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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 385

La revista Zona Franca, tal y como lo afirma el reconocido escritor, abogado, ensayista y profesor Alexis Márquez Rodríguez (1931-2015), “es una de las publicaciones culturales más importantes que hemos tenido en Venezuela”. Apareció en la primera quincena de septiembre de 1964 en medio de un país en pugna con su sistema de gobierno y en una época signada por la violencia política como principal elemento de la vida cotidiana.

No estaría de más recordar, siguiendo a Márquez Rodríguez a través de su artículo “La Revista Zona Franca (1964-1984)” publicado en Cahiers du CRICCAL, n°15-16, 1996 dedicado a “Le discours culturel dans les revues latino-américaines, 1970-1990” (https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_1996_num_15_1_1194), que “durante ese periodo, que abarca casi la totalidad de la década, se produce la insurgencia armada de los sectores de izquierda radical, con predominio de las tendencias marxistas-leninistas, aunque con la presencia de otras corrientes ideológicas dentro del común denominador del izquierdismo. El triunfo de la Revolución cubana en 1959 produjo en todo el continente latinoamericano un auge vigoroso del movimiento popular, capitalizado por los ya mencionados sectores de izquierda. (…) En esos momentos el movimiento intelectual de los sectores izquierdistas gozaba en Venezuela, como en el resto del continente, del mismo prestigio del sector propiamente político y guerrillero, incrementado precisamente por el triunfo de la revolución y las primeras ejecutorias del gobierno revolucionario en Cuba”.

1. Testimonios de la presencia de la lucha armada en Venezuela a comienzos de los años 1960, contexto en el que nace la revista Zona Franca.

En medio de tales circunstancias, conscientes de una situación en la que la intelectualidad marxista copaba los medios de expresión y poseía algunos de ellos, un grupo de intelectuales que había actuado en la resistencia contra la dictadura perezjimenista, comienza a manifestarse con lo que acontecía, pese a su aislamiento y desde posiciones de izquierda no marxista, mostrándose frontalmente opuestos a la insurgencia armada adoptando una actitud cautelosa, cuando no abiertamente contraria, ante la Revolución cubana, su radicalización y manejo cuestionable que evidenciaba del problema de los derechos humanos.

Es así como “el sector intelectual no marxista que se consideraba de izquierda más o menos moderada, o en todo caso progresistas” toma la iniciativa de crear “un medio de expresión que les permitiese, no solo combatir al sector ideológicamente opuesto, sino más bien expresar sus propias opiniones, tanto en el aspecto literario propiamente dicho, como en los demás órdenes de la cultura”, lo cual marca el nacimiento de la revista Zona Franca.

Ideada por Juan Liscano (1915-2001) prestigioso poeta, ensayista, periodista de opinión, experto en investigaciones folklóricas, y uno de los intelectuales venezolanos más destacados y respetados, quien asumiría la dirección durante los 20 años (1964-1984) que duró la experiencia, Zona Franca buscaría desde el primer momento mostrar una orientación bastante amplia y variada en cuanto al contenido temático de sus materiales.

2. Izquierda: Juan Liscano (1931-2015). Derecha arriba: Guillermo Sucre (1933-2021). Derecha abajo: Luis García Morales (1929-2015).

Liscano, consecuente luchador contra la dictadura perezjimenista, lo que le valió vivir muchos años en el exilio, se encontraba (sin ser militante) en aquellos años muy vinculado al partido de orientación social-demócrata Acción Democrática. De allí que se vea acompañado en la fundación de la revista por dos jóvenes militantes de esa agrupación política pero mayormente identificados como intelectuales: Guillermo Sucre, poeta, crítico literario y profesor universitario de prestigio; y Luis García Morales, poeta igualmente conocido en el medio venezolano. Ambos figuraban como integrantes del equipo de trabajo, bajo la escueta mención de «Redacción». Más adelante Sucre y García Morales dejaron de aparecer y fueron figurando entre sus redactores, en forma sucesiva, Baica Dávalos, Alejandro Oliveros, Julio E. Miranda y Oscar Rodríguez Ortiz, entre otros. Quien sí se mantuvo siempre como director fue Juan Liscano tal y como habíamos mencionado.

Del primer editorial y como complemento a lo ya señalado hasta aquí rescatamos, para refirmar la línea que se buscaba seguir, lo siguiente: “En un mundo amenazado por la posibilidad de su propio suicidio, hacia el cual le impelen los extremos dogmáticos que hacen presa de la inteligencia y la obnubilan, el frenesí que sienten algunos por poseer y asumir toda la justicia en contra de otros, formamos parte de quienes ponen en duda esos vértigos de absoluto, esas intolerancias de inquisidor, en suma, esa pasión ancestral que mezcla lo utilitario con lo ideológico dirigida a eliminar al adversario sin formula de juicio. […] Pensamos que el arte constituye una forma de liberación, que las posibilidades del espíritu están aún intactas, que la persona humana debe ser respetada y exaltada, que sin garantía de discrepancia no existe voluntad de convivencia y que es preferible la duda lúcida al ciego afán cesáreo de imponer alguna fe. […] Los propósitos de esta publicación son más bien afirmativos. Nos atraen más que la negación: el sentido creador, la propensión a construir, el esfuerzo por conciliar las motivaciones, los símbolos, las naturalezas del hombre. Debido a estas finalidades no quisimos limitar nuestra publicación a una dimensión puramente estética, sino abrirla hacia otras perspectivas, como las sociológicas, sicológicas, parasicológicas, científicas, que traduzcan la tentativa del pensamiento contemporáneo por entender su propio mundo, por escapar al sino de la destrucción”.

