El Congreso Mundial de Arquitectos UIA 2020 Rio se pospone para julio de 2021
Escrito por Romullo Baratto
Traducido por Fabian Dejtiar
26/03/2020
Tomado de Plataforma arquitectura
La Unión Internacional de Arquitectos (UIA), el Instituto de Arquitectos de Brasil (IAB) y el Comité Ejecutivo de UIA2020RIO siguieron las recomendaciones de las autoridades públicas y las directrices generales de la OMS en medio de la pandemia de COVID-19 y decidieron posponer el 27° Congreso Mundial de Arquitectos para julio de 2021.
La decisión se hace eco de varios otros eventos relacionados con la arquitectura que tuvieron que posponerse, incluida la Bienal de Venecia y el Salone del Mobile.
Según los organizadores, las tarifas de inscripción se aplicarán automáticamente a las nuevas fechas del Congreso. Además, las conferencias y proyectos aceptados para el Congreso de este año continuarán aplicándose al nuevo programa en 2021.
La UIA2020RIO tendrá lugar entre el 18 y el 22 de julio de 2021.
Conoce la historia sobre el actual abandono de la Casa Niemeyer
Por Bruno Gabriel
Traducido por Mónica Arellano
8 de agosto, 2019
Tomado de Plataforma arquitectura
La Casa das Canoas, un importante edificio diseñado por Oscar Niemeyer en 1951 en Río de Janeiro y catalogado como patrimonio por el Instituto de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan), está cerrado.
Considerado un hito de la arquitectura moderna, la residencia se destacó porque fue construida a las faldas de Pedra Bonita, en el barrio de São Conrado. Hoy, está pasando por un proceso de disputa que pone a un lado a los familiares del arquitecto fundador de la residencia y, por el otro, a la Fundación Oscar Niemeyer, responsable de la conservación de la propiedad.
Rodeada de jardines por Roberto Burle Marx y el Bosque Atlántico de Tijuca, la Casa das Canoas ha estado abierta al público durante 20 años. En 2007, se incluyó junto con otras 34 obras del arquitecto en el listado de bienes protegidos.
Según la información de la columna de Lauro Jardim de ‘O Globo’, y confirmada por un informe con la familia de Oscar Niemeyer, la casa no ha sido visitada durante casi un año y está en malas condiciones. Entre los problemas encontrados se encuentra la piscina de azulejos sin agua y agrietada. Se han retirado los muebles y hay fugas en las paredes. El jardín tenía el diseño original modificado, con inserción de grava en lugar de la hierba vieja.
El bisnieto de Niemeyer, Paulo Sergio, cree que la inserción del material se realizó solo para reducir los costos de mantenimiento, lo que hace que el trabajo no sea característico. En una declaración enviada a HAUS, la fundación indica que la casa se está sometiendo a un proceso de restauración que involucra intervenciones extensas. Según la institución, la impermeabilización del patio externo ya se ha realizado, pero aún es necesario revisar la estructura de la piscina y reconstruir el puente sobre el río circundante. Las intervenciones totalizarían R $ 2,7 millones, pero los fondos aún no se han recaudado.
La fundación también afirma que «la restauración de Casa das Canoas está en la lista de proyectos aprobados para su financiación a través de la ley ISS del Departamento de Cultura de Río de Janeiro, publicada el 15 de julio, y está en proceso de preparación de proyectos detallado para su aprobación por los organismos del patrimonio «.
Carlos Eduardo Niemeyer, nieto de Niemeyer, atribuye la falta de fondos a la mala planificación y organización de la fundación. “La infiltración de la piscina ha estado ocurriendo durante años y nunca ha sido reparada adecuadamente, solo se han hecho trucos. Esto ha dañado su estructura, que ahora está condenada por la ingeniería”, menciona.
La fundación, a su vez, culpa del problema al propio diseñador de la propiedad, diciendo que la estructura de la piscina se ha visto comprometida desde la década de 1980. “La piscina tiene serios problemas de fugas que fueron tratados en ese momento por acciones paliativas de la propiedad por el propio arquitecto Oscar Niemeyer, cuando hizo un gran trabajo en la casa. Se hicieron parches de mortero en la unión de la pared de la piscina con el fondo y otros puntos que estaban agrietados”, mencionaron en un comunicado. La fundación argumenta que esta es la razón principal por la que la casa tuvo que cerrarse.
Los miembros de la familia Niemeyer no están de acuerdo. Para ellos, el punto más cuestionable es la falta de mantenimiento por la que ha pasado la casa, lo que ha provocado que incluso la familia comience a cuestionar el acuerdo de préstamo que se hizo con la fundación. “Hay un contrato y estamos esperando su posición. Pero en poco tiempo, la impermeabilización se dañará cuando la casa sea abandonada”, dice Carlos Eduardo.
