Archivo de la etiqueta: Juan Vicente Gómez

1935• Se decreta la construcción del Museo de Bellas Artes

1935• Juan Vicente Gómez, Presidente de la República, emite el 24 de julio de 1935 un decreto de construcción que dice textualmente «Procédase a construir en el Parque Sucre, de Caracas, un edificio adecuado para el funcionamiento del Museo de Bellas Artes, de acuerdo con los planos que han sido aprobados por el Ministerios de Obras Públicas» (Gaceta Oficial Nº18.707, del 25 de julio de 1935, p.103.983).
Poco tiempo después se decreta la construcción del Museo de Ciencias Naturales en la misma zona.
Le correspondió al General Eleazar López Contreras terminar e inaugurar los dos museos por la muerte de J.V. Gómez el 17 de diciembre de 1935.

HVH

¿SABÍA USTED…

…que el 19 de abril de 1933 se inauguran la Avenida La Paz y el Puente Bolívar hoy conocidos como Avenida O’Higgins y Puente de Los Leones, respectivamente?

1. Avenida La Paz (luego O’Higgins) y Puente de Los Leones (antiguo puente Bolívar) c.1940

La apertura de la avenida La Paz y el puente Bolívar por parte de Juan Vicente Gómez, marcó el comienzo de la celebración del XXV Aniversario de la Causa de la Rehabilitación Nacional, momento en que el Benemérito tomó el poder en 1908 desplazando a Cipriano Castro.

Así, dos años antes de su fallecimiento, Gómez le tendía una mano a la ciudad que siempre le había sido esquiva en cuanto a mantenerse sumisa ante los desmanes que su gobierno cometía, lo cual lo impulsó, como se sabe, a instalarse en Maracay, beneficiando su desarrollo urbano y arquitectónico por tal circunstancia. Cabe añadir que la Caracas de entonces contaba ya con alrededor de seis mil unidades de transporte entre automóviles y autobuses lo cual justificaba la apertura de avenidas como la que nos ocupa.

2. Detalle del Plano Caracas y sus alrededores de Eduardo Rohl de 1934. Un año después de su inauguración, se advierte la presencia de la avenida La Paz en sentido noroeste-sureste y el puente Bolívar en medio de una zona poco poblada donde los sembradíos de caña constituyen su rasgo fundamental. También se puede observar la conexión con la avenida San Martín, la presencia del «trapiche La Vega» y la casona de la hacienda y el parcelamiento que daría origen a la urbanización La Paz.

De tal forma, puente y avenida comunicaron la Carretera Occidental (que conducía a Antímano) con la intersección de la avenida La Vega, prolongándose de una manera más local hacia esta población que junto a Antímano constituía una dupla de pequeños centros urbanos próximos a Caracas hacia el suroeste. Más allá de su gran utilidad, ambas obras, formaron parte de un grupo de intervenciones que contribuyeron a embellecer a la capital ofreciéndose como un paseo propicio para el desahogo vehicular y la recreación ciudadana.

3. Imágenes publicadas por la revista Élite del 22 de abril de 1933, que recogen el acto inaugural de la avenida La Paz y el puente Bolívar

Sería la revista Élite en su edición del 22 de abril de 1933, la que recogería en imágenes el acto inaugural y las panorámicas que presentaban la obra en toda su dimensión.

El puente Bolívar (llamado también puente de la Barrancas), fue calculado por Pedro Bernardo Pérez Barrios (1890-1955) en estructura metálica y estaría flanqueado en sus dos extremos por cuatro leones (uno a cada lado de la vía), símbolo de la ciudad y una alusión al león del escudo de armas de Caracas, los cuales fueron esculpidos en piedra artificial, similar a la piedra de Cumarebo, por el artista catalán Ángel Cabré i Magriñá (1863-1940), descansando cada uno sobre un pedestal de concreto de forma rectangular con dos escalones en su parte superior. Aunque las esculturas aparecen sin fecha de ejecución, en su pedestal se leían las inscripciones “Avenida La Paz” en la cara que da hacia la vía y en el frente “Construida en la Administración del Benemérito General Juan Vicente Gómez 1933”, que con el tiempo han desaparecido. En el artículo “Los leones de Caracas (y no nos referimos al beisbol)” publicado en la web del Institutional Assets and Monuments of Venezuela (IAMV) encontramos lo siguiente: “La actitud de los felinos es vigilante, con sus cabezas erguidas, sentados sobre sus vientres y patas traseras, expectantes. Son figuras impresionantes que recuerdan en su postura, las esculturas de la Avenida de las Esfinges en Egipto”.

4. Puente Bolívar y Avenida La Paz, Revista Técnica MOP n° 52. Caracas, abril 1933

El Bolívar, al igual que el Puente Hierro, el Sucre, el Dolores, el Paraíso, el Restaurador y el 19 de diciembre se vieron muy afectados por las sucesivas crecidas del Guaire y por el aumento en el tránsito automotor, pasando todos paulatinamente a ser sustituidos por estructuras en concreto armado (primero el Sucre en 1925, segundo el Puente de Hierro en 1937), correspondiéndole al que demanda nuestra atención hacerlo cuando por debajo y a ambos lados del mismo debió pasar la autopista que conduce al extremo oeste de la ciudad. A partir de allí se le conocerá por su nombre coloquial: “Puente de Los Leones”.

Muerto el dictador en 1935, algunas avenidas de Caracas empezaron a recibir nombres de próceres nacionales y latinoamericanos. De tal manera la avenida La Paz pasaría a denominarse en 1938 O’Higgins en honor a Bernardo O’Higgins (1778-1842), militar y político chileno reconocido como uno de los “padres de la Patria” por haber participado en el proceso independentista de ese país, nombre que se le daría también a la plaza construida en 1938 ubicada en su extremo norte presidida por una escultura del héroe realizada por Ernesto Maragall i Noble (1903-1991) en 1955, “apoyada sobre un podio en escaleras con un espejo de agua rectangular que se acompaña por un grupo de astas de banderas y taludes geométricos sembrados con árboles de copa alta”, como apunta María Isabel Peña en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015).

