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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 70

En 1897 la empresa Litografía y Tipografía del Comercio, publica el plano de “Caracas y situación de las parroquias foráneas”, realizado por el arquitecto e ingeniero Ricardo Razetti.  
Razetti, graduado en la Universidad Central de Venezuela en 1887, realizó más de 10 planos de Caracas entre 1897 y 1929, registrando en hermosos y detallados documentos gráficos el crecimiento y evolución de la ciudad. Tal y como señalan Iván González Viso y Federico Vegas en el ensayo introductorio del libro Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje titulado “Historia de Caracas a través de sus planos”, con sus dibujos “Razetti no solo representa lo que existe, también participa construyendo, urbanizando e introduciendo cambios en las ordenanzas recopiladas en las Leyes de Indias que habían mantenido su vigencia desde la Colonia”.
Esta lámina, de 50 x 40,5 cm., primera de la serie elaborada por Razetti, muestra por primera vez a la ciudad dibujada en dos escalas: en su contexto geográfico inmediato, tal y como se venía representando históricamente, mediante un plano a escala 1:10.000; y en un contexto más amplio, en la parte inferior derecha, a escala 1:200.000, a través de un mapa, que representa territorialmente la relación entre el denominado “Distrito Federal” y las “parroquias foráneas”.
Esta doble representación, de plano y mapa, no solo permite ver a la ciudad en si misma, sino contrastar su dimensión en relación a su área de influencia circundante, la distancia en relación al mar y a los pueblos de la periferia como Antímano, Macarao y Petare. Así mismo, evidencia sus accidentes geográficos, ríos, y vías de comunicación con las áreas que posteriormente pasaron a formar parte del área metropolitana de Caracas.
Razetti muestra a la capital como una ciudad próspera, incorporando perimetralmente en la composición del documento los principales comercios, dando también cuenta de una amplia y diversificada oferta de especialidades y servicios, lo que indica que seguramente mediante estos avisos se financió la ejecución e impresión del plano. Cabe destacar que cada anuncio publicitario (aparecen 158 locales organizados en 48 tipos de comercio) tiene su dirección física relacionada a la nomenclatura de calles que sigue el método de Cristóbal Rojas (norte, sur, este y oeste según parten en esa orientación desde la Plaza Bolívar), con numeración ascendente siguiendo los puntos cardinales, dejando los nombres de las esquinas en el plano como referencia de localización.
Pudiéramos asegurar que este plano, además, posee las cualidades de un plano turístico, por el énfasis que pone en explicar detalles de interés para el visitante de la ciudad. Se incluyen detalladamente los principales medios de transporte disponibles: ferrocarriles y trenes (que salen o llegan a Caracas hacia o desde Valencia, La Guaira, Petare, El Valle o El Cementerio), tranvías (señalando, líneas, estaciones y rumbo), y coches (de número y de lujo), acotando los puntos de embarque, itinerarios, precios y forma de adquirir los billetes. Así mismo, señala los sistemas disponibles para la transmisión de mensajes como el correo, telégrafo, cablegrama, y sus tarifas. Y, finalmente, se enumeran las jefaturas civiles, hospitales, cuarteles, templos, cementerios y estanques, así como espacios públicos, teatros, puentes y monumentos que incluyen unas 60 edificaciones notables y más de 20 espacios presentados como “Paseos”, calificativo que Razetti seguramente asociaba a una especie de red de espacios públicos y no a lugares aislados.
En su condición de ingeniero, Razetti acusa por primera vez en este plano topográfico el dibujo de las curvas de nivel, que van desde la cota 880 msnm., a la altura del río Guaire; hasta la cota 1.040 msnm., cercana al camino hacia la Guaira. Ello da cuenta de que Caracas crece sobre una superficie con una ligera pendiente en sentido de oeste a este, que salva una diferencia más pronunciada de 160 metros entre sus extremos norte (el Ávila) y sur (río Guaire).
La planta de algunos edificios comienza a dibujarse en el plano (el Capitolio, el Hospital Vargas, el Teatro Nacional) y de igual forma las infraestructuras urbanas, tales como los puentes, se representan evidenciando su sistema constructivo con una adecuada escala y longitud. Gracias a ello es posible ver como la ciudad se extiende mas allá de los límites geográficos mas inmediatos, traspasando las fronteras de la quebrada Anauco prolongando un brazo al este, (avenida Este 0) hacia la estación Santa Rosa del Ferrocarril Central, a través de puente Anauco; y hacia el sur por medio de nuevos dispositivos que salvan el río Guaire, (Puente Hierro, Puente Sucre y Puente Paraíso). Estos puentes permitirán, por un lado, el desarrollo del Ferrocarril de Sur hasta El Valle (Puente Hierro) y por el otro se enlazarán a la avenida Paraíso, permitiendo el surgimiento de la urbanización del mismo nombre y su conexión a la estación Palo Grande del Ferrocarril Venezuela.  Allí ya se observa, aislada, la primera “Villa” (Villa Trina), que instaura un nuevo modelo arquitectónico y urbano, abandonando el damero como sistema de expansión. La extensión de la ciudad por medio de puentes que interconectan las estaciones ferroviarias, permite presumir que su crecimiento estuvo íntimamente relacionado al interés de extender el sistema conformado por el Tranvía Bolívar y el Tranvía Caracas que posteriormente estarían a cargo de la Compañía Tranvías Eléctricos de Caracas.
Este plano es quizás la primera evidencia de la aparición de nuevos modelos urbanos definitivamente opuestos al modelo colonial, fenómeno que dejará de lado progresivamente el sistema de cuadras, calles, plazas y patios, con o sin variantes.

