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Tecnología y Construcción
Vol. 35 Núm. II
2023
Editorial
Construyendo un futuro sostenible: retos y reflexiones en la arquitectura contemporánea
Michela Baldi
El desarrollo continuo y futuro de la arquitectura está marcado en la actualidad por desafíos clave, algunos de ellos explorados en este número como el impacto y la responsabilidad de la sociedad contemporánea en el cambio climático y las consecuencias de la pandemia, subrayando la necesidad de concebir espacios sostenibles y resilientes a partir de un análisis del paradigma tecno-industrial para la producción con combustibles fósiles y abogando por una revisión urgente del concepto de desarrollo sostenible y el papel de la tecnología como instrumento para alcanzarlo.
En este contexto, los artículos de Alfredo Cilento y de Domingo Acosta, así como fragmentos del trabajo de Francisco Javier Velasco recogidos en la sección documentos, evidencian que los llamados de alerta sobre daños ambientales y cambio climático que a nivel nacional e internacional viene realizando la comunidad científica desde los años setenta, no solamente no han sido atendidos, sino que se han ido agravando como resultado del actual modo de vida hegemónico produciendo desarreglos ambientales profundos, múltiples y sinérgicos a escala global hasta llegar a la actual situación de emergencia que hace ya insuficiente el concepto de sostenibilidad.
Es así como el concepto de “era Antropoceno” se ha convertido en un punto en torno al cual se congregan científicos e intelectuales de las ciencias sociales, filósofos y militantes ecologistas. Más allá de una crisis ecológica (que según algunos el mercado, el crecimiento verde o la tecnología aún nos permitirían resolver), se señala que ahora se hace necesario cambiar la forma en que funciona la economía. Para ello se recomiendan políticas públicas concretas que deben estar orientadas no tanto a identificar progreso con crecimiento económico sino más a la necesidad de cambiar modos de vida que reduzcan el consumo masivo y requieran menos recursos materiales. Y dentro de estos planteamientos: vivir con menos y repartir mejor.
Para la arquitectura en particular, se destaca la importancia de valorar de manera simultánea aspectos sociales, ambientales y económicos.
Considerando que las edificaciones constituyen un sector determinante, la preocupación por la sosteniblidad hace que el equipamiento para climatización sea una de las áreas de mayor interés por su repercusión en el consumo energético y emisiones de CO2. Pero, en el caso concreto de Venezuela, poco se profundiza en la evaluación de la sostenibilidad de distintas tecnologías de climatización antes de su aplicación en la edificación. De ahí la relevancia del trabajo de Ernesto Lorenzo, un caso de estudio en una edificación industrial, enfocado en la aplicación de un modelo de análisis de indicadores multicriterio para la comparación de alternativas valorando tres alternativas de climatización.
Todo este contexto concede un papel preponderante a la formación de los nuevos profesionales. De ahí la importancia del trabajo de Eugenia Villalobos que, refiriéndose a la arquitectura, plantea la necesidad de adaptación de los currículos para formar generaciones de relevo capaces de dar respuestas rápidas a los problemas que plantea una sociedad en constante transformación.
También hay que tomar en cuenta cómo las migraciones han influido en la arquitectura y el desarrollo social, enriqueciendo estilos y patrones urbanos, aunque plantean desafíos como la preservación de identidades culturales y la adaptación de infraestructuras a comunidades cambiantes. Por eso resulta pertinente revisar cómo la noción de sostenibilidad no ha sido ajena para los profesionales que se ocupan de las edificaciones de culto de distintas religiones, como se examina en el artículo de Jesús Rafael Galíndez López, que aborda el tema de la sostenibilidad en edificios de culto de tres religiones monoteístas, a partir de tres ejemplos: una mezquita (en Reino Unido), una sinagoga (en Paraguay) y una catedral (en Colombia), evaluadas bajo los criterios de certificación internacional para edificaciones sustentables Living Building Challenge (LBC).
