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¿SABÍA USTED…

…que en 1908 es fundado el Club Paraíso?

1. Vista norte del Club Paraíso en los años 30 del siglo XX.

La aparición y evolución de los clubes sociales en la ciudad de Caracas, reseñadas de forma amena por Alberto Veloz en “El club social: un alto en la cotidianidad donde se fraguan historias”, artículo aparecido en El Estímulo el 21 de julio de 2020 (https://elestimulo.com/gastronomia/cronicas-de-alberto-veloz/2020-07-21/el-club-social-un-alto-en-la-cotidianidad-donde-se-fraguan-historias/), están estrechamente ligadas a la primera expansión de la ciudad hacia el suroeste iniciada a finales del siglo XIX que dará origen a la urbanización El Paraíso. Allí, durante la primera década del siglo pasado se sentarán las bases del primer gran centro de reunión de la burguesía caraqueña que llevará su nombre.

2. El Club Venezuela, ubicado en la esquina de Mijares.

Heredero de una saga de lugares de esparcimiento que empezaron a nacer de la necesidad de compartir intereses comunes, intercambiar ideas, tener nuevos afectos y cordializar amigablemente, cuya primera manifestación Veloz ubica en 1841 cuando en el diario El Venezolano apareció un curioso aviso convocando a participar en los salones de “La Tertulia”, y que será continuada por el Club “Unión” (luego redenominado como Club “Concordia”) y más tarde por el Club “Venezuela”, todos situados en el casco central de la capital, el Club Paraíso se gesta por iniciativa del general Alejandro Ibarra Rivas, “hombre culto, refinado, amigable y dado a la vida social estaba casado con Elena Russell, hija de Thomas Russell, jefe de la Misión Diplomática de los Estados Unidos”.

La familia Ibarra Russell, que vivía en una casa de dos pisos de Conde a Piñango, se mudará posteriormente a una casona situada en la colina de Los Laureles, al final de la avenida El Paraíso (hoy avenida Páez) frente a la Plaza de la República (actual Plaza Madariaga), que una vez adquirida Ibarra pondrá por nombre “Monte Elena” en honor a su esposa.

3. Ubicación de la quinta «Monte Elena» en un detalle del Plano de Caracas de 1906 de
Ricardo Razetti.

“Monte Elena”, que ya aparece registrada en Plano de Caracas de Ricardo Razetti de 1906 como una de las primeras casas construidas en la urbanización, será refaccionada por Ibarra tanto en su interior como en sus áreas abiertas. “Sembró árboles y dispuso de bellos jardines. Aprovechó que por el medio pasaba una acequia y con piedras mandó hacer una pequeña cascada. Igualmente construyó unos bancos para sentarse con el fin de disfrutar los atardeceres y el benigno clima de la zona”, lo cual la convirtió en un lugar que empezó a ser frecuentado por los paseantes dominicales que visitaban la zona.

“Una tarde del año 1908, en medio de la concurrencia espontánea, al general Ibarra se le ocurrió que era el momento de formar un club social. Cedió parte de su terreno entre Monte Elena y Los Laureles, para que se reunieran los primeros amigos que se manifestasen a favor de conformar el nuevo centro. Así nació lo que de ahora en adelante se llamará Club Paraíso”, apuntará Veloz. En dicho terreno se construiría una pequeña casa que se puede considerar como su primera sede.

Una vez constituido, la primera presidencia del club “lógicamente recayó en el general Alejandro Ibarra y entre los socios se encontraban Miguel Antonio Castillo Plaza, Oscar y Nicomedes Zuloaga, Antonio José Castillo, Gustavo Machado Morales, Eduardo Travieso Paúl, Mercedes Pietri, Sofía Valentiner, Gustavo Sanabria, Bernardino Ruiz Miranda”.

