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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 422

La imagen que acompaña nuestra postal de hoy hace referencia al “Proyecto del sistema de parques y jardines” para Caracas desarrollado por la Junta Ejecutiva “ad honorem” creada el 30 de marzo de 1959, a solo dos meses del inicio del gobierno de Rómulo Betancourt. El plan elaborado para la Gobernación del Distrito Federal bajo la gestión de Francisco Carrillo Batalla, intentó darle un impulso al desarrollo de la ciudad, entendiendo los problemas de áreas verdes y los espacios públicos como un gran proyecto capitalino, destinado a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Un destacado grupo de profesionales aprovechaba así el impulso que había tenido Caracas en enero de ese mismo año, con la celebración de los VII Juegos Centroamericanos y del Caribe, para intentar promover áreas de recreación, que buscaban reforzar el espíritu moderno y vanguardista de la ciudad.

El proyecto de áreas verdes para Caracas Metropolitana, es en realidad un conjunto de proyectos de espacios públicos, elaborados por distintos arquitectos, agrupados en una suerte de informe incompleto, que conseguimos en el estante de libros de intercambio del cafetín de arquitectura, que de manera muy esquemática un poco “a mano suelta”, propone espacios verdes estratégicos en dos escalas donde están contemplados espacios recreacionales para la periferia de la ciudad y para el área urbanizada considerada como central.

De hecho, la conceptualización urbana del plan, hecho casi de manera diagramática sobre un plano de la ciudad, con trazos gruesos, se contrapone a los proyectos que le acompañan, los cuales han sido prolijamente desarrollados, en cuanto a su forma y contenido, llegando incluso a proponer especies vegetales.

El plan estuvo dirigido por Tomás Sanabria como presidente de la Junta y Eduardo Trujillo como director. Como vocales participaron Carlos Guinand, Tobías Laser, Fruto Vivas, Gustavo Wallis, Leandro Aristeguieta, Enrique Tejera, Julián Ferris, Manuel González Vale, Luis Armando Kerch García, Guillermo Vogeler, Armando Planchart, Luis Roche, William Phelps, Cecilia Branger de Pocaterra, Liliana Iturbe de Blanco, Kathy Phelps y José Miguel Galia como asesor.

El objetivo de la propuesta era investigar, analizar y programar un sistema de parques para el área metropolitana de Caracas, así como contribuir a la solución del problema recreacional del conglomerado urbano. El proyecto se propuso la utilización máxima del sistema de parques y áreas verdes, existentes y propuestas del área metropolitana para su uso cívico, relacional, recreacional y deportivo con el mínimo de horas necesarias para su correcto acondicionamiento.

Dentro de los factores considerados por el plan estaban los aspectos urbanos, sus características y necesidades, así como un plan de acción urgente de acondicionamiento básico de las zonas recreacionales existentes, como para generar un robusto sistema en la capital.

El plan aclara que su necesidad responde a tres factores: la desproporción notoria entre la oferta de zonas verdes en la ciudad y la alta demanda de la población; que los parques y las zonas públicas existentes no tienen un carácter ni uso definido; y, en tercer lugar, que existía una falta de costumbre, e interés de la población de utilizar las zonas verdes existentes como resultado de las dos condiciones anteriores.

Cómo aspecto determinante para ejecutar el plan se señalan problemas como la escasez e inadecuación de las zonas públicas existentes, el alto costo del terreno en el área metropolitana y la dificultad para la adquisición de nuevas áreas para desarrollo recreacional, así como la necesidad de utilización intensiva del sistema total mediante un balance de sus elementos en el territorio de la ciudad.

Este plan sería una doctrina básica del sistema de parques aprobado de manera preliminar en la reunión efectuada el 16 de julio de 1959, que establecía dos tipos de espacios libres para la recreación urbana en Caracas, a saber: el espacio libre activo y el espacio libre pasivo. Ambos conceptos son explicados en el informe cuyas páginas no están numeradas: “El espacio libre activo, se define como aquel en el cual la recreación y el esparcimiento se realizan por medio de la actividad física en general y el deporte en particular, mientras que contrariamente el espacio libre pasivo, es aquel en el cual la recreación y el esparcimiento se efectúan por medio del descanso, de la contemplación de la naturaleza, el paseo, la asistencia a espectáculos culturales, recreativos, espacios para la reunión y la conversación”.