Para reforzar los temas tratados en los artículos que dan cuerpo a este número, se presentan también dos documentos que son aporte para la reflexión a la hora de pensar y plantearse opciones alternativas para diseñar la senda a transitar. Uno de ellos, el trabajo de Francisco Javier Velasco –ya mencionado en párrafos anteriores– aborda alternativas frente al tema crisis civilizatoria y Antropoceno. El otro, de Helena González, quiere llamar la atención sobre una nueva realidad en Venezuela, con especial resonancia sobre los posibles desarrollos de la actividad académica y el concepto mismo de universidad, como consecuencia del éxodo de venezolanos que ha tenido lugar durante la última década, muchos de ellos con altos niveles de formación. Porque entre las claves de las transformaciones sociales se cuenta también la migración como un motor de enriquecimiento que puede aportar distintas y valiosas perspectivas en los países a los que llegan los que se van, pero también ideas frescas, estilos de vida y nuevos conocimientos que diversifican nuestro entorno y pueden contribuir al florecimiento económico del país que dejaron. Así se formaron y desarrollaron nuestros países.
Los desafíos señalados demandan múltiples y variados recursos. Nuestra revista quiere unirse a ellos publicando, señalando y promoviendo la reflexión y el intercambio de ideas y conocimiento para actuar e impulsar procesos de transformación ecológicos, ambientales, sociales, políticos… Estos problemas son asunto de todos.
La revista puede ser consultada y descargada en
http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_tc/issue/view/2773
ACA

La revista Zona Franca, tal y como lo afirma el reconocido escritor, abogado, ensayista y profesor Alexis Márquez Rodríguez (1931-2015), “es una de las publicaciones culturales más importantes que hemos tenido en Venezuela”. Apareció en la primera quincena de septiembre de 1964 en medio de un país en pugna con su sistema de gobierno y en una época signada por la violencia política como principal elemento de la vida cotidiana.
No estaría de más recordar, siguiendo a Márquez Rodríguez a través de su artículo “La Revista Zona Franca (1964-1984)” publicado en Cahiers du CRICCAL, n°15-16, 1996 dedicado a “Le discours culturel dans les revues latino-américaines, 1970-1990” (https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_1996_num_15_1_1194), que “durante ese periodo, que abarca casi la totalidad de la década, se produce la insurgencia armada de los sectores de izquierda radical, con predominio de las tendencias marxistas-leninistas, aunque con la presencia de otras corrientes ideológicas dentro del común denominador del izquierdismo. El triunfo de la Revolución cubana en 1959 produjo en todo el continente latinoamericano un auge vigoroso del movimiento popular, capitalizado por los ya mencionados sectores de izquierda. (…) En esos momentos el movimiento intelectual de los sectores izquierdistas gozaba en Venezuela, como en el resto del continente, del mismo prestigio del sector propiamente político y guerrillero, incrementado precisamente por el triunfo de la revolución y las primeras ejecutorias del gobierno revolucionario en Cuba”.

En medio de tales circunstancias, conscientes de una situación en la que la intelectualidad marxista copaba los medios de expresión y poseía algunos de ellos, un grupo de intelectuales que había actuado en la resistencia contra la dictadura perezjimenista, comienza a manifestarse con lo que acontecía, pese a su aislamiento y desde posiciones de izquierda no marxista, mostrándose frontalmente opuestos a la insurgencia armada adoptando una actitud cautelosa, cuando no abiertamente contraria, ante la Revolución cubana, su radicalización y manejo cuestionable que evidenciaba del problema de los derechos humanos.
Es así como “el sector intelectual no marxista que se consideraba de izquierda más o menos moderada, o en todo caso progresistas” toma la iniciativa de crear “un medio de expresión que les permitiese, no solo combatir al sector ideológicamente opuesto, sino más bien expresar sus propias opiniones, tanto en el aspecto literario propiamente dicho, como en los demás órdenes de la cultura”, lo cual marca el nacimiento de la revista Zona Franca.
