
Archivos diarios: 3 de agosto, 2025
NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Mid-Century Modern Designers
Dominic Bradbury
Phaidon
2025
Idioma: inglés
Sinopsis
Un homenaje a los pioneros del diseño que definieron la estética de mediados de siglo a través de su trabajo en muebles, cristalería, cerámica y textiles.
Más de 50 años después, la fascinación por el diseño de mediados de siglo es más fuerte que nunca. Explore el estilo distintivo de este popular movimiento en esta guía de la A a la Z de los 300 diseñadores influyentes que contribuyeron a definirlo.
Desde iconos populares como Alvar Aalto, Lina Bo Bardi, Tony Duquette, Charles y Ray Eames, Pierre Jeanneret, Florence Knoll y Gio Ponti hasta las figuras menos conocidas del movimiento, el libro presenta un retrato exhaustivo y ricamente ilustrado del modernismo de mediados de siglo en todo el mundo.
Textos detallados sobre cada diseñador aparecen junto a cientos de imágenes de diseños de posguerra, desde muebles hasta cristalería, desde iluminación hasta textiles, desde cerámica hasta vajillas, revelando la vibrante polinización cruzada de ideas entre los diseñadores que definieron la estética de la época.
ACA
NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Elocuencia de la mirada
Marina Gasparini Lagrange
Kálathos Ediciones
2025
Tomado de la contraportada
¨Cómo se transforma internamente lo que vemos, cómo dialoga nuestra psique con la realidad a través de la visión y cómo en esta la memoria, el sentir y la imaginación se conjugan: tales son las indagaciones fundamentales de este apasionante conjunto de ensayos. Si la vista se limita a reportarnos información del exterior, la visión la traduce en contenidos del alma sumando lo material y lo inmaterial. Nada como el arte logra intensificar dicho proceso; Marina Gasparini lo sabe y llama ¨mirada involucrada¨ a su método. Este le permite ¨entrar en las imágenes¨ plásticas o literarias haciendo lo que todo buen ensayista, desde Michel de Montaigne, se propone: abordar la vida multiforme con una perspectiva personal y libre de dogmas o deudas gremiales. El ensayo, a fin de cuentas, es un espacio visionario donde priman no las respuestas, sino las preguntas: el avance constante a un punto por determinar¨.
Miguel Gomes
ACA
ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 449

Taurel & Cía. Sucrs., C.A., empresa pionera en el país en el ramo de los servicios navieros y la negociación aduanera, fundada el año de 1911 de la mano de Abraham Taurel, tiene la particularidad de que nace como un emprendimiento familiar sostenido en el tiempo hasta convertirse en la firma más importante del país en el área de su competencia.

Mencionar Marruecos, al norte de África, como punto de partida de la historia de la compañía se hace inevitable a la hora de hacer un breve recuento de su historia. De allí provendría el ya mencionado Abraham Taurel, llegado a Venezuela a finales del siglo XIX quien, luego de promover variados negocios, asumió bajo su firma personal una iniciativa que, en principio, buscaba resolver los percances aduanales de sus allegados, dado que conocía perfectamente La Guaira, el puerto y sus mecanismos, desde un pequeño local ubicado en la calle Bolívar, entre la plaza Vargas y la Casa Guipuzcoana en La Guaira. Así, desde aquella modesta oficina aduanal, germen de la hoy prestigiosa compañía que lleva su apellido, Taurel empezó poco a poco a ofrecer a todo público de forma abierta trámites portuarios básicos de recepción de mercancías en puerto.

