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TAL DÍA COMO HOY…

… el 19 de mayo de 1935, Pio XI canonizó a Tomás Moro (1478-1535)

Tomás Moro, quien, tal y como se recoge en su biografía, fue un pensador, teólogo, político, humanista y escritor inglés, y además poeta, traductor, lord canciller de Enrique VIII, profesor de leyes, juez de negocios civiles y abogado, fue enjuiciado en 1535 por orden del rey Enrique VIII, acusado de alta traición por no prestar el juramento antipapista frente al surgimiento de la Iglesia Anglicana, oponerse al divorcio con la reina Catalina de Aragón y no aceptar el Acta de Supremacía, que declaraba al rey como cabeza de esta nueva Iglesia. Fue declarado culpable y recibió condena de muerte. Permaneció en prisión en la Torre de Londres hasta ser decapitado el 6 de julio de ese mismo año.

En 1886 junto con otros 53 mártires, entre ellos su amigo y confidente el Obispo Juan Fisher, será beatificado por León XIII, y también junto con él canonizado el 19 de mayo de 1935, con ocasión del IV centenario de su martirio, por Pío XI. Posteriormente, será declarado patrón de los políticos por San Juan Pablo II el 31 de octubre del año 2000. Su festividad se celebra el 22 de junio para hacerla coincidir con la de John Fischer, ejecutado en día tal.

Moro, como se sabe, pasó a la posteridad por haber publicado en 1516 Utopía, cuyo título original en latín era Verdadero libro de oro, no menos saludable que festivo, sobre la óptima República y la nueva Isla de Utopía. Impresionado por las narraciones extraordinarias de Américo Vespucio sobre la isla de Fernando de Noronha, que fue avistada por los europeos en 1503, Moro consideró que en esa misma isla se podría construir una civilización perfecta.

Para Moro, la utopía era una sociedad comunal, racionalmente organizada, donde las casas y los bienes serían propiedad colectiva y no individual, y las personas pasarían su tiempo libre en la lectura y en el arte, pues no serían enviadas a la guerra, excepto en situaciones extremas; por lo tanto, esta sociedad viviría en paz, felicidad, justicia y en plena armonía de intereses.

En este sentido, la Utopía también guarda, dentro de su formulación idealista, un fuerte mensaje de contenido crítico hacia los regímenes que gobernaban en Europa durante su época.

Moro, por tanto, crea el término Utopía, de importantes repercusiones políticas y también arquitectónicas y urbanísticas a través del tiempo, a partir de los vocablos griegos οὐ (ou), que significa ‘no’, y τόπος (tópos), que traduce ‘lugar’, es decir: ‘lugar que no existe’.

Hoy en día Utopía se denomina a la idea, ideación o representación de una civilización ideal, fantástica, imaginaria e irrealizable, paralela o alternativa al mundo actual.

El término utopía también puede designar aquel proyecto o doctrina que se considera idóneo, pero inviable o de difícil puesta en práctica: “utopía comunista”, “utopía anarquista”.

En este sentido, como utopía también se puede considerar un modo optimista de concebir cómo nos gustaría que fuera el mundo y las cosas: “Sé que es una utopía la manera en que propongo que funcione el país”.

Debido a su importante carga idealista, la utopía ofrece el suelo para formular y diseñar sistemas de vida en sociedad alternativos, más justos, coherentes y éticos, por ello, se ha hecho extensiva a distintas áreas de la vida humana, y se habla de utopías económicas, políticas, sociales, religiosas, educativas, urbanísticas, arquitectónicas, tecnológicas, y ecologistas o ambientalistas.

El libro de filosofía más importante por su contenido utópico es La República de Platón, donde éste formula su pensamiento político y sus ideas en torno a cómo debería funcionar una sociedad para alcanzar la perfección.

Sin pretender para nada agotar las múltiples oportunidades que ofrece abrir un debate actual sobre la vigencia de Utopía y sus repercusiones, tema ampliamente documentado desde diferentes perspectivas en publicaciones que se editaron al cumplirse los 500 años de su aparición (2016), tomaremos, para cerrar esta remembranza de su autor el resumen del artículo escrito por Didier Souiller en 2008 para la Revista de Filología Románica, titulado “Ciudades ideales: de la Utopía de Tomás Moro a la Ciudad del Sol de Campanella”: “En el siglo XVI, en tanto que existe un pensamiento urbanístico, se manifiesta por medio de la imaginación artística y de la arquitectura de edificios urbanos y palaciegos. En el presente artículo se trata de cuatro libros que pertenecen a un largo siglo XVI: la Utopía de Tomás Moro, el Gargantua de Rabelais, la Città del Sole de Tomaso Campanella y The New Atlantis de Francis Bacon. Con Rabelais y Bacon tenemos dos ejemplos extremos de ciudades ideales cuando ambas se reducen, sea a un castillo feliz y autónomo, sea a una enciclopedia. Pero los rasgos fundamentales de la ciudad ideal aparecen en las cuatro obras: aislamiento respecto del resto del mundo, división entre la ciudad y el campo, simbolismo general de la arquitectura. La ciudad que ofrece una protección completa, con educación y sustento, aparece como una verdadera ciudad-madre. La geometría y el simbolismo de la construcción de la ciudad ideal demuestran a la vez el anhelo de apoderarse del mundo y la relación entre arquitectura e ideología. Por fin, la utopía anuncia la dictadura ideológica, los estados totalitarios del siglo XX y el gulag”.

ACA