Márquez Rodríguez señalará que “el propio Liscano reconoce que Zona Franca nació con un propósito claramente ideológico, y permaneció dentro de esa línea durante mucho tiempo. Sin embargo, tal orientación ideológica se mantuvo siempre dentro del terreno de las ideas, rehuyendo en todo momento la confrontación directa, la diatriba y la polémica que no estuviese enmarcada estrictamente en los límites de la confrontación doctrinaria”. Ello le valió para “convertirse, de manera clara, sobre todo al final de la primera etapa, en una revista abierta a todos los jóvenes de América Latina, cualquiera que fuese su posición ideológica o política. Ese fue uno de los factores que más contribuyeron a darla a conocer y a ganar prestigio dentro y fuera del país”.

3. Cuatro ejemplares de la primera época (1964 a 1969) de Zona Franca.

Siempre con el apoyo de Márquez Rodríguez podemos transmitir que “de Zona Franca se publicaron en total 126 números; pero no en forma continua, pues por diversas razones, especialmente de carácter económico, la vida de la revista se desarrolló en tres épocas. La primera época fue de 1964 a 1969, y abarcó 66 números. La segunda época se extendió de 1970 a 1973, con 22 números. La tercera y última abarcó de 1977 a 1984, y tuvo 36 números”.

Durante su primera época, Zona Franca tuvo un formato de medio pliego (30×43 cm) -conocido como tabloide en la terminología periodística-, con un total de dieciséis páginas. “Más tarde cambió morfológicamente por un formato más pequeño de un cuarto recortado (22×28 cm), con 64 páginas. Este formato se mantuvo en las dos épocas subsiguientes, aunque variando el número de páginas, que eventualmente subía o bajaba, casi siempre manteniéndose entre sesenta y cuatro y ochenta páginas. Igualmente, cambió la frecuencia de su aparición, pues al principio tuvo una periodicidad quincenal y en las siguientes épocas pasó a ser mensual, primero, y luego bimensual. Sin embargo, tal periodicidad tampoco se mantuvo rigurosamente y con frecuencia se publicaban números dobles”.

4. Algunos ejemplares de la tercera época (1977 a 1984) de Zona Franca.

Del minucioso estudio realizado por Márquez Rodríguez se desprende que los colaboradores de la publicación siempre fueron mayoritariamente nacionales notándose un incremento de esa tendencia en el tiempo, “lo cual no debe imputarse a cambios en la orientación de la revista en este aspecto, sino más bien a las dificultades de comunicación de nuestro país con otros países, que a veces alcanzan límites de verdadero aislamiento”. En cuanto a las materias tratadas, aunque, como se dijo, desde un principio se buscó dar cabida a temas variados, el hecho de que la publicación se definiera de inicio como “Revista de literatura e ideas” marcó siempre el predominio de asuntos literarios por sobre los demás, acentuándose a lo largo de las tres etapas. Ellos serán seguidos por los relativos a las ciencias sociales, las artes y el teatro, pasando la filosofía, la religión, el cine o las ciencias naturales a un tercer plano.

Zona Franca y en particular en los números 14 y 16 de la segunda época (agosto-diciembre de 1972) jugó un papel relevante en el debate que se desarrolló en torno al boom de la literatura latinoamericana sus orígenes, el motivo y polémica desatados alrededor de su denominación y la manera como era asumido por sus protagonistas quienes tuvieron relevante presencia en sus páginas.

También contó con la presencia en sus páginas de nombres muy valiosos de la intelectualidad venezolana, hispanoamericana y de otros países distinguiéndose por su apertura hacia los jóvenes. Larga es la lista de figuras nacionales e internacionales que desfilaron por sus páginas bien como colaboradores, bien como objeto de comentarios y estudios críticos la cual Márquez Rodríguez ofrece con minucioso detalle y que aquí a riesgo de dejar por fuera a alguien no repetiremos.

5. Dos ejemplares de la tercera época (1977 a 1984) de Zona Franca.

Como todo proyecto editorial venezolano e hispanoamericano, Zona Franca tropezó con recurrentes problemas de financiamiento que la llevaron después de veinte años a su desaparición. “Durante un buen tiempo la revista tuvo el apoyo financiero de un organismo oficial venezolano, una especie de subsidio a cambio del cual se le entregaban trescientos ejemplares de la revista, que ellos distribuían dentro y fuera del país. Esto permitió durante ese tiempo resolver, en parte, dos problemas esenciales, como son el del financiamiento y el de la distribución, que tradicionalmente han sido los principales inconvenientes con que han tropezado las publicaciones de este tipo en nuestros países. Más tarde esta ayuda oficial le fue suprimida, pero la revista pudo subsistir gracias a que también tuvo alguna ayuda financiera privada, mediante publicidad pagada por importantes empresas venezolanas, aunque no en la magnitud deseable. A medida que los costos de producción fueron aumentando, mientras que la publicidad se mantenía estancada o aumentaba en una proporción mucho menor, la revista se vio en dificultades crecientes, que a la larga determinaron su desaparición, después de haber cumplido una extraordinaria labor cultural”.

