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1. Vista panorámica de Caracas (circa 1900-1906)

El próximo jueves 25 de julio Caracas arriba a su 457 aniversario. Estrechamente vinculado a este onomástico, en 1950, al cumplir los 383 años, apareció el que puede ser considerado el primer texto de arquitectura de real peso editado en Venezuela: La Caracas de ayer y de hoy, su arquitectura colonial y la Reurbanización de «El Silencio», impreso en París por Draeger Frères, escrito por Carlos Raúl Villanueva. Trabajado como una especie de cuaderno de apuntes tanto textuales como fotográficos, donde el Maestro registró todo aquello que consideraba de valor y que ya para entonces corría peligro de desaparecer dentro del tejido urbano, aquel libro premonitorio de ciento diez páginas, buscó adelantarse a un proceso inevitable de lo podría pasar en Caracas luego de haberse realizado la renovación del casco de la capital emprendida con “El Silencio”, y enviar un alerta sobre la importancia del rescate de la memoria colonial de la que, paradójicamente, la intervención buscaba mostrarse, en medio de su modernidad, como claro ejemplo reinterpretativo.

El trabajo de recopilación y las notas y comentarios críticos de Villanueva estuvo encabezado por una Introducción de su autoría y acompañado de dos ensayos: “Caracas, ciudad colonial” del profesor de Arquitectura Precolombina y Colonial Carlos Manuel Möller y “Caracas marcha hacia adelante del urbanista francés Maurice E. H. Rotival”.

2. Portadas de La Caracas de ayer y de hoy, su arquitectura colonial y la Reurbanización de «El Silencio» (1950) y de las dos ediciones de Caracas en tres tiempos. Iconografía retrospectiva de una ciudad (1966 y 2000)

Pues bien, en 1966 a la víspera de celebrarse el cuatricentenario de la capital venezolana aquel libro publicado en 1950 fue reeditado con el nombre de Caracas en tres tiempos. Iconografía retrospectiva de una ciudad con un incremento importante del registro correspondiente a la arquitectura colonial existente o desaparecida tanto en Caracas como en otras regiones del país y “un estudio sobre la Iglesia de Santa Teresa y el Teatro Municipal a manera de eslabón entre pasado y presente”. Además se añadieron a los dos escritos que formaron parte de La Caracas de ayer y de hoy… el importante artículo firmado por el propio Villanueva titulado “El sentido de nuestra arquitectura colonial”, aparecido originalmente en el nº 3 de la Revista Shell (1952), y otro de Mariano Picón Salas (1901-1965)  publicado inicialmente en el diario El Nacional en febrero de 1951 celebrando justamente la aparición La Caracas de Ayer y de Hoy … que llevó por nombre “Caracas allí está…”, en clara alusión de los conocidos versos dedicados a la capital por Juan Antonio Pérez Bonalde (1846-1892) en “Vuelta a la patria” (1877), donde a medida que se acerca a ella procedente del exilio exclama:

¡Caracas allí está; sus techos rojos,

su blanca torre, sus azules lomas,

y sus bandas de tímidas palomas

hacen nublar de lágrimas mis ojos!

Caracas allí está; vedla tendida

a las faldas del Ávila empinado,

Odalisca rendida

a los pies del Sultán enamorado.

Picón Salas, que comparte con Villanueva las angustias en cuanto al crecimiento que se avecinaba para una Caracas carente entonces de normas y se suma a la estirpe de quienes reivindican el urbanismo hispano arraigado en la tradición latina y la herencia de la arquitectura mediterránea, deja en su escrito un sucinto repaso crítico con el comportamiento de gobernantes que ignoran la historia a la hora de declararse modernos e intervenir la ciudad de entre los cuales destaca Guzmán Blanco.

Es el texto de Picón Salas, junto a las imágenes que lo acompañaron en Caracas en tres tiempos, el que, como sencillo gesto a la conmemoración del 457 aniversario de Caracas, hemos decidido reproducir a continuación recomendando su relectura.

Esperamos, como es costumbre, que sea del mayor provecho.

3. «Panorámica de nuestro valle».