Abraham, más adelante, invitó a su sobrino León, hijo de su hermano Jacobo Taurel y Myriam Benatar, a unirse al negocio, invitación que haría extensiva a los sobrinos de su hermano, los hijos de Jaime Benatar Sabah, que fueron llegando poco a poco al país procedentes de Tetuán. Por otra parte, Jaime Benatar Sabah (nacido en Tetuán y con apellido de origen sefardita) quien había venido a Venezuela alrededor de 1880 junto a su hermano Jacobo, luego de 14 años que constantes idas y venidas regresó definitivamente a su tierra de origen tras hacer una fortuna como marchante de mercancía seca. Aunque nunca más volvió a nuestro país, de los once hijos que tuvo con Hasiba Lasry Benguigui, cinco de ellos se involucrarían directamente con el negocio aduanero del pariente Taurel siendo el primero de ellos León, el sexto en orden cronológico.

Así, León Benatar Lasry a mediados de 1919 con apenas 16 años decide seguir la huella de sus antecesores y se embarca rumbo a Venezuela para instalarse en La Guaira y montar junto a Taurel un negocio que además compartiría el espacio físico de la agencia aduanera de la calle Bolívar: La Caraqueña, pequeña tienda al detal donde se confeccionaban zapatos y sandalias de cuero, ubicada a un lado de la entrada de las oficinas.
“Cuatro años permaneció así el joven Benatar, codo a codo con Abraham Taurel, mientras levantaba la zapatería La Caraqueña y ayudaba a edificar la compañía que hoy por hoy ostenta en Venezuela el inapelable calificativo de número uno en logística y transporte internacional”, recogemos del libro Andares y Benatares, publicado con motivo del centenario de la empresa en 2011 bajo la dirección editorial y redacción de Anabella Troconis Neri.
Se dice que Abraham Taurel nunca pretendió hacer de la empresa portuaria el gran negocio de su vida mientras León, su sobrino, tras su pasantía por la agencia, se abriría camino a través negocios propios. Sin embargo, nunca se imaginó que los Benatar Lasry sí se tomarían la actividad muy en serio.

“En 1923, León Benatar logró asociarse y la empresa cambió de nombre a Taurel y Compañía. Dos años más tarde, Abraham Taurel, orgulloso del lugar y trayectoria que ocupaba la empresa que llevaba su apellido pensó que doce años eran suficientes para recoger los frutos en divisas y regresar a su país natal. Conforme a esto le vendió la empresa a León Benatar en cuyo registro dice lo siguiente: ‘Abraham Taurel, entonces domiciliado en Ceuta, y León Benatar, domiciliado en La Guaira, ambos mayores de edad, firmaron el 31 de diciembre de 1924 la compra-venta de la Sociedad Mercantil bajo la razón social de Taurel y Compañía’”.

El nuevo dueño de Taurel, agradecido con su fundador y consecuente con el trabajo que había desarrollado, dejaría a la empresa el mismo nombre, pero con un ligero cambio: le colocó Taurel y Compañía Sucesores.

A partir de aquella venta León Benatar Lasry iniciaría un nuevo ciclo en el que involucrará a su familia directa animando a dos de sus hermanos menores a emigrar desde Tetuán siendo el primero en llegar Samuel (1925) y más tarde Meir (1928), ambos solteros. Les seguirían los dos hermanos mayores Rafael (1937) y José (1941) casados y con hijos. Por su parte, Reina algo mayor que Meir recalaría en nuestro país recién casada con el ya pujante empresario León Taurel en 1933.
“Si León llegó a Venezuela con la ventaja de tener en el país a su primo (León Taurel), Samuel llegaba con la suerte de tener a su hermano, ya empresario y dueño de la La Caraqueña y de Taurel y Compañía Sucesores”, se precisa en Andares y Benatares.

