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VALE LA PENA VOLVER A LEER

Página 10 de El Diario de Caracas del 12 de abril de 1992.

Un Domingo de Resurrección pero de 1992 (que entonces cayó 12 de abril), Oscar Tenreiro publicó en la página Arquitectura y Diseño, sección Ciudad, de El Diario de Caracas, donde semanalmente escribían tanto él como Farruco Sesto, el artículo titulado “Llevamos los aleros en el alma”.

Este hermoso texto, protagonista central de la página, estuvo antecedido de la frase: “El éxodo de Semana Santa puede ser también un viaje hacia la memoria”, y ofrecía como abreboca orientador el siguiente párrafo: “Con los deseos de viajar que se dan en estos días, siempre cabe preguntarse qué lo lleva a uno a ciertos sitios de la geografía. Si algunos prefieren centros comerciales y ambientes hoteleros, muchos, muchísimos, buscan encontrarse con algunas cosas que mueven los recuerdos. En esas imágenes siempre está, o casi siempre, la arquitectura, y no es un mal ejercicio tratar de descubrir su fisonomía, los estados de ánimo con que la conectamos”.

Si bien en otro momento comentamos “Llevamos los aleros en el alma” en este boletín (para ser más exactos el 12 de abril de 2020, visitable a través de https://fundaayc.com/2020/04/12/tal-dia-como-hoy-26/), hoy hemos creído oportuno, dada su absoluta vigencia pese a haber transcurrido ya 32 años, transcribirlo literalmente para que cada quien pueda disfrutarlo y llevar a cabo sus respectivas lecturas interpretativas a partir de la sugerente prosa que lo acompaña.

Feliz día de Pascua.

Un corredor de la Hacienda Tazón, en San Francisco de Yare

Llevamos los aleros en el alma

Otra vez hemos dicho en esta página que los que aquí nacemos, o los que vivieron aquí su infancia, llevamos en el alma la añoranza de un patio de café. Y si no es ésa la imagen, será otra análoga que evoque brisas benignas, sombras, frescores, contacto con un mundo natural al abrigo de una arquitectura que se va borrando en la memoria, pero que tiene vagos rasgos de pasado, de cosas viejas, de anterioridades que quisiéramos vivir de nuevo, si es que alguna vez en realidad las vivimos. Son sensaciones que nos han marcado a todos de alguna forma y tras de ellas vamos seguramente en días como éstos, de Semana Santa, que se convierten, es uno de los lados buenos del éxodo anual, en tiempos de conexión con lo natural, de búsqueda de un bienestar que los un poco más viejos creemos perdido en situaciones y atmósferas de nuestra historia.

Y ese bienestar, en nuestro clima, está íntimamente unido a la sombra, a la protección de los aleros, a la posibilidad de sentarse a observar lo de afuera desde un lugar en que la brisa nos alcance. Observar lo natural sin estar en guerra directa con él como ocurre en el invierno de tierras lejanas, que nos obliga a entrar rápidamente después de una caminata, entumecidos, a pedirle a la casa que se cierre, que cree calor, que nos permita recuperarnos. Aquí no, aquí llegamos al corredor que es el umbral, que es zona desmilitarizada donde la guerra se resuelve en el reposo, lentamente, hasta que el cuerpo recupera su temperatura luego de sudores y un rato de tranquilidad. Y en ese umbral, que siempre quisiéramos bordeado de árboles que nos permitan alejar el asedio solar, nos gustaría estar un buen rato, tal vez comer allí, si la plaga lo permite y, si no es excesiva, también la hamaca se colgará casi en el mismo sitio. Y eso es así durante todo el año, la situación no cambia sino por las lluvias amenazantes y torrenciales en las que el mismo alero permite observar, también en reposo porque nada se puede hacer durante uno de esos aguaceros, los ratos grises de un paisaje que siempre tiene tonos amarillos y rojizos que hieren la retina.