Ideada por Juan Liscano (1915-2001) prestigioso poeta, ensayista, periodista de opinión, experto en investigaciones folklóricas, y uno de los intelectuales venezolanos más destacados y respetados, quien asumiría la dirección durante los 20 años (1964-1984) que duró la experiencia, Zona Franca buscaría desde el primer momento mostrar una orientación bastante amplia y variada en cuanto al contenido temático de sus materiales.

Liscano, consecuente luchador contra la dictadura perezjimenista, lo que le valió vivir muchos años en el exilio, se encontraba (sin ser militante) en aquellos años muy vinculado al partido de orientación social-demócrata Acción Democrática. De allí que se vea acompañado en la fundación de la revista por dos jóvenes militantes de esa agrupación política pero mayormente identificados como intelectuales: Guillermo Sucre, poeta, crítico literario y profesor universitario de prestigio; y Luis García Morales, poeta igualmente conocido en el medio venezolano. Ambos figuraban como integrantes del equipo de trabajo, bajo la escueta mención de «Redacción». Más adelante Sucre y García Morales dejaron de aparecer y fueron figurando entre sus redactores, en forma sucesiva, Baica Dávalos, Alejandro Oliveros, Julio E. Miranda y Oscar Rodríguez Ortiz, entre otros. Quien sí se mantuvo siempre como director fue Juan Liscano tal y como habíamos mencionado.
Del primer editorial y como complemento a lo ya señalado hasta aquí rescatamos, para refirmar la línea que se buscaba seguir, lo siguiente: “En un mundo amenazado por la posibilidad de su propio suicidio, hacia el cual le impelen los extremos dogmáticos que hacen presa de la inteligencia y la obnubilan, el frenesí que sienten algunos por poseer y asumir toda la justicia en contra de otros, formamos parte de quienes ponen en duda esos vértigos de absoluto, esas intolerancias de inquisidor, en suma, esa pasión ancestral que mezcla lo utilitario con lo ideológico dirigida a eliminar al adversario sin formula de juicio. […] Pensamos que el arte constituye una forma de liberación, que las posibilidades del espíritu están aún intactas, que la persona humana debe ser respetada y exaltada, que sin garantía de discrepancia no existe voluntad de convivencia y que es preferible la duda lúcida al ciego afán cesáreo de imponer alguna fe. […] Los propósitos de esta publicación son más bien afirmativos. Nos atraen más que la negación: el sentido creador, la propensión a construir, el esfuerzo por conciliar las motivaciones, los símbolos, las naturalezas del hombre. Debido a estas finalidades no quisimos limitar nuestra publicación a una dimensión puramente estética, sino abrirla hacia otras perspectivas, como las sociológicas, sicológicas, parasicológicas, científicas, que traduzcan la tentativa del pensamiento contemporáneo por entender su propio mundo, por escapar al sino de la destrucción”.
Márquez Rodríguez señalará que “el propio Liscano reconoce que Zona Franca nació con un propósito claramente ideológico, y permaneció dentro de esa línea durante mucho tiempo. Sin embargo, tal orientación ideológica se mantuvo siempre dentro del terreno de las ideas, rehuyendo en todo momento la confrontación directa, la diatriba y la polémica que no estuviese enmarcada estrictamente en los límites de la confrontación doctrinaria”. Ello le valió para “convertirse, de manera clara, sobre todo al final de la primera etapa, en una revista abierta a todos los jóvenes de América Latina, cualquiera que fuese su posición ideológica o política. Ese fue uno de los factores que más contribuyeron a darla a conocer y a ganar prestigio dentro y fuera del país”.

Siempre con el apoyo de Márquez Rodríguez podemos transmitir que “de Zona Franca se publicaron en total 126 números; pero no en forma continua, pues por diversas razones, especialmente de carácter económico, la vida de la revista se desarrolló en tres épocas. La primera época fue de 1964 a 1969, y abarcó 66 números. La segunda época se extendió de 1970 a 1973, con 22 números. La tercera y última abarcó de 1977 a 1984, y tuvo 36 números”.