5. La plaza O’Higgins (izquierda) y el monumento a la Batalla de Carabobo o la India de El Paraíso (derecha) marcan los dos extremos (norte y sur) entre los que se desarrolla la avenida O’Higgins.

La avenida La Vega, ya concluida hasta su cruce con la O’Higgins, llevará por nombre José Antonio Páez en 1956. La San Martín, por su parte, ya había sido bautizada con ese nombre en 1922 entre El Silencio y Palo Grande manteniéndose como Carretera Occidental de allí en adelante hasta 1930 cuando, al construirse la plaza Artigas se fijó allí su finalización y el límite para su ampliación y conversión en importante avenida en 1954. Por su parte el monumento a la Batalla de Carabobo (la India de El Paraíso) de 1911, sería reubicado en 1966 en el nodo O’Higgins-Paéz marcándose así su segundo traslado dentro de la zona (para más detalles recomendamos consultar https://fundaayc.com/2023/08/06/sabia-usted-104/).

6. Hacienda La Vega

Sobre la avenida O’Higgins no sólo destacan la plaza de ese nombre y el monumento a la Batalla de Carabobo que marcan su comienzo y su final. Sobre su eje en la cara oeste se encuentra el acceso a la hacienda La Vega (cerca de 1590), ubicada a medio camino entre el cruce del río y el pueblo de La Vega, oasis que cuenta con una valiosa casa en muy buen estado de conservación, cuyas sucesivas particiones dieron pie a la urbanización progresiva de la zona originándose Vista Alegre, Colinas de Vista Alegre, La Paz, Bella Vista, Montalbán y la zona industrial de La Yaguara.

7. Dos tomas del edificio Corporación Médico-Quirúrgica, C.A. (hoy residencias Parque la India)

Otro edificio digno de mención, ubicado en un terreno en la acera este, propiedad de la familia Uslar, con frente a la avenida y las calles Junín y Boyacá, próximo a la avenida Páez y La India, es el hoy es conocido como Residencias Parque La India, proyectado originalmente para albergar una clínica privada que se denominaría Edificio Corporación Médico-Quirúrgica, C.A.

Proyectado por Alberto Parra Kadpa calculado y construido por la firma Precomprimido, C.A. (ingenieros Juan Otaola y Oscar Benedetti Pietri), con pilotaje responsabilidad de Franki, C.A. la construcción de sus 19 pisos comienza en 1956 y se paraliza en 1958 al caer la dictadura perezjimenista con las obras estructurales concluidas, buena parte de sus complejas instalaciones adelantadas y con los equipos médicos, camas y colchones suplidos por la empresa Colimodio, especializada en este tipo de insumos, comprados y depositados en los sótanos. Los propietarios abandonaron la construcción por décadas. Durante este largo lapso desapareció de los depósitos todo aquello que se utilizaría en el equipamiento. Años después un grupo de empresarios adquirieron el edificio, desistieron de terminar el proyecto original y utilizando otro arquitecto, lo remodelaron transformándolo en las Residencias Parque La India.

8. Puente y avenida a finales de la década de 1930.
9. La avenida O’Higgins hoy.

Las bucólicas fotos tomadas en fechas en que el puente y la avenida vivían sus primeros años contrastan fuertemente con el estado actual. El impacto producido por el desarrollo de la autopista Francisco Fajardo hasta Caricuao incorporó en el lugar donde se encuentra el puente un distribuidor vial que ha desfigurado sus antiguas condiciones e impactando en tal forma su identidad, que los 4 leones (supervivientes estoicos que han aguantado cualquier tipo de agresión) perdieron todo protagonismo y se terminaron ubicando de cualquier manera. Con ello, la condición de paseo que alguna vez tuvo la avenida, también dio paso a ampliaciones que la han hecho irreconocible. Hoy, la O’Higgins, ampliada desde que se hicieron los trabajos relacionados con la construcción de la autopista y el distribuidor La Paz, conecta la intersección de la avenida Teherán, la avenida José Antonio Páez y la Cota 905 (avenida Guzmán Blanco) en su extremo sur, presidida por presencia de La India, con la 4.ª avenida, la Calle Comercio, y la Avenida La Paz al norte, reminiscencia esta última de la calle que conectaba inicialmente con la Carretera Occidental (actual avenida San Martín).

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Así era Caracas. Avenida O’Higgins. Blas Quiñones (https://www.facebook.com/photo/?fbid=10223745114313247&set=gm.3676513035767274&locale=ro_RO)

2. La ciudad del caballo. Eduardo Röhl, 1934 (http://guiaccs.com/planos/la-ciudad-del-caballo/)

3. Revista Élite, 22 de abril de 1933

4. Revista Técnica MOP n° 52. Caracas, abril 1933

5. Wikipedia. Plaza O’Higgins (https://es.wikipedia.org/wiki/Plaza_O%27Higgins_(Caracas); y http://guiaccs.com/obras/redoma-la-india/

6. Hacienda La Vega, cerca de 1590 (http://guiaccs.com/obras/hacienda-la-vega/); Hacienda La Vega Caracas. Marilin Adams (https://www.pinterest.com/pin/473089135827063890/); y Captura de Google Earth

7. Colección Crono Arquitectura Venezuela; y Construido en Caracas. Edificio Parque La India (https://construidoencaracas.wordpress.com/2013/07/07/edif-parque-la-india/)

8. Caracas en retrospectiva (https://www.pinterest.com/pin/462604192945911120/); y Puente Los Leones, 1933 (http://guiaccs.com/obras/puente-los-leones/)

9. Captura de Google Earth; Caracas hermosa. Más que una guía (https://caracashermosadotcom.wordpress.com/2016/05/15/30-avenidas-de-caracas/); y José E. Arnó Ortega, Puente Los Leones – Urb La Paz El Paraíso (https://www.pinterest.cl/pin/384917099381278297/)