Y uno puede decir, al hilo de estas ideas, que la casa, el cobijo de tierras frías tiene siempre aspecto de continente, de «contenedor» utilizando una palabra un poco antipática pero que subraya la condición de lugar cerrado. Cualquier casa, porque al construirla obligatoriamente la convertimos en eso, es un objeto en el paisaje. Nuestra churuata, por ejemplo, que puede ser cobijo, alero, hogar (en el sentido de fuego) y dormitorio colectivo es rotundamente objeto, con su geometría impecable contrastando con la selva informe. Pero la casa de tierras frías es además de objeto, algo así como botella, hermética o con aspiraciones de serlo, lugar donde debe transcurrir la vida observando a través de las ventanas. En nuestras tierras calientes, sin embargo, o incluso en las tierras con fluctuaciones limitadas en las que el calor reina (como ocurre hacia el sur brasileño), podría decirse, para jugar un poco con las consonancias, que la casa es «sostenedor», no queremos en ella límites precisos porque nuestro medio no los exige, le pedimos umbrales, transiciones, espacios donde podamos «escampar». Esos umbrales son en realidad muy diversos, no todas las casas tienen corredores. En la ciudad se hicieron imposibles y se llevaron entonces hacia adentro, hacia el patio interno, y el zaguán sirve de umbral que atraviesa lateralmente la sala para llevarnos hacia ese patio umbroso donde la brisa también se mete y donde hacemos la parada que la casa de hacienda permite hacer en el perímetro. La casa de aquí, y cuando decimos casa podemos referirnos a cualquier construcción, siempre pide preámbulos que permitan, como decíamos, que se seque el sudor de la caminata. Hasta que llegó otra manera de vivir un poco prestada, indecisa, marcada por aspiraciones más o menos inmaduras y le quitó a la gente herencias sabias sustituyéndolas por escenografías que siempre están como mal hechas, que exigen estar enchufadas a la corriente, que crearon un nuevo paisaje urbano transicional, despojado, antipático, que nos exige nuevas capacidades para superarlo y encontrar la nueva imagen análoga, válida, si es que la sociedad recupera la lucidez que pareció perder en la transición vacilante hacia lo que se ha llamado modernidad. E iremos descubriendo la sombra, el silencio y el bienestar de antiguas memorias, en lo que hoy hacemos.

O.T.

TAL DÍA COMO HOY…

… 1 de octubre de 1989 aparece en las páginas de El Diario de Caracas el artículo “La pirámide de Pei” de Oscar Tenreiro.

1. Encabezado del artículo publicado en El Diario de Caracas el 1 de octubre de 1989.

Oscar Tenreiro, quien ya había acumulado a lo largo de más 20 años una importante cantidad de textos y artículos de corte crítico, comenzó a publicar con periodicidad semanal en la prensa a partir del domingo 3 de septiembre de 1989, dando inicio así a una costumbre que hasta hoy no ha abandonado.

Atendiendo la invitación que le hiciera Luis García Mora, director de El Diario de Caracas, un periódico en formato tabloide de baja circulación que buscaba alcanzar altos niveles de calidad en sus contenidos y alejarse del establishment, Tenreiro empezará su andadura con una columna que titulará “Nave” (acrónimo de Nueva Arquitectura Venezolana) donde, como él mismo confiesa en Todo llega al mar. Textos (2020), “podía expresar puntos de vista cumpliendo con el objetivo que me había trazado: lenguaje directo, diálogo con mi contexto sin perder las referencias del debate más amplio”.

Lo que comenzó como una columna pasaría al poco tiempo a ocupar una página entera denominada “Arquitectura y Ciudad”, que estaría conformada por dos textos de la autoría de Tenreiro (de aproximadamente 3500 caracteres cada uno) y un espacio breve (“Poesía de la ciudad”) a cargo de Francisco Sesto, su colega y socio por aquel entonces. De los dos escritos de Oscar había uno que se presentaba con un título más llamativo y algún subtítulo e incorporaba la presencia de fotos, pasando “Nave” a ocupar la parte inferior de la hoja asumiendo un tono más reflexivo. Esta experiencia, que duró más de cuatro años y de la que se registran más de 200 entradas, se vería truncada el 21 de noviembre de 1993 cuando en medio del fragor político de las elecciones que se dieron en diciembre de ese año y en las que Tenreiro y Sesto habían manifestado su apoyo al candidato Andrés Velásquez, se les pasó factura desde la directiva del diario.

2. Primera y tercera entregas de «Nave» de Oscar Tenreiro en El Diario de Caracas.

Volviendo a la aparición tal día como hoy del texto “La pirámide de Pei” como tema central de “Nave”, habría que recordar que se trataba del quinto de la serie iniciada el 3 de septiembre con “¿Vivienda, no importa cuál?”, cuando Tenreiro aún escribía en solitario. El tema abordado, de enorme actualidad y causante de no pocas controversias, no era otro que el relacionado con la segunda inauguración el 29 de marzo de 1989 del espacio que alberga la entrada principal del Museo del Louvre el cual, ubicado en el centro del cour Napoléon, fue cubierto por una pirámide de vidrio y metal diseñada por el arquitecto chino-estadounidense Ieoh Mihg Pei (1917-2019).

Tras el subtítulo “La luminosa pirámide es la atracción más reciente del Museo Louvre”, Tenreiro recuerda, por un lado, cómo la ampliación del antiguo palacio real se trató de uno de los puntos del programa de acción, propuesto por el presidente de Francia François Mitterrand sobre París, entendiendo que “se convertía pues en asunto de prestigio político porque los grandes museos no son, en verdad sólo lo han sido’ para los funcionarios mediocres, almacenes de memoria para privilegiados sino centros de irradiación y recepción de asuntos centrales a la evolución de la sociedad de hoy”.

