Las expediciones por tierras exóticas y el descubrimiento del Nuevo Mundo hicieron que, entre los siglos XIV y XVII, la inclusión de mapas en las obras de ficción fuera cada vez más habitual, a pesar de las dificultades técnicas y económicas que implicaban. La conciencia de la globalidad suscitó el gusto por las cartas geográficas tanto de esos territorios hasta entonces inexplorados como de antiguos países. En este bellísimo ensayo, el eminente historiador Roger Chartier elabora, con la erudición de siempre, una genealogía histórica de la presencia de mapas en novelas, sátiras, utopías y distopías, que van desde el Mundus Alter et Idem hasta Don Quijote de la Mancha. Con este trabajo, hasta ahora inédito en español, Chartier transita una historia desconocida de esas cartografías imaginarias y, con lucidez, atraviesa sentidos y revelaciones.
El mapa turístico de las carreteras de Venezuela de 1958, editado por ARS y distribuido por Mobil Oil Company, intenta describir todo el potencial económico, diversidad cultural, y riqueza natural del país a finales de los años 50, una época donde, a partir del uso del automóvil y el crecimiento de la renta petrolera, se inició un súbito proceso de transformación estructural que sentó la bases para el desarrollo nacional, y donde se prestó especial atención a las grandes compañías petroleras que operaron en Venezuela, cuya presencia moldearía las prácticas así como los valores sociales y culturales del venezolano.
Según se indica en la viñeta del mapa, este súbito crecimiento se refleja en que, a partir del censo de 1950, el país había crecido en un millón y medio de habitantes llegando a alcanzar 6.512.000 almas en 1959. Para ese entonces Venezuela se organizaba territorialmente en 20 Estados, 2 Territorios Federales y 1 Distrito Federal. Las vías de comunicación y carreteras alcanzaban más de 24.500 kilómetros y los aeropuertos alcanzaban casi un centenar, distribuidos en todo el territorio contabilizado los oficiales y los privados, dando una idea del nivel de desarrollo, actividad y creciente movilidad al interior del país.
El mapa ilustrado a todo color de 64 x 94 cm., que muestra la red de carreteras que vinculaban toda la geografía de Venezuela, es muy representativo de la época, pues marca la introducción de la empresa Mobil Oil Company de Venezuela en la ciudad de Caracas a partir de 1958. Cabe recordar que desde 1957, la compañía norteamericana ya venía operando en el oriente del país con la venta de combustibles y lubricantes derivados del petróleo bajo del nombre de MobilGas.
Por esta razón, este plano obsequiado como cortesía en las estaciones de servicio resultó fundamental en la promoción de la marca y sus productos en Caracas, que se ideó bajo una interesante estrategia de marketing. Producido por Ediciones ARS para la compañía identificada con el logo del pegaso rojo, el mapa invitaba a viajar por el país desde la capital buscando tocar la fibra íntima del venezolano, mostrando su idiosincrasia.
Adornado con una cartela coronada por dos orquídeas moradas y al pie un curioso carruaje dorado tirado por caballos, que hace referencia a la evolución del automóvil, la viñeta muestra la información sobre la situación geográfica de Venezuela, la población, superficie, división política, vías de comunicación, y principales puertos, entre otros detalles. Los bordes se dibujan como si el plano fuese un pergamino antiguo, mientras que en el perímetro están señalados los grados de latitud y longitud que permiten referir al país al del sistema de coordenadas del globo terráqueo.
En él se mezclan dos niveles de información: la primera referida a las carreteras y vías de comunicación terrestre como forma de facilitar el tránsito a partir de la capital por todo el territorio venezolano; y la segunda, referida a la promoción del país y del turismo, mostrando sus bondades, sus principales actividades económicas y productivas asi como su flora, fauna, paisajes, y su gente destacando la diversidad de etnias, con distintos rasgos, tradiciones, vestimentas y costumbres.