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 389

Cuando se empiece a organizar una cronología de lo que han sido los concursos de arquitectura en Venezuela, primer paso de una tarea pendiente además de necesaria conducente a la elaboración de una rigurosa historia sobre el tema, la figura de Alejandro Chataing (1873-1928) emergerá, sin duda, como referencial en lo atinente a las primeras contiendas que se llevaron a cabo a finales del siglo XIX y comienzos del XX. También, corresponderá ahondar en las características y condiciones en las que se realizaron aquellos llamados dada la limitada cantidad de profesionales que se encontraban en ejercicio y al influyente peso que desde el poder, muy probablemente, fue ejercido en decisiones que giraban alrededor de los certámenes por los dos dictadores de turno: Cipriano Castro (1901-1908) y Juan Vicente Gómez (1908-1935).

1. Fotografía tomada en el patio de la Academia Militar de La Planicie durante su construcción. Alejandro Chataing aparece sentado (segundo a la izquierda) junto al Ministro de Obras Públicas R. Castillo Chapellín (sentado en el centro), otros ingenieros y maestros de obras.

El hecho es que, de acuerdo a las escuetas y muy limitadas crónicas de la época, se sabe hasta ahora que, dentro de su prolífica carrera, fueron proyectos de Chataing los declarados ganadores por la vía del concurso para el diseño de: las fachadas del Mercado Principal de San Jacinto, Caracas (1894) en colaboración con Juan Hurtado Manrique; la sede de la Academia Militar en La Planicie, Caracas (1906) en colaboración con Jesús María Rosales; la remodelación integral del Panteón Nacional, Caracas (1910); y el hotel Miramar en Macuto (1928). Todos, además, tuvieron el excepcional privilegio de haber sido construidos, siendo al segundo de ellos, cuya fotografía tomada poco después de su inauguración engalana nuestra postal del día de hoy, al que dedicaremos a continuación la nota complementaria correspondiente.

2. Dibujo de la fachada este del proyecto de Chataing y Rosales para la Academia Militar publicado en El Cojo Ilustrado del 15 de enero de 1904.

La convocatoria al concurso para el edificio que nos ocupa fue hecha el 4 de julio de 1903 (un día antes del decreto de creación de la Escuela Militar de Venezuela), su construcción concluye el 4 de abril de 1906 y se inaugura el 23 de mayo de 1908, poniéndose en marcha su funcionamiento al abrirse el primer curso de formación el 5 de julio de 1910. Concebido, por tanto, para un uso que por primera vez tenía presencia firme en el país, la programación arquitectónica es el resultado del impulso dado a la profesionalización de la milicia nacional por Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, requisito esencial que buscaba garantizar la permanencia en el poder y la eliminación del caudillismo. La obra se inicia y finaliza durante el mandato del primero y la pone en funcionamiento el segundo egresando las primeras promociones a partir de 1911.

Cabe recordar que la Academia Militar de Venezuela se funda el 3 de septiembre de 1810 sufriendo a lo largo de todo el siglo XIX los avatares de la guerra de independencia primero y de la federal después, así como diversas adscripciones y numerosos sobresaltos que impidieron su continuidad y asentamiento hasta que Castro crea, como ya dijimos, la Escuela Militar de Venezuela en 1903. Para conocer la accidentada historia de esta institución vale la pena consultar la reseña del 3 de septiembre de 2020 aparecida en http://www.cavim.com.ve.

3. Dibujo de la planta del proyecto de Chataing y Rosales para la Academia Militar publicado en El Cojo Ilustrado del 15 de enero de 1904 .

Por otra parte, El Cojo Ilustrado publicó el 15 de enero de 1904 el proyecto elaborado por Chataing y Rosales, luego de ser declarados ganadores del concurso, con el que se daría inicio a su construcción, documento que permite apreciar en detalle la magnitud de la obra. Con las limitaciones del caso, dada la naturaleza militar del edificio, las reproducciones aparecidas en la revista junto a la descripción pormenorizada de cómo programa y proyecto se conjugan, permiten apreciar a cabalidad el funcionamiento de la academia dentro del contenedor para ella concebido. También en la publicación se da cuenta del reglamento que regirá a la institución a partir del 19 de abril de 1904 cuyo objeto era “la formación de Oficiales para infantería, artillería, caballería, ingenieros y Estado Mayor del Ejército”. Además, se enumeran todas las asignaturas que serán dictadas y deben ser aprobadas por quienes aspiran a obtener los diferentes grados.

4. Izquierda: La Academia Militar en plena construcción (c. 1905). Derecha: Dos vistas lejanas del edificio en fechas próximas a su terminación.

La edificación, como ya adelantamos, fue levantada sobre la meseta de La Planicie cercana al barrio de Montepiedad (dentro de la actual parroquia 23 de enero), lugar de carácter estratégico, con vista sobre el sector suroeste de la ciudad a 981,28 metros sobre el nivel del mar y en su momento llegó a ser considerada como el centro de formación militar más grande de Latinoamérica.

Como parte de un grupo de edificios en los que según Juan Pedro Posani (Caracas a través de su arquitectura, 1969) se halla “el mejor retrato de la época”, donde “todas las modalidades del eclecticismo o del historicismo del fin de siglo se encuentran reflejadas”, la Academia Militar fue realizada en “estilo militar florentino” siguiendo la pauta de dotar a cada obra arquitectónica del estilo más apropiado de acuerdo a su uso y a la tipología a la que responde. A título complementario Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015) señalará: “…su imagen es expresión ecléctica de diversos estilos arquitectónicos… y su forma, resultado de una serie de volúmenes adosados entre sí, está concebida según las categorías estéticas de la proporción, el orden y la simetría. Su planta rectangular con un gran patio central para desfiles y formaciones es característica de las edificaciones amuralladas de defensa militar”.

