
Iñaki Ábalos (San Sebastián,1956)
La visita que realizó Iñaki Ábalos a Venezuela el año 2010 obedeció, como la de muchas otras personalidades que se han acercado a nuestras tierras, a la invitación que se le cursara para formar parte del jurado de un importante concurso nacional promovido en este caso por la CAF (entonces Corporación Andina de Fomento) y la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (Fesnojiv): el destinado a seleccionar la mejor propuesta para el “Nuevo Complejo Musical de Caracas” (o “Complejo de Acción Social por la Música Simón Bolívar” como también se le conoce), a ser localizado en el Bulevar Amador Bendayán, Sector Santa Rosa, que fuese ganado por los arquitectos Khristian Ceballos, Alejandro Méndez, Mawari Núñez, Daniel Otero, Jean-Marc Río y colaboradores (ADJKM), cuyo veredicto se dio a conocer el 2 de julio.

Para aquel momento Ábalos, quien se tituló de arquitecto en 1978 y de Doctor en Arquitectura en 1991 en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (de la que fue profesor del Departamento de Construcción entre los años 1984 y 1988), y destacaba como uno de los arquitectos españoles más reconocidos de su generación, ya había roto su sociedad (2006) con Juan Herreros con quien fundó en 1985 el prestigioso estudio Herrero & Ábalos y creado (desde el propio 2006) la firma Ábalos+Sentkiewicz arquitectos junto a Renata Sentkiewicz, la cual se mantiene activa hasta ahora.
El mismo año en que nos visita (2010), Ábalos, tras ser en 2009 RIBA International Fellowship, es invitado por la Universidad de Harvard como Visiting Critic in Architecture and Urban Design, pasando luego a ser Professor in Residence (2012-2013), para luego asumir el cargo de Chair of the Department of Architecture (2013-2016).

Ábalos, cuya obra en sociedad con Herreros ya había sido objeto de diversas monografías, y empezaba también a despuntar como crítico a través del ensayo Natural-Artificial (1999, aparecido en el libro de Autores Varios del mismo nombre), comenzó a dejar constancia de su peso como pensador y teórico de la arquitectura a partir de la publicación de La buena vida. Visita guiada a las casas de la modernidad (2000), obra de gran impacto y trascendencia en los medios académicos.
Así, a punto de iniciar su experiencia en Harvard y luego de cuatro años de su filiación profesional con Renata Sentkiewicz, Ábalos se presenta el 6 de mayo de 2010 en el Auditorio Carlos Raúl Villanueva de la FAU UCV, donde dictó la conferencia “La belleza termodinámica. Obras y proyectos”, oportunidad que aprovechó para mostrar la línea de trabajo que en ese momento lo caracterizaba que a su vez había generado un claro eje de investigación proyectual, cuyos principales planteamiento ya habían sido recogidos en La belleza termodinámica (2008) publicación que puede consultarse en http://www.mansilla-tunon.com/circo/epoca7/pdf/2009_157.pdf.
En dicho texto (base indudable de la conferencia dictada), luego de realizar una interesante introducción, que vale a la vez como diagnóstico del estado en que se encuentra el tema de la sostenibilidad a nivel internacional y sus repercusiones en la arquitectura, Ábalos, quien reivindica la preponderancia que debe retomar la forma arquitectónica como génesis y soporte en el proceso de toma de decisiones (o, en otras palabras, una idea de belleza que debe esconderse tras la idea de sostenibilidad), plantea lo siguiente:
“Si atendemos ahora exclusivamente a las nuevas técnicas proyectuales desplegadas por las diferentes aproximaciones hasta aquí descritas, parece fácil identificar dos modelos proyectuales para la estética de la sostenibilidad o, en otras palabras, la belleza termodinámica -dos modos de operar que parecen ligados a dos climas diferentes y también unidos a dos prototipos primigenios-: un modelo basado en la construcción de un ambiente tecnificado, parametrizado y artificial, promovido desde el ámbito anglosajón, basado en gestionar el confort artificialmente y con medios maquínicos, de duración estacional; y el promovido desde el cinturón tropical y subtropical (incluyendo el mediterráneo), es decir, desde la geografía del sol, basado en una gestión hábil y sensualista de medios diversos más elementales (“bricolagista” en términos de Levi-Strauss), con ciclo más diario que estacional. Estos dos modos de operar, obviamente admiten todo tipo de gradientes de aproximación entre sí (…), pero sobre todo su caracterización (o caricatura) permite identificar dos tipos originales a los que se remiten en última instancia: el invernadero y el umbráculo”.
Más adelante, luego de explicar la manera como puede producirse la necesaria aproximación anunciada entre ambos modelos, concluye:
“La belleza termodinámica más creíble será aquella que sepa poner en relación de forma emotiva y directa la intensificación de la experiencia somática individual con el control científico de los elementos naturales y artificiales como instrumentos de construcción del ambiente. (…) Para avanzar en este cambio de paradigma desde el modelo tectónico y mecánico de la modernidad al modelo termodinámico contemporáneo, parece necesario construir una nueva cartografía que nos oriente en torno a las nuevas técnicas proyectuales, a la organización de los sistemas constructivo-tipológicos y a las filiaciones estéticas, adoptando como hipótesis de partida la convención o consenso en la necesidad de una integración entre arquitectura, paisaje y técnicas medioambientales”.

Esta postura, propia de la cultura arquitectónica contemporánea, sugerente, realista y de avanzada en su momento, sirvió para observar lo que, a modo de adelanto, Ábalos mostró entonces al presentar su obra en la FAU UCV y quizás también para especular acerca de si el proyecto ganador del concurso para el “Nuevo Complejo Musical de Caracas” de ADJKM se ubica en la senda de la “belleza termodinámica”. Además, contextualiza la importante invitación que se le cursara con la que inició su experiencia en Harvard, señal inequívoca de que dicha universidad intuía la presencia de un nuevo paradigma que merecía la oportunidad de ser puesto a prueba, y que en Caracas tuvimos el privilegio de escuchar prácticamente de primera mano (luego se Ábalos lo presentaría en julio de 2011 en la PUC de Chile) y cuyo impacto aún está por sentirse de forma notoria en nuestra enseñanza de la arquitectura. También vale para evaluar, transcurridos 8 años, la prolífica obra que Ábalos+Sentkiewicz ha podido realizar desde entonces y para emprender la lectura de su más reciente libro Textos críticos (2018), reseñado el pasado 9 de septiembre en el Contacto FAC nº 93.
ACA