CARACAS ALLÍ ESTÁ…

Mariano Picón Salas

En el momento en que Caracas crece aluvionalmente y nos preguntamos cómo se ampliará el estrecho vallecito en el que le plugo detenerse a don Diego de Losada y con qué agua contarán los caraqueños cuando antes de un lustro la ciudad rebase el millón de habitantes, Carlos Raúl Villanueva nos presenta como motivo de deleite y de reflexión ese precioso libro (“La Caracas de ayer y de hoy”) en que los ausentes nos lanzamos a evocar muros, montañas y caserones de la patria. Contra los peligros que trae el oficio de arquitecto en una ciudad donde el metro cuadrado de terreno ha llegado a valer cinco mil bolívares (peligro del propietario ambicioso que quiere montar un cajón sobre otro, “rascacielar” a la criolla y hacinar gentes para que se multiplique el rédito) hay que celebrarle a Villanueva su preocupación estética y venezolanista, a la vez. El siente el horror de una ciudad que crezca madrepóricamente por el libre y a veces muy turbio juego, de las fuerzas económicas. Una ciudad que si se le dejara crecer sin pauta ni norma, sin algunos principios claros de belleza y urbanismo llegaría al cabo de los años a ser tan fea -a pesar del espléndido marco natural- como son algunas ciudades norteamericanas, por ejemplo Baltimore, a las que se dejó abombarse cuando ya era tarde para reducir la hidropesía.

Que ese aumento que los propietarios de terrenos e inversionistas en inmuebles obtienen ahora en Caracas -como en ningún otro sitio del mundo- se le devuelva en parte a la capital venezolana, en jardines, higiene, buen urbanismo. Y que la ciudad de Bolívar, de Miranda y de Bello, la que debe refundir y alquitarar todas las esencias de nuestro país, no deje de parecernos nuestra no deje de tener color y alma; venezolana a pesar del ineludible impacto de la modernidad. (Con mejor Arquitectura funcional, ¿no han hecho los arquitectos brasileños casas y edificios magníficos cuya adaptación al trópico y originalidad nativa se les celebra en todas partes?).

Cuando la urgencia de construir alto comenzó en Venezuela, Villanueva se impuso la preocupación -y debemos celebrárselo- de estudiar en nuestras viejas casonas del siglo XVIII -en las que aún quedan en Coro, en Araure, en San Carlos- qué ornamentos y experiencias venezolanas podían entrar en el nuevo arte de construir. Y sus portadas, portales, balcones y columnas panzudas en la Urbanización de El Silencio, rescataron y le dieron nuevo encanto a lo que ya se iba olvidando en la tradición nacional. Contra el edificio-colmena, puramente utilitario, Villanueva nos recordaba el hispano y latinísimo linaje del soportal, ese heredero mediterráneo del foro romano; la “loggia” abierta sobre la plaza o la calle, típica construcción de pueblos de sol brillante y donde las gentes (porque así lo hacían en Nápoles y Florencia, en Madrid y Sevilla, en las ciudades coloniales de Hispano-América) gustaban de guarecerse al socaire y tener la alegría de sus encuentros y de sus pláticas. El mal gusto, la falta de sentido histórico que reinó en Venezuela en el siglo XIX, había sacrificado los últimos soportales. Contra los de la vieja Plaza Mayor de Caracas que en la lámina que reproduce Villanueva no carecían de cierta elegancia neoclásica, ordenó la picota demoledora el General Guzmán Blanco. Lo hizo con la misma ahistoricidad con que dispuso para el viejo Convento trocado en Universidad, unas torrecillas góticas que nada tienen que ver con la estructura interna del edificio, y la bárbara destrucción de la graciosa portadilla barroca de la iglesia de San Francisco. La modernidad iconoclasta de Guzmán Blanco que atropellaba los estilos artísticos y su coherencia interna con el mismo ímpetu con que atropellaba las constituciones, ejemplariza ese fenómeno venezolano del hombre que cree que la Historia comienza con él y que su criterio debe servir de cánon hasta en lo que ignora. Cuando por un barato modernismo de catálogo como el del nuevo rico que quiere traer para su urbanización el chalecito que vió reflejarse en un lago suizo, negamos el pasado, se olvida que este es vivencia experimentada; asimilación del hombre a un ambiente y a un tipo de vida ancestral.

