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Pasajes residenciales / Taller de (S), ganador del 24º Premio Nacional de Arquitectura y Urbanismo en Colombia

Por Santiago Baraya

18 septiembre, 2019

Tomado de Plataforma arquitectura

El pasado 13 de septiembre fue galardonado con el vigésimo cuarto Premio Nacional de Arquitectura y Urbanismo el proyecto Pasajes residenciales del Taller de (S), culminándose con la premiación el 36° Congreso Colombiano de Arquitectura y Urbanismo en Barranquilla.
El Premio Nacional de Arquitectura y Urbanismo otorgado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA) ha reconocido a las obras que exponen con excelencia los mejores aportes a la arquitectura colombiana desde 1962. Este año no ha sido excepción: Taller de (S) proyectó en esta obra de vivienda económica la recuperación de un sector a través de una tipología típica del lugar, que se ha ido perdiendo debido a la alta densidad, el pasaje.

A continuación un texto introductorio de la profesora y arquitecta Olga Lucia Ceballos para la categoría dentro de la cual encaja el proyecto: Hábitat y vivienda colectiva.

«Según lo dispuesto en la política de vivienda de Colombia que rige desde 1991, cuando el Estado pasó de promotor de vivienda a regulador del mercado mediante la aplicación del sistema de subsidio a la demanda, existen dos tipos de vivienda social: la Vivienda de Interés Social (VIS) cuyo precio en el mercado no debe superar los 135 salarios mínimos mensuales legales vigentes (SMMLV) y la Vivienda de Interés Prioritario (VIP) que no debe superar los 70 SMMLV. Lo preocupante de los tipos de vivienda que se plantean desde la política pública y su definición, es la reducción del concepto de ‘vivienda’ a su precio en el mercado sin considerar su significado en términos sociales, culturales, humanos… . En este sentido, es de gran importancia que la SCA en la convocatoria de la categoría HÁBITAT SOCIAL se refiera a los proyectos de vivienda que desarrollen alguno de estos dos tipos de vivienda con buena calidad arquitectónica y urbana, y que además contribuyan a conformar tejido social.”

Mi reconocimiento a la postura asumida por la SCA frente el hábitat social parte de mi experiencia, pues he dedicado buena parte de mi vida a investigar las consecuencias que ha tenido la política de vivienda que rige en el país, implementada mediante un modelo que se soporta en la ecuación subsidio, ahorro y crédito hipotecario, modelo al cual no pueden acceder los hogares más pobres. Los resultados de mis investigaciones me han permitido concluir que en la mayoría de los casos se ha producido vivienda de mala calidad, donde se ha sacrificado la habitabilidad en pro de salvar las ganancias para los promotores de vivienda y a la vez cumplir con el precio tope en el mercado. No importa entonces la calidad de vida de las personas, ni los efectos negativos que para su salud física y mental implica vivir en condiciones de habitabilidad deficientes. Lo anterior, por cuanto es una política que prioriza garantizar el buen funcionamiento económico del sector de la construcción, que le permita sobrellevar los ciclos negativos de la economía, sobre el garantizar el derecho de todos los colombianos  a una vivienda digna como lo estipula el artículo 51 de la Constitución Política de 1991.”

En este contexto, reitero la importancia que la SCA destaque la obra de aquellos arquitectos que pese a las limitaciones que impone la política de vivienda social buscan rescatar una buena arquitectura y un buen urbanismo que dignifiquen la vida. Los proyectos seleccionados en esta oportunidad son por ello un ejemplo de excelencia espacial y humana, así como una invitación a mantener una postura ética en el ejercicio de la disciplina al servicio de la sociedad.»

Los criterios para la evaluación general de las categorías y trabajos fueron los siguientes:

– Calidad arquitectónica integral de la obra.

– Innovación y aporte en lo estético, ambiental, tecnológico y social, entre otros.

– Adecuación a su contexto y la regeneración del tejido donde se inserta la obra.