La Fundación Oscar Niemeyer se defiende y dice que está claro la intención de algunos de los herederos de apropiarse de los derechos y los bienes valiosos de la casa. “Si la Fundación se extingue, todos los derechos asignados y los activos bajo su custodia regresan a ellos. Algunos miembros de la familia han creado instituciones con el nombre del arquitecto, haciendo un uso inadecuado de su trabajo, además de otras acciones que causan daños a la institución, lo que dificulta el mantenimiento de sus actividades básicas», justifica la institución.
El bisnieto Paul va más allá. Para él, es necesario respetar la forma en que el arquitecto pensaba sobre el capital. “La fundación no entendió algunos principios de Oscar. Ganar dinero con el trabajo de mi abuelo no coincide con lo que dijo”. Según él, la visita a Casa das Canoas, cuando está abierta, debería ser gratuita. “Oscar no estuvo de acuerdo con la especulación financiera o los bienes inmuebles sobre el patrimonio que construyó. Su legado es público”, concluye Paulo.
Histórico
En 2014, el columnista Cleo Guimarães ya había publicado una nota sobre la desaparición de al menos cuatro elementos de los muebles de la casa. Habían sido creados por el arquitecto y habrían recibido un destino incierto. En ese momento, la familia de Niemeyer reveló que se llevaron dos sillones, una mesa y una chaise longue, valorados en $ 80,000. Todos los muebles fueron catalogados.
En una nota a HAUS, la Fundación Oscar Niemeyer afirma que los muebles de Casa das Canoas permanecen conservados y que no se han retirado muebles, excepto lo que formaba parte de la colección de la fundación. “Se ha desactivado una sala de reuniones y su mesa de 10 asientos se ha trasladado a la sede de la institución. La declaración de robo es completamente poco realista y difamatoria ”, concluyen.
La casa
Reconocido por expertos y críticos de arte como una síntesis de la arquitectura moderna, el edificio está rodeado de vidrio curvo que acompaña a su entorno. Para las salas de estar, se crearon áreas sombreadas para evitar el uso de cortinas, preservando la transparencia de las ventanas y la vista de la naturaleza circundante. Una enorme piedra se extiende desde la piscina circular hasta el interior de la habitación. La propiedad una vez albergó a Oscar Niemeyer, quien vivió allí con su esposa, Anita, y su hija, Ana María, hasta 1959.
… el 4 de agosto de 1909 nace, enSão Paulo, Roberto Burle Marx.
Quien es considerado como “el jardinero de América”, fue hijo de padre judío alemán y de madre brasileña. El uno, próspero comerciante dedicado a la exportación de cueros, muy comprometido con su cultura de origen era amante de la música erudita. La otra, oriunda de Pernambuco, cuya familia tenía raíces locales y francesas, despertó en sus seis hijos una particular sensibilidad hacia la música destacándose el mayor de ellos, Walter, como pianista de talento excepcional.
La formación de Roberto estuvo marcada por la fluctuante condición económica que conllevaba el negocio de su padre lo cual hace expresar a Fernando Tábora en el libro Dos parques. Un equipo (2007), lo siguiente: “La actividad del padre…tuvo siempre altibajos que se resumen en una frase de Burle Marx a este respecto: ‘Toda mi infancia la pasé mudándonos de un palacio a un semisótano’. Pero el padre también brindaba como compensación, en los períodos prósperos, viajes a Europa con largas estadías especialmente en Berlín. La educación de Burle Marx, por lo tanto, no pudo ser convencional.”
Desde muy joven Burle Marx ya había empezado a manifestar una clara vocación por el arte que poco a poco fue combinando con una temprana inclinación al trabajo y la creación de jardines. De esta manera, cuando una vez más visita Alemania en 1928, al entrar en contacto con las vanguardias artísticas, es mucha la influencia que recibe lo cual lo llevó a inscribirse a su regreso en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Federal de Rio de Janeiro para formarse en pintura. Pese a no concluir sus estudios, ellos propiciaron, debido al cambio de pensum introducido por Lucio Costa de los últimos años de carrera en los que Bellas Artes se agrupaba con Arquitectura, el encuentro de Burle Marx dentro de la institución con Oscar Niemeyer, Affonso Eduardo Reidy y Jorge Moreira, entre otros, relaciones que luego fueron muy bien aprovechadas por el personaje que nos ocupa.
