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ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 368

La actividad de mercado en el casco de Chacao estuvo durante décadas cubierta de dos maneras: de un lado, por un espacio de muy poca calidad arquitectónica y cuestionable nivel de salubridad donde se expendían la mayoría de los productos perecederos; y, del otro, por el armado durante uno o dos días de la semana de puestos removibles para la venta del resto de los insumos que ocupaban un buen porcentaje de sus calles, generando una interesante y muy rica dinámica urbana.

1. Ubicación del mercado y el centro cívico dentro del casco de Chacao.

Sin embargo, llegado el momento, las autoridades municipales, ante las dificultades que para la movilidad vehicular generaba aquella feria semanal, con el correspondiente perjuicio que se causaba a los propietarios de los comercios que ocupan la planta baja de los edificios del centro del antiguo pueblo, a lo cual se sumaba el deterioro ambiental del espacio tradicional del mercado, tomaron la decisión de acometer un proyecto que ordenara la actividad y también los alrededores de la zona elegida para la intervención.

El trabajo le sería encargado a la oficina M&T (Manrique & Tamayo Arquitectos C.A.), conformada por Alberto Manrique y Guadalupe Tamayo, quienes, una vez fijada el área que se afectaría, una manzana ubicada al noreste del casco central (de tamaño mayor que el convencional de la zona a la que le falta el cuadrante sureste), entre las avenidas Ávila (al norte), Mohedano (al este), Mata de Coco (prolongación de la Santa Teresa de Jesús) al oeste y Monseñor Juan Grilc Resman -Calle 3- (al sur) con las calles Urdaneta y Cecilio Acosta actuando de limites para el quebrado sector sureste, proceden a la realización del plan maestro de un centro cívico del cual el mercado se constituiría en la primera etapa.

2. Etapas de desarrollo del Plan Maestro del Centro Cívico de Chacao.
3. Isometría explicativa de la propuesta del Plan Maestro.
4. Perspectiva del proyecto para el Centro Cívico de Chacao .

Tal y como exponen los diseñadores en http://mtarquitectosca.blogspot.com/2008/09/centro-civico-de-chacao.html, “El Proyecto del Centro Cívico de Chacao … surge como respuesta indispensable a una carencia del casco antiguo de albergar los nuevos usos comerciales y sociales que requiere el sector. En este sentido la intervención efectuada sobre la trama viene a conservar y revalorizar los aspectos de tipo históricos y de identidad del contexto, reforzando la trama existente y dinamizando el área con nuevas edificaciones para usos ya existentes (Mercado, Casa de la Cultura, Colegio Municipal) y con la introducción de una nueva edificación con un uso contemporáneo como es el caso del Gimnasio Vertical”. Se contemplaban, por tanto, áreas culturales, deportivas y de estacionamiento grave carencia esta última para un sector que abarca unos 300 edificios de vivienda y un número algo superior de comercios que ocupan sus plantas bajas, cuyos usuarios hoy deben utilizar las insuficientes calles para dejar los vehículos.

En consonancia con el Plan Maestro, Manrique & Tamayo proponen el mercado con el carácter de un edificio institucional que establece el límite este de una plaza que techa los estacionamientos (con capacidad para más de 700 puestos) y que al sur se cierra con los tres volúmenes que contendrían a la nueva sede de la escuela Andrés Bello, el Centro Cultural y el Gimnasio Vertical, ocupando el área donde se ubica el mercado actual.

A poco que uno observa la isometría y la perspectiva del conjunto, el establecer un símil con lo que podría ser el espacio ceremonial de un pequeño poblado donde por lo general se encuentran el poder político y el religioso, luce inevitable. Sin estar ellos presentes pasan a ocupar su lugar nuevos componentes los cuales son objeto de un lenguaje unificador basado en la utilización del ladrillo y el concreto como materiales, cobrando el mercado una particular solemnidad que engaña, hasta el punto de ocultar un uso que lejos de volcarse hacia la plaza (como tradicionalmente ocurre) vive hacia adentro.

5. El mercado dentro del conjunto.

Es así como el mercado se concibe, según sus autores, con la idea de construir “un gran atrio de encuentro ciudadano, que sea el corazón de la vida comercial del municipio de Chacao y consolide su dinámica urbana cuya tradición es reconocida en toda la ciudad de Caracas”, lo cual le otorgaba una absoluta autonomía que premonitoriamente se adelantaba a la posibilidad de que el resto del centro cívico no fuese ejecutado.

