ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 282

La realización en 1959 de la Primera Convención Nacional de Arquitectos significó para la Sociedad Venezolana de Arquitectos (SVA) una oportunidad inmejorable para evaluar de qué manera se habían ido cumpliendo los objetivos propuestos desde su creación en 1945. A catorce años de aquel simbólico acto fundacional protagonizado por Enrique García Maldonado (1905-1990), Carlos Raúl Villanueva (1900-1975), Rafael Bergamín (1891-1970), Heriberto González Méndez (1906-1992), Cipriano Domínguez (1904-1995), Luis Eduardo Chataing (1906-1971) y Roberto Henríquez (1905-1990) y en momentos en que se estrenaba la democracia en el país, era hora de hacer una convocatoria que demostrara que el ente gremial poseía el músculo suficiente para que ella tuviera carácter nacional y para colocar sobre la balanza los avances en cuanto a: «dar impulso al estudio y desarrollo de la Arquitectura; cultivar la ética profesional; establecer vínculos de unión entre sus miembros; y propender a la defensa y mejoramiento de la profesión».

Si bien en cuanto a “dar impulso al estudio y desarrollo de la Arquitectura” el primer gran logro de la SVA había sido reactivar la adormecida escuela de arquitectura de la Universidad Central de Venezuela creada el 1941 e impulsar la fundación en 1953 de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, la dirigencia gremial percibía que este fundamental objetivo aún había que reforzarlo con más ahínco de manera que la enseñanza de la profesión se abriera paso también en el seno de las más reconocidas universidades del interior del país: la Universidad del Zulia (LUZ) y la Universidad de Los Andes (ULA).

Es así como del 6 al 12 de diciembre de aquel año de 1959 en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, donde la SVA tenía su sede, se logra una exitosa convocatoria que congregó en el auditorio a 289 participantes de los cuales 169 eran miembros activos, 60 asociados, 50 observadores y 5 invitados especiales de primera línea: el arquitecto paisajista Roberto Burle Marx, el sociólogo Eric Carlson, los arquitectos Jacques Lambert y Rino Levi, y el planificador Maurice Rotival. La inauguración estuvo a cargo del Presidente de la República, Rómulo Betancourt, y el Comité Organizador lo integraron los arquitectos Julián Ferris (decano de la FAU para el momento), Guido Bermúdez (presidente de la SVA), Juan Andrés Vegas, Carlos Raúl Villanueva y Pedro Lluberes.

Como ya adelantamos, el temario de la Convención no fue otro que llevar a cabo un profunda revisión de tres de las metas trazadas por la SVA desde su creación:

1) La Función Social del Arquitecto: Arquitectura y Urbanismo. Arquitectura y Técnica. Arquitectura y Arte. La Arquitectura en Venezuela.

2) La Labor Profesional del Arquitecto: La Práctica Profesional y su relación con Profesiones y Actividades Afines.

3) La Formación Universitaria del Arquitecto: Análisis Objetivo. Análisis Crítico sobre Pensum, Profesorado, Alumnado y Equipamiento Docente.

Tras las intensas jornadas realizadas puede destacarse como una de las principales resoluciones la recomendación a las Universidades Nacionales (ULA y LUZ), “la creación de Facultades o Escuelas de Arquitectura, tan pronto como se justificaran, tomando en cuenta las necesidades del país, las características de la profesión y los requerimientos de una buena docencia”. También se recomendó a la SVA formar una Comisión integrada por sectores interesados que se dedicara a esquematizar un pensum integral para los estudios de Arquitectura.

Los efectos de las discusiones (donde jugó un papel fundamental el trabajo “La formación universitaria del arquitecto” presentado por el maestro Villanueva con Juan Pedro Posani), de la resolución y sus recomendaciones no se hicieron esperar: aunque en LUZ ya se habían dado los primeros pasos (de los cuales quedó constancia en la Convención a través de las ponencias “La formación del nuevo arquitecto en la Universidad del Zulia” y la “Educación Estructural para Arquitectos”), el espaldarazo sirvió para que en 1960 se creara la Escuela de Arquitectura, en principio adscrita a la Facultad de Ingeniería, y luego, en enero de 1963, con el liderazgo del decano pionero, Miguel Casas Armengol, para que se hiciera la propuesta definitiva de la Facultad de Arquitectura y Planificación; por su parte, la ULA abrió los estudios en 1961 logrando la aprobación para crear la Escuela de Arquitectura por parte del Consejo Nacional de Universidades en 1962, cuando ya el primer año lectivo culminaba, siendo en 1970 el momento en que se constituye en Facultad.