1. Arriba: Diseño de Burle Marx para un jardín en la azotea, Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro, Brasil, 1938. Abajo izquierda: Propuesta para la Plaza Salgado Filho, Flamengo, 1957. Abajo derecha: Roberto Burle Marx, jardín en el techo de la residencia de Alfredo Schwartz en Copacabana, Rio de Janeiro, 1932.
La pintura se constituyó inicialmente en el centro de la actividad de Burle Marx, la cual no abandonará nunca en el transcurso de su vida recibiendo particularmente la influencia de Cándido Portinari (con quien trabajó en su Atelier) siendo, sin embargo, su más importante referencia y mayor influencia la recibida del pintor alemán Leo Putz.
Según reza en su biografía, su primer trabajo como paisajista fue en 1932, colaborando en el proyecto de la residencia de la familia Schwartz en Copacabana, obra de quien ya había conocido en la Escuela de Bellas Artes y que más tarde se convertiría en uno de los arquitectos más importantes del país: su amigo -y vecino- Lucio Costa. Dos años después, el gobernador de Recife, que había visitado la casa de esta familia, le ofrece a Burle Marx el cargo de Director de Parques y Jardines de dicha ciudad, en la que realiza varias obras públicas y jardines particulares, como el del artista Francisco Brennand.
Al volver a Río, Burle Marx es cada vez más requerido. Proyecta en 1938 la Plaza Salgado Filho, su primera en la que por entonces era la capital de Brasil, usando solo plantas autóctonas. También realizó, entre otros, los jardines y terrazas del Ministerio de Educación y Sanidad (1945) y de la Asociación Brasilera de Prensa, en la Floresta de la Tijuca (1936), encargándosele en 1943, el jardín de la residencia particular de quien posteriormente sería presidente de la República: Juscelino Kubitschek.
Destaca desde muy temprano su permanente afán por incrementar su aprendizaje botánico, su interés por llenar el gran vacío de conocimiento en este campo y en particular lo concerniente a la flora de su país, detonante principal para el trabajo de campo directamente relacionado a ello que siempre desarrolló. Así, durante toda su vida Burle Marx llevó a cabo una extensa investigación, descubriendo y clasificando muchas especies, estableciendo relación, como apunta Tábora, “con los botánicos más destacados de la época, entre ellos Graiala Barroso, Luis Emigdio de Mello filho y Henrique Lahmeyer de Mello Barreto. Este último precursor con sus ideas de una visión global del ambiente, fue el que más contribuyó al gran cambio que Burle Marx daría a los conceptos de diseño, utilizados hasta ese momento en la arquitectura paisajista”.
Ahora bien, más allá de continuar repitiendo rasgos y datos que podamos extraer de las biografías generales ya elaboradas, Burle Marx también engrosa la lista de visitantes memorables que hemos venido reseñando desde estas páginas. De allí que, más allá de su importante producción tanto en su natal Brasil como internacionalmente, tal vez valga más la pena destacar lo intenso y fructífero que fue su contacto con nuestro país, el cual en muy buena medida está registrado en el libro de Tábora y en el artículo de su misma autoría titulado “El Roberto Burle Marx que me tocó conocer”, aparecido en el nº 68 de Arquitectura HOY el 2 de julio de 1994 a un mes de su fallecimiento.
2. Roberto Burle Marx. Jardín de la casa de Inocente Palacios en Colinas de Bello Monte, Caracas, 19573. Burle Marx con su equipo en la oficina de Río de Janeiro: los arquitectos Fernando Tábora, Julio César Pessolani y John Godfrey Stoddart con el Plano General del Parque Naciones Unidas en Chile, 1960
La llegada de Burle Marx a Venezuela se produce en septiembre de 1956 “debido a una circunstancia fortuita dada por la necesidad de la colaboración de un arquitecto paisajista, en el proyecto del club privado Puerto Azul. El promotor Daniel Camejo Octavio y sus arquitectos Oscar Carpio y Guillermo Suárez, enfrentaban un problema difícil con las áreas libres del proyecto. Uno de los gerentes de la promotora, cuyo sobrino estudiaba en la Universidad de Cornell, el hoy arquitecto y paisajista Oswaldo Lares, le insinuó a Camejo la importancia de hacer venir a Burle Marx como consultor”. El propio Tábora, quien para entonces ya trabajaba en el Atelier de Burle Marx en Río de Janeiro, será quien coordinará los detalles y luego lo acompañará en el viaje que realizaría a Venezuela.
