Archivo de la etiqueta: Royal Dutch Shell

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 344

La decisión de la Royal Dutch Shell de cambiar su sede de San Bernardino, donde se había instalado en 1950 en el edificio diseñado por Clarence Badgeley y Charles Bradbury cuatro años antes, la convierte en la segunda empresa que engrosa el segundo “distrito petrolero” que, a partir de mediados de los años 1950, Henry Vicente ubica en el eje que va desde Los Chaguaramos a Chuao al sur del río Guaire.

Al igual que otros consocios dedicados a la extracción de hidrocarburos, tras casi 40 años de presencia en el país caracterizados por la dispersión de sus dependencias y la ausencia de sedes realmente corporativas, la Shell (que había llegado a Venezuela en 1912) se ubica durante las décadas de 1920 y 1930 en la esquina de Mijares de la capital venezolana instalando allí en una modesta edificación existente una división más de la compañía.

Dicha situación cambiará a partir de la promulgación de la Ley de Hidrocarburos de 1943, la cual (en concordancia con la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial), impulsará una modificación sustancial de las relaciones de las petroleras con el país. Producto de ello será, por un lado, la construcción de refinerías (Cardón por parte de la Shell en 1949 y Amuay por la Creole en 1950) y, por el otro, la decisión de centralizar en Caracas la dirección de las empresas y la consecuente construcción de sendas sedes.

1. Clarence Badgeley y Charles Bradbury. Primer edificio sede de la Royal Dutch Shell, San Bernardino, Caracas (1950) -hoy Comandancia General de la Armada-

Serán La Candelaria y San Bernardino, como bien señala Henry Vicente, los epicentros de lo que considera el primer Distrito Petrolero detectado en la ciudad y el lugar donde, como ya mencionamos, la Shell, luego de adquirir en 1945 un terreno de 12.132 m2, decidirá levantar su flamante centro de operaciones de 14.430 m2 de construcción y tres niveles que, siguiendo un esquema beauxartiano, remataría el eje de la arbolada avenida Vollmer de la primera urbanización que desarrolló un esquema de ocupación territorial diametralmente opuesto al del casco histórico. Considerado en su momento como “el edificio de oficinas más grande de la ciudad”, las demoras para su apertura definitiva en 1950 fueron achacadas por W. L. Forster, gerente general de la Shell, a la dificultad para obtener los materiales debido a la escasez ocasionada por la guerra.

Tras la mudanza en 1955 de la Creole a su nueva sede en Los Chaguaramos (proyectada por Lathrop Douglass en 1949), a ocho años de haber dejado la anterior (que ocuparía la Seguridad Nacional) en la Plaza Mohedano -denominada Plaza Morelos a partir de 1953-, se daría el primer paso para la conformación del segundo Distrito Petrolero a lo largo de la ribera sur del Guaire.  Siguiendo los pasos de la Creole, la Shell hará otro tanto cuando, por “‘la falta de adecuados estacionamientos para automóviles, imperdonable para un arquitecto norteamericano y un cliente petrolero’, como decía Rafael Valery, y las carencias del edificio obligaron a buscar otras sedes, como la Casa de Italia (1958), obra de Doménico Filippone, mezcla de usos de oficinas, comercio y actividades propias de un centro social de inmigrantes”, en 1960 se mudaría al este de la ciudad.

2. Dos fotografías de la maqueta de la segunda sede de la Shell a construirse en Chuao.
3. El segundo edificio sede de la Shell y su entorno en fechas cercanas a su inauguración en 1960.

El nuevo edificio de la Shell, a diferencia del anterior incorporado en una trama bien estructurada, se ubicaría en un sector vacío de la urbanización Chuao destinado a comercios y oficinas apareciendo como primer elemento de importancia en una zona que se poblará posteriormente de edificios corporativos y en la que privará el valor de cada pieza como solista en detrimento de un verdadero valor coral.