– Reinterpretación de sistemas constructivos tradicionales y exploración de nuevas materialidades.

– Optimización de recursos y economía de medios.

– Generación de conocimiento y su aplicabilidad en las investigaciones. – Procesos colaborativos en la materialización de las obras.

ACA

CARLOS RAÚL VILLANUEVA EN CALI

1. Vista exterior del bloque del 23 de enero construido en Cali

A poco que uno se pregunta cuántos edificios proyectó Carlos Raúl Villanueva para ser realizados fuera de Venezuela y, acto seguido, acude a los textos publicados, investigaciones hechas y páginas dedicadas a recopilar su obra, encuentra que con el pabellón de Venezuela en la Exposición Internacional de París de 1937 (autoría compartida con Luis Malaussena), el pabellón venezolano para la Exposición Universal de Montreal de 1967 y la Casa del Estudiante de la Ciudad Universitaria de París (1969), encargada por la Fundación Fina Gómez (en la que contó con la colaboración de Juan Pedro Posani), la lista se agota.
Pero cuando se reconoce que de esa corta enumeración los dos pabellones fueron desmantelados y la Casa del Estudiante sólo alcanzó el nivel de anteproyecto, se llega rápidamente a la conclusión de que la obra construida de Villanueva no sobrepasó el ámbito local, más allá de la trascendencia universal que todos sabemos ha alcanzado.

2. Ubicacuón del bloque en la ciudad de Cali

Sin embargo, luce llamativo el poder constatar cómo en el portal del IDESC (siglas de Infraestructura de Datos Espaciales de Santiago de Cali), dependiente del Departamento Administrativo de Planeación Municipal de la capital del Valle del Cauca (tercera ciudad más poblada de Colombia), se encuentra rigurosamente catalogado como “Bien Inmueble de Interés Cultural” (Fichado como BIC N-13), propuesto a ser elevado a «Bien de Interés Nacional nivel 1 Conservación Integral», el “Edificio Venezolano”, “Autores: Carlos Raúl Villanueva y conjunto de arquitectos Banco Obrero de Venezuela ((José Manuel) Mijares, (José) Hoffman y (Carlos) Brando). Fecha 1956”, terminado de construir en 1957.
En medio de la magnitud de la tragedia conocida como “La Explosión de Cali”, la donación del gobierno venezolano (presidido por Marcos Pérez Jiménez) al colombiano (que tenía al frente al también dictador Gustavo Rojas Pinilla), del proyecto completo del superbloque que se repitió entre 1955 y 1957 hasta un total de 38 veces (7 de ellos dobles y 7 triples) en las tres etapas en que se dividió la construcción del conjunto 2 de diciembre (hoy 23 de enero) en Caracas, quizás haya pasado a un segundo plano sin que por ello dejara de ser reconocida y reseñada ampliamente por la prensa colombiana de la época, resaltando la importante muestra de solidaridad y generosidad así expresada.

