NotiFAC (Contacto nº 34)

La Fundación Arquitectura y Ciudad (FAC) y Ediciones Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela (Ediciones FAU UCV) llaman a participar a autores de cualquier parte del mundo en el

CONCURSO DE ENSAYOS

CARACAS

1567-2017

Caracas al llegar a su 450 aniversario luce agotada, descuidada, olvidada, deteriorada, desarticulada y agredida, y a la vez preservada por su inmejorable clima, su inigualable paisaje y el calor de su gente. Por ende, ofrece la oportunidad única de mirarla sin dejar de pensarla, sentirla, mimarla, reivindicarla, desearla, soñarla, recordarla, imaginarla, proyectarla…

El concurso de ensayos Caracas 1567-2017 se convoca con la intención de dejar plasmadas las múltiples lecturas de que puede ser objeto esta ciudad que es eje de nuestros pensamientos, motivo de nuestras angustias y territorio de nuestros pesares, objeto de amor y de odio, siempre verde como la esperanza.

La convocatoria estará vigente desde el viernes 17 de febrero de 2017 hasta el jueves 31 de agosto de 2017.

Se otorgarán 2 premios en efectivo y tantas menciones como el jurado considere pertinentes. Para conocer las bases completas ir a www.edicionesfau.com

1983• Residencias Los Caminos

Residencias Los Caminos.jpg

1983•  Se concluye la construcción de las Residencias Los Caminos, ubicada en la Av. Sucre, urbanización Los Dos Caminos, proyectada por el arquitecto John Gartner (EA USB, 1983).
El edificio residencial tiene 14 apartamentos de 120 m2 cada uno (dos por piso) y un pent house de 150 m2 techados más terrazas.
En volumen total del edificio tiene planta baja (en donde el arquitecto desarrolló las áreas recreacionales, salón de fiesta, conserjería, hall de entrada desde la avenida Sucre y estacionamiento); las siete plantas tipo y un sótano de estacionamiento para los propietarios.
Es de notar que el edificio se encuentra en una esquina, constituyéndose en remate e hito visual importante para la zona.

HVH

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Architectural Guide
Caracas 


Iván González Viso / José Rosas Vera

DOM publishers, Berlin.
2017.

272 páginas.
Inglés.

Como una verdadera primicia nos llega la noticia del lanzamiento previsto para el próximo mes de septiembre de esta publicación de la casa editorial alemana DOM publishers. Basada en buena parte del material recopilado en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, y en la experiencia de su elaboración, sus autores han llevado a cabo un importante trabajo de selección y curaduría que junto a las impecables fotografías de Julio César Mesa, Jorge Andrés Castillo y Diana Domínguez, nos permite afirmar que se trata de una obra independiente, con un carácter propio. La publicación, que forma parte de la colección de prestigiosas guías de arquitectura de la casa editorial, es la quinta que produce DOM Publishers sobre arquitectura latinoamericana: dos sobre países (Brasil y Chile) y las tres restantes sobre ciudades: La Habana, Ciudad México y ahora Caracas.
En las dos primeras se evidencia cómo la arquitectura de valor se halla repartida homogéneamente a lo largo y ancho de sus respectivos territorios cosa que no ocurre al descollar la impronta moderna, sin encontrar prácticamente competencia, en las capitales de México, Cuba y Venezuela por sobre el resto de sus geografías.
De la reseña que resume el libro cabe resaltar el descubrimiento e interés por Caracas en la medida que se trata de una ciudad de marcados contrastes, problemática, afectada por un presente político que la desborda y con ella a sus espacios públicos pero sin embargo poblada de grandiosos edificios legados por la modernidad.
Acompañando su complejidad inherente y la diversidad de lecturas que propicia, se rescata el hecho de hacer coincidir el lanzamiento de la guía con la celebración del 450 aniversario de la fundación de la ciudad resaltándose, como no, el valor de su espectacular enclave entendido como un todo del litoral al valle donde el Ávila lejos de ser un elemento que separa es paisaje que integra. De esta manera se “forja una identidad coherente (…) donde convergen diferentes escalas, geografías, estilos arquitectónicos y paisajes naturales y urbanos” resaltando sobremanera la presencia de la Ciudad Universitaria de Caracas diseñada por Carlos Raúl Villanueva y construida entre 1940 y 1960.
Al igual que en Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje “se delinean la arquitectura y los espacios urbanos que se encuentran en diez zonas a lo largo de la ciudad, así como los conceptos planteados por arquitectos y expertos en planificación urbana -como Federico Vegas y María Isabel Peña- en torno a futuras iniciativas que podrían transformar y realzar la ciudad.”
Se resalta cómo a pesar de que la arquitectura latinoamericana ha sido objeto de interés desde que el MoMA montó en 1955 la célebre exposición Latin American Architecture Since 1945, aparte de la obra de Villanueva, sobre Caracas y Venezuela aún se sabe poco, asunto que la guía intenta subsanar.
Los editores al citar a Bernard Tschumi quien una década atrás expresó: «Las tensiones de larga data entre la urbanización y la naturaleza, las economías informales y formales y las necesidades e intereses de la infraestructura regional y los barrios locales son ahora más agudos que nunca», intentan por un lado resaltar la vigencia de lo dicho y a la vez resumir de alguna manera la condición que impera en la ciudad que en esta ocasión ha sido su objeto de atención.
La guía será presentada por sus autores y comentada por Alberto Sato el próximo 19 de septiembre de 2017, en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Pontifica Universidad Católica de Chile.

