Archivo de la etiqueta: Eduardo Prieto

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Historia de la Historia de la arquitectura

Eduardo Prieto

Ediciones Asimétricas

2024

Nota de los editores

«Se invierte más trabajo en interpretar las interpretaciones que en interpretar las cosas, y hay más libros sobre libros que sobre cualquier otro asunto».

La sentencia irónica de Montaigne define un tiempo, el nuestro, en el que no hacemos sino glosarnos los unos a los otros. Y por fuerza define también este libro, que parte de la idea de que ninguna ciencia es neutral y proyecta su premisa en la Historia de la arquitectura con el objetivo de desvelar su discurso interno.

Cada época, cada generación, ha interpretado el pasado desde las inquietudes del presente: entender este proceso es el propósito de la Historia de la Historia de la arquitectura, un ensayo organizado mediante conceptos o paradigmas —retórica, discurso, disciplina, sistema, ciencia, apología, crítica— que muestran los muchos modos en los que, desde el Renacimiento, se ha dado la historiografía con relación al contexto artístico, filológico, filosófico o científico de cada momento.

El resultado de este examen —que obliga a la Historia a mirarse en el espejo de la historia— es un juego de reflejos entre lo que el ayer fue y lo que pretendemos que sea, entre la historia de los hechos y la Historia de los discursos; un juego complejo pero revelador que nos aleja de los dogmas tanto como nos previene de la tentación de juzgar el pasado.

Eduardo Prieto

Es arquitecto y licenciado en Filosofía, además de DEA en Estética y Teoría de las Artes y Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad Politécnica de Madrid. Sus investigaciones, centradas en la relación entre arquitectura, pensamiento, técnica y medioambiente, han dado pie a libros como Los laberintos del aire (2023) —un estudio sobre arquitectura y medioambiente en el Renacimiento—, Historia medioambiental de la arquitectura (2019, 2022) —la primera en su género—, La vida de la materia (2018) —una exploración al hilozoísmo en el arte y la arquitectura—, La ley del reloj: arquitectura, máquinas y cultura moderna (2016) —una historia de la metáfora de la máquina desde los orígenes de la modernidad— y La arquitectura de la ciudad global: redes, no-lugares, naturaleza (2011) —una radiografía de la globalización—.

Ejerce como profesor de Historia de la Arquitectura en la UPM y ha sido visiting scholar en la Universidad de Harvard. Compagina su labor docente e investigadora con la de crítico de arquitectura en publicaciones como Arquitectura Viva, El Mundo y Revista de Libros.

ACA

VALE LA PENA LEER

Libros

Una poética determinista

When Form Follows Climate

Eduardo Prieto

1 de agosto de 2022

Tomado de arquitecturaviva.com

Los ojos de los arquitectos son codiciosos: leen formas, atrapan formas, manipulan formas, y es bueno que sea así. Pero, en su fascinación por lo visual, los arquitectos y quienes les enseñan a discriminar qué es o qué no es ‘disciplinar’ han dejado de lado la componente invisible de la arquitectura, esto es, la parte térmica, termodinámica, ambiental o medioambiental que, desde siempre, compone los entornos humanos y que, por tanto, resulta ser una más de las dimensiones ‘disciplinares’ de la arquitectura.

Hay varias maneras de sacar a la luz este lado fundamental pero aún ninguneado. Una es operativa, y consiste en hacer del control del clima una estrategia prioritaria del proyecto, de manera que las nuevas formas lleguen a ser el resultado de nuevas funciones, las climáticas. La otra, más contenida, es histórico-crítica, y se orienta a desvelar los modos en que las cuestiones medioambientales han determinado técnica y culturalmente la arquitectura.

Ambas perspectivas son complementarias. Mientras que la visión histórico-crítica relativiza las aspiraciones deterministas de la visión operativa, esta dota de pertinencia contemporánea a aquella y evita que se convierta en simple arqueología erudita. Así y todo, las relaciones entre ambas distan de ser amables; reproducen, de hecho, las tensiones que se dan en general entre los proyectistas y los historiadores, afines los unos al presentismo y cómodos los otros en el pasadismo.