Con el tiempo el negocio de la zapatería, transformado luego en exportadora de cuero, sería dejado de lado y los tres hermanos pioneros (León, Samuel y Meir) con la posterior colaboración de Rafael y José concentrarían sus esfuerzos por consolidar la línea vinculada al ramo de los servicios navieros y la negociación aduanera, imprimiéndole a la empresa (que desde 1949 modificó su razón social pasando a denominarse Taurel y Cia. Sucrs, C.A.) el rasgo familiar que aún hoy en día la caracteriza y que con el tiempo fue evolucionando, donde los sucesores mantendrían una visión a largo plazo y una permanente actualización.
Los Benatar, con León a la cabeza, impulsados por el creciente éxito económico y con el objetivo de potenciar aún más el negocio aduanero, tomaron la decisión de invertir en una infraestructura que reflejara la expansión y la ambición de la compañía. Esta fase de inversión estratégica fue un catalizador directo para la eventual construcción de un edificio más sustancial y representativo, que simbolizaría la posición de Taurel en el comercio venezolano.

Es así como a comienzos de los años 1940 se toma la decisión de construir la sede corporativa de la compañía justo al frente del puerto de La Guaira (sector El Cantón) sobre la avenida costanera (luego transformada en la avenida Soublette) y próxima a la entrada del antiguo Terminal de Pasajeros, sobre un terreno de 800 m2, aproximadamente, que presentaba tres caras libres (norte, sur y este) y una (la oeste) donde el adosamiento obligaba a considerarla como un frente ciego. El proyecto sería encargado al reconocido arquitecto venezolano Carlos Guinand Sandoz, protagonista destacado dentro de la primera modernidad de la arquitectura venezolana, buscando con ello proyectar una imagen corporativa moderna y prestigiosa que destacase en medio del entorno donde se ubicaría.

Guinand, ya había realizado en 1940 la hermosa casa de habitación estilo art déco donde se residenciaron León Taurel y su esposa Reina Benatar Lasry, ubicada en la avenida México, Caracas (ver https://fundaayc.com/2023/03/26/algo-mas-sobre-la-postal-no-348/), lugar que se convirtió en el primer “refugio” de los migrantes vinculados a la familia que fueron llegando a Venezuela procedentes de Marruecos durante la guerra y la posguerra.

Con este antecedente y tomando como base el mismo estilo para el diseño de su fachada principal, Guinand resolverá el encargo proponiendo un volumen compacto de tres pisos que ocuparía todo el terreno y salvaría los cuatro metros y medio de desnivel entre la avenida Soublette y la calle posterior. Esto le permitirá mostrar hacia el norte una composición simétrica que destaca el valor de la planta baja como acceso discriminando las entradas peatonales de las vehiculares tratando los dos pisos superiores de oficinas mediante vanos que valoran la parte central sobre las laterales.
Iván González Viso en la nota elaborada para Caracas del valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje (2015) señalará: “El prisma blanco, que se rige por patrones estilísticos de corte internacional y exhibe el nombre de la empresa en la parte central de la fachada, destaca por la limpieza geométrica de sus formas. Ventanas cuadradas protegidas por aleros horizontales flaquean un cuerpo central con dos balcones detallados con ligeras barandas apoyadas en elementos de mampostería. Un zócalo negro, que contrasta con la blancura del volumen, recorre toda la base del edificio generando un marco que bordea a manera de pórticos las entradas, con puertas talladas en madera. El friso que recubre la fachada está modulado por una retícula que ordena la composición”.

La preeminencia de la fachada principal (norte) es clara con relación a la este y la sur tratadas con el uso de ventanas continuas que remarcan la horizontalidad y a la vez dotan de iluminación las áreas de oficinas y servicios ubicadas en las plantas 1 y 2.

El programa contemplaba, además del uso para oficinas, el contar con un amplio depósito el cual ocuparía la planta baja con una altura y media cobrando preponderancia al ofrecerse hacia la fachada a través de los dos vanos de mayor tamaño.

La planta rectangular de 750 m2 aproximadamente obedece a un módulo estructural de 6 x 5 mts que contribuye dar orden a la composición de las fachadas y permite la libre disposición de las áreas de oficinas. En total el edificio tuvo originalmente un área de construcción aproximada de 2334 m2, distribuidos entre planta baja (750 m2) y dos plantas tipo (de 780 m2 cada una) a los que hay que sumar la ubicación en la azotea un local de 24 m2 para los equipos de aire acondicionado.