IGV

Procedencia de las imágenes

Postal. González Viso I.; Peña M.I.; Vegas F. Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 62

En 1874, durante el primer septenio de gobierno del general Antonio Guzmán Blanco (1870-1877), se realiza un censo que determina que la ciudad contaba con poco mas de 60.000 habitantes. Así, el plano que hoy ilustra nuestra postal, levantado por el Ingeniero francés Esteban Ricard, fue realizado con un doble propósito: servir al censo y estadística del Distrito Federal bajo la dirección del General Andrés A. Level; y evidenciar las principales transformaciones urbanísticas de la ciudad emprendidas por el mandatario para cambiar su fisonomía.
Ricard, ingeniero graduado en Paris, arriba a Venezuela a principios de 1870 para trabajar en tres grandes obras civiles del Gobierno de “El Ilustre Americano” vinculadas a la capital de la república: la construcción del ferrocarril Caracas-La Guaira (estudios del trazado), el plano del acueducto Guzmán Blanco y el proyecto del teatro Guzmán Blanco, hoy Teatro Municipal.
Según señala Federico Vegas en “Una ciudad en sus redes y en sus tramas”, en este plano “Caracas es presentada como la manifestación de una obra de gobierno, como el evento principalísimo de una política. Ya no se trata tan sólo de un episodio más de la historia urbana, estamos ante la consecuencia de una estrategia específica aplicada a una realidad concreta. Nótese que ya no se dibuja una trama ideal de cuadras uniformes, ahora se expresa una topografía fidedigna, una trama real de cuadras con formas y tamaños verdaderos. Caracas ya no es parte de aquella inmensa gramática colonial de dameros ideales, ahora la ciudad comenzará a buscar un estilo propio”.
Guzmán Blanco manifiesta su interés en la transformación de la modesta urbe, introduciendo cambios en lo urbano y en lo arquitectónico de clara influencia francesa a través de la construcción obras públicas impregnadas de un espíritu modernizador. La plaza Bolívar se convierte en un parque arbolado alrededor de la estatua de El Libertador y deja de ser mercado público, mientras que El Calvario pasa a llamarse “Paseo Guzmán Blanco”, incorporándose a la textura urbana luego de ser domesticada su condición natural.
El plano de 1874 refleja la importancia de la arquitectura y en particular de las fachadas, ornamentos y cornisas, los cuales adquieren una mayor autonomía. La cuadra colonial pasa a servir de soporte a nuevos estilos formales plasmados en vistas frontales con principio y final.
Una leyenda hace referencia a las obras públicas construidas después del 27 de abril de 1870 señaladas en el plano, destacando a manera de medallones, las fachadas del Museo Venezolano, la Universidad Central, el Palacio Legislativo y el Templo Masónico, muestras ejemplares de las novedades que se estaban edificando, evidenciándose así por primera vez la importancia del rol que juega la arquitectura en la ciudad, mostrando una formalidad nueva y una relación entre edificio y espacio público que no había sido atendida anteriormente.
El diseño del Paseo Guzmán Blanco, la Plaza Bolívar y diversos espacios públicos, muestra claros criterios de orden y composición clásica. De igual forma se muestra la nueva parroquia Santa Teresa, entre Santa Rosalía y San Pablo. Al este la ciudad se limita por las Haciendas San Bernardino y La Guía, mientras que al sureste, un amplio sembradío cruzado por el río Guaire, se identifica como “Vegas de la Universidad”.  Destaca que el perímetro de las cuadras se encuentra dividido en segmentos, que varían según la manzana, notándose un énfasis en colocar grandes volúmenes en las esquinas de las mismas pudiéndose asumir que representan un catastro utilizando los frentes de las fachadas de las edificaciones que bordean cada manzana.
Para garantizar el sostenimiento y permanencia de la nueva fisonomía de la capital, el proyecto urbano que llevaba a cabo Guzmán Blanco, basado en modelos provenientes de los países industrializados, fue complementado proporcionando a la administración municipal las herramientas jurídicas para llevar adelante los cambios que requería la modernización de la ciudad. Desde el punto de vista geográfico destaca la representación de dos cerros: el Calvario y los accidentes geográfico adyacentes al Rio Caruata (que pasaría a llamarse La Planicie) y la pequeña colina justo en la unión de los ríos Catuche y la Quebrada de Punceles. 
Como dato de interés, Irma De Sola en Contribución al Estudio de los Planos de Caracas, La Ciudad y la Provincia 1576-1967, apunta que “fue un ejemplar de este plano el que se depositó bajo la estatua del Libertador en la Plaza Bolívar, junto con otros documentos significativos de la época, al colocar la primera piedra del monumento”.

