
Hotel Guaicamacuto
El Guaicamacuto se distingue entre las instalaciones hoteleras impulsadas por la CONAHOTU, por ser el hotel de mayor capacidad encargado por la Corporación de entre todos los ejecutados, por constituirse en un giro dentro de la producción arquitectónica de su proyectista, Luis Malaussena (1900-1963) y por haber sido el único que no fue inaugurado a tiempo a pesar de haber sido anunciada su terminación para 1957, cosa muy extraña dentro de las obras programadas por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Ubicado en un enclave de excepcional condición paisajística y ambiental, una pequeña península frente al mar Caribe en el sector de Caraballeda, Litoral Central, actual estado Vargas (anteriormente Departamento Vargas del Distrito Federal), su gestación y primeros estudios, según consta en la Memoria y Cuenta del Ministerio de Fomento (MF) del año 1953, comienzan a raíz de la inauguración aquel año de la Autopista Caracas-La Guaira, buscándose con urgencia “la construcción de un nuevo hotel que sustituya las funciones que hasta el presente cumplía el ‘Hotel Miramar’, de Macuto, hoy insuficiente, debido al incremento de la población flotante que se desborda hacia el litoral”.
Para 1954, como reza en la correspondiente Memoria y Cuenta del MF, se concluye el anteproyecto de parte del arquitecto Luis Malaussena y “se iniciaron conversaciones con la Oficina Técnica Bernardo Nouel, para el estudio y proyecto de una dársena para embarcaciones deportivas”. También se estima su próxima construcción en la «Urbanización Caribe», y se precisa que “constará, según lo hasta ahora proyectado, de ciento cuarenta (140) habitaciones, previéndose una ampliación de ochenta (80) más; una suite especial, diez (10) apartamientos residenciales; hall de recepción, salas de espera y de estar; locales para agencias de viaje, tiendas, librería, barbería y salón de belleza; bar, fuente de soda, salones especiales, salón de juegos, terrazas cubiertas, piscina y bar anexo y vestuarios; dormitorios para la servidumbre de huéspedes y demás dependencias indispensables a los servicios del hotel, como recepción, gerencia, contabilidad y salones y dormitorios de empleados”. Ese mismo año, destinados para el entonces denominado “Hotel Naiguatá”, se le contratan definitivamente a la Oficina Técnica Bernardo Nouel Ingenieros C.A. “el estudio y proyecto de las obras de acondicionamiento de una dársena que sirva de abrigo a embarcaciones deportivas y acondicionamiento de la playa frente a los terrenos del establecimiento, a un costo de Bs. 73.560,00; se firmaron los contratos de proyecto y supervisión del referido hotel con el doctor Luis Malaussena y la firma ‘Simca’ respectivamente, y la construcción, de las fundaciones del edificio principal y sus anexos lo realiza la Empresa Venezolana de Ingenieros y Construcción S. A. a un costo de Bs. 3.351.050,00”.




El proyecto que adelanta Malaussena permite detectar, sumado al del hotel Maracay y al del Círculo de las Fuerzas Armadas, según resalta Silvia Hernández de Lasala en Malaussena. Arquitectura académica en la Venezuela moderna (1990), “la actitud más alejada de la arquitectura académica de toda su obra, y su lenguaje está más bien ligado a lo que se conoce como estilo internacional”. Dicha actitud, que pudiera asociarse a la ya manifiesta voluntad de asumir el estilo más adecuado al uso de la edificación que se enfrenta, sus características funcionales o los rasgos propios del contexto en que se ubica, debe atribuirse finalmente a “la presencia en el equipo de Luis Malaussena de los tres jóvenes arquitectos alemanes contratados por él para la época en que fueron desarrollados esos proyectos”. Se trata de: Federico Beckoff, Klaus Heufer y Karl Peter Jebens de los cuales los dos primeros posteriormente desarrollarán en Venezuela una prolífica obra.
Otro punto a considerar dentro del carácter y desarrollo final del proyecto del hotel, adelantado dentro de la oficina de Malaussena entre 1953 y 1955, es “la espectacular expansión desarrollada en la época por las grandes cadenas hoteleras internacionales … particularmente… la Hilton, cuyo hotel en Estambul, proyectado por Skidmore, Owings & Merril y Sedad H. Elden, muestra un asombroso parecido en su aspecto al hotel Guaicamacuto”, siendo sus fechas de construcción casi simultáneas.
De lo que se recoge en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (Iván González Viso, María Isabel Peña y Federico Vegas, 2015), “el edificio de siete pisos (…) es resultado de la articulación de tres categorías de volúmenes. La primera, un paralelepípedo rectangular destinado a apartamentos y habitaciones con dos núcleos de circulación ubicados al sur, el cual parece flotar sobre el terreno; la segunda, volúmenes de menor tamaño y altura destinados a servicios, usos sociales o recreacionales, con formas singulares que les otorgan un carácter propio; y la tercera, los corredores cubiertos con losas de concreto y columnas metálicas, que conectan elementos del conjunto y enmarcan visuales del paisaje tropical y del paisajismo interior. Las fachadas, concebidas como una retícula, permiten balcones profundos, protegen la fachada y proporcionan la imagen de un hotel de playa…”