También a diferencia de la sede anterior, el nuevo edificio será diseñado por arquitectos radicados en Venezuela. Corresponderá a Diego Carbonell y Miguel Salvador Díaz junto a José Lino Vaamonde llevar adelante entre 1957 y 1958 el proyecto arquitectónico que, además de resolver las insuficiencias de espacio y unificar la dispersión de sus funciones en la ciudad, devolvía a la empresa una imagen corporativa contundente. Así, proponiendo un elegante prisma moderno de correctas proporciones, líneas y colores sobrios, que funcionaba eficientemente y se elevaba imponente en el entorno, quedaban atrás las reminiscencias academicistas del edificio anterior.

La torre de 17 pisos estaría equipada con diez ascensores, aire acondicionado central en todas sus áreas, servicios de última generación para los empleados (entre los cuales destacaba un consultorio médico ubicado en la planta baja), una amplia sala de cine para cien personas y un estacionamiento con capacidad de 1.030 puestos, clara señal de que se privilegiaba el acceso por automóvil, en virtud de que el lote de terreno sobre el cual se construyó es una “isla” en medio de Chuao, como asomáramos anteriormente.

4. Diego Carbonell y dos de sus obras. El Centro Comercial del Este (1953) y la sede del Colegio de Médicos del Distrito Federal (1955).

Diego Carbonell Parra (Rio de Janeiro, 1923-Caracas, 2000), arquitecto egresado del Massachusetts Institute of Technology (MIT), al regresar a Venezuela proyectó en 1947 la sede de la Cruz Roja Venezolana para, posteriormente, conformar junto a Tomás José Sanabria entre 1949 y 1953 una de las primeras oficinas de arquitectura del país de cuya sociedad destacan, por un lado, una serie de casas notables impregnadas de un funcionalismo ligado a la tradición y, por el otro, su participación en los proyectos para el edificio de oficinas Pardo e hijos (1951), la sede de la Electricidad de Caracas en San Bernardino (1951-53) y el Grupo Escolar Carlos Delgado Chalbaud (1952-53), entre otros. Luego, en solitario, diseñará en Caracas: el Centro Comercial del Este (1953, sobre la avenida Casanova); la sede del Colegio de Médicos del Distrito Federal (1955, Plaza Las Tres Gracias); el edificio Las Fundaciones (1955, Avenida Andrés Bello); el edificio La Hacienda (1957, Las Mercedes); y la Casa Club del Junko Golf Club (1958, El Junko), por citar algunas de sus obras, a las que habría de sumarse el trazado y diseño de viviendas tipo para las urbanizaciones Santa Marta y Santa Cecilia contratado por Venezolana de Inversiones -VICA- (1955) y, entre 1976 y 1982, el Centro Ciudad Comercial Tamanaco (CCCT), Chuao, con el arquitecto norteamericano Chris Ramos.

5. Miguel Salvador Díaz y dos de sus obras. El Instituto Nacional de Tuberculosis (1950) y el Mirador El Vigía (1954).

Por su parte, Miguel Salvador Díaz, nacido en Madrid en 1926, hijo del arquitecto exiliado Fernando Salvador Carreras de amplia trayectoria en Venezuela en el área médico-asistencial, egresará de la UCV en 1948 como parte de la 1ª promoción de la Escuela de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería. Diseñaría como sus obras más destacadas: el Instituto Nacional de Tuberculosis, El Algodonal, Antímano, Caracas, inaugurado en 1950; el Mirador El Vigía, Ciudad Vacacional Los Caracas, Litoral Central (1954); y la Casa Parroquial junto a la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, Las Mercedes, Baruta (1955).

6. José Luino Vaamonde y dos de sus obras. El Edificio de oficinas de la refinería Cardón (1959) y el Club Manaure (1953).