Dentro de las actividades productivas se ilustran refinerías, pozos de extracción de petróleo, puertos de carga, industrias, actividades forestales, minería, las zonas de extracción de diamantes, zonas de diversos cultivos como el maíz, la cría de ganado vacuno y sectores de pesca de río y mar. De la misma forma se muestra desde la diversidad de su flora y fauna, hasta sus tradiciones llegándose a señalar fenómenos naturales como los rayos sobre el río Catatumbo.
El reverso del mapa muestra itinerarios turísticos o excursiones saliendo desde Caracas hacia el interior: desde Caracas a los Andes, descrita como la región de las nieves perpetuas y de la pesca de truchas; un paseo de 175 km. desde la capital hasta los Valles de Aragua y el monumento a Carabobo; una travesía de 705 km. desde Caracas hacia la ciudad de los crepúsculos, la tierra de sol amada y el lago de Maracaibo; una ruta de 542 km. desde Caracas hacia Coro y Punto Fijo, contando con el atractivo de los médanos de Coro; otra travesía de 384 km. desde Caracas a San Fernando de Apure, descrita como “paraíso de cazadores”; un paseo de 170 km. desde Caracas a “las mágicas playas de Barlovento” y, finalmente, otro paseo desde Caracas a Oriente (Cumaná) y la isla de las Perlas, «paraíso de pescadores» de 853 km. En la parte inferior se ofrece una tabla de distancias en kilómetros, entre Caracas y las ciudades del interior. Pero sin duda, lo más llamativo son las ilustraciones del venezolano y su vestimenta en traje típico asociados al recorrido por cada región. Cabe añadir que el plano, curiosamente, prescinde de toda la parte sur del Territorio Amazonas, entendemos que por la inexistencia en esa zona de comunicación terrestre para la época, lo cual no deja de ofrecer la sensación de un mapa incompleto al cual lo omitido pudo haberle aportado buena información sobre rubros propios de la selva venezolana.
El impreso de ARS ediciones forma parte de los productos elaborados por ARS Publicidad fundada en 1938 por Carlos Eduardo Frías. Una agencia que produjo diversas publicaciones siendo una de las principales referencias de la modernidad publicitaria venezolana y que por muchos años lideró con éxito el mercado de comunicación de marcas, por su creatividad, dinamismo y conocimiento del país. ARS creo grandes campañas, pero además tuvo el olfato para incorporar a su equipo creativo personajes de la talla de Alejo Carpentier, Arturo Uslar Pietri, el crítico Roberto Guevara y el artista Carlos Cruz-Diez en distintas épocas.
El plano en sí, además de un producto publicitario, es una breve guía turística ilustrada, cuya estrategia comunicacional logra relacionar el auge del automóvil y el turismo combinando la información práctica de distancias, rutas y recorridos por el territorio con lo pictórico, mostrando la realidad del país y su idiosincrasia para promover la empresa petrolera y su producto “estrella” para el momento, el lubricante MobilOil.
Para 1958 Mobil Oil Company contaba con más de 40.000 estaciones de gasolina en el mundo y sus productos derivados del petróleo estaban presentes en más de 75 países.
Este original mapa ilustrado que da cuenta de la diversidad y especificidad de cada región del país, es una curiosidad, que forma parte del repositorio de la American Geographical Society Library, de las bibliotecas de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee.
El Mapa de Venezuela como parte Austral de Nueva Andalucía, de Henricus Hondius (1597-1651) fechado en 1630, realizado a escala Milliaria Germanica communia y Milliaria Gallica comunnia, cuya imagen que engalana nuestra postal del día de hoy hemos obtenido de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, muestra dos provincias distintas del Imperio español que abarcaban gran parte del territorio de la actual Venezuela: Venezuela y Nueva Andalucía.
La provincia de Venezuela, figura como un enclave creado con el objeto de organizar mejor la administración de parte de los territorios denominados de Tierra Firme, actualmente constituidos por Venezuela, Colombia y Panamá. Su límite occidental estaba situado en el Cabo de la Vela en la península de la Guajira (cerca de la actual frontera entre Venezuela y Colombia), mientras que por el este su superficie se extendía hasta Maracapana, cerca de la ciudad de Barcelona, capital del actual estado Anzoátegui.
