1950•El Ministerio de Obras Públicas concluye la construcción del Liceo Simón Bolívar, ubicado un extenso terreno entre las Calles 11 y 12 y las Carreras 12 y 13 del centro de San Cristóbal, Táchira, diseñado por el arquitecto Enrique García Maldonado (1905-1990) (Ingeniero-Arquitecto, graduado en la Ecole Spéciale des Travaux Publics, París, Francia, 1934. Revalida su título de arquitecto en la UCV, 1936).
El liceo, que tiene capacidad para 1.000 alumnos, está «integrado por tres edificaciones, conectadas entre sí, siendo la de aulas, de tres niveles, la más amplia, con un patio al final del cual se encuentra un auditorio al aire libre. En el conjunto destaca la articulación de volúmenes rectos y curvos que representan los distintos componentes del programa arquitectónico».
HVH
Acceso al liceo a través de una plaza con un busto de El Libertador.
1946•El día 15 de diciembre se inaugura y se pone en servicio el Liceo Fermín Toro, ubicado entre las esquinas de Marcos Parra y Solís, en la Parroquia Catedral, Caracas, construido entre 1943 y 1946, de acuerdo al proyecto del arquitecto Cipriano Domínguez. La institución educativa había sido creada por decreto del Presidente de la República Eleazar López Contreras el día 12 de septiembre de 1936 con el nombre de «Instituto de Formación Secundaria Fermín Toro». Su primera sede fue una casona remodelada que quedaba entre las esquinas de Reducto a Glorieta (hoy Avenida Lecuna), bajo la dirección del Dr. José Francisco Reyes Baena (1936 hasta 1943).
«La construcción de la edificación se pudo completar resolviendo los problemas creados por estar el terreno seleccionado atravesado por la Quebrada Caroata (la misma que pasa debajo del Conjunto Residencial El Silencio). Se implantó el edificio colocándolo sobre un plano continuo de suelo, evitando el uso de escalinatas y ubicando la fachada de mayor longitud hacia la cuadra que va de Solís a Marcos Parra». El edificio tiene tres pisos en el bloque de aulas y solo dos en el cuerpo que agrupa las áreas complementarias. «Su geometría se ordena a través de un cuerpo longitudinal, del cual se desprenden tres cuerpos perpendiculares, paralelos entre sí, que forman patios. Cada brazo, organizado y dividido con las mismas proporciones, alberga distintos usos (administración y biblioteca, áreas culturales, aulas, laboratorios y gimnasio). Como remate, al sur, se ubicó el auditorio». El Liceo Fermín Toro fue reconocido como patrimonio arquitectónico moderno de Caracas.
HVH
Fachada Sur.
Fachada Este del Liceo Fermín Toro con el Arco de la Federación al fondo.
Tomado del blog Entre lo cierto y lo verdadero de Oscar Tenreiro 18 de mayo 2019
Todo Llega al Mar –que así se llama el libro– tiene para mí, en la medida dictada por mi edad y las enormes dificultades de mi país, casi imposibles de olvidar, un valor testamentario. Y al verlo realizado no puedo evitar emocionarme. Es un testimonio de lo que he venido pensando desde hace ya años: que el discurso sobre arquitectura que nos abre la mejor puerta hacia la comprensión de nuestro oficio es el que escriben –o comentan con la palabra– sobre sus obras o proyectos, los arquitectos que las concibieron y realizaron. Cuando es ese el caso, se crea una obligación de sinceridad que llama a dejar atrás el adorno –o el embrujo como dijo el filósofo– del lenguaje, para ser más preciso –o veraz– acerca de las intuiciones, razones o impulsos que llevaron a tomar las principales decisiones. Los arquitectos sabemos cuanta hojarasca –conceptos o juegos de palabras– recubre innecesariamente el deseo de explicar lo que hacemos, y si esa hojarasca a veces nos halaga o gratifica, también oculta o enmascara. A ello me refiero en el texto cuando insisto en señalar que la más completa publicación de crítica de arquitectura del Movimiento Moderno fueron los distintos volúmenes de las Obras Completas de Le Corbusier, sumadas a la serie de libros que Jean Petit y el propio Corbu publicaron, documentos que se caracterizan precisamente por su sinceridad y el uso sin complejos de la descripción en detrimento consciente de la explicación, la culpable de nuestros excesos verbales.
La sinceridad por otra parte abre espacio para reconocer y valorar un aspecto que casi ha desaparecido de la literatura crítica al uso: los fundamentos técnicos. Carencia que borra las huellas dejadas por los procesos que llevan a la construcción de la arquitectura, reduciendo lo que es en su esencia amplio y complejo y llevándolo a una simplificación que facilita la pose y el disfraz, rasgos que hasta cierto punto se han convertido en típicos del arquitecto que exhibe al mundo su rol de creador, de artista de marca, actitud que se imita o caricaturiza y lleva al arquitecto exitoso a vivir de la apariencia o de una sublimación forzada, puertas afuera, de los recursos que utiliza.