Julio Miranda en “Panorama de las revistas culturales venezolanas, 1970-1990”, texto aparecido en el mismo número ya citado de Cahiers du CRICCAL, apunta de forma crítica sobre la desaparición de Zona Franca y otras revistas culturales que “murieron de asfixia monetaria pero yo pienso que, además, y quizás sobre todo, de asfixia ‘espiritual’. No fueron capaces de producir un proceso cultural de alguna manera identificable o destacable; tampoco, de acompañar, reflejar, sostener a uno inexistente. Se hicieron intercambiables -aunque no hubiera muchas más- y, al cabo, prescindibles. Creo que cuando no hay cierto grado de expectativa ante cada nuevo número de una revista, ella está -de hecho- muerta”. Reflexión que, pensamos, merece ser tomada en cuenta.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. https://www.iberlibro.com/revistas-y-publicaciones/Zona-Franca-Revista-Literatura-Juan-Liscano/30746048906/bd

  1. https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/politica/plomazon-de-el-portenazo-retumba-60-anos-despues/ y https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-47263573

2. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3. https://www.todocoleccion.net/libros-segunda-mano/zona-franca-revista-literatura-e-ideas-ano-i-n-s-21y-22-julio-1965~x128905199, https://www.facebook.com/abisinia.review/?locale=ms_MY, https://www.amazon.com/-/es/Juan-Liscano/dp/B001T0LITW y https://www.todocoleccion.net/coleccionismo-revistas-periodicos/revista-zona-franca-n-49-racover-evtuchengo-lerner-glantz-ed-1967~x407320994

4. https://articulo.mercadolibre.com.ve/MLV-555918636-revistas-antiguas-zona-franca-caribana-folios-otros-_JM#position=1&search_layout=stack&type=item&tracking_id=57ab5932-4a6c-4eb7-8c10-2491a02c9fe7

5. https://www.iberlibro.com/revistas-y-publicaciones/Zona-Franca-III-Epoca-A%C3%B1o-N%C2%B029/30329349374/bd y https://www.abebooks.com/magazines-periodicals/Zona-Franca-III-Epoca-A%C3%B1o-N%C2%B03233/30329351006/bd

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 377

La Revista Nacional de Cultura, la publicación periódica más longeva de nuestro país, ve la luz en noviembre de 1938 bajo la dirección del escritor, diplomático y académico Mariano Picón Salas (1901-1965), su fundador, con la firme intención de apuntalar los dos aspectos que su denominación recoge: lo nacional y lo cultural.

A escasos tres años de la muerte de Juan Vicente Gómez y en medio de un período donde lo político, puesto en cuarentena durante una larga dictadura de 27 años, copaba la escena, el editorial de su primer número hacía hincapié en la utilidad de una labor de reflexión bajo la convicción de sus promotores de que conocer más y mejor la tierra y el hombre venezolano eran indispensables para emprender cualquier empresa de transformación y progreso. Venezuela, como ya había expresado el propio Picón Salas, entraba al siglo XX con treinta y tantos años de retardo y anhelaba superar el largo tiempo perdido.

Se trataba, por tanto, de crear “un órgano de difusión libre del pensamiento, desde donde se pudiera adelantar esa búsqueda de lo venezolano, así como para servir de antena sensible a las corrientes culturales del Nuevo y el Viejo Mundo”, señalará Oscar Sambrano Urdaneta en la Introducción al importante tomo de índices de la Revista del número 1 al 150, en 1962.

1. Mariano Picón Salas (1901-1965)

El despertar de la conciencia civil, de las artes plásticas, las letras, la política y la sensibilidad nacional, transitaban en aquellos años “sin ninguna transición psíquica, de la modorra a la impaciencia”, diría Picón Salas en “Hace 25 años” texto publicado en el número 161 de la Revista dedicado a la celebración de su 25 aniversario (noviembre-diciembre, 1963). “En 1938 apenas comenzaban a formarse en Venezuela los equipos técnicos y expertos que ahora contribuyen a la planificación del Estado. Era preciso repicar y andar en la procesión. En los editoriales y en muchos artículos de la Revista Nacional de Cultura en sus primeros números, se guarda registro de la unánime preocupación nacional de entonces. Escribíamos sobre escuelas e inmigrantes, sobre humanización y aprovechamiento racional de nuestra abrumadora naturaleza. (…) Temas y tareas para grupos de técnicos. Pero era el momento, necesario y excitante, en que los escritores nos adelantábamos a abrir el camino de los especialistas”, expresará también Picón Salas en aquel artículo.

Iniciada su andadura bajo el auspicio del Ministerio de Educación Nacional de los aún denominados Estados Unidos de Venezuela, la Revista apareció en formato de 31 por 23 cms hasta el número 9 inclusive, mutando a 22,5 por 14 cms de allí en adelante. El cambio de año en su identificación lo marca el mes de noviembre ajustándose a la fecha de lanzamiento del primer número. El tiraje de aquellas primeras ediciones ha sido difícil de establecer, pero posteriormente fue incrementándose hasta sobrepasar los 15.000 ejemplares ya en los años 60. Su distribución siempre ha sido gratuita.

2. Tres de los números de la Revista Nacional de Cultura publicados bajo la dirección de Mariano Picón Salas cuando su periodicidad era mensual, siempre mostrando el Sumario en la portada. El 16 (derecha) sería el último editado por Picón.

En cuanto a su periodicidad, inicialmente fue mensual, manteniéndose así hasta el número 23 (octubre 1940) cuando pasará a ser bimensual, con leves alteraciones, hasta comienzos de 1979 (número 240). A partir de entonces saldrá cada tres meses hasta 2004 (nº 331), momento en el que entra en un período muy irregular que aún no ha sido superado. Basta señalar que desde 2004 hasta 2022 (18 años) cuando aparece el nº 347 (último del que tenemos noticias) se han publicado sólo 16 ejemplares.