IGV

Procedencia de las imágenes

Postal. González Viso I.; Peña M.I.; Vegas F. Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 54

Como otra pieza que se suma al rescate de su memoria este año en que cumple 450 años, el plano de Caracas fechado en 1775, muestra una modesta ciudad colonial consolidada, que está a punto de convertirse en sede de la Capitanía General de Venezuela (1777), de romper definitivamente sus vínculos con Santo Domingo de Bogotá tras la creación de la Real Audiencia (1786) y que se encuentra a escasos 35 años de verse inmersa como gran protagonista del proceso independentista.
Paulatinamente, el incremento del comercio del café y el cacao, en manos del monopolio establecido por la Compañía Guipuzcoana (1730-1785), hacía respirar a los caraqueños un aire de prosperidad que sin embargo no  permitió superar el provincianismo que marcó a la ciudad desde su fundación, más allá de los esfuerzos realizados en 1753 por el gobernador Felipe Ricardos, quien si bien por un lado emprende una ambiciosa remodelación de la Plaza Mayor, por el otro (como señala Rosario Salazar en su ensayo “La jura de Carlos IV. Un escenario barroco para  la Caracas del siglo XVIII”), no pudo ocultar el deplorable estado de las redes de aguas servidas, iluminación y vialidad.
La representación expone, también, una ciudad que reconoce al damero como elemento fundamental para regular su crecimiento, hecho remarcado por el alcance de la superficie abarcada equivalente a un cuadrado perfecto que cubre un total de 256 cuadras (16 x 16) y que deja por fuera una muy buena parte de la información relativa a los aspectos geográficos del valle donde se inserta, muy lejos de lo hecho en el plano fundacional de Juan de Pimentel.
Tal y como apuntan Federico Vegas e Iván González Viso en el ensayo introductorio de Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, titulado “Historia de Caracas a través de sus planos”, asumiendo la diferencia que Ignasi de Solá-Morales establece entre topología (paisaje de los conceptos) y topografía (descripción de un paisaje específico), “quizás lo más topológico de este plano lo encontramos en la utilización de colores: verde en el centro para la parroquia Catedral, anaranjado para la parroquia Altagracia, azul para La Candelaria, San Pablo en amarillo y Santa Rosalía en sepia”. Y continúan: “Vemos, pues, que la división en colores es parte de una estrategia ya anunciada en una cinta ornamental en el borde superior con las palabras ‘Justicia’ y ‘Vigilancia’ “.
Señalan también Vegas y González Viso cómo este plano que nos presenta a “Caracas, con divición de sus Barrios” colabora en la proliferación de términos que poco a poco empezaron a coexistir con la intención de explicar la estructura de la ciudad (barrio, parroquia, cabildo, alcaldía, ayuntamiento), que, devenida en confusión, ha perdurado hasta nuestros días complicando su división territorial y su eficiente funcionamiento.
La cuadra, sin lugar a dudas, es la principal protagonista de esta imagen y dentro de ella la casa y el patio, más allá de que en el índice aparecen templos, conventos, una universidad y un hospital. Ese protagonismo que hace de la vivienda, su forma y sus funciones “un microcosmos de lo urbano”, permitirá a Vegas y González Viso establecer la relación existente entre casa y patio así como entre cuadra y plaza clave para reconocer un patrón de ordenamiento que el tiempo ha borrado.
El fundamental apoyo que nos ha brindado el texto de Federico Vegas e Iván González Viso para comentar este plano de Caracas de 1775, es la mejor excusa para hacerles llegar, junto a María Isabel Peña, nuestro reconocimiento desde aquí por el galardón (compartido) obtenido en la XII Bienal Nacional de Arquitectura correspondiente a la mejor publicación de la mano de Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje.