4. Izquierda: Parque Los Samanes, terreno donde se construirá la sede del Club Paraíso, señalado en un detalle del Plano de Caracas de Ricardo Razetti de 1929. Derecha: El Club Paraíso ya construido, registrado en el Plano de Caracas Monumental de Ramón Sosa de 1936.

Ante el aumento del número de afiliados y la necesidad de hacer crecer sus instalaciones recreativas, la directiva decide adquirir a la familia Zuloaga el parque Los Samanes, un lote de terreno de 28 mil metros cuadrados al este de la avenida Santander (próximo al Hipódromo), ocupado antiguamente por un pequeño lago, donde se construirá la nueva sede del club. El centro social abriría sus puertas en 1924 una vez concluida la construcción de la que cronológicamente puede llamarse su segunda casa-club, diseñada junto a las áreas exteriores en 1923 por el ingeniero Ricardo Razetti (1868-1932), proyecto que había sido seleccionado entre varias propuestas presentadas a concurso por adaptarse a la frondosa vegetación del lugar y por su razonable costo de construcción. La planta, una perspectiva y una descripción de la edificación, de rasgos decididamente neohispanos, fueron publicados en la Revista del Colegio de Ingenieros de Venezuela (Año I, Nº 6, junio 1923) con el título “Nuevo Edificio para el Club Paraíso, Caracas”.

5. Planta del proyecto del Nuevo edificio para el «Club Paraíso», Caracas, Ricardo Razetti, 1923.
6. Logo del Club Paraíso (izquierda). Removedor y pincho (derecha).

Del texto descriptivo que acompaña la reseña se concluye que el proyecto de Razetti incluía: “Una terraza abierta, bajo los árboles, dedicada a salón de baile, con kioskos laterales, uno de ellos para música, y el otro reservado a la escalera. En el centro se ha dejado un gran espacio engranzonado, en figura elíptica, para el servicio de mesas de té, etc. El propio edificio contiene locales, que más tarde pueden fácilmente ensancharse, para botiquín, toilette de damas y de caballeros, sala de billar, baños, departamentos sanitarios, cocina, departamento para el servicio, etc. Los vehículos tendrán su entrada y su salida especiales por avenidas que conducen hasta el propio edificio. Fuera del lugar de las construcciones descritas, se establecerán departamentos destinados a canchas de tennis, piscinas para natación y otros sports modernos”.

7. Dos imágenes del Club Paraíso ampliado en 1933 según proyecto de Alfredo Jahn
López. Fachada oeste (arriba) y vista panorámica (abajo)

El club, apremiado nuevamente por la necesidad de ampliar sus instalaciones, concluye en 1933, en conmemoración de sus veinticinco años, la tercera y última sede proyectada por el arquitecto Alfredo Jahn López (1895-1940).

La ampliación de Jahn, adaptada a las condiciones de crecimiento previstas por Razetti, se mantuvo apegada a un estilo neohispánico y mudéjar con reminiscencias de la arquitectura ecléctica de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Es de dos plantas y está flanqueada por dos torres de tres pisos. Como señala Iván González Viso en Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015): “El acceso está enmarcado por un volumen sobresaliente con una cubierta a dos aguas, que protege la entrada de los vehículos que se realiza por una rotonda. Sobre su fachada se evidencian elementos arquitectónicos del eclecticismo caraqueño (arcos de estilo mudéjar de medio punto con falsos almohadillados, balaustradas y molduras, con diseños inspirados en la naturaleza, que se reflejan tanto en las cornisas como en los vanos de puertas y ventanas). El programa cuenta con una biblioteca, un ‘Salón de los espejos’, restaurante, salón y el patio central, definido por un corredor perimetral cubierto, soportado por columnas de pequeñas proporciones realizadas en concreto martillado de fuste liso, sobre las cuales se apoyan arcos extendidos desde su base en sentido vertical”.