Por otra parte, la provincia de Nueva Andalucía, que más tarde pasó a denominarse provincia de Cumaná, fue una “entidad política creada en la región oriental de Reino de Tierra Firme —de la actual Venezuela— reunía a los antiguos territorios de Nueva Andalucía (creada en 1536) y Paria, en una única entidad creada el 27 de mayo de 1568 con Diego Hernández de Serpa como primer gobernador, con título por dos vidas”. La provincia de Nueva Andalucía y Paria incluía territorios de los actuales estados Sucre, Anzoátegui, Monagas y la isla de Trinidad, y sus ciudades más importantes eran Cumaná, capital provincial, y Nueva Barcelona. Esta provincia limitaba al sur con la de Guayana (creada en 1585), mientras que la de Venezuela ocupaba la frontera occidental.
El plano se realiza en la época en que Pedro Núñez Meleán, caballero de la Orden de Santiago, (quien sucede en el cargo a Juan de Meneses y Padilla quien se desempeñó como Gobernador entre 1624-1630), toma posesión del gobierno de la provincia de Venezuela como gobernador y capitán general. Nuñez Meleán permanecerá al mando hasta octubre de 1637, liderando varias expediciones exitosas contra los holandeses y mejorando la administración de las minas de Cocorote y Aroa aumentando así las exportaciones de cobre a la Península. Datos históricos muestran que para ese momento “una escuadra holandesa formada por 2 embarcaciones o urcas, se encuentra anclada en la isla de La Tortuga, entre Margarita y cabo Codera, dedicada a explotar las salinas”.
El mapa, descrito en latín, esta impreso en Amstelodami, una latinización de una temprana forma del holandés para denominar a la ciudad de Amsterdam. El mismo considera la escala visual como elemento esencial de representación cartográfica, respetando la regla de utilizar varias escalas en expresiones latinas, un aspecto habitual en los grabados del mundo en el siglo XVI. En este caso Hondius se vale de las escalas en Milliaria Germanica communia (millas alemanas) y en Milliaria Gallica comunnia (millas francesas) para cubrir los territorios de Venezuela y Nueva Andalucía, así como todas las islas presentes en lo que denomina “Mar del Norte”.
De igual forma identifica los puntos cardinales como Septentrio (norte), Meridies (sur), Orientis (este) y Occidies (occidente) dibujando, como ya adelantamos parcialmente, un territorio que va desde el Cabo de la Vela al occidente, hasta la isla de Tobago al oriente; y desde Dominica al norte, hasta el lugar que denomina St. Thomas, al sur, adyacente al Rio Orinoco, este último descrito por los distintos nombres que se le otorgaban: “Río de Paria, Yuyapari, Huriaparia, Worinoque u Orinoque”.
Para el momento de elaboración del mapa, ya habían sido fundadas las poblaciones de Coro (1527), El Tocuyo (1545), Borburata (1548), Barquisimeto (1552), Valencia (1555), Mérida (1558), San Cristóbal (1561), Caracas (1567), Caraballeda (1568), Carora (1569), Los Teques (1573), Maracaibo (1574), Barinas (1577), San Juan de los Morros (1584), La Guaira (1589), Los Puertos de Altagracia (1592) y La Victoria (1593), muchas de las cuales aparecen ya reflejadas en él, con pequeñas fachadas: una simbología que se repite con pequeñas variaciones propias de su condición artística.
El plano privilegia un encuadre donde tierra firme y mar tienen el mismo peso compositivo, destacando la importancia de evidenciar todo lo conocido al interior del continente así como toda la línea de costa navegable y las islas al norte de las provincias. De esta forma, Hondius revela el interés estratégico y económico de Holanda en la región, y dibuja en detalle las islas de Aruba, Curazao, Bonaire, Isla de Aves, Los Roques, La Orchila, La Tortuga, Isla Blanca, Margarita, Los Frailes y Los Testigos; así como el cordón de islas que se despliegan al nororiente: Dominica, Matalino, Santa Lucía, San Vicente, Bekia y Granada, un cinturón que remata en la isla de Trinidad (adyacente a Tobago) bajo la cual aparece representado el delta del Río Orinoco. Cada una de ellas es dibujada por Hondius alternando cuatro colores distintos, para permitir una mejor legibilidad.