5. Izquierda y derecha arriba: vistas próximas de la fachada del edificio. Derecha abajo: planta

Resumidamente se puede decir que la propuesta de organización espacial parte de un doble patio alrededor del que se ubican las áreas para las actividades de instrucción militar y el cuartel propiamente dicho; mientras que las fachadas fueron resueltas siguiendo las pautas académicas para este tipo de edificación: paredes con friso almohadillado y el pórtico con cargada ornamentación inspirada en la simbología militar, remarcado por torres laterales.

Posani añadirá con relación al edificio y su arquitecto: “…en la Academia Militar de La Planicie (…), ciertos episodios internos (el patio de honor particularmente) así como la integridad de forma de las fachadas, demuestran que Alejandro Chataing (salvando todas las diferencias de situaciones) no estaba muy apartado del camino que otros arquitectos, en el mismo momento, recorrían en América Latina. En todo caso, hay que apreciar en su justo valor el esfuerzo material, intelectual y organizativo que significó el proceso de adecuación a los modelos internacionales a que fue sometida la construcción criolla, por iniciativa de Chataing”.

6. Variadas imágenes tomadas entre 1911 y 1928 del patio de la Academia Militar funcionando para diversas actividades relacionadas a su uso.

El blog Caracas en retrospectiva de María F. Sigilo en “Notas del Museo Histórico Militar” nos aporta que el “primer jefe del Cuerpo de Cadetes (de la academia) fue el coronel Samuel Mc Gill … el capitán Isaías Medina Angarita, fue comandante de este cuerpo. Había sido tradición en Caracas durante muchos años esperar las salvas del cañón que desde La Planicie anunciaba la llegada del nuevo año, así como la apertura y clausura de las sesiones del Congreso Nacional (hoy Asamblea Nacional) y conmemoración de fechas magnas de la historia patria”. Valga agregar que Mc Hill (chileno de nacimiento) quien había llegado a Venezuela en 1904, en 1910 es nombrado por Gómez instructor general del Ejército y posteriormente, jefe del Gran Estado Mayor y ese mismo año “participa en la elaboración del plan de estudios de la Escuela Militar y su reglamento interno, organiza y dirige el cuerpo de caballería denominado Escuadrón de Húsares del Centenario”, de acuerdo a la nota biográfica preparada por Marina Miliani de Mazzei publicada en el Diccionario de Historia de Venezuela (DHV) de Empresas Polar.

Pese al esfuerzo realizado y la inversión hecha el 19 de abril de 1928, el ministro de Guerra y Marina, Carlos Jiménez Rebolledo, por disposición del general Juan Vicente Gómez y en atención a la situación política del país, clausura la Escuela Militar. A partir de ese momento se registran, de nuevo, diversos cambios de sede y de denominación hasta que en 1945 el centro de formación regresó a La Planicie Cajigal en Caracas donde funcionó hasta 1949, cuando pasó a ocupar su actual sede en el Fuerte Tiuna.

7. El edificio como sede del Museo Histórico Militar.

El edificio desde el 26 de marzo de 1950 hasta el 15 de mayo de 1981, fue la sede del Ministerio de la Defensa y en 1981 se transformó en Museo Histórico Militar albergando objetos, armas, uniformes y artículos militares de los siglos XIX y XX.

Desde allí, Hugo Chávez dirigió la fallida intentona golpista del 4 de febrero de 1992. Este hecho propició que a partir de 1999, con la llegada de Chávez al poder, empezase a ser denominado el edificio como “el cuartel de la montaña” cobrando connotaciones simbólicas para el movimiento político que desde entonces gobierna el país. Definitivamente, en 2002 la antigua sede de la Academia Militar es bautizada como “Cuartel 4 de Febrero” y convertido en el Museo de la Revolución Bolivariana. Dada su excelente ubicación se trata de un inmejorable mirador desde donde se pueden observar: el parque El Calvario, el Arco de la Federación, el Palacio de Miraflores, las Torres del Silencio, el 23 de Enero, y el Observatorio Cajigal así como todo el casco central y a la distancia el desarrollo de la ciudad hacia el este.

8. «La Flor de los Cuatro Elementos»

Desde el 15 de marzo de 2013, en un improvisado escenario diseñado en el patio menor por Fruto Vivas, denominado “La Flor de los Cuatro Elementos”, se ubicó el sarcófago donde se presume se encuentran los restos de Hugo Chávez.

9. El edificio y su entorno en la actualidad.

El edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional por la Junta Nacional Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación, en Gaceta Oficial nº 31.641, del 26 de diciembre de 1978.

Actualmente, además, ha sido convertido en la Comandancia General de la Reserva Nacional. Se encuentra en el área conformada por el Núcleo de Desarrollo Endógeno Eje Turístico El Calvario, zona declarada Sitio de Patrimonio Histórico Cultural, según Gaceta Oficial nº 38.383 del 20 de febrero de 2006.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Colección Crono Arquitectura Venezuela

1, 2 y 3. Gasparini G. y Posani J.P. Caracas a través de su arquitectura. Fundación Fina Gómez, 1969.

4. Gasparini G. y Posani J.P. Caracas a través de su arquitectura. Fundación Fina Gómez, 1969; y Venezuela Inmortal (https://www.facebook.com/lavenezuelainmortal/photos/a.192793934152881/493161280782810/?type=3)

5 y 7. ARQUITECTURARCHITECTURE. Arquitectura venezolana (http://arquitecturarchitecture.blogspot.com/2015/05/museo-historico-militar-cuartel-de-la.html); y González Viso I., Peña M.I. y Vegas F. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015 (https://guiaccs.com/obras/museo-historico-militar/)

6. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad; y González Viso I., Peña M.I. y Vegas F. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015 (https://guiaccs.com/obras/museo-historico-militar/)

8. ARQUITECTURARCHITECTURE. Arquitectura venezolana (http://arquitecturarchitecture.blogspot.com/2015/05/museo-historico-militar-cuartel-de-la.html)

9. Captura de Google Earth; González Viso I., Peña M.I. y Vegas F. Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015 (https://guiaccs.com/obras/museo-historico-militar/); y Colección Fundación Arquitectura y Ciudad.