Desde 1928 en adelante, el Club Paraíso se convirtió, junto a su contemporáneo Caracas Country Club, en uno de los dos centros sociales más importantes de la ciudad. Su gran patio central rodeado de una bien proporcionada arcada y corredores que conducían al bar, el comedor y al gran salón de baile lo convirtieron en el lugar de las fiestas más suntuosas y alegres que se dieron en la Caracas de aquel momento. “Decir Club Paraíso era pensar en diversión, deportes, encuentro con los amigos, días de piscina y juegos. Los caballeros en el dominó y las señoras en tardes de romy, panguingue, continental, canasta uruguaya en compañía de té y bebidas varias”, complementará Alberto Veloz.

8. Vista aérea del Hogar Canario Venezolano (izquierda) y aspecto actual del
acceso a la casa-club (derecha).
9. Vista de la piscina del Hogar Canario Venezolano.

“Con el cambio urbanístico y el desplazamiento de la mayoría de sus socios hacia zonas más valoradas en el este de la ciudad, aunado a que El Paraíso perdió su encanto de urbanización elegante y señorial, comenzó la decadencia de uno de los mejores clubes de la capital. La última junta directiva decidió poner en venta sus instalaciones, cerrándose un ciclo de esplendor de la sociedad caraqueña. (…) El 23 de julio de 1970, la señorial casona del Club Paraíso pasó a ser la sede del Hogar Canario Venezolano, lo que significa que está en buenas manos. Los canarios, pueblo honrado y trabajador han sabido conservarla y respetar su estructura con muy leves cambios para su mejor confort y funcionamiento”. La piscina, conserva aún el logo del antiguo centro social, el cual es repetido en los suelos en el interior.

10. Ricardo Razetti (izquierda). Cuartel de Infantería Sucre, Maracay, 1921 (derecha).

Nota
Ricardo Razetti, ingeniero, arquitecto y cartógrafo caraqueño, de acuerdo a la nota biográfica elaborada por Irma De-Sola Ricardo para el Diccionario de Historia de Venezuela (https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/r/razetti-martinez-ricardo/), “realizó más de 10 planos de Caracas entre 1897 y 1929. Son una minuciosa muestra de la historia y registro del progreso de la ciudad. Preocupado por el mejoramiento del aspecto físico y el armonioso desenvolvimiento de las edificaciones públicas y privadas, en una época en la cual no se hablaba de planificación, presentó al Colegio de Ingenieros de Venezuela sus Notas para el código de construcciones en lo relativo al alineamiento de las construcciones en la vía pública (7.2.1898), donde recomendaba que cada población debía tener «un Plano General de Alineamiento». Editor y administrador del diario La Restauración Liberal (1903), presentó ante el Concejo Municipal del Distrito Federal un proyecto de modificación de los linderos de las parroquias (18.8. 1910), señalando estos por el centro de las calles o avenidas, en vez de por los accidentes geográficos del terreno, como se hacía anteriormente, lo cual propiciaba conflictos, pues se daba el caso de que una edificación estuviera construida entre 2 parroquias. La proposición fue aceptada el 20 de diciembre de 1910 y se le autorizó para incluir esas modificaciones en el nuevo plano de Caracas que estaba por publicar. Como ingeniero, proyectó y realizó, entre otros, el cuartel de Maracay y la clínica Luis Razetti, situada en la avenida Este 2 de Caracas. En 1916, dibujó el Mapa físico y político de Venezuela”. También participó junto a Alejandro Chataing en la construcción del Arco del Triunfo del Campo de Carabobo e hizo el proyecto del Ateneo de Maracay, por citar sólo otras dos de las numerosas obras en las que intervino.

ACA

Procedencia de las imágenes

1 y 7. http://mariafsigillo.blogspot.com/2013/02/bodas-de-plata-del-club-paraiso-1908.html

2 y 6. https://elestimulo.com/gastronomia/cronicas-de-alberto-veloz/2020-07-21/el-club-social-un-alto-en-la-cotidianidad-donde-se-fraguan-historias/

3. http://guiaccs.com/planos/la-busqueda-de-el-paraiso/

4. https://guiaccs.com/planos/ultimo-plano-de-razetti/ y https://guiaccs.com/planos/de-pueblo-ciudad-caracas-monumental/

5. “Nuevo Edificio para el Club Paraíso, Caracas”, Revista del Colegio de Ingenieros de Venezuela (Año I, Nº 6, junio 1923)

8. Google Earth y http://guiaccs.com/obras/club-paraiso/

9. https://www.flickr.com/photos/erick-rebaya17/11473833104

10. Colección Crono Arquitectura Venezuela

CLUBES

En los momentos en que se va forjando la modernidad arquitectónica venezolana y con ella los rasgos que podrían identificarla, es interesante seguirle la pista a las señales que emiten una serie de edificaciones destinadas al ocio, el disfrute, el descanso y la recreación. Existe en tal sentido una tipología edilicia que centrada prácticamente en cumplir con dichos requisitos se origina de la voluntad de agrupación de entes si se quiere homogéneos que por iniciativa propia o a través de un promotor buscan salidas para paliar sus diferentes necesidades de intercambio o simple ruptura con la rutina.

Así, se puede hablar de los clubes como aquellos locales e instalaciones cuyo compromiso esencialmente es complementar a un determinado grupo humano de las carencias de contacto social, proveyéndolos de la tranquilidad o esparcimiento que la agitada vida moderna dificulta cada vez más. En este sentido con una base esencialmente recreacional y social, dentro y fuera de la ciudad de Caracas se desarrollan en la etapa que va desde finales de los años 20 hasta los 50 del siglo XX una amplia gama de ellos con perfiles a veces muy precisos dados por la coincidencia de sus usuarios en algún rasgo específico: la procedencia de una región del país o del planeta, los intereses gremiales, la zona de la ciudad donde se vive, el estatus social al que se pertenece, la práctica de algún deporte en particular o el simple deseo de aislarse o alejarse de la metrópoli durante fines de semana y vacaciones.

1. Club Paraíso (hoy Hogar Canario de Venezuela). Alfredo Jahn López, 1921-28
2. Club La Florida (demolido), urbanización La Florida. Atribuido a Manuel Mujica Millán, circa 1930
3. Casa Club, Caracas Country Club. Diseñada por Clifford Ch. Wendehack y finalizada por Carlos Guinand Sandoz, 1928-30
4. Club Casablanca (hoy Hermandad Gallega), Maripérez. Circa 1930
5. Club Los Palos Grandes (hoy Centro Catalán). Guillermo Salas, 1933
6. Casa Club, Valle Arriba Golf Club. Clifford Ch. Wendehack, 1947

Sin pretender abarcar en esta nota la amplia gama de manifestaciones que se han podido detectar y registrar durante el lapso señalado, valga decir, para empezar que, asociados a la implantación paulatina del neocolonial como estilo arquitectónico, abren sus puertas casi simultáneamente entre 1928 y 1930, mostrando interpretaciones libres sobre el manejo de los códigos propios de dicho estilo, tres clubes vinculados cada uno a la urbanización a la que pertenecen: el Paraíso (Alfredo Jahn López, sede desde 1970 del Hogar Canario Venezolano) (1), el Florida (atribuido a Manuel Mujica Millán, demolido para dar paso a la construcción de la iglesia de la Chiquinquirá) (2) y el Caracas Country Club (cuya casa-club es diseñada por Clifford Ch. Wendehack y finalizada por Carlos Guinand Sandoz) (3). Más adelante y en la misma tónica, durante la década de los 30’s se inaugurarán en Maripérez el Casablanca Tenis Club (desde 1961 propiedad de la Hermandad Gallega del cual no queda prácticamente ningún vestigio, cuyo autor desconocemos) (4), el club Los Palos Grandes (Guillermo Salas, desde los años 60 sede del Centro Catalán de Caracas) (5) y en los 40’s (1947 para ser más precisos) la Casa Club del Valle Arriba Golf Club (Clifford Ch. Wendehack) (6).