Y por último, la sinceridad invita también a referirse a los aspectos de la realidad que presionan, limitan o ensanchan el espacio en el que actuamos, para ubicar en el relato las dificultades o estímulos que llevan a tomar una u otra dirección, a considerar los horizontes espirituales o materiales, los afectos y las exigencias entre los cuales transcurre nuestro día a día. En resumen, a incluir a la realidad en el cuadro descriptivo. En todas sus dimensiones, las positivas y las negativas, las que obstaculizan y las que facilitan. A presentarnos como parte del mismo mundo en el cual todos luchamos.
Fue con ese espíritu que redacté el texto. Ya juzgará el lector si le fui fiel.
El libro tiene 420 páginas y unas ochocientas ilustraciones en color y blanco y negro. Es del formato que en Europa se denomina DIN A4, muy similar a lo que en nuestro país llamamos tamaño Oficio (21 x 29.7 cm.), muy usado en revistas. Tiene tapa dura para facilitar su manipulación y conservación. Mi texto está precedido por sendos ensayos introductorios a cargo de Iván Cabrera, Maite Palomares y Ana Portalés, Kenneth Frampton y Antonio Ochoa Piccardo, a los cuales sirve de colofón un estupendo acercamiento a lo que he hecho de parte de ese múltiple promotor de la arquitectura y el pensamiento que es José María Lozano. No puedo sino agradecer el rigor de sus observaciones y el interés genuino que mostraron en conocer y analizar algunas de los aspectos más significativas de mis luchas con la arquitectura.
Finalmente hago notar que se trata de una edición no venal, es decir, no se hizo para la venta. De ella me correspondieron un número limitado de ejemplares que llegarán próximamente a Venezuela. Los destinaré a distribución selectiva entre quienes puedan estar interesados y lo manifiesten usando la dirección de correos de este Blog.
Aparece el N° 33 I-II (2017) de la revista Tecnología y Construcción cuyo tema principal es la gestión de riesgo y vulnerabilidad ciudadana
21 de mayo 2019
Tomado de Boletín IDEC+ Nº 224
En este número destacan aportes en investigación y docencia sobre el debate acerca del impacto ambiental de las acciones humanas con la intención de establecer la relación entre tecnología para la construcción y la sostenibilidad que exige tanto a diseñadores como a planificadores adoptar criterios que superen prácticas como el excesivo consumo de energía, la generación de grandes cantidades de desechos, el escaso reciclaje de materiales y edificaciones, la contaminación ambiental o la contaminación sónica, entre otros (Baldi, Editorial, 2019).
El volumen se organizó en tres partes: visión conceptual, aspectos técnicos y gestión de riesgos. Respecto al primer aspecto, Ernesto González Enders lo refuerza a través del documento “Otra Universidad para el siglo XXI: hacia una institución interDisciplinaria, interIdeológica, interCultural y Sostenible”. Por su parte, Alfredo Cilento Sarli aborda el ámbito de la “Vulnerabilidad ciudadana ante la amenaza sísmica en la Venezuela del siglo XXI”. Completa este marco conceptual el artículo de Geovanni Siem “Impacto de la reducción de riesgos ante desastres socio naturales en el proyecto UCV Campus Sustentable.
Luego se presentan trabajos de contextos específicos como el de José Luis López “La tragedia de Vargas. ¿Están protegidos sus habitantes de un nuevo deslave?», donde intenta responder a la interrogante de si las obras construidas en ese momento garantizan hoy en día una protección adecuada a sus habitantes. Gustavo Coronel aborda el tema del sismo mediante el documento “El terremoto del Noreste de Venezuela de 2018. El más grande de los últimos tiempos, sentido en Colombia, Trinidad y otras islas del Caribe”.
Como cierre se presentan dos aportes referidos a la Gestión Integral de Riesgo. Abre Jesús Delgado con “Tecnologías aplicadas a la Gestión Integral de Riesgos para un sistema de gestión integral de conocimiento e información”. Natalia Silva Bustos y Carmen Paz Castro Correa desarrollan para cerrar el artículo “Mecanismo de coordinación intersectorial para la Gestión del Riesgo: plataforma nacional para la reducción del riesgo de desastres en Chile”.
Concluye el contenido de este número con la Reseña con motivo del XXII Aniversario del Programa Coordinado para la Mitigación de Riesgos COMIR UCV, cuyo tema central fue “Universidades y resiliencia ante desastres socio naturales y tecnológicos”. La versión digital de la revista puede ser consultada en http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_tc/issue/view/1878/showToc.
ACA
Nos interesan temas relacionados con el desarrollo urbano y arquitectónico en Venezuela así como todo lo que acontece en su mundo editorial.