Durante su primera época, Zona Franca tuvo un formato de medio pliego (30×43 cm) -conocido como tabloide en la terminología periodística-, con un total de dieciséis páginas. “Más tarde cambió morfológicamente por un formato más pequeño de un cuarto recortado (22×28 cm), con 64 páginas. Este formato se mantuvo en las dos épocas subsiguientes, aunque variando el número de páginas, que eventualmente subía o bajaba, casi siempre manteniéndose entre sesenta y cuatro y ochenta páginas. Igualmente, cambió la frecuencia de su aparición, pues al principio tuvo una periodicidad quincenal y en las siguientes épocas pasó a ser mensual, primero, y luego bimensual. Sin embargo, tal periodicidad tampoco se mantuvo rigurosamente y con frecuencia se publicaban números dobles”.

Del minucioso estudio realizado por Márquez Rodríguez se desprende que los colaboradores de la publicación siempre fueron mayoritariamente nacionales notándose un incremento de esa tendencia en el tiempo, “lo cual no debe imputarse a cambios en la orientación de la revista en este aspecto, sino más bien a las dificultades de comunicación de nuestro país con otros países, que a veces alcanzan límites de verdadero aislamiento”. En cuanto a las materias tratadas, aunque, como se dijo, desde un principio se buscó dar cabida a temas variados, el hecho de que la publicación se definiera de inicio como “Revista de literatura e ideas” marcó siempre el predominio de asuntos literarios por sobre los demás, acentuándose a lo largo de las tres etapas. Ellos serán seguidos por los relativos a las ciencias sociales, las artes y el teatro, pasando la filosofía, la religión, el cine o las ciencias naturales a un tercer plano.
Zona Franca y en particular en los números 14 y 16 de la segunda época (agosto-diciembre de 1972) jugó un papel relevante en el debate que se desarrolló en torno al boom de la literatura latinoamericana sus orígenes, el motivo y polémica desatados alrededor de su denominación y la manera como era asumido por sus protagonistas quienes tuvieron relevante presencia en sus páginas.
También contó con la presencia en sus páginas de nombres muy valiosos de la intelectualidad venezolana, hispanoamericana y de otros países distinguiéndose por su apertura hacia los jóvenes. Larga es la lista de figuras nacionales e internacionales que desfilaron por sus páginas bien como colaboradores, bien como objeto de comentarios y estudios críticos la cual Márquez Rodríguez ofrece con minucioso detalle y que aquí a riesgo de dejar por fuera a alguien no repetiremos.

Como todo proyecto editorial venezolano e hispanoamericano, Zona Franca tropezó con recurrentes problemas de financiamiento que la llevaron después de veinte años a su desaparición. “Durante un buen tiempo la revista tuvo el apoyo financiero de un organismo oficial venezolano, una especie de subsidio a cambio del cual se le entregaban trescientos ejemplares de la revista, que ellos distribuían dentro y fuera del país. Esto permitió durante ese tiempo resolver, en parte, dos problemas esenciales, como son el del financiamiento y el de la distribución, que tradicionalmente han sido los principales inconvenientes con que han tropezado las publicaciones de este tipo en nuestros países. Más tarde esta ayuda oficial le fue suprimida, pero la revista pudo subsistir gracias a que también tuvo alguna ayuda financiera privada, mediante publicidad pagada por importantes empresas venezolanas, aunque no en la magnitud deseable. A medida que los costos de producción fueron aumentando, mientras que la publicidad se mantenía estancada o aumentaba en una proporción mucho menor, la revista se vio en dificultades crecientes, que a la larga determinaron su desaparición, después de haber cumplido una extraordinaria labor cultural”.
