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AMAYUR, EREAGA Y… MENDI EDER

1. Arriba izquierda: Edificio Amayur. Arriba derecha: Edificio Ereaga. Abajo: Edificio Mendi Eder

Los nombres en euskera que encabezan esta nota corresponden a tres edificios hermanados no sólo por el origen de las denominaciones que los identifican sino por otra serie de circunstancias. En primer lugar forman parte de una saga que permite detectar la evolución de una manera de enfrentar el tema de la vivienda en alquiler que cobró un importante auge durante los años 50 del siglo XX. En segundo lugar porque están caracterizados por la selección de materiales similares cuyo resultado son tres soluciones que utilizan códigos afines en cuanto a la resolución racional de sus plantas, la composición de sus fachadas y el uso del revestimiento en ladrillo obra limpia utilizado para sus cerramientos exteriores combinado con detalles complementarios de herrería. Y en tercer lugar porque de todo lo anterior se puede derivar la presencia de la mano de un mismo proyectista, oculto tras la firma de los ingenieros que firmaron los planos introducidos para obtener los respectivos permisos de construcción ante la Ingeniería Municipal. Hablamos del delineante o arquitecto técnico vasco José Abásolo, uno de muchos exiliados políticos de la Guerra Civil Española que echaron raíces en nuestro país y lograron incorporarse al febril apogeo de la construcción en la Caracas de la década de 1950.

2. Edificio Amayur. Vistas exteriores

El Amayur (1953), cronológicamente el primero de ellos, ubicado en la parcela nº 57 de la calle La Cinta de Las Mercedes, vía tristemente célebre por haberse cometido en 1950, en una de las casas que allí existían, el magnicidio del presidente de la Junta Militar de Gobierno, Carlos Delgado Chalbaud, único hecho de este tipo registrado en la historia de Venezuela, deriva su denominación de una palabra cuya traducción significa “el fin” y que a su vez tiene un importante significado en la historia del reino de Navarra. Se suma así a otros tantos edificios que llevan nombres de origen vasco, la mayoría identificados con un estilo que asemeja los caseríos que pueblan el campo de aquel país, imperante en ese sector de la ciudad, del cual el Amayur pasa a ser una excepción dados sus rasgos definitivamente modernos.

Se trata de un pequeño edificio de tres pisos (con dos apartamentos en cada uno), semi-sótano y seis cocheras, construido por la empresa Zalútregui y Cía. (Adrián Zalútregui, Pedro Zabala y José Ignacio Landa) para ser habitado fundamentalmente por sus propietarios o famiiares (otro hecho que lo hace excepcional), proyectado por Abásolo y “permisado” por el ingeniero Luis Balliache F. Una mirada más atenta permite detectar cómo la edificación se adapta a las condiciones topográficas y geométricas de un terreno que ofrece poco frente urbano, mediante el desarrollo de un esquema simétrico que lleva a utilizar uno de los retiros laterales como su fachada principal. De ello se deriva que no ofrezca hacia la calle La Cinta mayor atractivo que el de presentarnos el costado de un bloque de apartamentos antecedido por un jardín, lo que convierte el descubrimiento de su acceso en una grata sorpresa para quien transita por la zona. El recubrimiento de sus fachadas con baldosas de ladrillo, el reborde de concreto (pintado de blanco) en ventanas y balcones y el uso de pasamanos metálicos en estos últimos, el empleo del bloque de vidrio de 20 x 20 cms como recurso para iluminar de día y expresar hacia el exterior la circulación vertical, y la elegante marquesina en volado con la que se marca la entrada, son señales que denotan el manejo correcto de los códigos de un racionalismo no necesariamente canónico.

Es la presencia de las características señaladas, que se pueden detectar por igual en el Ereaga (1954) y el Mendi Eder (1955), lo que permite colocar al Amayur como puerta de entrada a la lectura que hoy estamos intentando presentar desde aquí.

3. Edificio Ereaga. Vistas exteriores

Con relación al edificio Ereaga (1954), segunda etapa de nuestro recorrido, constituye junto al Mendi Eder una de las dos piezas mejor logradas dentro del armonioso y diverso paisaje urbano que conforma la avenida Miguel Ángel, localizada en la “Tercera sección”, parte baja y más plana de Colinas de Bello Monte, conformada por edificaciones residenciales de entre 4 y 8 pisos con comercios en la planta baja. La composición étnica de sus habitantes y el carácter vecinal que con el tiempo fue alcanzando, hacen ver esta avenida como el trozo de un barrio mediterráneo insertado en Caracas.

El Ereaga (nombre que significa “sembrar” y a la vez recuerda una hermosa playa vizcaína ubicada en Getxo), propiedad de la firma “Abásolo, Lizarralde y Cia.”, diseñado por Abásolo con la colaboración del ingeniero Rafael A. Palma, por ser de las primeras obras que se levantaron en la avenida, habría servido como eslabón en el desarrollo de una tipología que tiene en el Mendi Eder, construido posteriormente, su manifestación más acabada. Referencias aparte, sí parece que la temprana aparición del primero influyó en que fuera de los pocos inmuebles de la Miguel Ángel con vocación eminentemente residencial, hecho que ha perdurado obligándolo a defenderse de la presión a que el uso comercial circundante hoy lo somete.

