
La iglesia de Nuestra Señora del Carmen, ubicada en la urbanización Campo Alegre, constituye una clara muestra de la capacidad que poseía su arquitecto, Manuel Mujica Millán (1897-1963), de manejar con sabiduría y talento diferentes estilos arquitectónicos, lo cual demostró a lo largo de toda su trayectoria pero muy particularmente a la hora de proyectar y construir hasta un total de 38 quintas (incluidas tres en estilo internacional que una a una convirtió en su propia vivienda para luego venderlas), en la misma zona que alberga la edificación que centra nuestra atención el día de hoy. Arquitecto, lugar y obra ameritan, por tanto, ser considerados aunque sea someramente a la hora de abordar la pieza cuyo dibujo engalana este domingo nuestra postal.



Mujica, nacido en Vitoria (País Vasco) arriba a Venezuela en 1927 requerido por Eloy Pérez Alfonzo, en principio, para dirigir el trabajo de refuerzo de las fundaciones del hotel Majestic el cual posteriormente terminó rediseñando. En 1925 se había graduado de arquitecto en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona donde fue alumno de José M. Jujol, colaborador de Antoni Gaudí, destacando como un excelente dibujante y alumno de la cátedra de composición. Además se conoce que, mientras realizaba sus estudios, colaboró en 1922 con Eusebio Bona, una de sus profesores en la Escuela, en el diseño del Palacio Real de Pedralbes, y que en 1923 trabajó para Francisco de Paula Nebot, también profesor suyo, en el diseño y construcción del cine Coliseum de Barcelona, una de las obras destacadas de la época. Bona y Nebot fueron dos de los más destacados representantes de novecentismo (noucentisme) monumentalista en arquitectura que cobró auge en Barcelona por aquellos años basado en los planteamientos de Eugenio D’Ors. Tal y como expone Vicente Casals Costa en “Manuel Mujica Millán y el urbanismo novecentista en Cataluña”, artículo aparecido en Biblio 3W (2011) accesible a través de http://www.ub.edu/geocrit/b3w-925.htm, muy probablemente la experiencia y aprendizaje que Mujica adquirió en la construcción del cine Coliseum explica el que haya aceptado trasladarse a Venezuela para trabajar en el refuerzo de la estructura y cimentación del hotel Majestic.
Es en la formación que Mujica obtuvo y su experiencia acumulada en España durante sus años de estudio (1916-1925) y luego de graduarse entre 1925 y 1927, donde se pueden encontrar los más claros precedentes y bases que soportarán su posterior despliegue como destacado arquitecto en nuestro país. Apoyados en el artículo de Casals Costa hemos conocido que en 1924 colaboró con Cayetano Cabañes Marfá en una polémica propuesta de renovación del centro de Mataró que luego el propio Mujica retomará en 1927 proyectando la reforma de la Rambla. De una experiencia previa con Cabañes en el desarrollo del Sector de Terramar, Sitges (1922), Mujica asimila principios urbanísticos que aplicará con toda propiedad años después, en 1925 (ya graduado de arquitecto), durante el proceso inicial de urbanización de la ciudad-jardín La Florida, en Santa Perpètua de Mogoda, cuyo trazado urbanístico y primeras construcciones proyectó, donde se cimenta, sin duda, su posterior participación en los diseños de las urbanizaciones caraqueñas de La Florida (1929, promovida por Juan Bernardo Arismendi y Luis Roche) y Campo Alegre (1929-1932, impulsada por Carlos Heny).
Posterior a ello es el frustrado plan de reforma del barrio de Atarazanas en Barcelona (1926-1927), su participación sin éxito (1926) en el concurso de anteproyectos para la construcción del Palacio del Sol dentro del plan que se seguiría para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, para donde se presenta, además, en los concursos para el Palacio de Deportes y el Palacio de la Luz, conjuntamente con E. Gutiérrez.




Ya en Venezuela, luego de trabajar en la reestructuración y decoración del Majestic, Mujica participa en el concurso para la sede del Caracas Country Club (1928) y, casi en simultáneo con su participación a partir de 1929 como urbanista de La Florida y Campo Alegre, realiza la intervención del proyecto y obra del Templo Expiatorio de las Siervas del Santísimo Sacramento (1930) y se le encarga la completa remodelación del Panteón Nacional (1930) al que cambia radicalmente su aspecto neogótico echando mano al neobarroco con proporciones más monumentales, estilo este último que replicará a la hora de proyectar la capilla de Nuestra Señora del Carmen. La rápida adaptación de Mujica a nuestro medio, acompañada de una clara habilidad para las relaciones sociales y profesionales impulsan, junto a su talento, su éxito como arquitecto lo cual se corrobora en la serie de importantes encargos que recibió. Baste añadir que entre 1930 y 1940, además, saldrán de su oficina más de 70 proyectos entre casas-quintas y edificios pequeños a los que se sumarían, los teatros Coliseo y Continental (1936), entre otros, todos edificios ubicados en Caracas.
Como ya hemos adelantado, Campo Alegre, cuyo trazado obedece a los lineamientos típicos de la ciudad-jardín formada por calles y avenidas relacionadas entre sí, con espacios públicos y arquitecturas ubicadas en una trama irregular, termina de construirse en 1932 en los terrenos de la Estancia Pan Sembrar, cuyo propietario y futuro suegro Carlos Heny había encargado a Mujica en 1929. El principal eje compositivo de la urbanización de orientación norte-sur (hoy Avenida El Parque) se inicia en el acceso desde la Carretera al Este (hoy Av. Francisco de Miranda), tiene en su parte central una “alameda” con espejo de agua y fuente, y remata en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen a la cual el Ávila sirve de telón de fondo.
Será en 1935 cuando Mujica presente su propuesta para el templo, terminándose de construir y consagrar en 1936. La primera piedra había sido colocada en 1934 luego de que Carlos Heny junto al Sr. Roberto Tood, uno de los primeros habitantes de la urbanización, acordaran con la curia dominica que la iglesia fuese dedicada a la Virgen del Carmen. La Sra. Dolores de Ustáriz, esposa de Heny, junto a un comité de damas se encargó de recaudar los fondos que en dos años permitieron su construcción con base al proyecto de Mujica. Será el 20 de julio de 1941 cuando el R.P. Fr. Pablo del Olmo, siendo Provincial de la Provincia Bética, oficie la primera misa y el Nuncio de S.S. Rvm. Mons. Dr. José Misurata bendiga el Altar Mayor.