Como ya dijésemos, aunque la obra ofrece ser entregada de acuerdo a la Memoria y Cuenta del MF de 1956 “para la próxima etapa”, por problemas surgidos durante el año 1957 que derivaron en la caída de la dictadura en 1958, el hotel todavía en 1960, aunque “sus construcciones e instalaciones principales se encuentran prácticamente terminadas” tiene pendiente la conclusión de sus obras finales las cuales están a cargo del Ministerio de Obras Públicas. Su programa inicial ha sido significativamente incrementado. De la Memoria y Cuenta de 1960 rescatamos que finalmente se construyó sobre un terreno de 85.000 metros cuadrados y cuenta con un área de construcción de 40.000 metros cuadrados siendo considerado como “uno de los más lujosos de la cuenca del Caribe. Sus instalaciones son de primera clase. Tiene 279 habitaciones y 79 apartamientos, una playa artificial de 60.000 metros cuadrados y un puerto propio para yates de gran calado, con capacidad para 50 embarcaciones”. Oficialmente, al ser abierto, la instalación registra un total de 306 habitaciones.
En vista de la cuantiosa inversión que el hotel ya había demandado y tras la búsqueda de su puesta en funcionamiento lo antes posible, en 1960 el Ejecutivo Nacional autorizó a la CONAHOTU “para negociar, con diversas empresas especializadas en hotelería de turismo internacionales, la celebración de un contrato para la administración y operación de dicho establecimiento. Esta Corporación consideró las proposiciones de 17 firmas internacionales”. Tras el nombramiento de una Comisión evaluadora “integrada por representantes de los Ministerios de Fomento, Hacienda y Obras Públicas y de la Oficina de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la República, para que, conjuntamente con el Presidente de la CONAHOTU, estudiara las proposiciones recibidas, a fin de recomendar la firma a la cual habría de adjudicarse el contrato de administración… (se) recomendó celebrar el contrato, para la operación del Hotel Guaicamacuto, con la Sheraton Corporation of America”, quedando establecido entre sus cláusulas que “el hotel tendrá el rango ‘De Luxe’ y la Sheraton deberá mantenerlo y operarlo en ese nivel” y, además, que “con el fin de obtener una mayor eficiencia publicitaria en el exterior, se ha considerado conveniente cambiar el nombre del hotel por uno que tenga más expresión como incentivo turístico en el ambiente internacional. El nuevo nombre incluirá el de la empresa operadora”.
El Guaicamacuto es inaugurado en 1963 y fue conocido entre esa fecha y finales de 1999 (cuando el estado Vargas sufre una inmensa catástrofe natural) como hotel «Macuto Sheraton», viviendo desde su apertura hasta finales de los años 80 su período de mayor esplendor, convirtiéndose en referencia internacional y lugar de disfrute de la ciudadanía, a la que se le permitía el acceso de sus generosas áreas públicas.



Sumido desde 1999, junto al hotel Meliá Caribe (ubicado en el mismo sector), en el más absoluto abandono, empieza a ser objeto de atención por parte del gobierno en 2015, momento en que se le ofrece la oportunidad a The Harman Group (consorcio norteamericano con sede en Filadelfia y Nueva York dedicado a la ingeniería estructural y la planificación de estacionamientos) de realizar un proyecto que contemple la rehabilitación, renovación y ampliación de ambos hoteles. Dicho proyecto propone la incorporación de un centro de convenciones a tres niveles (que incluye un salón de baile de 1300 m2, un salón de baile junior de 750 m2, cocinas y escaleras), un gran lobby cúbico de vidrio (3800 m2) y una nueva estructura para un estacionamiento. Así, ambas instalaciones sumarían una oferta de 400 habitaciones y recuperarían de nuevo el importante rol que jugaban como promotores de un turismo de alto nivel.

Las obras, cuya gerencia de construcción se contrata a la empresa ABU Project, SL (radicada en Palma de Mayorca, España), se inician en noviembre de 2015 y ofrecen un importante empuje hasta diciembre de 2016, cuando, por razones ligadas a falta de continuidad en los pagos y oscuridad en el manejo de los recursos asignados (registradas con lujo de detalles por la prensa local), se paralizan los trabajos ofrecidos a ser terminados para el presente año de 2019 cosa que no ocurrirá. La comunidad de Vargas que tiene cifradas esperanzas en que se reactiven las obras y se genere un importante número de empleos como apoyo al sector turismo, sigue a la espera a que este importante hotel, sembrado en la memoria colectiva sea definitivamente recuperado como símbolo y referencia de la arquitectura del litoral caraqueño.
ACA
Procedencia de las imágenes
- Colección Crono Arquitectura Venezuela
2, 3, 4 y 5. Silvia Hernánez de Lasala, MALAUSSENA. Arquitectura académica en la Venezuela moderna, 1990
6. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad
7. https://harmangroup.com/projects/hotel-guaicamacuto/
8. https://talcualdigital.com/hoteles-en-el-olvido-dos-decadas-de-promesas-y-dineros-perdidos/ y https://www.eluniversal.com/caracas/20315/para-el-2020-prometen-culminar-restauracion-de-los-hoteles-melia-y-sheraton