Se deduce fácilmente que dentro de un sistema de parques deben existir entonces ambos tipos de espacios libres y, dentro de ellos, diferentes escalas. Simultáneamente, se deduce que los espacios libres actuales existentes dentro de la ciudad, salvo contadas excepciones, deben ser programados y desarrollados con el carácter de espacio libre pasivo, puesto que el espacio activo demanda un área mayor de difícil obtención dentro del perímetro urbano.

De esta manera, el sistema de parques metropolitanos a desarrollarse en los límites del área urbana y estarían ubicados sobre las carreteras de acceso a la ciudad, a una distancia no mayor de 20 km y con un área de 100 ha. como mínimo.

Este tipo de parque de carácter fundamentalmente activo, será el que constituya los sitios de recreación de fin de semana del conglomerado urbano y sus espacios estarán dedicados a actividades como zona de picnic con kioscos, zonas deportivas, piscinas, restaurant y fuente de soda, caballos, viveros para mantenimiento y enseñanza.

De esta forma, el sistema periurbano estaría compuesto por ocho parques ubicados sobre la carretera vieja de la Guaira, la carretera vieja de El Junquito, la carretera vieja a los Teques, la carretera Panamericana, la autopista central, la circunvalación, la carretera Santa Lucía y la carretera de Guarenas. La ubicación se indica en el plano del sistema general, así como sus respectivas alternativas. Al sistema denominado como metropolitano, se sumaba el parque nacional el Ávila, formando un conjunto orgánico.

En cuanto al sistema de parques urbanos propuesto estaría compuesto de cinco sectores acordes con las distintas zonas de la ciudad, la topografía del valle de Caracas y el uso fijado por el plan regulador. Estos sectores se establecen como: el sector central que comprende el casco central San Bernardino, los Caobos; el sector oeste de Catia; el sector sur oeste que contempla El Paraíso; el sector sur que contempla Las Acacias, Santa Mónica y el Valle; y el Sector este, que comprende de Sabana Grande a Petare.

Cada uno de estos sectores estaría compuesto de parques de carácter activo y pasivo, a manera de núcleos fundamentales y de conjuntos secundarios compuestos de espacios libres menores a la escala de las distintas comunidades que sirven. Los conjuntos secundarios estaban formados por pequeños parques, plazas, y parques infantiles, cada uno de los cuales forman un conjunto orgánico dentro de la comunidad y a su vez dentro del sistema de sector.

Por otro lado, el plan establece los llamados “parques de base”, o parques ancla, que resultan fundamentales por su ubicación: el parque Los Caobos-Andrés Bello para el sector Central, el Hipódromo-El Paraíso para del sector Suroeste, el paseo Los Próceres para el sector Sur, y el Parque del Este para dicho sector, el cual, según proyecto de Roberto Burle-Marx con la colaboración de Julio César Pessolani, Fernando Tábora y John Stoddart, recibiría gracias a las gestiones de la Junta un impulso definitivo.

El plan establecía como factor determinante para la ubicación de los espacios dentro del sector y la de sus elementos entre sí, el que su radio de acción no excediera una distancia mayor de 1 km, distancia adoptada por considerarla como óptima compatible con la escala peatonal.

De esta forma se establecieron “ocho parques de aproximadamente 100 ha. cada uno, para recreación activa de fin de semana destinando de ocho a 10 millones de metros cuadrados para una población de millón y medio de habitantes para el año 1965 dentro del sistema urbano, estimando una inversión de 20 millones de bolívares, o sea una media de 20,000 bolívares por hectárea llegando a una gran inversión total de 170 millones de bolívares”.

En el plan se detallan los proyectos emparentados con el paisajismo y la forma moderna elaborados por distintos profesionales que participaron en él. El proyecto para el parque para la Urbina fue realizado por Gustavo Legórburu y Américo Faillace; el Parque La Veguita y el parque Las Palmas por Elías Toro y equipo; la Plaza de Cotiza y el Parque de la Urbanización Gran Colombia por Raúl Garmendia; el Parque Las Américas por TEDECO, C.A. (Raúl Garmendia); el parque infantil de Valle Abajo por R. de White; y el parque del Oeste, proyectado por Roberto Burle Marx con la colaboración de Pessolani y Tábora.

El plan-informe, a pesar de estar incompleto, da cuenta de las coherentes y válidas intenciones de un grupo de profesionales, que generosamente, aportaron sus ideas para lograr desarrollar una mejor ciudad a futuro, lo cual lo convierte en un documento de gran valor referencial.

IGV