La hermosa y detallada representación de Hondius, incluye datos ilustrados de manera artística, como las dos rosas de los vientos dibujadas simétricamente a ambos lados del nombre del mapa, las cordilleras, valles y montañas, las pequeñas fachadas que señalan las poblaciones y asentamientos, las márgenes de los ríos, los pequeños arboles distribuidos a todo lo largo del territorio y una carabela navegando en el mar del norte.
Hondius, además de construir el mapa del territorio de forma rigurosa desde el punto de vista de las convenciones gráficas y la representación, añade datos como la presencia de etnias indígenas en algunas zonas (indios palenques, indios de perito y otros).
Con relación a su autor, el cartógrafo Henricus Hondius, era hijo del tambien cartógrafo y grabador flamenco Jodocus Hondius (1563-1612), quien se estableció en Ámsterdam alrededor de 1593 y comenzó una empresa que produjo globos terráqueos y grandes mapas del mundo. Parte de la reputación como grabador y cartógrafo de su padre Jodocus Hondius se debe a que, en 1604, adquirió las placas para el atlas del mundo de Mercator y en 1606 publicó una nueva edición de esta famosa obra. Tras la muerte de Jodocus Hondius padre en 1612, sus hijos Henricus y Jodocus continuaron la empresa familiar, llegando a producir con su cuñado Johann Jansson, la publicación de lo que posteriormente se conoció como el famoso Atlas Mercator-Hondius.
“Modern Venezuela Moves Ahead!”. Con este titular, el diario norteamericano The New York Times, publica el 17 de marzo de 1963, un reportaje especial de publicidad y promoción sobre Venezuela, preparado por la Corporación Venezolana de Fomento. Un encartado que destacó la condición moderna de país, poniendo de relieve toda su dimensión productiva y la importancia de su creciente infraestructura.
Las imágenes de la portada son claras evidencias de ello: el Puente sobre el Lago de Maracaibo, la represa de Macagua, los jardines del Caraballeda Golf Club y en primer plano, una foto aérea de la Autopista del Este (particularmente del distribuidor “El Pulpo»), que muestra la complejidad de Caracas, y un urbanismo avasallante, donde las redes viales son protagonistas, siguiendo las ideas de desarrollo propuestas años antes en el “Arterial Plan for Caracas” elaborado por el urbanista Robert Moses en 1948.
1. Portada del suplemento «Modern Venezuela Moves Ahead!” publicado por The New York Times el 17 de marzo de 1963
El suplemento introduce la dimensión económica y productiva de Venezuela con una breve carta de presentación del Presidente Rómulo Betancourt, quien a través del “II Plan de la Nación”, delineó una estrategia de desarrollo de cuatro años (1963-66) organizada por la Oficina Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia (CORDIPLAN), en coordinación con las organizaciones públicas y privadas. El ser considerado el II Plan como un “Plan para el Progreso” lo alineaba con las políticas emanadas desde la Alianza para el Progreso (ALPRO), programa de ayuda económica, política y social propuesto por Estados Unidos para América Latina a modo de “Plan Marshall” anunciado en marzo 1961 por el Presidente Kennedy y refrendado en agosto de ese mismo año en la reunión del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES), reunido en Punta del Este (Uruguay) con la presencia de delegados de todos los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) a excepción de Cuba. Con la creación de la ALPRO se buscaba, entre otras cosas: un incremento anual de 2.5 % en el ingreso del capital, el establecimiento de gobiernos democráticos, la eliminación del analfabetismo de adultos para 1970, la estabilidad de precios, la eliminación de la inflación o deflación, una más equitativa distribución del ingreso, darle impulso a la reforma agraria, y a la planificación económica y social.