José Lino Vaamonde (Orense, 1900-Caracas, 1986), director de Arquitectura de la Shell para cuando es proyectada la segunda sede de Caracas, exiliado político a causa de la Guerra Civil española, también diseñaría para la petrolera: el Edificio Shell para el Agricultor, Cagua, estado Aragua (1952), el Centro de Entrenamiento Artesanal de Lagunillas, estado Zulia (1953); el Club Manaure, Cardón, estado Falcón (1953); la Unidad de quemaduras del Hospital Shell, Maracaibo, estado Zulia (1955); el Plan Regulador de Lagunillas, estado Zulia (1958); el Edificio de oficinas de la refinería Cardón, estado Falcón (1959), y las Estaciones de Servicio Blandín, La Castellana, Caracas (1954) y Las Mercedes, Caracas (supervisando a Carlos Augusto Gramcko, 1955). En solitario, proyectaría el Colegio Claret, Los Dos Caminos, Caracas (1957).

7. Vista general de la fachada norte del edificio La Estancia -hoy sede de la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas -UNEFA- (c.2015)

El “cuartel general” de la Shell en Chuao, conocido también como edificio La Estancia, se planteó, como señala Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), “con el núcleo de circulación ubicado en la fachada sur, permitiendo liberar la fachada norte. Ambas fachadas están protegidas por brise soleil de aluminio, elemento que le otorga al edificio su especial carácter”. Y añade: “Los pórticos ubicados en planta baja otorgan escala al visitante”. Por otro lado, las fachadas este y oeste, ciegas, cobran escala gracias a la presencia de las ligeras escaleras de emergencia, contrastantes con relación a la solidez del volumen.

A modo de complemento, Hannia Gómez en Suite Iberia. La arquitectura de influencia española en Caracas, catálogo de la exposición del mismo nombre montada en la Sala TAC entre julio y agosto de 2015, apuntará: “La adusta y enorme torre de oficinas, un verdadero ícono moderno, atracó en el este de la ciudad derrochando severidad con su escala asombrosa. En ella se entretejen ‘la rígida batuta geométrica producto de la saga académica del MIT’ de Carbonell, la mano del airoso diseño de Miguel Salvador Díaz y el amor por las cubiertas plegables de concreto de Vaamonde”.

8. Fachada sur (izquierda arriba y abajo) y detalles del acceso y la fachada norte del edificio La Estancia.

Es tal vez la caracterización del edificio lograda a través de la piel de aluminio que lo envuelve y funge de protección solar, lo que sin duda nos permite concluir que, a pesar del cambio de uso y de los elementos añadidos al sur del terreno y la planta baja al que ha sido sometido para albergar un centro educativo, Carbonell, Salvador y Vaamonde tenían muy claro donde estaba el norte, condición que hoy hemos reavivado con la transcripción del texto de Posani.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela

1. http://guiaccs.com/obras/comandancia-general-de-la-armada-antiguo-edificio-shell/

2. Catálogo de la exposición Suite Iberia. La arquitectura de influencia española en Caracas (2015)

3. https://www.facebook.com/photo/?fbid=904990736207624&set=diego-carbonell-parra-con-miguel-salvador-diaz-edificio-la-estancia-en-construcc

4. https://www.facebook.com/photo/?fbid=904990736207624&set=diego-carbonell-parra-con-miguel-salvador-diaz-edificio-la-estancia-en-construcc y Colección Crono Arquitectura Venezuela

5. https://www.facebook.com/photo/?fbid=664130150293685&set=a.592640707442630

6. https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Lino_Vaamonde y https://www.instagram.com/p/CnQse8HL_-P/

7. https://www.flickr.com/photos/juliocesarmesa/34026217440

8. https://elgrangestor.com/c-venezuela/unefa/, https://www.vtv.gob.ve/tag/unefa/, https://twitter.com/Edcruzideas/status/1507043862329667586/photo/1, https://twitter.com/ArquitecturaVzl/status/315205588676141056 y http://guiaccs.com/obras/edificio-la-estancia-antiguo-edificio-shell/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 289

Cuando en enero de 1952 la Revista Shell irrumpe en el aún limitado escenario editorial venezolano de las publicaciones periódicas dedicadas a la cultura, la empresa petrolera que la patrocinaba (la Royal Dutch Shell) ya hacía 40 años que se había establecido en nuestro país. También hacía 12 que venía apareciendo otra revista de corte similar impulsada en esta caso por la Standard Oil of New Jersey de Venezuela y la Lago Petroleum Corporation: El Farol, de la que la Shell toma buena parte de su orientación y con la que compite, si se quiere, sanamente.