La Primera Convención Nacional de Arquitectos fue convocada a través del nº 1 (julio-agosto 1959) de la recién estrenada revista SVA y reseñada ampliamente en el nº 2-3 (septiembre-diciembre 1959) donde aparecieron la Orientación general de la Convención, el Temario y el Acta Final, no dejando de ser también un hecho significativo el que hayan coincidido el lanzamiento del órgano de difusión gremial con el primer gran llamado que se hacía.

Un segundo evento pautado para realizarse en Maracaibo en 1961 no logró concretarse y la Segunda Convención se llevó a cabo de nuevo en Caracas en agosto de 1962 la cual fue cubierta en los números 6 (junio-julio 1962) y 7 (agosto-septiembre 1962) de la ya mencionada revista SVA.

Como corolario, es bueno saber que, en medio de este particular empuje que se le empezó a dar a la formación de cuadros profesionales, en junio de 1961 se efectuaron las Primeras Jornadas Venezolanas de Arquitectura, nueve meses después de lo resuelto en la Primera Convención. Allí se establecieron una serie de recomendaciones en relación a la enseñanza, referidas a las Materias Técnicas, las de Composición y las Históricas-Humanísticas que integraban los planes de estudio. Además se recomendaba la formación de un grupo permanente de Estudio sobre los diversos aspectos de la enseñanza, integrado por miembros de la SVA y de las Escuelas del país, con reuniones cada seis meses.

ACA

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

AV Monografías 238

Octubre 2021

estudioHerreros

Technology and Type

Nota de los editores

Coincidiendo con la inauguración del nuevo Museo Munch en Oslo, AV Monografías presenta la obra completa del madrileño estudioHerreros. La ciudad, la sostenibilidad y la revisión tipológica son algunos de los principales intereses de Juan Herreros (San Lorenzo de El Escorial, 1958) quien, a través de su estudio, busca canalizar su actividad docente, investigadora y profesional desde un enfoque global y multidisciplinar. Tras una larga y consolidada carrera con Ábalos & Herreros, en 2006 Juan Herreros inicia su carrera en solitario y en 2014 incorpora como socio al alemán Jens Richter (Kassel, 1977). Durante estos quince años la oficina ha llevado a cabo obras de distinta condición, programa y escala, pero siempre abordados desde la distancia crítica y la experimentación. Un trabajo traducido en encargos internacionales —como el Centro de eventos Ágora-Bogotá (Colombia), los Parques Litorales (Panamá) o el Complejo residencial Mistral (Francia)—, obras residenciales en España —el Edifico Caracol, la Casa Cobo o la Casa Garoza—, y espacios dedicados al arte –como la Galería CarrerasMugica o el Espacio SOLO–. Todo ello introducido por un texto del arquitecto y profesor Mark Wigley, y cuatro ensayos del propio Juan Herreros que preceden a cada una de las secciones en las que se organizan las veinte obras seleccionadas: Contenedores culturales, Infraestructuras cívicas, Vidas compartidas y Ensayos experimentales.

ACA

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

AA 445

Octobre 2021

Réhabilitations

Nota de los editores

Rehabilitar en lugar de destruir: cada vez más arquitectos están haciendo del adagio un precepto. Sin volver a las causas de esta generalización, correlacionada con la amplificación de la crisis ecológica, subrayamos que a medida que se adopta el enfoque se diversifica: rehabilitar, reutilizar, transformar, restaurar, reconstruir, etc. 

Con Lacaton & Vassal, Premio Pritzker 2021 y ardientes defensores de la rehabilitación desde hace más de treinta años, va mucho más allá de la historia de un palimpsesto o del valor de un patrimonio, se convierte en vocación, en ética. Y si algo nos dice el Pritzker es que ahora se comparte, sin duda hasta el punto de formar parte de un código ético tácito. 

Singular, incluso rara hace unos años, la rehabilitación hoy viene en más de 50 matices: no solo rehabilitamos arquitecturas excepcionales, sino que tambien se abarcan todo tipo de programas. Tampoco rehabilitamos de la misma manera Barcelona, Toulouse o Berlín. Pero todos los pasos tienden hacia el mismo objetivo: habitar el mundo.

