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Desde que aparece el primer número de la revista Punto (enero 1961) su espacio contempló la presencia de diferentes tipos de anuncios, mensajes y propagandas, en su mayoría de carácter institucional, vinculados con la gestión de gobierno que se llevaba a cabo tanto en el mundo universitario como en el contexto nacional, o con la promoción de la cultura en general a través de librerías o negocios afines radicados en la capital.
De allí que sean la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Ministerio de Educación promoviendo su grupo de teatro; la divulgación para su venta por parte de la firma Inter Libros de La Historia de la Pintura de R. Cogniat (2 tomos) y la Historia Universal Ilustrada de E.T. Rimli (3 tomos); las últimas obras editadas por la Fundación de Cultura Universitaria; un extracto del mensaje emitido por el Presidente de la República, Rómulo Betancourt, en el acto de promulgación de la Ley para la Reforma Agraria promovido por el Instituto Agrario Nacional; el ofrecimiento de las Cinematecas de la Shell a través de su catálogo y sus sedes de sus documentales cinematográficos a “organizaciones industriales, comerciales y gremiales, escuelas, colegios, liceos e instituciones educativas y culturales en general”; y (nada menos que en la contraportada) la promoción por parte de la Corporación Nacional de Hoteles y Turismo (CONAHOTU) de los “confortables salones” del hotel Maracay que podrían servir a “Directores de Asociaciones, Corporaciones, Empresas, Clubes y particulares … para la celebración de reuniones, Congresos, Convenciones y actos sociales”, los entes anunciantes que de forma sutil abrieron la puerta a este experimento que buscaba garantizar la supervivencia siempre difícil de toda publicación periódica.
No queremos explayarnos en demasía sobre este interesante filón, de entre los muchos que ofrece el análisis de Punto, que permitiría seguirle la pista a los entes que hacen de la revista su medio de promoción, política que mantuvo y amplió posteriormente a firmas de carácter comercial hasta su desvanecimiento progresivo a partir del nº 49-50 (octubre 1973).

Sólo nos interesa focalizarnos, teniendo como excusa la selección de la imagen que acompaña nuestra postal del día de hoy, en la forma como Punto se convirtió en medio para difundir toda una campaña que, en medio de la naciente democracia, podría parangonarse (salvando las distancias) con la “batalla contra el rancho” emprendida durante la dictadura perezjimenista. Si la “batalla” (ampliamente documentada por Beatriz Meza en “Contra el rancho en Venezuela: de la ‘campaña’ de 1946 a la ‘batalla’ de 1951”, Semana Internacional de Investigación FAU UCV, 2008) se concentraba en el ámbito urbano y era encabezada por el Banco Obrero (BO), la que ahora se promovía con particular ímpetu se concentraría en el campo y provenía de la División de Vivienda Rural de la Dirección de Malariología del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS), cuyo Programa de Vivienda Rural, iniciado en abril de 1948, cuando a raíz de la erradicación del flagelo de la malaria se apostaba desde el ente encargado de velar por la salud pública a impulsar el resurgimiento del interior del país, nació “con el propósito de mejorar la zona extraurbana del país -donde vive casi la mitad de su población en condiciones precarias-, nivelar las condiciones económicas, sociales, culturales y sanitarias entre la zona rural y la urbana, y equilibrar los factores del progreso de ambas.”

De esta manera, Punto recoge como abreboca de la mencionada campaña en su número 3 (julio 1961) el texto “La vivienda rural y el paisaje venezolano”, firmado por Doménico Filippone (1903-1970), arquitecto napolitano que llega al país en 1946, tras dejar una significativa impronta en tierras italianas, llamado por el gobierno venezolano para participar como consultor en la redacción del Plano Regulador General de Caracas, ciudad donde llevará adelante una fructífera trayectoria palpable a través de edificios como la Casa de Italia (1955-58), el Edificio para la Junta de Beneficencia Pública del Distrito Federal (1951) o la Iglesia de Nuestra Señora de Pompei (1967-69), a la que habría que sumar su permanente presencia en el debate arquitectónico de los años 50 y 60 y su rol fundamental como arquitecto consultor en el desarrollo del ya mencionado Programa de Vivienda Rural del MSAS.
En el texto señalado, ilustrado por la foto de un grupo de viviendas tipo construidas en Marucare (estado Carabobo), Filippone apunta cómo “la División de Vivienda Rural del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social … estudió durante años los elementos autóctonos de arquitectura rural” y confiesa cómo, siendo oriundo “del punto más bello del Mediterráneo donde la cultura latina y la griega se encontraron y se fusionaron”, al llegar a Venezuela su “más fascinante aventura en el sector profesional fue el estudio directo de la arquitectura local del interior del País”, sumándose a quienes durante esos años ya habían emprendido aproximaciones similares. De las interesantes observaciones hechas, apunta Filippone, “se decidió partir del estudio de los métodos locales mejorados por la experimentación en lugar de usar sistemas constructivos consagrados que se consideraron más aptos para ambientes urbanos o de otras latitudes”.
También se atreve a afirmar, luego de disertar acerca de la consideración generalizada del campesino como un “inadaptado social” (cosa que según él sólo ocurre cuando puebla los “cinturones de miseria” alrededor de las ciudades, siendo dentro de su ambiente “moralmente más sano que el habitante urbano”): “Haciendo participar al campesino en la construcción de su casa -sin regalarla porque el Estado no puede regalar a nadie su patrimonio que es de todos- y financiándolos con préstamos, él siente la casa como suya, hecha con su propio esfuerzo; y la quiere, como demuestra el cuido con el cual generalmente la conserva”. Y como para no dejar dudas sobre la competencia existente con los programas de vivienda urbana impulsados por el BO observará: “… los barrios rurales de nueva construcción son más cuidados por sus habitantes que los barrios obreros y es también mayor la recuperación de los créditos”.