El edificio, un bloque alargado de cuatro pisos recubierto en ladrillo, orientado norte-sur, se divide en cinco módulos verticales con accesos independientes de un apartamento por planta. Tres de dichos accesos se ofrecen hacia la fachada principal y los otros dos se ubican en los extremos del volumen a modo de remate como respuesta a las esquinas con las calles laterales que lo limitan: la Caujaro al este y la Bucare al oeste. Todos los apartamentos, con doble fachada que favorece la ventilación cruzada, vuelcan sus ambientes principales hacia la Miguel Ángel viéndose expresados a través de un sistema homogéneo de balcones y ventanas, remarcadas por bandas en concreto pintado de blanco, lo cual acentúa la horizontalidad del bloque. El volumen se eleva medio nivel para evitar los registros visuales de los ambientes ubicados en planta baja, definiéndose así los accesos y generándose un semisótano de uso común.

4. Edificio Mendi Eder. Vistas exteriores y planta

El último capítulo de este repaso lo dedicaremos al edificio Mendi Eder (“monte hermoso” traducido del euskera), terminado de construir en 1955. Atribuido por muchos años a Félix Losada, ocupa como ya asomamos, el lugar más alto en el orden evolutivo de las tres edificaciones a las que nos hemos ocupado, siendo la solución más refinada y mejor lograda tanto como arquitectura como por su respuesta urbana. Ubicado en una parcela de forma irregular, en la esquina formada entre la Miguel Ángel y la calle Casiquiare, está organizado a partir de cuatro cuerpos dispuestos ortogonalmente que conforman una limpia planta en «U» y crean dos patios hacia el sur que permiten la ventilación e iluminación de los apartamentos, especialmente para sus áreas de servicio. Cada uno de los cuatro cuerpos, con dos apartamentos por piso, cuenta a su vez con dos accesos ubicados en sus extremos, que conducen a un núcleo de circulación vertical y a un hall independiente para cada unidad de vivienda.

Tiene el Mendi Eder siete pisos: la planta baja comercial, seis plantas de apartamentos y un nivel pent-house. Adicionalmente cuenta con un sótano para estacionamiento. Cada apartamento posee tres habitaciones, un baño, sala-comedor y cocina-lavandero. Tal y como se recoge del libro-catálogo de la exposición 1950. El Espíritu Moderno (1998), particularmente del capitulo titulado “El estilismo anónimo”, el Mendi Eder “se instaló cómodamente en la avenida Miguel Ángel de Bello Monte al activar la vida urbana de sus comercios en planta baja. La roja pantalla de su volumetría se vuelca hacia la avenida dando cuerpo al sector. Los apartamentos ventilan eficientemente, debido a su doble fachada y permiten la organización de los servicios al interior del espacio central, logrando así mantener el orden externo del edificio”. Su bien logrado efecto de bandas horizontales, que recurren a la utilización del mismo lenguaje observado en el Amayur y el Ereaga, se ve complementado por el espacio público creado en planta baja frente a los locales comerciales que respalda y refuerza el disfrute urbano del sector.

Para cerrar y a la vez aclarar el por qué en el título de la nota aparecen los puntos suspensivos que preceden al Mendi Eder, diremos que ello no tiene otro objeto que dejar abierta la puerta a la duda que aún guardamos con respecto a su autoría. Si el Amayur y el Ereaga cuentan con respaldo firme para asegurar que hayan sido proyectados por José Abásolo, el Mendi Eder aún encierra cierta dosis del misterio que otorga el no haber dado con la información certera (más allá de los evidentes lazos señalados que lo unen a los otros dos evidentes a través de las imágenes) que, sin embargo, no evitan el sospechar que Félix Losada fue simplemente el encargado de firmar los planos “permisados”.

Nota

Del blog de la Fundación de la Memoria Urbana hemos podido saber que el Amayur y el Ereaga fueron registrados por dicha entidad para el Instituto del Patrimonio Cultural y el CONAC en el Preinventario Arquitectónico, Urbano y Ambiental Moderno de Caracas 2005/2006 de acuerdo al Convenio de Financiamiento Cultural 2003, No. 293 de fecha 30 de septiembre de 2003, suscrito entre la Fundación de la Memoria Urbana y el CONAC, como Bien Preinventariado, y consignado ante la Alcaldía de Baruta el día 22 de noviembre de 2007. Por su parte el Mendi Eder fue declarado por el Instituto del Patrimonio Cultural como Bien de Interés Cultural de la Nación, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N. 38.234 de fecha 22 de julio de 2005 como una de las manifestaciones tangibles registradas en el I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano 2004-2005, y por la Alcaldía del Municipio Baruta como Edificación vertical de uso comercial y residencial multifamiliar Bien de Interés Municipal según Decreto N. 181, publicado en Gaceta Municipal extraordinaria N. 128-04/2005 de fecha 14 de abril de 2005.

ACA

Procedencia de las imágenes

Todas. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad