ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL Nº 218

La primera Bienal de Arquitectura de Maracaibo realizada en 2005 se inscribe dentro de lo que podríamos denominar como iniciativas de carácter regional que han buscado visibilizar y dar impulso al desarrollo de la actividad profesional con aspiraciones a trascender, en cuanto a su organización y alcances, el ámbito estrictamente local de donde se originan. Sigue los pasos, si se quiere, de los que ya en 1999 había dado el Colegio de Arquitectos de Carabobo para organizar lo que se conoce como el “Salón Malaussena”, otra Bienal de Arquitectura y Urbanismo la cual hasta la fecha ha logrado alcanzar las diez convocatorias. Ambas surgen a la luz del irregular comportamiento que en el tiempo había caracterizado la organización por parte del Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV) de las Bienales Nacionales de Arquitectura, que entre 1963 y 2014 logró estructurar únicamente diez eventos cuando las cuentas dicen que debieron ser veinticinco. Es este vacío que era necesario cubrir para garantizar un mínimo intercambio entre quienes están vinculados a la disciplina, lo que da sentido a la aparición de ambos encuentros. También el hecho de que en ambas localidades (Maracaibo y Valencia) y su entorno inmediato ya se podía mostrar la aparición de obras que hablaban de una pujante actividad constructiva y una buena calidad en cuanto a propuestas arquitectónicas.

Maracaibo, la segunda ciudad en importancia de Venezuela, además de su tradicional competencia en lo político, lo económico y lo cultural con la capital de la República y los sesgos de exacerbación del regionalismo que siempre la han acompañado, también fue la que, a través de la Universidad del Zulia (LUZ), acogió la segunda Escuela de Arquitectura del país que empieza a funcionar en octubre de 1960 con 48 alumnos. De ella egresa la primera promoción en 1967 ya convertida desde 1963 en Facultad de Arquitectura y Planificación con Miguel Casas Armengol como su primer decano, tras haber sido anteriormente el primer director de la Escuela.

Con los desfases temporales que la distancian del desarrollo de la arquitectura en Caracas en cuanto a cantidad y calidad de edificaciones realizadas, número de egresados incorporados a la actividad profesional y avances en cuanto a la investigación y el postgrado, donde la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, creada en 1953, es el buque insignia, Maracaibo comenzó a exhibir a partir de los años 50 un crecimiento que, basado en la consolidación de la industria petrolera (la cual hizo de ella su principal sede), derivó en el incremento de obras de arquitectura de importancia.

1. Mapa de Maracaibo

Tal y como señalan Janet Cestary, Nereida Petit y Laura Rodríguez O. en “Una mirada hacia la arquitectura de Maracaibo en los últimos cincuenta años”, texto aparecido en Revista de Artes y Humanidades UNICA (2005), antes de la aprobación del Plano Regulador de 1953, Maracaibo se encontraba dividida en dos sectores bien diferenciados: el casco tradicional y el asentamiento urbano impulsado al norte por las colonias petroleras de Bella Vista y las Delicias. Serán las avenidas Las Delicias y Bella Vista que conectaban las dos zonas junto a la avenida 5 de julio (calle 77), considerada como eje vial principal, las que permitirán estructurar el nuevo asentamiento al cual migrarán los usos comerciales, asistenciales, culturales y residenciales que tradicionalmente se localizaban en el centro. Para 1950, según el Censo Nacional, Maracaibo contaba con 271.599 habitantes, cifra que se duplicó para el inicio de la década siguiente.

Coincidiendo con la apertura de los estudios formales de arquitectura, durante la década de los sesenta del siglo XX la ciudad se extiende y se consolida, abandonando en los setenta su condición de ciudad horizontal para darle paso a la verticalidad que caracterizará a muchos de los edificios que se construyan, particularmente los de vivienda multifamiliar.

Los setenta, también, marcan el momento en el que Maracaibo parecerá “una colcha de retazos” y empezarán a aparecer estudios que establecen la importancia de preservar una memoria urbana muy golpeada y en vincular las raíces de su arquitectura a los vestigios de construcciones indígenas palafíticas precolombinas, al desarrollo de una arquitectura colonial asociada a su condición de puerto comercial, al surgimiento durante el período republicano de una rica arquitectura popular autóctona que manifiesta un particular carácter derivado de preocupaciones ambientales y constructivas, a la cual se suma posteriormente la proveniente de su consolidación como puerto de salida de mercancías de los Andes y el occidente venezolano hacia Europa y América y de una floreciente actividad comercial centrada en la exportación del cacao y el café.

Durante los ochenta continua  la ciudad bajo el patrón de un crecimiento urbano disperso y prolifera el recubrimiento con tableta de ladrillo como acabado en las edificaciones que se van levantando durante el período. También se resalta la figura del ingeniero de origen belga León Achiel Jerome Höet y su aporte durante las décadas de los años 20 al 40, y a dar importancia a la denominada “arquitectura petrolera” como parte de una identidad marabina inclusiva.