Con base en el libro Londres en Caracas y la Haya en Maracaibo: retos empresariales de Royal Dutch Shell en la industria petrolera venezolana entre 1943-1958, de Alejandro E. Cáceres (2019), podemos afirmar que la Royal Dutch Shell, consorcio anglo-holandés fundado en 1907 tras la fusión de una compañía con sede en La Haya -dedicada a la exploración, producción y refinación de hidrocarburos- con una firma británica dedicada al transporte y la comercialización (con oficina central en Londres), se establece a partir de 1912 en Venezuela con la compra de la compañía Caribbean Petroleum Company, “que poseía el control de concesiones en un territorio inmenso, pero no capacidad para construir una torre”. Partícipe con limitaciones de los primeros 10 años de desarrollo de la industria cuando aún se producían 1.400 barriles diarios, que se incrementarán en 1914 con la perforación en Mene Grande del pozo Zumaque Nº 1 abriéndose con ello la posibilidad de exportación en 1917, todo cambiará en diciembre de 1922 con el reventón en Cabimas (Costa Oriental del Lago de Maracaibo) del pozo Los Barrosos 2, que llegará a producir 100.000 barriles de crudo diarios durante 5 días justamente en predios donde operaba la Shell. Esto permitirá que “Venezuela aparezca en el negocio petrolero mundial convirtiéndose para 1928 en el primer exportador y segundo productor del orbe”. Sin embargo, la poderosa Shell de entonces, que ejercía prácticamente el monopolio de la producción nacional, es contrarrestada por el gobierno de Gómez, “quien ofreció nuevas concesiones a la Standard Oil de Estados Unidos”.

Así, desde su establecimiento en Venezuela, la Shell adquiere nuevas compañías que sumarán once al final y se fusionarán entre 1953 y 1958. Para 1945 estas compañías representan más del 31 por ciento de la producción petrolera nacional (solo superada por Creole con 43 por ciento). Por otro lado, la Shell logra cubrir con lo que extrae en nuestro país el cuarenta por ciento de su producción mundial, la mayor proporción de sus concesiones en general; por ello, la empresa envía a Venezuela sus mejores talentos que después pasarán a ser directores gerentes en sus dos sedes de Caracas y Maracaibo.

Todo este introito, que nos ha servido para contextualizar brevemente el rol de la que fuera al inicio la más poderosa empresa petrolera radicada en el país, también nos permite detectar un momento en que la compañía hace más eficiente su funcionamiento a nivel nacional y, dentro de ello, decide también dar importancia a su promoción a través de la creación de un órgano que la facilitara, decantándose por otorgar peso a la difusión de la cultura venezolana de esos tiempos en los que Venezuela vivía una clara dictadura. De allí la aparición de una revista enfocada a temas diversos muy alejados de la política. No obstante, si bien la Revista Shell evadió siempre las manifestaciones de tipo ideológico en su contenido, logró dar cabida en medio de un ambiente represivo a destacadas firmas y a ampliar su alcance mucho más allá del tema petrolero siendo el arte, la literatura, el teatro y en un tono menor la arquitectura motivos de especial interés, compitiendo con la economía, la geografía, la historia, el folklore y la biología.

