales de la década, de Francisco Mustieles, Lourdes Peñaranda, Farid Chacón y Claudia Urdaneta desde La Verdad de Maracaibo.

La columna semanal que Tenreiro elabora para la sección de Cultura de El Diario de Caracas lleva por título “Nave” y tiene su primera aparición el 3 de septiembre de 1989 pudiendo considerarse como pionera dentro de lo que terminó ocurriendo más adelante. Posteriormente, convertida en toda una página ya dentro de una sección denominada “Arquitectura y Diseño”, aparecerá acompañando a “Nave” otro segmento que llevará por título “Poesía de la ciudad” a cargo de Farruco Sesto, en aquel entonces su socio y compañero dentro de las actividades docentes que desarrollaban en la Escuela de Arquitectura de la UCV.

Los variados temas que Tenreiro desarrolla desde “Nave” van desde asuntos propios del acontecer arquitectónico nacional e internacional de la mayor actualidad hasta la referencia a situaciones, momentos y personajes que le sirven para entrar en contacto con el público en general, manifestando sus puntos de vista como arquitecto. “Tenreiro practica así lo que el llama el ‘pensamiento desde y hacia la arquitectura’, insistiendo en que lo hace como arquitecto en ejercicio, para escapar de los estereotipos y cautelas propios de la ‘crítica arquitectónica’. Respecto a la cual no oculta su desconfianza, que explica recurriendo al aforismo de Nietzsche sobre el crítico de arte ‘que ve el arte desde cerca sin llegar a tocarlo nunca’ ”, tal y como se recoge de descripción que sobre su persona se hace en el blog “Entre lo cierto y lo verdadero”.

2. Iván Leonidov por Andrei Gozak y Andrei Leonidov (1988). Portada del libro y página interior

De esa primera etapa en El Diario de Caracas hemos escogido casi al azar, por la coincidencia que se ha dado entre día y fecha de hoy, pero con 28 años de diferencia, el texto titulado “Los bellos sueños de Iván” dedicado a rescatar la figura del arquitecto ruso Ivan Leonidov (1902-1959) a quien Tenreiro aborda, gracias a la relectura del libro monográfico editado por Catherine Cook para Rizzoli en 1988 que contiene dos excelentes textos de Andrei Gozak y Andrei Leonidov, en momentos que convalecía de un grave accidente sufrido en la península de Paria.

A modo de introducción, asomando aspectos que forman parte de su propia visión de la arquitectura, Tenreiro presenta a Leonidov de la siguiente manera: “La entrega incondicional al arte de la arquitectura como prolongación de una fe en valores trascendentales, considerándolo como herramienta para la transformación del mundo, sin la mediatización de una manera canónica de ver la ‘realidad’ que fue el germen que destruyó los mejores talentos en el largo trayecto del socialismo real, es el principal mensaje que deja la obra de este arquitecto que sólo pudo construir una escalera en sus 57 años de vida”.

Según Tenreiro, Leonidov, uno de los principales representantes del constructivismo ruso cuyo talento es reconocido tempranamente por hombres de la talla de Moisés Ginzburg o los hermanos Vesnin, queda retratado, y con él su personalidad, en “el epígrafe que preside el excelente texto central de Andrei Gozak (…): ‘El poeta más grande no es el que más escribió, sino el que más nos sugirió’, frase de Walt Whitman, ese gran poeta de la americanidad, de la esperanza, de la fe en el hombre. Porque Leonidov nos deja, por sobre todo, la sensación de que lo que verdaderamente vale en la entrega a una vocación por el arte es que no cese la capacidad de soñar, de imaginar escenas, de postular grandes o pequeñas utopías, de entender al arte como llave que permite atisbar el misterio de vivir”.

