ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 79

Jorge Romero Gutiérrez (1924-1997) fue quizás una de las personalidades que a través de su incansable actividad como arquitecto, promotor e impulsor de proyectos de diversa índole copó de manera importante la década de los años 50 del siglo XX venezolano. El Centro Profesional del Este (obra de su autoría) se convirtió no sólo en la sede de su oficina sino en el centro de mayor actividad gremial y cultural del momento y el sitio desde donde se empezaron a gestar empresas que iban más allá de lo que una mente conservadora pudiese imaginar, todo ello imbuido en los aires de una época que permitía soñar en Venezuela desde lo más alto. Romero tuvo la capacidad de asociarse en los diversos proyectos que decidió emprender en función de las destrezas de sus acompañantes y de la cantidad de trabajo que enfrentaba su oficina. Así, si para el diseño del Centro Profesional del Este o El Helicoide de la Roca Tarpeya cuenta como aliados con los jóvenes Dirk Bornhorst y Pedro Neuberger, y para el lanzamiento de la revista Integral busca la compañía de los hermanos Roffé (Violeta y Alfredo), quienes ya anteriormente le habían abierto las puertas a una sección de arquitectura por él promovida en Cruz del Sur, para el trazado de nuevas urbanizaciones como Prados del Este o la Ciudad Balneario Higuerote el socio ideal fue José Antonio Ron Pedrique (1927-2001).

1. Ciudad Balneario Higuerote. Planta de conjunto mostrando la vialidad, conexiones y accesos desde el exterior

La Ciudad Balneario Higuerote nace como idea a finales de los años 40 y su planificación recorre buena parte de los 50. Como toda empresa pionera que mira al futuro, destinada en este caso a ofrecer un desarrollo cercano a Caracas (a 120 kms. que con “la nueva carretera pronta a concluirse (…) hace que en dos horas puedan cómodamente los habitantes de la capital trasladarse por automóvil a ese importante centro”) donde poder invertir para contar con una segunda vivienda que permitiera cubrir las necesidades del descanso estival, el ocio y la recreación, la mirada, por solicitud de otro visionario como lo fue Antonio Bertorelli, se coloca en un franja de 6 kms. de playa ubicada entre la población de Higuerote y el puerto de Carenero (estado Miranda), protegida por el Cabo Codera, lo cual le daba “una característica especial que la diferencia de las playas profundas y agitadas del Litoral del Distrito Federal”, el otro polo con el que se buscaba competir al que se estaban destinando las inversiones del momento.

2. Ciudad Balneario Higuerote. Plano de zonificación y parcelamiento. José Antonio Ron Pedrique

Ron Pedrique, quien en definitiva toma las riendas del trazado de la Ciudad Balneario, hace una completa descripción de las variables que se tomaron en cuenta para su ubicación, posterior desarrollo y diseño en la revista Integral número 10-11 (1958), siendo la propia revista desde sus primeras entregas uno de los espacios donde con mayor asiduidad se le hacía propaganda como lo demuestra la imagen de nuestra postal del día de hoy.

De la memoria redactada por Ron Pedrique se pueden extraer importantes datos relacionados con las condiciones naturales de la zona a desarrollarse, las características de la región circunvecina y la meteorología del sector, hasta toparnos con “las directrices del proyecto” donde se exponen: 1) Los principios fundamentales para la planificación y finalidad de la obras, recogidos a través de un “plano regulador”; 2) La vialidad; 3) Las unidades de habitación y sus servicios comunes; 4) La escala humana; y 5) Lo que denomina como “generalidades: uso de la tierra, arborización y tratamiento paisajista”.

3. Ciudad Balneario Higuerote. Centro de recepción. Proyecto. José Antonio Ron Pedrique
4. Ciudad Balneario Higuerote. Vestuario público. Proyecto. José Antonio Ron Pedrique

