
Correspondiente a la serie “Concursos de Arquitectura en Venezuela”, la postal que hoy entregamos recoge uno de los dibujos presentados por la arquitecta Kirsti Nenonen para el Concurso de Ideas para la Plaza Caracas, organizado por la Gobernación del Distrito Federal y el Centro Simón Bolívar, con el auspicio del Colegio de Arquitectos de Venezuela, cuya propuesta le valió en 1980 ser la ganadora del primer premio. En particular, se trata de una perspectiva que muestra el tratamiento dado a la integración entre el espacio objeto del certamen y el Teatro Municipal, uno de los principales hitos que se encuentra más allá de sus límites (al sur, en este caso).

La idea ganadora, caracterizada por incorporar una marcada impronta en esta superficie de 12.000 metros cuadrados, ubicada hacia el oeste entre los cuerpos bajos de oficinas que conforman el Centro Simón Bolívar, proponía remarcar cada portal que lo vincula a su contexto inmediato con actuaciones que apuntaban a valorar eventos arquitectónicos circundantes. Los organizadores del concurso, de forma acertada, buscaban conformar un espacio urbano de grandes dimensiones sobre un área que originalmente fue pensada para el vehículo.

El proceso que llevó a las autoridades competentes a convertir un gran estacionamiento en una de las plazas de mayor tamaño de la ciudad tiene como preámbulo, en cuanto a su peatonalización, la construcción de lo que se conoció como “la jaula de King Kong”, polémica estructura metálica de gran escala (que posteriormente se desmontó) en cuyo interior se mostraban los logros del gobierno de turno, símbolo fuera de toda proporción de lo que se denominó como “La Gran Venezuela” o, en términos más coloquiales, como “La Venezuela Saudita”, apelativos ambos asociados al primer período presidencial de Carlos Andrés Pérez (1974-1979).
También conviene señalar que el inicio de la década de los 80 se caracterizó por la auspiciosa eclosión de una serie de llamados a concurso que hasta en un total de siete se realizaron entre 1980 y 1983, año en que se produjo a mediados de febrero lo que conocemos como el “viernes negro”, punto de inflexión en la historia económica del país, cuyas consecuencias negativas arrastramos hasta el día de hoy.
La propuesta de Nenonen no se ejecutó (como cerca del 80% de los concursos realizados en el país), dándole paso casi de inmediato (1983) a la decisión por parte del Centro Simón Bolívar de asignarle al arquitecto Germán Castro el proyecto de pavimentación del espacio con granito natural de diversas tonalidades, opción que, recordamos, fue presentada por algún que otro concursante sin ser tomada en cuenta a la hora de la premiación. También se incorporó la colocación en el extremo este de la escultura conocida como El Genio del artista español Victorio Macho (modelada en 1945 y fundida en 1983). Esta pieza formaba parte de una obra de grandes magnitudes (alrededor de 50 metros) que se realizaría en El Calvario, de la que el artista solo logró realizar la cabeza del Libertador. Macho murió en 1966 sin ver realizado este proyecto.
Este importante espacio público comenzó a deteriorarse a finales de la década de los 90 por la presencia del comercio informal, empeorando la situación años después hasta que el pavimento comenzó a presentar fallas estructurales. En 2008, cuando la situación se tornó insostenible, es desalojado y prohibido el buhonerismo en la plaza para dar paso al programa de recuperación ambiental.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela
1 y 2. Revista CAV, nº 45, marzo 1980