Al interior del folleto, en el artículo “The four year Plan: blueprint for the future” (ubicado en la página 6) se explica que “las recomendaciones del Plan, aspiran a colocar a Venezuela en la ruta hacia altos estándares de vida, y proveer los recursos para una mejor integración y cercana cooperación económica con países de Latinoamérica, y otros con los cuales Venezuela tiene intereses comunes”.
Los progresos del país en materia de reforma agraria, salud, industria, vivienda, educación para todos, comercio local e internacional, planes comunitarios, y florecientes actividades culturales, sostenidos sobre los crecientes ingresos de la renta petrolera, se plasman como los principales atributos para promoverlo en el mercado norteamericano. La publicación destaca el incremento de los ingresos del gobierno provenientes del petróleo en 1962, en un 12,62% en relación al año anterior, y la participación de un importante grupo de empresas norteamericanas que en conjunto y en asociación a otras empresas y consorcios locales lograban producir 3.199.800 barriles diarios de crudo.
Este impulso del gobierno de Betancourt, buscaba afianzar los vínculos políticos y comerciales que habrían permitido el surgimiento de una moderna industria en un país joven.
Dentro de este esfuerzo de promoción comercial del país, Caracas aparece reflejada dentro de la publicación como la “vibrante capital cosmopolita de Venezuela, magníficamente localizada en las planicies ubicadas entre dos cadenas montañosas, como el epítome del nuevo impulso y entusiasmo que motivan la economía venezolana”. Una capital vanguardista que exhibía un complejo sistema de autopistas, infraestructuras hoteleras, rascacielos, avenidas icónicas, un moderno sistema de teleférico, un impresionante hipódromo, un campus universitario de increíble magnitud y las emblemáticas torres de El Silencio.
2. Plano de Caracas y sus alrededores. Eduardo Röhl, 1934
En este contexto de impulso nacional, la Dirección de Cartografía Nacional del Ministerio de Obras Públicas pública en 1963 el plano de Caracas que ilustra nuestra postal del día de hoy, donde se enmarca la capital en un amplio contexto geográfico reflejado a escala 1:100.000, poniendo de relieve la situación de la ciudad en relación con su geografía circundante y las redes viales.
Este detallado plano contiene curvas de nivel cada 50 m, la red de drenaje, el nombre de las principales filas y quebradas, información vial y la trama urbana; además, reintroduce el sombreado para expresar la tercera dimensión aportada por la orografía que ya había incorporado Eduardo Rohl en el conocido y paradigmático “Plano de Caracas y sus alrededores” de 1934. El contenido de este mapa se basó en una compilación de datos realizada por el hoy extinto MOP, Cartografía Nacional, el servicio odógrafo de la división editora y otras instituciones no señaladas en el mismo.
El plano abarca gran parte de la región donde se asienta el valle y privilegia la lectura de las vías de transporte entre Caracas y su entorno, como si se tratase de mostrar un complejo sistema circulatorio, cuyo crecimiento estaba previsto en un periodo de 4 años, estipulado en el “II Plan de la Nación”. Ello permitiría la finalización del las autopistas entre Tejerías-Caracas, entre Valencia-Puerto Cabello y la que conectaría Caracas con el Puerto de La Guaira y una carretera de 200 kilómetros que vincularía Puerto Cabello a La Guaira, sin pasar por Caracas. En total 1.749 kilómetros de vías se completarían en estos 4 años para llegar a los 29.727 kilómetros.
Por otro lado el crecimiento de la capital y sus áreas de influencia, detonaría que grandes empresas venezolanas se establecieran en la zona industrial de Guarenas, con una ubicación privilegiada a sólo 20 minutos de Caracas, en las afueras, como uno de los sitios mas promisorios para el desarrollo industrial y manufacturero.
Para 1963, la ciudad estaba conformada por en el Distrito Federal, con una población de 1.411.835 habitantes, mientras que la denominada Gran Caracas contaba con 1.336.000 habitantes. Adicionalmente el estado Miranda albergaba 537.491 habitantes. Todo ello conformaba una gran área urbana, donde en un radio de 120 kilómetros se concentraba “casi la mitad del mercado de consumo de Venezuela, y un gran porcentaje de la población urbana del país”.