Los años noventa y los primeros del siglo XXI ven como Maracaibo incrementa su población de 1.248.270 habitantes a inicios de la década a 1.571.885 habitantes para el año 2001. Según nos aclararán Cestary, Petit y Rodríguez: “En relación a la vivienda unifamiliar, durante esta década predominó la construcción de conjuntos residenciales cerrados, también denominados Villas…”, que “se caracterizan por estar confinados por un muro perimetral que les otorga seguridad y privacidad; constituidos por conjuntos de diez a noventa viviendas, unifamiliares, aisladas, bifamiliares y pareadas”.

Para los desarrollos de vivienda multifamiliar “reaparece el Bloque como unidades en los conjuntos cerrados, con áreas verdes y áreas mínimas por apartamento, ubicados en diferentes sectores de la ciudad, tanto al norte como al sur” y prevalecen Torres de “entre quince a veinte pisos de altura, de uno o dos apartamentos por piso, dirigidos a una clase social media alta”. Por otro lado, “con la creación de la Ley de Política Habitacional, en 1990, se ejecutó en Maracaibo la construcción de desarrollos habitacionales promovidos por el Instituto de Desarrollo Social (IDES), al cual -a partir de la Ley Orgánica de Ordenamiento Urbanístico (LOOU)-, le corresponden las intervenciones en los ‘asentamientos no controlados’ … ubicados en diferentes zonas de la ciudad, en particular en las zonas noroeste y suroeste… conformados por viviendas unifamiliares y pareadas entre 45 y 56 m2, en parcelas entre 100 y 120 m2”.

Edificaciones de diferente tamaño que van desde el centro comercial a los hipermercados caracterizan las manifestaciones dirigidas a este uso y destaca, dentro del recreacional, el diseño y la construcción de los espacios abiertos del Complejo Polideportivo de la ciudad de Maracaibo realizada en el marco de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en 1998; el proyecto de renovación del Paseo Ciencias (2004); y el proyecto Vereda del Lago.

Teniendo como marco la ciudad que la acoge y los antecedentes someramente mostrados, era de esperarse que los arquitectos marabinos aspiraran a organizar un evento que permitiese mostrar el desarrollo edilicio y urbano de la capital del Zulia, los avances en el terreno investigativo que se consolidaba en sus casas de estudio y la respuesta que se estaba dando a nivel de formación de pregrado.

Orientada justamente a cubrir el período 1990-2005, la I Bienal de Arquitectura de Maracaibo, que llevaba por subtítulo “Arquitectura regional entre milenios”, se abrió desde el 17 de julio al 2 de octubre de 2005, en las salas expositivas del Centro de Bellas Artes-Ateneo de Maracaibo. Conceptualizada, promovida y organizada por AcciónArte, cuya presidenta Anabeli Vera-Marín asumió la Coordinación General del evento, contó con el apoyo y la participación de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad del Zulia (FAD LUZ), el Centro de Bellas Artes-Ateneo de Maracaibo, la Asociación Civil Arquitectos del Estado Zulia y el Centro de Ingenieros del Estado Zulia, cuyos representantes, constituidos en Comité Coordinador de la Bienal, procedieron a hacer una “convocatoria nacional nacional a todos los arquitectos colegiados para presentar los proyectos construidos en la región zuliana durante el período estipulado”.

2. Revista Portafolio nº 11/12. Portada y artículo dedicado a la I Bienal de Arquitectura de Maracaibo

La Bienal aparece ampliamente reseñada a través de un artículo que, firmado por Anabeli Vera-Marín, apareció en la revista Portafolio, nº 11-12 de 2005, publicación periódica arbitrada de la FAD LUZ. Allí Vera-Marín nos apunta: “Enmarcada en la celebración de los 45 años de la Escuela de Arquitectura de LUZ y los 60 años del Colegio de Arquitectos de Venezuela, la BAM intentó abarcar la arquitectura de los últimos quince años de la región, en un periodo significativo: la década final del convulsionado siglo XX y los primeros cinco años de este nuevo milenio signado por la incertidumbre. Se buscaba así iniciar este tipo de actividad en la capital zuliana, estableciendo una visión arquitectónica y una base de reflexión amplias que constituyesen un sólido fundamento de la historia reciente de la arquitectura en la región.”

La Bienal, que quiso reconocer el magnífico trabajo de cinco décadas continuas en actividad del arquitecto José Antonio Hernández Casas y los cuarenta años de la empresa constructora Faría Sociedad Anónima, FASA, principal promotor de la propiedad horizontal en la región, logró reunir, con base en cuatro categorías, 27 proyectos de 15 oficinas e instituciones dedicadas al ejercicio del tema, 7 publicaciones, 4 animaciones y 10 trabajos de grado, número si se quiere bajo para el amplio abanico abierto tanto en lo temático como en lo temporal.

