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CRUZ DEL SUR

Cruz del Sur, revista de cuyo número 1 hoy publicamos la portada, fue, además, como señala Héctor Seijas, una librería y una causa o, como apunta Ramón J. Velásquez, “una empresa de agitación cultural”.
Abierta en 1944 por Violeta Roffé, la pequeña librería ubicada inicialmente de Piñango a Llaguno (Av. Baralt) fue lugar de reunión frecuente de intelectuales de diversas generaciones, convirtiéndose la posibilidad de dar salida a sus inquietudes en germen de una publicación periódica que terminó siendo un hito dentro de la historia del país.
Proyecto colectivo de izquierda nacido en 1952, paradójicamente incubado y desarrollado durante la dictadura perezjimenista de la mano de los hermanos Roffé (Violeta era licenciada en filosofía y Alfredo, quien se incorpora a la librería alrededor de 1950, arquitecto), a los que se suma el destacado economista Francisco Mieres, la revista se convierte en el órgano de difusión de importantes temas dentro del acontecer político, económico y cultural nacional e internacional. Aunque la política mundial arropa a la nacional (por razones relacionadas con la asfixiante censura existente), “lo político” (ideológicamente cargado) indirectamente aflora cuando de hablar de economía se trataba o cuando se interpretaban las noticias de repercusión mundial, siendo quizás el esfuerzo por vincular cultura y sociedad lo que la convirtió en referencia indispensable.
Desde el primer número (marzo 1952), cuando su innovador formato en forma de cuaderno de 22 x 22 cm. y atractivo diseño gráfico (las portadas eran diseñadas por Miguel Arroyo) permitió a más de uno detectar que se estaba ante un producto cuidado y con ánimo de trascender, hasta el 51 (octubre 1961), Cruz del Sur aspiró ser una revista mensual, periodicidad que como en muchos otros casos se altera por las más diversas razones. Sin embargo, al sacar cuentas no queda más remedio que reconocer en ella un ejemplo de permanencia, constancia y asiduidad en vista que promedió siete números durante nueve difíciles años.
Alexis Márquez Rodríguez en “La Revista Cruz del Sur: su significado en un momento crítico de la historia contemporánea de Venezuela (1952-1960)”, señala un dato que no deja de ser importante: el hecho de que no tuviera un texto que apareciera como editorial durante los primeros seis años, señal de un anonimato asumido dentro de un momento en el que no había libertad de expresión, “lo cual hacía inútil la presencia de un editorial que necesariamente debía limitarse a temas neutros” y que de haberse roto “las limitaciones impuestas por la censura, se ponía en riesgo la subsistencia de la revista, sin que se lograse ningún objetivo útil”. De hecho, no es casual que la primera editorial de Cruz del Sur haya aparecido en el número 36 (mayo 1958), inmediatamente después de caída la dictadura, a modo de manifiesto que mostró plena vigencia así como su orientación “independiente, ajena a todo sectarismo doctrinario o dogmático, si bien de inequívoca orientación progresista, de izquierda y antiimperialista”.
Sin embargo, si algo nos corresponde resaltar desde aquí es el hecho de que Cruz del Sur tal vez sea la primera revista en el país que alberga en sus páginas una sección permanente de arquitectura e ingeniería (que posteriormente amplió su alcance al urbanismo y las artes plásticas), lo cual marca un claro antecedente a la aparición posterior de a, hombre y expresión (1954) e Integral (1955), publicación esta última a la que estuvieron también vinculados los Roffé. De la lectura del libro editado por Héctor Seijas, Cruz del Sur. Una librería, una revista, una causa (piedra angular en la redacción de esta nota), se extrae que fue Jorge Romero Gutiérrez quien le propone a los responsables de editarla la incorporación de dicha sección la cual aparece por primera vez (a modo de separata) en las páginas centrales del número 6 (agosto 1952).
La presencia total de temas de arquitectura en la cuantificación global que hace Alexis Márquez Rodríguez en su ensayo sobre Cruz del Sur, alcanza hasta el 10%, cifra que no es nada despreciable si tomamos en cuenta que sólo es superada por temas como Literatura (17,7%) y Ciencias Sociales (13,3%) y es seguido por Política Internacional (9%) y Artes (música, plástica, etc.) con el 8,6% (porcentaje este último que eventualmente podría sumarse al primero).
El debate arquitectónico desarrollado desde Cruz del Sur permitió detectar intereses que iban más allá de la descripción de edificios y su consideración como objetos a ser construidos, al colocarse la arquitectura como tema central dentro del crecimiento y evolución de la ciudad y como disciplina vinculada a la cultura entendida ampliamente. En ello tuvo mucho que ver la intuición y las relaciones alcanzadas por Alfredo Roffé con algunos de los protagonistas del acontecer del momento.
Cruz del Sur deja de circular a poco de instaurada la democracia cuando la librería ya llevaba más de 5 años instalada en el Centro Comercial de Este (Sabana Grande), donde permaneció como verdadero centro cultural hasta 1975. Unos dicen que tal vez porque desapareció el motivo que le dio sentido a un esfuerzo caracterizado por la resistencia inteligente ante un régimen opresor ante el cual funcionó como válvula de escape, otros por la proliferación de publicaciones similares y otros por el traslado al exterior de algunos de sus pilares fundamentales. El hecho es que dejó para la arquitectura importantes testimonios y debe rescatarse, también, como publicación pionera en el territorio que nos ocupa desde estas páginas, ya que mostró la aspiración de dotar a nuestra identidad de una importante fe en el futuro y un indudable cosmopolitismo.
ACA