ACA

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Postal. González Viso I.; Peña M.I.; Vegas F. Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015

Algo más sobre la postal nº 46

Caracas registra lo que se puede considerar como una primera fundación en 1560 derivada de la incursión que realiza al valle el mestizo Francisco Fajardo quien se establece en el hato ganadero San Francisco. Un segundo intento de producir un asentamiento duradero es llevado a cabo el mismo año por Juan Rodríguez Suárez quien intenta poblar la que denomina Villa de San Francisco. Sin embargo, tras 4 o 5 meses, en 1561, la Villa hubo de ser abandonada por sus moradores ante la hostilidad de los indígenas que poblaban la región.
Discusiones y precisiones aparte, se atribuye a Diego de Losada la fundación formal y definitiva denominación de la ciudad como Santiago de León de Caracas en 1567, tras lograr apaciguar por la fuerza a los habitantes originarios de la zona y garantizar las condiciones necesarias para el asentamiento de los primeros colonos.
Losada encomienda a Diego de Henares (considerado el primer alcalde de la ciudad) trazar la plaza, calles y manzanas del incipiente establecimiento urbano siguiendo Las ordenanzas de descubrimiento y población dadas por Felipe II en el bosque de Segovia, presentadas en 1573, que dieron posteriormente origen a las conocidas “Leyes de Indias”.
Caracas no recibe sino hasta 1576 a quien fuera su primer gobernador, Juan de Pimentel, que desembarca en las costas de Caraballeda el día 8 de mayo. Durante su gestión (1576-1583), Pimentel deja para la historia el primer plano de la naciente urbe que acompaña la Relación de la descripción de la Provincia de Caracas redactada en 1578.
Del dibujo de Pimentel, que recoge con claridad e ingenuidad los elementos fundamentales de caracterizan trazado y lugar, Federico Vegas e Iván González Viso en “Historia de Caracas a través de sus planos” (ensayo introductorio de Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje), resaltan como una de sus características más sorprendentes la relación (ya previamente detectada por Walter Palm) “entre los planos realizados en América a finales del siglo XVI y los realizados durante el Imperio romano reseñados en el manual de topografía Corpus Agrimensorum”, que se refleja a través del concepto de “biproporcionalidad”.
Así, el primer plano de Caracas, ofrece como resultado “una evidente desproporción entre la escala de la trama urbana y la escala de la geografía que la rodea. Un plano con el damero de una ciudad se ha colocado sobre el mapa de un inmenso territorio”. También evidencia la tensa y permanente relación de predominio que la una busca ejercer sobre el otro.

ACA

Procedencia de la imagen de la postal

González Viso I.; Peña M.I.; Vegas F. Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015