Aunque haya ensayado una tan interesante como anticulturalista exploración a la historia, Philippe Rahm pertenece por sensibilidad y obra a los presentistas operativos. Para él, el clima, concepto clave del Antropoceno, tiene la suficiente fuerza como para sostener un nuevo tipo de funcionalismo al que aludiría bien el lema que el suizo se precia de haber acuñado: «La forma sigue al clima». El funcionalismo medioambiental de Rahm tiene, sin embargo, poco que ver con las fórmulas y los estilemas de la sostenibilidad contemporánea, por cuanto, siendo mucho más radical, aspira a disolver la arquitectura en campos atmosféricos y variables que, no por estar determinados ‘científicamente’, resultarían ser menos estéticos.

Presente ya en aquella instalación de la Bienal de Venecia en la que dos jóvenes insertaban su desnudez en un ambiente tecno-temperado —una suerte de burbuja de Banham, pero invisible—, el empeño de Rahm puede haber perdido novedad, pero no radicalidad y coherencia, como demuestran las decenas de escritos con los que ha difundido su programa climático-estético a lo largo de los últimos quince años. Se trata de textos en su mayor parte publicados en francés e inglés, pero a los que ahora podemos acceder también en español merced a dos títulos breves pero muy representativos de las ideas del autor: Escritos climáticos y Meteorología de los sentimientos.

El primero es una atinada recopilación de ensayos en los que Rahm aborda cuestiones como el ‘urbanismo termodinámico’, el ‘estilo antropocénico’, la ‘arquitectura meteorológica’ o incluso la posibilidad de la belleza. En todos ellos, el autor critica el giro visualista, ideológico y superficial que a su juicio impuso la posmodernidad, y defiende el compromiso con un materialismo que sería a la vez cientificista, fenomenológico y neomarxista. Se trata del mismo materialismo de base climática y corporal del que da cuenta Rahm en Meteorología de los sentimientos, un libro orientado a públicos amplios en el que, a través de un ameno paseo por conceptos como la radiación, la inercia, la insolación, el enfriamiento, la conducción, la evaporación o el clima, se propone la metamorfosis de la sensibilidad humana y un replanteamiento de la arquitectura en términos más científicos. Dos objetivos igual de improbables pero que Rahm —más artista al cabo que arquitecto— conjuga con su personal poética determinista.