Sin buscar extendernos demasiado vale la pena rescatar del texto de Ron Pedrique los siguientes aspectos que conforman la visión general de un conjunto que sigue al pie de la letra “los cuatro postulados del Urbanismo Moderno”: la importancia de “la flexibilidad dentro de un conjunto ordenado”; sol -espacio- áreas verdes, canales y lagunas como componentes fundamentales de una ciudad destinada al entretenimiento “donde la libertad individual y la iniciativa privada juegan especial interés para aportar el máximo descanso de la vida rutinaria y doméstica provocando más unidad en la familia y el cultivo del cuerpo y de la mente”; organización de las unidades de habitación (o unidades vecinales) entre la playa y un “gran canal” interior de aguas frescas corrientes provenientes del río Curiepe, comunicados con el mar a través de “la laguna de la Reina”; desarrollo por etapas de las unidades vecinales hasta formar la comunidad integral donde “cada unidad de habitación es un órgano con vida propia y una función que complementa el sistema”; la determinación de una serie de áreas comunes tales como un centro comunal, religioso, educacional superior y administrativo (visto como extensión del pueblo de Higuerote), un “centro turístico de uso público, con sus restaurantes, sus campos de deportes, su piscina amplísima de 300 m. de largo por 150 de ancho y un comercio vecinal adyacente…”, un Club Náutico de carácter exclusivo, el Golf de “más de 500.000 metros cuadrados de grama con 18 hoyos” y el más importante de los espacios públicos (la playa) de “70 m. de ancho libre y 5.000 de largo” que estaría acompañado de un bulevar, al cual se suman el parque Curiepe a desarrollarse a ambas riberas del rio de ese nombre, el gran Canal y la laguna de la Reina. La vialidad, las comunicaciones y la infraestructura de servicios son capítulos aparte a los que se les dedicó especial atención particularmente en lo referente al saneamiento ambiental de toda la zona que aportaría el desarrollo.

El auspicioso avance en la construcción de la Ciudad Balneario Higuerote contó con el impulso de capital privado y público, viéndose (como tantos otros proyectos) afectado por la caída de la dictadura el año 1958. Para ese momento se había logrado adelantar el trazado vial y el dragado que permitió materializar el gran canal y los canales secundarios previstos en el plano regulador de zonificación y parcelamiento de Ron Pedrique. Desarrollos posteriores han dado lugar a la aparición sobre su trama de casas, edificios, clubes y algunos hoteles no siempre a tono con el plan originalmente trazado pero sí reforzando la vocación que lo originó.

5. Ciudad Balneario Higuerote. La Pérgola
6. Ciudad Balneario Higuerote. La Pergolita

También se pudieron construir y poner en funcionamiento las principales piezas que servirían de referencia a las áreas públicas donde “los arquitectos responsables por la propuesta urbana no habrían tenido injerencia alguna en el desarrollo formal tan sui generis del equipamiento arquitectónico” y que según Víctor Ron Pedrique (hermano del planificador y responsable del sistema de drenajes de la Ciudad, entrevistado por Jorge Villota), se fue gestando a partir de la injerencia directa del promotor Antonio Bertorelli, quien con la influencia que en él tuvieron los trabajos de Le Corbusier y Oscar Niemeyer, publicados en las revistas de arquitectura de la época, solicitaba a los ingenieros, dibujantes y algún que otro arquitecto que conformaba su staff, traducir libremente imágenes provenientes de publicaciones norteamericanas del momento, particularmente Architectural Record, lo que daría forma a elementos tan importantes como la “Pérgola”, la “Pergolita” o la Gran Fuente. “Un paisajismo orgánico, unitario y cromático, acentuado por hitos escultóricos, y donde se despliegan pabellones lineales (modulados a través de bóvedas y costillas, y con sistemas de circulación vertical que constituyen un evento) son algunos pasajes de identidad…” que Villota encuentra presentes en Higuerote y que corroborarían la hipótesis bien sustentada en su trabajo “Architectural Record, 1948-1958: en busca de la referencia primigenia para la Ciudad Balneario Higuerote”, presentado en la Semana Internacional de Investigación FAU UCV 2008.

7. Ciudad Balneario Higuerote. Fuente luminosa

Vale resaltar que la búsqueda por parte de Villota de la referencia primigenia para la Ciudad Balneario ha estado precedida por otro tipo de preocupación dirigida más bien a la preservación de un lugar que posee “valor histórico” y que el tiempo, la desidia y el abandono convirtió prácticamente en ruinas, presente en otro trabajo presentados en el SAL XII, organizado por la Universidad del Bío-Bío y que se realizó entre el 12 y el 15 de noviembre de 2007 en Concepción, Chile, titulado “Ciudad Balneario Higuerote: Imaginario, valoración e identidad. Patrimonio en peligro”.

