«El sentido de nuestra arquitectura colonial»

Carlos Raúl Villanueva

Revista Shell, nº 3, año 1

1952

De la consulta realizada a diversos colegas (académicos y profesionales) con relación a cuáles podrían ser aquellos textos sobre arquitectura y ciudad que dentro de proceso histórico venezolano no deberían faltar a la hora de llevar a cabo una antología, el que más veces ha sido citado no es otro que “El sentido de nuestra arquitectura colonial” de Carlos Raúl Villanueva.

Este breve escrito, síntesis de toda una trayectoria que en plena madurez logra llegar a la esencia constitutiva de la arquitectura que durante siglos pobló nuestra geografía, heredera de un hacer venido de otras latitudes pero principalmente atemperada a las condiciones de la realidad social, económica y ambiental que le tocó en suerte, no es sino la demostración de una actitud de permanente observación y aguda interpretación característica de todo talento creativo.

En “El sentido de nuestra arquitectura colonial”, Villanueva se aproxima a su objeto de estudio con un afán definitivamente tipológico. Como él mismo señala en las primeras líneas del artículo, “en el momento en que se fraguan las bases de una arquitectura contemporánea, es oportuno volver un poco la vista hacia el pasado para desentrañar entre los elementos plásticos de antaño los que hoy puedan ser todavía válidos”. Y para que no queden dudas de su interés por resaltar lo que permanece a pesar del paso del tiempo, señala certeramente al patio como “elemento eternamente joven de la arquitectura”.

Es por ello que el conocido dibujo de Villanueva con el que acompañó su artículo y que aquí reproducimos: “Elementos plásticos utilizados contra los elementos (sol y lluvia)”, traduce el primer trecho del camino que conduce hacia la reinterpretación de una arquitectura cuyos atributos son la sencillez, la sobriedad y la austeridad, su honestidad en la utilización de los materiales propios del lugar y su capacidad de adaptarse al medio, principios que se encuentran en la esencia de la moderna arquitectura funcional y que guiaron la evolución de su propio lenguaje.

El patio, el corredor, el balcón y el alero son los dispositivos que por su valor espacial y capacidad expresiva pueden ser resemantizados a favor de una aproximación amable entre modernidad y tradición en la que la idea de carácter tenga cabida. Junto a ellos la teja, el zaguán, la cubierta inclinada, las celosías y romanillas, los muros poco perforados, el predominio del lleno sobre el vacío donde este último siempre se encuentra debidamente protegido y la preocupación por la escala humana, que se encuentra en la adecuada proporción de los espacios públicos del pasado, se convierten para Villanueva en armas lo suficientemente sugestivas con que el arquitecto puede emprender una tarea que además de pedagógica también es humanística.

Este escrito de Villanueva, aparecido por primera vez en la revista Shell, nº 3, año 1,1952, fue incorporado junto al contenido de su primera publicación (La Caracas de ayer y de hoy, su arquitectura colonial y la reurbanización de El Silencio, de 1950), en el que se conoce como su segundo libro titulado Caracas en tres tiempos, editado por la Comisión de Asuntos Culturales del Cuatricentenario de Caracas en 1966 (un año antes de esa importante fecha).

Con “El sentido de nuestra arquitectura colonial” abrimos otra sección que permitirá periódicamente dar cuenta de la riqueza referencial que arrojó la consulta que hiciéramos en torno a nuestros “Textos fundamentales” y que servirá para llevar a cabo una necesaria curaduría tanto temática como cronológica que nutra un ambicioso proyecto editorial que tenemos programado impulsar.

ACA

 

Procedencia de las imágenes

1. Carlos Raúl Villanueva, «El sentido de nuestra arquitectura colonial» en Caracas en tres tiempos, Ediciones Comisión Asuntos Culturales del Cuatricentenario de Caracas, 1966, pág. 38