El interés suscitado en sus comienzos por colaborar en su impulso se puede apreciar en el progresivo abultamiento de cada entrega de la Revista: si el número 1 partió con 41 páginas ya para el 11-12 que cierra su primer año (septiembre-octubre, 1939) contaba con 204. Entre los años 1960 y 1990 varias son las entregas que sobrepasan las 400 páginas.

Desde el inicio, la Revista Nacional de Cultura sirvió de tribuna para la aparición de diferentes géneros literarios que van desde la poesía, la narrativa y el ensayo al teatro pasando por la crítica. También dedicó buena parte de sus páginas a temas vinculados a la historia, la filosofía, la lingüística, la política, la antropología, la geografía, las artes plásticas y la biografía. Además, publicaba reseñas de revistas, anunciaba ciclos de conferencias, exposiciones, premios literarios y conciertos.

3. De izquierda a derecha: Luis Alfredo López Méndez (1901-1996), Marco Bontá (1889-1974) y Ramón Martín Durbán (1904-1968), importantes colaboradores en la calidad gráfica de la Revista Nacional de Cultura durante sus primeros años.

Sobre su primer número (cuya fresca portada engalana nuestra postal del día de hoy), Picón Salas comentará que se trató de “un trabajo artesano ya que para no abrumar de mayores gastos al Ministerio de Educación que la propiciaba, se imprimió en la imprentita de ensayo -para simple ejercicio de los alumnos- que había en la Escuela Técnica Industrial”. Y seguirá: “Lentamente aquel taller de prueba se iría ampliando y enriqueciendo de maquinaria gráfica. En las primeras entregas la revista no podía darse el lujo de pedir asistencia a las más elegantes prensas caraqueñas de la época, como la muy famosa ‘Litografía del Comercio’. El modestísimo presupuesto de impresión apenas alcanzaba al millar de bolívares. (…) Pero la aventura tipográfica que era la Revista en su comienzo, nos invitaba al placer de dibujarla y compaginarla, de inventarle tipos y viñetas. En aquellos trabajos nos acompañaron con su colaboración, destreza y consejos algunos artistas plásticos y dibujantes como López Méndez, Rafael Rivero y los chilenos Armando Lira y Marco Bontá. A la altura de 1939 o comienzos de 1940, hizo su aparición en Venezuela el insustituible Ramón Martín Durbán quien durante largos años y con suma generosidad, ha sido el magnífico ilustrador de la literatura venezolana; el que iluminó con la fina caligrafía de sus dibujos los libros de poetas y escritores”.

El índice de aquella primera aparición, clara muestra de los objetivos trazados que hemos mencionado, recoge el siguiente material: Ensayo:Papel de la cultura y misión del intelectual en el momento venezolano” de Ramón Díaz Sánchez; Ensayo: “Trayectoria del pensamiento venezolano” de Mariano Picón Salas; “Estampa venezolana: Tormenta a José Rafael Pocaterrra” de Ángel Miguel Queremel; “Investigaciones y alumnos en la escuela de Artes Plásticas”; Poesía-Literatura: “Para terminar con la poesía” de Pierre Reverdy; El relato venezolano: “Viva Santos Lobos” de Pedro Sotillo; Literatura: “Hacia un posible asilo de renunciación” de Luis Fernando Álvarez; Literatura: “Tu encuentro en la muerte de los colores” de José Ramón Heredia; Exploraciones: “Una Venezuela inmensa, lejana y desconocida. Por tierras de la alta Guayana. Diez minutos con el explorador Félix Cardona”; Historia: “Durante la colonia signos de vitalidad histórica” de Eloy G. González; Poesía-Literatura: “El Drama artístico de Andrés Bello: Ciclo de poesía venezolana” de Edoardo Crema; Crónica: “La provincia venezolana y sus poetas. Sergio Medina en el paisaje aragüeño”; Crónica-Artes Visuales: “Exposiciones de Pedro Centeno Vallenilla”; Crónica-Artes Visuales: “Exposición de Marco Bontá”.

Entre los factores que pudieron contribuir a la creación y éxito de la revista sería oportuno considerar el vacío cultural que dejó la desaparición en 1932 de Cultura venezolana, dirigida desde 1918 por Ángel Guruceaga, debiéndose añadir como contraparte que desde enero de 1935 circuló otra revista mensual titulada Cultura Nacional “revista literaria y científica” dirigida por José Manuel Núñez Ponte.

4. Dos importantes números de la Revista Nacional de Cultura de su etapa bimestral: el 150 (izquierda) que en enero-febrero de 1962 recogió todos los índices de la publicación desde el nº1; y el 161 (derecha) de noviembre-diciembre de 1963 cuando se cumplían 25 años de su creación.
5. Cuatro de los directores de la Revista Nacional de Cultura. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Juan Bautista Plaza (1898-1965) sep. 1944-feb. 1946; Ramón Díaz Sánchez (1903-1968) 1950-1952; Simón Alberto Consalvi (1927-2013) ene. 1967-mar. 1969; y Vicente Gerbasi (1913-1992) abr. 1971-nov. 1973.
6. De izquierda a derecha: Pedro Francisco Lizardo, Gustavo Pereira, Sael Ibáñez y Antonio Trujillo también directores en su momento de la Revista.