3. Iván Leonidov. Maqueta y perspectiva del Instituto Lenin para Bibliotecarios (1927)

La sugerente obra de Leonidov cobra particular relevancia en dos proyectos que denotan la búsqueda permanente de una estética vinculada a un lenguaje verdaderamente vanguardista: el Instituto y Biblioteca Lenin (1927) su proyecto de grado realizado en VJUTEMAS de Moscú en el cual el austero prisma vertical del depósito de libros, los paralelepípedos horizontales de los edificios del instituto y la esfera del gran auditorio proclaman su interés por la geometría respondiendo según palabras del propio Leonidov ‘”a las necesidades de la vida contemporánea maximizando las posibilidades de la tecnología”; y el Ministerio de la Industria Pesada (1934) a ubicarse en uno de los flancos de la Plaza Roja, frente al Kremlin, “tres soberbias torres de formas y tratamientos diversos que entran como en un juego de contrapunto, edificados sobre un inmenso podio que mediante un puente se prolonga hasta servir de base a un hiperboloide de revolución decorado con murales”. Sin embargo, como ya fue señalado, es la escalera-gradería diseñada en 1938 como parte de un proyecto paisajístico para Kislovodsk, ciudad balneario en Stavropol Krai, (región del Cáucaso del Norte), lo único que Leonidov logró construir y en el que a pesar de desplegar su destreza poco pudo reflejar la línea de trabajo que lo caracterizó.

4. Proyecto de la sede del Ministerio de la Industria Pesada (Narkomtiazhprom) de 1934 (concurso). Fachada
5. Proyecto de la sede del Ministerio de la Industria Pesada (Narkomtiazhprom) de 1934 (concurso). Perspectiva
6. Ivan Leonidov. Escaleras del sanatorio termal Ordzhonikidze en Kislovodsk (1938)

La página de El Diario de Caracas que hoy nos ocupa también permitió a Oscar Tenreiro, dada su proximidad en fecha con el golpe del 4 de febrero de 1992, aproximarse críticamente a ese lamentable evento, dejando aflorar un interés por lo político que nunca ha abandonado. Del texto “Mezquindad, hipocresía” que allí aparece extraemos un segmento que tiene absoluta vigencia: “…poca duda puede caber de que si la mezquindad y la hipocresía marcan a las cúpulas del poder político, esos mismos rasgos se instalarán en las demás ramas de la actividad social. En ‘Los días de Cipriano Castro’, se lo recordaba en estos días a mi hijo mayor, Picón-Salas pinta un cuadro de la sociedad caraqueña caracterizado por la presencia de dos fatídicos vicios, pero al culminar la lectura del libro queda una esperanza de que la superación de los esquemas de poder dictatoriales será la clave para la vuelta a la transparencia. No ha sido así. El mismo don Mariano fue víctima en vida de la mezquindad que caracterizó aspectos de la controversia política de los sesenta, y después de él muchos de nuestros hombres de valor han sido objeto de devaluaciones dictadas por ambiciones inmediatas o por deseos de ganar imagen pública, uno de los mitos de nuestra democracia de cartón”.

En resumen, gracias a Leonidov hemos podido abrirle la puerta a la primera etapa de la participación de Tenreiro como columnista en El Diario de Caracas y gracias a Tenreiro nos hemos adentrado aunque sea brevemente en la trayectoria de un arquitecto poco publicitado y valorado dentro de un período clave dentro de la arquitectura moderna que, sin embargo, ha contado con la atención reciente de Luca Lanini a través del libro Ivan Leonidov. Ascesa e caduta (2018). Esta, sin embargo, no será la última ocasión en que nos refiramos a la perseverante e importante tarea del primero como divulgador, pensador y crítico de arquitectura de nuestro país.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

2. https://www.catawiki.com/es/l/15632015-andrei-gozak-andrei-leonidov-ivan-leonidov-1988

3. https://gaz.wiki/wiki/es/Ivan_Leonidov y http://artnote.eu/the-lenin-institute-for-librarianship-by-ivan-leonidov-1927/

4. https://misfitsarchitecture.com/2016/04/03/career-case-study-5-ivan-illich-leonidov/leonidov-2/