La moraleja de todo esto -y el hermoso libro de Carlos Raúl Villanueva viene a recordárnoslo- es que una ciudad para recibir tan civilizado nombre, requiere todo el esmero, la planificación y las exigencias estéticas que pedimos a las mejores creaciones humanas. Que no basta que los pudientes se lancen a hacer edificios, si el cuidado y talento de los artistas no viene a defender esa espléndida obra colectiva que debe ser cada urbe. Y la labor del artista, del hombre de sensibilidad educada corrigiendo el inorgánico impulso de los codiciosos, es tan antigua y venerable que ya hace más de veinticinco siglos Pericles confiaba a Fidias el embellecimiento de Atenas, y el Imperio romano hubo de conocer una planificación urbanizadora tan exigente como la del mundo contemporáneo. Corregir lo que fue desorden y fealdad en el desarrollo de las ciudades, era otra de las preocupaciones de aquellos artistas del Renacimiento como Leon Battista Alberti, el creador de lo que puede llamarse la moderna perspectiva arquitectónica, Cuánta falta le ha hecho a Caracas durante largos siglos algún Comité de Estética urbana que sirviera de policía a la invasora fealdad; que corrigiera la falta de gracia de tantos avisos y vitrinas comerciales; que hubiera mandado a guardar algunas estatuas que como las de Bello y Ezequiel Zamora son una afrenta a los más elementales conceptos plásticos!.

4. «Panorámica de la costa».

Pues Caracas está renaciendo de lo que fue el mezquino hacinamiento de casas sin estilo que nos dejó el siglo XIX y se prolongó durante más de tres décadas del presente siglo -esa Caracas que tuvo su paradigma de vulgaridad pintarrajeada en ciertas calles de “El Conde”, Catia y San Agustín- hay que esforzarse porque la ciudad crezca con esa doble virtud del venezolanismo y de belleza por la que clama Villanueva en su libro. Venezolanismo: es decir, que Caracas no sea una ciudad-factoría, parecida a las ciudades industriales de cualquier parte. Que nuestros arquitectos tengan sensibilidad para interpretar la tradición y el ambiente. Ya Villanueva erigió un gran monumento que siendo muy internacional es también muy venezolano, en El Silencio. Y como necesidad de belleza que los Gobernadores de Caracas se parezcan a Pericles: es decir, que consulten a nuestros mejores artistas. Si hoy hay tanta riqueza en Caracas como la que pudo haber en Florencia en el tiempo de los Médicis, ¿por qué no podemos producir o buscar nuevos Leon Battista Alberti que hagan una ciudad para enorgullecernos?

Y estamos soñando -¡oh, Carlos Raúl Villanueva autor de un libro que es toda una invitación!- en esa capital del futuro, síntesis de las mejores esperanzas y sueños de Venezuela, nudo vertebral de la patria que mostraremos con el conocido verso, ya desprovisto de melancolía: “Caracas, allí está…”

ACA

Procedencia de las imágenes

1. Wikipedia (1280px-Panoramic_view_of_Caracas,_Venezuela_circa_1900-1906_cut)

2. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

3 y 4. Carlos Raúl Villanueva. Caracas en tres tiempos. Iconografía retrospectiva de una ciudad (1966)

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Centre Pompidou

La sfida del total design

Boris Hamzeian

LetteraVentidue

2023

Idioma: italiano

Nota de los editores

Durante la primera mitad de los años setenta en el corazón de París, un trabajo toma forma y cristaliza el sueño de una época, la de combinar las competencias de la arquitectura, la ingeniería, la industria, la aeronáutica, la programación y la informática cobrando vida en un edificio muy tecnológico e interactivo, intrínsecamente flexible y al servicio de la comunidad. Su nombre es Centre Pompidou. En la víspera de una de las mayores transformaciones jamás emprendidas, en este trabajo y gracias al uso de documentos de archivo y entrevistas no publicadas, se reconstruye la génesis y el desarrollo de sus componentes fundamentales: una colosal fusión de acero al límite de las habilidades técnicas de la época, sistemas técnicos transformados en figuras arquitectónicas, una fachada de tres dimensiones diseñada para dar la bienvenida a la emisión de pantallas para la educación de la multitud, una plaza arraigada en el corazón de París para recolectar el flujo vital de la metrópolis y un dispositivo de museo diseñado para transformaciones continuas. El rastreo de la evolución de estos componentes representa la clave para comprender ese enfoque holístico para el diseño que se encuentra bajo el nombre del diseño total.