ACA


ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 69

Pablo Lasala Ferrer (Zaragoza,1940-Caracas, 2000), destacado arquitecto venezolano graduado en 1963, decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV (1987-1990), gran dibujante y reconocido docente de diseño fue, según comenta su hija Isabel en el libro Creando lugares (2014), en el buen sentido de la palabra, un adicto a los concursos de arquitectura. Quienes lo conocieron en vida pudieron palpar “el gusto que tenía por medirse” en este tipo de competencias. Pablo “tuvo permanentemente presente que los concursos son una inversión de tiempo y dinero que, para él, siempre fue remunerada, aunque no obtuviera un galardón en la contienda. El tema del premio, aunque siempre anhelado, quedaba en segundo lugar, porque a su juicio los concursos, finalmente representan un crecimiento…”. Esta convicción permite determinar que no sea casual el que se devele dentro de su trayectoria la participación en al menos veinticinco certámenes (públicos o privados, abiertos o por invitación) en un lapso de menos de treinta años sin contar en la mayoría de ellos con numerosos equipos de trabajo ni con los recursos tecnológicos de que hoy se disponen.
Esta actividad que conocía como nadie y lo hacía temible cada vez que se llevaba a cabo una convocatoria, le permitió desarrollar variadas estrategias para abordar las dificultades que una competencia impone y, a la vez, dejar “salir todo de sí, mostrando de una manera transparente sus ideas y posturas ante determinados temas y situaciones”. La capacidad de generar ideas y desarrollarlas al máximo lo llevó al extremo de entregar en varias ocasiones hasta dos propuestas que debían ser evaluadas por los respectivos jurados las cuales, casi siempre, eran reconocibles a pesar del anonimato que se suele exigir, dado el inconfundible carácter expresivo que las presentaciones, y dentro de ellas los dibujos en perspectiva, traslucían. Lasala también logró inculcar entre sus estudiantes y colegas cercanos que lo veían trabajar un gusto especial por incorporarse en estas competencias de entre quienes salieron, posteriormente, sus más enconados “rivales”, cosa que lo satisfacía enormemente.
De su consetudinaria participación en estas lides, desarrollada en colaboración con su esposa Silvia Hernández, destaca la obtención del primer premio en el Concurso para el Edificio para las Oficinas Administrativas del Congreso Nacional y Sede del Ministerio de Relaciones Exteriores (1974) como la que le permitió abrirse paso de manera independiente en el mundo de la profesión. También es la que le abre las puertas para separarse de la oficina de Bernardo Borges y Francisco Pimentel donde en aquel momento trabajaba y en la que había dejando su impronta en el diseño del edificio La Previsora (1973), ícono dentro el paisaje urbano caraqueño.
El Concurso para el Edificio para las Oficinas Administrativas del Congreso Nacional y Sede del Ministerio de Relaciones Exteriores fue el primero ganado por Lasala quien ya anteriormente había participado en 1971 en el convocado para diseñar la Sala de Conciertos Sede de la Orquesta Sinfónica Venezuela (que dio pie a la construcción del Complejo Teresa Carreño), donde obtuvo “mención de honor”. Ello lo coloca, por muchas razones, en un lugar privilegiado dentro de su trayectoria e incluso dentro de los certámenes realizados en el país dada la envergadura de la intervención que se proponía y el impacto que tendría en el casco histórico de la ciudad de Caracas. Recordemos que se exigía llevar a cabo una propuesta de intervención que abarcaba las dos cuadras al norte del Capitolio con límite en la avenida Urdaneta en el frente abarcado por el Banco Central de Venezuela en la que se veían involucradas, además, directa o indirectamente, la Casa Amarilla, la Santa Capilla, la Gobernación del Distrito Federal y la propia Plaza Bolívar.