Volumétricamente el mercado, de hermético aspecto exterior, está compuesto de dos prismas verticales, intersecados con un volumen de planta rectangular que ocupa el equivalente a una manzana, revestidos todos de ladrillo y articulados con calados de ventilación logrados con el mismo material. Las fachadas están trabajadas, además y dependiendo de la orientación, con una serie de pequeños aleros horizontales de concreto que replican a otra escala la sombra que arroja el gran alero del techo.

6. Corte, fachada oeste y modelo en 3D mostrando las fachadas este y sur del Mercado Municipal de Chacao.

Se organiza el edificio en torno a un patio de cuatro niveles de altura que alcanza los 20 metros cuyo centro “está protegido por un sistema de cubiertas acristaladas que permiten la entrada de luz natural, lo que le confiere la calidad de espacio abierto”. Si hacia el exterior predomina el hermetismo y el controlado color que provee el ladrillo, hacia el sorprendente interior son la luz y el concreto obra limpia los que ofrecen el marco ideal para el desarrollo tanto horizontal como verticalmente de la dinámica, bulliciosa y colorida actividad que se alberga.

7. Dos vistas del espacio central del mercado en pleno funcionamiento.

Funcionalmente, se establecieron tres áreas diferenciadas: la subterránea para servicios y estacionamientos (con capacidad para 52 puestos, altura libre de 6 metros, zona de carga y descarga y acceso desde la avenida Mohedano); la de mercado propiamente dicha que ocupa la planta baja y los dos niveles superiores donde se estratificaron las mercancías según rubros, forma de transporte, peso, caducidad y forma de venta, optimizando el espacio para un mejor servicio; y las terrazas previstas para ubicar locales dedicados a la gastronomía desde las que se disfruta de una privilegiada vista de la ciudad y del Ávila. La circulación vertical está compuesta por un sistema de rampas que se desarrolla sobre la fachada este y dos núcleos de escaleras, ascensores y servicios, resueltos de modo que permiten definir los accesos desde el este y el oeste, respectivamente. La fachada oeste, tratada como la principal, reconoce lo que a futuro sería la plaza del centro cívico y remata con un reloj, lo cual acentúa la solemnidad de un edificio destinado a un uso que pide mayor ligereza y libertad.

La estructura en concreto armado, constituida por cuatro columnas de 20 metros de altura que soportan la cubierta central y un sistema aporticado con losas nervadas en dos direcciones para el resto del edificio, fue calculada por el ingeniero Emilio Aguirre; las instalaciones eléctricas fueron responsabilidad del ingeniero Daniel Stembach y las sanitarias del ingeniero Ángel Lobatón.

8. Planta baja y dos vistas del espacio central del mercado.
9. La vida del mercado y parte del equipamiento diseñado pa los puestos de venta.

La planta baja, verdadero corazón del mercado, cuenta con 1.700 m2 y 333 de circulación. En su centro se acomodan las 260 bateas dispuesta para los puestos de productos perecederos, como verduras, hortalizas, tubérculos, hierbas, casabe, gallinas y huevos; y en el perímetro se suceden 32 locales de carne, pescado, café, quesos, charcutería y chicharrón.

En la mezzanina, de 1547 m2 y 258 de circulación, se expenden en 57 locales perimetrales y 156 bateas, ropa, lencería, cosméticos y artesanías, así como pequeños puestos con comida tradicional.

El nivel uno prevé la existencia de una feria de comida, áreas de oficina y guardería.

10. Vistas exteriores del Mercado Municipal de Chacao en la actualidad.

En pleno proceso de construcción de la obra, el viejo mercado fue declarado el 20 de febrero de 2005 mediante resolución oficial por el Instituto de Patrimonio Cultural como “Tradición oral” del municipio, decisión de claro tinte político que impidió su demolición y, en consecuencia, el inicio de las obras que permitirían concluir el Centro Cívico. Transcurridos 18 años sin que de parte del gobierno central haya habido ninguna intención de mejorar el espacio ocupado por la ruinosa edificación, el deterioro del lugar se ha acrecentado y la comunidad sigue a la espera de que hubiese sido una beneficiosa renovación urbana.