ACA

ES NOTICIA

Kéré Architecture inicia la construcción de una nueva guardería en Múnich, Alemania

Escrito por Maria-Cristina Florian

Traducido por Agustina Iñiguez

Tomado de archdaily.com

Publicado el 3 de mayo 2024

Kéré Architecture ha revelado el diseño de una guardería vertical en la Universidad Técnica de Múnich (TUM) en Alemania. El centro, denominado «Ingeborg Pohl Kinderoase an der TUM», se construirá en madera según lo permitido por las normas y reglamentos locales en materia de eficiencia energética, confort térmico, protección contra incendios y acústica. El nuevo edificio, ubicado entre el campus principal de la TUM y el comedor universitario, comenzó a construirse el 18 de abril y se espera que esté terminado para fines de 2025.

La nueva guardería, ubicada en un campus urbano denso, está diseñada para ofrecer un espacio donde los hijos de los estudiantes puedan ser cuidados en un ambiente de alta calidad. Un total de 60 niños se beneficiarán de las instalaciones de 700 metros cuadrados, provistas de espacios de diversas escalas para exploraciones lúdicas. Los interiores del edificio, también diseñados por Kéré Architecture, están creados para fomentar el desarrollo, el juego, el entretenimiento y el descubrimiento.

El edificio consta de cinco plantas, estando la planta baja ocupada por oficinas administrativas. En las tres plantas intermedias, las instalaciones para niños se organizan por edades. El piso superior cuenta con una terraza cubierta llamada Himmelswiese, que se traduce como «campo de los cielos» en alemán, y que proporciona un espacio exterior protegido para que los niños jueguen y disfruten de las vistas panorámicas de Múnich.

Cuando construimos para los más pequeños, queremos que puedan correr afuera y sentir los elementos. También me gustaría colonizar los techos vecinos, empezando por conectar nuestro edificio con la cubierta de la cafetería y convertirlo en una pradera gigante. – Francis Keré

El diseño de la nueva guardería tiene como objetivo reducir su huella de carbono garantizando al mismo tiempo un alto nivel de confort. Para ello, el centro se construirá principalmente en madera y empleará materiales sostenibles en todas partes. El proyecto se desarrolla en colaboración con los expertos de construcción en madera con sede en Austria, Hermann Kaufmann + Partner. Una vez terminada, la guardería será gestionada por la Unión de Estudiantes de Múnich.

Dirigido por el ganador del Premio Pritzker Francis Kéré, el renombrado estudio Kéré Architecture ha completado recientemente el Centro Comunitario Kamwokya en la capital de Uganda, una instalación destinada a mejorar el carácter público del sitio y proporcionar un espacio más propicio para las actividades que ya tienen lugar allí, como entrenamientos y partidos deportivos, reuniones espontáneas, eventos comunitarios, talleres, clases de música y baile. Francis Kéré también estuvo presente en la Semana del Diseño de Milán, donde contribuyó con una instalación que fusiona materiales orgánicos y artesanía moderna.

Créditos del Proyecto:

  • Diseño: Kéré Architecture, Berlin, en cooperación con Hermann Kaufmann + Partner ZT GmbH, Schwarzach
  • Ingeniería estructural, protección contra incendios y física de la construcción: TUM Prof. Stefan Winter bauart Konstruktions GmbH & Co. KG, Múnich
  • Eficiencia energética: TUM Prof. Thomas Auer, Múnich
  • Servicios técnicos de construcción: ITG-Ingenieurgesellschaft für TGA mbH, Múnich
  • Planificación del paisaje: JÜHLING & KÖPPEL Landschaftsarchitekten GmbH, Múnich
  • Control de proyecto y dirección de obra: GAPP GmbH, Múnich

ACA

INVITACIÓN

Dentro de la programación de DIÁLOGOS en COLLECTANIA la próxima edición estará dedicada al tema “Tendencias de la Arquitectura”. Para ello se contará con la valiosa participación del Arq. Américo Faillace, quien fue Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, Premio Nacional de Cultura y recibió el Doctorado Honoris Causa de la UCV en el 2023.

El evento contará con un panel conformado por los arquitectos Gustavo Izaguirre y Alonso Gamero.

Esta nueva edición tendrá lugar el jueves 25 de julio, a las 3:30 p.m., pudiéndose incorporar vía Zoom a partir de las 3:45 p.m.

Zoom ID: 848 2420 1528

Código de acceso: 123456

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