7. Club Alemán, El Paraíso. Carlos Guinand Sandoz, 1935
8. Centro Vasco de Caracas, El Paraíso. Miguel Salvador Cordón, 1952
9. Casa de Italia, La Candelaria. Doménico Filippone, 1957

Como se verá, algunas de las comunidades extranjeras que echaron raíces en nuestro país prefirieron comprar las sedes de viejos clubes caraqueños ya consolidados a la hora de invertir en una propiedad e instalaciones perdurables. Sin embargo, hubo otras que apelaron a la construcción de nuevos edificios a partir de los cuales se puede entrar a debatir de qué manera se hizo en ellos presente una manera de entender la región o nación que representaban o, por el contrario, buscaron interpretar las variables propias del lugar en que se insertaron. Son los casos del Club Venezolano Alemán (7) cuya sede definitiva (de escasos 400 m2) es diseñada en 1935 por Carlos Guinand Sandoz en la urbanización El Paraíso adoptando un esquema neoclásico, estrictamente simétrico, de gran sobriedad y pureza en sus líneas, con acento en lo volumétrico y reflejos de la influencia neoplástica (a través de F. Ll. Wright) en la manera como se articulan las cuatro partes que lo componen; el Centro Vasco de Caracas (8), ubicado también en El Paraíso, para quien Miguel Salvador Cordón proyecta en 1950 como casa-club un “caserío” con todas las características lingüísticas de dicha construcción rural propia de Euskadi; o la realización en 1957 de la Casa de Italia (9), localizada en la céntrica parroquia de La Candelaria en un terreno muy comprometido desde el punto de vista urbano, para el que Doménico Filippone ofrece una solución absolutamente moderna con visos corbusianos, generosa con la ciudad y considerada con el clima, a la que se le superponen elementos decorativos alusivos al gentilicio que da nombre al edificio.

10. Casa Monagas, urbanización Las Acacias. Vegas & Galia, 1956
11. Club Táchira, Colinas de Bello Monte. Fruto Vivas, 1955
12. Club Campestre Los Cortijos, Los Cortijos de Lourdes. Carlos Brando, 1957

Los tres últimos casos señalados muestran la existencia de una clara vinculación entre el grupo étnico que disfrutaría cada edificio y la formación o nacionalidad de los respectivos proyectistas, quienes de diferentes maneras proceden a llevar a cabo sus particulares interpretaciones sobre rasgos arquitectónicos que los podrían identificar o a los cuales podrían ser asociados.

Sin embargo, no siempre ha sido así pudiéndose detectar casos como la Casa Monagas (Vegas & Galia, 1954) (10) o el club Táchira (Fruto Vivas, 1955) (11) en los que a pesar ser edificios encargados por comunidades oriundas de dos regiones muy precisas de nuestro país (y, en el caso de Vivas, seleccionado justamente por su origen andino), sus proyectistas dejan de lado lo vernacular como opción complaciente a seguir para apostar por propuestas más acordes con el lugar en que se insertan apelando a un lenguaje en el que el énfasis en lo estructural (las cubiertas en ambos casos pasan a ser sus temas principales) remite a un compromiso con los valores permanentes de una modernidad otra.

Mención aparte habría que hacer del Club Campestre Los Cortijos (1957, proyecto de Carlos Brando) (12), que, encargado por un grupo conformado por una una clase media emergente y en ascenso, busca incorporar en la ciudad todas las ventajas de estar en el campo. En él su proyectista, formado bajo la tutela de Villanueva, actualiza atinadamente todo el repertorio de elementos que caracterizan la arquitectura tradicional venezolana para dar con una solución ajustada a su época.