Entretanto, el nuevo mercado, muestra de buena parte de la calidad arquitectónica que acompaña a varias edificaciones del Municipio Chacao (donde la participación de Manrique & Tamayo es notable), ha debido seguir actuando solo lo cual no ha impedido que se convierta en referencia a escala de toda la ciudad.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. http://mtarquitectosca.blogspot.com/2010/09/nueva-sede-mercado-municipal-de-chacao.html

  1. Google Earth (trabajado por Fundación Arquitectura y Ciudad)

2. https://es.slideshare.net/joseleogb/mercado-municipal-de-chacao-caracas-venezuela

3. http://danielpalaciosybarra.blogspot.com/2012/08/chacao-aguarda-por-su-centro-civico.html

4. https://www.instagram.com/p/CGSW-8WnwWs/?hl=es

5. https://issuu.com/mtarquitectos/docs/mercadochacao y https://www.instagram.com/p/CGU-ceHnhiV/?hl=es

6. https://www.instagram.com/p/CGH7h9bnzc-/?img_index=1, https://www.instagram.com/p/CGDAt3cHLP4/?img_index=1 y https://www.instagram.com/p/CF-UpthnWFN/?hl=es

7 y 10. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

8. https://issuu.com/mtarquitectos/docs/mercadochacao y Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

9. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad y https://issuu.com/mtarquitectos/docs/mercadochacao

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 205

Entre 1979 y 1981 cuatro fueron los Concursos Nacionales que tuvieron entretenidos a los arquitectos del país, marcando un período de mucha actividad para quienes apostaban a tal mecanismo como vía para mantenerse activos, obtener trabajo, manifestar sus creencias o lanzarse al estrellato: el del Centro Cívico de San Cristóbal (1979), el de la Plaza Caracas (1979), el del Museo de Arte La Rinconada en Caracas (1980) y el de la Catedral de San Tomé de Guayana en Puerto Ordaz (1981). Hoy nos dedicaremos a reseñar el primero de ellos ganado por el equipo encabezado por el arquitecto Alejandro Stein, quien contó como colaboradores con Raúl Grioni, Alfredo Carrillo, Edmundo Peralta, Inés Agüero y Francisco Villarroel y como personal técnico de apoyo con María Elena Garcerá, Carlos Muñoz, Tomás Hernández, Rosita Dinis y Carlos Mosquera.

Tal y como nos aclara Teresa Pérez de Murzi enConcepto de Renovación Urbana en la planificación del área central de San Cristóbal”, artículo aparecido en Revista Científica UNET, volumen 18 (2006), dicho concepto, relacionado “con el movimiento de Ciudad Bella en Estados Unidos, a principios del siglo XX, liderizado por Burnham y concretado en el Plan de Chicago; con los bulevares y paseos de las grandes capitales europeas del siglo XIX; con el proceso emprendido por Haussman en París y más directamente, con las actuaciones iniciadas a partir de la década de los cuarenta, en varias ciudades de Estados Unidos”, se materializa en la capital tachirense a través de la promulgación de diferentes instrumentos normativos repasados a lo largo del trabajo y que nos permitirán contextualizar el marco en el que se desarrolla el Concurso.

1. Izquierda: Comisión Nacional de Urbanismo. Plano Regulador de San Cristóbal. Estudio preliminar, 1952. Derecha: Área de demarcación del Casco Central de San Cristóbal.
2. Área de demarcación del Centro Cívico de San Cristóbal sobre un pano morfológico del Casco Central.

Así, para Pérez de Murzi, “En San Cristóbal, el concepto de Renovación Urbana es introducido en el Plan de Desarrollo Urbano elaborado por el Ministerio de Obras Públicas en 1971. No obstante, la Quinta y Séptima Avenidas, también denominadas García de Hevia y Medina Angarita, conforman las expresiones físicas de un proceso de renovación que se inicia con el Plano Regulador de 1952. En este primer instrumento, se propone un sistema central de vías en la estructura del Área Tradicional de San Cristóbal y se introduce el concepto de corredor urbano, con localización del sector terciario. En el Plan de Desarrollo Urbano presentado por el Ministerio de Obras Públicas en 1971, el cual sirve de basamento a la Ordenanza de Zonificación de 1976, el concepto de renovación urbana se introduce con mayor fuerza. En este Plan, el Ministerio de Obras Públicas (1971) plantea ese concepto, como un conjunto de transformaciones físicas en ciertas áreas de la ciudad que ‘…permitirán utilizarlas en forma más intensa, adecuada y controlable…’. La renovación comprende tanto la erradicación y rehabilitación de barrios de ranchos como revalorización del Área Central.