Libros reseñados

Escritos climáticos

Philippe Rahm

Puente editores

2021

Meteorología de los sentimientos

Philippe Rahm

Ediciones Asimétricas

2022

ACA

LIBROS

Ecléctico sentido común
Cano Lasso, a monograph

Eduardo Prieto

30 de diciembre 2021
Tomado de arquitecturaviva.com

Algunos arquitectos pretenden construir desde la nada, levantando objetos sobre el cómodo suelo sin atributos de la tabula rasa; otros, por el contrario, prefieren transformar lo que ya existe para hacerlo visible de un modo distinto y fértil. Julio Cano Lasso está, sin duda, entre estos últimos.
La sensibilidad por las preexistencias humanas y naturales explica acaso que Cano —uno de los arquitectos más brillantes del siglo XX en España— no tuviera durante años la fortuna crítica que ahora sopla a su favor. Su modernidad ajena al dogmatismo, hecha de acuerdos con los problemas reales y que incorporó de un modo personal la tradición, no encajaba bien con el rigorismo geométrico de las vanguardias secas, de igual modo que su conservadurismo —por mucho que supiera convivir con la voluntad plástica de ‘ser moderno’— no acababa de sintonizar con los discursos rupturistas que fueron dominantes durante buena parte del tiempo que le tocó vivir.
Es cierto que esta personalidad de Cano, refractaria a los eslóganes y las ‘corrientes’, dificultó el entendimiento correcto de su obra. Pero no lo es menos que, precisamente, el compromiso con las complejidades de lo real —su en el fondo venturiana fobia al puritanismo de los modernos— fue el que acabó dotando a su obra de un interés perenne. Y todo ello pese a — o mejor, debido a— el eclecticismo de Cano, que fue detectado pronto por los críticos y se dio de maneras diversas, complejas y fructíferas.
Se dio, en primer lugar, como un eclecticismo en el que se fundieron el poderoso lenguaje de formas elementales de raíz moderna y la materialidad organicista que si unas veces tuvo que ver con Aalto —al que Cano profesaba la mayor de las admiraciones— otras se explicó por la economía de medios y el tono vernáculo. También se dio como un eclecticismo de los valores, donde el discurso de la racionalidad moderna supo incardinarse en el crisol de la tradición española, que un Cano amante de la historia no se cansó de vindicar. Y finalmente se manifestó como un eclecticismo del estilo, rayano con el manierismo en al menos dos de los sentidos que cabe adjudicar al término: el manierismo en cuanto poética personal, hecha con guiños sofisticados que ponen de manifiesto un gran dominio de la disciplina y su tradición; y el manierismo como capacidad de adaptarse a las demandas de la vida real —paisajes, ciudades, programas, clientes—, es decir, el flexible y paradójico manierismo del sentido común.
Son manierismos que, en el caso de Cano, tienen que ver también con su actitud pintoresquista de trabajar con los escorzos afortunados, los volúmenes cilíndricos, las asimetrías inteligentes, los claroscuros pictóricos, la afinidades atmosféricas, la riqueza de texturas y el diálogo con el paisaje. No extraña que Cano —como el Gropius fascinado por el castillo de Coca— encontrara en las fortalezas castellanas la evidencia de una racionalidad poderosa, monumental y susceptible de fecunda interpretación.
Son muchas las claves de la obra de Cano Lasso. Y para dar cuenta de ellas Inmaculada Maluenda y Enrique Encabo han optado por recurrir a la polisemia del término ‘naturalezas’. El resultado es un volumen exquisito que, al calor del centenario del arquitecto, vierte luz sobre toda una carrera, cuenta con las aportaciones de críticos de renombre, se sostiene visualmente en el diálogo entre la bellísima documentación original y las fotos de Iwan Baan, y por ello puede considerarse la mejor monografía publicada sobre un maestro de la arquitectura ecléctica y humana.

Julio Cano Lasso
Naturalezas

Enrique Encabo/Inmaculada Esteban Maluenda
 
Ministerio de Transportes
 
2021

ACA

VALE LA PENA LEER

Genios desvelados

Sobre Guastavino y Gaudí

Eduardo Prieto

31/01/2021

Tomado de arquitecturaviva.com

Uno de los atributos del genio es caer en el olvido. El olvido causado por la incomprensión del presente, que es también el olvido del que acaba rescatándolo la posteridad. El olvido provisional, sin drama, al que descendieron personajes que hoy forman parte del Olimpo, desde Velázquez hasta Lautréamont, desde Borromini hasta Tesla, y al que bajaron también los dos arquitectos borrosos a los que dos libros recientes ayudarán a perfilar con más precisión: Rafael Guastavino y Antoni Gaudí.

Aunque a su muerte en 1908 los periódicos estadounidenses lo calificaran de ‘arquitecto de Nueva York’, Rafael Guastavino pasó pronto al limbo de la arquitectura, y los nuevos tiempos de la modernidad amnésica lo retuvieron en él. No fue hasta la década de 1980, con la nueva sensibilidad patrimonial, que el personaje volvió a valorarse como lo que siempre fue: el testimonio genial de la tradición inventiva del denostado siglo XIX. Consecuencia de esta resurrección fueron las monografías que dieron cuenta de su imaginación constructiva y olfato empresarial, y recopilaron los datos claves de su biografía. Con todo, Guastavino no consiguió calar en el imaginario colectivo: siguió siendo un nombre famoso al que resultaba muy difícil ponerle cara.