3. «El París de Mitterrand» (1981-1995). Ubicación de las grandes obras e intervenciones realizadas.
4. Seis obras que junto a la Pirámide del Louvre forman parte del «París de Mitterrand». Arriba (de izquierda a derecha): Biblioteca Nacional de Francia, Dominique Perrault (1995), Gran Arco de La Defense, Otto Von Spreckelsen y Paul Andreu (1982-1989) y Ministerio de Economía y Finanzas, Paul Chemetov y Borja Huidobro (1984-1989). Abajo (de izquierda a derecha): Ópera de la Bastilla, Carlos Ott (1984-1989), Parque de la Villette, Bernard Tschumi (1982-1987) y Recualificación de la Gare d’Orsay y acondicionamiento del Museo d’Orsay, Gae Aulenti (1980-1986).

Por otro lado, tomando como caso excepcional la gestión de Sofía Imber en lo que fue la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (una institución creada a partir de un espacio limitado que fue creciendo gracias a “la extraordinaria habilidad, el talento y la energía” de quien lo impulsó), señala Tenreiro que “los museos son ante todo su arquitectura” y que no “cualquier techo, cualquier espacio, si se dota de un presupuesto y un personal puede merecer ese nombre”, para subrayar cómo “Detrás del nacimiento y desarrollo del Louvre no hay procedimientos administrativos o tan sólo estrategias circunstanciales, sino una voluntad política bien precisa, que le confiere a su existencia la primera prioridad hasta el punto de acrecentar su colección a base de actos de imperialismo político”.

No deja de mencionar Tenreiro los cuestionamientos provenientes de parte de los arquitectos franceses y los sectores conservadores en cuanto a la selección de Pei como proyectista, y el partido asumido por éste de recurrir a un objeto arquetipal para enfrentar tan emblemático lugar. Con relación a lo primero, en vista de los malos ejemplos que empezaban a poblar París de edificios institucionales de dudosa calidad, de manos de algunos arquitectos nacionales, Oscar no duda en afirmar que todo hace pensar que el asunto “estuvo mejor en las manos del chinito, todo sea dicho con el perdón de los arquitectos franceses buenos, que son muchos, pero a quienes jamás les hubieran dado el encargo”. Con relación a lo segundo: “Las objeciones conservadoras terminaron cayéndose por su propio peso y pasaron lentamente de la desaprobación al apoyo irrestricto, lo cual demostró que algo se ha ganado en la ampliación del marco cultural que debe nutrir los juicios sobre arquitectura. Y permitió la inauguración en medio de la complacencia general”.

5. Dos grandes cúpulas de vidrio y metal parisinas. Galerías Lafayette (izquierda) y Sede central del Credit Lyonnais (derecha).
6. I.M. Pei. Ampliación Este de la Galería de Arte Nacional de Washington (1971-1978).

Sin embargo, la verdadera carga crítica del texto se dará a partir del momento en que se abre la puerta a otros análisis y cuando Oscar hinca el diente puntualizando que: “la arquitectura que encuentra su razón de ser en los gestos grandilocuentes, termina por ser incapaz de superar los límites que esos mismos gestos establecen. Si el Louvre de Pei se puede resumir en la pirámide, así como su Galería de Washington se puede resumir en el Atrio, es porque son esos elementos los que llevan la carga de toda la arquitectura que allí pudo haber nacido. No importa ya que lo demás sea asumido por el diseño como producto de factoría, donde todo tiene su lugar, todo se ha estudiado, pero la emoción que domina es la producción. Es una arquitectura de brillo, pero incapaz de trascender las condiciones que le dieron origen. Por más que nos maraville la tecnología de vidrio y acero inoxidable, el asombro no es suficiente para ocultar el ambiente de tienda por departamentos o de centro comercial, (exquisitos, claro está, pero con escalera mecánica y todo) que se crea debajo de él”.

7. Vista general de la Pirámide de Louvre en su contexto.
8. El exterior y el interior del espacio de acceso al museo.
9. Otra toma de lo que se denomina como el «Hall Napoleón» del museo ubicado debajo de la pirámide, desde donde se accede a las tres alas principales (Denon, Sully y Richelieu). Además contiene: espacio de afiliación, correos, tienda de souvenirs, café documentación, tickets, Sociedad de Amigos el Louvre, tienda para niños, librería, banco de información, recepción y punto de información, recepción de grupos y sala audiovisual.
10. Vista nocturna.