5. https://ar.pinterest.com/aestudiodillon/constructivismo/

6. https://circarq.wordpress.com/2018/07/24/ivan-leonidov/

VALE LA PENA LEER

Montajes académicos. La representación de la modernidad

Luis Fernández-Galiano

04/01/2020

Tomado de arquitecturaviva.com

La arquitectura moderna se basa en el montaje y la metrópolis. Tal es el argumento esencial de la estupenda obra del historiador suizo Martino Stierli, hoy conservador-jefe de arquitectura en el MoMA neoyorquino. Con una prosa elegante y excelentes ilustraciones, Stierli reconcilia erudición y claridad para exponer la fertilización cruzada de la arquitectura, la fotografía, el cine y las artes visuales en el crisol de la modernidad, y explora la importancia del montaje a través de algunos episodios fundamentales, del Wolkenbügel de El Lissitzky o el canónico fotomontaje Metropolis de Paul Citroen que se reproduce en su cubierta hasta las imágenes de Superstudio o el Delirious New York de Rem Koolhaas, un libro que se propuso renovar la historiografía urbana a través de un montaje literario.

De forma inevitable, los grandes protagonistas del volumen, a los que se dedican sendos capítulos, son Mies van der Rohe —cuyos fotomontajes del Rascacielos en Friedrichstrasse o del Museo para una pequeña ciudad son parte de la historia de la arquitectura del siglo XX— y Sergei Eisenstein, el cineasta ruso que teorizó el montaje en su disciplina, pero escribió también sobre la arquitectura y el urbanismo como medios precinematográficos, y sobre la importancia del montaje para la representación del espacio arquitectónico. Al hilo de Eisenstein aparece en el relato Le Corbusier y la promenade architecturale, expuesta en sus libros con secuencias fotográficas ‘protocinemáticas’, y en diferentes secciones se comentan también los paneles con fotografías del Atlas Mnemosyne de Aby Warburg, el ensamblaje visual de los volúmenes crítico-históricos de Sigfried Giedion o André Malraux, los collages textuales de Walter Benjamin, la Collage City de Colin Rowe y Fred Koetter, o el uso por parte de Manfredo Tafuri —inspirado por Eisenstein— de montajes historiográficos que hacen de sus obras palimpsestos.

Al lector español le gustará ver el espacio que se dedica al interés de Eisenstein por El Greco, cuya relación con el cine exploró en diferentes escritos, y que juzgaba la Vista y plano de Toledo como un ejemplo de montaje cinematográfico; a la ‘Meditación del marco’ de José Ortega y Gasset, donde el filósofo relaciona la ventana arquitectónica con el marco de los lienzos; o a la cáustica demolición de los textos de Tafuri por Tomás Llorens, que atribuía su incoherencia y pedregosa inteligibilidad al ya mencionado montaje de fragmentos —hoy escribiríamos al corta y pega— del historiador italiano. En síntesis, y parafraseando a Erwin Panofsky, que caracterizó la perspectiva como la ‘forma simbólica’ del Renacimiento, Stierli asegura que el montaje define la cultura visual occidental del siglo XX, con un protagonismo que se extiende hasta la revolución digital.

En un libro aparecido poco después —que menciona el de Stierli lamentando que no estuviera aún disponible cuando redactó el suyo—, el profesor de Historia del Arte en la Universidad de Yale Craig Buckley documenta el papel del montaje en la arquitectura experimental de los años sesenta. Aunque más restringido en su ámbito temporal, el texto se ocupa también de figuras clave como Eisenstein, Giedion o Mies, y se inicia igualmente con el esclarecimiento de los términos ‘montage’, ‘collage’, ‘assembly’, pero enriquece el panorama con las propuestas visionarias de Archigram, Buckminster Fuller, Hans Hollein, Yona Friedman o los situacionistas, las aportaciones críticas de Reyner Banham o Martin Pawley y la influencia de artistas como Richard Hamilton o Claes Oldenburg —uno de cuyos collages se usa en la portada del volumen—, autores casi todos ausentes de Montage and the Metropolis. La obra de Buckley no posee una ambición teórica comparable, y su edición no es tan cuidada como la de Stierli, pero la complementa bien, y ambas dan testimonio del renovado interés por el montaje en la comunidad académica de los historiadores de la arquitectura contemporánea.

Martino Stierli

Montage and the Metropolis

Yale U.P., New Haven

2018

305 páginas

Craig Buckley

Graphic Assembly

U. Minnesota P., Minneapolis

2019

390 páginas

ACA