… que en 1893, en el marco de la Exposición Universal “Colombina” de Chicago, Venezuela hace acto de presencia con un pabellón propio por segunda vez en eventos de esta naturaleza?

La celebración del 400 aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a tierras americanas fue el motivo que llevó a la ciudad de Chicago, un año después de la fecha conmemorativa, a asumir la organización de una exposición de gran envergadura que buscaba mostrar la capacidad que tuvo de resurgir luego del pavoroso incendio que la devastó en 1871, de convertirse en paradigma de la arquitectura y el urbanismo norteamericanos a partir de su reconstrucción, y de servir como medio propagandístico a la pujanza económica e industrial que los Estados Unidos ya empezaban a evidenciar a finales del siglo XIX.
En contraste con la vanguardista imagen arquitectónica que certificaban las nuevas edificaciones que empezaron a poblar la ciudad, el afán norteamericano por dejar de lado el provincianismo que lo caracterizaba para codearse culturalmente con la vetusta Europa, convirtió la Exposición Colombina de Chicago en un monumental despliegue escenográfico que, intentando recrear el clasicismo forjado al otro lado del Atlántico, recubrió de estuco la racionalidad constructiva de las estructuras metálicas que le daban soporte a la mayoría de sus pabellones principales. Quizás sólo el Transportation Building de Louis Sullivan y el pabellón del Japón (The Ho-o-den, réplica de la tradicional casa de té propia de ese país) se erigieron en elementos que dieron un toque de sobriedad y sensatez dentro de tanta desmesura.


El pabellón venezolano, al igual que en París 1889, fue encargado a un arquitecto francés, en este caso a Jean B. Mora (quien también diseña los de Colombia y Guatemala). Se trataba el de Venezuela de 1 de sólo 19 de los erigidos por diferentes representaciones nacionales que allí hicieron acto de presencia, la mayoría ubicados en Jackson Park, justo en la periferia de un centro gobernado por una simbólica y a la vez falsa confraternidad e impregnado de alusiones más bien imperiales.
Si en París el país fue representado por un edificio que buscaba aludir a su pasado colonial a través de un sui generis estilo churrigueresco, en Chicago se asume el dominante estilo neoclásico dotado de un cierto eclecticismo donde la referencia a “lo nacional” se asume en la superposición decorativa en las fachadas de símbolos tales como el escudo patrio y algunas otras alegoría florales exóticas. La sencilla planta constaba de una sala central cubierta por una cúpula en la que dos de sus lados dan a las fachadas principal y posterior, adosándosele cuatro salas que terminan de conformar un esquema cruciforme.
El Cojo Ilustrado (cuyos trabajos tipográficos forman parte de lo expuesto al interior del pabellón), en su edición nº 31 del 1 de abril de 1893, recoge en la reseña dedicada al evento lo siguiente: “El edificio venezolano en la exposición de Chicago, de cuya fachada publicamos hoy un dibujo, será de estilo greco-romano construido de hierro y mármol; en la cúpula central irá el pabellón venezolano, y en cada uno de los laterales una estatua obra del célebre escultor Turini, representando a Cristóbal Colón y Simón Bolívar, descubridor el uno y libertador el otro de Sur América”. Comentarios aparte, lo cierto es que no sólo Bolívar y Colón comparten protagonismo a través de las piezas escultóricas mencionadas, sino que también lo hacen en igualdad de condiciones las banderas venezolana y estadounidense en la base de la cúpula, gestos, elocuente el uno y premonitorio el otro, de la condición de dependencia que ha ido sufriendo históricamente nuestro país.
Quien quiera deleitarse con la descripción pormenorizada de todos los avatares que signaron el proceso constructivo y el de selección y montaje de los numerosos y diversos objetos que fueron presentados con acuciosidad en este pabellón, así como del particular esmero puesto en las colecciones de etnografía, piezas históricas y obras de arte (distintiva esta última de la representación venezolana, como recogía la guía de visitantes), todo ello coordinado por una Junta recolectora presidida por el Dr. Arístides Rojas, recomendamos la lectura de La nación representada. La arquitectura de los pabellones de Venezuela en las exposiciones internacionales durante el siglo XIX de Orlando Marín, trabajo final de su grado de Magíster en Historia de la Arquitectura, a la venta a través de http://www.edicionesfau.com.
ACA
Procedencia de las imágenes
1, 2 y 3. Calvo A. Venezuela y el problema de su identidad arquitectónica, 2007