El sentido de novedad que en aquel entonces traslucía la “pirámide de Pei” (que Tenreiro asociaba a otras grandes cúpulas vidriadas parisinas), por la cual se pensaba que se trataría de un efecto poco perdurable tendiente a su desvanecimiento, valdría la pena revisarlo hoy a la distancia de 34 años cuando el tiempo ha trabajado a favor de asentar la intervención en la memoria de la ciudad. En ese sentido, París nos ha dado importantes lecciones.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 2. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3. https://www.revistaprojeto.com.br/acervo/paris-esta-em-obras-os-dez-grandes-projetos-do-governo-de-francois-mitterrand/

4. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Vue_globale_de_la_BNF1_%281%29.jpg, https://es.wikipedia.org/wiki/Arco_de_La_D%C3%A9fense, https://es.123rf.com/photo_84338708_bercy-ministerio-de-finanzas-en-par%C3%ADs-en-un-d%C3%ADa-soleado.html, https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%93pera_de_la_Bastilla, https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Parc_de_la_Villette,_Paris_2010.jpg y https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:MuseeOrsay_20070324.jpg

5. https://ar.pinterest.com/pin/299630181437965751/ y https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Si%C3%A8ge_CL_escalier_4e.jpg

6. https://en.wikipedia.org/wiki/File:National_Gallery_of_Art,_East_Building.jpg y https://www.nga.gov/features/slideshows/a-design-for-the-east-building.html#slide_6

7. https://www.larazon.es/cultura/piramide-del-louvre-treinta-anos-de-aquella-polemica-faraonica-IE22626086/

8. https://es.lovepik.com/image-501593497/panorama-pyramid-entrance-of-the-louvre-museum-in-paris-france.html y https://www.flickr.com/photos/snarfel/3233852173

9. https://www.jmhdezhdez.com/2014/11/obras-destacadas-museo-del-louvre-paris.html

10. https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Louvre

HA SIDO NOTICIA

El pasado martes 11 de julio, en el Paraninfo de la Universidad Central de Venezuela, le fue conferido el Doctorado Honoris Causa a tres destacados profesionales y profesores de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo: Américo Faillace, Oscar Tenreiro y John Stoddart.

Merecido reconocimiento a quienes han cosechado una reconocida trayectoria profesional y han señalado el camino a seguir a las generaciones de arquitectos que han formado.

Vaya para ellos desde aquí nuestras más sinceras felicitaciones.

ACA

TAL DÍA COMO HOY…

… 9 de julio de 1994 aparece publicado en el semanario Arquitectura HOY el texto “Seis exploraciones arquitectónicas para un mismo tema” de Iván González Viso

1. Páginas centrales del nº69 del semanario Arquitectura HOY del 9 de julio de 1994.

Aprovechando que aún sigue abierta en los espacios de la FAU UCV la muestra “Todo llega al mar. Pensamiento y obra del arquitecto Oscar Tenreiro”, nos hemos topado con la feliz coincidencia de que un día como hoy en 1994 las páginas centrales del semanario Arquitectura HOY publicaban, como complemento a la exhibición “Una interpretación gráfica de seis casas de Oscar Tenreiro” (también albergada por la FAU UCV desde mediados de junio hasta el 14 de julio de aquel año), el texto “Seis exploraciones arquitectónicas para un mismo tema” de Iván González Viso, extracto del trabajo final presentado para alcanzar el grado de Magister en Arquitectura en la Pontificia Universidad Católica de Chile con Fernando Pérez Oyarzun como tutor, cuyo título adoptó el nombre de la exposición y estuvo acompañado del subtítulo “Variaciones sobre temas de arquitectura venezolana”.

2. Croquis de estudio elaborados por Iván González Viso durante su investigación.

La investigación llevada a cabo por González Viso se centró en analizar la experiencia desarrollada por Oscar Tenreiro y Francisco Sesto (quienes por aquellos años compartían como socios su oficina de proyectos en Caracas), en torno a una serie de cinco casas que les habían sido encargadas para la venta por el constructor Manuel Furió (cuyo apellido fue tomado para nombrar la serie), proyectadas y levantadas entre 1985 y 1987, las cuales Tenreiro y Sesto trabajaron como variaciones modernas sobre temas propios de la arquitectura venezolana con énfasis diferenciados. Cabe acotar que la sexta casa llamada la Casa Cantero (1990-1992), aunque forma parte de la misma indagación cerrando el ciclo, se realizó fuera de la experiencia constructiva compartida con el Sr. Furió.

3. Láminas de las casas Furió I y II presentadas por González Viso en la exposición.

Las casas estudiadas representan para González Viso “un conjunto de viviendas en las cuales es posible reconocer una exploración acotada y consciente de las posibilidades de desarrollo de ciertos temas de la arquitectura moderna venezolana. Realizadas en forma sucesiva forman parte … de un proceso evolutivo y se fundamentan en dos obras de gran envergadura como lo son la Plaza Bicentenario (1982-1987) y el Proyecto de la Galería de Arte Nacional (1981)”. Así, “la casa Furió I -ubicada en La Lagunita- marcó el comienzo de una serie. Una clásica imagen de ‘vivienda’ proyectada a la manera de una gran nave central que cubre un patio; la Furió II retoma el tema del zaguán y hace alardes estructurales al albergar una piscina en el techo; la Furió III se debate entre dualidades y se identifica con una casa-corredor; la Casa Furió IV explora los recorridos del techo jardín; la Furió V es mezcla de claustro y torre; y la Casa Cantero (la más moderna de todas) se desarrolla bajo una bóveda de concreto sobre la cual se sobrepone el techo jardín”. Cabe destacar que en tres de las casas, la I, la IV y la V hubo una evolución de nació del concepto del patio.