¿SABÍA USTED…

… que en 1928 es inaugurada la que hoy se conoce como Plaza Sucre en Catia?

1. Inauguración de la Plaza «Juan Crisóstomo Gómez» (hoy Plaza Sucre), 1928.

La determinación del origen formal del espacio urbano ocupado por lo que hoy se conoce como la Plaza Sucre, al comienzo de la avenida del mismo nombre en Catia, merece como mínimo una explicación. Se trata, en principio, del punto por el cual primero la carretera abierta en 1845 (inaugurada por el presidente Carlos Soublette) y luego el ferrocarril La Guaira-Caracas puesto en funcionamiento en 1883 por Guzmán Blanco hacían su entrada en la capital, y donde este último tras culminar su ascenso, tomaba rumbo a la estación Santa Inés en Caño Amarillo. La carretera hacia La Guaira, que contará con un nuevo trazado a partir de 1920 cuando Juan Vicente Gómez la reinaugura con entrada en Plan de Manzano, se empalmaría con el “Viejo camino del Oeste” para marcar el eje sobre el que se construiría luego la avenida Sucre. Esta circunstancia marcó un sostenido crecimiento demográfico del lugar produciendo en la zona de Catia un considerable aumento en la migración hacia allí y la consolidación de caseríos y barrios ya existentes.

2. Izquierda: Trazado del Ferrocarril La Guaira-Caracas inaugurado en 1883. Derecha: Trazado de la carretera Caracas-La Guaira reinaugurada por Juan Vicente Gómez en 1920.
3. Izquierda: Juan Crisóstomo Gómez, desde 1915 Gobernador del Distrito Federal y desde 1922 Primer Vicepresidente de Venezuela. Derecha: Fotografía del día del entierro de Juancho Gómez en 1923 con el Benemérito en el centro.

Pero no será sino hasta 1923 cuando, según acuerdo del Concejo Municipal del Distrito Federal, se decrete “por disposición del Presidente Constitucional de la República” la construcción de “una Plaza en el extremo occidental de la ‘Avenida Sucre’ denominada ‘Plaza General Juan C. Gómez’”. Inaugurada finalmente en 1928 de acuerdo a “los planos e indicaciones del Ingeniero Municipal” que incluían la ubicación en el centro del espacio de un busto en bronce, con la creación de la plaza Juan Vicente Gómez buscaba reivindicar la figura de su hermano Juan Crisóstomo (“Juancho”), asesinado en su habitación del Palacio de Miraflores en 1923 cuando ostentaba los cargos de Primer Vicepresidente de la nación y de gobernador del Distrito Federal. Cabe destacar que los cinco años transcurridos entre la perpetración del crimen de Juancho Gómez y la inauguración de la plaza sirvieron al Benemérito para confirmar las sospechas, luego de determinarse que el capitán Isidro Barrientos fuese el autor material del hecho, del involucramiento de quien fuera su primera concubina, Dionisia Bello, en el mismo y con ello su destierro a Francia poco después del asesinato, siguiéndole los pasos en 1925 su hijo Juan Vicente inmiscuido también en el magnicidio.

4. Trazado de la Nueva Caracas proyectada en los terrenos de Catia en 1929 mostrado en el Plano de Caracas y sus alrededores de 1941.

Tal y como recogen María Isabel Peña e Izaskun Landa en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015), cuando “en 1929, el Sindicato Nueva Caracas promueve en la zona la construcción de un gran trozo de ciudad, en un terreno plano luego de atravesar un cuello entre cerros, desde el casco fundacional y en sentido noroeste, donde se desarrollaron unas 58 manzanas (rectangulares y cuadradas) diseñadas por el ingeniero Oscar Ochoa”, será el espacio ocupado por la plaza “Juan Crisóstomo Gómez” el que articulará el eje central del trazado en sentido noroeste-suroeste constituido por la avenida España, con el “Viejo Camino del Oeste” conocido como avenida Sucre desde 1922, que se desarrollaba hacia el este y permitía la llegada desde Catia al centro de Caracas.

5. La Plaza Sucre en la década de los años 40 del siglo XX cuando aún no había sido trasladada la estatua ecuestre del Gran Mariscal de Ayacucho.

Tras la muerte de Gómez a finales de 1935, la plaza “Juan Crisóstomo Gómez”, por presión popular que culminará con el derribo del busto que la presidía, pasa a denominarse “Agustín Codazzi”. Cuando en 1936, junto a San Agustín, Catia y sus alrededores son finalmente convertidos por el Concejo Municipal del Distrito Federal en la parroquia Sucre, se da pie para que dicha entidad acuerde el 11 de noviembre de 1941 “denominar Plaza Sucre, la llamada hasta ahora Plaza Agustín Codazzi”, lo cual no impidió que dejase de ser conocida popularmente como “plaza Catia”.

Será después de 1951 que el espacio pasará a estar presidido por una imponente estatua ecuestre del Mariscal de Ayacucho, realizada en París en 1922, obra del reconocido escultor venezolano Lorenzo González (1876-1948). La escultura estuvo colocada desde su llegada a Venezuela en 1922 en el cruce de la avenida San Martín con la 19 de diciembre (luego 9 de diciembre y hoy Washington) que conduce tras pasar el Puente 9 de diciembre hacia El Paraíso, y allí se mantuvo al menos hasta que finalizó la construcción del edificio Sede de la Junta de Beneficencia Pública del Distrito Federal, inaugurado en 1951 y diseñado por el arquitecto Doménico Filippone.

6. Foto de la estatua ecuestre de Antonio José de Sucre, obra de Lorenzo González, ubicada en el cruce de la avenida San Martín con 9 de diciembre al inaugurarse en 1951 el edificio sede de la Junta de Beneficencia Pública del Distrito Federal, diseñado por el arquitecto Doménico Filippone.