1. Algunas fotografías provenientes del Archivo Fotográfico Shell publicadas previamente en la Revista

Fue notoria la aparición de secciones tales como la dedicada a “Pintores Venezolanos” y en especial, a partir del número 4, al “Arte Fotográfico” (creándose desde el nº 15 la denominada “Foto del mes” que luego cambiaría por “Nuestra foto” en el nº 28), y que tiene en el artículo de Alfredo Boulton aparecido en el nº 3 titulado “¿Es un arte la fotografía?” su punto de partida. De tal modo, se puede afirmar que el archivo que logró acumularse constituye una de las colecciones fotográficas de mayor valor en Venezuela, reflejo de la vida urbana y social de la década de los 50 y de los paisajes que constituyen el país. Conformado por aproximadamente 16.608 fotografías de valor artístico, el archivo fue donado en 1968 a la Universidad Católica Andrés Bello, específicamente al Centro de Investigación de la Comunicación (CIC). Carlos Herrera, Leo Matiz, Pedro Maxim, Ricardo Espina, Zoltan Karpati, Gediminas Orentas, Walter Wachter, Paul Rupp, Juan A. Martinez Pozueta, Luis Noguera, Graziano Gasparini, Juan Francisco Hernández, Iván Petrovski, Mariano de Aldaca y Carlos E. Puche son algunos de los fotógrafos que publicaron sus imágenes allí.

2. Algunas de las portadas de la Revista Shell

La Revista Shell, que circulará entre 1952 y 1962, fue una publicación, al igual que El Farol, subsidiada para su distribución gratuita que además podía ser adquirida por el público en general a través de una suscripción. En su primer año apareció en cinco ocasiones, pero a partir del segundo regularizó su periodicidad trimestralmente (4 números con salida en marzo, junio, septiembre y diciembre), llegando a alcanzar un tiraje que osciló entre los 17.000 y los 26.000 ejemplares pudiéndose asumir los 20.000 como promedio. Sus medidas se mantuvieron en el tiempo siguiendo un formato aproximado de 31 x 23 cms y el número de páginas estuvo entre las 50 y las 60. Durante sus 11 años de existencia alcanzó en total 45 números.

El director fundador de la Revista Shell fue el escritor, poeta, político y diplomático venezolano Vicente Gerbasi, quien ejerció el cargo solamente durante los primeros dos números de enero y febrero de 1952. Luego le seguirían: Eligio Alcega (interino que se encargó del nº 3 -junio 1952-); el escritor, periodista y abogado Julián Padrón (números 4 -octubre 1952- al 12 -septiembre 1954-); el abogado, escritor, poeta y político José Ramón Medina (números 13 -diciembre 1954- al 30 -marzo 1959-); cerrando el ciclo el escritor, periodista e historiador Guillermo Morón (números 31 -junio 1959- al 45 -diciembre 1962-), lo cual habla a las claras del alto nivel que alcanzó una publicación dirigida por tan destacados humanistas que además fueron asiduos colaboradores. Como complemento a ello cabe señalar que en la revista, además, publicaron intelectuales y artistas de la talla de Juan Liscano, Arturo Uslar Pietri, Miguel Acosta Saignes, Juan Nuño, Ramón Díaz Sánchez, Marco Aurelio Vila, Aquiles Nazoa, Ida Gramcko, Adriano González León, Pedro Grases, Carlos Raúl Villanueva, Mariano Picón Salas, Gloria Stolk, Juan Calzadilla, Carlos Manuel Möller, Alejandro Otero, Jacobo Borges o Alfredo Boulton, entre otros.

En particular, el número 1 de la Revista Shell tuvo como director artístico a Santiago Riola, un tiraje de 17.000 ejemplares y 53 páginas. La portada, dada su aparición en enero de 1952, estuvo ilustrada por una reproducción del cuadro “Reyes Magos” del pintor Marcos Castillo impresa por Miangolarra Hnos. mientras que la tripa estuvo a cargo de Cromotip. El número 2 de febrero, siguiendo con el tono alegórico a las fechas, tuvo en su portada el cuadro “Carnaval” de Armando Barrios y como referencia de la permanente preocupación por el diseño de parte de sus editores, para la carátula del nº 35 se reprodujo una serigrafía de Jesús Soto.

