… que en 1969, hace ya 49 años, se termina la construcción e inaugura el edificio sede del diario El Universal?

Esta importante obra ubicada en el centro de Caracas, proyectada por la oficina Borges y Pimentel, integrada por Bernardo Borges Winkelmann (1932-2010) y Francisco Pimentel Malaussena (1934), con la colaboración del arquitecto británico George Wilkie, formaba parte de un conjunto a ser desarrollado por etapas en un lote de aproximadamente 7.000 metros cuadrados.
El Universal, diario fundado el 1 de abril de 1909 por el poeta venezolano Andrés Mata, se ubicó entonces en una casa entre las esquinas de Sociedad y San Francisco de Caracas, donde funcionaba la imprenta de Daniel Aramburu. Como dato curioso vale decir que en enero de 1910 se publicaron en el periódico las primeras fotografías, una de Juan Vicente Gómez y otra de una retreta en la Plaza Bolívar de Caracas, que fueron tomadas por Guerra Toro. En 1948 el diario se muda a los sótanos del edificio Ambos Mundos (obra atribuida a Gustavo Wallis Legórburu) localizado entre las esquinas de Conde y Principal, hasta que en 1968 se instala en su sede propia de La Candelaria una vez finalizada la construcción de la primera etapa del proyecto encargado a Borges y Pimentel a mediados de los años 60 del siglo XX, lugar que ocupa hasta el día de hoy.
El lote sobre el que se diseñó linda por el norte con la Av. Urdaneta en una extensión aproximada de 98 mts; por el este con la Av. Norte-Sur 9 en 70 mts.; por el sur con el Callejón Manduca en 90 mts.; y por el oeste con un lote que completa la manzana y que lo separa de la Av. Fuerzas Armadas. La esquina que ocupa es la conocida como esquina de Ánimas.

Una descripción detallada del proyecto se puede encontrar en la revista Punto nº 40-41, enero marzo 1970, de donde se extrae que la zonificación con la cual trabajaron los arquitectos clasifica el terreno como Comercio Metropolitano (CM) asignándole un 700% de porcentaje neto de construcción, un 100% de área de ubicación permisible en las dos primeras plantas y el 50% en las demás. Allí se señala también que por su magnitud el desarrollo estuvo «supeditado a la aprobación de un estudio de conjunto por parte de las autoridades competentes».
El programa considerado por los proyectistas incluía espacios para los talleres del diario, sus oficinas administrativas y la redacción, oficinas rentales y servicios complementarios, tales como comercios, fuente de soda, galería de arte, club de ejecutivos y estacionamiento.

La propuesta contemplaba, como ya se ha apuntado, la construcción por etapas de dos torres de 80 metros de altura, de planta cuadrada, ubicadas una en la esquina nor-este y la otra en el ángulo sur-oeste del terreno, acompañadas por cuerpos bajos para comercios y los servicios complementarios. En la primera de ellas (la única que finalmente se realizó), regida por las necesidades del diario, “se concretaron los primeros estudios volumétricos y su relación con el espacio urbano, determinando la necesidad de adquisición de un lote de aproximadamente 1.000 m2 y de un pequeño edificio existente, ambos con frente a la Av. Urdaneta, a fin de garantizar la configuración de un conjunto que constituyera un aporte a la revitalización del centro de la ciudad, ya que de desarrollarse independientemente estos dos lotes era muy difícil obtener los beneficios de un diseño urbano coherente (…) Con las premisas del programa definido para la primera etapa y la reglamentación de la zonificación vigente, se procedió a la formulación de una serie de hipótesis para una segunda etapa, que respondiera a los usos y densidades permitidas (hotel, oficinas, vivienda, comercios, etc.)”.

La parte del conjunto que finalmente se construyó y hoy apreciamos, está conformada por un cuerpo bajo, los estacionamientos y una de la torre, elemento de gran expresividad correctamente articulado con el resto de las piezas, articulador a su vez de la esquina urbana, genera en su llegada al suelo un espacio acorde con la escala metropolitana que propone. Sin duda, el protagonismo de la solución estructural en concreto a la vista adoptada le confieren al conjunto en general y a la torre en específico un particular carácter del que resaltan el rigor geométrico y las consideraciones correspondientes a aspectos climáticos.

El planteamiento estructural, calculado por Martín Meisser y Ernesto Scremin, estuvo determinado en buena medida por la necesidad de dar respuesta a los requerimiento técnicos que demandaba la Rotativa del diario, cuyas especificaciones de altura y ancho de equipos, vibración y sistema de transporte de las bobinas de papel con que se alimenta fueron especialmente tomadas en cuenta. A los arquitectos correspondió el trabajo cuidadoso del aspecto final que la estructura presenta, las proporciones y disposición de las columnas, la llegada al suelo y el remate de la torre, cargada de numerosos detalles constructivos que se vieron potenciados por el impecable trabajo realizado por la Constructora Aldrey & Simon C.A.

En la planta baja de esta obra considerada por William Niño Araque como “un tesoro de la arquitectura venezolana del siglo XX” se exhibe un mural desarrollado según el principio del linotipo, de Carlos González Bogen (1920-1992), artista guayanés, Premio Nacional de Artes Plásticas en 1948, participante de la experiencia de integración de las artes impulsada por Calos Raúl Villanueva en la Ciudad Universitaria de Caracas y colaborador en numerosas obras de arquitectura dentro de la ciudad.
Los arquitectos Borges, Pimentel y Wilkie, gracias al edificio El Universal, fueron distinguidos el año 1971 con el Premio Nacional de Arquitectura.
ACA
Procedencia de las imágenes
1. González Viso I.; Peña M.I.; Vegas F. Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015
2, 3, 4 y 6. Revista Punto nº 40-41, enero-marzo 1970
5. Colección Crono Arquitectura Venezuela