En su objetivo de servir como instrumento de revalorización, se define el Esquema Base del Área Central, se delimita el Centro Cívico sobre seis manzanas envolventes de la Plaza Bolívar. Se plantea el reemplazo de pequeñas parcelas por grandes conjuntos que se beneficien del espacio liberado, promover la localización de nuevas actividades de mayor jerarquía, en lo administrativo, cultural, oficinas y comercio especializado. A estos usos, se les garantiza los porcentajes de construcción más altos de la ciudad. El planteamiento se concreta, un poco más, en la Ordenanza de Zonificación de 1976. En el también denominado Esquema Base del Área Central se plantea la integración de manzanas, implantación de espacios públicos abiertos, además de las plazas ya existentes, construcción de un boulevard comercial arborizado, establecimiento de estacionamientos centrales y miniterminales urbanas. Obviamente, estos planteamientos, tal cual están esbozados en la Ordenanza de Zonificación, no son suficientes. Se requiere de otro instrumento que permita afinar la propuesta. La zona Centro Cívico es objeto de reglamentación a través de planes específicos, el denominado Renovación Urbana del Área Central de San Cristóbal – Plan Maestro del Centro Cívico realizado por el Ministerio de Obras Públicas en 1976 y el Plan Maestro de Desarrollo Centro Cívico San Cristóbal presentado por la Compañía Anónima Centro Cívico San Cristóbal en 1985.”

Esta larga cita debería servir para entender al Plan de Renovación Urbana del Área Central de San Cristóbal – Plan Maestro del Centro Cívico realizado por el Ministerio de Obras Públicas en 1976  como el instrumento que estableciese las directrices sobre las cuales se realizaría el Concurso para el Centro Cívico de la ciudad en virtud de que se proponía, de acuerdo a los planteamientos de la “Ciudad bella” (City beautiful) de comienzos del siglo XX, “proyectar un espacio abierto provisto de fuentes, distribuidas entre plazas y jardines, rodeado de edificios públicos que revistiera de importancia a la ciudad”.

El Plan de 1976 (expuesto con detalle en el trabajo de Pérez de Murzi y que abarcó en su estudio un total de 90 manzanas del casco central) ya se asomaba como de difícil realización. Sin embargo, el 19 de Mayo de 1978 “se crea una oficina ad hoc para acometer la propuesta, la Compañía Anónima Centro Cívico San Cristóbal integrada por la Gobernación del Estado, el Concejo Municipal y el Fondo Nacional de Desarrollo Urbano”. Pero de manera un tanto contradictoria “esta Compañía decide obviar el Plan y promover en 1979, un Concurso Nacional de Ideas, cuyo objetivo, tal como lo cita Ligia Esther Mogollón (en “Por San Cristóbal, todos a una”, Diario de La Nación, 30 de marzo de 1992) era… ‘escoger el planteamiento que ofrezca la mejor solución para el desarrollo urbano y arquitectónico del casco central de la ciudad para garantizar, de esta manera, la equidad y el correcto y adecuado manejo de los intereses de la comunidad…’ ”. Loables propósitos, duplicidad de esfuerzos y, por tanto, muy mal pie para comenzar a darle alas al Concurso.

Hecho el llamado por los entes involucrados, con el auspicio del Colegio de Arquitectos de Venezuela, y bajo la coordinación de la arquitecto Lucía Kellerhoff González por parte de la Compañía Anónima Centro Cívico San Cristóbal, terminan presentándose al certamen 50 propuestas siendo la idea ganadora, como ya se dijo, la elaborada por el equipo encabezado por Alejandro Stein.