Es probable que A prueba de fuego, la novela que Javier Moro ha dedicado a la familia Guastavino, contribuya a darle carne y huesos a esa sombra historiográfica que en parte sigue siendo el arquitecto nacido en Valencia en 1845. No sólo por la eficacia de la escritura de Moro, sino sobre todo por el trabajo de investigación que ha permitido desenterrar las cartas personales del artífice y construir con ellas un relato donde la exposición atinada de los hechos se enriquece con la revelación de las peripecias íntimas.

Moro describe bien el periodo de formación de un Guastavino talentoso y precoz —aunque nunca incomprendido—, y retrata los indiscriminados escarceos amorosos —hijos ilegítimos de por medio— que le llevaron a un callejón sin salida personal y profesional: el mismo que le hizo embarcarse hacia los Estados Unidos con 39 años y sin saber apenas inglés.

En el efervescente país de las oportunidades, Guastavino encontró un campo abonado para desarrollar su inventiva. Lo hizo extrapolando la construcción con bóveda tabicada típica del Levante español —el ‘Guastavino System’ que patentó en 1885— a los tipos exigidos por la modernidad americana: puentes, estaciones, iglesias. El fruto fueron los más de trescientos edificios en Nueva York que Gustavino levantó primero solo y después junto a su hijo homónimo y en cierto sentido rival, entre ellos la mítica Penn Station —donde colaboró con sus amigos McKim, Mead y White—, el Great Hall de la isla de Ellis o el metro de Manhattan.

Las virtudes del sistema Guastavino eran la eficacia estructural, la adaptabilidad tipológica y la resistencia al fuego, y su inventor supo sacar partido de ellas, convenciendo antes a los técnicos reticentes mediante pruebas espectaculares, como aquella que da título al libro, en la que un tramo de bóveda sometida a una carga de doscientos kilos por pie cuadrado se hizo arder hasta los mil grados durante cuatro horas, sin que se resintiese.

Aunque sirva también para perfilar a un personaje tan célebre como en realidad poco conocido, Yo, Gaudí, es un libro muy distinto al anterior. Su autor, el director de orquesta Xavier Güell —tataranieto del mecenas de Gaudí—, continúa en él la vía introspectiva de obras anteriores como La música de la memoria, para dar voz a un Gaudí que escribe en primera persona sobre sus anhelos y decepciones. El resultado es una semblanza muy bien construida merced a un lenguaje exquisito aunque por fuerza un tanto impostado que evoca aspectos desconocidos de la vida del maestro y sirve a la postre para iluminar al hombre real que se sigue ocultando tras el glorioso pero arcano nombre de ‘Gaudí’.

A prueba de fuego

Javier Moro

Editorial Espasa

2020

424 páginas

Yo, Gaudí

Xavier Güell

Editorial Galaxia Gutenberg 

2019

300 páginas

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NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

La vida de la materia

Sobre el inconsciente del arte y la arquitectura

Eduardo Prieto

Ediciones Asimétricas

2018

Nota de los editores

Explicar la mala fama de la materia en la arquitectura y el arte de Occidente es uno de los propósitos de este ensayo, que transita por épocas y autores para reunir los muchos argumentos que han ido reescribiendo, una y otra vez, la vieja tesis de que la materia es confusa, informe, irracional, oscura, dionisíaca e incluso violenta, y que el propósito del arte es volverla precisa, formada, racional, luminosa, apolínea y pacífica. Pero este ensayo es también un intento de darle a la materia la dignidad estética que merece y de atisbar su fondo enigmático.Eduardo Prieto es arquitecto y licenciado en Filosofía, DEA en Estética y Teoría de las Artes y en Filosofía Moral, y Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad Politécnica de Madrid. Además de La vida de la materia: sobre el inconsciente del arte y la arquitectura, ha escrito La ley del reloj: arquitectura, máquinas y cultura moderna —una historia de la metáfora de la máquina desde los comienzos de la modernidad—, La arquitectura de la ciudad global: redes, no-lugares, naturaleza —una radiografía de las paradojas de la globalización— y está a punto de publicar una singular Historia medioambiental de la arquitectura. Ha sido Visiting Scholar en la Graduate School of Design de la Universidad de Harvard, y actualmente es profesor de Historia del Arte y la Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid.