Este plano, realizado con los mejores equipos aerofotogramétricos con que contaba Cartografía Nacional, reconocida para la época como una de las instituciones que mayores progresos en el área había logrado en la América Latina, representa esta gran área geográfica de la región capital, donde Caracas amplió su zona de influencia marcada por las políticas de desarrollo y donde la vialidad se convirtió en una clara estrategia que buscó mejorar y reconectar los sectores productivas del país.
Es continuación y punto importante dentro de las publicaciones que ya desde 1936 empezó a realizar el Servicio Aerofotográfico cuando ejecutó la primera restitución fotogramétrica de vistas aéreas con el objeto de actualizar el mapa topográfico de Caracas y sus alrededores. Esta misión a una escala cercana al 1:25.000, es conocida como la Misión 8 (1936-39) y abarca la Cordillera de la Costa y la Serranía del Interior hasta el Edo. Aragua.
A partir del 26 de julio de 1937 y por decreto presidencial de López Contreras, el Servicio Aerofotográfico (nombre que se le dio a la Oficina de Cartografía Nacional instalada en Escuela de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales desde 1916), creado en 1935 y hasta entonces dependiente del Ministerio de Relaciones Interiores, se adscribe al MOP con la denominación de Dirección de Cartografía Nacional, siendo la misma el único organismo oficial especializado para la elaboración de mapas del país. De esta manera, se inició un nuevo período en la cartografía venezolana con la introducción de los adelantos tecnológicos modernos a la cadena de producción cartográfica en todas sus áreas. La incorporación de nuevas técnicas y tecnologías, aunado a una mayor preparación del personal, hizo posible el incremento de la producción de mapas topográficos a nivel nacional.
De un atlas con islas tan remotas que no aparecen en Google Earth al mapa escultórico de China de Ai Weiwei, joyas de la geografía bidimensional
Mercedes Cebrián
Mapa de Australia del libro ‘Atlas del mundo’ (Maeva).
22/04/2020
Tomado de elviajero.elpais.com
Una de las actividades más placenteras que existen en torno a un viaje es planearlo al milímetro, imaginar las rutas e itinerarios que se recorrerán a pie o comprobar cuántas paradas de metro o tranvía separan nuestro lugar de residencia temporal de esa pinacoteca en la que pasaremos una mañana. La otra actividad, igualmente grata, es recordar después la aventura a través de materiales como planos de ciudades y mapas de metro, que resumen la fabulosa complejidad geográfica del mundo y facilitan su comprensión.
Con frecuencia los mapas son pequeños y manejables, pues están diseñados para acompañarnos en nuestros viajes aun en tiempos de GPS, pero pueden tener también otra faceta no menos importante: ser fuente de placer visual, aunque no estén directamente relacionados con nuestra propia experiencia viajera. Por eso, tanto los libros que recopilan colecciones de mapas y planos como los que cuentan historias a través de ellos funcionan como bálsamo, especialmente en momentos en los que viajar no nos resulta posible.
Plano ilustrado de 9th Avenue, en Nueva York, en el volumen Mapas (Phaidon).
En el volumen Mapas (editorial Phaidon), reeditado recientemente en castellano en un formato nuevo, espera un festín cartográfico ilustrado: 300 mapas de todas las épocas y procedencias, seleccionados por un equipo de anticuarios y cartógrafos, nos sirven de guía en un largo paseo por 5.000 años de innovación en esta materia. En el libro no solo encontraremos clásicos planisferios como los de Abraham Ortelius, creador del primer atlas mundial Theatrum Orbis Terrarum en el siglo XVI, o Heinrich Berann, considerado el padre del mapa panorámico moderno; también otros concebidos por artistas contemporáneos, como el mapa escultórico de China que realizó Ai Weiwei en 2006, y algunos satíricos que le dan una vuelta de tuerca a la representación de nuestro mundo.
