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GRATA NOTICIA

Dos revistas venezolanas seleccionadas para formar parte de la muestra “El papel del diseño. Revistas iberoamericanas del siglo XX al XXI”

El pasado miércoles 20 de noviembre, en el marco de la novena edición de la Bienal Iberoamericana de Diseño 2024, inaugurada en Madrid el 8 de octubre, se abrió la exposición “El papel del diseño. Revistas iberoamericanas del siglo XX al XXI”, comisariada por Iván Cortés (cofundador de la Revista Proyectodiseño -COL-) y Marcelo Leslabay (cofundador de la revista Experimenta -ESP-), y organizada por el Museo Nacional de Artes Decorativas, la Fundación Diseño Madrid (DIMAD) y la Fundación Lápiz de Acero.

La muestra que contó con la participación de un Comité Científico compuesto por representantes de diversos países iberoamericanos, que han trabajado en la consolidación de la investigación que sirve de fundamento a la exposición, versa sobre la función que han desempeñado las revistas que han circulado en Iberoamérica durante los siglos XX y XXI en la dinámica del diseño regional.

En consecuencia, incluye publicaciones cuyos contenidos pertenecen al área del diseño gráfico, industrial o de mobiliario, impresas en papel, que o se comercializaban o se comercializan actualmente en el mercado iberoamericano con una periodicidad establecida. Además, para reforzar el contexto histórico al que alude la exposición, también se exhibirán objetos icónicos del diseño internacional que fueron ampliamente difundidos por las revistas de diseño.

La exposición, que surge como un aporte en el camino de hacer visible la historia del diseño iberoamericano a través de las revistas y en ofrecer un homenaje a todos quienes generosamente han entregado su tiempo, reflexión y pericia a la edición, nos acerca, por tanto, a una selección de revistas publicadas en diferentes países a lo largo del siglo XX y principios del siglo XXI, presentadas dentro del contexto de tres secuencias cronológicas vinculadas a los eventos más destacados del diseño de la región en este período. La iniciativa forma parte de un proyecto abierto, colaborativo y en continua actualización, centrado en la investigación y difusión de la historia del diseño iberoamericano.

Pues bien, dentro de este importante marco, el Comité Científico de la exposición por Venezuela, seleccionó las revistas ESPACIO y Logotipos.

ESPACIO, creada por Henrique Vera (arquitecto venezolano) y Hans Hirsch (librero nacido y formado en Alemania) circuló el año 1988 y de ella, lamentablemente, sólo aparecieron 4 números.  Dedicada a la arquitectura, el diseño interior, el diseño industrial, el diseño gráfico y la fotografía, ESPACIO contó con 60 páginas promedio en papel glasé diagramadas por Jacqueline Cherouvrier, y el acompañamiento de un encartado de 24 páginas adicionales (denominado Espacio/Suplementario), en papel periódico e impresión ágil, que bajo el diseño de Martha Sanabria (autora también del logo de la publicación), incorporaba un dinamismo informativo que la producción de la revista limitaba. Ambos, revista y suplemento, venían incorporados en un elegante estuche de cartón. Editorial Arte fue la imprenta seleccionada.

Por su parte, Logotipos fue una publicación bimestral impresa que circuló entre 2000 y 2008 y que tuvo gran significación para el gremio del diseño debido a su nivel de excelencia formal y de contenido. Estuvo presidida por Carlos Alberto López y contó con la coordinación general de Marco Antonio Páez y la dirección editorial de Humberto Valdivieso. El departamento de arte contó con la dirección de Ricardo Rojas Aguado y en la asistencia Norjonep Martínez y Ronald Cuadra en los primeros números. El tiraje inicial fue de 4.000 ejemplares impreso en Soluciones Gráficas, contando con la medida de 31cm alto por 21 cm de ancho y 80 páginas incluyendo portada y contraportada en glasé laminado satinado en su primer año de edición que luego cambio a la medida de 30 de alto x 22 de ancho a partir del año VI de la publicación en 2006. Sus secciones cubrían aspectos relacionado con el mundo del comic, la ilustración, sistemas de impresión, diseño industrial, diseño gráfico y otros temas afines de actualidad que se distribuían en las páginas patrocinadas con una buena cantidad de anunciantes.

En virtud del contexto en el que se lleva a cabo la muestra y alto nivel que acompañó su curaduría es un verdadero privilegio estar presentes en Madrid tan bien representados por dos publicaciones de altísima calidad que han trascendido su tiempo.

“El papel del diseño. Revistas iberoamericanas del siglo XX al XXI”, cuya identidad gráfica ha estado a cargo de A Little Too Much y el diseño expositivo a cargo de MARIANO – Estudio de Diseño, estará abierta en hasta el 2 de enero de 2025 en los espacios del Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD), c/Montalbán 12, Madrid.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 89

En Venezuela, las publicaciones periódicas sobre arquitectura, salvo contadísimas excepciones, han tenido corta vida. Si nos centramos en aquellas producto de la iniciativa privada el balance es todavía más desalentador. Sin embargo, la necesidad de llenar el nicho ocupado por todo lo relacionado con el espacio construido ha sido y seguirá siendo en nuestro país no sólo una necesidad sino un territorio donde se puede soñar con alcanzar, además de la continuidad esquiva y el beneficio económico, la calidad y el cuidado en el producto que se ofrezca tanto en presentación como en contenido.