Picón Salas dirigiría la Revista hasta el número 16 (febrero-marzo de 1940). Le sucederían nombres de la talla de: José Nucete Sardi, Juan Bautista Plaza, José Manuel Siso Martínez,Elisa Elvira Zuloaga, Luis Alfredo López Méndez, Ramón Díaz Sánchez, Manuel F. Rugeles, Arturo Croce, José Luis Salcedo Bastardo, Simón Alberto Consalvi, Gloria Stolk y Vicente Gerbasi. Luego vendrán, entre otros, Manuel Felipe Rugeles, Pedro Francisco Lizardo, Carlos Noguera y Gustavo Pereira, y de la información que hemos podido recabar se pueden mencionar como directores de las últimas etapas a Sael Ibáñez y Antonio Trujillo.

7. Cambios producidos en el diseño de la portada de la Revista Nacional de Cultura
durante la segunda mitad del siglo XX.

Como ya adelantamos, con el transcurrir de los años la Revista no sólo presentó variaciones en su formato sino también en los criterios gráficos que regían la tipografía y la manera como se presentaba su nombre en la portada. Siempre se contó en el interior de sus páginas con la aportación de importantes artistas nacionales que ocasionalmente ocuparon la carátula. Su adscripción en el tiempo pasó de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación Nacional (1938-1949) a la Dirección de Cultura y Bellas Artes (1949-1964), continuando hacia el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes -INCIBA- (1965-1975) hasta el Consejo Nacional de la Cultura -CONAC- (1975-2005). A partir de entonces, cuando se detecta mayor irregularidad en su periodicidad, quedó a cargo del Ministerio del Poder Popular para la Cultura y se comenzó a editar con la colaboración de El Perro y la Rana, Monte Ávila Editores y Biblioteca Ayacucho.

8. La Revista Nacional de Cultura en lo que va del siglo XXI. A la derecha el último número que hemos podido ubicar (347) de abril de 2022.

Será en marzo de 1996 cuando con el patrocinio del CONAC, de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG), y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICIT), se daría inicio a la recuperación electrónica de la publicación. Seis años más tarde la prensa recogerá cómo “el 26 de enero de 2002, coincidiendo con el 101 aniversario del nacimiento de Don Mariano Picón Salas (…), la Fundación CELARG realizó la presentación de dos CD-ROM. El primero de ellos reproduce desde el Nº 1 (noviembre de 1938), hasta el Nº 50 (mayo – junio de 1945). El segundo contiene desde el Nº 51 (julio – agosto de 1945) hasta el Nº 100 (septiembre – octubre de 1953). Además de la reproducción total de los textos de los primeros 100 números, la Revista en su versión electrónica cuenta con los perfiles biográficos actualizados de 374 autores (dentro de un total de 574); unos veinte mil enlaces que contemplan ventanas emergentes de diverso tipo y función, y 1.676 ilustraciones”. En 2018 con motivo de la celebración de los 80 años de la Revista se retomó, con el apoyo de la Biblioteca Nacional, el proyecto de digitalización que abarcaría hasta el número 344 sin que sepamos si se concluyó. Testigo de excepción del acontecer cultural del país registrado en sus miles de páginas, el próximo mes de noviembre la Revista Nacional de Cultura cumplirá 85 años de creada. Esperamos que no sólo se celebre tan importante fecha, sino que se le brinde todo el apoyo necesario por mantener una continuidad que sin duda merece y la siga mostrando como ilustre excepción que confirma la regla que ha regido las publicaciones culturales del país.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. https://vueltaacasasrp.wixsite.com/vueltaa/revista-nacional-de-cultura

  1. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/picon_salas.htm

2, 4, 7 y 8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3. http://vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/L%C3%B3pez_M%C3%A9ndez,_Luis_Alfredo, https://elpensador.io/la-negritud-en-la-obra-artistica-de-marco-bonta-costa/ y https://connombreyapellidos.es/victima/durban-bielsa-ramon-martin/

5. https://www.facebook.com/efemeridesmusica/posts/2872355209447530/?locale=es_LA, https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/diaz_sanchez.htm, http://robodebronce.com/project/busto-de-simon-alberto-consalvi/ y https://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Gerbasi

6. https://avp6.wordpress.com/pedro-francisco-lizardo-%E2%80%A0/, https://www.poesi.as/Gustavo_Pereira.htm, https://www.eluniversal.com/entretenimiento/78267/muerte-de-sael-ibanez-deja-un-vacio-en-el-medio-literario-venezolano y https://poesiavzla.wordpress.com/2021/02/19/antonio-trujillo/

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 369

La revista Imagen, “Quincenario de Arte, Literatura e Información Cultural”, nace en la segunda quincena de mayo del año 1967, dos años después de que en 1965 la institucionalidad cultural lograse recuperarse gracias a la creación Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA), órgano que auspició su aparición y continuidad.

Estrechamente ligados la una y el otro, tal vez valga la pena recordar que el INCIBA tuvo como primer presidente a la poetisa Lucila Velásquez y que alrededor de la iniciativa que permitió su surgimiento estuvieron Mariano Picón Salas en su concepción, Simón Alberto Consalvi en acciones programáticas puntuales y Guillermo Sucre en las áreas del libro y la lectura.