El jurado, presidido por Tomás José Sanabria, que se debatió entre si se debían evaluar “ideas” y hasta que punto era posible hablar de ellas sin llevar a cabo aproximaciones proyectuales, otorgó en primer lugar dos “Menciones de Ideas”: una para el equipo encabezado por Oscar Tenreiro en el que también participaron Antonio Ochoa y Manuel Delgado; y otra a la dupla Enrique Larrañaga-Lourdes Bracho que tuvo como colaboradores a David Bassan, Isaac Estanislao, Christian Nielsen y Carlos Zerpa. Y para no ocultar del todo la polémica suscitada en medio del proceso evaluativo fueron concedidas también otro par de “Menciones de Arquitectura Urbana”: la primera para Pablo Lasala y la segunda para Federico Vegas.

Del acto de premiación realizado con gran pomposidad el 20 de agosto de 1979, destaca el hecho de que los diplomas a los proyectos reconocidos estaban firmados por el entonces Presidente de la República, Luis Herrera Campíns.

El trabajo de Stein, publicado en el nº 45 de la revista CAV (marzo de 1980), enfoca, dentro de la poligonal de 9 cuadras donde las bases del concurso proponían intervenir, múltiples funciones administrativas, sociales, comerciales, recreativas y actividad residencial a dos escalas: una mayor, relativa a la naturaleza del Centro que genera gran concentración de gente; y una menor, para cubrir necesidades espontáneas del público, para lo cual se proponía la subdivisión de la manzana tradicional en 16 partes a modo de un minidamero integrado por canales servidores y por volúmenes receptores.

3. Alejandro Stein y equipo. Parte de las láminas entregadas de la Propuesta ganadora del concurso para el Centro Cívico de San Cristóbal (1979)

Influida por planteamientos morfológicos muy en boga en aquel entonces, en los que se insistía en visualizar la ciudad desde el punto de vista espacial y en enfatizar la importancia de la mezcla de usos teniéndose a la vivienda como principal garante en la dinamización de los centros urbanos, la propuesta inicia su memoria descriptiva declarando lo siguiente: “La ciudad ha sido universalmente en el tiempo y en la geografía, un sistema de espacios, donde calles y plazas aparecían claramente como tales, configuradas por el espacio residual entre masas construidas. (…) La ciudad sistema de espacios ha sido reemplazada por una ciudad sistema de cuerpos, obedeciendo a las nuevas reglamentaciones adoptadas prácticamente en todas partes y de la cual ciudad sistema de cuerpos, Caracas es quizás uno de los ejemplos más apoteósicos. (…) En ella la vida fluye, con la ayuda de la mecánica entre moles de mediana y gran envergadura, aisladas y en permanente competencia, y que no logran definir espacialidad urbana”.

Con el objetivo de considerar “la ciudad según la trama existente y los lineamientos rectores del plan regulador” de 1976 (donde se hace alusión a “…un centro administrativo adecuado, la oferta de oficinas privadas de toda clase de actividades, las iniciativas de nuevos establecimientos comerciales, la posibilidad de mejorar la transportación de personas a las áreas de influencia con el terminal interurbano, las nuevas viviendas, el equipamiento colectivo…»), el Centro cívico, que debía tomar en cuenta la construcción en proceso de una aparatosa edificación proyectada inicialmente para albergar en su cuerpo bajo el Consejo Municipal con el salón de sesiones, y en la torre de 14 pisos, dependencias de la Alcaldía y la sede de la Compañía Anónima Centro Cívico San Cristóbal, se resuelve “respetando la quebrada, se la valoriza como zona verde a partir de la plaza San Miguel, se la extiende buscando la conexión con la Plaza Bolívar a través de un paseo peatonal, y culmina en la parte alta frente a la Iglesia San José”.

Stein y su equipo hablaban de la propuesta como “un sistema” enmarcado “en la teoría de las estructuras receptivas respondiendo tanto a las necesidad de flexibilidad como variabilidad en el tiempo y en el espacio. (…) Consiste en la provisión por un lado, de área útil, y por otro, de espacios públicos, que a su vez se caracterizan por un aspecto ambiental bien determinado, microclima, escala y secuencias peatonales… (…) Es un sistema apto para conectarse de muchas formas con San Cristóbal.”

En síntesis, con la operación a realizar: el damero colonial se recompone, se valoriza la propuesta del Plan Regulador y se jerarquiza el sistema de circulaciones, todo ello mediante una trama basada en un módulo de 18 metros.

