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EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

La razón estructural

José Manuel Rodríguez

Ediciones de la Biblioteca de Arquitectura

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

1998

Los Estudios Universitarios Supervisados (EUS) en la Universidad Central de Venezuela nacen a partir de la aprobación el 6 de junio de 1972 por parte del Consejo Universitario, presidido por el rector Oswaldo de Sola, del Reglamento que los norma para lo cual se nombró el 15 de julio la Comisión destinada a estructurarlos y darles cuerpo. Cumplida esa etapa, la impartición de esta modalidad educativa se da inicio formalmente el 7 de abril de 1975, teniéndose a la formación de educadores como experiencia piloto dentro de la institución.

Si bien son la Escuela de Educación y su plan de estudios los que orientaron y brindaron soporte a aquella primera fase, la adscripción del EUS correspondiente se hizo a una Comisión presidida por el para entonces decano de la Facultad de Humanidades y Educación, Félix Adam. La primera cohorte estaba conformada por 709 estudiantes, distribuidos en tres Centros Regionales: Capital (424), Barcelona (138) y Barquisimeto (147). Finalmente, será en 1980 cuando los EUS en educación se incorporarán a la administración de la escuela que les da nombre.

Cabe añadir que, de acuerdo al artículo 1 del Reglamento aprobado en 1972: “Los Estudios Universitarios Supervisados -EUS- están destinados a ofrecer oportunidades educativas a todas aquellas personas que deseen cursar una carrera universitaria y que por circunstancias de diversa índole no puedan asistir regularmente a los cursos”. Por otro lado, el artículo 4 establece que: “La base de los Estudios Universitarios Supervisados habrá de ser la enseñanza por correspondencia, las pasantías y tutorías; las modalidades de programas radiales y televisados se utilizarán como medios auxiliares y complementarios”; y que, de acuerdo a lo recogido en el artículo 14: “Los planes y programas de estudio de los E.U.S. serán los mismos de los cursos ordinarios”. En pocas palabras, se sentaban las bases para un sistema que propiciaba “La evaluación … permanente, progresiva y práctica, a objeto de estimular la autoformación y responsabilidad del estudiante” (artículo 17), y donde “Los estudiantes inscritos (…) tienen derecho a que se les proporcionen guías de estudio, recursos audiovisuales, instrumentos de evaluación y a la utilización de laboratorios, bibliotecas o cualquier otro medio necesario para una eficiente formación profesional” (artículo 23).

1. Vista aérea de Barquisimeto con la ubicación del Núcleo UCV de la Región Centro Occidental donde se encuentra la Unidad Docente Extramuros de la FAU.

Pues bien, lo que se podría considerar como el inicio de la implementación de la educación a distancia en la UCV tendrá eco en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo veinte años después cuando en 1992, siendo decano el profesor Marco Negrón y por iniciativa del profesor Baudilio González (exdirector de la escuela de arquitectura entre 1978 y 1981), se crea, una vez detectada una importante demanda en la zona, la Unidad Docente Extramuros en el Núcleo UCV de la Región Centro Occidental en Barquisimeto, concebida entonces en el formato de EUS, con textos autoadministrados y asesorías de los profesores, núcleo donde desde 1975, como ya mencionamos, se impartía la carrera de Educación bajo dicha modalidad.

El entusiasmo y empuje que le dio Baudilio González a la idea de poder enseñar arquitectura mediante métodos sobre los cuales no existían antecedentes en nuestro país, llevó a la elaboración para las materias obligatorias que formaban parte del pensum, de los textos y guías de estudios que se asignaron a reconocidos y experimentados docentes, baja la asesoría del profesor de origen chileno Patricio González, quien trabajaba en la Universidad Nacional Abierta, institución creada el 27 de septiembre de 1977 para ofrecer estudios a distancia como parte fundamental de su razón de ser y que para entonces ya tenía un buen camino andado.

2. Páginas interiores del libro La razón estructural.

B. González, quien fue su primer coordinador, además logró que a la Unidad Docente Extramuros se le asignara en 1990 mediante un comodato firmado entre la UCV y el gobierno nacional, por un lapso de 100 años, una edificación desocupada en la que funcionó desde los años 1950 el Hospital Psiquiátrico de la ciudad de Barquisimeto, localizada en un amplio terreno que da su frente hacia la avenida Los Abogados.

Diseño Arquitectónico, Expresión, Tecnología e Historia, las cuatro asignaturas obligatorias que se tenía previsto conformasen el primer semestre del Plan de Estudios de Arquitectura de la UCV de 1994 (para entonces en las etapas finales de su elaboración y aprobación), contaron en un período aproximado de un año con los materiales didácticos y guías que hicieron posible echar a andar en 1992 el proyecto barquisimetano. Los profesores que los realizaron fueron los mismo que se encargaron de asistir periódicamente a la capital larense a realizar las asesorías a los estudiantes, aclarar las dudas a que hubiera lugar, hacer los ajustes necesarios y llevar a cabo las evaluaciones.

Es así como le corresponderá a José Manuel Rodríguez la elaboración del texto que incluía, además del contenido correspondiente a los llamados módulos de instrucción, los objetivos, el resumen y el plan de autoevaluación de la asignatura Tecnología I.