4. Láminas de las casas Furió III y IV presentadas por González Viso en la exposición.

Las interpretaciones gráficas elaboradas por González Viso como parte fundamental de su trabajo traducidas en dibujos altamente “museables” que dieron vida a la exposición, derivan en “un análisis que estudia la organización de la casa contemporánea, las implicaciones de su origen comercial, los materiales, temas recurrentes, implantación, estructura y uso del color, entre otros aspectos”. De entre ellas, el uso del color no sólo permitió identificarlas (a la Furió III se le llamó “la casa verde”, a la Furió IV “la casa blanca”, a la Furió V “la casa azul” y a Cantero “la casa roja”), sino establecer fuertes conexiones entre la arquitectura propuesta y la popular.

Resalta también González Viso el hecho de que las obras están conformadas por un repertorio de elementos formales autónomos que dan como resultado diversos volúmenes finales producto de “una sintaxis basada en estrategias de montaje, composición y tramas de orden (la yuxtaposición, la superposición y la subdivisión), que se suman y mezclan conjuntamente con ciertas claves o temas tradicionales y modernos que constituyen motivo para la densificación conceptual”.

5. Láminas de la casa Furió V y la Casa Cantero presentadas por González Viso en la exposición.

Oscar Tenreiro dedica a las casas las páginas que van de la 245 a la 277 del libro Todo llega al mar de 2020 (punto de partida de la exhibición que, como mencionamos, hoy se encuentra en la FAU UCV), dentro de la Tercera parte titulada “Incertidumbre”, donde las describe y explica con lujo de detalles. Antecedidas por la Plaza Bicentenario (1982-1987), el Proyecto de la Galería de Arte Nacional (1981), la propuesta para el Concurso de la Catedral de Guayana (1981) y el Proyecto del Museo del Petróleo (1984), la serie, a la cual Tenreiro otorga valor como experiencia de construcción intensiva, lograda en compañía de un promotor experimentado que ofreció pocas resistencias y se mostró siempre abierto a sus sugerencias, puede resumirse en una exploración gramatical que se asoció a la oportunidad de verificar la imagen arquetipal que se tiene de la vivienda; la relación exterior-interior; el uso del color, los materiales (la madera, la arcilla, el concreto en obra limpia); el control y dosificación de la luz en el interior del espacio.

6. Patio central de la «Casa Blanca».

Pese a los rasgos posmodernistas que reconoce en ellas traducidos en gestos y recursos formales, tal vez producto del momento en que se realizaron, para Tenreiro las casas le “ofrecieron oportunidades muy importantes, sin que me atreva a decir que alguna de ellas haya quedado para mí como una realización de las que enorgullecen (con la excepción tal vez de la Casa Verde que es la que encuentro más lograda, aún con su aire vernacular, y desgraciadamente la única que ha sido modificada gravemente). Y más bien me ocurre que algunos de sus rasgos me parecen hoy demasiado glamorosos, si bien deben verse en algunos casos -porque fue así- como mohines destinados a hacerlas atractivas a posibles clientes. Y fueron precisamente esos rasgos los que más despertaron críticas de gente cuyo juicio respeto pero que tal vez fueron incapaces de verlas como lo que fueron: oportunidades de experimentación, aprendizaje de las realidades de la construcción, momentos para la prueba y el error, en fin escalones de conocimiento… y todo ello partiendo de una operación comercial, condición que agrega no poco mérito”.

Pues bien, 29 años después de aquella exposición basada en el trabajo de grado de Iván González Viso reseñada tal día como hoy en Arquitectura HOY, las casas Furió ocupan un lugar destacado dentro de la exposición “Todo llega al mar” convertidas en eslabón que se tradujo, según Tenreiro, en “prolongaciones o más bien consecuencias” para diseños posteriores. Sumadas al conjunto de una sólida trayectoria signada más bien por la prevalencia de proyectos institucionales, aquellas modestas «casas para la venta» han contribuido a conformar un consistente trabajo que permite ubicar a Oscar Tenreiro como uno de los arquitectos venezolanos más importantes de su generación.