ACA

VALE LA PENA LEER

Libros

Zeitgeist climático

Another History of Architecture

Eduardo Prieto

01/09/2021

Tomado de Arquitecturaviva.com

Una y otra vez, los hechos contradicen a quienes siguen creyendo —con la contumacia del que se sabe equivocado— que la ecología, la sostenibilidad y en general eso que llamamos ‘pensamiento verde’ son flores de un día, modas condenadas a la extinción intelectual. Los nuestros son tiempos de tribulación climática, y este Zeitgeist explica el giro ecológico que, conforme se han sucedido las crisis de este siglo y aumentaba nuestra perplejidad, ha ido afectando a la ciencia, la política, la economía, la filosofía, la ética y, por supuesto, también a la arquitectura, una disciplina mestiza pero de innegable raíz medioambiental.

Es cierto que, en lo que toca a la arquitectura, el giro ecológico se ha asociado con la sostenibilidad y su actitud tecnocrática y economicista tan amiga del funcionalismo medioambiental. Pero no es menos cierto que la preocupación por la energía, los recursos y el entorno ha dado asimismo pie a visiones que, más que sustituir el viejo mantra de la ‘forma sigue a la función’ con el nuevo de la ‘forma sigue al clima’, han sabido tratar la arquitectura como lo que en puridad es: un hecho cultural complejo que exige una aproximación igualmente compleja.

Entre las aproximaciones culturalistas, las menos frecuentadas pero acaso las más fructíferas han sido las de la historiografía. En particular, las que se han interesado menos por la estructura convencional de la disciplina —los autores, los estilos, las épocas— que por su lado infraestructural —la energía, los materiales, el entorno—, y en consecuencia han elaborado relatos construidos de ‘abajo arriba’ que a su manera han dado crédito a esa inquietante proclama de Victor Hugo según la cual «la verdadera historia se escribe en las alcantarillas».

A la familia de los historiadores de las ‘alcantarillas’ pertenecen, precisamente, dos de los profesores que en los Estados Unidos están dando pábulo a la idea de una ‘historia medioambiental’ o, más propiamente, de una revisión medioambiental de la arquitectura moderna. El primero, Michael Osman, se inscribe en la corriente que, de Mumford a Banham, ha explorado las complejas relaciones entre la máquina y la forma, entre la producción material y la simbólica de la arquitectura. El segundo, Daniel A. Barber, ligado tanto a los anteriores como a otros pioneros más locales como James Marston Fitch, tiende a incardinar el problema de las infraestructuras ambientales en el marco más amplio del clima, en un empeño que no está tanto en revisar el canon moderno cuanto en enriquecerlo.

Publicado en 2018, el libro de Osman Modernism’s Visible Hand: Architecture and Regulation in America estudia cómo las instalaciones mecánicas modificaron la arquitectura del siglo XX para propiciar, en último término, un paradigma ambiental que el autor asocia con la palabra regulation. La elección del término no es inocente, pues el propósito de Osman es poner de manifiesto el carácter pragmático, tentativo y corrector —de ahí el título del libro— de las intervenciones que, gracias a diferentes agentes —arquitectos, ingenieros, burócratas— y en diferentes contextos —la casa, la fábrica, la oficina— favorecieron la noción de un entorno controlado y listo para los afanes vitales y productivos. Con este fin en mente, el autor establece una genealogía que, partiendo de la tradición victoriana del warming & ventilating, da cuenta de episodios ya estudiados como el descubrimiento del termostato y su impacto en la gestión ambiental; de otros poco conocidos como las fábricas de hielo; y de algunos apenas explorados pero relevantes como los mecanismos de producción de hábitats en los primeros laboratorios ecológicos.

Centrada exclusivamente en ejemplos de su país, la aproximación de Osman resulta pertinente pero no exhaustiva, y en este sentido es afín a la que ensaya Barber en Modern Architecture and Climate: Design Before Air Conditioning, un libro bien escrito, impecablemente editado y que se ilustra con abundante material inédito de archivo, pero cuyo alcance es limitado. Limitado porque, contra lo que sugiere el título, más que una historia de la relación de la arquitectura moderna con el problema del clima, es fundamentalmente un estudio sobre la arquitectura estadounidense de siglo xx. Un estudio que se hace depender de tres conceptos de raigambre banhamiana —control, calculation, conditioning— y de un elenco de sospechosos más bien habituales, como Neutra, los hermanos Olgyay, SOM, y, por supuesto, Richard Buckminster Fuller. Así, aunque la primera parte del libro esté dedicada al problema de la metamorfosis climática de la arquitectura del llamado ‘Estilo Internacional’, Modern Architecture and Climate resulta muy corto en su enfoque y al cabo hace pensar en lo mucho que queda por hacer en el campo de la historia medioambiental de nuestra disciplina.