8. Ciudad Balneario Higuerote. La Pérgola

De parte del resumen de este último trabajo suscribimos las ideas (vigentes luego de 10 años) que nos podrían permitir cerrar esta nota: “Su nombre de inmediato evoca imágenes lúdicas. Sus piezas se despliegan en nuestra memoria con la complicidad de la imaginación. Sin embargo, la situación actual dista mucho de la fruición modernista que le dio origen. Los espacios urbanos parecen nunca haber existido y los equipamientos escultóricos se encuentran abandonados, víctimas del vandalismo y con patologías tectónicas. La principal de estas piezas, la Pérgola (excepcional edificación de planta curva, cubierta por una cáscara y orientada hacia los canales), se encuentra en desuso. Una refuncionalización de estos espacios catalizaría el desarrollo de la región, atraería nuevas inversiones, generaría fuentes de empleo, revalorizaría la propiedad privada e implicaría mejor calidad de vida”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 1, y 2. Revista Integral, nº2, 1956

3, 4, 5 y 6. Villota, J. “Architectural Record, 1948-1958: en busca de la referencia primigenia para la Ciudad Balneario Higuerote”, Semana Internacional de Investigación FAU UCV, 2008.

7. http://www.temporadista.com/scripts/articulos/embarcadero-la-pergola.asp

8. https://mapio.net/pic/p-13455657/

LA NOTICIA DE LA SEMANA

Fabiola López-Durán, arquitecta venezolana graduada en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes (ULA-Mérida), profesora del Departamento de Diseño, Arquitectura y Artes Plásticas de la Universidad Simón Bolívar entre 1997 y 2002,  becaria de la Woodrow Wilson National Fellowship Foundation para cursar el PhD en Historia, Teoría y Crítica de la Arquitectura del Massachusetts Institute of Technology (MIT) -del cual egresó en 2009-, Becaria Post-doctoral «Andrew W. Mellon» (2009-2011) en Humanidades en el Departamento de Historia de Arte de la Universidad de California Berkeley, y en la actualidad Profesora en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Rice en Houston, se encuentra entre los ganadores del 2017 SAH/Mellon Author Award, otorgado por la Sociedad de Historiadores de Arquitectura de los Estados Unidos y la Fundación Andrew W. Mellon, por su libro titulado Eugenics in The Garden: Transatlantic Architecture and the Crafting of Modernity (University of Texas Press), que se espera esté en circulación a finales del presente año.

El anuncio apareció en la página de la Society of Architectural Historians (SAH) el pasado 10 de agosto y fue difundido por el ex Rector de la ULA, profesor Néstor Luis López Rodríguez, a través de las redes sociales el 5 de septiembre.

La obra reconocida se inscribe en la línea de investigación desarrollada por Fabiola López-Durán a partir de sus estudios doctorales, desde la cual ofrece una perspectiva transnacional e interdisciplinaria centrada en la historia y la teoría del arte, de la forma urbana y de la arquitectura moderna y contemporánea europeos y latinoamericanos e indaga en torno a discursos y narraciones de la naturaleza.

Eugenics in The Garden: Transatlantic Architecture and the Crafting of Modernity, texto que seguramente generará una rica polémica, estará en la exposición permanente del Charnley-Persky House Museum (sede de la Society of Architectural Historians) en Chicago.
Del resumen del libro elaborado por el Editor, se extrae lo siguiente (traducción hecha por el profesor Néstor Luis López Rodríguez):