La altura de los entrepisos de oficina es de 3,50 mts. la de la planta baja 4,75, suficientemente cómoda para el funcionamiento del almacén. Por otro lado, La altura máxima medida hasta la parte superior de la fachada norte es de 15,80 mts. Su frente sur que sobresale solo dos pisos sobre la calle tiene una altura superior de aproximadamente 11,30 mts tomando en cuenta la cota superior del volumen de servicios de la azotea.

1958 marca el inicio de la expansión de Taurel & Cía. Sucrs., C.A. y de su reorganización interna con visión corporativa, y 1978 el de la expansión de la empresa cuyo crecimiento sostenido en el tiempo hoy en día ofrece los siguientes servicios: servicios navieros (atención integral de buques y representación de importantes líneas navieras en los cinco continentes); transporte internacional de carga (conecta con más de 180 países a través de una red de socios y aliados comerciales); agenciamiento aduanal (servicios de gestión y asesoría presentes en 14 aduanas nacionales); almacenamiento y distribución (servicios de: almacén general de depósito, depósito aduanero (In Bond) y depósito temporal con modernas instalaciones ubicadas estratégicamente que cuentan con estrictos controles de seguridad); y transporte terrestre (servicio de flete terrestre nacional con una flota de vehículos que garantiza que las cargas lleguen a tiempo en el lugar exacto).

Lo anterior ha estado acompañado de su diversificación hacia otras zonas del país (Catia La Mar, Valencia, Puerto Cabello, Barquisimeto, Maracaibo y San Antonio del Táchira) y del traslado de sus oficinas principales a Caracas.
A todas estas el emblemático edificio de La Guaira, aunque mantuvo su fisonomía y ha sido objeto de un muy buen mantenimiento, sufrió dos importantes modificaciones a comienzos del presente siglo: se incorporó en la altura y media de la planta baja original una mezzanina de 640 m2 para ser ocupada por archivos, y se comenzó a utilizar el nivel cero como estacionamiento. Así mismo, se construyeron en la azotea dos cuerpos: uno de 124 m2 que alberga una cocina y un comedor para los empleados y otro de 64 m2 para sala de máquinas. Por otro lado, la disminución de la carga operativa en La Guaira llevó a concentrar sólo en el piso 1 las oficinas dejando libre el piso 2.

La empresa, que el pasado mes de julio cumplió su aniversario 114, celebra este 2025 los 80 años de vida de su sede corporativa original, la cual todavía mantiene su presencia y condición de centro neurálgico para las operaciones logísticas directamente relacionadas con el puerto demostrando su utilidad funcional y su importancia estratégica dentro del modelo de negocio moderno de Taurel. La obra que soportó estoicamente los embates de las lluvias torrenciales que azotaron al estado Vargas en diciembre de 1999 se trata, en definitiva, dada su elegancia original, de una pieza valiosa del patrimonio construido del Litoral Central. Su presencia continua, clara demostración del poder de la arquitectura como una declaración de prestigio y avance de una empresa pujante, contribuye significativamente a la identidad urbana y a la vitalidad comercial del área portuaria de La Guaira y sirve como un ancla visual y un recordatorio constante de la rica historia mercantil de la ciudad.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal, 9 y 10. Colección Crono Arquitectura Venezuela.
1, 2, 3, 6 y 7. Taurel y Cia. Sucrs, C.A. Andares y Benatares. Anabella Troconis Neri (ed.), 2011.
4. La Guaira en Retrospectiva (https://co.pinterest.com/pin/389772542744797542/)
5. La Guaira en Retrospectiva (https://www.facebook.com/photo.php?fbid=775996859204245&id=351805818290020&set=a.767745716696026)
8 y 14. Capturas de Google Earth.
11, 12, 15, 16 y 17. Cortesía Ing. José Benatar Cohen.
Postal nº 449

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