Pasada la euforia inicial, expuestos en la sede del Instituto de Arquitectura Urbana (IAU) en Las Mercedes, Caracas, los proyectos ganadores y algunos más en virtud de la alta participación de miembros de dicho Instituto en el concurso, y del triunfo de la idea de ciudad por él impulsada (lo cual le otorgaba legitimidad), lo cierto es que, una vez más, los resultados no se concretaron.

4. Imágenes tomadas en diferentes momentos del edificio que se conoce como el Centro Cívico de San Cristóbal construido entre 1976 y 1986

Lo único que se finaliza en la zona objeto de renovación (a pesar de que logró expropiarse más del 90% del área de 5,3 hectáreas destinada para desarrollar el concurso), es el “aparatoso edificio” cuya construcción se había iniciado en 1976 en el sitio que ocupara por décadas el Mercado Cubierto, frente a la Plaza Bolívar, que debió ser considerado como variable por los concursantes, y que asume para sí el engañoso nombre de “Centro Cívico de San Cristóbal”. Inaugurado el 31 de marzo de 1986 con presencia del Presidente Carlos Andrés Pérez como “la primera etapa del Centro Cívico”, la Compañía Anónima Centro Cívico San Cristóbal ente que lo ocupa en buena parte, tras el cambio de directiva obvia la propuesta ganadora del concurso así como también un nuevo Plan Maestro de Desarrollo del Centro Cívico San Cristóbal de 1985 teniendo desde entonces una gris actuación dentro del desarrollo urbano de la ciudad, su principal razón de ser.

Según deducimos de lo publicado en la página de facebook “Obras de la Democracia Venezolana. 1958-1998”, es el arquitecto Alfonso Rodríguez Hourcadette el proyectista del edificio y el también arquitecto Henry Matheus Jugo el presidente de la Compañía Anónima Centro Cívico al momento de la inauguración a quien la municipalidad le agradeció su trabajo otorgándole el Emblema de Oro de la Ciudad. Allí se señala a modo casi anecdótico que tras la su apertura “Las personas subieron por primera vez a unas escaleras eléctricas, disfrutaron de la fuente de agua cristalina, que con su brisa refrescaba al peatón; caminaron por los amplios pasillos, observaron las modernas vitrinas de cristal de los locales comerciales ya instalados, y quienes tenían vehículo, utilizaron el primer estacionamiento subterráneo de San Cristóbal”. También se califica a esta edificación de “obra emblemática que marcó el final de la etapa de las casas viejas, de las calles de piedra, y el comienzo de una transformación urbana, de la ciudad moderna » a lo que se añade: «ha sido una de las más costosas para la ciudad”.

No obstante, como señala Ligia Esther Mogollón en “Evolución Morfológica del Casco Urbano de San Cristóbal: 1561-2001”, artículo aparecido en la revista Urbana nº 28 (2001), “Si bien la intención era la de conformar un sitio cívico con la plazo Bolívar y la sede de la Alcaldía como polos generadores de actividad, la realidad fue otra. Se construyó el edificio y por múltiples razones -el escaso simbolismo de la edificación como lugar cívico y sus pésimas interrelaciones funcionales con el contexto, pueden ser dos de ellas- la Alcaldía nunca lo ocupó, de manera que actualmente, pese a su nombre, sólo es un edificio de comercio y de oficinas, que lo que ha hecho es consolidar mas aún el carácter comercial que desde sus comienzos ha tenido la antigua zona de El Pantano; de la mismo forma, se ha menoscabado toda posibilidad de lograr el tan ansiado lugar cívico para el ‘corazón’ de la ciudad.” Desde entonces los alrededores del Centro Cívico (cuya Torre B sufrió un voraz incendio en diciembre de 2006 y está sumida hoy en el abandono) y la renovación del casco central de San Cristóbal siguen a la espera de las prometedoras actuaciones que hace medio siglo de manera valiente fueron planteadas para una ciudad que pudo ilusionarse y ver muy poco de sus sueños plasmados.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal y 3. Revista CAV, nº 45, marzo 1980

1 y 2. Ligia Esther Mogollón, “Evolución Morfológica del Casco Urbano de San Cristóbal: 1561-2001”, revista Urbana nº 28 (2001)

4. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad