El Thyssen dedica una gran retrospectiva al arquitecto Rafael Moneo


La exposición “RAFAEL MONEO. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo (1961-2016)”, que se ha abierto en los espacios del Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid) el pasado 4 de abril, constituye la mayor retrospectiva dedicada al importante arquitecto nacido en Tudela, Navarra en 1937, primer español en ser galardonado con el Premio Pritzker (1996) y la Medalla de Oro del RIBA (2003). Comisariada por Francisco González de Canales, profesor de la Universidad de Sevilla y de la Architectural Association de Londres, y coproducida por la Fundación Barrié, el Estudio Rafael Moneo y el Museo Thyssen, en la muestra se recogen 52 proyectos que abarcan un período de 50 años resumidos en el subtítulo que la identifica.
Tal y como apunta Ángeles García en el reportaje “La obra espectáculo no es mi mundo”, aparecido en el diario El País el pasado 30 de marzo, “la exposición (…) cierra su recorrido en Madrid, tras un periplo internacional, coincidiendo con el 25º aniversario del museo que la acoge y con un relato que gira en torno a cómo el palacio de Villahermosa se convirtió en 1992 en sede de la Fundación Thyssen-Bornemisza» de manos del propio Moneo.
«Los proyectos de la antológica han sido elegidos entre el propio Moneo y el comisario González de Canales. Las salas acogen 121 dibujos, 19 maquetas y 152 fotografías. El arquitecto tenía especial interés en mostrar sus dibujos. Para él siguen resultando esenciales en su trabajo y un medio cuya importancia nunca ha sido suficientemente reconocida. ‘Ya dibujaba antes de empezar a estudiar Arquitectura’, explicaba anteayer a EL PAÍS en el museo Thyssen. ‘Luego, de otra manera, no he dejado de hacerlo. Desde el Renacimiento, los arquitectos hicieron del dibujo un medio con que pensar sus edificios; es la esencia de la arquitectura. Ya sé que ahora los medios son otros, pero yo sigo creyendo que el dibujo es el intermediario entre quien asume la autoridad de la producción del edificio (los pagadores) y quienes lo ejecutan (los arquitectos)’, añade».
«Cuando se le pide que detalle los elementos que hacen reconocible su arquitectura, responde que, tal vez, el uso de formas geométricas, la calidez de los materiales, el respeto por el entorno y, siempre, el conocimiento profundo de la historia del edificio, cuando se trata de una restauración como fue el caso del Prado o del museo emeritense. ‘A veces, los materiales inspiran la forma. Es el caso de la catedral de Los Ángeles, levantada en un gigantesco solar. Los revestimientos crean unas sombras en forma de cruz que le dan espiritualidad’ «.
«Desde finales de los setenta, su estudio ha sido uno de los más reclamados, primero en Europa y luego en EE UU. Pese a su éxito, Moneo no se considera uno de los arquitectos estrella que han esparcido sus creaciones por todas partes: ‘La expresión tiene que ver con el mercado, con el cliente, más que con el propio arquitecto. Hay gente o instituciones que han buscado obras espectáculo, al margen de la función que la construcción debía de tener. El primer y el último objetivo era el edificio en sí. A mí no me las han encargado, de manera que tampoco he tenido que rechazar propuestas. No me he presentado a concursos en los que se reclamaba esa manera de construir. No es mi mundo’ «.
La exposición “RAFAEL MONEO. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo (1961-2016)” estará abierta hasta el próximo 11 de junio de 2017.
ACA
Procedencia de las imágenes
https://www.museothyssen.org/exposiciones/rafael-moneo-1961-2016