1. Lucila Velásquez (1928-2009) primera presidente del INCIBA y logo de la institución.

Como bien señala Antonio López Ortega en el texto “Un siglo de cultura venezolana”, que recoge las palabras que pronunció como pregón de la Feria del Libro del Oeste de Caracas, FLOC UCAB 2022, publicado  en el portal Prodavinci el 3 de diciembre de 2022, “Muy inteligentemente, el INCIBA fue un ministerio sin serlo: agrupó todas las instituciones culturales públicas bajo su seno, les dio direccionamiento y propósito; evitó la burocratización; y tuvo presupuesto propio, sin depender de ninguna instancia superior. Cuando revisamos hacia 1965 el desarrollo de la institucionalidad cultural en América Latina, se hace difícil encontrar en algún país hermano una iniciativa tan moderna como el INCIBA; en este aspecto, íbamos a la vanguardia. En el marco de esta feria del libro, conviene recordar las dos grandes realizaciones que en ese campo tuvo esta naciente institución: la primera, inolvidable, fundar Monte Ávila Editores, la gran editorial pública venezolana; y la segunda, de no menor nivel, crear la revista Imagen que, como su nombre lo indica, fue durante varias décadas seguidas el espejo de la cultura venezolana”.

2. Guillermo Sucre (1933-2021) y Esdras Parra (1939-2004) primeros dos directores de la revista Imagen.

Con esa responsabilidad, Imagen comenzó a circular bajo la dirección del poeta, traductor y crítico Guillermo Sucre con el apoyo siempre incondicional de Esdras Parra en la jefatura de redacción, corriendo la diagramación a cargo de Karmele Laizaola. Se lanzó con un inconfundible formato de 41,5 x 28 cms (medio folio) y se producía en el edificio Gran Avenida, Plaza Venezuela, ya hoy desaparecido. Su nombre con la letra «G» destacada en su escritura se convirtió desde entonces en su sello de identidad.

Su primer número que abarcó del 15 al 30 de mayo de 1967, importante año en el que se conmemoraba el cuatricentenario de la fundación de Caracas, recogió en la portada dos dibujos del gran artista plástico norteamericano Alexander Calder de quien, en páginas interiores, bajo el título “Calder sobre Venezuela” (que también acompañó los dibujos de la portada), se reprodujeron fragmentos de su autobiografía publicada el año anterior. Como todos sabemos, Calder, “inventor del móvil y precursor de la escultura cinética”, contribuyó de manera notable en la experiencia de síntesis de las artes llevada a cabo por Carlos Raúl Villanueva en la Ciudad Universitaria de Caracas, realizando las “Nubes flotantes” combinación de arte y tecnología que hacen las veces de paneles acústicos en el interior del Aula Magna.

3. Editorial del nº 1 de la revista Imagen.

Con 24 páginas de valioso contenido y a un costo de Bs. 2,50, el nº1 de Imagen se inició con el texto “Presentación. Nuestro propósito”, editorial donde se exponían los objetivos del ambicioso compromiso que se emprendía desde el INCIBA, su perfil y sus características, de entre las que destaca la significativa escogencia del nombre. “La palabra IMAGEN da una noción bastante exacta de lo que queremos, del papel que aspiramos cumplir dentro del mundo cultural venezolano. Tarea, fundamentalmente, de diálogo y de comunicación de ideas; de expresión, de información crítica vivaz, de ponerse al día en todo cuanto al dominio de la Cultura ocurre o acontece en el mundo, no sólo en Venezuela, sino en toda América Latina donde hoy se experimenta una actividad artística extraordinaria hasta el punto que ya estamos mostrando mayoría de edad. Aunque esto resulte ambicioso, confesarlo abiertamente no indica sino nuestra disposición; al margen quedan las dificultades que puedan presentarse en el camino, sean materiales o de otro orden”.

Dicho lo anterior y luego de tomar conciencia del momento que transcurre, de la cercanía del fin de siglo y del avasallante avance de las innovaciones tecnológicas y sus implicaciones para con la actividad cultural y su divulgación, los editores señalan lo siguiente: “…queremos cumplir con IMAGEN una tarea de difusión, de comunicación, de información, de diálogo entendido en su mejor acepción. No existe en nuestro país un órgano con las características que quiere o aspira tener IMAGEN. Y el vacío que puede llenar es más que evidente. Un estudiante de artes plásticas, de música o de letras de Barcelona, Maracaibo o San Cristóbal, por ejemplo, no dispone de una información oportuna … sobre los hechos de Cultura (los hechos actuales), las ideas, los grandes libros, las grandes exposiciones pictóricas, los movimientos literarios o las más significativas experiencias o experimentaciones en las Artes o las Ciencias que se vienen llevando a cabo en América Latina. IMAGEN quiere ser, simplemente, la imagen y reflejo de todo esto”.

4. Páginas interiores del nº1 de la revista Imagen.

Para corroborar el reto asumido, el resto de aquel primer ejemplar lo ocuparon: “La versión inglesa de un poeta español. Rafael Alberti y sus imágenes” de Thomas Merton; “La sombre de tu sonrisa” de Jesús Alberto León”; “Lecturas de espacio y tiempo. Jorge Semprún: El largo Viaje” de Antonia Palacios; “Mateo Manaure. Suelos de mi tierra”; el suplemento nº 1 que, ocupando las páginas centrales (10-17), contenía el ensayo “La situación de la novela” de Julio Cortázar; tres páginas dedicadas a Jean-Luc Godard cuya filmografía había sido recientemente presentada en la Cinemateca Nacional, promoviéndose desde Imagen una polémica en la que participan Rodolfo Izaguirre (“Godard: La tenacidad de una confusión”), Roberto Guevara (“Godard: Un gusto amargo de libertad”) y Román Chalbaud (“Godard”); “Sábato. Una loca cabalgata” de Maurice Nadeau; “IV Bienal ‘Armando Reverón’” de Peran Erminy; “Araya. La sal de la tierra venezolana” de Georges Sadoul; Notas sobre “Araya” de Jean de Baroncelli y Pierre Billard; y las dos páginas finales dedicadas a noticias varias bajo el título de “Mesa redonda”, donde destaca la mención al avance del montaje del espectáculo audiovisual “Homenaje a Caracas” (que luego sería denominado como “Imagen de Caracas”) a ser inaugurado en julio con motivo de la celebración del cuatricentenario de la ciudad. El evento estuvo bajo la dirección artística de Jacobo Borges y se desarrolló dentro de un dispositivo ubicado en la avenida Bolívar a la altura de El Conde diseñado por Juan Pedro Posani.