Mientras las élites latinoamericanas se esforzaban por modernizar sus ciudades a principios del siglo XX, adoptaron con entusiasmo la teoría eugenésica de que las mejoras en el entorno edificado conducirían a mejoras en la raza humana. Basados en la teoría de Jean-Baptiste Lamarck sobre la «herencia de las características adquiridas», esta forma de eugenesia potenció un proyecto utópico que hizo de la raza, el género, la clase y el entorno construido instrumentos críticos de la modernidad y el progreso. A través de una perspectiva transnacional e interdisciplinaria, el libro  Eugenesia en el Jardín revela cómo la eugenesia, impulsada por el temor de la degeneración social en Francia, se extendió desde los ámbitos de la ciencia médica hasta la arquitectura y la planificación urbana, convirtiéndose en un instrumento crítico en la elaboración de la modernidad en el nuevo mundo latinoamericano. En un viaje de ida y vuelta entre Francia, Brasil y Argentina, Fabiola López-Durán revela la complicidad de médicos y arquitectos en ambos lados del Atlántico, que participaron en una estrategia global de ingeniería social, legitimada por la autoridad de la ciencia. Y al hacerlo, ella revela la trayectoria ideológica de uno de los arquitectos más célebres del siglo XX, Le Corbusier, quien instrumentalizó la arquitectura en lo que vio como el perfeccionamiento y blanqueamiento del hombre. En este primer estudio a profundidad de la influencia de la eugenesia en la construcción del entorno edificado moderno, este libro Eugenesia en el Jardín demuestra convincentemente que la raza era la principal herramienta en la geopolítica del espacio y que el racismo era y sigue siendo una ideología… Desde aquí nuestras más sinceras congratulaciones a la profesora López-Durán quien, luego de decidir desarrollar su carrera académica en los Estados Unidos, ha alcanzado elevados niveles de excelencia en el área a la que se dedica como investigadora y docente, dejando muy en alto el gentilicio de nuestro país llenando de orgullo a quienes la formaron y han compartido con ella aulas y espacios donde se genera y difunde el conocimiento.

ACA

LA RED HOTELERA NACIONAL

Hotel Llano Alto. Vista desde las áreas recreacionales

Hotel Llano Alto

Tal y como señaláramos en una nota anterior (ver Contacto FAC, nº 25, 30/04/2017), desde mediados de la década de los años 50 del siglo XX el Ministerio de Fomento, una vez adquirida la mayoría de las acciones de un gran número de los hoteles que funcionaban en el país, se abocó a complementar la denominada “Red Hotelera Nacional” mediante su participación en la adquisición de terrenos, el diseño y la construcción de hasta 12 instalaciones de nueva planta que serían gestionados directamente por la Corporación Nacional de Hoteles y Turismo (CONAHOTU).

En nuestro interés por analizar este grupo de edificios, más allá de su posible clasificación por regiones o por tipologías, hemos creído interesante ahondar en la manera como algunos de ellos lograron caracterizarse por la forma como enfrentaron la relación entre modernidad y tradición, a lo que podría añadirse la valoración del sentido del lugar donde debieron construirse o la conciencia de estar representando un país a los ojos del viajero que los disfrutaba.
Así, por ejemplo, en el Contacto FAC nº 28 del 21/05/2017, el hotel Maracay fue objeto de nuestra atención por pertenecer a la saga de los que se alinearon a las corrientes dominantes en el ámbito internacional a la hora de mostrar sus rasgos identitarios. Hoy nos aproximaremos a otro ejemplo perteneciente más bien al grupo de obras que podríamos considerar manifiestan una clara búsqueda de diálogo entre lo local y lo universal: el hotel Llano Alto de los arquitectos Oscar Carpio y Guillermo Suárez.

Oscar Carpio (egresado en 1948 de la primera promoción de la Escuela de Arquitectura UCV -perteneciente entonces a la Facultad de Ingeniería-, uno de los Miembros Fundadores de la FAU UCV en 1953 y luego decano entre 1968 y 1972) y Guillermo Suárez (graduado en el extranjero que hizo el examen de validez de su título en la FAU UCV, 8va promoción, 1958), quienes se asociaron para formar la oficina Carpio y Suárez de importante producción entre 1951 y 1958, ya habían mostrado en anteriores proyectos su proximidad y respeto hacia los pioneros de la arquitectura venezolana pero también la inclinación al uso de referencias internacionales producto de la formación por ambos recibida, como puede constatarse en Cinco oficinas de arquitectura: 1948-1958, Trabajo de Grado presentado por Alberto Sato con el que se tituló en la Maestría en Historia de la Arquitectura, FAU UCV, 1996. Sin embargo, el hotel Llano Alto podríamos decir que constituye un caso excepcional de fusión entre lo lo tradicional y lo actual dentro de la producción de esta oficina lo cual le sirvió a Carpio y Suárez, en virtud de su muy satisfactorio resultado, para que el promotor Daniel Camejo Octavio (con quien entraron en contacto a través de la CONAHOTU), les encargase casi de inmediato (1956) el proyecto del Club de playa «Puerto Azul» (Litoral Central) de cuyo paisajismo se ocupó Roberto Burle Marx.