Para pensar sobre estos fascinantes documentos que combinan el arte con la técnica y sacarles todavía más partido a sus posibilidades informativas convendría leer En el mapa (Taurus, 2012), el ensayo de Simon Garfield en el que afirma que la posibilidad de dibujar el mundo “se debe a matemáticos, artistas y exploradores, y también a los gobernantes que, con ambiciones más o menos humanistas, sufragaron los gastos”. Garfield nos recuerda que cualquier mapa es un documento subjetivo y, por tanto, no exento de ideología.
El mapa ‘Serio-Comic War’, realizado en 1877 por Frederick W. Rose, es uno de los que incluye el volumen ‘Mapas’ (Phaidon).
Otro cartófilo acérrimo es el ingeniero y escritor estadounidense Ken Jennings, que obtiene un placer inmenso solamente con leer nombres delirantes de ciudades u observar con detenimiento las formas de cada país o Estado (“Admiraba los territorios toscamente rectangulares como Turquía, Portugal y Puerto Rico, los cuales me parecían robustos y respetables, pero no así lugares rectangulares más definidos como Colorado o Utah, cuya perfección geométrica hacía que pareciesen adiciones falsas y forzadas al mapa nacional”). Su libro Un mapa en la cabeza (editorial Ariel, 2012) es un catálogo de reflexiones y anécdotas de lo más ameno acerca de todo lo relacionado con la geografía y su representación bidimensional.
A esta particular lista cartográfica se añade otro notable ensayo: el del historiador británico Jerry Brotton, que tuvo la idea de contar la historia del planeta a través de lo que explican y expresan sus planisferios y lo materializó en Historia del mundo en 12 mapas (editorial Debate, 2012). La famosa proyección cartográfica de Gall-Peters de 1973, que muestra una versión menos eurocéntrica que la ofrecida por Gerardus Mercator en 1569, es una de las que comenta en su libro. Fue precisamente Mercator, cuenta Brotton, quien acuñó el término “atlas” para referirse a una colección de mapas, formato que sigue fascinando a adultos y niños, pues nos sirve para comprobar nuestras carencias en materia geográfica y para corregir errores de percepción, pero también para gozar de sus ilustraciones, especialmente si sus autores son artistas como los polacos Aleksandra Mizielinska y Daniel Mizielinski. Su Atlas del mundo (editorial Maeva, 2015) cuenta con 55 mapas a doble página que contienen más de 4.000 miniaturas —desde el instrumento musical típico de una región hasta la fauna propia de una zona—.
‘Come All the Way! (Caminos Santiago)’, un plano que marca las diferentes rutas europeas para llegar a Santiago de Compostela es otro de los que incluye el volumen ‘Mapas’ (Phaidon)
Entre los entusiastas de los atlas y planisferios también se encuentra la escritora y diseñadora gráfica Judith Schalansky, quien invirtió años en recopilar una lista meticulosa de 50 islas solitarias que ni siquiera aparecen en Google Earth y a las que pocos humanos han accedido. Su empeño dio lugar al Atlas de islas remotas (editoriales Nórdica y Capitán Swing, 2013), ideal para viajeros de sillón que gozan pensando en condicional o en subjuntivo, sin pretender jamás acercarse a islas como las de Fangataufa o Pukapuka, ambas situadas en el Pacífico.
Y los apasionados del transporte bajo tierra se regocijarán al descubrir que existe el Atlas de metros del mundo (Capitán Swing y Nórdica, 2016), recopilado y editado por el periodista y experto en cartografía Mark Ovenden, miembro de la Royal Geographical Society del Reino Unido. En este libro, Ovenden nos lleva de paseo por todas las líneas de trenes suburbanos, contándonos historias y vicisitudes sobre su diseño. En el relato que funciona como prólogo, escrito por Juan José Millás, uno de los personajes afirma que “si entre túnel y túnel vas repitiendo el nombre de las estaciones con los ojos cerrados, la retahíla acaba transformándose en una oración”, cosa muy cierta, pues enumerar estaciones de metro puede convertirse fácilmente en un mantra, pero sobre todo en una canción. Y si no, que se lo pregunten a Joaquín Sabina.
ACA
Nos interesan temas relacionados con el desarrollo urbano y arquitectónico en Venezuela así como todo lo que acontece en su mundo editorial.