5. Páginas interiores del nº1 de la revista Imagen.

Para el nº2 de la revista se ofrecía publicar un fragmento del libro Borges, el poeta “un interesante estudio de Guillermo Sucre sobre la poesía del escritor argentino que acaba de ser editado por la Universidad Autónoma de México”. Con esta segunda entrega los editores de Imagen empezaban a marcar claras distancias, por un lado, con los nacionalismos o el pintoresquismo literario, que todavía tenían tanta fuerza en Venezuela, y, por el otro, con el arte utilitario, que perdía su carácter crítico en favor de la recompensa o el éxito. Así, Guillermo Sucre consideró que Borges y la literatura que salió de él eran el ejemplo a seguir: El hecho concreto y significativo es que lo mejor de la literatura latinoamericana ha dado el salto: «ni realismo superficial, ni modelos o cánones del pasado, ni una mala conciencia de preocupación social. No por casualidad la obra de Jorge Luis Borges es la que ejerce influencia sobre los escritores de este continente», dirá Sucre.

6. Portadas de los números 6 y 19 de la primera etapa de Imagen.

En adelante, la concepción de la literatura que aparece en Imagen presentará un vínculo evidente con la que en ese mismo momento impulsaba la revista Mundo Nuevo en París, dirigida por Emir Rodríguez Monegal a quien Sucre conoció personalmente en agosto de 1967, con motivo de la celebración en Caracas del XIII Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana (IILI). También, Imagen dio cabida en sus páginas a los autores del boom, especialmente a Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa ya habiéndolo hecho en el primer número con Julio Cortázar.

En julio de 1968, Guillermo Sucre dejó su puesto de director de la revista en manos de Esdras Parra, quien hasta entonces había estado a cargo de editarla, y se fue a Estados Unidos, específicamente a la Universidad de Pittsburgh, para enseñar Literatura Hispanoamericana.

7. Colección de revistas Imagen correspondientes a su primera etapa.

El quincenario, dirigido primero por Sucre y luego por Parra entre 1967 y 1970, no dejó de aparecer con férrea puntualidad, dinámico diseño y gran rigor durante los más de 50 números (de 24 páginas cada uno) que constituyeron su primera etapa. En el lapso siguiente, bajo la dirección del poeta Félix Guzmán, la revista amplió su equipo de colaboradores y con ello creció en formato y páginas manteniendo por un tiempo la regularidad de su circulación quincenal, hasta que las condiciones que le habían dado origen desmejoraron notablemente, acompañadas de la entrada en crisis del hecho literario y del auge de la TV. Los menguados recursos por los que se luchaba desaparecieron, las deudas con las imprentas se abultaron y la revista comenzó a descontinuarse y variar su formato hasta desaparecer en 1977 habiendo alcanzado el número 99.

A partir de entonces Imagen sufrió una importante interrupción de siete años hasta noviembre de 1984 cuando es relanzada con periodicidad mensual desde el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC, ente que sucedió en 1975 al INCIBA), mostrando una nueva numeración comenzando con el nº 100-1, manteniendo su inconfundible formato de medio folio, papel bond y las mismas aspiraciones.

8. Algunos ejemplares de la segunda etapa de la revista Imagen bajo la dirección de Juan Calzadilla.

Con el número 100-1, comienzo de una nueva etapa, asumirá la dirección de Imagen el poeta Juan Calzadilla (acompañado una vez más por la siempre solidaria Esdras Parra y un Consejo de Redacción de lujo), imprimiéndole a la publicación carácter propio siempre dentro de la línea que desde 1967 se declaró. Calzadilla en la contraportada del nº 100-27 (febrero 1987) señalará cómo dentro de la misma tradición que identificó a la revista durante sus primeros diez años “… para los miembros del actual Consejo de Redacción es importante que se entienda la revista IMAGEN no sólo por lo que es y continuará siendo en adelante, sino también por lo que ha sido. (…) … (una) revista que por comprender el papel que le ha sido asignado, ha venido a representar la voz integradora y la plataforma que el dinámico presente está necesitando para el desarrollo de la cultura venezolana”.

Sin embargo, los tiempos cambian y si antes Imagen mostraba un sesgo marcadamente literario con vocación latinoamericanista, a partir de ahora se miraría más hacia el país y se daría cabida a otras disciplinas propias de la actividad creativa como es el caso del cine, las artes escénicas, la fotografía y la arquitectura con la intención firme de apoyarlas, fortalecerlas y ofrecerles un espacio para su divulgación.