La presencia permanente de la Dirección de Malariología en las páginas de Punto se iniciará con el número 5 (enero 1962) donde se publica “Aspectos del programa de vivienda rural”, trabajo presentado al “Congreso Centenario del Colegio de Ingenieros de Venezuela” celebrado en Caracas, del 21 al 28 de octubre de 1961, por «los doctores Arturo Luis Berti, Doménico Filippone y Gilberto Chacín” (texto de lectura obligatoria para aproximarse al tema), y se extenderá, con la misma periodicidad con que aparecía la revista, al nº 34 (enero-febrero 1968), cuando aparece un resumen cuantitativo de los logros del programa que ya había alcanzado para ese momento las 67.818 viviendas.
Las palabras de Filippone, más allá de su asertividad subjetiva sobre asuntos no del todo demostrables, cargadas de convicción y racional conocimiento del tema, contrastan claramente con las utilizadas por quienes redactaban, en tono por demás demagógico, los textos que fueron apareciendo en la campaña desarrollada en Punto, de lo cual da fe nuestra postal, como clara muestra. Decir “sobre los escombros del pasado, nace una vida nueva”, apoyando la frase en la impactante, contrastante y manipuladora imagen que la acompaña (propaganda aparecida en los números 12, 15 y 19), o como también se asevera en otra ocasión (Punto nº 6, marzo 1962), sobrepasando toda mesura en el uso del lenguaje: “Venezuela lucha contra el rancho. ¿Es factible erradicar el rancho en Venezuela? La experiencia demuestra que sí es posible. Actualmente el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social se ha propuesto acabar de una vez por todas con el rancho inmundo que ha diezmado durante siglos el territorio nacional. La tarea será muy difícil porque Venezuela, al igual que la definición de isla, está rodeada de ranchos por todas partes. Los ranchos han constituido durante mucho tiempo un océano de hacinamiento humano, de insalubridad permanente, de desolación y miseria”, nos permiten afirmar que sobran, más allá de las medias verdades, los comentarios.

Otro tópico que quedaría pendiente por desarrollar es el correspondiente al diseño en sí de las “viviendas rurales” proyectadas por Malariología que fueron poblando indiscriminadamente el interior país sin mayor diferenciación de acuerdo a la región donde aparecían y la manera como se agrupaban, (cuyas propuestas para Boconó y Camatagua se recogen en Punto 27, 28, 29 y 30). También sería interesante analizar los “cuadros comparativos de asentamientos tipo” elaborados para explicar diferentes modalidades de acomodo de conjuntos como parte del material didáctico preparado por el Programa Nacional de Vivienda Rural (Punto 31, 32 y 33). La campaña emprendida por el MSAS a través de un programa con un alto componente social y pedagógico, dirigido a localidades cuya población oscilaba entre los 500 y los 2.500 habitantes, de la cual se hace eco Punto durante más de seis años, se encontraba a contracorriente de una sociedad que avanzaba a pasos agigantados hacia el abandono el campo y la consolidación de un desarrollo urbano que finalmente terminó imponiéndose. Si de crear conciencia entre los arquitectos en formación y el cuerpo docente se trataba, también valdría la pena evaluar si realmente ello se logró.
ACA

Richard Neutra (1892-1970)
La primera visita de la que tenemos conocimiento hecha a Venezuela por el austríaco nacionalizado estadounidense Richard Neutra, considerado como uno de los arquitectos más importantes del siglo XX, se produjo con motivo de la celebración en Caracas del IX Congreso Panamericano de Arquitectos entre el 19 y el 28 de septiembre de 1955, donde, con 63 años, fue uno de los tres invitados especiales convocados por los organizadores del evento junto a Marcel Breuer y Pierre Vago, fundador y secretario general de la UIA. La presencia de estas tres figuras y la de Neutra en particular, buscaba hacer contrapeso al hecho de que en la edición del VIII Congreso Panamericano celebrado en Ciudad de México en 1952, se contó con la asistencia como invitado estelar nada más y nada menos que de Frank Lloyd Wright. En el lector dejamos la tarea de evaluar si el tres por uno equiparó el esfuerzo.