La afirmación de que la escultura de Sucre muy probablemente haya pasado casi 30 años en su ubicación original al norte del Puente 9 de diciembre hasta su traslado a la plaza Catia, tiene asidero en la fotografía tomada en 1951 en momentos en que se inauguraba el edificio de la Beneficencia. De su pedestal neoclásico original en mármol se desconoce el destino ya que cuando es reubicada se diseña y construye uno nuevo que es el que hoy conocemos.

De la información obtenida del blog “Caracas cuéntame” y en particular de la entrada titulada “Catia existía mucho antes a la fundación de Santiago de León de Caracas”, de gran utilidad para la elaboración de esta nota, con respecto al lapso transcurrido entre el cambio de nombre de la plaza Agustín Codazzi por Plaza Sucre (1941) y el traslado del monumento ecuestre de Sucre a dicho lugar (1951) no se tiene información de si allí existió “una estatua o busto alusivo al Héroe de Ayacucho, antes de la colocación de la obra del escultor Lorenzo González. (…) La duda surge puesto que en el acuerdo de cambio de denominación de nombre de la plaza Agustín Codazzi por la de Sucre, no se hace mención alguna sobre la colocación de una escultura distinta a la que posee actualmente”.

7. Dos tomas recientes de la Plaza Sucre.

Desde 1983 con la inauguración de la Línea 1 del Metro de Caracas (Propatria-Palo Verde) la plaza Sucre, donde se encuentra una de las estaciones del subterráneo, marca el inicio del Bulevar de Catia (construido en lo que fue la avenida España), red de espacios públicos superficiales que llega hasta La Silsa, e incluye la plaza Pérez Bonalde.

La plaza a la que hoy hemos dedicado esta nota fue remodelada por completo y reinaugurada en 2008 anexándosele un espacio de 600 m2. En diagonal a una de sus esquinas, al sureste, se encuentra ubicado el Teatro Catia, abierto al público en 1940.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. http://epaleccs.info/catia-rebelde-en-febrero/

2. https://www.pinterest.com/lrgarater/ferrocarril-la-guaira-caracas/ y https://www.facebook.com/LaguairaenRetrospectiva/photos/mapa-carretera-vieja-caracas-la-guaira/354417928028809/

3. https://correodelara.com/http-bit-ly-2makoyk/ y https://camaradecaracas.com/ocurrio-aqui/magnicidio-en-el-palacio/

4. http://guiaccs.com/zona-2/

5 y 6. Colección Crono Arquitectura Venezuela

7. https://mapio.net/pic/p-76234086/ y http://guiaccs.com/obras/plaza-sucre/

TAL DÍA COMO HOY…

… 23 de mayo de 1993, tras el impacto causado dos días antes por la decisión de separar a Carlos Andrés Pérez del cargo de Presidente de la República, Oscar Tenreiro publica en El Diario de Caracas dos artículos: “Acercarse a Gómez en La Mulera” y “Cambios vendrán”.

1. Casa de la hacienda El Recreo, La Mulera, estado Táchira donde residiera desde su nacimiento en 1857 Juan Vicente Gómez siendo de su propiedad hasta su muerte en 1935.

Cuando dentro de nuestra pauta nos toca organizar la nota correspondiente a “Tal día como hoy…” lo hacemos sin planificar la fecha en que caerá. Eso le da a su elaboración un toque azaroso lleno de intriga que nos obliga a veces a sumar, otras a restar y algunas a seleccionar para luego relacionar.

Es así que al repasar lo ocurrido en la historia un 23 mayo ha sido poco lo que hemos podido encontrar vinculado a los temas que nos interesan y que además pudiese tener cierto atractivo para nuestros lectores.

2. El arquitecto Charles Barry (1795-1960) y la emblemática Torre del reloj (o Big Ben) del palacio de Westminster (1836-52), proyectada por él.

Dentro de lo escaso, quizás valga la pena resaltar el nacimiento el 23 de mayo de 1795 de Charles Barry, importante arquitecto inglés de comienzos de la época victoriana nacido en Londres, fallecido en 1860, quien dejó un significativo legado que denota su versatilidad, su calidad como diseñador y su capacidad de trabajo dentro del eclecticismo propio de su época.

3. Tres obras de Charles Barry. Arriba izquierda: Club Reforma, Londres (1837 – al lado del de viajeros). Arriba derecha: Bridgwater House, Londres (1846). Abajo: Remodelación de la casa Harewood, Yorkshire (1844)

Sus biógrafos resaltan cómo con lo heredado a raíz de la muerte de su padre Barry viajó entre 1817 y 1820 alrededor del Mediterráneo y Oriente Medio “estudiando edificios y realizando excelentes bocetos”, jugando un papel importante su contacto en Italia con la arquitectura del Renacimiento a la hora de convertirse en arquitecto. En 1823 ganó el concurso para St. Peter de Brighton y en 1824 recibe su primer encargo importante y proyecta en neoclásico griego el Real Instituto de Bellas Artes de Manchester al cual siguió el Ateneo (1836) que hoy forman parte de la Manchester Art Gallery. El quattrocentista Travellers’ Club de Londres (1829-31) supuso el comienzo del neorrenacimiento en Inglaterra. “Con el Reform Club de 1837 su renacimiento giró hacia el Cinquecento y con Bridgewater House (1847) hacia un libre, por no decir adulterado, Cinquecento. Este desarrollo desde lo contenido a lo espectacular y desde el bajo al alto relieve afecta en general a toda su obra: desde Highclere (1837), mucho más laborioso que su obra temprana, al Ayuntamiento de Halifax (1859-1862), asimétrico y con mezcla de motivos”.

4. Vista aérea del nuevo Palacio de Westminster proyectado por Charles Barry con la colaboración de Augustus Pugin y construido entre 1840 y 1852.