Dentro de esta etapa en la que se producen cambios en el equipo encargado del diseño gráfico y en el consejo de redacción de la revista (con Calzadilla siempre a la cabeza) manteniéndose, sin embargo, el más alto nivel de los colaboradores que le daban vida a la publicación, vale la pena señalar los números 100-27 (febrero 1987), 100-39 (marzo 1988) y 100-47 (noviembre 1988) en los que se le abrió espacio a temas arquitectónicos.

9. Portadas de los números 100-27 (izquierda) y 100-47 (derecha) de Imagen.

El 100-27 recoge en la portada la celebración ese año de la VIII Bienal de Arquitectura y en su interior (página 39) el texto “La ciudad recobrada” de William Niño Araque, que luego con el mismo título formará parte de un extenso ensayo incorporado al catálogo del evento llevado a cabo entre febrero y marzo de 1987 en el Museo de Bellas Artes de Caracas. En el número 100-39 se publica en tres páginas una “Conversación con Fruto Vivas” sostenida entre el maestro venezolano (Premio Nacional de Arquitectura en 1987), Zuleiva Vivas y William Niño Araque. En el nº 100-47 se le rinde homenaje a Carlos Raúl Villanueva. Con una fotografía del Maestro en la portada, acompañada de un dibujo Kees Verkaik de los bloques de El Silencio procedente de la publicación “Arquitecturas de Villanueva (Cuadernos Lagoven, 1978, textos de Juan Pedro Posani y fotografías de Paolo Gasparini), Imagen mostrará entre las páginas 18 y 27 los textos “El Villanueva nuestro” de Oscar Tenreiro, “Síntesis de las artes” (fragmento) de Carlos Raúl Villanueva, “Villanueva y la invención del trópico” y “Villanueva: una lección de creatividad estética y humana” de Enrique Larrañaga, así como parte de “El testimonio de Margot Arismendi de Villanueva”.

10. Revista Imagen. 1997 Año 30 nº 4 (izquierda) y 1998  Año 31 nº1 (derecha).
11. Revista Imagen. 2001 Año 34 nº 2 (izquierda) y 2005  Año 38 nº2 (derecha).
12. Revista Imagen. Nº 1-2 Extraordinario, Nueva Época, marzo 2011 (izquierda), nº 6 Nueva Época, primer semestre, año 2014 (centro) y nº 7 Nueva Época, segundo semestre, año 2015 (derecha).

Tras sufrir nuevos problemas que impidieron su continuidad y que produjeron un claro desorden en su numeración, comenzando el siglo XXI Imagen vuelve a sufrir otra interrupción, siendo relanzada en marzo de 2011 desde el Ministerio del Poder Popular para la Cultura con un número extraordinario que abarcaba los ejemplares 1 y 2, marcando una “nueva época”, en cuyo editorial, escrito por su director Gabriel Jiménez Emán, se expresaba lo siguiente: “En un espacio de por lo menos cuatro décadas, Imagen dio cabida a lo mejor de las expresiones de la cultura, afianzándose como una publicación de vanguardia en América Latina (donde) un vasto conjunto de creadores dejaron su huella … durante la segunda mitad el siglo XX, hasta que en la hora actual tiene la posibilidad de retomar esa misión. En esta ocasión trazará un vínculo y establecerá un diálogo con el imaginario profundo de nuestros pueblos. (…) Hemos aceptado el reto de relanzar Imagen y abrir esta segunda década del siglo XXI desde una óptica necesariamente distinta, que incorpore los cambios que se efectúan en el seno de la cultura popular en medio de terreno abonado por un proyecto socialista, que toma la voluntad de un pueblo para emanciparse, para independizarse de las ideologías que lo ataban a esquemas culturales anquilosados y a formatos colonizadores y dependientes, para forjarse un presente con identidad propia y un futuro más esperanzador, en diálogo fértil con el pueblo creador y trabajador”.

Luego de este impetuoso arranque, en el que también se incorporaron retoques en la grafía del nombre de la publicación, sólo hemos podido rastrear la salida de hasta 7 números de Imagen (hasta noviembre de 2015), no existiendo una forma fácil de accederle. Desconocemos, por tanto, si continúa circulando.

Según López Ortega, Imagen como revista cultural “se abrió hacia la contemporaneidad del mundo y también nos trajo esa contemporaneidad a casa”. Y añade “no hubo en Venezuela durante la segunda mitad del siglo XX revista más importante y más influyente que Imagen: fue el espejo que nos devolvía el rostro que hoy tenemos”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal, 3, 4 y 5. https://icaa.mfah.org/s/es/item/1168300#?c=&m=&s=&cv=&xywh=-1451%2C83%2C4551%2C2550

  1. https://mariasolaeche.wordpress.com/2010/12/03/lucila-velasquez/ y https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:INCIBA_Logo.png

2. https://www.elnacional.com/papel-literario/guillermo-sucre-la-libertad-y-la-cordura/ y https://digopalabratxt.com/2016/11/06/5-ocho-poemas-de-esdras-parra-merida-1939-caracas-2004/

6. https://www.iberlibro.com/revistas-y-publicaciones/Revista-Imagen-Quincenario-Arte-Literatura-Informacion/30370178903/bd#&gid=1&pid=3

7. https://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-885713673-imagen-revista-arte-literatura-cultura-lote-47-nros-caracas-_JM

8, 9, 10 y 11. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

12. https://es.scribd.com/document/179679573/Revista-Imagen-1-y-2-Web, https://www.yumpu.com/es/document/view/50513438/imagen-revista-latinoamericana-de-cultura-n-6-primer-semestre-2014 y https://issuu.com/latintainvisibleeditores/docs/imagen_7_2015