Como ha señalado Hannia Gómez en “Estas rocas eran para mí”, capítulo dedicado a Neutra de Our architects en Caracas. Arquitectura norteamericana en Caracas 1925-1975 (2017): “Había venido como participante especial por los Estados Unidos -como Marcel Breuer-, acompañado de su esposa Dionne y en su visita conoció a los arquitectos venezolanos y las obras más importantes que se estaban realizando, como el Parque del Este (1961) y la Villa Planchart (1957). También conoció a quienes serían algunos de sus futuros clientes”.
En efecto, durante ese viaje Neutra conoce a Armando Planchart (a quien Gio Ponti había proyectado su casa conocida como “El Cerrito”), vínculo que lo pone en contacto con la pareja conformada por José Joaquín González-Gorrondona y su esposa Margarita Centeno Vallenilla, quienes también habían encargado en 1957 el diseño de su vivienda a Ponti en el mismo terreno donde finalmente Neutra les proyectará la que sería su única obra construida en Venezuela y quizás la residencia unifamiliar de mayor tamaño por él realizada en toda su dilatada carrera: la quinta “Alto Claro”, ubicada en el Parque Nacional El Ávila a la altura de la urbanización Los Palos Grandes, Municipio Chacao, cuya terminación data de 1962, aunque otras fuentes la ubican en 1965.
Como relata Gómez, quizás el punto de discrepancia que hizo a los González-Gorrondona decantarse por Neutra en detrimento de Ponti (inclinado siempre a enmarcar las vistas), haya sido la importancia de contar con un gran ventanal corrido para poder apropiarse de la extraordinaria panorámica al sur sobre el valle de Caracas. De resto “mucho de esa arquitectura con dos patios y una marquesina … su emplazamiento en el sitio, su forma de paralelepípedo, la ubicación de la piscina…”, presentes en la propuesta de Ponti, será asimilada por Neutra.


Durante este primer viaje, “Neutra -nos dirá Gómez- es presentado también a Belén Velutini, una joven ingeniero -y luego constructora y developer-, quien le encarga un centro comercial y de oficinas para Maiquetía, en la costa de Caracas, y otros personajes importantes que le encomiendan varios desarrollos urbanos, como el Trébol Radiante -Cuatro Cuadras Rojas-, las propuestas para un nuevo Sistema Vial y el desarrollo del puerto, ambos en La Guaira.”

Neutra, quien diseña a distancia y lleva la supervisión “a vuelta de correo” de la construcción de “Alto Claro”, regresa a Venezuela a ver los progresos de su obra entre finales de 1959 y comienzos de 1960, momento en el que se le invita a dictar una charla en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, de la cual Oscar Tenreiro ha dejado testimonio por haberla presenciado como estudiante en “Una pequeña historia necesaria III”, texto que apareció en su blog Entre lo cierto y lo verdadero el 4 de enero de 2014: “…la charla en cuestión -apuntará Tenreiro-, fue muy poco interesante, con una introducción dedicada a buscar la simpatía de los estudiantes (dijo que la última vez que había estado en Venezuela lo había hecho rodeado de ametralladoras, lo cual parecía ridículo) y luego una muestra fotográfica de algunas de sus numerosas obras (no incluyó el proyecto caraqueño) acompañadas de comentarios de los cuales no conservo recuerdos. Lo que sí me pareció entonces era que Neutra adoptaba la actitud light del norteamericano que visita un país extranjero del cual nada conoce, asunto que para mí contrastaba con la idea que hasta entonces tenía de que se trataba de un europeo con peso cultural propio que había llegado a los Estados Unidos ya maduro (31 años), por lo cual podía esperarse de él un discurso más sustancial. Y no fue así, tal vez porque simplemente era hombre de pocas palabras o que prefería mostrar que explicarse.
Terminada la charla compartió fuera del Auditorio con los estudiantes y estuvo conversando con nuestro Decano de entonces, Julián Ferris (1921- 2009) mostrándole un cuaderno de sus dibujos que cargaba bajo el brazo. Eran en verdad extraordinarios, como pude ver junto a un par de compañeros mientras hacíamos de testigos de la conversación. Deduzco que el croquis de La Hoyada fue hecho en esos días, tal vez a pedido de alguno de los arquitectos que entonces tenían responsabilidades sobre la Ave. Bolívar, Ron Pedrique o José Joaquín Alvarez, este último para entonces Director de Proyectos del Centro Simón Bolívar”. Como nota al margen habría que decir que la terminación de “Alto Claro” se inscribe dentro del último período de la obra de Richard Neutra quien falleció en 1970. También que quizás por la relevancia de su presencia en Venezuela, Punto publicó en su número 22 (marzo-abril 1965) el texto “El diseño y la metrópoli” tomado de la revista Urbe de México.
ACA
Procedencia de las imágenes
Foto y caricatura. https://www.amazon.it/Richard-Neutra/e/B00DDM4K8U
1 a 4. Our Architects en Caracas. Arquitectura Norteamericana en Caracas. 1925-1975, 2017
Nicholas Grimshaw recibe la Royal Gold Medal 2019 del RIBA
Sir Nicholas Grimshaw, arquitecto británico conocido por sus edificios públicos y proyectos de infraestructura a gran escala, ha sido nombrado receptor 2019 de la Medalla de Oro Real.
Andrea González

28 de septiembre de 2018
Tomado de Metalocus
Sir Nicholas Grimshaw, arquitecto británico conocido por sus edificios públicos y proyectos de infraestructura a gran escala, ha sido elegido ganador de la RIBA Royal Gold Medal 2019.
El arquitecto británico, Nicholas Grimshaw es sin duda más conocido por la histórica Terminal Internacional en la estación de Waterloo de Londres y su visionario Eden Project en Cornwall.

Vinculados por su escala y complejidad, estos dos edificios ilustran el extraordinario enfoque innovador de Grimshaw con respecto a la arquitectura y su imagen moderna. Construido dentro de una superestructura de vidrio y acero, la Terminal Internacional ganó el Premio Edificio del Año RIBA (el precursor del Premio RIBA Stirling) en 1994 y es aplaudido como un ejemplo de arquitectura de transporte británica. Las estructuras del bioma tipo burbuja del Proyecto Edén transformaron un pozo de arcilla redundante en un centro ecológico de fama mundial y rápidamente se convirtió en una de las atracciones para visitantes más populares del Reino Unido.

Nicholas Grimshaw creó su propio estudio en 1980 y durante décadas, él y su equipo han proyectado una impresionante cartera de proyectos construidos por todo el mundo, que van desde un conjunto de fábricas para Herman Miller hasta viviendas en Regent’s Park y Camden Town. Desde un spa en la histórica ciudad de Bath hasta el Ludwig Erhard Haus en Berlín. Hoy, su estudio emplea a más de 600 personas con oficinas en Los Ángeles, Nueva York, Londres, Doha, Dubai, Kuala Lumpur, Melbourne y Sydney.
«Estoy encantado de escuchar acerca de la Medalla de Oro y me gustaría agradecer a aquellos que apoyaron mi nominación. Mi vida, y la de la práctica, siempre ha estado involucrada en experimentos y en ideas, particularmente en torno a la sostenibilidad; siempre he sentido que debemos usar la tecnología de la época en que vivimos para la mejora de la humanidad. Me gustaría agradecer a todos los que alguna vez han trabajado en la oficina por contribuir a nuestro banco de ideas y por ayudar a que sea un lugar agradable y humanista», dijo Sir Nicholas Grimshaw.

La Medalla de Oro Real/Royal Gold Medal se otorga en reconocimiento al trabajo de toda una vida. La concesión fue aprobada personalmente por Su Majestad la Reina y se confiere a una persona o grupo de personas que han tenido una influencia significativa, ya sea directa o indirectamente en el avance de la arquitectura.
Otorgados desde 1848, los antiguos Medallistas de Oro incluyen a Neave Brown (2018), Zaha Hadid (2016), Peter Zumthor (2013), Norman Foster (1983), Frank Lloyd Wright (1941) y Sir George Gilbert Scott (1859).

El presidente de RIBA, Ben Derbyshire comentó:
«Tuve el privilegio de presidir el panel que seleccionó a Sir Nicholas Grimshaw para el galardón más alto de la arquitectura del Reino Unido. Durante más de medio siglo, la influencia de Sir Nicholas ha sido excepcional.
Es responsable de una cantidad extraordinaria de edificios y proyectos de infraestructura de importancia internacional, y del desarrollo continuo de una arquitectura que coloca a la tecnología en el centro de la estética.
Su influencia en la arquitectura se extiende más allá de su trabajo como arquitecto. Es un educador, campeón de la profesión arquitectónica del Reino Unido y de la cultura en general. Es una inspiración para una futura generación de arquitectos y su reconocimiento con esta Medalla de Oro Real ha debido ser antes».

La Medalla de Oro Real se entregará a Sir Nicholas Grimshaw en una ceremonia especial a principios de 2019.
ACA