Rodríguez, docente de Diseño Arquitectónico desde 1975, había dictado en diversas ocasiones los cursos de Tecnología I y Expresión Arquitectónica y un Seminario sobre Sistemas de las Edificaciones lo cual garantizaba, como realmente sucedió, el aportar un cambio significativo de enfoque en la manera como tradicionalmente se dictaba la materia. La conversión del material originalmente elaborado para guiar los estudios supervisados en un “libro convencional”, sin alterar en gran medida su orientación y contenidos, dio origen a La razón estructural, publicación   que hoy decidimos reseñar.

3. Páginas interiores del libro La razón estructural.

La acertada escogencia de Rodríguez para elaborar el material pedagógico correspondiente a Tecnología I, lo colocó ante la enorme dificultad que entraña elaborar un texto que pretende posicionar a los estudiantes en el estudio de los aspectos tecnológicos de la disciplina y en particular los fenómenos estructurales, con la sencillez necesaria y la frescura suficiente de quien buscaba superar “el maltrato conceptual que se le ha dado al problema”.

Para Rodríguez, el mencionado “maltrato conceptual” parte del hecho de que “concretamente la enseñanza del funcionamiento estructural de las edificaciones, ha tenido desde siempre, un sesgo extremadamente matemático que dificulta visualizar el fenómeno al reducirlo a calcular las consecuencias de él”.

Para superar este lastre, por un lado, busca propiciar “un acercamiento visual a las estructuras, mostrándolas en el espacio, de manera de facilitar la observación de su geometría y tamaños, que son los factores de los cuales dependen las capacidades resistentes y, por lo tanto, las funciones que ellas cumplen”. Por el otro, y esto es lo fundamental, desarrolla un giro conceptual conformado por dos formulaciones: la primera apunta a considerar que “el rol primordial de una estructura no es el de resistir esfuerzos, como tradicionalmente se le ha venido interpretando en las escuelas de arquitectura e ingeniería. Ella existe para delimitar y cubrir un espacio y, en esa función primigenia, ella va a recibir cargas que la someterán a diferentes esfuerzos y que la harán susceptible a deformaciones”. La segunda formulación dice: “aunque en la arquitectura, la obtención de la forma, está sujeta a consideraciones que dependen de la intencionalidad del arquitecto, la geometría que adopta un material estructural, será consecuencia de sus capacidades resistentes”.

4. Páginas interiores del libro La razón estructural.

Y concluye: “Por lo tanto, las estructuras son sistemas complejos donde diferentes variables: espacio a delimitar, intencionalidad de él, materiales y recursos técnicos utilizados; establecen determinadas y tensas relaciones, en procura de obtener un resultado formal, previsto y estable. Esto nos lleva a plantear, que entre espacio y estructura y entre materiales y formas, se constituyen vínculos de tal naturaleza que, los cambios operados en algunos de sus componentes, producen modificaciones en la totalidad”.

Resumiendo, las claves que predominan en este valioso libro de texto consisten en la utilización de un lenguaje sencillo, la insistencia una y otra vez en los aspectos básicos de la materia, “planteándolos de diversas maneras y manteniendo -en lo esencial-, fidelidad con el contenido oficial vigente de la asignatura pero utilizando un enfoque docente diferente que se apoya fundamentalmente en el desarrollo de imágenes para facilitar la visualización de los conceptos”, aclarará el autor del libro.

El texto de 228 páginas impreso en papel bond y formato de 15,5 x 23 cms, tras la Introducción General, se organiza en cuatro partes (que cuentan cada una con un breve preámbulo): Necesidad y posibilidad; Mecánica de las estructuras; Gracias a la fuerza de gravedad; y Contra la fuerza de gravedad. Cada parte, a su vez, está subdividida en capítulos (trece en total) cuyos contenidos se desarrollan a través de textos breves acompañados de expresivas y didácticas ilustraciones.

5. Índice del libro.

La buena mano que como dibujante posee Rodríguez ha sido garante de que las atractivas e ilustrativas imágenes que acompañan la publicación cumplan cabalmente su cometido, convirtiéndose en un excelente libro de texto tanto para quienes se inician como para quienes ya asumen como acabada su formación arquitectónica.

El auspicioso ensayo de educación a distancia llevado a cabo en Barquisimeto, el cual es digno de un exhaustivo análisis que aquí no haremos, ya manifestó desde sus inicios síntomas de relativo éxito dada la resistencia ofrecida en entender el cambio de paradigma que ello implicaba en la enseñanza tradicional de la arquitectura. Ello, sumado a la falsa creencia de que se estaban formando “arquitectos de segunda” derivó en el paulatino abandono de las actividades supervisadas y la imposición del esquema convencional. Sin embargo, el material didáctico producido para encaminarla aquel año de 1992 (del cual La razón estructural es un subproducto), la revitalización actual de la educación a distancia como consecuencia de la pandemia y el avance de los medios tecnológicos, y las dificultades económicas que atraviesa la universidad en general, hacen necesario llevar a cabo una profunda revisión de los aspectos que de aquella experiencia se mantienen aún vigentes.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. Captura de Google Earth.

2, 3, 4 y 5. José Manuel Rodríguez. La razón estructural, 1998.