El Sumario de aquel primer número lo conformaron los siguientes textos, artículos o reseñas: “De Andrés Bello a la crítica actual”, Mariano Picón Salas, pp. 4-9; “Biografía del antiquísimo toro”, Juan Liscano, pp. 10-16; “¿Se encuentra el porvenir del cine en manos de los pintores?”, Gastón Diehl, pp. 17-25; “Tamborón, teatrillo de títeres”, Sin firma, pp. 26-32; “La casa del hombre en la ciudad”, André de Raunies, pp. 33-41; “Carga la burra”, Miguel Acosta Saignes; pp. 42-44; “Juan Liscano. Folklore y cultura”. (Reseña bibliográfica), M.A.S., p. 45; “Ramón Díaz Sánchez. Guzmán, elipse de una ambición de poder”. (Reseña bibliográfica), pp. 45-46; “Benjamín Carrión. El nuevo relato ecuatoriano”. (Reseña bibliográfica), César Dávila Andrade, pp. 47; “George S. Murdock. Outline of South American Cultures”. (Reseña bibliográfica), p. 48; “Julio De Armas, J. A. Mata de Gregorio y Miguel Acosta Saignes. Tres trabajos presentados en la I Convención de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia”. (Reseña bibliográfica), L. D., pp. 48-49; “Rodolfo Moleiro. Reiteraciones del bosque y otros poemas”. (Comentario bibliográfico. Sección “El libro de actualidad”), Juan Sánchez Peláez, p. 52.

3. Portada y Sumario del nº 3 de la Revista Shell, junio1952, donde apareció en breve ensayo «El Sentido de nuestra Arquitectura Colonial» de Carlos Raúl Villanueva. También con la firma de Miguel Ágel García bajo el título «La Guaira a Caracas» se presentó una documentada descripción acompañada de impactantes fotografías de las obras de la autopista Caracas-La Guaira.

La arquitectura, como ya adelantamos, también estuvo presente en la Revista Shell siendo tal vez el más importante texto aparecido allí, referencia dentro de la historia de la disciplina, el escrito por Carlos Raúl Villanueva titulado “El sentido de nuestra arquitectura colonial” para el número 3 (junio 1952, pp. 16-22). También fueron publicados allí, entre otros: el Trabajo Especial preparado por Mateo Manaure y Carlos Celis Cepero para el IX Congreso Panamericano de Arquitectos titulado “Puntos para un esquema general de la arquitectura en Venezuela” (nº 16, 1955); “Machu Pichu” de Graziano Gasparini (nº 39, 1962); “La arquitectura y el mobiliario en Venezuela (en la época de la Independencia)” de Carlos Manuel Möller (nº 34, 1960); y “Arquitectura del paisaje” de Eduardo Robles Piquer (nº 40, 1961). En cuanto a imágenes aparecieron excelentes fotografías de la Ciudad Universitaria de Caracas, la arquitectura de Richard Neutra, el Parque del Este, jardines diseñados por Roberto Burle Marx y los del hotel Maracay de Luis Malaussena, así como numerosas ilustraciones sobre nuestra arquitectura colonial.

4. Portada y página de presentación del director Guillermo Morón de los Índices Analíticos de Diez años (1952-1961) de la Revista Shell realizados bajo la responsabilidad de Domingo Miliani.

La Revista Shell, siempre editada por la Compañía Shell de Venezuela, fue objeto a lo largo de sus 11 años de vida de la elaboración de dos Índices Analíticos: uno en 1955, cuando cumplió cinco años y alcanzaba 20 números, a cargo de Oscar Sambrano Urdaneta en momentos en que el poeta José Ramón Medina era el director; otro en 1961 al llegar a los 10 años y arribar al número 41 de manos de Domingo Miliani con el historiador Guillermo Morón como director. Del segundo de ellos que se encuentra en https://docplayer.es/146606537-Revista-shell-de-diez-anos.html es de donde hemos obtenido la casi totalidad de la información que aquí recogimos el día de hoy. De su Introducción titulada «El presente índice» rescatamos, para terminar, lo siguiente: “La Revista Shell constituye para Venezuela -y para América- un modelo de publicación miscelánea en el terreno cultural. La variedad temática de sus artículos hacen de ella  un factor primario de consulta en los ramos más disímiles de la actividad humana”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 2 y 3. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

  1. https://centrocultural.ucab.edu.ve/archivo-shell-en-biblioteca-ucab/ y Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

4. https://docplayer.es/146606537-Revista-shell-de-diez-anos.html