No obstante, la obra por la que Barry ha trascendido fue el diseño del nuevo Palacio de Westminster, ganado por concurso luego del incendio de las Cámaras del Parlamento inglés en 1834. El trabajo lo realizó junto a Augustus Pugin en estilo gótico iniciándose en 1840. La Cámara de los Lores fue finalizada en 1847 y la Cámara de los Comunes en 1852, resaltando del conjunto las torres Victoria y la del reloj mejor conocida como Big Ben, uno de los símbolos de la capital británica con una altura de 96,3 metros.

5. Obelisco de Buenos Aires ubicado en la Plaza de la República, en la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de julio.

Por otro lado se recoge que el 23 de mayo pero de 1936 se inaugura en Buenos Aires otro ícono: el Obelisco, proyectado por el arquitecto Alberto Prebisch, del cual se resalta que fue construido en apenas 31 días, mide 67,5 metros de altura, fue levantado en conmemoración del cuarto centenario de la fundación de la ciudad y que al ser inaugurado “fue objeto de agrias críticas por su estilo racionalista e incluso se intentó demolerlo en 1939”. Está emplazado en la Plaza de la República, en la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de julio, en el barrio San Nicolás.

6. La orquídea y el turpial, flor y ave nacionales.

El repaso de lo que pudo acontecer en el país un día como hoy nos ha topado con que en 1951, luego de una exhaustiva investigación de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales, es decretada oficialmente la orquídea (Cattleya mossiae) como Flor Nacional y, casualmente, el mismo día en 1958, tras un concurso promovido también por la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales, el turpial es declarado Ave Nacional de Venezuela.

Ahora bien, lo que nos llevó a seleccionar el encabezamiento de esta nota busca una aproximación más directa con la historia reciente del país que intentaremos establecer a través de la página dominical que entre 1989 y 1993 publicaran en El Diario de Caracas Oscar Tenreiro y Farruco Sesto.

7. Primera página del diario El Nacional del 21 de mayo de 1993.

La entrega correspondiente al 23 de mayo del 93, escrita en su totalidad por Tenreiro, se encuentra salpicada indirectamente por la conmoción causada tres días antes (el 20) al conocerse la ponencia preparada por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, magistrado Gonzalo Rodríguez Corro, declarando con lugar la solicitud de antejuicio de mérito al entonces Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez (CAP). Al día siguiente, el 21 de mayo, el Congreso Nacional autorizó el juicio, separando a Pérez del cargo, convirtiéndose todo ello de inmediato en una de las hechos más relevantes en el devenir venezolano durante el siglo XX cuyas repercusiones llegan hasta nuestros días. Se ponía así punto final a carrera política de Pérez quien tuvo que enfrentar durante el que fue su segundo y accidentado gobierno: la revuelta conocida como “El Caracazo” (27 de febrero de 1989) y dos golpes de Estado (4 de febrero y 27 de noviembre de 1992).

8. Encabezado del artículo «Acercarse a Gómez en La Mulera» escrito por Oscar Tenreiro, publicado en El Diario de Caracas el 23 de mayo de 1993.

Tenreiro, tomando como excusa el viaje que en esas fechas hizo para participar en la presentación en San Cristóbal del Trabajo Final de Grado de María Inés Gómez, estudiante de arquitectura de la Universidad Nacional del Táchira (UNET) por él dirigido como tutor, que consistió en un estudio para la Rehabilitación y Puesta en Valor de las principales edificaciones que aún quedan en la que fue la Hacienda La Mulera (la Casa del Capataz, la Casa Familiar, el Garage de la Trasandina, la Escuela y la Capilla), va asomando en el artículo titulado“Acercarse a Gómez en La Mulera” datos que indirectamente buscan vincularlo al momento histórico que en aquellas fechas se vivía.

9. Mapa político del estado Táchira y detalle de las poblaciones próximas a la frontera colombiana.
10. Tres mandatarios venezolanos oriundos del estado Táchira: Cipriano Castro (nacido en Capacho), Juan Vicente Gómez (nacido en San Antonio) y Carlos Andrés Pérez (natural de Rubio)

Haciendo alusión al tema del poder y al peso que ha tenido en el país la presencia andina, Tenreiro fija “una suerte de Triángulo de las Bermudas de la política venezolana” cuyos vértices estarían ubicados en las poblaciones tachirenses de San Antonio (cuna de Juan Vicente Gómez), Capacho (lugar de nacimiento de Cipriano Castro) y Rubio (tierra natal de Carlos Andrés Pérez) para, desde allí afirmar, luego de sumar también a Michelena (donde nació Marcos Pérez Jiménez), que “a uno le llega a parecer que todo tachirense participa de una misteriosa capacidad para manejar de manera natural las múltiples modalidades del poder”.

Atento a lo que acontecía por aquellos días, más adelante Tenreiro afirmará, con relación a la capacidad andina para mandar y el trance por que le tocó pasar a CAP:Esa característica es sin duda muy poco venezolana y hay quien diga que en esa diferencia está la clave del control que ejercieron hombres como Gómez, Castro y Pérez … sobre los resortes políticos de su tiempo, y seguramente explica la terca renuencia a aceptar su situación, que ha mostrado en estas últimas horas el de Rubio. Mostrando una manera de ver las cosas muy tachirense, una buena amiga de San Cristóbal me decía que por más que ella estuviera de acuerdo con la salida del poder de esa figura simbólica de la corrupción y la maniobra que es Pérez, a ella no dejaba de dolerle en nombre de la gochería. Es muy triste me decía, que el primero que recibe una sanción ejemplar sea uno de allá. A lo cual uno podría responderle que el monopolio tachirense del poder hace altamente probable que haya siempre un gocho en las incidencias palaciegas, en las buenas en las malas, y todavía hay muchas razones para esperar gochos de los buenos compensando los deslices del muchacho de Rubio”. Obviamente, sin haber sido sometido aún a un juicio donde se demostraran las acusaciones que sobre él se esgrimían, Tenreiro se hacía eco de la matriz de opinión que la opinión pública se había forjado en torno a CAP.

