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¿SABÍA USTED…

… que el año 1898 el Instituto Nacional de Bellas Artes (antigua Academia de Bellas Artes de Caracas), propone como tema para el Segundo Certamen Anual de la sección de Arquitectura el diseño de un Pabellón para Venezuela en la Exposición Universal de París de 1900?

1. Plano práctico de la Exposición Universal de París, 1900, que era entregado como souvenir

Luego de haber logrado hacer acto de presencia en las ferias internacionales de París (1889) y Chicago (1893) con pabellones propios (aunque encargados a sendos arquitectos extranjeros, franceses en particular -ver Contacto FAC números 13 y 19 del 05/02 y 19/03/2017, respectivamente-), el gobierno venezolano encabezado por el General Ignacio Andrade empieza a adelantar en 1897 los trámites para volver a decir presente en la capital de Francia, que estaba organizando por quinta vez una Exposición Universal con la excusa en este caso de abrir por todo lo alto el siglo que en próximamente se iniciaba.

2. Exposición Universal de París, 1900. Vista panorámica

Se trataba el de París 1900 del evento de esta naturaleza que ocuparía la mayor extensión de los realizados en Europa hasta entonces: 136 hectáreas. A los tradicionales lugares donde se habían venido realizando los anteriormente organizados (Campos de Marte, Trocadero y sus jardines y Explanada de los Inválidos), se suman la Plaza de la Concordia, los corredores dispuestos a ambos lados del Sena y parte del Bosque de Vicennes donde ese mismo año se organizaron los segundos Juegos Olímpicos de la edad moderna.

Más próxima a la Exposición Colombina de Chicago (1893) que a la de París (1889) (catalogada esta última como “exposición de ingenieros”), en 1900, donde los arquitectos toman la batuta, se impone un eclecticismo que apela a la fusión de diferentes estilos históricos logrados maquillando con yeso la nobleza de los elementos estructurales de concreto (para entonces un material en experimentación) y acero que servían de soporte a las diversas edificaciones. Sólo la presencia del art nouveau de la mano de Horta, Berlage, Olbrich y Van de Velde se mostrará como corriente acorde a su época opuesta al frenesí ornamental que buscaba dar rienda suelta a la imaginación de los más variados proyectistas. Valga añadir como dato que la estación de Orsay (hoy Museo de Orsay), el Petit Palais, el Grand Palais y el puente Alejandro III fueron construidos para celebrar la exposición universal.

3. Exposición Universal de París, 1900. El Chateau d’Eau, diseñado por los arquitectos Eugène A. Henard y Edmond J. B. Paulin y la gran plaza que lo antecedía

Con la ayuda, una vez más, del documentado trabajo final de grado del arquitecto Orlando Marín, con el que egresó de la Maestría en Historia de la Arquitectura y del Urbanismo de la FAU UCV en 2006 (a la venta en formato digital a través de http://www.edicionesfau.com), hemos podido conocer cómo las gestiones que garantizarían la participación de Venezuela en París se inician desde el Despacho de Fomento de mano del ministro A. Riera a finales de 1897, quien solicita apoyo de la Cancillería para que a su vez oficie al Agente Diplomático de Venezuela en Europa, General Juan Pietri Franceschi, para “…estudiar, durante su permanencia en Francia y con vista de las ventajas que ofrece el terreno destinado a la Exposición, la manera de construir bajo favorables condiciones un edificio de área regular para la Sección Venezolana, mediante contrato o estipulación formal con un ingeniero especialista”.

Además, se señalaba expresamente en la misiva la importancia de contar con un edificio “con una sola cubierta y de fácil armazón y desmontadura, a fin de que pueda transportarse a Caracas, una vez concluida la Exposición y ser levantado en un sitio escogido al efecto donde sirva de ornato a la par que de utilidad”. Como se verá, aspiraciones genuinas que han acompañado siempre con sus más y sus menos la realización de edificaciones de este tipo.

Con respecto a la identificación de la pieza no se toma partido por ningún estilo arquitectónico determinado, volviendo (como en Chicago) a cobrar peso en la decoración del edificio la realización de “… dos estatuas ecuestres, la de Bolívar y la de Miranda, de tamaño proporcionado a la obra, y puestas en la parte del frontis que se juzgue más adecuada a las necesidades de la perspectiva”.

Sin duda, tan precisa manera de abordar institucionalmente el compromiso genera inquietud y expectativas en el ambiente profesional venezolano. Pero lo curioso es que, particularmente, cinco meses después de la resolución del Gobierno, haya sido desde el Instituto Nacional de Bellas Artes (anteriormente Academia de Bellas Artes de Caracas) desde donde se toma la iniciativa de asumir como tema para el segundo Certamen Anual de la sección de arquitectura el diseño del Pabellón de Venezuela para la Exposición Universal de París de 1900.

Cabe destacar que estos “certámenes” o concursos, cuyo régimen se establece dentro del Instituto Nacional de Bellas Artes mediante disposición emitida por el Ministerio de Instrucción Pública en 1897 para cada uno de los ramos que allí se enseñaban, como bien señala Marín “si bien (…) no incluían premios en metálico, sí aseguraban el reconocimiento público, ya que las obras premiadas se dan a la publicidad a través de exposiciones, notas de prensa y en la propia Gaceta Oficial”.

Para conocer mejor el rol jugado por el mencionado Instituto en la formación de arquitectos a finales del siglo XIX, remitimos al ensayo “Del académico retórico al profesional pragmático” de Ciro Caraballo Perichi (aparecido en el Boletín del CIHE, nº 27, diciembre 1986, disponible también a través de www.edicionesfau.com). Pero para apreciar el énfasis de la enseñanza que se impartía nada mejor que conocer, por un lado, los requisitos que se fijaron y, por el otro, observar los trabajos premiados tras el concurso.

En cuanto al programa del edificio y exigencias de presentación Marín recoge de la Gaceta Oficial nº 7.268, Caracas, 16/03/1898, lo siguiente: “El edificio además de las salas de exposiciones de los productos nacionales y de arqueología, etnografía, etc., tendrá una sala especial para exhibición de pinturas y de esculturas.
Se exigen los dibujos siguientes:

La fachada principal en la escala de 2 cm. por metro. Las plantas, las fachadas laterales y los cortes en la escala de 1 cm. por metro. Los dibujos serán lavados.”

4. Proyecto participante en el certamen del Instituto Nacional de Bellas Artes para el Pabellón de Venezuela en la Exposición Universal de París, 1900. Ing. Mariano Herrera Tovar, 1898
5. Proyecto que obtiene el “accesit” en el certamen del Instituto Nacional de Bellas Artes para el Pabellón de Venezuela en la Exposición Universal de París, 1900. Ing. German Stelling, 1898
6. Proyecto ganador en el certamen del Instituto Nacional de Bellas Artes para el Pabellón de Venezuela en la Exposición Universal de París, 1900. Ing. Octaviano Urdaneta Larrazabal, 1898

Los cinco proyectos que optaron a hacerse acreedores al premio son presentados “cuatro meses después de la convocatoria”, resultando ganador, de acuerdo al jurado especial presidido por el Director del Instituto (Emilio J. Mauri), el presentado por Octaviano Urdaneta Larrazábal (bajo el seudónimo A.F.), recibiendo mención especial o “accésit” el entregado por Germán Stelling (identificado como Osiris). Sus dibujos publicados con otra tercera propuesta del ingeniero Mariano Herrera Tovar en el nº 161 (01/09/1898) de El Cojo Ilustrado son los que acompañan esta nota, evidenciándose “la aplicación de los métodos y temas compositivos del academicismo francés”.

Por su parte, el diseño de Urdaneta se inspira en la arquitectura islámica (asemejándose su imagen a la de una mezquita) y, por la suya, el de Stelling responde a la ortodoxia neoclásica. Ambas desatienden la posibilidad de contar con una edificación “de fácil armazón y desmontadura” mostrándose claramente como piezas sólidas pensadas constructivamente bajo métodos absolutamente tradicionales, todo lo cual le permitirá a Marín afirmar que “los ingenieros venezolanos dejan a un lado el disciplinamiento científico universitario cuando entran en los talleres del Instituto y asumen plenamente su traje de arquitectos-artistas, dispuestos a ensayar las formas que deberían exhibir no sólo los monumentos representativos de la nación más allá de su frontera, sino también las obras públicas de las que todavía carecía el país”.
Experiencias académicas aparte, finalmente el Gobierno venezolano no tomó ninguna decisión que se sepa con relación a la contratación del proyecto y construcción del pabellón en París, pese a la antelación con que se habían llevado a acabo las gestiones. También es bueno reconocer que las mismas, de haberse efectuado, hubiesen sido “desautorizadas a partir del 21 de octubre de 1899, cuando la llamada ‘Revolución Liberal Restauradora’, acaudillada por el general andino Cipriano Castro, toma Caracas, derroca a Andrade y asume el poder, tras una marcha de cinco meses iniciada en la frontera colombo-venezolana.” Con este intento fallido se cierra la corta saga de sólo dos pabellones representativos de Venezuela erigidos durante el siglo XIX, culminada en Chicago 1893. Sin embargo, a pesar de que es sólo en 1937 (tras la aparición previa en diversos eventos) cuando aparece la posibilidad de apreciar el primer pabellón representativo de nuestro país a cargo de arquitectos nativos, a partir de entonces comenzará otra interesante etapa en la que poco a poco los profesionales venezolanos se harán cargo de sus respectivos diseños.

ACA

Procedencia de las imágenes

1. https://proyectoidis.org/exposicion-universal-de-paris-de-1900/

2 y 3. https://es.wikipedia.org/wiki/Exposici%C3%B3n_Universal#/media/Archivo:Le_Chateau_d’eau_and_plaza,_Exposition_Universal,_1900,_Paris,_France.jpg

4, 5 y 6. El Cojo Ilustrado, nº 161, Caracas, 1/9/1898