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VALE LA PENA LEER

Sesenta y cuatro facetas

Luis Fernández-Galiano

16-01-2020

Tomado de arquitecturaviva.com

Esta historia ambiental merece un nombre plural. El arquitecto Eduardo Prieto ha tallado un diamante de sesenta y cuatro facetas para explorar la dimensión ecológica y climática de la construcción del entorno, y el resultado es una obra brillante, que refleja la solidez de su formación intelectual y la madurez de su trayecto investigador. Dividido en cuatro partes que asocia a los cuatro elementos de la naturaleza acuñados por la tradición clásica (fuego, tierra, agua y aire), el libro se estructura —mostrando una voluntad de orden retóricamente geométrica— en cuatro capítulos por parte y cuatro epígrafes por capítulo, de manera que viene a reunir sesenta y cuatro ensayos que abordan poliédricamente el objeto de su estudio. Podría haberse escrito que esa serie de hilos narrativos se trenzan para componer un relato de la evolución en el tiempo del control del entorno, o bien que ese conjunto de teselas forma un mosaico que ofrece una representación pixelada del devenir ambiental de la arquitectura, pero Prieto no contempla la historia como una secuencia lineal de acontecimientos ni como un paisaje de sucesos que puedan abreviarse en las dos dimensiones de un mapa, un tapiz o un mosaico: su historia es una matriz tridimensional compuesta por los materiales, técnicas e ideas que han ido conformando el mundo artificial que habitamos.

No es posible resumir su contenido de otra forma que recitando la letanía de los términos que emergen una y otra vez en los diferentes textos: energía, clima, termodinámica, ecología, higiene, atmósferas, cuerpo, naturaleza, salud, confort… Sin embargo, esta enumeración da una idea muy pobre de la variedad de asuntos, riqueza de información y profundidad de enfoque del conjunto de ensayos, que se nutre de fuentes científicas, técnicas o literarias para cartografiar una historia alternativa de la arquitectura donde adquieren protagonismo la calefacción o el aislamiento térmico, las cuevas o los invernaderos, las cloacas o los jardines. A cada uno de los sesenta y cuatro temas aplica Prieto su mirada analítica y plural, utilizando una herramienta visual más semejante al ojo compuesto de los insectos que a la lente rutinaria del cristalino, para orquestar una genuina historia polifónica que dota de espesor material, inteligencia técnica y pertinencia ecológica al relato habitual y monódico de la arquitectura.

Prieto sitúa su trabajo en la estela de las que llama aproximaciones ‘clásicas’ a las dimensiones energéticas o ambientales de la disciplina, desde el precursor Mechanization Takes Command de Sigfried Giedion hasta El fuego y la memoria, pasando por The Architecture of the Well-Tempered Environment de Reyner Banham o Thermal Delight in Architecture de Lisa Heschong. Como autor de uno de esos libros, codirector de la tesis doctoral de Eduardo Prieto (‘Máquinas o atmósferas: la estética de la energía en la arquitectura, 1750-2000’, que leyó en 2014) y director de la revista en la que ha colaborado durante los últimos años, se puede poner en cuestión mi objetividad. Pero estoy convencido de que la opinión de muchos y el juicio del tiempo convertirá esta Historia medioambiental de la arquitectura en un clásico más, que sólo necesita ya una traducción al inglés que lo acerque a un público de lectores más amplio y un índice alfabético que permita navegar con mayor facilidad en el océano de datos, interpretaciones y destellos que nos ofrece esta sólida y brillante piedra tallada.

Eduardo Prieto

Historial medioambiental de la arquitectura

Cátedra, Madrid

2019

444 páginas

ACA