11. Casa de la Hacienda El Recreo en la Mulera, propiedad de Juan Vicente Gómez.

Aproximándose poco a poco a la Hacienda La Mulera donde Gómez nació, Tenreiro nos sorprende cuando, después de reconocer los graves deslices también cometidos por el Benemérito, hace la siguiente afirmación que encierra un profundo desencanto por el presente y una cierta objetividad para observar sin prejuicios el pasado: “Pero a la vista de lo que han sido estos años de democracia, si además hemos cumplido más de cincuenta y empezamos a entender mejor las enormes carencias de la sociedad en la que hemos nacido, se nos va perfilando la figura de Gómez de manera distinta, somos capaces de mitigar sus culpas y asombramos ante logros que destacan cada vez más. Por ejemplo el control que ejerció sobre nuestro inmenso territorio mediante su sabia delegación de poder en caudillos regionales que le fueron leales. Su manera acertadísima de alejarse del oportunismo caraqueño para no correr la misma suerte que su compadre y asilarse en una ciudad como Maracay donde habría de dedicarse, no a disfrutar de lujo y prerrogativas, sino como buen labriego a crear un entorno físico ennoblecedor que todavía hoy admiramos. Como a pesar de los modestos recursos que administró cruzó al país de carreteras. Como construyó excelentes ferrocarriles que aún prestaban servicios esenciales a mediados de los años cuarenta. Como creó en Maracay industrias pioneras. Como construyó soberbios edificios públicos y dejó iniciados otros, como el Hotel de Rancho Grande y el Teatro de Opera de Maracay, que revelan una aspiración civilizadora ambiciosa, tal vez compensatoria de su desconfianza de los ilustrados y en casi todas las ciudades venezolanas dejó sedes dignas para las instituciones públicas. Como extendió el telégrafo a los más apartados confines. Como pacificó un país destruido por pequeñas luchas de ambiciones personales. En resumen, que la figura de Gómez empieza a surgir de la oscuridad en la que como buenos hijos de nuestro tiempo la habíamos ubicado, para ir cobrando un perfil mucho más positivo. Medio siglo basta para un balance más compresivo y menos resentido”. Que cada quien saque sus propias conclusiones.

También aparecerá ese día en la misma página de El Diario de Caracas otro texto de Tenreiro titulado “Cambios vendrán”, escrito luego de regresar el mismo jueves 20 de mayo de tierras andinas, donde resume la charla que dictó en la UNET sobre las relaciones entre el Estado y la Arquitectura. Luego de manifestar que “es imperativo para un listado del subdesarrollo como el venezolano, incluir la Arquitectura dentro de sus programas de promoción de las actividades culturales”, que “la Ciudad es la manifestación ejemplar de la cultura de una sociedad” y que “la Ciudad es entre otras cosas y señaladamente, su Arquitectura”, apunta al importante rol que podría jugar el Ministro de la Cultura por encima del de Desarrollo Urbano. Dicho Ministro, si tuviese cultura arquitectónica, “tendría la obligación de ser en el gabinete el defensor más activo de los valores arquitectónicos permanentes de la ciudad… le corresponde ser como la buena conciencia en defensa de los contenidos culturales de la Arquitectura Urbana.”

Insistiendo en un tema que siempre le ha preocupado, el del clientelismo que se asocia al populismo como forma de poder, Tenreiro vuelve a recordar que “una de las maneras de promover la Arquitectura como manifestación de cultura (es) modificar los criterios para el otorgamiento de contratos de Arquitectura de las instituciones públicas. Para que las responsabilidades estén en las mejores manos”. El concurso bien entendido también se asoma como vía idónea para abonar esta aspiración.

Apostando indirectamente por el aprendizaje que el caso CAP podría traer, concluye: “… alimentamos la esperanza de que los cambios políticos que parecen venir hagan más claras las omisiones de nuestro sistema respecto a la ciudad. Se podrá ubicar entonces en la agenda política, de manera precisa, con todas las implicaciones del caso, el problema urbano; y cuando decimos de manera precisa estamos refiriéndonos a la necesidad de apoyar, estimular y promover una visión de la arquitectura de las instituciones, de la arquitectura destinada a formar ciudad, que privilegie su contenido cultural. Que el edificio institucional se conciba como generador de nuevos valores urbanos y se retome la tradición que fue iniciada en nuestro periodo moderno, por un dictador, Juan Vicente Gómez y continuada por sus sucesores inmediatos, sufriendo un violento quiebre a mediados del actual periodo democrático, al calor de los furores populistas”.

A casi treinta años de aquel evento y de haberse expuesto tales reflexiones, valdría la pena determinar si el cambio que sufrió la imagen del Benemérito a ojos de Tenreiro y de muchos historiadores no estará ocurriendo de manera similar hoy en día con la figura de CAP a la luz del presente que vivimos.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.laopinion.com.co/frontera/la-mulera-reencuentro-con-historia-de-tachira

2. https://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Barry

3. https://www.urbipedia.org/hoja/Charles_Barry

4. http://apuntes.santanderlasalle.es/arte/siglo_xix/arquitectura/barry_londres_parlamento.htm

5. https://uomsanmartin.org.ar/site/turismo/hotel-en-la-ciudad-de-buenos-aires/

6. http://www.televen.com/enterate/descubre-cinco-curiosidades-la-orquidea-flor-nacional-venezuela/ y https://www.ivenezuela.travel/el-turpial-es-el-ave-nacional-de-venezuela/

7 y 8. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

9. https://es.scribd.com/document/439230198/tachira

10. https://consejouniversitarioluz.wordpress.com/2016/08/01/cipriano-castro-vs-juan-vicente-gomez/ y https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Andr%C3%A9s_P%C3%A9rez

11. https://twitter.com/tachirense89/status/645063062400204800