3. Imagen de lo que se conoció como «La Explosión de Cali» ocurrida el 7 de agosto de 1956

Vale la pena recordar que «La Explosión de Cali», accidente que ocupa un lugar preeminente entre los acontecidos en Colombia a lo largo de su historia, ocurrió el 7 de agosto de 1956 y fue provocado por la detonación de siete camiones del ejército cargados con 1053 cajas de dinamita (que se emplearían en la construcción de carreteras en el departamento de Cundinamarca), aparcados en la antigua Estación del Ferrocarril del Pacífico (luego de haber sido movidos desde el Batallón Pichincha), destruyendo al explotar 41 manzanas y dejando un cráter de 50 metros de ancho por 25 metros de profundidad. La onda expansiva acabó con las edificaciones, casas y negocios existentes, y con las vidas de aproximadamente 4000 personas, dejando heridas a 12000 más. Seis barrios (que al día de hoy existen) fueron afectados: San Nicolás, El Porvenir, El Hoyo, El Piloto, Fátima y Jorge Isaacs.
Así, el bloque conocido como “República de Venezuela” (fichado, como ya se dijo, bajo el nombre de “Edificio Venezolano”), de 15 pisos de alto, con 11.911 m2 de construcción y 140 apartamentos; clasificado entre los denominados “tipo A” dentro de las dos variantes que existen en el conjunto caraqueño donde se origina, con 10 apartamentos por planta de variable número de habitaciones y con paradas de ascensor cada cuatro pisos que se combinan con un sistema interno de escaleras; ubicado en la avenida número 33, Calle 6 #3a6, en un terreno de 40.000 m2 donado por el médico venezolano residenciado Adolfo Bueno Madrid (extensión que formaba parte de su hacienda “La Flora”), contribuyó significativamente a la reubicación de cerca de 900 afectados por la tragedia. También se convirtió en “el primer ejemplo importante de arquitectura moderna en el campo de la vivienda colectiva en la ciudad” de Cali mostrándole a los que lo ocuparon una manera de vivir muy diferente a la que estaban acostumbrados.

4. El bloque visto a la distancia en su emplazamiento

El emplazamiento del edificio, aislado y posado sobre una generosa superficie predominantemente verde, permite apreciarlo flotando dejando la planta baja libre sin impedir que el espacio circundante fluya recordándonos su parentesco (aunque sea algo lejano) con las unidades de habitación de Le Corbusier. Está complementado funcionalmente por un pequeño centro comercial y una capilla que lleva por nombre “Nuestra Señora de Coromoto”. Su condición laminar, acompañada de una eficiente estructura en concreto armado, tabiquería de bloques de cemento y carpintería metálica modular, asoman algunos de los aspectos que permitieron su construcción (1957) en tiempo récord (menos 6 meses) para asombro de los habitantes de la aún provinciana ciudad capital del Departamento del Valle del Cauca.

5. Plantas
6. Fachadas
7. Vistas cercanas del edificio.


Tal y como ocurrió con sus clones caraqueños, el edificio estuvo pintado con base en la misma composición de colores prefigurada por el artista plástico venezolano Mateo Manaure, la cual con el pasar del tiempo no fue repuesta mostrando en la actualidad una austera condición monocromática.
Si bien el indagar acerca del por qué esta obra no se ha catalogado aún dentro de la trayectoria de Villanueva puede dar pie a un sinfín de conjeturas y a manifestaciones del tipo “ya lo sabíamos, pero…”, lo cierto es que, sin pretender asumir un rol que no nos corresponde, creemos que es hora de que se le preste atención en vista de la copiosa documentación existente y a su condición de pieza única. Ello permitiría, incluso, dar veracidad a la información que se maneja de que el bloque construido en Cali corresponde al nº 8 del 23 de enero, ya que hay quienes afirman que la numeración de dichos edificios dentro de la populosa parroquia caraqueña pasa sin solución de continuidad del 7 al 9, pudiéndose así ir de la leyenda urbana a la información veraz y rigurosa.
Para empezar invitamos, como ya nosotros lo hemos hecho, a descargar el documento idesc.cali.gov.co/download/bic_2014/BICN-13.pdf. Luego, presumimos, se empezará a asomar entre los estudiosos el desarrollo de un trabajo que, con las acotaciones del caso, ojalá salde una deuda pendiente.

ACA

Procedencia de las imágenes

1. Colección Crono Arquitectura Venezuela

2. http://idesc.cali.gov.co/download/bic_2014/BICN-13.pdf

3. https://latam.historyplay.tv/hoy-en-la-historia/explosion-de-cali

4. https://www.aporrea.org/venezuelaexterior/n303499.html

5 y 7. Edificio Venezolano, Cali, 1957 (https://www.youtube.com/watch?v=BnLlElEY474)

6. Villanueva P. y Pintó M.; Carlos Raúl Villanueva, 2000