7. «La Casa Blanca, la Verde y la Azul se agrupan en un conjunto que no quiere ser conjunto».
Oscar Tenreiro

Nota aclaratoria

La numeración que hemos usado para identificar las casas Furió la hemos tomado del trabajo de Iván González Viso que da origen a esta nota. En tal sentido, debemos mencionar que ella no coincide con la usada por Oscar Tenreiro en su libro Todo llega al mar. Así, aunque hay coincidencias en lo referente a denominar como casa I la ubicada en el sector El Arroyo, La Lagunita y como la casa III a “la casa verde”, la llamada “casa blanca” es para Tenreiro la casa II y para González Viso la IV; la “casa azul” es para Tenreiro la casa IV y para González Viso la V; y la “casa de la piscina” es para Tenreiro la casa V y para González Viso la II.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 2. Arquitectura HOY, nº69, 9 de julio de 1994.

3, 4 y 5. https://www.behance.net/gallery/35548963/TESIS-MAGISTER-EN-ARQUITECTURA-PUCCH-(1993)

6 y 7. Oscar Tenreiro. Todo llega al mar. Pensamiento y obra del arquitecto Oscar Tenreiro, 2020 (pp. 250, 251 y 255)

EL EVENTO DE LA SEMANA

El pasado jueves 15 de abril a las 3:00 p.m. se inauguró en la Sala de Exposiciones de la FAU UCV la muestra “Todo llega al mar”, dedicada a exhibir la obra y pensamiento del arquitecto venezolano Óscar Tenreiro, para la cual se contó con una nutrida concurrencia.

Para complementar el evento, se programaron una serie de actividades de las cuales ya dos se han realizado:

  • La conversación “Leyendo la exposición” efectuada el viernes 16 de junio de 2023 a las 3:00 p.m. en la Sala de Exposiciones de la FAU UCV, que tuvo como moderador a Jesús Galíndez y como expositores a José María Lozano, Augusto Terán y Edwing Otero.
  • La presentación oficial de los libros Todo llega al mar: pensamiento y obras del arquitecto Óscar Tenreiro y Todo llega al mar: selección de escritos del arquitecto Óscar Tenreiro a cargo de Enrique Larrañaga, palabras de Denise Miodownik y comentarios de Óscar Tenreiro, también realizada el viernes 16 de junio a las 6:30 p.m. en COLLECTANIA, Los Palos Grandes.

Las otras dos conversaciones del ciclo de tres se han programado de la siguiente manera, ambas en la Sala de Exposiciones de la FAU UCV:

El Taller Firminy: una propuesta docente.

Fecha: miércoles 21 de junio, 2023, 3:00 p.m.

Moderador:

José Alejandro Santana

Expositores:

Adriana Figueiras, “El Taller Firminy, lugar de intercambio”.

Antonio Ochoa, “El Taller Firminy: una propuesta académica”.

Juan Alberto Ramírez, “El Taller Firminy: hacia la formación integral”.

Adina Arévalo, “El Taller Firminy: conocimiento nacional y contactos internacionales”.

Lecciones de una práctica.

Fecha: miércoles 28 de junio, 2023, 3:00 p.m.

Moderador:

Moisés Chávez.

Expositores:

Juan José Pérez Rancel, “Óscar Tenreiro en la arquitectura venezolana”.

Azier Calvo, “Óscar Tenreiro y la crítica”.

Iván González Viso, “Óscar Tenreiro y la práctica profesional”.

Víctor Sánchez Taffur, “Óscar Tenreiro y las nuevas generaciones”.

También está previsto para el jueves 6 de julio, 2023, 10:30 a.m. el encuentro “Conversando con Óscar Tenreiro sobre sus obras, proyectos y reflexiones”, que tendrá lugar en el Auditorio Hno. Lanz de la Universidad Católica Andrés Bello, Montalbán.

En él participarán Óscar Tenreiro, Víctor Sánchez Taffur y José Humberto Gómez.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 358

En 1986, por iniciativa de Oscar Tenreiro, se organiza la muestra “Ejercicios gráficos sobre la arquitectura venezolana. Serigrafías y dibujos de arquitectos venezolanos basados en proyectos y edificios recientes”, que buscaba difundir la arquitectura venezolana de jóvenes promesas en el exterior, acompañada de la de algunas figuras reconocidas. La exposición se realizó con el apoyo del Consulado de Venezuela en Nueva York, gracias al auspicio del Ministerio de Relaciones Exteriores y la colaboración de Alirio Palacios, Lorena Leoni de García y Teresa Aponte.

Tal y como reza en el texto del catálogo, la exposición partió de la premisa de mostrar las dos caras de la moneda entre las que se debatía en aquel momento la arquitectura venezolana: la posibilidad real de ser construida o la de quedarse solo como un proyecto en papel.

Es a partir de esta dualidad, que la muestra se planteó como una estrategia de difusión y mercadeo que intentó sacar ventaja de la representación del proyecto, haciendo presente la arquitectura a partir del dibujo y utilizándolo como medio para intentar transmitir valores plásticos, estéticos y culturales. La idea era poner en evidencia que la representación en papel se había vuelto una forma para evaluar el canon estético de una arquitectura que no está necesariamente pensada para quedar sólo en el papel.