Con todo ello en mente, Henrique Vera (arquitecto venezolano) y Hans Hirsch (librero nacido y formado en Alemania), ambos con una dilatada experiencia en las lides editoriales (el uno dirigiendo por años el Centro de Información y Documentación -CID- de la FAU UCV y el otro vinculado al mundo de las publicaciones periódicas a través de SUSCRIVEN y a la librería del Ateneo de Caracas), deciden asociarse para concebir un ambicioso proyecto que además de aspirar a recoger lo más actual sobre arquitectura, urbanismo, paisajismo, diseño interior, diseño gráfico, historia e investigación en arquitectura y restauración arquitectónica, buscaba convertirse en referencia y expandir su alcance hacia ámbitos afines a su centro de atención: el mundo inmobiliario y la industria de la construcción.

Incubado el proyecto en 1982 no es sino en 1987 que empieza a tomar cuerpo la idea de producir una publicación periódica sobre arquitectura de circulación nacional, pasando a ser fundamental la manera como se caracterizaría y el poner en marcha un cuidadoso plan donde la mayor cantidad de variables que pudiesen garantizar su éxito y continuidad estuviesen cubiertas: formato, tipo de papel, especificaciones sobre la encuadernación, secciones a contener, publicidad limitada a las primeras y últimas páginas, textos solicitados y pagados de acuerdo a tarifas establecidas a nivel nacional, corresponsalías en el extranjero, dibujos de trazado limpio (que permitieran su reducción de tamaño sin perder nitidez, a escala pero sin cotas) de planos de las obras a reseñar contratados a dibujantes de arquitectura entre los que aparecería una axonometría del proyecto central de cada número y fotografías encargadas a profesionales jóvenes que hubiesen incursionado en el mundo de la arquitectura.

Dentro de este marco de referencia, en marzo de 1988 aparece Espacio, con una apretada periodicidad bimestral, no sin antes haber realizado un simulacro de edición, que permitió medir los tiempos de cada etapa involucrada y con ello: fijar el contenido del número, precisar los artículos deseados y a quienes se encargaría escribirlos, prever las fotos que de forma idónea respaldarían los textos, estimar el tiempo para dibujar los planos y fotografiar obras, así como considerar el lapso para diagramar, la recepción de las páginas de publicidad de manos de las agencias anunciantes, el tiempo para realizar la separación de colores de las fotos, impresión, reparto a los puntos de venta y envío a los suscriptores, todo lo cual arrojaba un período de aproximadamente 4 meses en función del personal con que se disponía. Lo anterior obligaba a asumir, con el objetivo de garantizar la periodicidad, el compromiso de ir elaborando simultáneamente un serie de números y de contar con una sincronización tal que contemplara los imponderables que pudiesen surgir cercanos a la fecha de cierre de cada uno.

La salida del primer número de Espacio (cuya portada engalana la postal del día de hoy) se convirtió casi de inmediato en un suceso editorial. Sus 60 páginas en papel glasé, diagramadas por Jacqueline Cherouvrier, contaron con el acompañamiento de un encartado de 24 páginas adicionales (denominado Espacio/Suplementario), en papel periódico e impresión ágil, que bajo el diseño de Martha Sanabria (autora también del logo de la publicación), incorporaba un dinamismo informativo que la producción de la revista limitaba. Ambos, revista y suplemento, venían incorporados en un elegante estuche de cartón (inspirado en la hermosa revista de arte italiana de Franco María Ricci) que permitía, además, incluir publicidad suelta y facilitaba el envío a los suscriptores y su venta en kioskos y librerías.

Editorial Arte sería la imprenta seleccionada. Ricardo Armas, Ricar-2 (Ricardo Gómez Pérez y Ricardo Jiménez) junto a Juan Carlos Oropeza se encargarían de las fotografías, Luis Rivas de los dibujos arquitectónicos y Gaetano Zapulla de las delicadas e impecables axonometrías de los proyectos centrales.
Espacio, contó con la colaboración de un número importante de profesionales y académicos para la redacción de los textos, labores de corresponsalía y facilitación de información. La lista es larga y prescindiremos de la consabida enumeración para no caer en injustas omisiones.

Henrique Vera, verdadero motor de la Sociedad Editora Latinoamericana, C.A, empresa que logró que Espacio alzara vuelo, confiesa que tras una conversación con Guillermo Betancourt, en aquel momento Vice-Presidente de Ars Publicidad, quien asesoró el lanzamiento del proyecto y también se hizo miembro del equipo editor, éste “recomendó aceptar no solo páginas completas de publicidad, sino medias páginas e incluso un cuarto”, a sabiendas que sólo con el aporte de los suscriptores ninguna revista de este tipo es capaz de mantenerse. Pero fundamentalmente insistió en que “la temática fijada para la revista, en ese momento, no era del todo muy popular por lo que recomendaba aceptar publicidad de licores, cigarrillos y lo que viniera”.  Los consejos  y advertencias de Betancourt fueron asumidos a medias por los editores sin que hasta hoy sepamos si fue por ello, o más bien por la reticencia de los anunciantes del sector construcción (acostumbrados a obtener ganancias sin invertir o arriesgar en un “producto nuevo”) o por el haber transitado una etapa en la que el país vio devaluar su moneda por primera vez a pasos agigantados (con el consabido encarecimiento de los costos de producción), lo que condenó a Espacio a aparecer tan sólo en cuatro ocasiones, más allá de que se habían adelantado la preparación de hasta dos números adicionales. No obstante su corta vida, Espacio ha quedado como una verdadera lección que futuros editores nacionales ha sabido tomar muy en cuenta y como ejemplo que lo que una revista de arquitectura “debe ser”: calidad de contenido, impecable diagramación, elevado nivel visual y valor agregado que puede aportar la propaganda seleccionada.

ACA