Burle Marx llega a un país que se caracterizaba por su bonanza económica y acelerado ritmo en la construcción de su infraestructura, y a partir del mismo momento en que lo hace se ampliarán los contactos, colaboraciones y proyectos que el Atelier (por entonces conformado por Burle Marx, Tábora, Mauricio Monte y Julio César Pessolani) iría atendiendo y desarrollando. Casi de inmediato, a finales de 1956, Burle Marx es contactado por Carlos Guinand Sandoz para diseñar las áreas exteriores de la Exposición Internacional de Caracas a realizarse en 1960; es requerido por Jorge Romero Gutiérrez, Dirk Bornhorst y Pedro Neuberger para colaborar con el tratamiento de los espacios abiertos de El Helicoide de la Roca Tarpeya; también para proyectar el paisajismo entre el hotel Humboldt y la Estación del Teleférico a instancias de Tomás Sanabria; y, más adelante, el rediseño del área central de la pista del Hipódromo La Rinconada, el Jardín Botánico, en Maracaibo (Edo. Zulia), los jardines de los clubes Playa Azul, Playa Grande, Morón y Balneario de Naiguatá, a los que se sumarán los paisajismos para las viviendas de Inocente Palacios y Diego Cisneros así como el de la casa de hacienda Monte Sacro de Nelson Rockefeller en Nirgua, estado Yaracuy, desarrollados casi todos en 1957 desde Rio de Janeiro. “No sería hasta mediados de 1957 cuando (John) Stoddart se incorporaría como socio a la nueva firma organizada para el desarrollo de proyectos de Arquitectura Paisajista y Planificación”, sumándose a Tábora, Pessolani y Monte, dejando atrás la denominación y estructura de Atelier. Posteriormente, en 1959 se registraría en Caracas la Oficina Técnica Roberto Burle Marx C.A., sociedad que acometería finalmente el proyecto para el Parque del Este.
4. Parque del Este, Caracas, 1961. Arriba izquierda: Patio de los Azuelejos. Arriba derecha: Aviario. Abajo izquierda: Restaurant del gran lago. Abajo derecha: Lago de las corocoras. Fotos tomadas en 1965.
Tábora relata en su libro cómo “las actividades del atelier Burle Marx incluían lo que para un arquitecto parecería insólito, puesto que podían ser el replanteo de un mural, expediciones de varios días a la selva en busca de plantas autóctonas, la escenografía de un gran baile de carnaval en el teatro Municipal de Río de Janeiro, el diseño y ejecución de una exposición de plantas, el desarrollo de un proyecto de paisajismo en La Habana, Asunción o Buenos Aires. (…) Burle Marx no tenía una formación de arquitecto, pero a través de su percepción del espacio en la naturaleza y la reorganización en el jardín, con base en sus conocimientos como artista plástico, le permitían un enlace inusual con las propuestas de la arquitectura moderna brasileña que no encontraba ninguna afinidad con la arquitectura paisajista del momento”. Sin embargo, “con el crecimiento de la complejidad de los proyectos que llegaban al Atelier, que rebasaban la capacidad técnica de Burle Marx, y poder de ser expresados en planos y detalles de obra, se hizo necesaria la inclusión de arquitectos en el taller”.
Luego de su intensa relación con Caracas, Burle Marx verá cómo Tábora y Stoddart se independizarían en 1964 para desarrollar a través de la firma Stoddart + Tábora Arquitectos un fructífera carrera que dejaría huella en el paisajismo venezolano en todas sus instancias. Él, por su parte, seguiría con su trabajo desde su otra empresa fundada en 1955 (Burle Marx e Cia. Ltda.) junto con el menor de sus hermanos, Siegfried, y con la colaboración de los arquitectos José W. Tabacow y Haruyoshi Ono, quienes, al igual que sus socios caraqueños, tiempo atrás habían ido a golpear su puerta para ofrecerse como pasantes. Cabe resaltar que Haruyoshi Ono, a partir de los años 60 se asoció y siguió dando continuidad a la obra del Maestro.
Fue también su hermano menor quien encontró el sítio -chacra- Santo Antônio da Bica, en Barra de Guaratiba, a 60 kilómetros del centro carioca. 365.000 m2 que se trasformarían primero en un centro de experimentación, donde acomodaría sus colecciones de plantas, y luego en su hogar. De a poco Burle Marx va reformando la casa principal, a la que va agregando varios salones y la galería externa hasta que en 1973 se muda definitivamente para el sítio, dejando el barrio de Leme, donde vivía desde su infancia. En 1985 dona el sítio al Gobierno Federal, aunque continuó viviendo allí hasta 1994, el año de su muerte. A partir de 1996 comenzó un arduo proceso de identificación y clasificación del acervo, con supervisión y curaduría de la museóloga Iara Madeira, del Museu Histórico Nacional. A través de la Asociación de Amigos de Roberto Burle Marx se obtuvieron recursos financieros de varias entidades para la implementación del proyecto del museo en que hoy el sítio se ha transformado.