PLanta de conjunto

El diseño del hotel Llano Alto data de 1954 concluyéndose su construcción en 1956. Su implantación obedece a la consideración de las condicionantes del terreno: una colina ubicada al sur y a las afueras de la ciudad de Barinas con estupendas vistas sobre los llanos occidentales venezolanos y abundante vegetación. El programa lo componen 30 habitaciones, 2 suites y 17 bungalows más sus correspondientes áreas administrativas, sociales y de servicio. Como actividad complementaria, afín a las costumbres de la región, se le añadió un Club Hípico.

Vista exterior del área de habitaciones

Así, en la asunción del partido arquitectónico (que puede revisarse en la revista Integral, nº 4, 1956), los proyectistas hacen mención al aprovechamiento de las bondades del sitio, a la adopción de la horizontalidad como recurso que se ciñe al medio dominante (el llano), y a la escogencia de materiales autóctonos como madera, adobe, teja y canto rodado procedente este último de los ríos cercanos. También se refieren a la eliminación de la utilización del vidrio por lo caluroso de la zona y a la correcta orientación del edificio a fin de aprovechar igualmente las brisas predominantes y lograr así un máximo de ventilación y confort ambiental.

Vista interior del área social

Una descripción hecha de esa manera podría hacer creer que se trata de una obra que por asumir la resolución de un problema actual con recursos pretéritos se encuentra signada por el más absoluto tradicionalismo rayano en el folklorismo vernacular o, en el mejor de los casos, que se trata de un edificio «populista» al menos en apariencia.

Vista del área social
Planta del área social

Pero la realidad, siempre más compleja de lo que denotan los clichés, nos muestra cómo lo que se emprendió desde el punto de vista proyectual fue una verdadera interpretación que incorporó el manejo del espacio contemporáneo paralelamente a la caracterización que proveía la adaptación al lugar. La referencia a la tipología de las haciendas llaneras así como la utilización de alturas generosas, pérgolas, romanillas, aleros, celosías, corredores, terrazas y pasillos cubiertos, usados estos últimos como conectores y a la vez conformadores de nuevos espacios o pequeños patios, ofrecieron la oportunidad de ver traducida en tres dimensiones una planta distribuida de acuerdo con el más riguroso funcionalismo.

Vista desde el interior hacia las áreas recreacionales

El tratamiento de las articulaciones de los diversos volúmenes que conforman el hotel, la asunción de una tecnología constructiva propia de corrientes contemporáneas que se reflejó incluso en el manejo de los materiales autóctonos utilizados (la madera en forma de listones cortados a 45º como revestimiento de la estructura, el entrabado de los pavimentos, la combinación de madera y piedra), la fluida espacialidad interior y la distribución convencionalmente moderna de las habitaciones, nos reafirman en la creencia de que tuvo un mayor peso la adecuación del edificio al programa y el sitio que la voluntad de dotarlo de una imagen pintoresca. Hablar del Llano Alto como un buen ejemplo de arquitectura regionalizada (no regionalista) sería, en conclusión, lo más ajustado a la hora de emitir un juicio crítico sobre esta sencilla, confortable, rica y correcta edificación.

Planta tipo de un bungalow

Lamentablemente, como otros emblemáticos hoteles nacionales, el Llano Alto empezó a presentar paulatinamente problemas para mantener sus instalaciones hasta convertirse en una ruina temprana objeto del desmantelamiento progresivo de los materiales valiosos con que estaba construido, madera principalmente. Cuando en 1975 se crea la Universidad Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (UNELLEZ), se ubica inicialmente en la Casa de Los Pulido (actualmente sede del museo Alberto Arvelo Torrealba) para posteriormente (1977) pasar a ocupar los terrenos y desvencijadas instalaciones del hotel. Luego, aprovechando lo poco que quedaba en pie y el adecuado esquema que lo organizaba, el rectorado de la universidad procede, gracias a la inyección de recursos, a refaccionar, reconstruir y posicionarse sobre sus trazas las cuales hoy en día son muy difíciles de reconocer.

ACA

Procedencia de las imágenes

Revista Integral, nº 4, 1956