Al respecto, Tenreiro declara en la introducción del catálogo, que la muestra no buscaba convertirse en un alegato latinoamericano que fuera benevolente con la condición estructural de desencanto y desinterés que sufría y aun sufre la arquitectura en Venezuela desde hace décadas, donde las «afiebradas» expectativas por construir suelen ser objeto de constantes derrotas, situación que treinta y siete años después aún no ha cambiado.

1. Dos de las serigrafías que formaron parte de la muestra. Izquierda: “Planisferio” del techo y las fachadas del Museo de los niños de Caracas (1972-1982) de Domingo Álvarez. Derecha: Dibujo a color para un complejo de oficinas (1978-1982) de Jesús Tenreiro.

Así, la muestra se concibió como un intento de ver las ventajas que proporciona el papel como fuente de expresión y reflexión, útil para mostrar valiosos proyectos de arquitectura realizados en su gran mayoría por jóvenes profesionales, donde se buscaba sintetizar cada obra considerando su valor plástico bajo un lenguaje o técnica de representación común a todos. La muestra, además, aspiraba a dialogar con el medio norteamericano, abriendo otras formas de mirarnos intentando dejar de lado los viejos prejuicios hacia Latinoamérica.

Por otra parte, Francisco Sesto en el otro texto introductorio del catálogo señala que los dibujos eran también un modo de “divertimento”, ensayos gráficos exploratorios, donde estaba presente una prefiguración de las intenciones del arquitecto. Un arquitecto que ha sido seducido por la imagen que produce y a la vez, utiliza esa imagen para seducir. Una suerte de enamoramiento con lo gráfico, a partir de la geometría, la sombra, la textura, el color y el papel, características que suelen estar muy presentes en los bocetos de arquitectura.

En cierta medida muchas de estas serigrafías y dibujos tenían una condición abstracta y estética que las convertía en logradas obras gráficas, estrechamente vinculadas al oficio y la arquitectura que escondían detrás. Hoy, vistos a la distancia, podemos asegurar que muchos de ellos, por su calidad y belleza, se transformaron en ilustraciones con vida propia, objetos independientes que resultaron ser un puente entre el arte y la arquitectura.

2. Izquierda: Portada del libro GAN. Proyecto Nueva Sede Galería de Arte Nacional Caracas. Derecha: Serigrafía «Nueva sede de la GAN/Caracas» de Oscar Tenreiro, Francisco Sesto y Rosángela Yajure que formó parte de la exposición.
3. Dos momentos de la apertura de la exposición en Nueva York. Izquierda: Domingo Álvarez, August Kommendant y Oscar Tenreiro. Derecha: Oscar Tenreiro bautizando el libro GAN. Proyecto Nueva Sede Galería de Arte Nacional Caracas.

El dibujo usado como imagen del catálogo y que, a su vez, abrió la muestra, era una serigrafía realizada por Oscar Tenreiro, Francisco Sesto y Rosángela Yajure del proyecto de Tenreiro y Sesto para la Nueva Sede de la Galería de Arte Nacional (terminado en 1983) a construirse en el Parque Cultural de Caracas en Caño Amarillo. Además, la exposición sirvió para presentar el libro GAN. Proyecto Nueva Sede Galería de Arte Nacional Caracas, patrocinado por la Fundación Pampero, con textos de Bélgica Rodríguez (Directora de la Galería de Arte Nacional para ese momento), el ingeniero estonio August Kommendant, el arquitecto colombiano Alberto Saldarriaga, el crítico norteamericano Kenneth Frampton, el crítico venezolano William Niño Araque, y los autores, los arquitectos Oscar Tenreiro y Francisco Sesto.

Ello evidenciaba que la exposición aspiraba a ser un intento por promover la construcción de una obra de profunda trascendencia para la cultura nacional. Así, tanto la muestra colectiva como la publicación de un proyecto importante para la ciudad, se transformaron en un primer intento por impulsar su materialización. Por otro lado, exposición y libro perseguían presentar al público norteamericano el valor de la arquitectura nacional e impulsar la urgente necesidad de un nuevo museo para Venezuela, y, como ya se mencionó, abriendo la oportunidad de mostrarse a un grupo de arquitectos emergentes.