A su estilo neobarroco manejado volumétricamente a través de buenas proporciones, la Capilla suma en su interior una profusa decoración pintada en trompe l’oeil que no sólo incorpora la ilusión de una escala mayor de la que posee, sino que la convierte en una de las más exquisitas curiosidades arquitectónicas de la ciudad.
Mujica, quien nunca creyó en las modas arquitectónicas y se refería a la arquitectura más bien como un “arte dúctil”, “defendió siempre un lenguaje que se inspirara en las claves de la arquitectura histórica venezolana, para lo cual sostuvo en todo momento la originalidad del estilo colonial de este país, estilo que tenía su origen en el arte español, pero que con el paso de los años adquiere un sello propio e indeleble. Esta peculiaridad la basaba no sólo en aspectos formales, sino también técnicos y matéricos. Todas sus cualidades quedaron, durante algún tiempo, ocultas por alternativas de carácter internacionalista, inadecuadas por constituir un trasvase a zonas de diferente clima, luz, etc, en contraposición con la arquitectura colonial que sufre un proceso de adaptación que dura tres siglos”, tal y como señala Alberto Darias Príncipe en “Juan Vicente Gómez y la arquitectura de su tiempo: aportación de Venezuela al lenguaje neocolonial” (2010) texto presentado en el XIV Encuentro de Latinoamericanistas Españoles (https://halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-00530488/document), basándose en una entrevista que Mujica concediera al periodista Víctor Samuel Rivas de El Universal el 12 de noviembre de 1930 con relación a la remodelación del Panteón Nacional, reproducida por Juan Pedro Posani en Caracas a través de su arquitectura (1969).
Así, apunta Rivas, Mujica logró gracias a su personalidad “que las constantes neocoloniales de Venezuela fueran más permeables que las del resto del continente. De sus experiencias en viviendas individuales y urbanizaciones residenciales como Campo Alegre, el Paraíso o la Florida se pueden extraer diferentes escuelas regionalistas con una total desinhibición. Tipologías constructivas vascas, catalanas, montañesas, etc, se verán exornadas con complementos ornamentales coloniales que, aunque se incluyen habitualmente dentro de este fenómeno típicamente iberoamericano, deberían estar incluidas en un apéndice propio que podríamos llamar recreaciones hispanas”, cuyo ejemplo más claro es la iglesia de Nuestra señora del Carmen en Campo Alegre “que remite al neobarroco andaluz con adiciones coloniales” y lo corroboran sus tres importantes intervenciones posteriores en la ciudad de Mérida, donde fijó su última residencia: la Universidad (1953-1955), la Catedral (1958) y el Palacio del Gobierno (1958). Por los vientos que soplan, en virtud del cambio de zonificación de que fue objeto la urbanización Campo Alegre en 1992 a raíz de la aprobación de la “Ordenanza de Zonificación de Campo Alegre y San Marino”, objeto de particular atención del semanario Arquitectura HOY de los lejanos 13 y 20 de marzo (nº 4 y 5), 23 de octubre (nº 36), 6 de noviembre (nº 38) y 18 de diciembre (nº 44) de 1993, la capilla de Nuestra Señora del Carmen será dentro de muy poco el único vestigio edificado que quedará para la posteridad de lo que fue un lugar lleno de piezas arquitectónicas de valor individual y coral que debió ser preservado como parte importante de la memoria de la ciudad.
ACA
Procedencia de las imágenes
Postal, 7 y 9. Colección Crono Arquitectura Venezuela
1, 2 y 3. http://www.ub.edu/geocrit/b3w-925.htm
4. Arquitectura HOY, nº 5, 20 de marzo 1993
5. https://www.pinterest.de/pin/384917099384487333/
6. https://prodavinci.com/hacia-las-quintas-de-este/
8. https://issuu.com/publicacionesaecid/docs/cata__logo_suite_iberia_maquetacio_
Un comentario en “ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 199”