13. Colegio de Ingenieros de Venezuela, Bulevar Santa Rosa-Parque Los Caobos. Luis Eduardo Chataing, 1941
14. Colegio de Abogados, El Paraíso. Camilo Arcaya, 1945
15. Colegio de Médicos del Distrito Federal, Plaza Las Tres Gracias, Los Chaguaramos. Diego Carbonell, 1956

Abierta la puerta para seguir indagando cuánto pueden dar de sí las sedes sociales como fuente para determinar la representatividad del edificio con el grupo al que está destinado, se podría también dirigir la mirada hacia los gremios. De esta manera, encontramos como los ingenieros seleccionan por concurso en 1939 (terminada de construir en 1941) una propuesta que señala atisbos de una temprana modernidad no exenta de clasicismo elaborada por Luis Eduardo Chataing sobre la que se construyó el edificio aledaño al Parque los Caobos (13); los profesionales del derecho, también por concurso, seleccionan en 1942 un proyecto de un refinado talante neoclásico para convertirlo en la sede del Ilustre Colegio de Abogados de Caracas, elaborado por Camilo Arcaya que se terminará de construir en 1945 sobre la avenida Páez de El Paraíso (14). Los médicos por su parte, encargan a Diego Carbonell la sede social para su colegio en el Distrito Federal (localizada en la Plaza Las Tres Gracias) terminada de construir en 1956 (15), demostrando ser el gremio que mejor logró asimilar el tránsito por una década donde en Venezuela ser contemporáneo era síntoma de identidad.

16. Casa Sindical, El Paraíso. Enrique García Maldonado, 1953
17. Cículo de las Furzas Armadas, Paseo Los Próceres. Luis Malaussena (con la colaboración de Federico Beckhoff, Klaus Heufer y Klaus Peter Jebens), 1950-53

Los años de la Dictadura dan cabida a la aparición de dos nuevas tipologías de clubes urbanos ligados en este caso a los estratos sociales o instituciones a los cuales sus programas más interesaban llegar. Así, se construyen en un lapso de tres años por iniciativa del Estado la Casa Sindical en El Paraíso (1953) -proyecto de Enrique García Maldonado- (16) y el Círculo de las Fuerzas Armadas (1950-53) (también conocido como Círculo Militar), sobre la avenida Los Próceres, diseñado por Luis Malaussena (17). Ambos son concebidos para dotar a estos estamentos (la clase obrera y la militar) de espacios para la recreación, la cultura y el esparcimiento con los que hasta esa fecha no habían contado. El mensaje “igualitario” en cuanto a equiparar estas instalaciones con las de los mejores clubes sociales de la capital era claro. Para ello, por un lado, no se escatima en gastos y, por el otro, se recurre a la aplicación de un lenguaje impregnado de modernidad, más conservador en la Casa Sindical y más libre y acorde al contexto en el Círculo Militar. Los clubes extraurbanos ubicados o bien en la playa o bien en la montaña constituyen un capítulo aparte que seguramente abordaremos en otra ocasión.

ACA

Procedencia de las imágenes

1. https://www.facebook.com/HogarCanarioVenezolanoOficial/about/

2. https://mariafsigillo.blogspot.com/2012/06/el-club-florida.html

3. https://www.ebay.com/itm/Venezuela-RPPC-Caracas-Country-Club-Real-Photo-Post-Card-Vintage-/143506652728

4, 5, 6, 9, 10, 12, 13, 15, 16. Colección Crono Arquitectura Venezuela

7. Galería de Arte Nacional. Wallis/Domínguez/Guinand. Arquitectos pioneros de una época, 1998

8. https://www.minube.com/rincon/centro-vasco-de-caracas-_-eusko-etxea-caracas-a3685452

11. https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Club_Tachira_Caracas.jpg

14. https://globovision.com/article/colegio-de-abogados-de-caracas-reconocio-la-trayectoria-de-sus-agremiados

17. https://materialesamv.tumblr.com/post/92180234029/c%C3%ADrculo-de-las-fuerzas-armadas-caracas