La muestra gráfica, que sedujo a partir de la imagen, constaba de catorce proyectos de escalas variables desarrollados en distintas partes de la geografía nacional. En ella participaron: Domingo Álvarez, quien realizó una serigrafía denominada “Planisferio” del techo y las fachadas del Museo de los niños de Caracas (1972-1982); Eva Arredondo, con un dibujo para una Plaza del Metro (1983); Manuel Delgado, con un proyecto para un hotel en Barquisimeto (1982); Gorka Dorronsoro, con un detalle de fachada para la Escuela de Metalurgia de la UCV (1978-1986); Guillermo Frontado y Enrique Larrañaga, con la fachada de una casa en La Lagunita (1985); Helene de Garay, con una planta-sección para un condominio multifamiliar (sf); Antonio Ochoa, con el dibujo de una plaza para la Ciudad Universitaria (1985); Massimo Ruggiero y Víctor Artís, con la planta de la Capilla de la Universidad Metropolitana (1978-1985); Carlos Pou y Alejandro Pou, con un proyecto que recomponía una topografía para una escalera de servicio (1985); Ranier Sarache e Igor Finamore, con una sección para una iglesia en San Antonio de los Altos (1985); Francisco Sesto, con una interpretación abstracta para el edificio Kismet en Anaco (1978); Jesús Tenreiro, con un dibujo a color para un complejo de oficinas (1978-1982); Oscar Tenreiro, con el dibujo para una casa unifamiliar en La Lagunita (1985); y Rosángela Yajure con un dibujo para un kindergarten en San Agustín (1985).

4. Dos de las serigrafías que formaron parte de la muestra. Izquierda: Planta-sección para un condominio multifamiliar (sf) de Helene de Garay. Derecha: Sección para una iglesia en San Antonio de los Altos (1985) de Ranier Sarache e Igor Finamore.

Todas las interpretaciones gráficas contenidas en el catálogo de la muestra se complementaban con fotos de cada uno de los autores, dibujos a lápiz, croquis, imágenes de maquetas, fotos de la obra y dibujos arquitectónicos del proyecto al que pertenecían.

La iniciativa, que se llevó a cabo entre el 10 de abril y el 17 de mayo de 1986 en la “Galería Venezuela” adyacente al Consulado General de Venezuela ubicado en 7 east 51 st., Nueva York, abogaba por que se materializara la imperiosa necesidad de construir en Venezuela, entregando la responsabilidad a lo grafico de ser protagonista de la arquitectura que se desea, para así despertar esperanzas y oportunidades. De tal manera, la plataforma del Consulado logró servir de vitrina ante el mundo de una parte de la arquitectura venezolana apelando a la seducción de la imagen y a la sensibilidad estética, así como a la capacidad del dibujo arquitectónico de transformarse en una obra de arte.

Lamentablemente, el importante proyecto de la Nueva Galería de Arte Nacional nunca se construyó, quedando como testimonio el magnífico libro diseñado por Marta Sanabria y Catherine Goalard e impreso por Editorial Arte.

Por el contrario, otros proyectos que formaron parte de la muestra, como la Capilla de la Universidad Metropolitana de Ruggiero y Artís; el edificio Oriental Kismet de Francisco Sesto; la casa en La Lagunita de Oscar Tenreiro; el edificio de Ingeniería Metalúrgica de Gorka Dorronsoro o el Museo de los Niños de Domingo Álvarez ya habían sido construidos, tal y como reza en el catálogo.

5. Dos de las serigrafías que formaron parte de la muestra. Izquierda: Fachada de una casa en La Lagunita (1985) de Guillermo Frontado y Enrique Larrañaga. Derecha: Dibujo para un kindergarten en San Agustín (1985) de Rosángela Yajure.

Esta iniciativa que hoy hemos comentado evidencia la constante lucha del arquitecto por ver materializada su obra contra viento y marea en un país como Venezuela, donde la profesión sigue sin ser comprendida, donde construir ha derivado en destruir, y donde la importancia de la obra pública y su transcendencia en la ciudad siguen sin ser objeto de una justa valoración social, cultural y política.

“Graphics on Venezuelan Architecture, 1986. Silkscreens and drawings by Venezuelan architects based on recents projects and buildings” fue una muestra cargada de intenciones y deseos que ese mismo año se presentó en “The Octagon”, la sala de exhibición sede de la American Institute of Architecs (AIA) en Washington.

La exhibición en cierto sentido puede verse a la vez como la búsqueda de una oportunidad y como un reclamo, sobre una de las grandes tragedias que aún aqueja a la arquitectura venezolana: los proyectos no construidos. ¿Será posible calcular cuánto dinero se ha despilfarrado en los últimos 20 años en trabajos profesionales que no han alcanzado su culminación?

Treinta y siete años después de que se organizó esta exposición, la mayor parte de los arquitectos seguimos luchando por darnos a entender – la mayor parte de las veces sin éxito – y así tratar de convertir nuestros proyectos en obras, en un país que Jesús Tenreiro definió magistralmente como “pre-arquitectónico”.

IGV

Procedencia de las imágenes

Postal, 1, 4 y 5. Catálogo de la exposición Graphics on Venezuelan Architecture 1986, Nueva York

2. Colección Crono Arquitectura Venezuela y Catálogo de la exposición Graphics on Venezuelan Architecture 1986, Nueva York

3. Cortesía de Oscar Tenreiro.