Así, el Jurado calificador integrado por los arquitectos: William Niño Araque (Jurado Nacional); Aquiles Asprino (Jurado Regional); Ramón Reyes (AcciónArte); Francisco Mustieles (FAD-LUZ); Carlos Aguilar (URU); Sandy Rincón (IUP Santiago Mariño) y Gustavo Gómez (Sociedad Civil Arquitectos del Estado Zulia), otorgó los siguientes reconocimientos:

  • Premio Regional de la I Bienal de Arquitectura de Maracaibo: Remodelación del Edificio Las Laras, proyecto del arquitecto José R. Garnica “en virtud de la importancia que posee el rescate de este edificio a escala regional y nacional, así como por la consideración del proyectista a los aspectos geométricos y espaciales originales”.
  • Categoría Diseño Arquitectónico: Declarado desierto pero se decidió otorgar dos Menciones. Vera-Marín acotará: “El jurado en este sentido fue crítico y expresó su opinión en cuanto a que ‘a pesar de la calidad de diseño’ presente en los proyectos, la arquitectura regional en general adolece ‘de la debida atención y coherencia a las exigencias del clima local’ ”.
  • Categoría Diseño Urbano, Paisajismo y Urbanismo: Proyecto Unidad de Planificación Física Maracaibo Norte UPF-2, realizado por el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Arquitectura y Diseño de LUZ coordinado por la arquitecto Helen Barroso “por la atención y propuesta a la coherencia urbana que exige el proceso metropolitano de Maracaibo para el logro del equilibrio de la calidad ambiental urbana”.
  • Categoría Publicaciones: Se otorgaron cinco Menciones.
  • Categoría de Trabajos Especiales de Grado: Se otorgaron dos Menciones.
3. Remodelación del Edificio Las Laras, proyecto del arquitecto José R. Garnica. Premio Regional de la I Bienal de Arquitectura de Maracaibo

El premiado edificio Las Laras construido en 1928 por la Caribbean Petroleum Company, formaba parte del proyecto de la colonia petrolera Las Delicias, de la Royal Dutch Shell que lo usaría como sede administrativa hasta 1956 cuando la compañía muda sus oficinas para Caracas y la Costa Oriental del Lago. De la ficha elaborada por IAM Venezuela (https://iamvenezuela.com/2016/01/edificio-las-laras/) hemos conocido que “el nombre de esta edificación se debe a los samanes que la circundaban, llamados laras por los marabinos”.

La misma ficha nos dice lo siguiente: “Su estructura se conforma de dos plantas cuyo espacio se organiza alrededor de un patio central, y el terreno donde se ubica ocupa una manzana. En la fachada principal destaca el acceso que se da mediante un pequeño volumen que sobresale del conjunto con grandes columnas que parten de la planta baja y suben al nivel superior, donde está un balcón. (…) En sus fachadas presenta el uso de galerías perimetrales estrechas en el segundo nivel donde se combinaron diferentes elementos arquitectónicos como el concreto, el metal y la madera. Fue una de las primeras edificaciones en contar con aire acondicionado en la ciudad y también poseía un sistema de refrigeración de agua helada, que requería de un enorme patio para ubicar los aparatos que la hacían funcionar”.

Desde 1956 el edificio Las Laras “funcionó como sede de varios organismos de distintas ramas de servicios públicos. Luego de un incendio que en 1994 consumió gran parte de la edificación, fue restaurado en 2003” por PDVSA, su propietario. En la rehabilitación se planteó como objetivo mantener la fachada original del edificio, modernizando las instalaciones eléctricas, sanitarias, los sistemas contra incendio y de seguridad, y se incorporó, además, el equipamiento necesario para discapacitados. “La zona que era usada para los grandes aires acondicionados se convirtió  en áreas de estacionamiento con capacidad para 400 vehículos aproximadamente”. Las Laras fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1991.

4. Logos de las primeras cuatro Bienales de Arquitectura de Maracaibo

Desde 2005, la Bienal de Arquitectura de Maracaibo ya acumula otras tres convocatorias con participación cada vez más nutrida: la segunda de 2008, que abarcó el período 2005-2008, cuyo tema central fue “La Ciudad” vista desde dos perspectivas distintas: una arquitectónica y urbana, otra artística y visionaria, le rindió homenaje al arquitecto Humberto Vera Barrios de destacada actuación en la ciudad de Maracaibo; la tercera 2010 (2008-2010), organizada bajo el lema “Develando experiencias y oportunidades”, homenajeó al arquitecto Tomás José Sanabria, al arquitecto y crítico de arquitectura nacional William Niño Araque y al arquitecto zuliano Aquiles Asprino; y la cuarta 2013 (2010-2013), bajo el lema “Umbrales de cambio”, rindió homenaje a la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad del Zulia (FAD-LUZ), que cumplía 50 años de ininterrumpida labor educativa, social y de investigación.

A partir de entonces han transcurrido siete años en los que, seguramente afectados por la situación que atraviesa el país, a sus promotores se les ha hecho cuesta arriba volver a lograr reunir esfuerzos y recursos que la revitalicen. Ojalá que esto no pase de ser algo temporal con la seguridad de que el tesón que caracteriza a los marabinos hará que así sea.

ACA

Procedencia de las imágenes

  1. https://www.pinterest.com/pin/561683384775495105/

2, 3 y 4. Colección Fundación Arquitectura y Ciudad

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