1. Página de la revista Punto nº 51 (abril 1974) con la que se da inicio a la publicación del primer premio del Concurso de anteproyectos del Edificio para las Oficinas Administrativas del Congreso Nacional y Sede del Ministerio de Relaciones Exteriores

El equipo ganador del Concurso (reseñado en el nº 51 de la revista Punto) estaba encabezado por Pablo Lasala y Silvia Hernández de Lasala y contó como asesores: de Urbanismo, Melqui Silva; de estructuras, Agustín Mazzeo y de Aire Acondicionado, Luis José Odón. Como Jefe de Dibujantes aparece Gabriel Pradera. Como colaboradores figuran: Leonor Rodríguez, Oswaldo Molina, Ricardo Álvarez, Francisco Javier Larrauri y Virgilio Ciliberti. Las maquetas estuvieron a cargo de Juan Andrés Gutiérrez y María Luisa Usarraga. Cabe destacar cómo tras la composición de este grupo se encuentra una clara señal de la seriedad y compromiso con que eran abordados por Pablo Lasala los certámenes en que participaba.
El programa expuesto de forma sintética por los autores del proyecto se reduce a “tres diferentes tipos de espacios: 1. Espacios flexibles para oficina. 2. Espacios generales para actividades específicas como auditorios, exposiciones, recepciones, biblioteca, etc. 3. Servicios generales como estacionamiento, áreas de mantenimiento, etc. (…) De estos tres grupos, el primero (…) predomina sobre los demás”.
La propuesta en sí (la que desarrolló “paralelamente en su casa durante las noches y fines de semana” ya que dirigió otra -no ganadora- mientras trabajaba en la oficina de los arquitectos Bernardo Borges y Francisco Pimentel), se encuentra enmarcada dentro de lo que Isabel Lasala en términos muy generales denomina el “tema del paisaje” en la que se integran “superficies naturales y superficies construidas”: “un volumen más complejo en el paisaje” será el término que con más precisión calificaría a este trabajo. Así, la impresionante perspectiva que acompaña nuestra postal de hoy revela ciertamente la creación de una verdadera topografía artificial como recurso para salvar los inconvenientes que el contexto imponía y realzar el entorno en el que se debía insertar “sin caer en la absoluta complacencia”. En las propias palabras de Isabel se trataba en comparación con retos asumidos anteriormente de “… un terreno mucho mayor y en un contexto más complejo, la respuesta queda principalmente en manos del basamento, que resuelve a través de un juego de plazas las diversas exigencias formales urbanas de las importantes piezas de valor patrimonial del entorno”. De entre ellas es fácil reconocer en este dibujo que mira al norte la presencia de la “torre financiera” del Banco Central de Venezuela de Tomás Sanabria y del imponente  cerro Ávila.
La técnica que como dibujante Lasala nos muestra aquí es producto, no sólo de un indudable talento, sino de una ejercitación constante que lo acompañaba donde quiera que se encontraba y que desarrolló casi desde niño. El excepcional dominio del dibujo en perspectiva proviene de allí pero muy particularmente del hecho de haber sido durante muchos años profesor de geometría descriptiva, sin olvidar que su trabajo de ascenso a la categoría de agregado (1990), Perspectiva para arquitectos, es una importante referencia poco publicitada pero de un rigor digno de ser señalado. “Sus dibujos a lápiz o a tinta tienen una base técnicamente dibujada con lápiz 4H, en la que luego, por medio de distintos tonos de sombra, se da forma a la imagen, a fin de que las aristas no estén definidas mediante líneas, sino con la intersección de dos tonos distintos de sombra”, nos aclarará Isabel Lasala.
Aunque la mayoría de sus propuestas ganadoras de concurso hayan quedado sólo en papel (incluida la que hoy nos ha ocupado), para Pablo Lasala siempre estuvo claro que en ellas se escondía el “goce de la creación arquitectónica”, o en sus propias palabras: “… los concursos constituyen una de las mejores oportunidades para divulgar y confrontar cuál es la arquitectura que somos capaces de hacer. (…) Los concursos no son para sufrirlos, son para disfrutarlos (…) Pero sobre todo, el concurso nos permite ejercer intensamente la actividad creadora, esa necesidad de hacer arquitectura es la que nos ha llevado a escoger nuestra profesión…”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Lasala I. Creando lugares. Entre la exaltación y la superación del objeto en la obra de Pablo Lasala, 2014

  1. Revista Punto, nº 51, abril 1974