En cuanto al recorrido de este tipo de estudios, resulta una coincidencia reveladora que, a lo largo del último año —y tras la aparición en 2019 de la Historia medioambiental de la arquitectura, de quien esto suscribe—, se hayan publicado otras dos historias que presentan grandes escenarios medioambientales. Su valor es desigual. La primera de ellas, Architecture: from Prehistory to Climate Emergency, del profesor Barnabas Calder, tiene las virtudes de la síntesis y el ecumenismo: de la síntesis porque, con economía de medios, estudia la arquitectura como una manifestación de los cambios en los paradigmas de gestión energética, a la manera de un Mumford de limitados registros; y de ecumenismo porque presta atención a civilizaciones como China, Persia o el Islam, aunque la mayor parte de los capítulos tengan que ver con el Occidente anglosajón. Más allá de esto, se trata de un libro paupérrimamente ilustrado, que incurre en eslóganes como ‘form follows fuel’ y que depende del trazo grueso de un determinismo tecnológico que convierte el fascinante paisaje intelectual de las relaciones de la arquitectura con la energía, el clima, la ecología, la higiene, las atmósferas, la salud y el confort en una historia lineal, previsible y a la postre raquítica.

Mucho más fructífera es, en este sentido, la Histoire naturelle de l’architecture, de Philippe Rahm, un volumen que hizo las veces de catálogo de la exposición homónima que pudo verse en París en 2020 y que compendia el contenido de una tesis doctoral. Renunciando a la exhaustividad y a la linealidad, Rahm aborda las relaciones de la arquitectura con el clima, la energía y las epidemias por medio de una estructura que se hace eco de las monografías ‘Que sais-je?’ para responder con tino a preguntas atractivas y de equívoca simplicidad: ¿Por qué los graneros dieron origen a las ciudades? ¿Qué relación hay entre los espacios públicos y la busca del frescor? ¿En qué medida las cúpulas de la Ilustración respondían al miedo al aire estancado? ¿Por qué la arquitectura moderna es blanca? ¿En qué momento el petróleo indujo a la construcción de megalópolis en el desierto?

Acompañada de un aparato gráfico envidiable, cada pregunta da pie a un ensayo que se cierra sobre sí mismo sin dejar de establecer relaciones cruzadas con los otros, de manera que el libro acaba funcionando como un caleidoscopio que no aspira a agotar el tema, sino a alimentar la curiosidad del lector. En este punto, el volumen debe entenderse como una prolongación del activismo de un autor en busca de una «arquitectura meteorológica», y por ello debe despertar simpatía, por mucho que Rahm no deje de demostrar su ingenuidad ‘operativa’ cuando reconoce que su propósito es «releer la historia de la arquitectura a partir de sus datos objetivos, materiales, reales», como si la dimensión simbólica y cultural de la disciplina fuera poco más que niebla espesa, rémora caliginosa. Este es, precisamente, el riesgo de las aproximaciones medioambientales a la historia de la arquitectura: la caída en ese determinismo cientificista que gana en precisión lo que pierde en verdad, y que silencia cuanto no encaja en su particular lecho de Procusto.

Modernism’s Visible Hand

Architecture and Regulation in America

Michael Osman 

University of Minnesota Press 

2018

Páginas 280

Idioma: inglés

Modern Architecture and Climate

Design before Air Conditioning

Daniel Adam Barber

Princeton University Press

2020

Páginas: 336

Idioma: inglés

Architecture: From Prehistory to Climate Emergency

Barnabas Calder 

Editorial Penguin

2021

Páginas 576

Idioma: inglés

Histoire naturelle de l’architecture

Comment le climat, les épidémies et l’énergie ont façonné la ville et les bâtiments

Philippe Rahm

Editorial Pavillon de l’Arsenal

2020

Páginas: 312

Idioma: francés

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