Julio Miranda en “Panorama de las revistas culturales venezolanas, 1970-1990”, texto aparecido en el mismo número ya citado de Cahiers du CRICCAL, apunta de forma crítica sobre la desaparición de Zona Franca y otras revistas culturales que “murieron de asfixia monetaria pero yo pienso que, además, y quizás sobre todo, de asfixia ‘espiritual’. No fueron capaces de producir un proceso cultural de alguna manera identificable o destacable; tampoco, de acompañar, reflejar, sostener a uno inexistente. Se hicieron intercambiables -aunque no hubiera muchas más- y, al cabo, prescindibles. Creo que cuando no hay cierto grado de expectativa ante cada nuevo número de una revista, ella está -de hecho- muerta”. Reflexión que, pensamos, merece ser tomada en cuenta.
ACA
Procedencia de las imágenes
2. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad
3. https://www.todocoleccion.net/libros-segunda-mano/zona-franca-revista-literatura-e-ideas-ano-i-n-s-21y-22-julio-1965~x128905199, https://www.facebook.com/abisinia.review/?locale=ms_MY, https://www.amazon.com/-/es/Juan-Liscano/dp/B001T0LITW y https://www.todocoleccion.net/coleccionismo-revistas-periodicos/revista-zona-franca-n-49-racover-evtuchengo-lerner-glantz-ed-1967~x407320994
5. https://www.iberlibro.com/revistas-y-publicaciones/Zona-Franca-III-Epoca-A%C3%B1o-N%C2%B029/30329349374/bd y https://www.abebooks.com/magazines-periodicals/Zona-Franca-III-Epoca-A%C3%B1o-N%C2%B03233/30329351006/bd

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Arquitectura
No. 386
Concursos
Javier García-Germán & Alejandro Valdivieso (eds.)
Stan Allen & Luis Rojo/COAM
Octubre 2023
Edición bilingüe
Nota de los editores
Este proyecto editorial pretende reflexionar sobre las grandes transformaciones demográficas, económicas y ecológicas que se producirán en Madrid hasta el año 2050, aspirando a proponer los cambios que la profesión requiere para dar una respuesta eficaz a los retos que plantea el futuro Madrid. El proyecto pretende no sólo anticipar las estrategias territoriales, urbanas y arquitectónicas que serán necesarias, sino también reflexionar sobre la estructura y competencias de la profesión, así como sobre el marco institucional que necesita. Trabajando sobre los ejes de la Nueva Bauhaus europea, la propuesta «The Future Madrid» propone desarrollar seis áreas temáticas que reflexionen sobre la ciudad desde la perspectiva del territorio, el clima, la inclusión, el cuerpo, la belleza y la práctica. Cada uno de estos números temáticos será coeditado por dos arquitectos de reconocido prestigio, uno madrileño y otro internacional. Estos debates internacionales tendrán raíces locales a través de proyectos y obras que ejemplifican estas dinámicas globales a través del prisma de la Comunidad de Madrid. Cada número temático contendrá aquellos concursos, proyectos, obras y otras iniciativas madrileñas que mejor muestren los temas en discusión, haciendo que marco teórico y práctica vayan de la mano.
Con aportes de: Iñaki Ábalos, Stan Allen, Burr Studio, Javier García-Germán, Fernando Maniá, Imagen Subliminal, Eduardo Prieto, Carlos Riaño, Luis Rojo, Alejandro Valdivieso, Toni Calleñas, Santiago Gómez, Javier Martínez, Silvia Muñoz y Enrique Villamuelas.
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BOLETÍN 60
Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat
Edición julio-septiembre 2023
Link para hacer la descarga
Haz clic para acceder a BOLETIN_60_ANIH.pdf
Contiene, entre otros:
El texto “Diseñando la ciudad moderna: unidades vecinales en la metrópoli. El caso de Caracas y la urbanización La California” de Lorenzo González Casas, leído como parte de su incorporación a la Academia como Miembro Correspondiente por el Distrito Capital.
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